El Templete hacia 1855 (foto de Charles DeForest Fredricks)
 
 
 

Habaneros de todo el mundo:

Es hora de dar la vuelta a la ceiba ...

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Falsa leyenda de la existencia de una ceiba bajo la cual se celebraron el primer cabildo y la primera misa de esta villa.

(fragmento del capítulo de igual título tomado de La Historia de La Habana, de Emilio Roig de Leuchsenring)

     Ya hemos dicho en trabajo anterior (155), que con objeto de recoger la tradición existente de haberse celebrado a la sombra de una ceiba que existía al Noroeste de la actual Plaza de Armas, la primera misa y el primer cabildo en esta villa, en el mismo lugar en que se trasladó La Habana al lugar que hoy ocupa, el gobernador Francisco Cagigal de la Vega erigió el año 1754 una columna de tres caras que ostentaba en lo alto una pequeña imagen de la virgen del Pilar y en su base dos inscripciones alusivas a esos acontecimientos, una en latín y otra en castellano antiguo.
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     ¿Existió realmente aquella ceiba?
     ¿Se celebraron a su sombra la primera misa y el primer cabildo de esta villa?
     En cuanto a la existencia de una ceiba en los alrededores de la actual Plaza de Armas, es más que probable dada la abundante y rica vegetación que, según hemos visto, poseían en aquellos primitivos tiempos las tierras que se eligieron para lugar definitivo de la instalación de la Villa.  Pero ello no permite asegurar que en el sitio preciso en que Cagigal levantó el mencionado pilar conmemorativo existiese una ceiba, ni mucho menos que esa ceiba fuese la que se eligió para celebrar bajo ella la primera misa y el primer cabildo. 
     Sí hay constancia, por los Libros de Cabildos de este Ayuntamiento, de que existió en la primitiva plaza de la villa una ceiba que se utilizaba para fines tan poco merecedores de recuerdo y consagración como era el de atar a ella los individuos -- casi siempre negros esclavos -- que debían sufrir la pena de azotes públicos impuesta por el Cabildo dentro de las atribuciones judiciales que entonces poseía.
.........................................
     Pero esta ceiba no es ni puede ser la que según la tradición se alzaba en el lugar donde Cagigal levantó el pilar conmemorativo, porque, además de las razones que acabamos de aducir, la plaza de la Villa a que se refiere el acuerdo municipal de 8 de febrero de 1556, no es la Plaza de Armas actual: ya sabemos que el lugar de dicha plaza fue variado en el año 1559, por haberse comenzado a levantar allí La Fuerza; y ello nos lleva a afirmar que esa ceiba a que se refiere el acuerdo municipal de 1556 no fue la ceiba legendaria -- la de la primera misa y el primer cabildo -- pues en aquel entonces la plaza de la Villa ocupaba lugar distinto al de la actual Plaza de Armas.
     Fernando Ortiz ha lanzado (156) una nueva opinión sobre la ceiba de la leyenda habanera, opinión que nos limitamos a recoger, sin comentarla, porque su autor hasta ahora no ha expuesto las razones en que se fundamenta.  "Nosotros opinamos -- dice Ortiz -- que el simbolismo de la ceiba de El Templete no era de carácter religioso, y que representaba por sí misma y a virtud de la consagración cívica que de ella se hizo, algo más que un hecho histórico".  Y agrega que, a pesar de servir la ceiba a que se refiere el acuerdo municipal de 1556, para atar a los negros recalcitrantes condenados a la pena de azotes, no considera que ello la hiciera objeto de abominación.  "Creemos -- expresa -- que la ceiba de El Templete [la de El Templete, repetimos nosotros, no creemos fuera la de los azotes] fue el emblema de la municipalidad de la villa de La Habana, y el más antiguo y permanente emblema de libertades ciudadanas que conservamos en Cuba.  A esa ceiba debiera concurrir nuestro pueblo habanero en peregrinación cada vez que sienta mermada sus libertades". 
 
 

Escudo de la ciudad de La Habana





La ceiba de La Habana Elegante

fue plantada, primero, en la Plaza de Armas (Jackson Square) de Nueva Orleáns y, luego, tras-plantada a la ciudad de Arlington.  Su semilla fue traída de La Habana, y la sombra que ofrecen sus ramas se extiende a donde quiera que un habanero o un cubano quiera pensar, padecer, imaginar la Ciudad en peso.  A ella no fue nunca atado un negro, ni un chino, ni nadie por tener uno u otro credo.  Ella nos convoca todos los años y lo seguirá haciendo para recordarnos la importancia de las virtudes cívicas.  Y mientras haya uno sólo de nuestros amigos que acuda a este llamado, nada secará la vida que circula por el tronco de nuestra ceiba.  Es la noche del 15 de noviembre y ya empezamos a llegar.  Damos la vuelta y pedimos un deseo o maldecimos: no vivimos en la tierra más fermosa del mundo, pero nos llenamos la boca de su tierra, y sólo le pedimos que nos ofrezca un lugar donde caernos muertos. 
 
 

Eduardo Garaicoa Abreu y Bernardo Prieto Ruiz: Aggayú solá (óleo sobre tela)

¡Ojalá que el invierno se prolongara muchos meses, que el cielo permaneciera siempre nublado, que no hubiera más astro que la luna, que no se escuchara más voz que la del viento entre las hojas secas y que la nieve principiara a caer, colocando sus arandelas alrededor de  los troncos de los árboles, poniendo sus caperuzas sobre las montañas eternamente verdes y empezando a extender los pliegues del sudario en que todos nos hemos de abrigar!
     ¿Qué mejor mortaja que la de la nieve puede ambicionarse en un pueblo que bosteza de hambre o agoniza de consunción?

Julián del Casal
 
 

Calzada de la Reina





Francamente, sigo considerando a La Habana como un sepulcro.  Un vasto sepulcro dividido a su vez, en sepulcros más pequeños.  Pero aclaro enseguida que tal impresión sepulcral no tiene nada que ver con la arquitectura de la ciudad; tampoco nace dicha impresión de esas típicas sensaciones de aplastamiento propias de las grandes ciudades.  La Habana, por el contrario, es una ciudad grande, pero nunca una gran ciudad.  Un aire provinciano se respira todavía en su ámbito y en cuanto a las gentes definen de un plumazo que no son moradores de una imponente urbe en virtud de esa falta de distancia privativa de tales moradores.  No, si yo digo que la ciudad me sigue pareciendo un vasto sepulcro se debe pura y simplemente a una contingencia privada y personal: me refiero a la miseria.  Así; como el Vía Crucis de la Pasión tiene sus Estaciones, así también tengo yo por la ciudad señaladas mis tumbas, partes de ese vasto sepulcro, y en el correr de los años y tras una vuelta de algunos pasados en el extranjero no he logrado que tal impresión desaparezca, o, al menos, se atenúe.  Y si voy a hablar con mayor franqueza, aunque tenga que enfrentarme con el ridículo, declararé que hasta evito cuidadosamente ciertas calles y ciertas casas en las cuales estas marcas de la miseria me hicieron padecer más de lo acostumbrado.  Pero aclaro también en seguida que si las evito es precisamente porque ni una pizca de delectación hay en mi alejamiento de ellas.  Sencillamente las veo como puentes cortados, fragmentos de mi existencia que en nada me religan ni podrían religarme con mi vida presente.  ¿Qué tengo yo que ver, por ejemplo, con el Virgilio del año 38, inquilino de un cuarto en la calle Galiano?  Y si fatalmente debo pasar por tal lugar lo observo con la misma indiferencia que todo mi ser asumiría ante el sepulcro de Tutankamen...  No podría tener piedad con cadáveres ajenos.  Entre estos milenarios también se clasifica el mío de ese año 38. 

Virgilio Piñera
 
 

A la manera de los druídas celtas que veían el árbol como una forma más de predecir el destino e igualmente pensando que cada hombre posee un árbol por dentro, hoy nos toca a nosotros darle vueltas,o sea, templarnos,alrededor de nuestra mítica ceiba. ¿Templar o no templar?  esta puede que sea la cuestión que debemos descubrir escondida en esa nieve con la que Casal "maldijo"(¿¡Biendijo!?) a La Habana y que tú Morancillo amigo conseguiste para nosotros. Algunos se roban el fuego de los dioses, otros parecen robanrse la nieve que toda llama supone.Yo pongo mi mano en el fuego y me reservo la razón, la templaria razón de reivindicarme bajo la ceiba, buscar en nuestro Iroko iluminado y misterioso algún güije poseedor de las antiguas escrituras y creerme -¿Por qué no Juanitín  Donne?- que un hombre sí es una isla, sobre todo si la que se habita es la  más fermosa de todas.
( Tomado del Manuscrito Aché: TEMPLES,TEMPLOS Y TEMPLETES, traducido especialmente por Karlos "Amergin" Hernández Pintado, para el amigo Sir Francisco Morán)

Karlos (Miami)
 
 

en la calle Habana




Al deambular por esta Habana que amo más que cualquier otra ciudad en el mundo, me he preguntado muchas veces si sus destinos no han sido regidos siempre por unos fabulosos coleccionistas de casas, avenidas, muelles, parques y edificios públicos.  Es decir: por hombres que temen ver terminado su placer al lograr una obra perfecta.

Alejo Carpentier
 
 

La suerte que yo deseo
cabe bajo una cascada.
Pido a esta ceiba sagrada
-en cuya sombra me veo-
ascender hasta el trofeo:
sumergirme en la mañana
infinita de La Habana,
donde mi corazón rueda
y viaja en esa moneda
hacia su luz más cubana.

Agustín Labrada (México)
 
 

mediopunto en una casa del Cerro





Antes de la llegada del gobernador actual, Don José Cienfuegos, se cometían muchos asesinatos en la Habana.  Es cierto que no todas las cruces pintadas o de madera que se ven en las paredes de las casas indican que en ese lugar un hombre haya derramado la sangre de otro.  La mayor parte de estas cruces han sido colocadas por devoción, y tal vez también para preservar el lugar que ellas decoran de los accidentes horrendos que recuerdan otras cruces.  Si se hubiesen colocado una por cada asesinato cometido de día o de noche en las calles de la Habana, habría que abrirse paso en medio de cruces contiguas, a excepción de ciertas calles donde, algunas paredes tendrían el privilegio de tenerlas colocadas unas sobre otras.

E. M. Masse, L'Ile de Cuba et La Havane, 1819
 
 

He tenido unos meses ajitados pues tuve mi segunda hija, mi esposo y yo al igual que mi hija mayor estamos muy contentos. Gracias por invitarme a esa gran fiesta, que no es más que otro aniversario de la fundación de la Villa de San Cristóbal de la Habana, y que todos los cubanos celebramos donde quiera que estemos. Deseo darle la vuelta a la legendaria ceiba y pedirle que mantenga  hermosa a la bella Habana con sus adoquines y sus vitrales, con su música, su literatura, en fin, con su cultura . Y que algún día los cubanos que estamos fuera de la Isla nos encontremos, todos, en el templete festejando una vida mejor.
Saludos,

María Ofelia.
 
 

comienza a anochecer...





Un hombre puede andar a través de las calles de la Habana a cualquier hora de la noche sin encontrar nada que se parezca a un amante [...]

John HowisonForeign Scenes and Travelling Recreations, 1825.
 
 

Querido Francisco, que es Conde y no esconde, un par de versos para que pongas al pie de tu "Ceiba Real".  Un par de viejos versos, escritos mientras acodoba la espera en una ventana del Segundo Cabo, y la Plaza de Armas, el Templete y su ceiba, los Capitanes Generales y el país se iban hundiendo en la virtualidad de las utopías, y el bosque la memoria de un árbol...

Sentarnos.
Sentarnos en el árbol del silencio.
Mirar un seco bosque de rostros y conjugación prihibida,
máscara y penumbra
en la inversa vastedad de lo palpable.
(.....)
Afuera,
a unos pasos del portal
aguárdanme mil ojos
colgados lluvia a lluvia,
colgados en un hilo de costosa esperma.
Mural de verbos
nunca pronunciados en los himnos.

Aguárdanme mil ojos
ahorcados en el árbol de la luz
              y del silencio.

Germán Guerra, Conde de Lagunillas (Miami)
 
 

Ángel Acosta León: La Iglesia de Paula




Los calores nos lanzan a veces sobre los parques.  ¿Qué es lo primero que vemos en esos sitios de ocio bien llevado?  La confusión de paseo y parque.  Mientras el primero, contentémonos con distinciones elementales, está como destinado al desfile, a mostrar en el domingo o en los días de fiesteo o de hondura de efemérides, la algazara del pueblo que encuentra en su propio fluir y girar el contentamiento de su sangre.  El parque marca como un retiro y es en su soledad donde se elabora el oro apagado del recuerdo.

José Lezama Lima: El parque o el oro apagado del recuerdo (1949)
 
 

"Te pido, Ceiba, como el niño algo crecido que ya sabe que una estrella fugaz nada concede, pero siente algo raramente sagrado en la silenciosa petición, que se cumplan los deseos más puros de los cubanos."

Un abrazo

Rolando (Stuttgart, Alemania)
 
 

Mariano Rodríguez: La Catedral de La Habana




Alégrate, isla siempre ilustre, por el robusto y continuado florecer que las letras cubanas experimentan hoy en el ámbito de lo hispánico y universal.  Si a menudo "escribir es llorar," también con el salmista creemos que "los que siembran entre lágrimas cantando van a segar."

Manuel García Castellón
University of New Orleans
 
 

De la Ceiba, en mi memoria,su raiz mas que su frondaje. El olor de la
tierra madre mezclado con la savia que ya anuncia el tronco poderoso. De la Ceiba, junto a aquel nuestro mar, el desafío de su edad, más que los mitos de un tiempo contado por los hombres. De la Ceiba hoy celebro su fijeza, porque nos convoca siempre.  Para Morán , desde el desierto de California,

Madeline (California)
 
 

Eduardo Abela: Azoteas de La Habana




Fue destruido el patíbulo u horca, en la Plaza de la Punta, para ser sustituido en esta fecha por el garrote.  Cerca estaba la Cárcel y el Castillo de la Punta.  Hasta el año 1810 las ejecuciones se efectuaban al frente del Monserrate de las Ursulinas.

Castellanos: Panorama histórico, 1830.
 
 

¡Hagamos luz del agujero negro!

Rogelio Saunders (Barcelona)
 
 

René Francisco Rodríguez: San Lázaro médico (1990-91)





Debajo de la Ceiba y del Laurel tengo mi confianza
               *
Buru watáta - Buru Nené
Baila, Mariquilla, baila
Arriba entoto me juran ganga
Rayo parta a lo gangolero
               *
para que la paz vuelva a la patria
para que la patria sea reunificada.

Mariela Gutiérrez (Canadá)
 
 

Un año más, dando la vuelta a la ceiba virtual de La Habana Elegante y pidiendo, como cada año, luz para el camino de esa isla y de todos los que allí nacimos para ver por donde vamos y hacia dónde debemos dirigirnos. Pero pidiendo, sobre todo, que acabemos de entender el significado de la palabra hermandad. Otra vuelta más, la tercera, para pedir larga vida para La Habana Elegante y para su artífice, Francisco Morán, Conde de Pozos Dulces. Un abrazo desde México.

Odette Alonso
 
 

balcón habanero





Las ventanas están abiertas de manera que pueden verse todas las habitaciones, donde están sentadas en mecedoras, y a traen a los señores a quienes les gusta columpiarse.  Ni los españoles ni los extranjeros se avergüenzan de entretenerse con ellas en las ventanas, lo que no parece sorprendente para nadie, no obstante observarse desde las casas de enfrente.

Eduard Otto.  Reiseerinnerungen an Cuba, Nord und Südamerica, 1838-1841.
 
 

Para los cubanos, donde quiera que estén, hago un ferviente deseo porque los dioses nos concedan el balance exacto entre la historia y los sueños de futuro, el orgullo y la humildad, la responsabilidad colectiva y la libertad individual, el odio a la injusticia y un corazón lo suficientemente grande para perdonar a los injustos.

Uva de Aragón (Miami)
 
 

atardecer en La Habana





Nocturnidad y fijeza 
de la ciudad amada 
en su ronda 
deseante 
del salmo
de uno de sus hijos:
Déjanos, Habana,
vivir (o morir)
de tu locura, 
siempre. -

Rita Martin
 
 

Cuba: la última morada

Un cable de la AFP  informa que el exilio cubano de Miami emprende un lento y doloroso camino de retorno a Cuba para descansar en su última morada.
Un  alto funcionario de la  Unidad Provincial de Servicios Necrológicos de La Habana explica con cierto orgullo "revolucionario"  que los servicios  que el Estado Socialista  brinda a  los restos mortales de esos cubanos que regresan a Cuba  -como para toda la población-  son totalmente gratuitos, sin importar si dejaron el país por diferencias políticas o si lo hicieron por razones económicas. Es decir ningún impuesto especial a los que tuvimos que dejar el país por "diferencias políticas", al menos por ahora. 
"El Estado no ha tocado ni una sola propiedad a nadie, esté afuera o no esté afuera", aseveró el necrólogo burócrata al periodista francés.  Triste destino el que nos espera  a los que no podemos regresar a Cuba:  En un ataúd o en una urna convertido en cenizas.  Por eso mi deseo hoy ante esta Ceiba es uno: una Cuba para todos los cubanos, una Cuba en la cual podamos entrar y salir sin pedir permiso a los cancerberos del régimen o esperar regresar en un ataúd o en una urna. 

Humberto López (Suecia)
 
 

Necrópolis de Colón: Avenida Principal





¡Qué triste y solemne a la vez resultan los preparativos para un viaje, especialmente cuando se trata de dejar la Habana!

Leon Beauvallet: Rachel and the New World; a trip to United States and Cuba, 1850
 

"Para la ceiba una croqueta, una calabaza partida en dos, mi copia personal de una película de Lana Turner (Imitation of Life, por cierto), la almohada que manchó Gerardo, una vela encendida en un vasito rojo, la escalera que está arrimada a la pared amarilla, una tarjeta de brigadista de 1980, y un cd lleno de canciones rabiosas y románticas. Claves no tan crípticas que delatan lo iluso, arrebatado y melancolico del emisor."

José Quiroga (Washington)
 
 

Esteban Valderrama: el Parque de la Fraternidad, 1957






....  Y me creí poeta

Te recordé, Habana Vieja, creyéndome poeta.
¿Qué puedo agregar hoy?  Creyéndome falsamente
poeta, sigo recordándote, Habana Vieja.  Mis versos
no reafirman mis sueños.  Podría repetirlos si el
Director me lo permitiese.  No debo hacerlo.
Te recuerdo, Habana Vieja, con la nostalgia
de un poetastro, con la sinceridad de un
genuino habanero.
          Unas lágrimas por un dolor 
          Un dolor por un ensueño
          Un ensueño por una esperanza
          Una esperanza por un devenir
          Un devenir por una aspiración
          Una aspiración por un sigilo
          Un sigilo....  por un dolor

Roberto Esquenazi-Mayo (Universidad de Georgetown)
 
 

Yo te amo, ciudad,
porque la muerte nunca te abandona,
porque te sigue el perro de la muerte
y te dejas lamer desde los pies al rostro,
porque la muerte es quien te hace el sueño,
te inventa lo nocturno en sus entrañas,
hace callar los ruidos fingiendo que dormitas,
y tú la ves crecer en tus entrañas,

Gastón Baquero
 
 

Carlos Enríquez: Dos Ríos






Una Vuelta a la Ceiba
me manda hacer Francisco,
no quiero ser arisco,
mas... vuelta a la misma
Ceiba?
Otras Ceibas y Ceibos
reclaman el concurso
de mis modestos esfuerzos.
Have fun, pessoal, e nao esquecam
a grande Natureza.

Jesús Barquet,  Sao Paulo, 2000
 
 

Qusiera pedirle un deseo a la ceiba, por supuesto, me lo reservo. Cordiales saludos desde Bélgica.

Regla Jiménez
 

Deseamos que todo lo que hemos logrado, lo podamos disfrutar con salud y buen ánimo.

Chantal y Esteban
 
 

anilla de tabaco






¡Adios!...  Ya cruje la turgente vela...
el ancla se alza...  el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela!

Gertrudis Gómez de Avellaneda
 
 

la lancha de Regla se escapa.... (1994)







Mi deseo para la ronda de la Ceiba, con agradecimiento para Francisco

¿ Qué cosa quería Usted?  Matarile rile rile
¿ Qué cosa quería Usted?  Matarile rile ron.

Yo quería libertad. Matarile rile rile 
Yo quería libertad.  Matarile rile ron.

Diana Alvarez Amell
 
 

Fuimos a la Casa Dominica, el café para extranjeros mejor conocido de la Habana.  En él se encuentra de todo -- desde ciruelas en dulce hasta cocktaile de ginebra -- con una excepción, no hacen café, para decepción nuestra.  Al lado opuesto se encuentra la tienda de este vasto salón de refresco, y la visita a dicha tienda nos proporcionó un rato agradable.

N. B. Dennys.  An account of the cruise of the S. George on the North American and West Indian Station during the years 1861-1862. 
 
 

portafarol






Una vez mas venimos al pie de esta ceiba "virtual" aquellos que estamos demasiado lejos (en la carne, no en el espíritu) de aquella verdadera que se alza en La Habana como símbolo de la permanencia de nuestro amor por esa nuestra ciudad de columnas, de mar, de noches tibias. Quisiera que esta fuera mi último mensaje desde el exilio. Quisiera que todos lo cubanos pudiéramos estar allí frente al Templete, frente a la ceiba antigua, y poderosa.
Mi saludo a todos los cubanos, los de aquí, y los de allá, que llevan
consigo, marcada con el fuego del amor real, la silueta de la isla.

Sergio Fernández
Miami, Florida
 

   Pero lo que más alabo
De tanta desdicha junta,
Es que llegando a la Punta
De verme se asombra el cabo:
   Después de esto luego trabo
Con el oficial porfias,
Y él al ver las ansias mias
Oyendo tocar campanas,
Me dice con voces llanas:
¿Son por tí esas agonías?

Manuel de Zequeira y Arango
 
 

¿Son por ti esas agonías?






Cuanto lamento no haberte conocido mejor, pero las imnumerables veces que te visité, tuve la satisfacción de caminar mis gestiones, te transité muchas veces en todas direcciones, pero no pasamos una sola noche juntos por mi voluntad, siempre prefería a mi novia que era Güines, cuando viví en tus entrañas lo hice por siete meses y 20 días en tu fortaleza de La Cabaña en presidio. Estuve allí por el mal uso que le dieron a tu fortaleza. Pero eras  bella por todas partes y ahora extraño las caminatas, la última fue cuando en 1962 caminé un corto tramo al descender del auto de alquiler frente a la  entrada del aeropuerto de Rancho Boyeros un 16 de agosto de 1962. Un recuerdo desde Chicago. 

Henio del Castillo
 

El oficio de cada exiliado es añorar, anhelar un regreso, porque es  condición sine qua non de todo el que se marcha de un lugar, tener la posibilidad real de regresar. El exilio de los cubanos es desgarrador, porque no se cumple esa condición básica y primaria. Por eso este mensaje va encaminado a paliar el sufrimiento de los que, como yo, luchamos a diario con la nostalgia arrolladora del adiós definitivo, de la SALIDA DEFINITIVA. Patria es Humanidad, nos dijo nuestro Apóstol José Martí. Por eso hoy, todos los cubanos de la diáspóra, en esta patria universal, diseminados por ella, debemos realizar una cadena de aliento y esperanza de que pronto volveremos a darle la vuelta a esta ceiba que simboliza nuestros vínculos de tradición con esta tierra que nos vio  nacer y que llevamos adentro.

Ezequiel Pérez Martín, desde Mendoza, Argentina, un lugar donde no se conocen las ceibas.
 
 

por el Prado....





Querido amigo Francisco: Me acuerdo de la fecha de hoy y les quisiera acompañar en el Templete a todos Vds., y a todos los hombres y mujeres  de Cuba deseándoles, como les deseamos todos desde España,  un futuro próspero y libre. Besos a todos,

Mª Dolores.
 

camino y mientras tanto te miro desde aquí abajo, desde este mundo diminuto de hormiga, y pienso que estás muy alta, demasiado alta allá arriba en tu copa, ojalá me veas, porque deseo muchas cosas, y ya no estoy seguro que puedas volver realidad ni siquiera una de ellas, la más insignificante, y si puedes, si realmente puedes concederme el más modesto de los desos, adivínalo!

Jorge Luis Camacho, Arkansas
 
 

La maldita circunstancia del agua por todas partes....



La primera ronda,
"caminarás los mundos,
las calles, los senderos,
nuevos rostros tendrás..."
pero te persigue
la ciudad:
cualquier
diferencia
es un cambio
de los sentidos.

Armando Guerra
 
 

Lento racimo de cangrejos a la orilla de una autopista en Puerto Rico, una insignia olvidable, frutas y la maravilla de mi auto hacia el pueblo deIsabela, dos ceibas en el centro de una autopista en Puerto Rico.

Abrazos a la ceiba habanera,

Juan Carlos Quintero Herencia
 
 

la noche en mi pensamiento, y en mi corazón la tarde (Juan Clemente Zenea)



¡Qué cosas tan bonitas de Cuba acabo de leer a través de vuestras páginas! Mi más sincera felicitación a la Isla y a su gente. Desde España,un abrazo y muchas felicidades a todos los cubanos. Vuestra ceiba conseguirá la libertad y la felicidad para todo el pueblo cubano. Mi abuela era cubana.

MªAsunción
 
 

Cuántos como yo, habaneros y cubanos a más no poder, andamos desperdigados por el mundo, con el deseo infinito, ya patológico de regresar, a una Habana Elegante como aquella que inspiró a tantos poetas,  y no ésta de hoy, plaza de bulliciosas manifestaciones que alimentan a un  hombre despreciable... que, por demás, no es habanero. Mi mensaje al pie de la Ceiba, es muy sencillo: por favor, vete ya hacia la dimensión que tú prefieras, vistiendo tu uniforme de guerra, para que en otra galaxia, te reconozcan por el hábito que te convirtió en Tirano.

Miguel A. Díaz
 

 habanaelegante@pipeline.com