La Azotea de Reina | El barco ebrio | Ecos y murmullos | La expresión americana
Hojas al viento | En la loma del ángel | Panóptico habanero | La Ronda | La más verbosa
Álbum | Búsquedas | Índice | Portada de este número | Página principal

La más verbosa llega con a nuestros lectores con una variada entrega. El poeta y ensayista Pedro Luis Marques de Armas nos ha ofrecido su artículo: Literatura y totalitarismo (notas sobre la experiencia Diásporas). Integrante él mismo, tanto del proyecto Diásporas, como del equipo de redactores de la revista del mismo nombre, Marqués de Armas reflexiona en torno a los factores que le permitieron a Diásporas sobrevivir durante "casi una década", pero también acerca de la posición ética (que no sólo política) del grupo. A las reflexiones de Marqués de Armas hemos añadido los ensayos Violencia y literatura, de Rolando Sánchez Mejías, y El lenguaje y el Poder, de Rogelio Saunders, los cuales fueron publicados respectivamente en los números de Diáspora(s) 4/5 (Noviembre de 1999) y Diáspora(s) 6 (Marzo 2001).
     También incluimos el valioso trabajo de Rogelio Saunders, Recordando a Brindis de Salas, encaminado a la recuperación de la memoria del intérprete cubano del violín.
   

Recordando a Brindis de Salas

     La Habana Elegante ofrece en exclusiva un anticipo del valioso trabajo investigativo que, sobre la vida y obra del célebre músico cubano Claudio Brindis de Salas, lleva a cabo el poeta, ensayista y narrador Rogelio Saunders. La importancia del presente trabajo, estamos seguros, se les revelará de inmediato a nuestros curiosos y agradecidos lectores. Siguiendo la sugerencia de Saunders, exhortamos a todos aquéllos que sepan o posean algo relativo a la vida y/o a la obra de Brindis de Salas, que se pongan en contacto con nosotros, o con el propio Saunders (rsaunders@auna.com), para que entre todos colaboremos a la tarea de redescubrirlo. El bellísimo retrato de Brindis de Salas que encabeza este trabajo apareció en la revista La Ilustración Española y Americana (Año XXIII, Núm. XVII) el 8 de mayo de 1879 (p. 299). A manera de curiosidad bibliográfica - y antes de dejarlos con el texto de Saunders - reproducimos el breve texto que acompaña al mencionado retrato:

EL SR. BRINDIS DE SALAS, NOTABLE VIOLINISTA CUBANO

     En los conciertos dados últimamente en el teatro y circo del Príncipe Alfonso, bajo la dirección del Sr. Rivière, el inteligente público de Madrid ha confirmado con sus aplausos la reputación de que venía precedido el jóven y ya célebre violinista Sr. Brindis de Salas, cuyo retrato damos en la pág. 312 del presente número, con tanto más gusto, cuanto que el jóven profesor ha recibido las primeras impresiones del divino arte de la música bajo el hermoso cielo, caro á los corazones españoles, que inspiró á Plácido sus dulcísimas endechas.
    El Sr. Brindis de Salas, que obtuvo un primer premio en el Conservatorio de París, debe estar satisfecho de la ovación que le ha proporcionado el delicado modo con que ha interpretado ante el público madrileño el dificilísimo Concierto para violín, de Mendelssohn, la Cavatina de Raff, y otras piezas cuya ejecución requiere no comunes facultades.

Manuel Bosch.


Los descendientes de Brindis de Salas

Rogelio Saunders

     Este descubrimiento, si lo es, fue hecho a cuatro manos. Ambos buscábamos en internet a los descendientes del músico cubano, pero fue Susanne Lange quien gritó: «¡Tierra!». ¿Dónde? Nada más y nada menos que en Martinica.
     Lo curioso o extraño del caso es que, si no hubiera habido el desastre de 1902, en el que el Mont Pelée arrasó al “pequeño París” (como llamaban a Saint-Pierre, la capital de Martinica), este descubrimiento no hubiera sido hecho. Es decir: la desaparición de Saint-Pierre hizo posible la aparición de la familia de Brindis de Salas (de otra familia de Brindis de Salas). ¿Por qué? Porque es en los documentos relativos a los damnificados donde aparece su inconfundible apellido. En cuanto lo vi (y vi los nombres), supe que ahí había algo (algo único, inédito). Unas oportunas gestiones con el Archivo Departamental de Martinica permitieron establecer los siguientes hechos:

1.  Que Brindis de Salas contrajo matrimonio en 1878 en Martinica con la señorita Marguerite Rose Hortense Fouché.
2.  Que de ese matrimonio nació al año siguiente un niño al que pusieron por nombre Claude Joseph Virgile Brindis de Salas.
     Fueron esa madre y ese niño los que, años después, aparecerían entre los damnificados por la erupción del Mont Pelée.
     Mientras leía las actas, mi asombro dio paso a un sentimiento contrario al del historiador. Ante mí desaparecieron a la vez la historia (el pasado) y lo fabuloso (el futuro), y apareció lo que podría llamarse, a falta de mejor nombre, un fragmento de presente puro — y, dentro de él, un hombre entero. Un hombre joven, consciente de su valía. Un hombre con amigos, familiares, una esposa, un hijo. De pronto, tuve la impresión de que el tiempo había desaparecido. Si se observa el grabado que acompaña a este artículo (realizado en España al año siguiente, durante el viaje al que se refiere el acta de nacimiento1), se verá que ese rostro conoce ya los estragos de la noche, el peso de unas responsabilidades. Es un retrato, además, que hace justicia a la celebrada apostura de Brindis (esa elegancia sin afectación en que todos coinciden), desvirtuada por copias de segunda mano e imágenes deslucidas.
     Pero dejemos hablar a los documentos:

«DIRECCIÓN DE LOS ARCHIVOS DEPARTAMENTALES DE MARTINICA

Registro de Estado Civil de la comuna de Saint-Pierre
Año 1878, 3º trimestre, hojas 106 a la 109, acta nº 1176
Matrimonio del señor Brindis de Salas don Claudio José Domingo con la señorita Fouché Marguerite Rose Hortense

    El año mil ochocientos setenta y ocho y el veinte de julio, a las ocho horas de la mañana, ante nos, Jacques Delmont Bébet, adjunto del alcalde de la comuna de Saint-Pierre, isla de Martinica, delegado en funciones de oficial del estado civil por decreto del alcalde con fecha del quince de enero último, comparecen en nuestra casa común el señor Brindis de Salas don Claudio José Domingo, artista músico, caballero de las Órdenes de Isabel la Católica, de Carlos Tercero de España y del Cristo de Portugal, con domicilio en la Habana (colonia española), nacido en el mismo lugar el cuatro de agosto de mil ochocientos cincuenta y dos, como consta en su acta de bautismo, inscrita en los registros eclesiásticos de la iglesia del Santo Ángel Custodio, en la ciudad de la Habana, número veintiséis, folio doscientos diez, hijo mayor y legítimo de don Claudio Brindis de Salas, fallecido en la Habana el dieciocho de diciembre de mil ochocientos setenta y dos, como resulta de un extracto de la mencionada acta, extendido por Anacleto Redindo, sacerdote, doctor y licenciado, cura de la iglesia parroquial de Montserrate de la Habana. Dichos extractos en lengua española han sido traducidos al francés por el señor Jean Jacques Cicéron, traductor jurado de lenguas extranjeras y de la señora María Nemesia Garrido, sin profesión, de alrededor de cincuenta y cinco años, domiciliada en la Habana, con cuyo consentimiento procede el futuro esposo, según los términos de un acta recibida en garantía el veinticuatro de diciembre de mil ochocientos setenta y siete por el señor Paul Martin, canciller del Consulado General de Francia, en presencia de dos testigos franceses, domiciliados en la mencionada ciudad de la Habana, y cuya copia debidamente legalizada por el Cónsul General de Francia nos ha sido presentada. De una parte. Y la señorita Fouché Marguerite Rose Hortense, sin profesión, domiciliada en esta ciudad, Grand’Rue du Centre, nacida en Saint-Pierre el diecinueve de marzo de mil ochocientos cincuenta y cuatro, como consta en su acta de nacimiento, inscrita en nuestros registros del estado civil el quince de abril siguiente con el número 504, hija mayor y legítima del señor Joseph Virgile Fouché, propietario, de cincuenta y ocho años de edad, y de Catherine Rose Rosella, comerciante, de cincuenta años de edad, ambos domiciliados en Saint-Pierre. Con el consentimiento y en presencia de los cuales procede la futura esposa. De otra parte. De las cuales actas enunciadas arriba nos han sido presentadas copias, que serán anexadas al registro que depositaremos en la Secretaría del tribunal de primera instancia de Saint-Pierre, tras haber sido firmadas y rubricadas por los futuros esposos y nos. Los cuales nos han solicitado proceder a la celebración del matrimonio proyectado entre ellos y cuyo anuncio ha sido hecho ante la puerta principal de esta nuestra casa común los domingos diez y diecisiete de febrero pasado a las ocho horas de la mañana, siendo que el anuncio que debía haber sido hecho en la Habana no ha tenido lugar, en virtud de la licencia acordada a dicho futuro esposo por el secretario del obispado de la mencionada ciudad de la Habana, con fecha del siete de marzo último, traducido al francés por el mencionado señor Cicéron, traductor jurado. El susodicho futuro esposo nos ha mostrado también un certificado del jefe del tribunal eclesiástico de la Habana, debidamente legalizado, haciendo constar su celibato. No habiéndonos sido notificada ninguna oposición a dicho matrimonio, satisfacemos su requerimiento después de haber dado lectura a todas las partes mencionadas arriba y al capítulo sexto del acápite del Código civil titulado del Matrimonio. Los susodichos futuros esposos, interpelados conforme a la ley del dieciocho de julio de mil ochocientos cincuenta, nos han declarado que no quieren hacer contrato de matrimonio. En consecuencia, les hemos preguntado si querían tomarse por marido y mujer. Habiendo respondido cada uno por separado afirmativamente, hemos declarado y declaramos en el nombre de la Ley que el señor Brindis de Salas don Claudio José Domingo y la señorita Fouché Marguerite Rose Hortense han sido unidos en matrimonio. De todo lo cual hemos levantado acta públicamente y en presencia de: 1º el señor Louis Marie Etienne Boulangé, propietario, de cincuenta y ocho años de edad, amigo de los esposos, domiciliado en Saint Pierre; 2º el señor Emile René Paul Volmar Saint Ange, negociante, de treinta y tres años de edad, domiciliado en Saint-Pierre; 3º el señor Albert Lacourné, negociante, de veintiocho años de edad, amigo de los esposos, domiciliado en Saint-Pierre; y 4º el señor Paul Lucien Arthur Anderson, sin profesión, de cuarenta años de edad, amigo de los esposos, domiciliado en Saint-Pierre. Cuyos cuatro testigos han sido elegidos por las partes contrayentes, y todos, los esposos, el padre y la madre de la esposa, y los cuatro testigos, han firmado con nos la presente acta de matrimonio, después de hecha su lectura.
Siguen las firmas.»





«DIRECCIÓN DE LOS ARCHIVOS DEPARTAMENTALES DE MARTINICA

Registro de Estado Civil de la comuna de Saint-Pierre
Año 1879, 2º trimestre, hojas 558 a la 560, acta nº 909
Nacimiento del señor Brindis de Salas Louis Joseph Virgile Claude

    El año mil ochocientos setenta y nueve y el doce de junio a las tres horas de la tarde, ante nos, Philippe Arthur Monvert, adjunto del alcalde de la comuna de Saint-Pierre, isla de Martinica, delegado en funciones de oficial del estado civil por decreto del alcalde con fecha del seis de febrero último, ha comparecido el señor Joseph Virgile Fouché, negociante, de cincuenta y nueve años de edad, domiciliado en Saint-Pierre, Grand’rue du Centre. El cual nos ha declarado que el doce de mayo último, a las cinco horas de la tarde, en su domicilio arriba nombrado, ha nacido del legítimo matrimonio del señor Brindis de Salas don Claudio José Domingo, artista músico, caballero de las Órdenes de Isabel la Católica, de Carlos Tercero de España y del Cristo de Portugal, de veintiséis años de edad, domiciliado en la Habana (colonia española), en este momento en curso de viaje, y la señora Marguerite Rose Hortense Fouché, sin profesión, de veintiséis años de edad, que vive con él, un niño del sexo masculino que nos ha presentado y al cual está encargado de darle los nombres de Louis Joseph Virgile Claude. Las susodichas declaración y presentación hechas en presencia del señor Louis Marie Etienne Boulangé, propietario, de cincuenta y nueve años de edad, y del señor Theóbald Blaisemont, negociante, de cincuenta y un [sic] años, ambos domiciliados en Saint-Pierre, lo cuales no son familiares del niño y han sido elegidos por el compareciente, abuelo materno del mencionado niño, que ha firmado, así como los testigos y nos, la presente acta de nacimiento, después de hecha su lectura. Firmado: V. Fouché, L. Boulangé, T. Blaisemont, A. Monvert.» 2

     Estas actas, además, contribuyen a corroborar, descubrir o iluminar ciertos aspectos de la biografía de Brindis: la fecha del fallecimiento del padre, la importancia de la iglesia del Santo Ángel Custodio (tan central igualmente en Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde 3). Nombres, lugares y costumbres de la época. El vínculo francés de Brindis, su insistencia en expresarse en esa lengua (como una línea recta que iría de Francia a Francia, así como hay una que va de Veracruz a Prusia).
     ¿Pero por qué dije al principio que ésta era otra familia de Brindis de Salas? Pues porque es un hecho conocido, aunque no probado (o comprobado) 4, que Brindis de Salas tuvo una familia alemana. Lo que lo probaría, para mí (en ausencia de un vis a vis con los documentos en los registros del estado civil alemán y con el periódico citado 5), es esta carta dirigida al diario La Nación de Buenos Aires en octubre de 1889, al cabo de una  gira de dos meses (y no de dos años como se ha escrito) por la zona del Río de la Plata:

«Vuelve a Europa 6

De regreso a Europa, el violinista cubano [que] obtuvo un éxito no alcanzado por artista alguno de su género. Su gira por La Plata, Rosario, Córdoba y otras ciudades, ha sido una continua serie de triunfos que le reportó tanta honra como provecho, y sus conciertos en Buenos Aires y Montevideo le han dado todavía mejores resultados.
No es extraño que se muestre profundamente agradecido a tantas y tan favorables demostraciones como ha recibido durante su permanencia en este país. A este propósito responde la fina carta que nos ha enviado, deseando al eximio artista que la merecida fortuna que aquí le ha sonreído, lo acompañe dondequiera que vaya.

He aquí la carta.

Señor Director de La Nación. Parto mañana a reunirme con mi familia en Berlín, y deseo, antes de dejar estas playas de las que conservaré dulce recuerdo, expresar a la prensa de Buenos Aires cuán profunda gratitud llevo en el alma por la benevolencia con que me ha juzgado como artista, y por la consideración con que me ha tratado personalmente.
No olvidaré jamás que a la prensa debo mucho más que a mi mérito artístico, cualquiera que él sea, los largos aplausos con que me ha honrado el público argentino, y la generosidad con que ha remunerado mis esfuerzos por complacerlo. A la prensa de Buenos Aires debo triunfos de los más hermosos que obtuve en mi carrera.
Como La Nación fue el primer diario que me alentó con su palabra autorizada y benévola en aquel bello artículo dedicado a la tertulia íntima, que con el objeto de oírme se organizó en casa de un prócer cuyo nombre no estoy autorizado a consignar 7, suplico que en las misma columnas conste el testimonio de mis cariñosos sentimientos hacia este país magnánimo, y hacia su prensa, tan ilustrada.
Gracias por el servicio que tomo la libertad de pedirle, con mi más distinguida consideración. Su muy atento y seguro servidor.

           Le Chev. Brindis de Salas. Buenos Aires, octubre 31 de 1889»

La Nación, noviembre 2 de 1889, pág. 2, col. 1

     Esta carta sienta de una vez por todas que Brindis de Salas ya estaba casado en Alemania cuando llegó a Buenos Aires en agosto de 1889, dato en que yerra de lleno la reseña biográfica escrita por Nicolás Guillén 8 (cuya dejadez en este asunto sería tema en sí misma para una amarga disertación).
     Si resultara, además (y hay razones para suponerlo), que la poeta uruguaya Virginia Brindis de Salas fuera realmente hija del músico cubano, no se trataría ya de dos sino de tres grupos distintos de descendientes del artista, con su propia historia y, sobre todo, su propia visión de la historia, que investigadas convenientemente mucho tendrían que contribuir a completar la imagen de quien parece haber vivido varias vidas. (Falta también su historia en España. Su descubrimiento por parte de Gaztambide. Su relación, si la hubo, con Pablo Sarasate. Su descenso por la Andalucía de Merimée, como quien baja por un infierno de música.)
     Pero volviendo al Brindis de Salas de 1878 (a ese joven de 26 años que, en marzo de ese mismo año, aparece retratado en La Habana con una prestancia madura y el pecho adornado de condecoraciones 9). Lo que veo, a la luz de los documentos de Martinica, es el Brindis más real toda su historiografía. Una figura a la que casi puede estrechársele la mano. Un músico que se gana la vida con su arte, que ya ha tenido éxito (un gran éxito incluso), y que acaba de hacerse cargo de una familia. Cabe preguntarse por qué nadie había encontrado todo esto (que no es mucho, y es muchísimo) hasta ahora. Hay que decir, ay, que gran parte de la oscuridad que rodea a Brindis de Salas es simplemente falta de interés, poco rigor en la investigación y nula contribución institucional (deficiencias todas muy cubanas). Cuando lo importante de documentar esta historia era, a mi juicio, no sólo restituir la memoria de quien fue sin duda un gran artista, sino devolver a su figura el peso de lo real, de modo que apareciera como un hombre vivo y no como un fantasma del que se habla sin conocerlo o del que apenas se habla. Un ser refinado y complejo (con defectos, qué duda cabe), a quien un don excepcional hizo posible como ser humano en medio de circunstancias que para los que ya eran una buena parte de los cubanos resultaban atroces. ¡Con lo fácil que hubiera sido traer todo eso a la luz cuando sólo habían transcurrido unos años y no casi cien como ahora! Si no se le reconoce es, en gran parte, porque no se le conoce, y porque sus hechos (que fueron muchos e importantes) yacen en un olvido ignominioso, hecho de exclusión y desidia.
     Hay mucho que ver en ese retrato y mucho que leer en esas actas.
     Me parece muy bien que haya una estatua de John Lennon en un parque de La Habana, con su melena dieciochesca y sus gafas de hippie pensativo. ¿Pero dónde está el gesto luminoso y apasionado de Brindis de Salas?

Notas

1  En ese viaje, Brindis de Salas interpretó en el teatro y circo Príncipe Alfonso el Concierto en mi menor para violín y orquesta de Mendelssohn

2  Las versiones al castellano son mías (R.S.)

3  Donde, dicho sea de paso, el padre de Brindis aparece como personaje. (Cfr. Villaverde, Cirilo: Cecilia Valdés, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1979, tomo 1, p. 97. Hay más referencias).

4  No quiero decir que las biografías de Brindis no hayan partido de hechos reales, sino que estos han sobrevivido en la forma de una casi leyenda (“casado con una dama de la nobleza alemana”, “un verdadero palacio en Kantstrasse 56”, “tres hijos violinistas”, etc.), de modo que lo que en su momento era incontestable, ahora se ha vuelto probable y discutible. La tarea de lo histórico (y de lo historiográfico), a mi juicio, es devolver a esos hechos su incontestabilidad, tal como lo que hacen los documentos de Martinica.

5  Ya que lo que poseo es un artículo sobre Brindis de Salas en el que aparecen fragmentos de los artículos aparecidos en La Nación, desde el momento en que desembarcó en el puerto de Buenos Aires hasta su regreso a Europa.

6  Transcribo el fragmento desde el encabezado.

7  El agradecimiento de Brindis de Salas a la prensa argentina va dirigido sobre todo a Enrique Frexas, crítico de La Nación que después de oírlo tocar en casa del general Bartolomé Mitre (el prócer al que alude la carta) escribió una reseña pormenorizada de su estilo y su técnica (elogiosa pero sin rimbombancia: a la altura de lo escuchado). Esta reseña le abrió a Brindis las puertas de los teatros rioplatenses y en particular del teatro “Onrubia” (llamado luego “Victoria”), donde debutó con gran éxito el 27 de agosto de 1889.

8  Guillén, Nicolás: "Brindis de Salas, el rey de las octavas", Cuadernos de Historia Habanera, Municipio de La Habana, 1935.

9  Es otro de los retratos de Brindis (no el grabado que acompaña a este artículo, realizado en Madrid en 1879)  y que valdría la pena dar a conocer.

Sabadell, Barcelona, enero de 2006. 

La Azotea de Reina | El barco ebrio | Ecos y murmullos | La expresión americana
Hojas al viento | En la loma del ángel | Panóptico habanero | La Ronda | La más verbosa
Álbum | Búsquedas | Índice | Portada de este número | Página principal
Arriba