Concebido inicialmente como un espacio que hospedará a otras figuras del modernismo hispanoamericano, y sin abandonar esa idea, el Café París también recibirá a otros distinguidos escritores que, de un modo u otro, marcaron nuestra poesía (o a algunos de los más significativos poetas cubanos). 
En 1996 se conmemoró el centenario de la muerte de José Asunción Silva. En aquel momento no habíamos comenzado a re-editar La Habana Elegante, razón por la cual no pudimos rendir nuestro tributo al poeta colombiano. Ahora hemos querido (si bien modestamente) recordar Silva y ofrecer a los lectores una muestra (de eso sólo se trata) de su obra poética. Y dónde mejor que en el Café París para recibir la poesía nocturna de José Asunción Silva.
 
 
LA SOMBRA FINA   
DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA 

Síntesis biográfica 

     José Asunción Silva nació el 27 de noviembre de 1865 en Bogotá, Colombia. Fue el primer hijo del matrimonio compuesto por Ricardo Silva y Vicenta Gómez Diago. En 1870 nació su hermana Elvira. Los primeros poemas (fechados) de Silva se sitúan en 1882. Realiza luego estudios en el Liceo de la Infancia. En 1878 comienza a ayudar a su padre en el almacén. Ya en 1882 tenemos a Silva leyendo a los románticos franceses. Publicó posteriormente algunas traducciones en el Papel Periódico Ilustrado. En 1884 fue habilitado para ser socio de su padre en el negocio que éste tenía. Silva viajó porJosé Asunción Silva Europa (París, Suiza, Londres) en 1885. Al año siguiente regresó a Bogotá, y es entonces el padre quien viaja a Europa. El poeta, mientras tanto, quedó responsabilizado con el negocio, pero la guerra civil ocasionó graves dificultades. Al morir su padre en 1887 Silva pasa a ser el cabeza de la familia. Poco después el almacén entró en quiebra. En 1889 el poeta escribe el Nocturno II y celebra veladas literarias en su casa. Elvira (la hermana de Silva) muere en 1891, y éste, al mismo tiempo que se sume en el dolor, siente la amenaza de la ruina total. En 1892 comenzaron las ejecuciones (llegarán a ser 52) en contra de Silva por parte de los acreedores. El presidente, Miguel Antonio Caro, nombró al poeta Secretario de la Legación en Caracas. Estamos en 1894 y en la revista cartagenera Lectura para todos se publica, en agosto, el famoso Nocturno. Silva embarcó en La Guaira, en 1895, en el vapor Amérique, el cual zozobró poco después frente a las costas de Colombia. Consternado, afirmó que había perdido "lo mejor" de su obra en el naufragio. Al ofrecérsele el puesto de Encargado de Negocios en Guatemala, Silva lo rechaza. Se dedica a la organización de una industria. Reconstruye su novela "De sobremesa" cuyo manuscrito había perdido en el naufragio. En 1896 asistió descorazonado al fracaso de la industria en la que había puesto sus esperanzas. Su situación económica empeoró progresivamente. El 23 de mayo fue a ver al doctor Manrique a quien pidió le dibujase sobre la piel el sitio del corazón. Reunió a algunos amigos en su casa esa noche. Apareció muerto al día siguiente. El poeta se había suicidado. 
 

                                 NOCTURNO 
 
                     Una noche 
              una noche toda llena de perfumes, de 
                       [murmullos y de música de alas, 
                     Una noche 
              en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, 
                                           las luciérnagas fantásticas, 
              a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda, 
                     muda y pálida 
              como si un presentimiento de amarguras 
                                                               [infinitas, 
              hasta el fondo más secreto de tus fibras te 
                                                               [agitara, 
              por la senda que atraviesa la llanura florecida 
                     caminabas, 
                     y la luna llena 
              por los cielos azulosos, infinitos y profundos 
                                              [esparcía su luz blanca, 
                     y tu sombra 
                     fina y lánguida 
                     y mi sombra 
              por los rayos de la luna proyectada 
              sobre las arenas tristes 
              de la senda se juntaban. 
                     Y eran una 
                     y eran una 
              y eran una sola sombra larga! 
              y eran una sola sombra larga! 
              y eran una sola sombra larga! 

                     Esta noche 
                     solo, el alma 
              llena de las infinitas amarguras y agonías de tu 
                                                                       [muerte, 
              separado de ti misma, por la sombra, por el 
                                               tiempo y la distancia, 
                     por el infinito negro, 
                     donde nuestra voz no alcanza, 
                     solo y mudo 
                     por la senda caminaba, 
              y se oían los ladridos de los perros a la luna, 
                     a la luna pálida 
                     y el chillido 
                     de las ranas, 
              sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba 
              tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas, 
                     entre las blancuras níveas 
                     de las mortüorias sábanas! 
              Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte, 
                     Era el frío de la nada... 
 
                     Y mi sombra 
                      por los rayos de la luna proyectada, 
                      iba sola, 
                      iba sola 
                      ¡iba sola por la estepa solitaria! 
                     Y tu sombra esbelta y ágil 
                      fina y lánguida, 
              como en esa noche tibia de la muerta primavera, 
              como en esa noche llena de perfumes, de 
                            [murmullos y de músicas de alas, 
                      se acercó y marchó con ella, 
                      se acercó y marchó con ella, 
              se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras 
                                                                    [enlazadas! 
              ¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las 
                                  [noches de negruras y de lágrimas!... 
 
 

                       VEJECES 
 

          Las cosas viejas, tristes, desteñidas, 
          sin voz y sin color, saben secretos 
          de las épocas muertas, de las vidas 
          que ya nadie conserva en la memoria, 
          y a veces a los hombres, cuando inquietos 
          las miran y las palpan, con extrañas 
          voces de agonizante dicen, paso, 
          casi al oído, alguna rara historia 
          que tiene oscuridad de telarañas, 
          són de laúd, y suavidad de raso. 

          ¡Colores de anticuada miniatura, 
          hoy, de algún mueble en el cajón, dormida; 
          cincelado puñal; carta borrosa, 
          tabla en que se deshace la pintura 
          por el tiempo y el polvo ennegrecida; 
          histórico blasón, donde se pierde 
          la divisa latina, presuntuosa, 
          medio borrada por el liquen verde; 
          misales de las viejas sacristías; 
          de otros siglos fantásticos espejos 
          que en el azogue de las lunas frías 
          guardáis de lo pasado los reflejos; 
          arca, en un tiempo de ducados llena, 
          crucifijo que tanto moribundo, 
          humedeció con lágrimas de pena 
          y besó con amor grave y profundo; 
          negro sillón de Córdoba; alacena 
          que guardaba un tesoro peregrino 
          y donde anida la polilla sola; 
          sortija que adornaste el dedo fino 
          de algún hidalgo de espadín y gola; 
          mayúsculas del viejo pergamino; 
          batista tenue que a vainilla hueles; 
          seda que te deshaces en la trama 
          confusa de los ricos brocateles; 
          arpa olvidada que al sonar, te quejas; 
          barrotes que formáis un monograma 
          incomprensible en las antiguas rejas, 
          el vulgo os huye, el soñador os ama 
          y en vuestra muda sociedad reclama 
          las confidencias de las cosas viejas! 
          El pasado perfuma los ensueños 
          con esencias fantásticas y añejas 
          y nos lleva a lugares halagüeños 
          en épocas distantes y mejores, 
          por eso a los poetas soñadores, 
          les son dulces, gratísimas y caras, 
          las crónicas, historias y consejas, 
          las formas, los estilos, los colores 
          las sugestiones místicas y raras 
          y los perfumes de las cosas viejas! 

 

                      PAISAJE TROPICAL 
 

       Magia adormecedora vierte el río 
       en la calma monótona del viaje 
       cuando borra los lejos del paisaje 
       la sombra que se extiende en el vacío. 

         Oculta en sus negruras el bohío 
       la maraña tupida y el follaje 
       semeja los calados de un encaje 
       al caer del crepúsculo sombrío. 

       Venus se enciende en el espacio puro, 
       la corriente dormida una piragua 
       rompe en su viaje rápido y seguro 

       y con sus nubes el poniente fragua 
       otro cielo rosado y verdeoscuro 
       en los espejos húmedos del agua. 

                                         Abril, 1895 

 

                         TALLER MODERNO 
 

       Por el aire del cuarto, saturado 
       de un olor de vejeces peregrino, 
       del crepúsculo el rayo vespertino 
       va a desteñir los muebles de brocado. 

       El piano está del caballete al lado 
       y de un busto de Dante el perfil fino, 
       del arabesco azul de un jarrón chino, 
       medio oculta el dibujo complicado. 

       Junto al rojizo orín de una armadura, 
       hay un viejo retablo, donde inquieta, 
       brilla la luz del  marco en  la moldura, 

       y parecen clamar por un poeta 
       que improvise del cuarto la pintura 
       las manchas de color de la paleta. 

 
 
                      LA GÓNDOLA NEGRA 

                                      (Balada italiana de R. Salustri, 
                                                            Julio 10-1883.) 
 

            Vuela la barca por el mar ligero, 
                              hermoso caballero, 
            y sonriente niña, van en ella 
            ninguno de los dos "te amo" murmura, 
            pero él  tiembla de  amor, como  la bella 
            que parece una flor pálida y pura. 
       
            A la luz de la luna se dilata 
            la onda y semeja movediza plata, 
            rumor de besos júntase al ruido 
                             que al caer forma el remo 
            y se escucha un murmullo parecido 
                             al de un adiós supremo. 

            Azul el mar... la góndola lejana... 
            La  tierra  en  la  extensión  desparecía 
                             en las playas oscuras. 
            A la primera luz del otro día 
            encontró un pescador mudos y yertos, 
                             a los amantes muertos 
            con las manos asidas todavía. 

 
 
                              INFANCIA 

                               Esos recuerdos con olor de helecho 
                               Son el idilio de la  edad primera
                                                                        G. G. G.* 
 

            Con el recuerdo vago de las cosas 
            que embellecen el tiempo y la distancia, 
            retornan a las almas cariñosas 
            cual bandadas de blancas mariposas, 
            los plácidos recuerdos de la infancia. 

            ¡Caperucita, Barba Azul, pequeños 
            liliputienses, Gulliver gigante 
            que flotáis en las brumas de los sueños, 
            aquí tended las alas, 
            que yo con alegría 
            llamaré para haceros compañía 
            al ratoncito Pérez y a Urdimalas! 

            ¡Edad feliz! Seguir con vivos ojos 
            donde la idea brilla, 
            de la maestra la cansada mano, 
            sobre los grandes caracteres rojos 
            de la rota cartilla, 
            donde el esbozo de un bosquejo vago, 
            fruto de instantes de infantil despecho, 
            las separadas letras juntas puso 
            bajo la sombra de impasible techo. 

            En alas de la brisa 
            del luminoso Agosto, blanca, inquieta 
            a la región de las errantes nubes 
            hacer que se levante la cometa 
            en húmeda mañana; 
            con el vestido nuevo hecho jirones, 
            en las ramas gomosas del cerezo 
            el nido sorprender de copetones; 
            escuchar de la abuela 
            las sencillas historias peregrinas; 
            perseguir las errantes golondrinas, 
            abandonar la escuela 
            y organizar horrísona batalla 
            en donde hacen las piedras de metralla 
            y el ajado pañuelo de bandera; 
            componer el pesebre 
            de los silos del monte levantados; 
            tras el largo paseo bullicioso 
            traer la grama leve, 
            los corales, el musgo codiciado, 
            y en extraños paisajes peregrinos 
            y perspectivas nunca imaginadas, 
            hacer de áureas arenas los caminos 
            y de talco brillante las cascadas. 

            Los Reyes colocar en la colina 
            y colgada del techo 
            la estrella que sus pasos encamina, 
            y en el portal el Niño-Dios riente 
            sobre el mullido lecho 
            de musgo gris y verdecino helecho. 

            ¡Alma blanca, mejillas sonrosadas, 
            cutis de níveo armiño, 
            cabellera de oro, 
            ojos vivos de plácidas miradas, 
            cuán bello hacéis al inocente niño!... 

            Infancia, valle ameno, 
            de calma y de frescura bendecida 
            donde es süave el rayo 
            del sol que abrasa el resto de la vida. 
            ¡Cómo es de santa tu inocencia pura, 
            cómo tus breves dichas transitorias, 
            cómo es de dulce en horas de amargura 
            dirigir al pasado la mirada 
            y evocar tus memorias!