El Templete hacia 1855 (foto de Charles DeForest Fredricks)
 
 
 

Habaneros de todo el mundo: 

Es hora de dar la vuelta a la ceiba ... 

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la ceiba

 
Amigos de todas partes
Avivados y re-unidos por el soplo del árbol, nuestras cenizas y restos desparramados por todo el mundo, acuden prestos al llamado de la ciudad.  Esta noche nos miramos por fin y reconocemos en la desnudez de los seres cuyo destino acaso no sea sino el de amasar con la lejanía y los naufragios un lugar imposible, una ciudad preñada de muros y de ríos secos, pero (¿quién lo duda?), amada y deseada hasta la desesperación.  Haya o no una vuelta, una ronda final por los alucinados parques, no importa.  Dejemos esta noche escuchar nuestras habaneras, sones y guarachas, como testimonio de que sobre las aguas del tiempo, aún la ciudad se mece a golpes de memoria.  Gracias a quienes respondieron a nuestro llamado.  Que San Cristóbal los bendiga y cobije.  Gracias a La Habana por perseguirnos, por estar siempre tan cerca, como promesa húmeda para la sed. 
La Habana Elegante, 15 de noviembre de 1998. 
 
 

Habana (mosaico)

 

Acábase la noche espesa que devora.  Reaparezcan las estrellas como escarcha sobre hojas de ceiba. 
César A. Salgado  
Universidad de Austin, Texas 

Raíces enredadas en las alas, una bella expresión que no hace falta recordar dónde la escuché, porque su certeza viaja conmigo y me crece y me da fuerzas para seguir intentando ese abrazo donde cabemos todos, juntos. 
María Elena Soto López  

Iroko, como le llamaban a la Ceiba nuestros antepasados africanos, fue el único árbol que sobrevivió cuando la cólera de Olodumare decidió secar la tierra. De sus raíces poderosas, resistentes, divinas, bebieron los sobrevivientes hasta que pasó el tiempo de la Ira. Como ayer, 
nuestra Ceiba nos acoge y protege. Como ayer, seguimos vivos a su sombra. Gracias Morán por hacerla posible para mí en el desierto de California este 14 de noviembre. 
Madeline Cámara 
 
 

lancha José Martí

Yo no soy poeta. Yo no soy habanero. Yo no soy exiliado. Tres graves limitaciones para participar en esa fiesta. Yo soy humano. Yo soy participativo. Yo soy solidario. Tres buenas razones para estar en la ceiba. 
Fernando Bores (en fraternal abrazo) 
España 

Aniversario y festividad 
en torno a tu grueso tronco 
todos deseamos celebrar, 
con orgullo y sin pesar, 
en paz, amor y amistad. 
Jorge A. Capote 

Querida Ciudad donde crecimos, hoy, desde muy lejos pensamos en ti y en tu suerte, un poco abandonada a la corriente del Golfo. Si el pensamiento tiene fuerzas, entonces todos los cubanos estaremos allí, junto a la Ceiba, pidiendo a San Cristóbal que salve la ciudad. 
Alberto Hernández y familia  
Italia  

Mi apreciado señor Morán, mucho me gustaría formar parte de ese grupo. Desgraciadamente no me es posible al presente. Pero si quiero aprovechar la ocasión para pedirle que represente junto a la ceiba a este humilde servidor que lo único que desea es unirse a la mayoría, gústeme o no. Eso es democracia, eso es respeto. Eso es amar a un país. Cuente con mi apoyo ya que no es fácil en este momento con mi presencia. 
Lo abraza con estimación 
Len I. Zayas  
Texas, USA  

Aché, para todos, los de adentro y los de afuera. 
Reynaldo Cué  
desde Brasil  

Una oración para tu ceiba virtual,  y un abrazo. 
Abelardo (Banco de Ideas Z)  
La Habana  

Felicidades Habana Elegante y todos sus amigos. VIVA LA FIESTA 
Víctor de la Fuente 

Mis votos de prosperidad y libertad para San Cristóbal de la Habana, perla que abrillantan olas, a do prometemos peregrinar aprovechando la próxima 
flota, curiosos de ver la mayor fortaleza de la América, y entiéndase eso como pluguiere. 
Manuel García-Castellón y Benharroch. 
Nueva Orleans 
(A.D. CDLXXIX ab urbe condita). 

Cuantrocientos setenta y tres o cuatrocientos ochenta y tres años 
prodigándote a todos cuantos  han acudido a ti, con penas en el alma o en el cuerpo. Alejado pero no ausente, doy estas vueltas ceremoniales a la ceiba en la cual Jesucristo y Eleggua se fundieron en un mismo ruego. Gracias por los recuerdos que me regalas de los días y las noches en que tu seno era mi casa. Madre Habana, no permitas que mi fragilidad yazca lejos del cálido rebumbio de tus calles. Gracias, Fransisco, por la ceiba, La Habana Elegante y la sutileza de ser 
habanero, 
Humberto 

Seiba pentandra, Buareo ceniciento y almagrado. En marzo o en abril floreces con tus lanas de colchones y almohadas. Iroko de las Mercedes, Aremú, Fortuna Mundo, Fúmbe y  Sanda Naribé Béndicenos y ampáranos y protégenos del rayo, Asilo de carairas, cayamas, chichinguacos, gavilanes, mayitos y solibios. 
Antonio Zaya 
15 de noviembre de 1998 
Cim d'aro, Platja d'aro, Girona, Catalunya, España. 

Que los dioses nos sonrían, y pronto no hayan distancias que separen el corazón de los cubanos. Que no haya más "Cuba en el exilio". Que en un sólo espíritu cohabiten por siempre el amor a la Patria que cada hijo de Cuba lleva en sí. Que no haya más nostalgia para los cubanos, ni más separación, ni rencores, ni rejas, ni silencios de muerte. Que los Dioses nos sonrían, y que muy pronto TODOS los hijos de esa "tierra más bella que ojos humanos hayan visto" podamos estar al pie de la ceiba del Templete, cantando canciones de amor, de libertad, y de esperanza. 
Sergio A. Fernández 
1462 SW 223 Ter.. 
Miami, fl 33145 

Es tanta la oscuridad que no sé qué pedir, salvo que me vuelvan deseos 
claros que sepa poner en palabras. 
Antonio Vera-León 

Que se abra paso al fin la tolerancia, para que todos podamos vivir aquí o 
allá, de una forma u otra, pero sin barreras, para crecer como la ceiba, 
robusta y de ramas abiertas al cielo de esta Habana, la real y la otra, la 
que nos inventamos para seguir viviendo! 
Alejandro Aguilar 

Desde un exilio demasiado largo, desde este dolor de ausencias, desde la extrañeza de una lengua ajena, desde los fríos de tantos inviernos, desde mis recuerdos de niñez en que la imagen recia pero grácil de la ceiba permanece indeleble en mis pupilas, brindo al pie del árbol fundacional por el amor entre cubanos, por un abrazo cósmico que nos una para forjar una Cuba antigua y nueva, contradictoria y armónica, nuestra y abierta al mundo, con grandeza, pero con sencillez, decoro y solidaridad humana. 
Uva de Aragón 

Una reflexión sobre el "Templete" me manda a ser violento, camarada Morán. Violentarme al tratar de recordar ¿qué caminatas eran esas que nunca conocí en mi vieja Habana?, ¿qué "Templete" fue aquel al aire libre del que nunca disfruté? Descarto mi memoria, pues no me sirve de ayuda en estos galantes menesteres y me quedo pensando máximas de intimidad para inscribir en tu ceiba: 
"Tiemplo, luego existo." 
Fray Jesús Barquet de Las Cruces 

Quiero al pie de esta ceiba, 
rimar un verso de amor 
brindar por una niña y un Son, 
brindar hasta que me muera. 
Jorge Luis Camacho (Canadá) 
(El macho Camacho). 

La Habana es mucho más que una ciudad, es un corazón abierto, inagotable, es la huella pegada a la suela del zapato, y no importa la tierra que pisemos, siempre estaremos regresando al Malecón, a la Plaza de Armas, a La Rampa, a las playas de Marianao, a ver la luz del Morro meterse al fondo de los ojos y limpiar la mirada. La Habana es un alma flotando sobre el cielo del mundo. La Habana es un mundo reflejado en el cielo. 
Odette Alonso 
México, D.F. 
Gracias, Morán. Un abrazo, 
Odette 
 
Hermano mío, estuve leyendo la Revista y en realidad el adjetivo que 
encuentro es este: exquisita. Te agredecemos esa labor que haces. 
A la Habana, en silencio, el dolor de amarla como quien ama a la roca 
donde han quedado algunos pedazos de sí mismo, tal vez los mejores. 
Tu 
Carlos Sotuyo 

"De La Habana me han dado un recado y me han dicho que a ti te lo de..." 
(canción popular) 

...Así fue... así era...: 

Del salitre del Muelle de Luz a la hacinada calle Sol; de la herencia de Inquisidor al voluntarioso Templete; del vetusto Ayuntamiento a la augusta Catedral; de la señorial Plaza Vieja a la fecunda Obrapía; de la industriosa calle Muralla a la honrosa Lamparilla; de la apacible Compostela al incandescente relleno del Malecón, segura de sí misma, acogedora, armoniosa, mar azul de un lado, calles adoquinadas del otro; en medio del jolgorio y de la esperanza,... así vivió la Habana Vieja... Así era, así fue... 
Roberto Esquenazi-Mayo 
Universidad de Georgetown 

Caminaré por la ciudad perdida en cualquier ciudad amada del mundo, y las murallas menos destruídas - digamos que de Ávila o Segovia - serán la extensión de aquellas que no conservó el tiempo. Se le dará la vuelta a la ceiba en un pueblo cercano al Amazonas donde los escritores cubanos se refugian, en N. York, en Amsterdan, y entre las dunas del desierto de Gobi. En todas, recordando a Fayat, habrá un gran grito de soledad, pero de libertad. Y rezaremos para que nadie, nunca más, utilice las murallas para impedirnos el vuelo. Más fieramente somos. 
Enrique Patterson 

NACI 

Nací en Cuba, 
en una tarde como cualquier otra 
en La Habana. 
Había sol y calor 
y las calles explotaban 
con las voces de ciudadanos 
y extranjeros. 

Nací aquí, 
en ningún otro lugar. 

No porque lo pedí -- 
porque en ese momento 
me hubiera dado igual Madrid o Dakar. 

Fue así porque era mi turno, 
y no el de algún genio matemático o músico 
que cayó ensangrentado en las manos 
de una enfermera estéril en Berlín, 
o en el anonimato pobre y puro de China. 

Nací aquí porque me tocó, 
y porque yo -- 
la hija perdida y privilegiada, 
infeliz y dichosa -- 

a Cuba tambien le tocó. 

Achy Obejas  

Querido amigo, 
 gracias por darme la oportunidad de asistir a esta reunión mágica esta noche. Mis deseos son de bienestar, salud y felicidad para todos los cubanos y que Cuba sea libre pronto. Un abrazo, 
José Abreu Felippe
 
 
 habanaelegante@pipeline.com