Artículo III

De la Cirugía forense Canónica

D. Juan Fernández del Valle *

     La Cirugía forense, es de absoluta necesidad para conocer y decidir diferentes puntos que pertenecen al Derecho Canónico, ó sea Eclesiástico, por cuya razón se puede llamar Cirugía forense Canónica. En la Santa Iglesia Católica Romana, se ofrecen várias dudas acerca del ayuno, de ciertas clases de votos, y de várias partes del ministerio Eclesiástico. El Bautismo de los monstruos humanos, la impotencia viril y femenina, sea absoluta, respectiva ó posible, y otras causas que lo son del divorcio, dan lugar á várias questiones. Lo propio sucede sobre el tiempo en que se puede cometer infanticidio, los hermafroditas, &c. y el espacio que debe pasar dar sepultura á los cadáveres, el reconocimiento del cuerpo de los Santos, ó de los que mueren con nota de santidad.
     La costumbre, el temperamento, el país, las vehementes pasiones del alma, y las diferentes enfermedades que se pueden explicar con certidumbre, en un sentido anatómico-fisólogo y físico-chîrúrgico, pueden ser causa legítima para relevar la obligación del ayuno, de algunos votos, y de ciertos ministerios Eclesiásticos, como diré en otra parte.
     No dexan de ser bastante freqüentes los casos, en que las mugeres paren diferentes clases de monstruos, cuya monstruosidad es diversa en varios: de la referida variedad se siguen diferentes dudas, las que consisten principalmente en si hay uno ó más indivíduos, si es ó no de la especie humana, y si existen ó no dos sexôs.
     Sin faltar al respeto que merecen algunas Autoridades, me parece se les puede reconvenir con los hechos, y mas quando estos se conforman con los verdaderos principios de una christiana Filosofía. La creencia de unos, y las qüestiones de otros, acerca de si un feto ó infante es hijo de muger, y de alguno de los brutos, ó de hombre y de hembra de las bestias, merece poco asenso: creo no se puede verificar ninguno de estos dos casos, fundando mi dictamen en las leyes que tiene impuestas la naturaleza, y en que la experiencia no ha llegado á acreditarlo en tantos abusos como se han observado; los que por singulares que fuesen, ya se habrian hecho manifestos en tantos años; de lo que infiero la suposicion ó falsedad de los hechos. La monstruosidad de los fetos, es de varias maneras, pero todas sus diferencias se pueden reducir á dos clases generales, que son: Primera, los que se llaman monstruos en el órden de la naturaleza, dependientes del número aumentado de algunas partes, del menor de otras, sean esenciales ó no, del volúmen extraordinario, y de la mala figura y situación de unas y otras. Segunda, en ésta se comprehenden todos los fetos que tienen la figura de ciertos animales en parte ó en todo. De lo último han inferido, que podia verificarse la generacion entre el hombre y las bestias, sin haber reflexionado, que en diferentes casos, en los que hay estos monstruos, tienen la figura ó la apariencia en los miembros, de los animales con quienes no es posible tengan coíto las mugeres: de lo dicho se infiere naturalmente, que las referidas monstruosidades reconocen otra causa, la que en lo posible se explicará en otro lugar.
     La multiplicidad de las partes principales, como son la cabeza y el pecho, sea que esten enteras ó no, con la circunstancia de que contengan las entrañas precisas, ó en su defecto se vea una disposicion propia para servir á mas de un indivíduo, prueban su existencia, esto es, de dos ó más, á quienes se les administrará el Sagrado Bautismo. La falta de alguna de las referidas partes, no es prueba suficiente para decir que no existe un indivíduo: por ejemplo, el que no tiene sino media cabeza, ó le falta toda, y lo mismo el pecho; á estos, si dan pruebas de estar vivos, se les debe bautizar, y así de las otras partes y sugetos. Si hubiese duda en el número de los indivíduos, se bautizarán como tales á los que se conozcan, y debaxo de condicion á los que pueden existir, según las señales que se noten, y de esta suerte no se les priva de la eterna felicidad. La duplicacion de las extremedidades, ojos, orejas, &c. no prueban mas de un indivíduo; pero si hay otros indicios, como son, el extraordinario volúmen de la cabeza, el del pecho y espina, se puede dudar con fundamento, y se procederá del modo referido. Las generaciones viciosas, las molas y otras masas carnosas informes, que suelen salir en ciertos partos, si dan señales de vida, se les debe bautizar condicionalmente, por las razones que expondré mas adelante. Debo encargar con los Autores de mas gravedad christiana, y fundado en las razones poco há referidas, que todos los productos que paran las mugeres, tengan ó no figura de animales, siempre que no conste físicamente que son cuerpos tumorosos, ó de otra clase preternatural, se deben bautizar báxo de condicion: digo condicional, pues aunque por mí creo no se puede verificar sea resultado de géneros realmente diferentes, me parece temeridad negar la posibilidad en la naturaleza: de este modo no se falta en nada al respeto que merece el Sacramento, y de no hacerlo, puede privarse á uno del Cielo: esta máxima caritativa, debe comunicarse, no solo á los Profesores de la Obstectricia y de toda la Cirugía, sino tambien á los Párrocos y á todo el pueblo.
     La impotencia, sea viril ó femenina, se divide en tres clases, que son, la absoluta, respectiva y posible. Todo lo que se puede decir de cierto acerca de la impotencia, debe tener por base la Anatomía, y el uso fisólogo de las partes que estan destinadas para la admirable funcion de la generacion. Las partes de la generacion se dividen en internas y externas: del estado de las últimas puede deponer el Anatómico, porque las reconoce en sus diferentes estados. No sucede lo mismo con las internas, porque estan ocultas, y en el sugeto vivo es imposible registrarlas; y por consiguiente, deponer con verdad de su estado físico: de lo dicho se infiere con certidumbre, la imposibilidad de poder decidir con certeza, si una muger es ó no apta para la generacion: la razon es, porque las partes que en ella sirven á esta funcion esencialmente, todas son interiores, y los casos, en que por algunas señales de las enfermedades del útero se puede afirmar, exigen varios conocimientos teóricos y prácticos. Puede estar la causa de la impotencia en los Ovarios ó en las Tubas de Falopio, en donde no se puede registrar, y es muy expuesto conocerla por los síntomas. En el varon se puede exâminar, comunmente, el estado de las mas principales, porque estan situadas exteriormente, pero con las internas sucede lo mismo que en la hembra. Siempre que la causa que lo sea de la impotencia, esté situada en alguna de las partes que se pueden reconocer, el Cirujano que tenga los conocimientos que diré en el Capítulo siguiente, puede decir, si es ó no el sugeto capáz de engendrar: en los demás casos lo hará con duda, por las razones que expondré en otra parte.
     Los hermafroditas, ó sean las hermafroditas, han sido el objeto de várias tareas literarias, entre Autores de todas clases, y de grande sabiduría y santidad. Sin faltar, pues, al respeto de estos hombres grandes, digo con el mayor número de los mejores y mas modernos Anatómicos, que nunca ha exîstido semejante clase de sugetos, en los que realmente se vean juntas las partes de la generacion, que pertenecen á la hembra y al varon, pues esto significa hermafroditas, sugetos que tienen los dos sexôs. Han tenido por tales á ciertos indivíduos, en quienes habia algo de monstruoso, ó contra el órden general de la naturaleza: por exemplo, se ven con alguna freqüencia mugeres, en las que por vicio orgánico, ó de nutricion, se prolonga el Clítoris mas de lo regular, y sale fuera de los labios de la Vulva, como esto no es lo comun, ha dado motivo á que los que ignoran el número, figura y sitio de las partes que sirven para la generacion, los tengan por hermafroditas: algun hábito contraído en la juventud, da lugar á la referida extension del Clítoris. Acabaron de ratificarse en su opinion, fundados en que la figura, extructura, origen y situacion del Clítoris en el estado natural, es en todo muy semejante al pene del varon: solo hay la diferencia de que el Clítoris es mas pequeño, y carece de uretra, que es el conducto por donde sale la orina y el semen: además, el Clítoris es capáz de ereccion voluptuosa como el pene, por lo que les pareció debian creer aquel dictamen.
     Algunas veces nacen los varones, con una prolongacion del cutis en el sitio que tienen las hembras la vulva, cuya figura imita, sin que se hallen las demás partes que constituyen el sexô. Por estos casos accidentales, han querido establecer como cierta la doctrina de los hermafroditas; pero ya desengañados por la razon y la experiencia, debemos tener por apócrifo todo lo que se halla escrito sobre esta materia. Algunos tienen por prueba suficiente para hacer creer su exîstencia, la de que en los vegetales, en varios reptiles, y en algunas especies de ovíparos y vivíparos, se encuentran unidos los dos sexôs, de los que hacen uso voluntario. No puedo menos de confesar estos hechos, en atencion á que la naturaleza los presenta, para que los conozcan y registren los Naturalistas. Si eso es así, en lo que no hay duda, ¿qué razon se podrá alegar, para que, en la especie humana, siendo compuesta de las criaturas, en que mas se dexa ver y admirar el Poder y Sabiduría de Dios, no se presenten á la vista del Anatómico exâcto estos seres que se nos refieren? ¿Se podrá tener por descuido de la Naturaleza? Juzgo que no; pues siendo tan obediente á los preceptos que le impuso el Criador, no parece regular se descuidáse en el mas esencial. Además, de la exîstencia de los hermafroditas, se podian seguir varios inconvenientes al órden social, y á toda clase de derecho, de que resultaría trastorno en las leyes, y demás providencias que aseguran la buena harmonía y las propiedades. No comprehendo qué utilidades podian seguirse de su exîstencia.
     Las señales que hacen ver la diferencia entre los cadáveres de algunos Santos, y los que no lo son, y acerca del tiempo que ha de pasar antes de dar sepultura á unos y á otros, lo expondré en otra parte: igualmente se explicarán todos los demás puntos que tienen conexîon con el Derecho Canónico; y los casos en que se puede verificar el divorcio, tomando por base la Anatomía y la Fisiología. El aborto y el infanticidio, pertenecen con mas propiedad al fuero criminal: no obstante, como los Confesores tienen obligacion de saber en qué tiempo se pueden cometer los dos crímenes referidos, pueden verlo en el Artículo siguiente.

* D. Juan Fernandez del Valle. Cirugía Forense, General y Particular. Tomo I. Madrid: Imprenta de Aznar, 1796. pp. 80-92. Hemos respetado la ortografía del original.