 
    
¿Por qué Desnoes esconde la letra?
Jorge Camacho, University of South Carolina-Columbia
 En la sala de  mi casa tengo un cuadro donde un hombre muerde una Barbie y sostiene dos  carabelas sobre sus ojos. Mis hijos cuando pasan cerca del cuadro lo miran y se  ríen. Seguramente encuentran algo extraño en aquel hombre que no conocen, y que  los mira tan diabólicamente. Debajo de la foto, el autor escribió con letras  engomadas, el título de su última novela: Memorias  del Desarrollo y aquel título, tan moderno, tan lleno de luces, contrasta  con aquellas letras hechas de una forma tan artesanal y primitiva. Es una foto extraña  en verdad, porque  si somos honestos  tenemos que admitir que esos caracteres se acercan más a la nota anónima de un  delincuente común, que a los tipos de imprenta. Tal parece que Desnoes las recortó  con mucha paciencia, y luego las pegó en aquella foto para que nadie pudiera  descifrar su caligrafía. Si Usted no sabe por qué lo hizo, yo se lo diré: la  letra cursiva dice mucho del personaje, más de lo que los críticos suponen o están  dispuestos a reconocer. Un tirón hacia abajo y sabríamos si nuestro escritor es  un pervertido sexual, y una ligera inclinación hacia arriba, si es un maniaco  depresivo. Si no lo creen
     En la sala de  mi casa tengo un cuadro donde un hombre muerde una Barbie y sostiene dos  carabelas sobre sus ojos. Mis hijos cuando pasan cerca del cuadro lo miran y se  ríen. Seguramente encuentran algo extraño en aquel hombre que no conocen, y que  los mira tan diabólicamente. Debajo de la foto, el autor escribió con letras  engomadas, el título de su última novela: Memorias  del Desarrollo y aquel título, tan moderno, tan lleno de luces, contrasta  con aquellas letras hechas de una forma tan artesanal y primitiva. Es una foto extraña  en verdad, porque  si somos honestos  tenemos que admitir que esos caracteres se acercan más a la nota anónima de un  delincuente común, que a los tipos de imprenta. Tal parece que Desnoes las recortó  con mucha paciencia, y luego las pegó en aquella foto para que nadie pudiera  descifrar su caligrafía. Si Usted no sabe por qué lo hizo, yo se lo diré: la  letra cursiva dice mucho del personaje, más de lo que los críticos suponen o están  dispuestos a reconocer. Un tirón hacia abajo y sabríamos si nuestro escritor es  un pervertido sexual, y una ligera inclinación hacia arriba, si es un maniaco  depresivo. Si no lo creen pregúntenle a Martínez Estrada, – lo cual es un  decir, porque Martínez Estrada murió hace tiempo –. Pero fue él quien dijo, después  de leer las cartas de José Martí, que la letrita apretada y chica del héroe revelaba  que cuando éste tenía nueve años, todavía “no era hombre”. ¡Eso sí es un  descubrimiento! Por eso solamente debieron darle el Premio Nobel al argentino. Pero  no el de Literatura, como él quería, sino el de física.
 pregúntenle a Martínez Estrada, – lo cual es un  decir, porque Martínez Estrada murió hace tiempo –. Pero fue él quien dijo, después  de leer las cartas de José Martí, que la letrita apretada y chica del héroe revelaba  que cuando éste tenía nueve años, todavía “no era hombre”. ¡Eso sí es un  descubrimiento! Por eso solamente debieron darle el Premio Nobel al argentino. Pero  no el de Literatura, como él quería, sino el de física. 
           Por suerte, o  mejor dicho, por desgracia, Desnoes no nos la pone fácil en esta foto, porque  además de que no muestra la cara, como se dice en cubano, “esconde la bola”, o mejor,  “esconde la letra,”. Y sin cara ni letra no podemos decir quien es realmente  Desnoes. ¿Es un maniaco depresivo? ¿Es un perverso? ¿Es realmente un hombre  decente? Juzgue usted, amigo lector, por su última novela. En ella, Desnoes dice  que “baña” a su hija ya mayorcita que llegó de Cuba. Y cuando dice “baña” no se  imagine que lo hace metafóricamente o porque la chiquilla estaba enferma. No.  Lo hace porque este era un viejo sueño de la protagonista, y su padre lo cumple  raudo y veloz, y con tanta desfachatez que cuando le queda un poco de jabón allí,  donde la censura obliga decir la “sonrisa vertical,” va y se lo quita sin problemas.  ¡Vamos Desnoes, que estas cosas inquietan a los padres, y los críticos tampoco saben  que hacer con ellas! Está bien que haya escrito las novelas más incisivas y  acres de la literatura cubana (ya sabemos que el Barroco es pura palabrería), y  que Memorias sea “la película de  cabecera de las jóvenes generaciones de cineastas e intelectuales” de la Isla,  pero de ahí al incesto con la chiquilla que dejaste en Cuba, va mucho. Es  demasiado. En verdad eso le pone los pelos de punta a cualquiera. 
         Feliz  cumpleaños y que vengan muchos más, caro amigo. 
 
  