Reina María Rodríguez
El rasguño en la azotea 

(fragmento) 

Inventamos una azotea para resguardarnos, 
pues nos creíamos las piedras sagradas de la ciudad 
                                     --y tal vez lo éramos-- 
mientras los gatos enfermaban de transparencia, 
iluminando en las noches sin ardor 

los platos vacíos. 
 

                                              Francisco Morán.

 
 
 Ésta página está dedicada a la poesía cubana. En la azotea de Reina María Rodríguez (en Ánimas no.455 esq. San Nicolás, en Centro Habana) nos reuníamos frecuentemente sus amigos. Lo mismo si había o no había té, o si algún invitado extranjero nos llevaba ron y algunas galleticas, allí, casi como atraídos por el centro gravitacional de la poesía, comenzábamos las tertulias habituales. Lecturas de poesía, la discusión de algún proyecto como lo fue durante un tiempo el de la Casa de poesía, o el del homenaje a Julián del Casal por el centenario de su muerte, constituían la razón de ser de aquellos encuentros. La azotea de Reina, como pronto comenzamos a llamarla, nos acogía a todos. reunión en la azoteaVivíamos en catacumbas individuales que la azotea conectaba con la catacumba mayor: la ciudad. Como quiera que la azotea no pudo recibir--como hubiésemos querido--a amigos como Gastón Baquero o Juan Clemente Zenea, y puesto que algunos de nosotros ya hemos dejado de subir aquellas escaleras y de animar ese espacio que--sin dudas--habría fascinado a Casal, hemos querido crear esta azotea otra, fuera de las murallas, pero dentro de la ciudad, y al que libremente podrán concurrir todos los poetas cubanos. La sombra de los gatos de Reina seguirá rondando peligrosamente la cocina. Mientras, los que van a leer esta noche han comenzado a repartir sus textos, finamente impresos por Ánimas Ediciones. 


     He aquí una muestra (no hemos pretendido antologar) de la poesía cubana que se está escribiendo en los Estados Unidos en estos momentos. Quisimos ofrecer una representatividad de algunas de las tendencias más visibles, sin que ello signifique que están aquí todas las que son, ni mucho menos que lo sean todas las que están
     En líneas generales no resulta difícil reconocer una poética de la herejía, del desenfado y de la deconstrucción del artefacto de lo cubano como coto sagrado y altar de sacrificios. Véanse si no, los textos de Pérez-Firmat, Barquet, Díaz de Villegas, y Alina Galiano, entre otros. Esta línea discursiva se expresa casi siempre a través de un lenguaje corrosivo. Sigue, en este sentido, la cubanía irreverente de Cabrera Infante, Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas, y Lorenzo García Vega, entre otros. Pero, lo que a nuestro juicio resulta sin dudas significativo, es el hecho de que, al mismo tiempo, muchos de estos poetas producen textos que se insertan en un lirismo neorromántico y/o en la angustia de los grandes y universales problemas existenciales.No zozobra la barca de mi vida (1995) de Marta-María Pérez  
     Queremos llamar la atención del lector sobre el erotismo que invade cada vez más la escritura, erotismo que--también--se caracteriza tanto por su agresividad y sinceridad, como por el lirismo y la búsqueda de una expresión pulida, casi de orfebrería, que recuerda a veces los aires del modernismo finisecular (léanse, por ejemplo, los textos de Félix Lizárraga). En el plano formal, junto a los textos más o menos experimentales (sin llegar a la audacia de, por ejemplo, Rolando Sánchez Mejías, Pedro Marqués y Carlos Aguilera,) se aprecia un creciente interés por las formas clásicas (el soneto principalmente) en los que se trasvasa un discurso que es, a no dudarlo, moderno.  
     En nuestra opinión, la poesía cubana que se escribe tanto dentro como fuera de la Isla (física) comienza a con-fluir a partir de los ochenta, dado quizá por el hecho, de que también los bandazos de la historia nos han lanzado a unos sobre otros. Así hemos venido a encontrarnos y a re-conocernos en el mismo desasosiego, en la misma experiencia del naufragio. 
     Y basta de hablar. Ya estamos todos (nunca estaremos todos) reunidos en la azotea. Y cada cual, por turno, lanzará al agua sus papeles, sus señales.  
 
REINA MARÍA 

Tal parece 
que todos los diálogos de los poetas se han fraguado 
en la angostura de tu azotea. 
Las confidencias se sueltan en pareados asonantes 
vigiladas por el sol 
y se amotinan en los aleros de la calle Ánimas. 
Su iridiscencia 
se esparce a gatas por la tristeza de esa ciudad 
erguida en la desidia del riesgo inevitable. 
Es nuestro lugar imprescindible: 
la provincia de dioses que tocan flautas bifídas 
y guardan bajo la lengua verbo y eucaristía. 
Donde se lee a la hora de los apagones. 
Donde se escribe entre garras y entre orejas. 
El misterioso nido de ciclones, según Dulce María. 
La tierra inflamada, que como Ovidio 
en el Mar Negro, amamos como a la muerte. 
Donde un Homero ciego 
adivina los dedos de rosa de la aurora 
en las tinieblas. 
Escriben sin papel, 
sin cintas para sus cachivaches 
Remington, Underwood, Corona. 
Tú y las tejas como guardianes del poema. 
Tú y la humildad desaforada 
de esa insistencia en el geranio azul del verso, 
ese infantil furor de los que nada esperan. 
Naves de guerra que rechinan sólo en Cuba. 
 

Lourdes Gil. Nació en La Habana. Estudió en New York University y en la Universidad de Madrid. Enseñó en el City University of New York. Tiene cinco libros de poemas publicados, y uno de ensayos que esta en proceso de publicacion. Ha dirigido dos revistas literarias (Románica y Lyra) y ahora Cubanacán. Ha ganado entre otros premios el Cintas  (en 1979 y 1991). 
 

CANCIÓN  DEL DESTERRADO  

1 

Como Colón, hacia sus Indias 
fabulosas. 
Como Colón, con todo su equipaje 
en la mirada. 

2 

Desterrado, senil, sin 
piernas donde crecer, sin 
árbol donde asomar su fruta, sin 
tiempo suyo de reloj y olvido, sin 
el amanecer en sus uñas arañando la almohada, sin 
deletrear su infancia, con 
extraviadas palabras, con 
gestos perdidos, con 
un abrazo de viento 
está 
el Exiliado: 
A años luz la patria lo ha hecho 
envejecer. 
 

EL LIBRO DE LOS HEROES 
(SOLO DE CUBANOS) 

                                 "Permiso para un leve sobresalto" 
                                              José Lezama Lima 

                     "¿Qué quieren esos hombres con sus torsos 
                          /desnudos 
                        y sus picas en alto? 
                                         Dulce María Loynaz 
 

LA PRIMERA CARGA AL MACHETE 

A caballo, desnudos, con su mejor machete  
en mano, cientos de negros esclavos 
buscan fundar sobre el cuerpo del otro 
una nueva nación, una noctívaga 
sensibilidad que nos recupere la Historia. 

MELLA (SEGÚN LA FOTO DE TINA MODOTTI) 

Así, de perfil, ¡qué importa 
que fundaras partidos inservibles 
y reverberaras en la historia y la vagina 
irredenta de Modotti! 
Así, de perfil, tu imagen 
de apolo deshollinador de tanta 
fealdad cotidiana, esa mitad 
de tu rostro de atleta que su cámara fijó, 
de macho legendario ensimismado paseándose 
por nuestros libros de texto y por la épica 
insular de Lezama, ¡cómo no iba 
a provocar en mí 
adoración y dolor a la vez!, 
ahora que sólo eres  
una pérdida ilustre 
y no un férvido amante ejercitando 
sobre mi cama su mejor 
 praxis. 

ADVERTENCIA 

Compañeros, no hace falta -dijo una vez Roque 
con razón- llamarnos "camaradas" todo el tiempo, 
en especial si no ha habido una cama por medio. 
 

Jesús Barquet (La Habana, 1953). Poeta. Reside en los Estados Unidos desde 1980. Desde 1991 trabaja como profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad estatal de Nuevo México, Las Cruces. Los poemas que aquí incluímos los hemos tomado de "El libro del desterrado" (México, 1994) y de la plaquette "El libro de los héroes" (República Dominicana, 1994). 
 
 

El Crepúsculo de los Fetiches 
 (eine kleine nachtmusak) 

Por la noche los fetiches 
-cuando el mundo está dormido- 
abandonan los trapiches 
de lo cierto y conocido. 

Los zapatos de Burdines 
-corriendo a campo travieso- 
llegaron a los confines 
de este mundo patitieso. 

Bogando por alta mar 
en el sentido contrario 
entraron en Alamar, 
¡qué cortejo funerario! 

Balsas que meten la pata dibujo de Ramón Alejandro 
por la llanta que cojea, 
provocaron la piñata 
de tristísima ralea. 

Los relojes de Cartier, 
cansados de ver el mundo 
desdoblarse en el no-ser, 
se atrasaron un segundo: 

a la Bolsa de Valores 
se le quemó los frijoles 
y cundieron los temores 
y hablaron los caracoles. 

El trapo y la escueta escoba 
se pusieron a bailar 
a deshora y a cantar 
las traiciones de la Trova. 

Con una labia alardosa 
los teléfonos modernos 
hablaban de "la imperiosa 
necesidad de movernos 

a pasos agigantados 
hacia el Reino de las Cosas". 
Mortales, amodorrados, 
como tristes mariposas 

en sus cajas, construidas 
con puntual seguridad, 
entregamos nuestras vidas 
al bin de la coseidad. 

"¡Qué cosa tan espantosa 
es la cháchara cansona 
de estos vagos Pieles Rosa: 
canción que en cant desentona!" 

"Del sonido deletéreo 
se adjudican el derecho, 
y al Metafísico aéreo 
dan con un canto en el pecho". 

Eran radios en estéreo 
los que así contradecían 
las estaciones, y al férreo 
controlador maldecían. 

Por su parte los eunucos 
televisores callaban 
reservándose sus trucos 
y, en secreto, se apagaban. 

Todas las malas noticias 
usurpaban a las buenas 
o a las malas las ficticias 
ficciones de las cadenas. 

No sabiendo a qué atenerse 
la ardiente inseguridad 
optó por desvanecerse 
en la pura oscuridad. 

Volvieron a las cavernas 
en esos largos minutos 
que alumbraron las linternas 
de los objetos astutos. 

En eléctricos crepúsculos 
las viejas computadoras 
escribieron sus opúsculos 
con letras enredadoras. 

Abrigaban tersos mundos 
de cristales empañados 
y con signos vagabundos 
nos tuvieron engañados. 

El ágil salto de cama 
y la almohadita plumosa 
se colgaban de las ramas 
de la Uncaria tormentosa; 

ésta hacía maravillas 
curando la enfermedad 
y ocultaba en apostillas 
promesas de falsedad. 

En el viejo botiquín 
de la pocilga del baño 
despotricaban sin fin, 
añadiendo injuria al daño, 

mercenarias vitaminas, 
jabones con peste a rayo, 
las vencidas medicinas 
y las curas de caballo. 
 
Champús que tumban el pelo, 
pasta de dientes sin brillo, 
en su sonrisa de hielo 
 asoma un puente amarillo. 

En una tienda del Dólar 
 la porcelana de China 
tiene al sinólogo scholar 
atareado en una mina: 

saca guerreros baratos 
de los estantes de acero, 
ejército de cegatos 
soldaditos, traicionero 

batallón de un invasor 
que nos invade jugando 
y que imita a un perdedor: 
suministra conquistando. 

Latería warholiana 
y los parias del Teflón, 
con Blanca, la palangana, 
desprovistos de emoción, 

declararon terminada 
la Edad de la Exportación 
y entonaron la olvidada: 
"¡Viva la Devolución!". 

Margarita, la pistola, 
asaltó un 7-Eleven: 
descubrió por carambola 
que donde las dan las deben. 

Partenón de Coca-Cola 
en pirámide latosa; 
terca torre de Mazola 
exquisitamente sosa. 

Muro de los alimentos, 
Paradisos en conserva, 
comestibles monumentos, 
partenógena caterva. 

Dicen Severo Sarduy, 
dicen que a ti me parezco: 
si tú estuvieras aquí 
me darías lo que merezco. 

Malabarista ambidiestro, 
decimista que razona: 
yo te pondré una corona 
desconocido Maestro. 

Tú hiciste hablar a las Cosas 
como un Walt Disney mulato, 
si en mis palabras reposas, 
¡yo en tu sombra me dilato! 

No el Ratón, ¡el Colibrí!; 
ni el Pato Donald, ¡cocuyos! 
Lo cubano que perdí 
lo encontré en los libros tuyos. 

Ayer pasé por los cines 
de la Segunda Venida 
cuando oí que Tres Patines 
se quejaba de la vida. 

El de la triste figura, 
Caballero de París, 
cavaba una sepultura 
donde estuvo tu país. 

El Chori pintó un grafito 
que decía: "¡Abajo aquél 
que tú sabes!". Don Fidel 
se fugaba en un barquito. 

La nave no navegaba 
en su caja de cristal 
donde Patillas moraba: 
Palacio Presidencial. 

Allí lo dejamos solo 
para que sirva de ejemplo 
a los turistas del Polo: 
en su cristalino Templo. 

Por fin el Sol despertó 
alumbrado en las canciones 
del poeta, y acertó  
con su rayo de ilusiones 

a rechazar las visiones 
que  la  noche convocó. 
 

LA PROPORCIÓN DEL HOMBRE 

                             dibujo de Leonardo Da Vinci, 
                              en la Academia, Venecia.  

Quien concibió este Adán crucificado, 
el que midió su cuerpo con la vara, 
y lo cerró en el círculo, en la clara, 
perfecta simetría del cuadrado; 

el que le regaló su propia cara 
-y lo dejara así sacrificado 
en efigie, sobre el papel, sagrado 
y a la vez vivo- el que lo creara. 

No pudo concebir un esperpento 
con las manos clavadas al madero, 
ni del lento, verídico y sangriento 

final escamotear lo verdadero: 
con sus tintas remotas le da aliento 
y lo deja vivir de cuerpo entero. 

Néstor Díaz de Villegas, 1956. Cumanayaguense. Estudió Pintura en la Academia de San Alejandro. Durante su Época Gris (1974) escribió un poema (Oda a Carlos III) que lo llevó a la cárcel. Cinco años más tarde lo encontramos en Miami friendo hamburguers en el Burger King de la US 1 y la 57. Estivador, chuchero,  mariguanero, vendedor de seguros, periodista. Ha escrito y publicado, en Xerox, Vida Nueva (1984) y La Edad de Piedra (1992). La Universidad de Redlands, en California, publicó sus poemas de juventud en un volumen, Canto de Preparación. En 1997, Vicio de Miami (Schwarz) y Anarquía en Disneylandia, (Deleatur), ilustrado por Ramon Alejandro. Poemas suyos han aparecido en Mariel, Catálogo de Letras y Linden Lane. Es un apasionado discipulo de Bowie y de Sarduy.  
 

VIVIR SIN HISTORIA  

He viajado poco, he vivido menos. 
No se explica este cansancio y sin embargo  
estoy cansado.  

Desde mi margen contemplo 
a los hombres-pararrayos, a los hombres-volcán, 
a los hombres-liebre. 
Contemplo al héroe de última hora 
y al mártir del momento.  
Contemplo las inmolaciones, los sacrificios,  
las bellas catástrofes que harán historia.  
  
Yo no tengo historia 
y sin embargo estoy cansado.  

Cansado de la historia, entre otras cosas,  
y de las inmolaciones 
y de los sacrificios  
y de las bellas catástrofes 
y sobre todo de los héroes  
y sobre todo de los mártires. 
Pudrirse de grima en una cárcel 
puede ser mala suerte o mala leche. 
Mas ya cansa tanta tragedia:  
tanta viuda atrincherada en su luto,  
tanto hijo huérfano,  
tanto exilio, tanto padecer.  
  
La orfandad es bonita pero también cansa.  
El dolor de los demás es bonito pero también cansa. 
Atención bayameses: 
bajad las voces 
detened la marcha 

deponed las banderas 
y las bayonetas. 

Traigo un secreto que confiaros: 
vivir sin historia es vivir. 
 
 
TRES POEMAS MARTIANOS  

        One 

Conozco al monstruo,  
he vivido en sus entrañas. 
Saben bien. 
 
          Two 

Conozco al monstruo,  
he vivido de sus entrañas. 
Yo también soy monstruo.  

           Three 

Conozco al monstruo,  
el monstruo me conoce a mí.  
Somos felices en nuestro conocimiento. 
 

Gustavo Pérez-Firmat (La Habana, 1949). Doctorado en literatura comparada por la Universidad de Michigan. Desempeña una cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Duke. Poeta y ensayista. Los poemas aquí incluídos fueron tomados de "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995.  
 

HE VENIDO de lejos y he soñado. 

Cada sueño en mis manos era el viaje 
hacia el país inaccesible. 
Cada viaje en mis sueños, la imagen 
indivisa: carroña de la sed 
al despertarse el cuerpo. Apetito voraz 
del tiempo sobre ciudad desconocida: 
El paisaje ruinoso de sus campos, 
la mugre y la asfixia, bendecidas. 
Una vez más el sueño y el deseo 
golpeando los ojos hacia donde 
extraño lugar del que regreso. 
 

II INVOCACION A JOYCE 

James Joyce y yo compartíamos 
el mismo cuarto de La Habana. 
Cada noche, 
antes de apagar la luz, 
él me miraba. 
Toda su estatura 
sobre sus largas piernas 
y sus dos manos 
mostrando al revés 
los bolsillos. 
Ambos tuvimos padres 
que fueron casi todos los oficios, 
nacidos en el centro 
de ciudades antiguas y  olvidadas, 
queridas por nadie y por todos, 
e idéntico miedo 
de beber la sangre de Jesús. 
Abandonamos patria, 
hogar y religión. 
Por las noches bebíamos vino, 
hablabamos de las sirenas, 
amamos el latín y las imágenes. 
Siempre vamos juntos. 
Como a Borges, soy de los que salva 
y a los que no conoce. 

Rita Martín (1963, La Habana). Graduada de Filología en 1986, se ha desempeñado como profesora adjunta e investigadora literaria en la Universidad de La Habana y el Instituto de Literatura y Linguística de la Academia de Ciencias de Cuba. En 1991 y 1992 publicó los poemarios El cuerpo de su ausencia y Estación en el mar. Poemas y cuentos suyos han sido publicados en las antologías Un grupo avanza silencioso; Los últimos serán los primeros y Bridges to Cuba. Tiene en proceso de edición su colección de cuentos La flor de Elisa y su poemario Tocada por el astro. Ejerce la crítica literaria. Actualmente, reside en Miami. 

 

 REINALDO ARENAS ESCRIBE   
 SU AUTORRETRATO   

 La dicha en vilo, detenido el gesto, 
 bailo el dulce danzón de los umbrales: 
 la nostalgia deshace el palimpsesto 
 de la luz acechando los panales 

 negros del dolor. Echo estos restos 
 a las aguas enfermas y albañales 
 del mar. La Historia lanza sus denuestos 
 contra mis migratorias iniciales. 

 En la boca la gracia de la mueca 
 y en los ojos las heces del invierno. 
 Está a punto la nave del retrato. 

 Sólo falta el embuste que diseca 
 y pone a la fortuna el rudo cuerno: 
 que Virgilio me esconda su zapato. 
 
 
 EL SOMBRERO DE ZEQUEIRA 

                                        para pedro marqués de armas  
  
Por la puerta de ayer de Monserrate 
 traje las joyas y el manto de la piña, 
 el reloj de la Habana, la lampiña 
 fuente de la sed y el disparate. 

 Traje la pompa y el aire que me abate, 
 el hedor de la muerte, la rapiña, 
 los ojos asustados de la niña 
 por un viejo color de escaparate. 

 Por la puerta de ayer de la Tenaza 
 llevé el agua a las quintas, la modorra, 
 los triunfantes despojos habaneros, 

 e instalé mi locura en las terrazas, 
 en la ciudad incesante que se borra 
 cada vez que me pongo este sombrero. 
 

Francisco Morán (La Habana, 1952). Poeta y ensayista. Reside en los Estados Unidos desde 1994. Ha publicado: Casal à Rebours (ensayos y otros delirios), Ecce Homo, y Habanero Tú (poesía).   
 
 
 Mis amores 

                  a Julián del Casal 

Tengo, como el poeta, el triste amor impuro 
De las ciudades; tengo el amor escondido 
De los efebos (ah tu cuerpo, esculpido 
En el metal del sueño, que acaricio en lo oscuro). 

Tengo el amor amargo de las muchachas suaves 
(Ah tu cintura de agua, ah tu sonrisa luego 
Del abrazo, tus falsos juramentos, tu ego, 
Tu palidez, tus pechos leves como dos aves). 

Tengo el amor sagrado de la sangre heredada,  
Amor que no se ocupa de quejas ni traiciones; 
El amor de los libros, mis amigos más viejos, 

Y el de algunos amigos, como los libros, viejos. 
Tengo el amor ridículo de la hierba pisada, 
Del vino de Khayyam, del queso y los tostones. 

Y tengo (como el rizo que guarda un camafeo) 
El amor desgarrado de Dios, en Quien no creo. 
 

 Lectura de Chuang Tzu 
 
Una vez yo, Félix, soñé que era Chuang Tzu, Chuang Tzu releyendo  el Tao Te King a la luz suave de la lamparilla de papel perlado. 

Y sólo tenía conciencia de mi felicidad al aspirar el añejo aroma de los rollos de seda, donde la mano misma del Maestro había trazado los bellos caracteres que yo descifraba sin esfuerzo, sin saber que era Félix. 

Y Chuang Tzu se quedó dormido y soñó que era una mariposa revoloteando aquí y allá, una mariposa perfecta en todo sentido, sin más conciencia que mi felicidad como mariposa, sin saber que era Tzu. 

Y despertó de pronto de su sueño, y fue de nuevo él mismo, Chuang Tzu, sin duda alguna, y se preguntó si sería acaso un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que soñaba ser Tzu.  
 Bella sobre una cigüeña por Miyagawa Choshun 
Y desperté de mi sueño, o de ese sueño que es toda lectura, y fui de nuevo Félix, yo, qué duda cabe. 

Y me pregunto ahora qué seré cuando vuelva a despertar, un filósofo chino al que he leído, un escriba insular que no leeré jamás, un insecto feliz de no saber qué son los libros a no ser en un sueño. 

O qué otra cosa. 
 

Félix Lizárraga. (La Habana, 1958). Licenciado en Teatrología y Dramaturgia por el Instituto Superior de Arte de La Habana en 1983. Sus poemas y relatos han aparecido en La Gaceta de Cuba, Unión, El Caimán Barbudo, Naranja Dulce, Albur y otras revistas literarias.  Ha publicado Beatrice (Editorial Unión, La Habana, 1982.  Premio David, 1981), Busca del Unicornio (Centro Provincial del Libro y la Literatura, Coleccion La Puerta de Papel, La Habana, 1991).  El poemario A la manera de Arcimboldo fue mención en el  concurso Julián del Casal de 1993 y actualmente esta en proceso de edicion por la Colección Baralanube de Editions Deleatur.  Tiene inéditos una trilogía de libros de relatos: El bosque de yeso, Tríptico de una noche (Eclipse) y La rosa secreta, y los poemarios Brocelianda y Los panes y los peces.  Reside en Estados Unidos desde 1994. Esta ficha es realmente impresionante, y lo sería aún más si pudiésemos publicar el resto.  
 

  VOZ DE UVA 

   Ahogo. Palabras cortadas por 
   la lluvia. 
   Mira que lloras me dicen 
   cuando niña 
   un día que el sol iluminaba 
   y trago aire. 

   Viajes, ausencias, pedradas, 
   mil ilusiones varadas, 
   nada me ha hecho llorar. 

   Será que en la garganta 
   el aire de la lluvia 
   me arrugó las cosas 
   como encajes en un armario, 
   y ahora escribo sola 
   oyéndome llover. 

   No tengo miedo, soy una brisa. 
   Soy sangre. 

                              Guadalajara, México 
                               21 de abril, 1997 
 
 

   PAX FOR THE ILL 
  
                          para Leonor A. de Ulloa 

   ¿Y si no miro y si tampoco toco? 
   Si no me acerco o trato, 
   ¿me tratarán entonces? 
   ¿me aceptarán? 

   Y si no busco, o hablo, 
   ¿me dejarán tranquilo, 
   ¿me escucharán? 

   Si no me muevo mucho, escucho 
   y solamente silbo. 
   Si nada más deseo sólo ser 
   en un lugar que nada cueste 
   a nadie más. 
   Que no compita, que no repita, 
   que sólo sea ese cuerpo  
   que me ve, 

   ¿seré feliz entonces? 
   ¿tendré la paz? 
   ¿podré vivir tranquilo? 
   ¿Existiré? 
  
                     Blacksburg, Virginia 
                     Noviembre 1997 
 

   PALMA, ESPINAS, VIENTO 

     In memoriam Luis Garcés 

   En el espejo de las caras 
   de mis hermanos 
   veo el paisaje 
   de una isla perdida. 
   Una ciudad que se cae, 
   campos de llanto, 
   fuentes de lágrimas, 
   balsas que no terminan. 

   No sé adónde nos lleva este sendero. 
   Pero en esta otra ciudad de los espejos, 
   "o de los espejismos", 
   levanto esta casa de aire, 
   en ella invoco a mis espíritus, 
   y bailo, canto y coloreo. 

   Mi casa: 
   en la entrada, la palma, 
   sus paredes, espinas. 
   Mi techo: el viento. 

         Claremont, 26 abril, 1998 

Enrico Mario Santí. Ensayista, poeta y profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Georgetown en Washington, D.C.  Es autor de varios libros de crítica y estudios literarios.  Entre ellos se encuentran: Pensar a José Martí. Notas para un centenario (1996). También publicó una selección de textos de Octavio Paz (Octavio Paz / Primeras letras, 1988). En 1995 la editorial La torre de papel publicó su poemario Son peregrino. 
 
 
 DEFINICIÓN MUY CLÁSICA  
  
 Y entonces vendrán las preguntas: 
 Señorita, ¿ por qué el Eros?  
 Y yo me ajustaré las gafas  
 -- toda muy doctoral -- 
 y hablaré del símbolo oculto  
 y del destino social, 
 del pecado y de la alquimia,  
 de la libido y del ego. 
 Me encanta parecer profunda.  
 Gato en almíbar, si te vieran...  

 ECLIPSE 
  
 Cuerpo I  
  
 un cabello de luna terso y frío 
 un cabello de luna que la noche ha perdido 
         en el hoyo argentado de tu sexo: 
 sombra y rápida muerte  
         ésta que das cuando me tomas: 
 estás en mí como una prueba 
 estoy en ti como un aviso 
  
 Cuerpo II  
  
 en tu lecho de ayer se soltaron diez palomas 
 una a una las vi brotar 
 luminosas sobre el vientre  
                                                y yo 
 madre del hijo que jamás tendremos  
 recogí dulcemente su cadáver  
 en el cuenco rojinegro de mi boca 
 

Daína Chaviano (La Habana, 1957). Narradora y poeta. Desde 1991 reside en los Estados Unidos. Los poemas aquí incluídos fueron tomados de la antología "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995. 
 
 
 XVIII  

 Obayé ko baye abenté:  
 qué me importa que el mundo se acabe 
 si utilizaron mi casa, MI CASA 
 mi vivienda favorita, mi Ité Alaké:  
 mi Trono, coño,  
 como si fuese ikún nikún: un basurero. 
 Y cuando bajaban del Monte 
 se llenaron la boca para decir 
 que su mo bo: su revolución era más verde  
 que mi Ikó Erí: mi palma.  
 Utilizaron el color de mi símbolo  
 para que la gente bajara la cabeza 
 y ninguno de aquellos protegidos del misterio, 
 por respeto a mi poder,  
 me dijeron al pasar, Maferefún Leyí, 
 Maferefún Obakoso; 
 porque venían como pavos reales  
 y entreteniendo la manigua 
 y yo me aguanté para ver hasta dónde 
 iba a llegar el pajareo, 
 el relajo que se traían entre pecho  
 y espalda estos presumidos.  
 Después, para que yo me olvidara 
 de cobrarles el insulto  
 de tanta imprudencia 
 y de tanta sinvergüenzería juntas, 
 me vinieron con una fiestecita,  
 con un cantico cualquiera  
 y para ponerle la tapa al pomo,  
 destriparon un par de gallinas.  
 Con eso nada más pretendieron hacerle  
 ebó a mi Majestad  
 y por si fuera poco, para no variar, 
 le metieron mano a mi Seré: mi querida,  
 mi Obiaya: mi coquito sagrado, 
 mi Obíeyo: mi novia, mi Oñikán: mi dulce fino; 
 como si yo fuera un obiní ñáña:  
 un afeminado, un emí were: un poquita cosa. 
Se olvidaron que yo como carnero,  
que a mí, a Oba Funké, El Grande, 
hay que traerme en bandeja 
de plata harina y quimbombó, 
guardiente del bueno,  
tabaco y dinero a manos llenas. 
Se olvidaron que para rendirme pleitesía 
hay que dejar sin plátanos  
a todo un platanal, sin discutirme;  
porque en este gallinero  
el único gallo soy yo, EL UNICO 
y sin mí no hay artillería suficiente 
que haga temblar los cielos,  
ni puede hablar el Fundamento sobre la estera  
en el mismito centro del cuarto  
donde están todos los santos.  
Se olvidaron estos maricas que mi bonitura, mi gracia, 
mi fistulería de bambollero ebánico y orgulloso  
las bajó el mismo Olofi  
de tokán tokán: de todo corazón  
y como bola de candela atravesé la atmósfera.  
Por eso cuando mis pies tocaron la tierra, 
ese día, nació la primera ceniza, 
el polvo mágico de la adivinación 
sin el cual la humanidad 
no tiene ni tendría capacidad de leer  
el signo de lo innombrable, de lo eterno. 
Se olvidaron que yo castigo sin compasión, 
que no perdono.  
Se olvidaron que yo mato 
al que se atreva a faltarme, 
porque yo soy el Oricha Tobí: el Santo Fuerte, 
el innegable Lemó: lirio de la candela,  
el que deslumbra,  
el negro lindo y mimado que se viste de punzó, 
Rey de Oyó, Rey de Reyes,  
el gran Oricha Dueño y Señor del Batá. 
Así fue como se me subió el berrinche a la cabeza  
en todo su esplendor y con la fuerza de un rabo de nube. 
Y como yo soy Emí Bori: el que más manda,  
ahí mismo decidí 
que se acababa la rumba de un cantazo,  
que esta partida de guanajos se quedaban sin bembé, 
que no iban a encontrar olorí:  
tamboreros para armar ceremonia.  
Y mi nariz empezó a echar humo  
y comencé a botar fuego por la boca 
hasta que las cuentas blancas de mi eleke orisá: 
collar de santo,  
se hicieron triza.  
Por eso decidí que iba a poner  
a esta país de mierda 
como un obató orubó: como un zapato viejo,  
para que nadie se creyera 
que a mí se me puede  
marear la cabeza con mentiras;  
porque yo soy Sanfán Kon Alafi  
hasta en la China;  
porque yo soy el Oricha del trueno, 
del fuego, de la guerra,  
de los tambores, del relámpago  
y ahora van a saber de una vez y por todas  
que nadie, nadie sobre este mundo,  
los tiene más grandes que yo. 
Porque cuando Changó Ilarí se encabrona,  
cuando los ojos de Changó echan candela,  
hasta los cuchillos, carajo, tienen miedo.  

Alina Galiano (Manzanillo, 1950). Poeta. Reside en Estados Unidos desde 1968. Los poemas que aquí presentamos fueron tomados de la antología "Poesía cubana: la Isla entera", España, 1995. 
 
 
El emigrante  

Cuando llegue el momento, 
aunque sea tarde y te apresuren y te griten, 
pon en el armario oscuro los recuerdos, 
ciérralo despacio, como puedas, 
y trata dedejarlo para siempre 
en el rincón más limpio de la casa. 
 
Deja dentro esos rostros que se agitan y lanzan 
            sus entrañables advertencias; 
no te lleves a ninguna parte esos claros mensajes, 
esos cielos absolutamente desquiciantes. 

Clausura ese paisaje pavoroso, 
y déjate llevar sin sobresaltos 
             hacia las tibias grutas sumergidas, 
hacia el gran remolino en que se acercan 
las señales abiertas, el lenguaje de sombras. 

En tus bolsillos llevarás, de todos modos, 
ambiguos talismanes, objetos proverbiales que vendrán 
a iluminar el inmenso exorcismo: 
               barajas incompletas, 
               pañuelos, abalorios, 
               secretos códigos, insignias, 
               emblemas de cartón, 
               la imagen única del ave 
               serena y disecada, 
               dibujos coloreados de los trajes 
               que se esfumaron en el extraño sueño... 

               alguna cosa más, pero ligera; 
               témele al exceso de equipaje. 

Reinaldo García Ramos (1944). Fue miembro del grupo de escritores que se dieron a conocer en las Ediciones El Puente a principios de los 60. En 1980 emigró a los Estados Unidos. Fue uno de los fundadores de la revista Mariel (1983-1985). Entre sus libros está Caverna fiel (Verbum, 1993). 
 

CANTO PRIMERO  

(fragmentos) 

                                                                 El mar ondulando. 
Alta y solitaria, alta y 
solitaria, oigo que dices. 
Hará cuestión de algunas horas 
también pensé decir cosas hermosas. 
Salieron lombrices (amebas sobre todo), 
viejas maricas agazapadas 
en las alcantarillas, 
inaplazables 
adolescentes envejeciendo bajo el primer 
puñetazo, 
hogueras, 
airados diosecillos 
disputándose trozos de excrementos, 
aullidos, 
embarcaciones repletas alejándose, 
embarcaciones balanceadas, 
hileras de inocentes sacándose los ojos 
confiados 
(así lo afirman las últimas orientaciones) 

......................................................... 

              Pero tú cantarás,  
óyelo bien, 
tú le retorcerás el cuello a los pavorreales 
y te cagarás sobre los castos árboles, 
tú te meterás en el culo el campanilleo dominical 
de los heladeros, 
tú alimentarás con arsénico a los últimos parientes de 
la "Antigua Esperanza", 
tú lanzarás "los zapaticos de Rosa" al zarzal en 
llamas. 
Tú denunciarás ante los guardacostas a la 
que pesca en el mar (oh, señora, quién la viera a usted 
trasladando su considerable cuerpo a un madero que se bambolea, 
mandando al carajo la corona de laurel, huyendo en la oscuridad 
de la chusma intransigente y añorando la chusma diligente. 
Me temo que en esas circunstancias no podría componer su soneto 
"Al partir"...Perla del mar, estrella del...), 
tú te masturbarás sobre el "torrente prodigioso" 
(ahora, ahora, que nadie me vigila) 
y harás cola para las pezuñas del toro (lo demás va para 
la Unión Soviética) muerto por Heredia en 1832 
de cuarenta versos endecasílabos, 
tú reventarás con un maullido el tímpano de los 
que aún sueñan "sueños de gloria engolfadas y perdidas 
en la profunda noche de los tiempos". 
Tú revolverás la mierda que se esconde siempre 
tras la divina retórica. 
Tú enseñarás a desconfiar de las grandes palabras, 
de las grandes promesas, 
de las grandes pantomimas heroicas. 
Tú atosigarás con blasfemias la ciudad que te asfixia. 
............................................................. 

CANTO SEGUNDO 

(fragmentos

Me voy. 
              Pero 
siempre hay que irse. 
Siempre hay que echar acorrer y perderse. 
Siempre hay que liquidar jadeando los últimos trapos, los 
últimos sueños, 
y salir desnudos como quien deja un crimen. 
Y salir huyendo silenciosamente. 
Y salir gritando silenciosamente. 
Y entrar en lo oscuro silenciosamente. 
Salir de lo oscuro y entrar en lo oscuro silenciosamente. 
                                                                       Isla, 
contra ti se estrellan todas las audacias. 
Eres triste como la carta de un amigo en el exilio, 
como la figura de la vieja marica con el pelo 
pintado, 
como la voz del que voceaba las reses en el patio de la 
infancia. 
      Con tus perennes sabanas donde pasta el aburrimiento una 
vaca hambrienta, eres triste. 
Con tus casas hechas para otros climas, 
con tus estaciones que no estacionan, 
con tus avenidas desprovistas de árboles y amuralladas, 
antes, de anuncios, ahora de consignas, 
con tus mujeres ya estrictamente imbéciles 
           (vacunas o bollunas), 
con tus hombres escépticos y rumberos 
           ("mangánsones"), 
con tu juventud exhibicionista, 
con tu filosofía del pan con timba, 
con tu choteo y tu meneíto
con tu abrumadora colección de maricas escandalosas, 
con tu inmenso y polvoriento verano, 
con tu único río, 
con tu única carretera, 
con tu único producto, 
con tu árbol simbólico, 
con tu cacareada alegría: 
                                     Eres triste. 
     Y sin embargo, es éste el lugar que más amas 
por encima de todas las cosas. 
     Y sin embargo, es éste el lugar que te asediará siempre, 
y querrás retener... ¿Qué ha pasado? 

.......................................................................... 

Reinaldo Arenas (Holguín,1943-Nueva York, 1990). 
Narrador y poeta. Entre sus obras se encuentran: El mundo alucinante, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar (de donde tomamos los fragmentos que aquí ofrecemos al lector), El color del verano, y Antes que anochezca.