CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS

VIERNES 31 DE MAYO DE 1963

SESION DE LA MAÑANA

MESA:

Dr. Mario Escalona
Dr. Diego González Martín
Dr. Armando de Córdova
Dr. José A. Bustamante
Dr. José Galigarcía
Comdte. Eduardo B. Ordaz
Dr. Carlos Acosta Nodal
Dr. Edmundo Gutiérrez Agramonte
Dr. Alberto Galvizu
Dr. Knoblock

       Sr. Presidente.-Concedemos la palabra al Dr. Mario Escalona, para que deje inaugurado este evento (9:00 a.m.)

viñeta     Dr. Mario Escalona.-Compañeros: La salud mental es un problema médico estrechamente relacionado con los problemas psicopolíticos de todas las naciones y, por lo tanto, a nadie puede escapar la importancia que puede tener para nuestra Patria, en pleno desarrollo de una Revolución Socialista. La confrontación de las opiniones de todos los especialistas sobre distintos aspectos de esta rama de la Medicina sólo puede resultar en el señalamiento de una línea de trabajo que beneficiará, en general, la asistencia mental en Cuba.
     La medicina se divide en preventiva y curativa, de la cual no escapa la Psiquiatría con sus dos aspectos de higiene mental, preventiva y de asistencia psiquiátrica, curativa. Existe una interrelación en todas las distintas especialidades de la Medicina, de la cual no escapa la Psiquiatría, por lo que se ha logrado ya una unión íntima entre médicos generales y psiquiatras y la integración de las salas de psiquiatría en los hospitales generales.
     No ha sido posible lograr en todas las provincias una asistencia completa de todos los enfermos mentales, pero la meta de cumplimiento de ello está en los planes del Ministerio de Salud Pública, que tiene la obligación de cuidar y restituir la salud del pueblo.
     En esta reunión debe practicarse la discusión abierta y libre, sin sectarismos, con amplia seguridad de que cada especialista puede militar en la escuela científica que desee, siempre que no se alteren los postulados básicos de la Revolución, y de esa discusión abierta podrían salir las normas satisfactorias para aplicar en forma general en la prevención y tratamiento de las enfermedades mentales.
     Saludamos la presencia de compañeros de otros sectores invitados al Congreso y exhortamos a todos los psiquiatras asistentes a trabajar en el Congreso con entusiasmo para mantener a Cuba en lo que ya es: Ejemplo de América y del mundo entero.
     Muchas gracias.

     Sr. Presidente.-El Dr. Diego González Martín tiene la palabra para su Ponencia: “Estado Actual y Perspectivas de la labor de la higiene mental”.

     Dr. Diego González Martín.-Esta Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas tiene como objetivo fundamental crear las bases para la planificación y coordinación de todos los esfuerzos y actividades de la nación que de una manera u otra se relacionen con la prevención y la asistencia de los trastornos mentales.
     Esta Conferencia, auspiciada y organizada por la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría del Ministerio de Salud Pública y la Sociedad Cubana de Psiquiatría, ha querido reunir en su seno no sólo a los psiquiatras, sino a los psicólogos, pedagogos, maestros, trabajadores sociales y funcionarios conectados con distintos aspectos de la higiene mental o de los problemas psicosociales.
     Desde el punto de vista de su amplitud de propósitos y composición, creemos que esta Conferencia no tiene precedentes en la historia de la nación y puede considerársele como un resultado genuino de los cambios operados en nuestro país.
     Es posible que nunca se haya producido una consulta pública de esta naturaleza, en que todos los trabajadores de la salud mental, sin distinciones, se unen para intercambiar opiniones y procurar una inteligencia común en el enfoque y tratamiento de las cuestiones psicológicas y psiquiátricas que afectan a la nación.
     Es que nunca, igualmente, existieron en el pasado nacional las condiciones que permitieran una reunión de esta índole. Ha sido la Revolución, en su desarrollo, la que ha hecho posible e impuesto la necesidad de esta Conferencia y creado los medios para la aplicación efectiva de sus acuerdos y recomendaciones.
     Si hoy tratamos de planificar y coordinar es porque -y perdóneseme la perogrullada- tenemos en Cuba, y por obra de la Revolución, instituciones, organismos, servicios y recursos, cuyo crecimiento y ulterior avance están demandando ajustes a tenor de un plan racional de conjunto que impida la diversificación estéril de energías.
     Eso que hoy tenemos, no existía en el pasado. ¿Qué podía entonces planificarse y coordinarse realmente?
     ¿Qué podía planificarse, en materia de higiene mental, en una nación que contaba con más de medio millón de desocupados y con más de la mitad de la población campesina viviendo en condiciones espantosas de atraso físico y cultural?
     ¿Qué podía planificarse y coordinarse, ciertamente sin tropezar con un individuo feroz, con la especulación y el desprecio ante las necesidades del pueblo en un ambiente en que el robo de los dineros destinados a la salud pública y a los Hospitales era cosa habitual, de todos los días?

Planificación con y sin contradicciones antagónicas.

     Hoy, que nos reunimos para organizar el mejor uso de nuestros efectivos y precisar la dirección de su aumento, debemos tener presente que los planes que concibamos han nacido y están asistidos de una sociedad nueva que está surgiendo, y con la cual no habrán de presentar contradicciones antagónicas e insuperables.
     En los países capitalistas se efectúan frecuentes reuniones de Higiene Mental y en ellas se formulan minuciosos planes y programas, que habitualmente soslayan la contradicción esencial que existe entre los intereses de la salud mental de la población y el carácter mismo de la sociedad para la cual se proyectan. En esos programas y planes, aunque se señalan las causas patogénicas sociales de la perturbación psiquiátrica no se establece claramente que no puede haber salud mental sin erradicar los problemas del hambre, la desocupación, el subdesarrollo económico, la inseguridad en el trabajo, la amenaza de guerra y las agudas grietas morales que minan a una sociedad en crisis.

 

Crisis en la Higiene Mental de los Estados Unidos.

     En una estadística dada a conocer en el reciente Seminario Latinoamericano de Salud Mental en México, al que acudimos como delegados de Cuba, se constata en los Estados Unidos un crecimiento de las cifras de las neurosis, a partir de 1955, hasta 1959, acompañándose ese hecho del mantenimiento de las cifras de psicosis. Ello parece indicar que el empleo de los modernos recursos psiquiátricos, y entre ellos los psicofármacos, pudo estabilizar la incidencia de las psicosis a los niveles logrados en el inicio de ese período, inferiores a los de 1950, pero no impedir que aumentara significativamente la cantidad de psiconeuróticos, en los cuales resulta notoria la intervención de los factores económicos sociales.
     Ese aumento de las cifras de psiconeuróticos en los Estados Unidos, que contrasta notablemente con el fenómeno opuesto de su descenso en la Unión Soviética -según testimonios de compañeros que la han visitado- luce indicar la condición neurotizante por excelencia de las contradicciones de la sociedad capitalista.
     En la propia reunión del Seminario Latinoamericano de Salud Mental, los delegados norteamericanos traducían en sus informaciones y ponencias, las dificultades creadas a la labor de la Higiene Mental en ese país, de una manera realmente dramática. El Dr. Stanley F. Yolles, del Instituto Nacional de Higiene Mental de los Estados Unidos, en su trabajo ante ese Seminario, titulado “Investigaciones de Salud Mental”, luego de señalar las circunstancias que después de la segunda guerra mundial aconsejaron en 1946 la promulgación de la Ley Nacional de Salud Mental, a causa -palabras textuales- de la “inmensidad del problema de la salud y enfermedad mentales en los EE.UU” termina expresando: “En la actualidad los esfuerzos encaminados a afrontar los problemas de la salud y enfermedad mentales en los Estados Unidos de América, se encuentran en una encrucijada crítica”.
     Es decir, en 1962, 18 años después de fundado el Instituto Nacional de Higiene Mental de los Estados Unidos, y haberse invertido apreciables cantidades de dinero en el encaramiento de las cuestiones de la prevención y asistencia de los disturbios psíquicos, una de las figuras más connotadas de ese organismo proclama en un Congreso Internacional que EE.UU. se halla en una situación crítica en lo que respecta al afrontamiento de los problemas de la salud mental.
     Es curioso que Stanley F. Yolles no presente a todo lo largo de ese amplio trabajo de 36 páginas, el más ligero examen acerca de las causas de esa situación crítica de la psiquiatría norteamericana, que él menciona y sí ofrezca una documentada referencia de las innumerables investigaciones llevadas a cabo por el organismo que él representaba en el Seminario. Un examen de los factores que, según sus palabras, ha llevado prácticamente a un callejón sin salida a los esfuerzos de la Higiene Mental en los Estados unidos, evidenciaría aspectos de la vida norteamericana que no pueden resolverse simplemente con esas investigaciones y las drogas innumerables que cada día salen al mercado de esa nación.
     Ello pondría de relieve que la cuestión de la Higiene contiene aristas decisivas que atañen a la composición social de la nación y su base económica y que los progresos indudables de la ciencia psicológica y psiquiátrica no pueden desentenderse de esos aspectos fundamentales en lo que respecta a la realización de una correcta política de sanidad mental. No sólo con cuantiosas investigaciones neurofisiológicas y neuropsiquiátricas y psicológicas -algunas de las cuales se han llevado a efecto en los Estados Unidos, con resultados positivos- y con la búsqueda de nuevos psicotrópicos -de lo cual no es ajeno el interés mercantilista- se logra la estabilidad psíquica y emocional de los ciudadanos norteamericanos. Esas investigaciones pueden ser beneficiosas. Muchas de ellas lo han sido, realmente, como las de Magoun, sobre la formación reticular del tallo cerebral y otras. El gran valor de esas indagaciones psicofisiológicas radica precisamente entre otras cosas, en que contribuyen a comprender cómo operan fisiológicamente los grandes agentes del desequilibrio mental, que en los Estados Unidos se ofrecen de forma gigantesca.
     Las leyes anti-obreras y antipopulares, la explotación del pueblo, las persecuciones de las denominadas “actividades antiamericanas” (en realidad persecución fascista de los norteamericanos demócratas y progresistas), la segregación racial, el Ku-Klux-Klan, el linchamiento de negros, el atizamiento de la guerra fría y la permanente amenaza de un estallido termonuclear del Universo, la vaciedad ideológica de las clases dominantes parasitarias de millonarios, el cultivo de los más variados vicios y toxicomanías, el homosexualismo, la prostitución y la delincuencia: todos esos y otros elementos de la “American way of life”, cooperan destacadamente en la producción de un elevado saldo de desarreglos mentales, cuyo origen económico social exige un tratamiento bien distinto del empleado por el Instituto de Higiene Mental de los Estados Unidos. De ahí “la situación crítica” expuesta por Yolles en el Seminario de México, y la proclamación de impotencia por una de las máximas autoridades norteamericanas en la materia para el enfoque de los problemas mentales.
     Por todo esto se puede comprender fácilmente cómo y por qué una verdadera planificación de la Higiene Mental resulta prácticamente irrealizable en los países capitalistas, independientemente de los avances científicos que en ellos se logre y la existencia aisladamente de buenas organizaciones de Higiene Mental.
     Muchos programas de Higiene Mental en los países capitalistas resultan en sí mismos grandemente contradictorios, tanto más cuanto más verídico y científico sea su contenido. Cuando en ellos se advierte alguna apreciación certera de ésta resalta inmediatamente el contrasentido dramático entre la medida técnica o científica correctas y la imposibilidad material de aplicarla o su inocuidad dentro del marco general de los graves problemas sociales que confronta el país.

Los Congresos de Higiene Mental

     Desde este punto de vista resultan útiles los Congresos Internacionales de Higiene Mental y los planes que en ellos se elaboran aunque no se cumplan, porque ellos mismos muestran la realidad del status caótico de las naciones en que mantiene la explotación del hombre por el hombre. La presencia en ellos de los delegados de los países socialista sirve para mostrar más todavía esa trágica situación, por el ejemplo objetivo de sus logros y la inexistencia de contradicciones internas que impidan la ejecución de los planes de Higiene Mental.
     Ello ocurrió con la delegación cubana, en muchas de las deliberaciones del Seminario de México. Por ejemplo, en México dijimos algo que ya ha aparecido en algunos documentos de la O.M.S; pero dicho por nosotros, delegados de Cuba, y ante los delegados de los gobiernos que oprimen a los pueblos hermanos de la América Latina, cuyas condiciones higiénicas y en particular de Higiene Mental son espantosas, sonaba a algo soliviantador.
     Dijimos: “Tal cual ha sido reconocido por la casi totalidad de los higienistas y más específicamente por la décimo quinta asamblea de la Organización Mundial de la Salud, los problemas de salud pública en general, están tan íntimamente vinculados, que a un determinado nivel resultan prácticamente inseparables. Todas aquellas actividades que propendan al logro del bienestar y la felicidad el hombre, influyen directamente sobre el mejoramiento de la estabilidad emocional, favorecen la evitación o la supresión de conflictos psíquicos y ayudan a evitar la enfermedad en el caso en que ésta, por una u otra causa, se produzca. La desnutrición que provoca el hambre, las infecciones que se producen por falta de educación de higiene, tal cual se ha señalado anteriormente, el rencor que provoca la injusticia, el hacinamiento y la falta de enseñanza, son entre otras muchas lacras que afectan a los pueblos, causas que “directamente” afectan la estabilidad emocional y son origen de afecciones que lesionan el sistema nervioso del hombre. Y si decimos esto, ante todo es para llegar a la conclusión de que el mejor programa de salud mental será aquel que en mayor medida elimine estas miserias y establezca la justicia social con el derecho al trabajo, con la certeza por el hombre de que forma parte de una comunidad que no cultiva el privilegio ni la segregación por motivo alguno, donde el blanco y el negro, el mulato y el indio son hermanos en el esfuerzo y se sirven de apoyo mutuo, lejos de hostilizarse por motivos económicos o de otra índole. Al aplicar justicia, repetimos, estamos dando el primer y más importante paso en un programa de salud mental.
     Algunas de esas afirmaciones aparecen casi textualmente en determinados documentos oficiales e informes de la O.M.S. y de funcionarios de la Oficina Sanitaria Pan-americana.
     ¿Por qué sorprenderse, entonces, por ellas?
     Para muchos de los asistentes a esos eventos oficiales las palabras de ellos mismos o admitidas por ellos, que señalan causales económicas sociales de la enfermedad mental, dichas por otros hombres, por hombres, por ejemplo, que procedan de Cuba, se convierten en “subversivos”.
     ¿Por qué?
     Porque sus propias palabras, dichas por esos otros hombres, y para su asombro y disgusto vienen a manifestarse como enunciadoras de un problema inmediato a solucionar, y que puede solucionarse por iniciativa de los pueblos; porque lo que ellos dijeron en la tranquilidad de una afirmación técnica, supuestamente inocua y que se creía vedada de antemano a toda posibilidad de acceso a su planteamiento real, sí podía y puede convertirse en un hecho inmediato; porque los que ahora repetían sus palabras demostraban que eran válidas, ciertas, poderosas y mostraban físicamente su validez haciéndolas ciertas en una Higiene Mental que se afirma en la transformación radical y saneadora de la sociedad, en la Reforma Agraria, en la liquidación de la miseria y el analfabetismo y la creación de un ámbito de justicia social y de verdadera dignidad humana.
     Por todo se asustaban de su propio eco.

Crecimiento de los Efectivos de la Higiene Mental.

     Todo esto pone de relieve la importancia de nuestra Conferencia Nacional y de las fuerzas que asisten al movimiento de la Higiene Mental en Cuba.
     Los efectivos psiquiátricos y de higiene mental se han incrementado considerablemente en nuestro país, por efecto del proceso revolucionario. Los progresos se han manifestado con el surgimiento de instituciones y efectivos en los Ministerios de Salud Pública, Educación, del Interior y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en una forma que no tiene precedentes en la historia de la nación.
     En Salud Pública hay que anotar la transformación humanizadora del Hospital Psiquiátrico Nacional y los propósitos actuales de convertirlas en un gran Centro de Rehabilitación, posiblemente el mayor en su carácter que exista en el Continente, la creación de las Salas de Psiquiatría, en los Hospitales Generales y la formación del personal psiquiátrico que los atiende, el establecimiento en vías de realizarse de un Hospital Diurno en el antiguo Dispensario de Higiene Mental de La Habana, la aparición de la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría y de los responsables de Psiquiatría de los Organismos Regionales de Salud Pública.
     Cuba actualmente va alcanzando la cifra de una cama psiquiátrica por cada mil habitantes. El número actual de camascasacuba incluyendo las de la Empresa del Mutualismo Integrado, alcanza la cifra de 6,157, habiéndose programado el establecimiento de 525 camas más. Con excepción de los Estados Unidos y el Canadá en los 20 países restantes del Continente el promedio de camas psiquiátricas por habitantes alcanza sólo a 0,55 por mil. Los promedios más bajos corresponden a Haití, República Dominicana y Bolivia, con 0.07; 0,08 y 0,09 camas por 1,000 respectivamente.
     Hay salas de Psiquiatría en los siguientes hospitales generales: Departamento de Psiquiatría del Hospital Calixto García, Comandante Fajardo, donde también ha funcionado el primer centro piloto de Hospital de día, Hospital Nacional, Hospital Provincial de Santiago de Cuba, Hospital de Cienfuegos, Hospital Provincial de Matanzas. Hay una sala de Psiquiatría infantil en el Hospital “A. A. Aballí”, de La Habana.
     Hay Servicios de Psiquiatría, ofreciendo tratamiento psiquiátrico y cuidado de enfermos mentales ocasionalmente ingresados, aunque sin poseer todavía Salas de Psiquiatría, en el Hospital Provincial de Camagüey y de Pinar del Río. Hay servicios Psiquiátricos infantiles con camas en los Hospitales “William Soler” y “Pedro Borrás”, en la Habana.
     Los Hospitales Psiquiátricos son: el Psiquiátrico Nacional y el Hospital Psiquiátrico de Santa Clara.
     Otra Sala de Psiquiatría en Hospital General será la del Hospital Lenin, de Holguín, que habrá de inaugurarse a principios del año próximo.
     Dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias funcionan salas y servicios de Psiquiatría en los Hospitales Finlay y Habana del Este. Hay salas de psiquiatría en 5 de las Instituciones de la Empresa del Mutualismo Integrado con 700 camas.
     Las labores de Higiene Mental que lleva a cabo el Ministerio de Educación se efectúan a través de su Departamento de Enseñanzas Especiales y del Departamento Psicopedagógico de ese Ministerio. Bajo la dirección del primero funcionan dos centros de orientación y diagnóstico, una en la Habana y otro en Santiago de Cuba, las escuelas especiales para Ciegos “Varona Suárez” de La Habana, para ciegos adultos “Abel Santa María” y “Sierra Maestra”, la escuela especial para sordos, en Marianao, escuelas para sordos adolescentes y adultos en Matanzas, Las Villas y Camagüey, la escuela residencial terapéutica del Vedado, la Habana (para niños de 6 a 12 años que presentan neurosis o psicosis), 9 escuelas diferenciadas para retrasados mentales, en su mayoría en la provincia de la Habana. Próximamente comenzarán a funcionar 84 aulas diferenciadas en toda la Isla. Actualmente funcionan dos talleres para impedidos físicos y mentales y se proyecta una más en Santa Clara, tres Granjas Auxiliares para retrasados mentales ligeramente educables, en la Habana, Santa Clara y Camagüey, y dos colegios diferenciados para retrasados mentales, uno en Santiago de Cuba y otro en las Villas, así como un taller para impedidos físicos y mentales en cada provincia. En los Hospitales “Frank País”, “Roosevelt”, Ortopédico, “Aballí”, y en la “Escuela Fructuoso Rodríguez” se imparte enseñanza a niños con impedimentos físicos.
     El departamento de Especiales y el psicopedagógico tienen funciones limitadas: el primero, se ocupa de problemas pedagógicos con alumnos que presentan algún trastorno y de su derivación hacia las escuelas especializadas, y el segundo de los aspectos normales de la prevención de los disturbios del escolar.
     El Ministerio del Interior cuida de aspectos sociales tales como prevención de la delincuencia y predelincuencia, el tratamiento de los elementos antisociales y la reducción de las lacras dejadas por la sociedad capitalista, ejerciendo la reeducación de las prostitutas y proxenetas de los sectores desclasados y del lumpen. En el Ministerio del Interior actúa una Comisión Médica con auxiliares diversos, ejerciendo sus funciones de Rehabilitación Social y de Prisiones y de una decena de Instituciones a todo lo largo del país.
     Las Fuerzas Armadas Revolucionarias tiene una Comisión Psiquiátrica que se ocupa de la atención de los asuntos mentales preventivos y asistenciales a nivel de las Unidades Militares, descansando fundamentalmente en los efectivos de los Hospitales de La Habana, Finlay y Habana del Este.
     Otros organismos que tienen que ver igualmente con la Higiene Mental son la universidad de La Habana, Las Villas y con departamentos de Orientación Vocacional para Estudiantes, la Escuela de Psicología y la Escuela de Medicina con sus servicios de Psiquiatría que, como se ha dicho, tiene a su cargo las salas psiquiátricas de los Hospitales Docentes “Calixto García” y “Fajardo” y el Departamento de Psicología Médica; la Universidad de Las Villas ofrece enseñanzas de Psicología. La Universidad de Oriente ha establecido su Escuela de Medicina y pudiera aprovechar las posibilidades docentes del servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial de Santiago de Cuba.
     Las necesidades de la investigación psicológica y psiquiátricas pudieran ser atendidas por las Escuelas de Medicina y Psicología de esas Universidades, y por el Instituto de Investigación de la Actividad Nerviosa Superior, recientemente establecido.
     Otros esfuerzos de Higiene Mental se expresan a través de Organismos Estatales locales, de los cuales uno de los más importantes es el Municipio de La Habana, con su Hogar de Conducta y su Departamento de Psiquiatría Infantil de los Hogares Infantiles Municipales.
     La simple exposición de esta enumeración muy esquemática, de las Instituciones relacionadas con la actividad psiquiátrica de la nación (y ello, sin mencionar las instituciones privadas) pone de manifiesto la amplitud que ha tomado en Cuba la labor de la Higiene Mental.

La Línea de Masas en Higiene Mental.

     La mayoría de esas instituciones han sido creadas o incorporadas mediante nacionalización a los recursos del Estado socialista, por efecto del proceso revolucionario. Todas han sufrido grandes cambios o surgido institucionalmente como consecuencia de las necesidades revolucionarias. Por ende, todas llevan el sello de la Revolución. Algunas de ellas respondieron en su fundación a la urgencia de encarar empíricamente determinados problemas. Y a través de ellas se ha ido y está operando un interesante proceso de integración y diferenciación de funciones, de  delimitación de actividades y concepciones influidas no sólo por la Filosofía de la Revolución y las informaciones procedentes de los países socialistas sino por el quehacer práctico de cada día que le añade ciertos matices. Ese proceso, repetimos, está en desarrollo y de él es reflejo esta propia Conferencia.
     Sumarizar los rasgos generales de este proceso es difícil. Pero puede intentarse una exposición fragmentaria de los mismos.
     Por razones comprensibles, a los psiquiatras, que ya estaban organizados en la antigua Sociedad cubana de Neurología y Psiquiatría, correspondió una parte destacada en la determinación del sesgo de los Criterios de la Higiene Mental. La Primera Conferencia Nacional Psiquiátrica, efectuada hace un año, estableció pautas que han repercutido hondamente. En sus conclusiones se observa claramente la vinculación de los instrumentos psiquiátricos con los empeños de la construcción del socialismo, el incremento de la producción y la defensa de la Patria, y el aprovechamiento de los vehículos mismos de la Revolución para desarrollar la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales. Esa orientación resultaba concordante, con las modernas directivas de la Higiene Mental. Ella lleva el énfasis principal de la acción psiquiátrica hacia las comunidades, hacia las localidades pequeñas, guiándose para ello en el principio de que al enfermo mental se le debe diagnosticar y tratársele precozmente en su propio medio para reintegrársele al mismo cuanto antes. Esta tendencia favorece la creación de pequeñas instituciones abiertas, en directo contacto con el pueblo, mediante el consultorio ambulatorio y en las que de ser necesario el internamiento para realizar alguna terapéutica, se propicie la más rápida readaptación social del paciente, quien no debe ser segregado de la sociedad sino ejercitado en los mecanismos de su equilibrio psíquico con la misma.
venta     El hecho de que esas pequeñas unidades psiquiátricas podrán beneficiarse de las ventajas diversas de un hospital, dio impulso a la idea de la creación de las salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales, tal como ya se venía estableciendo en otros países. Las Salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales ofrecían además la perspectiva altamente deseable de la integración de los médicos clínicos y psiquiatras en una comprensión global, fisiológica, humana y social, de la enfermedad.
     Muchas circunstancias han contribuido a la aceptación y éxito de esta nueva corriente de la Psiquiatría: la existencia de las substancias psicotrópicas que facilitan la adaptación de los enfermos mentales en las salas de un Hospital General, la disminución del costo percápita por el aprovechamiento de recursos diagnósticos y terapéuticos Hospitalarios Generales, etc.
     Pero quizás su mayor justificación se encuentre en la coyuntura que esas Unidades Psiquiátricas pequeñas ofrecen para el contacto con las masas. Esa coyuntura incide en una línea que es común para todos los empeños actuales de la nación.
     En el Ministerio de Salud Pública se le ha llamado “la línea de masas de la labor Sanitaria” y ha producido tan grandes éxitos como la vacunación masiva de la población y la lucha contra la gastroenteritis.
     Es posible que esa “línea de masas” no haya producido todavía los grandes resultados que de ella debe esperarse en el terreno de la higiene mental, y que estos deberán producirse en el futuro inmediato.

La Intervención de las Fuerzas Sociales.

     La línea de masas en Higiene Mental se manifiesta en la creación de las salas psiquiátricas y de Unidades pequeñas en contacto directo con el público y sus organismos. La línea de masas es algo más que eso y pudiera definírsele quizás como el empleo de todos los procedimientos que posibiliten la relación estrecha del higienista, del terapeuta y del enfermo potencial o real, con la vida misma. Ella crea el medio necesario para producir bajo un espíritu y una dirección técnica y científica el efecto catalítico de la intervención terapéutica de las fuerzas sociales. La línea de masas así entendida, la advertimos en los presentes planes que el Hospital Psiquiátrico Nacional ha concebido para poner al Mazorra ya humanizado y ejemplo de organización que llena de admiración a los visitantes extranjeros, en un nivel todavía más alto, para situarlo en un rango que pocas entidades disfrutan: en el de un Centro de Rehabilitación y Laborterapia masiva altamente calificadas, en que concurren particularidades y requisitos que sólo se ofrecen excepcionalmente.
     En esos planes de la Dirección del Hospital Psiquiátrico están presentes no sólo la terapia por el trabajo, la selecciónsemanario Mella, caricatura vocacional previa, el empleo adecuado de los talleres allí existentes, y de sus variados instrumentos productivos, de las Granjas, etc., de los ergoterapeutas, de los deportes y de la ludoterapia, sino el establecimiento de un clima colectivo de saludable convivencia, que estimule al enfermo al ejercicio de su plena dignidad humana y le cree intereses, que eche raíces en la vida y a través de ellos se viabilicen los mecanismos de la curación o de la compensación mentales. Los enfermos del Hospital Psiquiátrico Nacional serán remunerados, establecerán contactos sociales profundos dentro y fuera del establecimiento con una vida rica de posibilidades, podrán visitar cotidianamente sus hogares y al ser dados de alta hallarán un trabajo concordante con el aprendizaje recibido.
     Una gigantesca tarea espera a los compañeros del Hospital Psiquiátrico Nacional, en que habrán de combinar los medios modernos terapéuticos, psicofármacos, insulinoterapia, etc., con la psicoterapia de grupos, la laborterapia y la ludoterapia, y todo ello en la proporción insospechada de una población de miles de enfermos. Es una tarea que no tiene precedentes entre nosotros, pero confiamos en la victoria. Estamos listos para vencer. El Comandante Dr. Bernabé Ordaz nos ha acostumbrado a la idea de que nada es imposible para hacer grande a la Patria y servir al enfermo mental.

Influencia positiva.

     Esta orientación que hemos llamado “línea de masas” ha recibido entre nosotros la influencia coincidente y provechosa de visitantes distinguidos, de los profesores Joshua Bierer, de Inglaterra, Knoblock, de Checoslovaquia, habiendo dictado el último recientemente un breve curso de psicoterapia de grupo. Las enseñanzas de Bierer y Knoblock y la que nos dejara igualmente Moreno, el autor del Sociodrama y el Psicodrama, hace tres años, encajan perfectamente dentro de este enfoque proyectado a movilizar los arbitrios poderosos del influjo colectivo en la prevención y curación del trastorno mental. Afortunadamente contamos entre nosotros a compañeros como el Prof. José Ángel Bustamante, que es miembro del Consejo de la Organización Internacional de la Psicoterapia de Grupo, y que se ha dedicado a este aspecto importante de la psicoterapia, para ayudarnos a precisar técnica y científicamente el contenido de estas prácticas y posibilitar su ejercicio en la actividad institucional de Higiene Mental. De ello hablará él en su ponencia.
     El Sociodrama, el Psicodrama, la Psicoterapia de Grupo, las Salas de Psiquiatría de los Hospitales Generales, el Hospital de día, los clubes para enfermos mentales, y en una palabra todos los instrumentos de la psicología y psiquiatría sociales, están en perfecta consonancia con este nuevo derrotero. Pero es necesario profundizar en su dominio técnico y científico.

La Orientación Colectiva en Educación.

     Una perspectiva semejante se ha venido precisando en las labores de los psicólogos y pedagogos, y de los funcionarios de los Ministerios de Educación y del Interior y también entre los psiquiatras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. La reunión nacional efectuada hace meses por los psicólogos educacionales les ofreció buenos ejemplos acerca de cómo la denominada “línea de masas” también iba expresándose en una serie de actividades didácticas, y de qué manera se iba utilizando el concurso de la comunidad, de los padres y maestros, en la solución de los problemas psicológicos que se confrontaba con los escolares. Recordamos a ese efecto un trabajo realizado en la Escuela Diferenciada “Emma Chuy” y otra de la Dra. Borderia, en la que se ponía énfasis en la estimulación social dirigida hacia determinados objetivos psicopedagógicos.

El Concepto de Responsabilidad Social.

     En los Centros de Rehabilitación Social del Ministerio del Interior constatamos también una fuerte impregnación de las ideas de corrección social de los desvíos de la conducta y de la moral socialista. A los compañeros del Ministerio del Interior debemos una importante contribución que como la orientación social ha sido producto de la experiencia misma. Esa contribución se refiere a la distinción necesaria entre los trastornos psíquicos, como tales, de aquellos en que lo más importante y lo que sirve de pauta para su prevención y encaramiento radica en el daño consciente y responsable que el individuo haya realizado a la sociedad. Es la distinción que existe entre el delito y la perturbación psicológica de mayor o menor grado. Esta distinción envuelve cuestiones jurídicas y psicoforenses que habrían de dilucidarse en su momento oportuno. Plantea, nada menos que una cuestión de la responsabilidad jurídica en los actos de la conducta individual en un país socialista.
     Creo entrever en la labor de los compañeros del Ministerio del Interior una perfecta distinción entre esos dos aspectos necesariamente distinguibles, pero sumamente relacionados con la conducta individual, y un cierto predominio del criterio de responsabilidad social y del tratamiento por la sociedad socialista en su conjunto de los fenómenos de la delincuencia y otros, sometidos a su cuidado. En las Instituciones del Ministerio del Interior y aunque en ellos se tiene presente y se solicita la orientación y el asesoramiento psicológico y psiquiátrico -en efecto es un psiquiatra, el Dr. Oliva, el Jefe de los Servicios del Ministerio del Interior- se utilizan éstos en un nivel distinto de aquel en que se produce la enfermedad mental, en un nivel estrictamente social que no pierde de vista el hecho esencial de la responsabilidad que cada ser contrae con sus semejantes, con la Patria y el Estado socialista, con la ética y la propiedad socialistas.
     Aquí, la línea de masas tiene una aplicación directa, pues es la sociedad misma la encargada de corregir las lacras y reminiscencias dejadas por el capitalismo, liquidar a los enemigos de clase y reeducar a los inadaptados.

Higiene Mental en las Fuerzas Armadas.

     En las Fuerzas Armadas Revolucionarias conocemos de un proyecto que se hace descansar en la capacitación de los Instructores del Ejército Rebelde la colaboración necesaria para producir la evitación y readaptación a nivel de las Unidades Militares, de todos los desajustes que en ellos se produzcan sobre la base de la disciplina y autodisciplina revolucionarias y del mantenimiento de la más elevada moral del combate. Todo ello se apoya en la condición distinta de un Ejército del pueblo, un ejército en que el indispensable acatamiento de las órdenes militares se fundamenta en la unidad ideológica, moral y fraternal de los combatientes.

Concepciones que Arrancan de la Vida.

Makarenko     No hay dudas de que a la formación de todas estas concepciones se ha producido la aportación filosófica del marxismo-leninismo y las informaciones procedentes de los países socialistas hermanos. Entre esas aportaciones vale destacar la del educador soviético Makarenko, especialmente en lo que respecta a los maestros y pedagogos y los funcionarios del Ejército y del Ministerio del Interior. La obra de Makarenko cobra ahora, entre nosotros, una singular significación que, como apuntara el profesor Knoblock, contiene enseñanzas útiles para ser aplicadas en la psicoterapia de grupos.
     Pero muchas de las ideas envueltas en esa aproximación social de los problemas de la Higiene Mental en Cuba Socialista no tienen más origen que el de la práctica y la fina intuición revolucionaria de sus dirigentes de base.
     Jamás podrá olvidársenos en este sentido la visita  que hiciéramos al Centro de Rehabilitación de la Prostitución en Camagüey. Allí los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria realizaron una magnífica tarea, que comenzó con la alfabetización y organización de las prostitutas de la ciudad  para la lucha “económica” contra los dueños de prostíbulos y proxenetas, como paso previo, decidido por ellas mismas voluntariamente, de su ingreso en el Centro de Rehabilitación y del cual ya han salido más de un centenar convertidas en maestras de corte y costura y trabajadoras de distintos oficios. Admirados por la corrección de los procedimientos tácticos empleados, preguntamos a los dirigentes:
     -¿En qué teoría o directiva se inspiraron ustedes para realizar este trabajo?
     -No, en ninguna, se nos ocurrió que así debía ser -contestaron.
     -Pero, ¿ninguno de ustedes leyó algún libro sobre esta cuestión? ¿No leyeron a Makarenko?
     -No -nos respondieron-; ahora es que vamos a leer algo sobre eso.
     Así, de un modo casi empírico, y sin que existiera una inteligencia entre los distintos ministerios y departamentos que se relacionan con la Higiene Mental, se han ido concretando ideas y conceptos y precisando la ubicación de problemas y de técnicas de enfoque, delimitándose esferas de específica acción.

Unidad de Propósitos

     Parece llegado el momento de vertebrar en un cuerpo ideológico coherente, lo que hasta ahora ha sido producto espontáneo de la práctica y de inspiraciones variadas, y arribar a una unidad de propósitos, respetándose la iniciativa autonomía y el campo de actividad propia de cada Ministerio.
     No es necesario en Cuba establecer un órgano central de Higiene Mental, por encima de los Ministerios. Lo que si luce necesario es llegar a una coordinación de ideas y funciones entre los distintos departamentos, en sus niveles respectivos.
     Esta Conferencia ha sido convocada en cumplimiento de la meta 8 de Psiquiatría dentro de las “Tareas y Planes del Ministerio de Salud Pública para 1963”, que nos invita a establecer los mecanismos de coordinación para llevar las normas psiquiátricas en forma similar a todas las Instituciones y Servicios, tanto del Ministerio de Salud Pública como de los otros organismos.

Aspectos de la Coordinación.

     En materia de esta coordinación algunas otras cuestiones se han estado debatiendo.
     En primer lugar, existe una perfecta inteligencia acerca del carácter específico de cada rama de la labor de Higiene Mental y la jurisdicción plena que sobre sus respectivos problemas, ya sean estos estrictamente psiquiátricos, educacionales, jurídicos o delictivos, o de la defensa de la Patria, tienen los Ministerios respectivos.
     Lo mismo podría decirse de los ministerios del Trabajo y de Industrias, y otros organismos en cuanto toca aspectos similares, particularmente en los asuntos concernientes al trabajo de enfermos egresados y en que sea aconsejable la suspensión, traslado o mantenimiento de sus ocupaciones por diagnóstico de enfermedad mental y al amparo de la Ley de Seguridad Social.
     Sería recomendable que esta coordinación se expresase en sus niveles correspondientes, que respetase esa fructífera orientación que hemos llamado “línea de masas” y la autoridad y autoiniciativa de los Organismos locales, como se lleva a efecto en el Ministerio de Salud Pública.
     En el Ministerio de Salud Pública actúa el principio denominado de la descentralización administrativa y centralización normativa.
     En la elaboración de la Centralización normativa interviene todos los niveles de abajo arriba, desde las Unidades Ejecutoras hasta los niveles zonales, distritales, regionales y ministerial, y se desarrolla o aplica a la inversa, de modo colectivo y a través de sus reuniones y planes anuales de trabajo que se cumplimentan y adecuan mediante la descentralización ejecutiva de los órganos intermedios y de la base: Unidades Ejecutoras.
     La Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría y el Responsable Nacional de Psiquiatría dependen de la Dirección de Hospitales y Policlínicos de la Sub-secretaría de Asistencia Médica, y tienen a su cargo la tarea de brindar consejos técnicos y ayudar al cumplimiento de las normas y tareas psiquiátricas aprobadas por el Ministerio.
     Esta Conferencia, naturalmente, no puede dictaminar sobre cuestiones organizativas y administrativas que competen a los Organismos ministeriales, pero sí puede considerar las opiniones que se emiten sobre la mejor manera de producirse la planificación y coordinación de los efectivos de la Higiene Mental, y hacer un balance de las experiencias que se han producido en ese terreno.
     Es evidente que la salud mental es parte indivisible de la salud en general, y de ahí que el Ministerio de Salud Pública tenga la responsabilidad de velar por ella. La salud es un derecho del ciudadano socialista y una obligación del Estado socialista, la de cuidar por su satisfacción.
     En el concepto integral de la salud, concepto preventivo-curativo, concepto amplio que estima al ser humano globalmente en sus dimensiones fisiológica, psicológica y social, unidos inextricablemente, es comprensible que no pueda hablarse del equilibrio psicofísico humano con su ambiente haciendo abstracción de la intervención sanitaria.
     En realidad no existe una salud mental o una higiene mental, aisladamente, sino salud e higiene, en general, y si se emplean esos términos es por necesidades del lenguaje y referir facetas particulares de un mismo problema. Esto confiere a los médicos indudablemente una posición relevante en el mantenimiento de la salud, reconocida históricamente y socialmente por la humanidad desde los tiempos más remotos. De igual manera no podría negárseles lógicamente esa responsabilidad social en lo que concierne también a la salud mental, siendo esta concomitante con la salud en general. Consideramos que pensar de otra manera conduciría al dualismo cartesiano que el materialismo dialéctico rechaza; creer que pueda existir -afirman los que así piensan- una salud mental desvinculada de lo orgánico y fisiológico y de sus interrelaciones con el medio natural y social y una higiene mental que no se fundamente en el estudio profundo de esas interrelaciones, sería abrir las puertas al idealismo según el criterio de los que así opinan.
     Pero las labores de la higiene mental -observan otros- contactan necesidades diversas y en ella se injertan aspectos específicos de la Ciencia que exigirían la participación de profesionales diversos. Es evidente que las tareas de Higiene y de Higiene Mental necesitan de maestros, psicólogos educacionales, psicólogos clínicos, divulgadores, estadísticos, etc., como prueba la experiencia de muchos países y no comprender esa realidad -dicen otros- conduciría a posturas dogmáticas y mecanicistas. Los que así arguyen, manifiestan que no comprender el campo específico de actividades de la Psicología comoviva Ciencia y su enorme importancia en la obra de la salud, y en particular en la salud mental y en la prevención del trastorno psíquico, es fuente de posiciones sectarias. Consideran asimismo que incluso en ciertos aspectos del tratamiento la responsabilidad del médico exigiría el concurso del psicólogo, y en ese caso ambos la compartirían por igual. Esos aspectos comprenderán la psicoterapia, las relaciones interpersonales del paciente, la acción sobre su medio, etc.
     Esas opiniones están abiertas al debate, pero debemos esperar que, como ha venido ocurriendo hasta ahora, no entorpezcan la planificación y coordinación de la higiene mental.
     Con esto como al igual que en el terreno de los criterios de escuela, se viene produciendo en nuestro país un proceso de libre discusión de las ideas cuyo denominador común es la práctica misma y su confrontación con el servicio que rinda a la obra de la Revolución. La Revolución tiene su filosofía, el marxismo-leninismo. La Revolución, por otra parte, se expresa en profundos cambios estructurales y supraestructurales, en cambios radicales en las ideas de las gentes, en sus actitudes, en su psicología y creencias. En ese nuevo ámbito que va integrándose en la Nación tiene que ir madurando una cierta unidad en el pensamiento psicológico y psiquiátrico, concordante con los fines de la Revolución, que no excluye sino supone la presencia de matrices científicos distintos, e incluso discrepantes dentro del mismo marco ideológico revolucionario. Los enemigos de ese proceso son el dogmatismo y el sectarismo, que lo retrasan pero que no pueden evitarlo.

Perspectivas.

     Las perspectivas del desarrollo de los servicios psiquiátricos están señaladas en las metas del Ministerio de Salud Pública para 1963. Comprenden el establecimiento de camas para enfermos agudos Tipo I, en Pinar del Río, Camagüey y Holguín, que unidas a las ya existentes, a las que se proyectan en la Empresa del Mutualismo Integrado, las 500 del Hospital Psiquiátrico Nacional, completarían las necesidades nacionales en este sentido.
     Creación de Centros Asistenciales para enfermos crónicos potencialmente rehabilitables (Tipo II) y crónicos no rehabilitables (Tipo III) en Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Las Villas, Matanzas y Pinar del Río, hasta el número de 400 camas.
     Transformar al Hospital Psiquiátrico Nacional en un gran centro de rehabilitación por la laborterapia de acuerdo con los planes de su Dirección.
     Formar no menos de 25 psiquiatras más y cerca de 60 enfermeras especializadas en Psiquiatría, en los cursos que se han planeado en la Dirección de Docencia del Ministerio de Salud Pública.
     Inaugurar el Hospital Diurno de La Habana en el antiguo Dispensario de Higiene Mental y ampliar el servicio del que funciona en el Hospital Fajardo.
     ¿Cómo pueden ayudarnos las demás instituciones de Higiene Mental en el cumplimiento de estas metas?
     ¿Cómo puede ayudar la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría a las demás Instituciones en el desarrollo de su función?
     Estos son temas de esta Conferencia que pretenden avanzar en el conocimiento de los fundamentos teóricos generales de la Higiene Mental en Cuba Socialista y tratar de establecer las bases de la planificación y coordinación de los servicios de Higiene Mental, abordando sus cuestiones principales: la Estadística, sin la cual no puede haber planificación, el cuidado del egresado, los problemas de la Higiene Mental Infantil y de la adolescencia (de enorme importancia, teniendo en cuenta el gigantesco esfuerzo educacional que se realiza con los becados) y de la coordinación de las tareas mentales en la producción y la defensa de la Patria, del Mutualismo Integrado, la organización de la Psicoterapia (poniéndola al servicio afectivo del pueblo) y el registro de aquellos aspectos jurídicos, necesarios para normar el desenvolvimiento de la prevención y asistencia psiquiátricas.
     Esta ponencia y la relativa al cuidado del egresado, que  desarrollará el Dr. Armando de Córdova, se discutirán conjuntamente. Resulta pertinente observar que la discusión sobre la ponencia que acabo de presentar, debe proyectarse exclusivamente hacia los aspectos más generales de la coordinación de criterios e intercambio de opiniones sobre los puntos de vista acerca del funcionamiento de las distintas unidades que laboran en Higiene Mental, y no sobre la coordinación en sí misma, que será objeto de otras ponencias y se discutirá en el día de mañana (Aplausos).

     Sr. Presidente.- Toca en turno a la Ponencia de los doctores Armando de Córdova y Leopoldo García Huerta,”Cuidado del Enfermo Egresado”.
       Tiene la palabra el doctor Armando de Córdova.
       

     Dres. Armando de Córdova y Leopoldo García Huerta.- “Cuidado del Enfermo Egresado”.  
1.-Antecedentes Históricos.
     Como todos saben, la psiquiatría ha pasado por distintas épocas.
     Algunos autores han señalado tres grandes períodos:
       

     1-Período de las cadenas.
     2-Período humanitario o filantrópico.
     3-Período de la Psiquiatría Social (período actual).

     Se entiende por Psiquiatría Social “la ciencia cuyo fin es la prevención y el tratamiento del individuo o su grupo, que sufren y están pobremente integrados en su marco universal”. Se tiene por marco universal, a todas las causas como ambiente e interrelaciones, de un lado, y constitución y fisiología del otro.
     Estos diferentes períodos pueden ser explicados según ha ido mejorando la comprensión del hombre y su medio ambiente, y por ello el mejor conocimiento sobre los motivos de su enfermedad.
     Por eso nos parece útil el recordar, como buena tentativa de definición de la personalidad, aquella que plantea que por esta deben entenderse “el conjunto de características heredadas y adquiridas, físicas y no físicas, que hacen al individuo diferente de los demás”.
     Estos factores integrativos de la personalidad son tan importantes, que es necesario e imprescindible no ya tratar los síntomas en su período de agudeza, sino conocer lo más posible al hombre enfermo y su medio provocador de estos síntomas, para poderlo ayudar a manejar menos distorsionadamente los problemas básicos y mínimos, para vivir libre de síntomas o con los menos posibles, pues al mejorar los síntomas motivadores de su ingreso sólo se ha hecho una parte: tratar los síntomas y empezar a conocer los problemas que los desencadenaron.
     De nuevo ha de tenerse en cuenta, que él va al egresar del Hospital, a volver a su medio distorsionante y distorsionado, a veces debido a circunstancias del medio y otras facilitado por el propio proceder erróneo del paciente o los dos factores a un tiempo, que es lo más frecuente.
     Es por ello, imprescindible, prepararlo para su egreso facilitándole durante su ingreso una experiencia correctiva, siempre limitada, para que luego la utilice, con ayuda también de nuestra parte, por un tiempo apropiado y de acuerdo con las circunstancias propias para cada uno o su grupo.
     ¿Qué hemos hecho con este fin, de cuidar del egresado?

Del Medio Familiar

     Sostenemos, cuanto antes, las entrevistas necesarias con los familiares allegados y amigos que conozca del enfermo. Seleccionamos de entre éstos los más propicios para sus visitas o compañía y cuidado, después de egresados los pacientes.
     Por este medio conocemos del clima emocional familiar, conocemos más de las actitudes del enfermo hacia la familia y de ésta hacia el enfermo, quiénes y por qué son problemáticos en las relaciones con el enfermo, descubriendo a otros familiares enfermos a los que se les estimula a tratarse, lográndose con ello mejoras insospechadas en el medio familiar.
     En el caso de matrimonios siempre usamos las entrevistas con el cónyuge, por separado y por parejas, cuando lo consideramos útil.
     Por medio de estas entrevistas ponemos también en claro las reales dificultades físicas de la vivienda de donde procede el paciente y para ello inclusive realizamos visitas al efecto a cargo de auxiliares psiquiátricas.
     Sugerimos modificaciones en cuanto a hábitos de dormir, colecho, o promiscuidad, siempre fáciles de realizar, inclusive contando con dificultades reales de espacio.

   En Cuanto a Conseguir Viviendas Apropiadas

     Hemos obtenido algunos escasos resultados:
     1-Recordamos la obtención de nuevas viviendas en una maestra voluntaria que vivía con la suegra con la cual no se llevaba. La obtención de una nueva vivienda a una empleada del Hospital Nacional.
     2-La obtención de una casa de huéspedes en un adicto rechazado por la familia.
     3-La obtención de viviendas de tránsito facilitada por medio del Servicio Social (albergues).
     4-La utilización de la casa de una auxiliar psiquiátrica como medio de tránsito utilizada en más de media docena de casos.
     5-Nos proponemos obtener soluciones a nivel nacional. Para ello estamos teniendo contacto con la Reforma Urbana, la que nos ha informado la forma legal para solicitar viviendas para los pacientes de los Servicios de Psiquiatría. La solicitud debe ir acompañada del Informe Médico o Informe Social, explicando el motivo por el cual se solicita la vivienda, siendo dirigida a los demás departamentos respectivos, de acuerdo con las peculiaridades de cada caso.

                    Del Trabajo

     Nos interesamos desde el primer momento en el trabajo del enfermo, el que tenía al momento de ser ingresado, del tipo del mismo, de los motivos que lo han llevado a realizarlo. De sus deseos de cambiar del mismo o no.
       De la intervención del mismo en sus actuales síntomas. De la capacidad intelectual para realizarlo. De la vocación para el mismo y de sus aptitudes. Del horario, la intensidad y las dificultades en su realización, transporte por ejemplo. De los problemas internos con sus jefes y compañeros. Esto último lo tratamos de esclarecer con entrevistas con compañeros o en su propio centro de trabajo. El concepto que él tiene de su trabajo y de sus compañeros. Y los que él que él cree que sus compañeros tienen de él. También nos interesa el concepto que de él tienen en su centro de trabajo.
     Durante su estancia en el Hospital nos ocupamos que su laborterapia sea seleccionada libremente por ellos y con ese fin utilizamos los recursos que los diferentes talleres del Hospital nos brindan para los hombres así como para las mujeres.

        ¿Qué hemos obtenido al respecto?

     Hemos obtenido licencias, permisos, cambios dentro del mismo centro o traslados para otro tipo de trabajo más apropiado para el enfermo.
     Insistimos en el descanso, si existe. Si es diario, semanal o anual. Su utilización y modo de disfrutarlo.
     Las entrevistas con los responsables no han sido en extremo útiles. Y son vehículos de entendimiento entre el paciente y sus compañeros.
     Hemos obtenido trabajo para los que no lo tenían.
     Y hemos logrado realizar contactos oficiales para sistematizar esta ayuda nacionalmente. Debiéndose de presentar, aparte de la solicitud de trabajo hecha por el Jefe del Servicio de Psiquiatría al Ministerio del Trabajo, los datos generales de la persona, como edad, sexo, dirección, estado civil, etc. Ponerle la clasificación del trabajador, o sea: qué aptitudes tiene y qué sabe hacer, su problema económico, su problema social y las sugerencias que hace el médico del Servicio de Psiquiatría, del trabajo que debe ocupar la persona (paciente).
     Nos interesa en relación con el trabajo las enfermedades profesionales físicas y no físicas, su grado posible de incapacitación y las garantías secundarias posibles, en juego. Ambos componentes tienen participación activa en estos menesteres, en relación con el aspecto médico de la tramitación de jubilaciones y pensiones.
     Esclarecemos con el paciente todos los factores posibles en juego, procurando no hacer de él un elemento pasivo sino que lo envolvemos en la libre discusión de todos los elementos y su participación en lo que hay o haya que hacer.
     Nos parece oportuno incluir aquí, en el capítulo del trabajo, la superación que en el mismo obtiene el paciente o en otras actividades. Nos referimos a los estudios de superación. Estos estudios no sólo se realizan en este momento en relación con el trabajo, sino también en el campo de la superación política (cursos de capacitación revolucionaria).
     Con este fin realizamos estudios sobre el nivel intelectual, así como en el campo de la vocación y aptitud.
     Estas exploraciones las consideramos de gran utilidad práctica a la hora de aprovechar las becas en nuestro territorio o en el extranjero.
     En relación con las becas debemos decir que creemos tener alguna experiencia en cuanto a los múltiples problemas que se crean en ella, por la intensidad de los cursos, por el bajo nivel de escolaridad, por las dificultades surgidas de una mala selección del temario por el becado. Por los profesores, por los textos. Por el internado mismo, etc., etc.
     Debemos tan solo señalar que hemos participado también en la obtención de becas para pacientes o familiares de los mismos.
  

               El Aspecto Económico

     Esto está muy relacionado con el trabajo. Pero tiene en sí aspectos esenciales que cuidar. Nos interesan los ingresos, los egresos. Si el paciente es el principal o no en las responsabilidades económicas de la familia. La posibilidad de superar estos ingresos cuando son insuficientes y entrar en la comprensión de los diferentes motivos de egresos exagerados, cuando estos existen.
     En relación con la superación, nos interesa medir cuanto antes sus posibilidades reales de acuerdo con su nivel intelectual y facilidades locales, para obtener dicha superación, así como la selección del campo en que esto puede realizarse.

                El Aspecto Político

la influencia de la revolución en la mente     Nos interesa conocer la actitud del paciente ante el proceso revolucionario y la influencia que éste puede haber tenido en su salud mental.
     Todo ello también nos interesa en relación con la familia, el trabajo y las enfermedades adquiridas y la ganancia secundaria que se pretende alcanzar.

   Del Tratamiento Medicamentoso, Psicoterapia y Laborterapia

     Entendemos que el tratamiento medicamentoso, psicofármacos, ha facilitado de un modo considerable el advenimiento del cuidado del egresado, en una forma consistente y provechosa.
     Facilita el tratamiento ambulatorio, no interfiere en dosis apropiadas con el trabajo y disminuye la frecuencia de los reingresos de un modo positivo.
     El hecho de su periódica necesidad de ajuste, de acuerdo con la evolución y las circunstancias, así como la imposibilidad de obtenerse con frecuencia dichos medicamentos fuera de los Hospitales, hace que los pacientes, por medio del medicamento, se sientan en la necesidad de vincularse a un medio terapéutico.
     Con este fin, de facilitar el tratamiento medicamentoso, a veces por años, hemos logrado de la dirección del Hospital la obtención de dichos medicamentos, completamente gratis a los enfermos enrolados en este programa de cuidado del egresado, a cargo de nuestro hospital diurno.
     Consideramos que esta medida sería de gran beneficio si se obtuviera en un plano nacional para todos los centros igualmente desarrollados, por ejemplo, en relación con las Salas de Psiquiatría de los hospitales generales y organizaciones similares.
     En cuanto a la psicoterapia, debemos plantear que en nuestro departamento ocupa un lugar principalísimo. Practicamos la psicoterapia individual y de grupo.
     Propugnamos porque se popularice y sistematice la psicoterapia de grupo sin abandonar, en los centros docentes la práctica de la psicoterapia individual, a la que nosotros dedicamos muchas horas de nuestro día de trabajo.
     En cuanto a la laborterapia, propugnamos porque esta sea seleccionada libremente y que al afecto se utilicen los recursos que los talleres del Hospital nos brindan. Y que ésta sea siempre no con vista a una pura recreación, sino a una orientación práctica y de positivo beneficio posterior en la vida del paciente.

  De la asistencia en los Centros de Cuidado de los Egresados:

     Proponemos la sistematización a nivel nacional de los procedimientos ensayados por nosotros. Llamadas por teléfono, cartas o telegramas o visitas a los ausentes a las citas. Vinculación de todo egresado distante del centro hospitalario con el servicio más inmediato a su hogar, con el envío al mismo de un extracto de su Historia Clínica, de su enfoque diagnóstico y terapéutico, así como las sugerencias a tomar en su cuidado como egresado.
     Un punto importante a tener en cuenta en el cuidado del egresado, es el lugar de procedencia. Si es nacional o extranjero. Y si este es de países socialistas o no. De los motivos de su estancia, del grado de adaptación y de sus propósitos futuros.
     Consideramos la popularización de los aspectos profilácticos y de tratamiento psiquiátrico dirigidos al pueblo en general como una de las mejores medidas para el logro de un mejor Cuidado del Egresado.

SUGERENCIAS

     Sugerimos que a instancias del Ministerio de Salud Pública se creen los Organismos adecuados a nivel de: Comisión Nacional de Reforma Urbana, Ministerio de Trabajo y Comisión Nacional de Becas; que conozcan de los distintos casos que se le remiten y que viabilicen su resolución a nivel nacional (…).
     Eso es todo (APLAUSOS)

(Hicieron uso de la palabra los doctores Nicolás Morales Soteras, por Pinar del Río; María Funes, por Santa Clara y José Ángel Bustamante, relatando cada uno de ellos el estado actual y las necesidades de sus respectivos centros de trabajo).

     Sr. Presidente.- El doctor Galvizu tiene la palabra. 

     Dr. Galvizu.-ESTADO ACTUAL Y NECESIDADES DE LA PREVENCION Y ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA.
     Basados en los datos estadísticos de nuestro primer año de funcionamiento (enero a diciembre del 62) y el primer cuatrimestre del año 1963, que muestra las características fundamentales del estado general de la Asistencia Psiquiátrico a nivel del Hospital Provincial de Oriente (Santiago de Cuba), llegamos a las siguientes conclusiones:
     Primero: Que el servicio no cubre las necesidades asistenciales inmediatas.
     Segundo: Que el volumen asistencial dificulta la obtención y ofrecimiento de un mejor trabajo científico, en concordancia con el desarrollo evolutivo de las Ciencias Médicas y en particular de la Especialidad.
     Tercero: Que la ausencia en la Provincia de Oriente de un Hospital para enfermos mentales crónicos (tipos II y III), unido a la anormal e irregular relación que guardan estos enfermos con el único Hospital Psiquiátrico Nacional, hacen que sobre nuestro Servicio graviten en forma dolorosa y caótica estos desdichados enfermos alterando los objetivos de un servicio para enfermos agudos.
     Cuarto: Que la ausencia de Centros Asistenciales para Síndromes Cerebrales Crónicos de la Infancia y Deficiencias Mentales, producen los mismos efectos anteriores.
En ambos casos el drenaje o remisión obligada se hace hacia el vivac de la localidad, cuya situación es dantesca, constituyendo un espectáculo que SUPERA A MAZORRA DE LA ÉPOCA PREREVOLUCIONARIA.
     Quinto: Que la interrelación con el Poder Judicial, D.O.P., etc., en funciones de investigación y peritaje, sitúan a nuestro servicio en calidad de Manicomio Judicial, a más no poder cubrir todas las necesidades y solicitudes urgentes de los Organismos antes mencionados.
     Sexto: Que el personal Auxiliar especializado, a más de estar incompleto y ser minoritario, en su inmensa mayoría no ha rendido los resultados esperados en esta primera etapa, repercutiendo en la calidad de la asistencia.
     Séptimo: Que la Prevención o Profilaxis, en el sentido de una objetiva Higiene Mental no se ha realizado, limitándose a la asistencia y atención de los cuadros agudos provenientes de las áreas rurales y urbanas.
     De todo ello se derivan las siguientes SUGERENCIAS:
     A) Proponemos la ratificación de la Comisión Psiquiátrica Nacional como la responsable ejecutiva en todo lo referente a la Prevención y Asistencia Psiquiátrica en el país.
     B) Que de esta Conferencia de Instituciones Psiquiátricas salgan conclusiones y metas concretas y objetivas, de rápidas y factibles realizaciones, acordes con las necesidades planteadas y que entre otras tantas contemplen:
     1) Creación URGENTE de los Centros Asistenciales para enfermos tipo II, en particular en la ciudad de Santiago de Cuba.
     2) Formación de psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales psiquiátricos, mediante la coordinación con la dirección de Docencia y su posterior ubicación racional en los centros recién creados, preferentemente en el interior del país.
     3) Convocatoria para una Conferencia sobre Docencia Psiquiátrica en nuestro país.
     4) Integración de un plan de Higiene Mental que se adapte a las realidades de nuestra patria.
     5) Legislación Psiquiátrica.
     6) Reuniones periódicas para la Evaluación de las Actividades con todas las Instituciones Psiquiátricas y señalamiento de metas.
     7) Colaboración con el Ministerio de Educación.
     8) Cumplir las restantes metas señaladas para el año 1963 propuestas por el MINSAP. 
     9) Necesidad de crear las condiciones adecuadas para la superación Científica y Académica de los profesionales dedicados a la Psiquiatría. (APLAUSOS).

     Sr. Presidente. -Damos por terminada la sesión de la mañana. Esta Conferencia continuará sus labores a las tres de la tarde.

 

CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIÁTRICAS

             VIERNES 31 DE MAYO DE 1963                

SESIÓN DE LA TARDE

MESA: 

Dr. Eduardo Gutiérrez Agramonte, Presidente
Dr. Alberto Galvizu Borrell, Secretario

Ponentes y Co-ponentes

Dr. Diego González Martín
Dr. Armando de Córdova
Dr. Nicolás Morales Sotera
Dr. Leopoldo García Huerta

     Dr. Diego González Martín.- Compañeros: para presidir esta sesión de discusión proponemos al compañero Eduardo Gutiérrez Agramonte, para que la presida. Entonces, los demás ponentes y componentes se mantienen en su posición, porque se va a discutir sus ponencias.
     Entonces, el compañero Eduardo Gutiérrez Agramonte y los compañeros ponentes y oponentes que se sirvan a pasar a la Mesa.

     Sr. Presidente. -Tiene la palabra el doctor Diego González Martín.

     Dr. Diego González Martín.- Bueno, entramos en trámite de discusión de las ponencias iniciales de la Conferencia, sobre Status Actual de la Higiene Mental y de sus Perspectivas, y la moción relativa a la Situación del Egresado de los servicios de higiene mental, los servicios psiquiátricos (…).

     Sr. Presidente.- Vamos a abrir entonces la discusión. Rogamos a los compañeros que recuerden que el número séptimo del Reglamento les ruega que expresen la institución en que laboran y la función que en ella realizan; al mismo tiempo que se acerquen a la mesa a los efectos de la grabación, pues se va a dar publicidad escrita a toda esta Conferencia.
     Queda abierta la discusión.
     Tiene la palabra el Dr. Cortiñas.

     Dr. Manuel Cortiñas.- Es respecto a la ponencia del Dr. González Martín, respecto a la asistencia psiquiátrica.
mojito Martí      Por supuesto que no es realidad ningún comentario hacia la misma, que estimo completa en sus aspectos. Es sencillamente para introducir o complementar una parte en la asistencia psiquiátrica, que yo he creído de utilidad.
     Ella se fundamenta en lo que es el problema alcohólico.
     Es sabido que el alcoholismo se define como un trastorno crónico de la conducta y, por supuesto, cabe en el enfoque y en el campo de la asistencia psiquiátrica por entero.
     Nosotros todavía en Cuba, si es verdad que los psiquiatras se ocupan del tratamiento del alcoholismo, no existe un centro organizado científicamente donde se pueda hacer una evaluación y un estudio epidemiológico del alcoholismo.
     Uno de los puntos que me hace tomar la palabra, es la asistencia que por medio del Gobierno Revolucionario hice al Seminario Latinoamericano de Alcoholismo en Chile. Llamaba la atención a los compañeros psiquiatras latinoamericanos que Cuba no tuviera una lucha anti-alcohólica organizada. Les llamaba la atención, por supuesto, el bajo índice de alcoholismo, y ellos creían que nosotros podíamos proporcionar datos estadísticos que fueran de gran utilidad y coordinaran la lucha anti-alcohólica en todos los pueblos de la América Latina donde el alcoholismo es un grave problema.
     Creo contribuir en esto a la deferencia que tuvo el Dr. Ordaz en nombrarnos para concurrir a Chile, y además cumplir con el compromiso que como médico de nuestro país tenemos la obligación de aportar en aquellos conocimientos que se nos han permitido adquirir.
     En estos días estuve yo estudiando con varios compañeros del Dispensario de Higiene Mental sobre el problema de la organización de un centro anti-alcohólico; nos reunimos allí con psicólogos, trabajadores sociales y el que les habla. Habiéndose ya esbozado un proyecto, yo sencillamente me voy a limitar a leer los fundamentos que yo creo que sería mejor que todo lo que yo pudiera decir aquí improvisadamente.
     Así que si me lo permiten voy a leer los fundamentos de ese proyecto.
Matusalén     Dice así: “Considerando que el alcoholismo, hábito alcohólico, es un problema de salud pública e higiene mental, toda vez que dicha anormalidad afecta al individuo, su familia y la colectividad, tanto por lo que esta afección representa directamente para el individuo como por las consecuencias directas e indirectas en el orden de la salud en general, el rendimiento laboral y la moral del pueblo, por todo lo cual muchos países tratan de realizar por todos los medios una eficaz lucha anti-alcohólica, que viene encontrando apoyo coordinado en la Organización Mundial de la Salud, bajos los auspicios de las Naciones Unidas.
     En vista de lo cual, sería conveniente y de gran utilidad que Cuba planeara y realizara científicamente la lucha contra el alcoholismo, lo cual contribuiría a la salud del pueblo y a los esfuerzos que realiza la Lucha Anti-Alcohólica Mundial, por todo lo cual se crea como paso inicial en este sentido un Centro Anti-Alcohólico Piloto en el Dispensario de Higiene Mental y Psiquiatría de La Habana, teniendo en cuenta las facilidades que por su ubicación brinda ese lugar, y por disponer de un personal facultativo y auxiliar capaz de realizar este tipo de trabajo.
     Los objetivos serían cuatro: primero, tratar de rehabilitar y orientar a los pacientes alcoholizados; segundo, divulgación sobre higiene y prevención del alcoholismo; tercero, cooperar con los centros de trabajo, sindicatos, Ministerio de Salud Pública y todas aquellas instituciones que pueden aportar beneficio en la profilaxis, tratamiento y recuperación de alcohólicos; y, cuarto, evaluación de los resultados de la lucha anti-alcohólica en este centro, informando, asesorando, a los organismos de Salud Pública e instituciones afines”.
     Eso es todo.

     Dr. Julio Feijoo.- Yo quería hacerle una pregunta al Dr. Cortiñas.

     Sr. Presidente.- Puede hacerla.

     Dr. Julio Feijoo.- Yo quería preguntarle al Dr. Cortiñas si lo que él pretende es una lucha contra los alcohólicos o una lucha contra el alcoholismo.

     Dr. Manuel Cortiñas.- Una lucha anti-alcohólica.

     Dr. Julio Feijoo.- Bueno, pero es que eso no es una lucha anti-alcohólica según mi criterio.

     Sr. Presidente.- Rogamos al Dr. Feijoo dejar eso para otra intervención y no establecer un diálogo.
     Entonces, concedemos la palabra al Dr. García Oliva.
     El compañero García Oliva.

     Dr. García Oliva.- Compañeros: Nosotros venimos en representación del Ministerio del Interior a hacer una breve intervención sobre los problemas de principio que planteaba el compañero Diego González Martín.
     Quizás estos problemas de principio que nosotros planteamos hoy aquí sean motivo de discrepancia, y entonces mañana en su oportunidad discutiremos ampliamente el problema. Así que lo que vamos a hacer es el planteamiento.
     Ustedes saben que el Ministerio del Interior es el organismo del Estado que tiene la responsabilidad administrativa y ejecutiva de la política interior del Gobierno Revolucionario. En este sentido, tenemos que lidiar con delincuentes de la sociedad anterior, los que delinquían desde el poder capitalista, los otros delincuentes de delitos llamados comunes, y tenemos que luchar también contra los delincuentes que se organizan contra el Poder Socialista, o sea, los contrarrevolucionarios. Entonces, tenemos instituciones, establecimientos, para alojar a todos esos delincuentes, a los delincuentes contrarrevolucionarios, a los delincuentes que delinquieron desde el poder capitalista -que les llamamos esbirros comúnmente-, y también a los otros delincuentes, a las llamadas lacras sociales, aquellos que cometían delitos comunes, y también los que hacían actividades antisociales -prostitutas, proxenetas- etc. Ya ustedes conocen todas esas actividades antisociales.
     El compañero Diego González Martín, en la ponencia señalaba que la labor de reeducación que nosotros hemos hecho en esos centros ha sido hecha empíricamente, sin una normativa científica.
     En primer lugar, yo quiero señalar que el compañero nos mencionó con nuestro nombre propio en la ponencia y nos asignó la calificación de psiquiatra. Nosotros somos unos aprendices de cirujanos que la Revolución nos sitúo en el Ministerio del Interior, en la Jefatura de los Servicios Médicos de ese Ministerio, y entonces desde allí tratamos de orientar desde un punto de vista político, las labores de reeducación en lo que concierne a la cosa de los servicios médicos del Ministerio. Así que quizás hayan términos psiquiátricos que nosotros no podamos aquí usarlos con la frecuencia que ustedes están acostumbrados, porque esa no es nuestra especialidad.
     Entonces, como él señalaba, empíricamente los compañeros del Ministerio del Interior han hecho una serie de actividades de reeducación, que se pueden calificar como actividades psicológicas, psiquiátricas o de Higiene Mental propiamente dicho. El mencionaba un centro de reeducación que nosotros tenemos en la provincia de Camagüey de prostitutas, donde justamente él llegó allí con otros compañeros, preguntaron, y los compañeros les dijeron que nunca habían leído nada de eso; inclusive él les mencionó que si habían leído a Makarenko, y los compañeros les dijeron que no, que ahora era cuando iban a empezar a estudiar a Makarenko.  
     La labor que se ha hecho en el Ministerio del Interior ha sido una labor que nosotros no hemos divulgado, porque consideramos que todavía está en una fase experimental, a pesar de que ya lleva más de un año y medio de desarrollo y funcionamiento, porque el criterio de la Dirección del Ministerio ha sido no divulgarlo hasta ahora. Pero realmente, cuando ustedes la conozcan en su amplitud van a observar los extraordinarios logros que se han conseguido con la política que ha llevado el Ministerio; a pesar de que ha sido hecha en esa forma, empírica, sin basamento científico, nosotros hemos atribuido el éxito a la calidad humana, a la gran calidad humana de los compañeros que laboran en el Ministerio. A veces compañeros con un nivel de escolaridad muy bajo, pero con una conciencia revolucionaria extraordinaria, con un espíritu muy grande, con un sentido claro de lo que es la solidaridad humana, de lo que es el amor entre los seres humanos, con un deseo extraordinario de hacer las cosas bien hechas, que quizás haya sido eso el motor principal que haya determinado que esas actividades hayan sido tan fructíferas.
     Nosotros no nos oponemos a que los compañeros psicólogos y psiquiatras intervengan en estas labores de reeducación. En primer lugar, consideramos que no le corresponde al Ministerio del Interior, sino al Ministerio de Salud Pública o al Ministerio de Educación -que ya eso es un problema a discutir entre esos dos Ministerios-, los casos de los individuos que habiendo delinquido nosotros no los podamos catalogar propiamente como enfermos. O séase: hay una cantidad de personas recluidas en esos centros, y aquí la compañera Directora del Centro de Rehabilitación de Prostitutas, aquí está la compañera Directora del Centro de Reeducación de Menores de 14 años, que pueden señalar los éxitos extraordinarios logrados en estos centros, y que efectivamente dentro de esos centros hay menores y mujeres enfermas; nosotros podemos catalogarlos como psicóticas o psicóticos, débiles mentales, niños oligofrénicos.
     Nosotros no creemos que los métodos de reeducación que nosotros empleamos sean los adecuados para tratar a enfermos. Y pensamos -y esa es una cuestión de principios que nosotros planteamos aquí- que en nuestros centros de reeducación no deben estar esos tipos de enfermos, y que esos tipos de enfermos los debe de tratar el Ministerio de Salud Pública como enfermos, o si se considera que son tributarios de métodos psicopedagógicos los debe tratar el Ministerio de Educación. Pero nosotros no estimamos que son tributarios de nuestros centros esos individuos.
     Ahora, la experiencia nos ha demostrado que otros menores -inclusive esos que ustedes veían por L y 23, por aquí porvida desordenada esta zona de la Rampa-, menores con un índice de delincuencia elevado, o predilictiva, se han transformado extraordinariamente en esos centros. Mujeres prostitutas, con una vida desordenada, que en el momento actual son trabajadoras de vanguardia en los centros donde están laborando. Eso se ha logrado por métodos nuestros.
     No podíamos considerar a esas mujeres o a esos niños como enfermos; sus actividades antisociales habría que buscarlas en las condiciones socioeconómicas de la sociedad anterior -como explicaba el compañero-, cuando los psicólogos y los psiquiatras en los Estados Unidos no han podido- a pesar de su técnica esmerada- resolver la encrucijada gravísima que se presenta allí con la higiene mental.
     Entonces, las condiciones de nuestros centros, los métodos de reeducación que nosotros hemos empleado, han logrado esos éxitos. Pero, efectivamente, ha sido sobre personas no enfermas. Y nosotros consideramos que debemos continuar con esos métodos empíricos, pero que han resultado exitosos en la labor de reeducación que estamos haciendo con los delincuentes, que es nuestra responsabilidad como Ministerio que tiene la responsabilidad de la política interior del Gobierno Revolucionario.
     Ahora, no obstante, nosotros estamos en la disposición de recibir asesoramiento de psicólogos y psiquiatras, pero la selección de ese personal también es una cosa que nos compete a nosotros. No es un problema que estemos haciendo planteamientos un poco envanecidos; pero, justamente, las características de nuestro Ministerio, las responsabilidades que nosotros tenemos de la política interior ante el pueblo, nos hace a nosotros ser muy escrupulosos en la selección del personal que nosotros vamos a llevar a nuestras instituciones, a ir más a la concepción ideológica de ese personal.
     Nuestra concepción marxista, nuestra condición de comunista, es una condición muy arraigada, y tenemos especial cuidado en que el personal que trabaje con nosotros sea un personal con unas concepciones ideológicas claras y definidas. Que puedan aplicar su ciencia, sus conocimientos científicos sobre una base ideológica que nos permita el éxito, mayores éxitos de los que hemos logrado.
     Yo creo que, efectivamente, si nosotros hemos logrado con compañeros de una gran conciencia política, de un gran entusiasmo, esos éxitos, si tenemos el asesoramiento psiquiátrico de compañeros psicólogos y psiquiatras, los éxitos serán mayores. Pero eso sí, tienen que ser compañeros que nosotros seleccionemos, compañeros que nos garanticen que la orientación ideológica de nuestro proceso de reeducación no va a sufrir ninguna desviación por concepciones ideológicas idealistas de la sociedad anterior, que todavía pueden haber reminiscencias de ellas en muchos compañeros, y que nos desvíen las cosas nuestras, como nosotros las tenemos orientadas.
     Esa es la cuestión de principio que nosotros queremos plantear aquí, que quizás mañana sea motivo de discusión más amplia.
     Las compañeras directoras de esos centros de reeducación están aquí, y quizás les pudieran aportar en una forma concreta algo de la experiencia por ellas obtenida, en los quince o veinte meses que ellas tienen de actividades en esos centros.
     La Mesa lo considera si lo estima así.

    Sr. Presidente.-El doctor Córdova para una aclaración.    

     Dr. Córdova.- Yo quisiera hacer una aclaración. Resulta que esta tarde, justamente, está señalada para la discusión de las ponencias de esta mañana. Por eso el compañero pospone para el día de mañana. Mañana se presentarán otras ponencias y se discutirán también.
     Es en la tarde de hoy justamente que se discutirán todos estos asuntos, y en la noche de hoy es que se elevarán las conclusiones, si alguna existe. Es este el momento justamente, y no mañana.

     Dr. García Oliva.- Bueno, compañeros, como cuestión de principio yo creo que he dejado expuesto cuál es la política nuestra sobre este asunto de nuestros centros de reeducación.
     Muchas gracias.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al compañero García Oliva. Ahora vamos a darle la palabra al compañero Abdo Canasí.

     Dr. Abdo Canasí. - En la ponencia del compañero Córdova sobre el Cuidado del Egresado, nosotros queremos hacer dos aportaciones.
     Una, ya señalada por nosotros en la ponencia La Protección Social del Enfermo Mental, en la Primera Conferencia de Psiquiatría del año pasado, de la necesidad de crear un cuerpo de auxiliares psiquiátricos, que bien pudieran ser enfermeras -como en la Unión Soviética- o podrían ser trabajadores sociales, o un personal calificado y entrenado a propósito para manejar ambulatoriamente, sobre todo para las visitas domiciliarias a los enfermos mentales.
     Tenemos la experiencia del trabajo de casi diez años en el Calixto García de que muchos enfermos mentales se pierden de la consulta del psiquiatra, y desgraciadamente regresan cuando el enfermo ha hecho un brote de organización y necesita hospitalización; muchas veces no habiendo camas desocupadas para poder ingresarlo, y perturbándose la mecánica de la atención del enfermo mental.
     Nosotros creemos que los enfermos mentales, sobre todo me refiero a los enfermos psicóticos, que constituye -diríamos nosotros- el gran problema de la psiquiatría de Cuba, ya que una gran parte de ellos se cronifican cuando no son tratados a tiempo. Nosotros planteamos la necesidad de que haya el personal auxiliar en cada provincia que vaya a visitar periódicamente a los enfermos, y no sólo los vea, sino que vea si tienen necesidades económicas -por ejemplo- para adquirir los medicamentos. Los enfermos crónicos bien podrían tratarse en una gran mayoría ambulatoriamente, si se les suministrase a través de ese personal auxiliar los medicamentos necesarios, que muchas veces son costosos, porque la cloropromazina, por ejemplo, resulta muy costosa para el bolsillo que recibe ochenta o cien pesos, una casa que reciba ochenta o cien pesos.
     Entonces, nosotros planteamos la necesidad del estudio y de la creación de ese cuerpo auxiliar, que sería mucho más barato que tener que ingresar miles de enfermos y de usar miles de psiquiatras, que no tenemos.
     En segundo lugar, la protección del enfermo mental que está vigente hoy en día. La Ley de Seguridad Social no cubre en su artículo este aspecto.
     Los enfermos mentales, hay una gran proporción de enfermos mentales que pueden trabajar, pero no pueden trabajar todo el tiempo. La Ley de Seguridad Social dice que si está enfermo no trabaja y si trabaja tiene que trabajar todo el tiempo. Por tanto, sería necesario plantearle a los compañeros del Ministerio del Trabajo y al Consejo de Ministros, el estudio de un artículo que ventile qué pueden hacer determinados enfermos que haya que reducirle el horario de trabajo, y que eso no perjudicaría la producción, que muchas veces pierde un técnico que no puede trabajar ocho o diez horas, pero si puede trabajar cuatro o cinco.
     Nosotros en este momento tenemos muchos enfermos a los cuales recomendamos un período de disminución de la intensidad de trabajo, y, sin embargo, la mencionada Ley lo impide.
     Esas son concretamente las cosas que queríamos decir.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al compañero Abdo Canasí. El doctor Acosta Nodal, en relación con el Cuidado del Egresado.

     Dr. Acosta Nodal.- Bueno, simplemente era para señalar -quizás esta intervención mía se debe a que como el doctor Córdova estuvo en Santiago de Cuba hace unos días y no pudimos cambiar impresiones con él; sobre la ponencia hemos podido cambiar impresiones casi constantemente- en relación con el organismo que va a coordinar, es decir del organismo que va a decidir las gestiones que hay que hacer alrededor del Ministerio del Trabajo, de la Reforma Urbana o de la Comisión de Becas.
     Creo que debe haber un organismo central que coordine y dirija esas actividades, porque como él dice, es muy difícil a un organismo, como es, por ejemplo, a una unidad ejecutora cualquiera, un hospital, un dispensario, hacer estas gestiones, sino tiene un organismo central que lo ayude.
     Es probable que el doctor Córdova no lo haya mencionado, porque en la Ponencia nuestra, en Coordinación de Servicios, se señalan los organismos. Pero ahí nosotros no señalábamos concretamente si debían ser otros que nosotros mencionábamos, que eran centros de Coordinación y Estadísticas, que proponíamos a nivel del Ministerio de Salud Pública. Pudiera ser eso.
     La otra cuestión se refiere a que estos mismos problemas que se plantean en la Co-Ponencia del Dr. Córdova referente a los adultos, pues se plantean también con los niños; es decir, los mismos problemas, quizás mucho más grandes se presentan con los niños. Y que conste aquí.
     Nada más.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Acosta.
     Tiene la palabra el doctor Stettmeier.

     Dr. Franz Stettmeier.- Quisiera hablar de dos cosas. Una de poca importancia, más bien un error cosmético de la Ponencia del Dr. Diego González, donde se habla de los esfuerzos de las Universidades.
     Quisiera que se añada que la Universidad de Oriente tiene una oficina del estudiante casi desde el día de su fundación en el año 1947. Esta oficina de orientación del estudiante fue uno de los primeros intentos -no sé si el primero en Cuba- de coordinar el trabajo de psicólogos, llamados psicometristas en estadística, y de un psiquiatra propiamente dicho, con consulta colectiva y consulta individual. Yo creo que por justicia histórica debía añadirse.
     La segunda cosa es que la misma Universidad, desde el año 1950 hasta el año 1960, tuvo una consulta del “niño problema” que era, en cierto sentido, también nueva, porque era una consulta de psicología clínica y psiquiatría gratuita, y ofrecida al pueblo en general.
     A mí me han dado oportunidad esos diez años de ver, y anticipar, y puede ser que comprender un poquito, problemas en la época pre revolucionaria, que después nos dieron muchos dolores de cabeza, cuando muchos compañeros de nosotros, no acostumbrados a enfrentarse con los problemas-soluciones del pueblo -del pueblo muy pueblo en las regiones interiores de Santiago de Cuba-; me han dado, repito, oportunidad de conocer esos problemas, especialmente y concretamente a una cosa que en cualquier momento llega a discusión, la frecuencia de la lesión córticocerebral en la población pobre.
     Así, yo propongo, primero, que estos dos pequeños hechos se pongan, para completar el informe sobre los Esfuerzos de la Universidad.
     El número de pacientes que iban, más o menos, a las consultas para estudiantes, en una Universidad entre mil y dos milcarnet estudiantes, era de unos 300 anuales; es decir, llegamos a un porcentaje relativamente grande, mucho más que el 20% de los estudiantes.
     El número de los niños asistidos en la consulta del “niño problema”, que trabajó bajo la dirección de la Facultad de Educación -un problema que en cualquier momento puede surgir cuando mañana se discuta la Coordinación de los Trabajos-, fue de unos 500 niños anualmente, de todas las clases, especialmente de la clase pobre. Esta es la primera cosa que quería mencionar.
     La segunda se refiere a la Ponencia del Dr. Córdova. Yo quisiera añadir, y poner a discusión, si entre las actividades para el egresado no debería incluirse la identificación, la formación, el chequeo de familias sustitutivas. La familia sustitutiva no es un invento nuevo. Una de las personas que más lo ha cultivado era Bleuler, el padre de la esquizofrenia en Suiza. Así que no es nada que se haya inventado, sino que se pone solamente a discusión, por dos motivos: la familia sustitutiva -que cuenta con grandes dificultades en países capitalistas- podría ser que tenga en un país socialista nuevos chancees, nuevas oportunidades, porque está separado de problemas económicos, para ocuparse en un ambiente en cierto sentido ideal -es decir, una familia, “pero no mi familia, no aquella familia en yo formé mis trastornos, sino otra”-, seleccionado, chequeado y supervisado, claro, por el mismo cuerpo, la misma organización que el Dr. Córdova propuso.
     Claro, los compañeros que trabajan con nosotros en el Centro de Orientación Diagnóstica, los Psiquiatras, cada rato prescriben, o piden, o proponen una familia sustitutiva. Eso hasta ahora era en el papel.
     Yo repito, ¿no sería posible discutir, decidir que esas familias sustitutivas se hagan?
     Y una cosa más: claro está, en la familia sustitutiva la ventaja está en que es familia, pero no es mi familia.
     La segunda sería -y el Dr. Canasí la mencionó en otra relación- el enorme ahorro en gastos. En una familia sustitutiva, un paciente único puede subsistir probablemente por la décima parte de los gastos que hace en una institución de crónicos; y, además, podría probablemente ser asistido mejor y, al mismo momento, es un ingreso para la familia sustitutiva, que puede ser gente ya retirada, gente de alguna forma fuera de la producción en parte, y entonces aceptan ese individuo.
     Déjenme decir algo que ustedes deben saber mucho mejor: que la familia sustitutiva es un invento del pueblo cubano de muchos años. Antes no hubo familia en que no pocos pacientes potenciales de nosotros estaban, como se dice, arrimados: la solterona, las divorciadas, el anciano lisiado, estaban arrimados en familias más grandes, en la época antes de la industrialización. Así que tampoco en este sentido nacionalmente es nada nuevo, sino algo muy practicado, que nosotros podríamos probablemente organizar.
     Añadiendo a ese método de la preocupación de los egresados, tenga una segunda idea un poquito más audaz. Nosotros, que tenemos la suerte de ver -ustedes más jóvenes, yo más avanzado en edad- de ver la construcción del socialismo; el socialismo, entre otras cosas, construye aldeas, pueblos nuevos, totalmente nuevos, en las Granjas del Pueblo, o en cualquier otra relación. Propongo, si no sería posible -y tampoco es una cosa nueva-, uno o dos pueblos transformarlos en pueblos mixtos de la Granja y de Enfermos Crónicos. Repito que no es nuevo: nueva sí es la oportunidad, y nosotros podríamos construir esos pueblos mixtos de una mayoría de los llamados normales, y una minoría grande de egresados.
     Así que la segunda proposición es la construcción de aldeas mixtas, que tengan su trabajo productivo parecidas a las aldeas o Granjas del Pueblo, pero que, con la asistencia de psiquiatras desde el comienzo, serían construidos como una cosa que podría ser muy bonita, muy humana y muy eficaz. Por lo menos merece una prueba: que se hagan las aldeas de egresados y personas similares.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias, Dr. Stettmeier.
     Para un adendum, el Dr. Abdo Canasí tiene la palabra.

     Dr. Abdo Canasí.- Quiero tener la oportunidad de decir esto: en nuestra visita a la Unión Soviética, con los compañeros Córdova, Bustamante, Araujo y Ordaz, a nosotros nos refirieron en el Ministerio de Salud Pública que el método que ellos llaman de patronaje, es precisamente el método de familia sustitutiva de que habla el Dr. Stettmeier, que era usado desde hacía mucho tiempo un tanto empíricamente en la Unión Soviética, y que había sido desechado, había sido impulsado de nuevo por el Ministerio de Salud Pública, porque lo consideraban lógico, económico. O sea, mandaban a los enfermos y le pagaban a la familia por tener al enfermos en su casa, o sea, le daban una familia sustitutiva. Y ellos veían con muy buenos ojos que era un medio formidable para el tratamiento de los enfermos crónicos.
     Me parece que es una cosa interesante y que quise señalar.
     Entonces, damos la palabra al Dr. Collado.

     Dr. Enrique Collado.- (Del Hospital Nacional). Esta mañana cuando el Dr. Diego González Martín leyó la Ponencia, y no mencionó al Hospital Nacional, creí que el Servicio del Departamento había sido suprimido y no me había enterado (risas). Pero entonces vi que fue exclusivamente al leerlo él, porque está efectivamente mencionado en la Ponencia, como es natural. De modo que se trata de un lapsus (risas). Y, por lo tanto, puedo hablar, puesto que el Servicio existe todavía (risas).
     Es para algunos comentarios en relación con la Ponencia del Dr. Diego González Martín; algunas pequeñas aportaciones y comentarios. Naturalmente, estamos de acuerdo con la Ponencia totalmente, pero, por ejemplo, en relación con el final, es decir, en las perspectivas de 1963, al referirse a problemas del hospital de día.
     Nosotros creemos que la institución del hospital diurno, en más o menos distintos aspectos debe extenderse a la mayor parte de los hospitales generales que tienen un departamento de psiquiatría. Eso se establece en relación con las necesidades de tratamiento, de acuerdo con el volumen de enfermos que habitualmente vemos. Por ejemplo, en el Hospital Nacional, el año pasado fueron vistos en consulta externa, o se hicieron 2849 consultas; en lo que va de este año -de enero a abril- pues tenemos un número mayor que lo que correspondería a la tercera parte del año. Hay que tener en cuenta que el año pasado había tres psiquiatras en el departamento, y, sin embargo, existes dos psiquiatras nada más en este momento.
     Desde luego, lo que lo ilustraría más no sería el volumen de consulta, puesto que están incluidos, por ejemplo, en la última estadística, los grupos de psicoterapia, aunque sean en estadística aparte, y no es el caso ahora, puesto que esto correspondería a la discusión de la Ponencia.
     Pero, por ejemplo, sobre los casos nuevos: en el año de 1962, en los doce meses, se vieron 886 casos nuevos -casos nuevos se entienden los que no habían sido vistos en psiquiatría nunca en el hospital; incluimos, naturalmente, los casos que vienen directamente a psiquiatría desde la calle, y los casos que son remitidos por primera vez a psiquiatría por otros departamentos-. Entonces, en estos tres meses, -hay que recordar que hay un psiquiatra menos, y que a finales del año 62, en el período de octubre y en la primera parte de noviembre, la consulta externa fue suprimida por la emergencia nacional- tenemos 263 enfermos nuevos. Quiere decir que estos enfermos nuevos primeramente vistos tienen que ser distribuidos en relación con tratamiento.
     En relación con tratamiento, por ejemplo, nosotros tenemos en 1962, que se pusieron en tratamiento chocante, 60 casos nuevos. Es decir, que nosotros no somos “electrochoque”; dependiendo, naturalmente, de la indicación que, como todo el mundo sabe, eso no forma parte de la discusión. Actualmente, pues más o menos estamos en la misma proporción.
     Es decir, que de estos 886 casos, había 826 casos nuevos para ser distribuidos en tratamiento. Es decir, algunos casos que naturalmente son vistos muy esporádicamente por las circunstancias, y entonces ahí estamos en el gran volumen de ellos. En este caso la estadística no ha sido más precisada en cuanto a diagnóstico, puesto que esperamos en cierta forma que se establezcan los criterios diagnósticos, para poder comparar los distintos Servicios, puesto que de lo contrario no tendría mucho sentido.
     Nosotros tenemos un gran volumen de enfermos en tratamiento. Eso naturalmente que incide en lo que voy a decir: primero, la absoluta necesidad de establecer la psicoterapia de grupo -eso forma parte de la Ponencia del Dr. Bustamante también-, y, en segundo lugar, mantener un tipo de relación ambulatoria con estos pacientes, aparte -naturalmente- del tratamiento con los fármacos.
     Entonces, entendemos que la creación del hospital diurno en algunas de sus formas… Eso, naturalmente, es una cosa que depende de muchos criterios; no hay ninguna discusión sobre el hospital diurno en esta Conferencia, según tengo entendido, pero que se impone absolutamente.
     El Dr. Córdova en su Ponencia insistía o proponía que los Círculos se asesoren a nivel de la Comisión Asesora del Ministerio, que naturalmente es a la que corresponde. Yo creo que es fundamental que aparte de eso el Círculo debe partir del mismo Departamento, en lo que se refiere a la organización, como han partido, por ejemplo, en las organizaciones de psicoterapia de grupo, antes que hayan sido en cierta forma dictaminadas o reglamentadas por la Comisión Asesora, por la sencilla razón de que los grupos se nos han impuesto por la cantidad de enfermos.
     Naturalmente, sobre estos problemas hay un aspecto que quiero señalar, que es el problema de los pacientes que acostumbran asistir a distintos Servicios de Psiquiatría -me refiero a la ciudad de La Habana-; y me parece que quizás si no estamos en la etapa, podemos estar al alcanzarla, de que el paciente continúe asistiendo a un solo Servicio de Psiquiatría. Nosotros tenemos pacientes que asisten a Higiene Mental, y si a lo mejor el compañero psiquiatra ese día no le puede dedicar mucho tiempo, pues entonces va al “Fajardo” la otra semana, y la otra semana al “Nacional”, y seguramente al “Calixto García”, etc. Eso lo someto a la consideración de la Comisión Asesora del Ministerio, y al Responsable de Psiquiatría, en relación con el estudio de ese punto que, naturalmente, se aplica a todas las demás especialidades también en el resto de la medicina.
     Entonces, por otra parte, el Dr. Abdo Canasí señaló el problema de la Legislación en la Ley de Seguridad Social sobre los enfermos que tienen que trabajar parte del tiempo. Yo voy a señalar otro punto en relación con los enfermos en psicoterapia de grupo o en entrevistas periódicas individuales, que tienen que asistir -vamos a decir- semanalmente al Departamento de Psiquiatría. En estos casos tampoco la Ley de Seguridad Social contempla para nada la necesidad del enfermo. Claro, esto se aplica a otras especialidades también. Pero el paciente, por ejemplo, del grupo, que tiene que asistir semanalmente, pues entonces ese día él no lo cobra en su trabajo rutinariamente; quiere decir que en ese caso estaría perdiendo cuatro días al mes, con todo lo que además eso implica.
     Eso yo también lo señalo para que en alguna forma se sugieran las posibilidades en que eso pudiera manipularse, puesto que los enfermos tienen la necesidad de ir.
     Creo que más nada, aparte de señalar que el Dr. Córdova en su insistencia sobre la psicoterapia de grupo, hizo la salvedad que eso no implicaba el que no se insistiera también en la psicoterapia individual. Yo considero que en este momento las controversias por el problema del antagonismo, o situar en una contradicción la psicoterapia individual y la psicoterapia de grupo, son anacrónicas.

      Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Collado.
     El Dr. Julio Feijoo tiene la palabra.         

     Dr. Julio Feijoo.- Yo no pensaba hablar hoy, pero cuando entré estaba hablando el compañero Oliva y esto me ha animado a venir aquí y a hacer una cuantas preguntas y a orientarme. Naturalmente, que lo que yo voy a presentar ahora no son aportaciones, sino interrogaciones, que creo que deben dilucidarse ahora, ya que las Ponencias que se van a leer en el día de mañana, en lo que se refiere a la Coordinación Psiquiátrica, y en las del domingo, en lo que se refiere a Legislación Psiquiátrica del compañero Galigarcía, necesitan alguna luz previa, si es que vamos a hacer algo constructivo, que es muy necesario.
     Además, el compañero Galvizu en la mañana de hoy hacía referencia a las dificultades que tenían en Santiago de Cuba, con motivo de los problemas judiciales, que interferían con el asunto de los enfermos, poniendo sobre el tapete otra vez el problema judicial.
     Cuando entré el compañero Oliva estaba hablando de esas cuestiones. Y al principio, cuando yo había venido a las sesiones de hoy, venía muy confuso. Desde hace varios meses estoy muy confuso, cada vez más confuso en este problema psiquiátrico judicial; pero después que oí al compañero Oliva pues no podía seguir así. Por eso es por lo que pedía venir al micrófono.
     Y aprovecho la oportunidad que tengo de que esté el compañero Oliva aquí, a ver si me puede contestar algunos de los puntos.
     El compañero Oliva nos refiere que está en el Ministerio del Interior dedicado a combatir a ciertos elementos disociales y asociales, y a ese efecto ha procedido a instituir unos centros reeducativos de esos elementos.
policías     La primera pregunta que yo me hago es ésta: ¿Qué criterio médico-jurídico se sigue en estas cuestiones?, porque en estos momentos existe una falta total de coordinación en lo que se refiere a la aplicación del concepto de peligrosidad. Yo quisiera que el compañero Oliva fuera tan amable que nos ilustrara sobre lo que debemos entender por peligrosidad en estos momentos.
     En estos momentos existen dos criterios de peligrosidad. Uno, en el Código de Defensa Social, artículo 48, inciso A, que define la peligrosidad como una predisposición morbosa congénita o adquirida por el hábito que, debilitando los frenos inhibitorios, hace que el individuo tenga propensión a delinquir. Este concepto de peligrosidad fue ampliado por el Tribunal Supremo, en Doctrina reiterada de agosto y septiembre de 1940 -22 o 23 de agosto, y en septiembre del mismo año- en dos casos; y en una de ellas con Ponencia del doctor Emilio Menéndez y Menéndez, de la Audiencia, ratificada por el Supremo, se establece bien claro que tratándose de un problema morboso, que implica el concepto de enfermedad, necesariamente debe llevar el asesoramiento psiquiátrico para poder dictaminar el grado de peligrosidad del sujeto.
     Pero, el año pasado, dos meses después de haber celebrado nuestra Conferencia Psiquiátrica, salió un Decreto en la Gaceta Oficial, donde el Ministro del Interior puede, per se, declarar el estado peligroso de un sujeto sin asesoramiento médico, y a ese efecto solamente requiere del asesoramiento de miembros de la CTC, de la Federación de Mujeres Cubanas,federada de los Sindicatos y Comités de Defensa.
     Entonces, nosotros lo primeros que encontramos en estos momentos son dos conceptos de peligrosidad totalmente distintos. 
     La confusión que yo venía sosteniendo y la cantidad de discusiones que he mantenido con distintas personas del foro durante estos meses, que ninguno me ha sabido explicar cómo es posible esta dualidad, se me acaba de agudizar más, cuando el Dr. Oliva me habló de predelincuencia, término que por primera vez oí en la tarde hoy, y me ha intrigado mucho, porque puede ser que haya una figura que yo desconozco. Y yo quisiera que nos explicara, porque yo conocía la peligrosidad predelictiva, pero como la predelincuencia no la conozco, quién sabe si eso sea lo que está tratando el Ministerio del Interior.
     Pero, de todas maneras, hay algo más. En el Código de Defensa Social de diciembre de 1958, de la Unión Soviética, el concepto de peligrosidad que se recoge no es el que se mantiene en Cuba, en el Decreto que salió el año pasado en la Gaceta Oficial. Entonces, nosotros nos encontramos con que existe en estos momentos en Cuba una peligrosidad no reglamentada que supongo que será a la que hace alusión el compañero Oliva cuando habla de sujetos que ellos tratan que no son enfermos. 
     El habló -me parece que habrá la copia taquigráfica- del sujeto no enfermo, y ahora es donde me he confundido yo más, que es lo siguiente: de acuerdo con todas las doctrinas del delito, inclusive la que se ha mantenido en la Unión Soviética hace años -desde el principio y ahora-, el problema del delito se considera como una enfermedad. Y eso se viene manteniendo desde hace más de doscientos años en Alemania, mucho antes de que Lombroso asomara la nariz por este globo.
     Pero ahora resulta que nosotros nos estamos encontrando con una cosa muy curiosa: los delincuentes normales -y esto sí que me ha preocupado. En el libro de Psiquiatría de Sluchevski, página 115, se interpreta el concepto -el libro de Sluchesvski es soviético- de peligrosidad desde el punto de vista reflexológico, como lo siguiente: “El sujeto no está Como el individuo no refleja la realidad objetiva, entonces es un enfermoreflejando la realidad objetiva”. Como el individuo no refleja la realidad objetiva, entonces es un enfermo; él, sin embargo, es consciente de que tiene propensión a delinquir, o sea, a proceder en contra de las normas ambientales, lo que debía de reflejar de una manera adecuada. Esto está de acuerdo, y explica que ese dilema que algunos presentan como “si el Estado socialista crea mejores condiciones ambientales no debía existir el delito, porque las condiciones son ideales”, cosa que no sucedería en el régimen capitalista. Y algunos detractores del socialismo le dicen: “¿cómo es posible que hayan delincuentes en un lugar donde se hacen las cosas tan bien hechas?”. Entonces, se explica esto desde el punto de vista reflexológico por un trastorno en la mentalidad del sujeto. Pero como el sujeto es consciente de su propio trastorno, se le sanciona, porque siendo consciente de eso no se pone en tratamiento y se deja llevar por sus impulsos.
     Naturalmente que todo esto viene a traer, en consecuencia, una cosa: que el concepto de peligrosidad, tanto en los países socialistas como en los países capitalistas, tiene un origen común idéntico.
     Pero como resulta que ahora nos encontramos que el dictamen en Cuba, en estos momentos, se puede hacer a través de un informe exclusivamente social y no psicológico, la pregunta mía es ésta: ¿existe otro tipo de peligrosidad? Quién sabe si el compañero, que está en el lugar donde esa peligrosidad se combate, pudiera informarnos.
     Y esto lo hago sencillamente -presentar esta serie de preguntas- porque tengo interés, cuando se vaya a tratar el tema Legislación Psiquiátrica por el compañero Galigarcía, que se pueda acometer este tema un poco más profundamente; y como preámbulo de esto, en esa ocasión esperamos poderlo discutir un poquito más profundamente, ya que estará aquí el Dr. Antonio Cejas, Profesor de Ciencias Jurídicas y, además, uno de nuestros abogados más distinguidos.
     No quiero, por lo tanto, que parezca que quiero entrar en el terreno jurídico en esta Conferencia Psiquiátrica, pero para coordinar mejor las cosas yo pido entonces al compañero que nos exprese cuáles son los criterios que existen sobre el particular, que creo que merecen ser tratados en este momento para la cuestión de la coordinación psiquiátrica también, ya que el compañero expuso solamente la necesidad del tratamiento de los antisociales.
     Eso es todo lo que quería plantear aquí.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Feijoo.
     Dr. Crespo, tiene la palabra.

     Dr. Crespo.- Solamente aspiro a aclarar algunos conceptos con respecto al tema presentado por el compañero Diego González Martín, y explicar la postura del Ministerio de Educación respecto a su Departamento de Enseñanzas Especiales, respecto a los planes de higiene mental del país.
     Es bueno que los psiquiatras sepan las metas o proyecciones que se persiguen, englobándolo dentro de un tema de consideraciones generales, a reserva después de discutir algunos aspectos en terreno más particular.
     Primeramente el compañero se refiere a la escuela, al Residencial Terapéutico creado por el departamento de Enseñanzas Especiales para niños psicóticos y neuróticos. Efectivamente, a petición de los psiquiatras que trabajan en el Centro de Orientación y Diagnóstico, se creó el Residencial Terapéutico con características de admitir casos pre-psicóticos, neuróticos, psicopáticos, etc., que presentaran problemas susceptibles de ser beneficiados conjuntamente con una educación especial, en combinación con tratamientos psiquiátricos. Porque no podía pensarse ni admitirse que ese tipo de niño pudiera desenvolver sus actividades sin colaboración psiquiátrica. De eso estábamos muy conscientes.
     Reiteradamente se solicitó del Ministerio que designara un psiquiatra para la Institución. La situación que se presentó -y eso que no iban casos verdaderamente orgánicos de los trastornos de la conducta de base orgánicos, pues se trató de evitar que los problemas centrales crearan cuadros más agudos-, se presentaron situaciones verdaderamente insuperadas a los recursos con que contaba la institución.
     No se le pudo suministrar a la institución servicios psiquiátricos, porque se dijo que no era posible por el escaso número de psiquiatras que existían en el país, ni pudieron los compañeros nuestros, agobiados por el trabajo que tienen en el instituto, en el Centro Diagnóstico, brindar el servicio psiquiátrico.
     Eso trajo como consecuencia que el llamado Residencial Terapéutico hubiese que transformarlo, y que lamentablemente tuviéramos que entregarles a las madres niños que se pudieran haber beneficiado en esa institución con un tratamiento combinado de la psiquiatría y la psicopedagogía. Tuvieron que ser devueltos a sus hogares, porque no encontrábamos organismo que tuviera acogida para los problemas agudos que aquí se presentaron; problemas que requerían la intervención del tratamiento medicamentoso y de los procedimientos psiquiátricos de directa responsabilidad profesional exclusiva del psiquiatra, pese a la labor que pudieran realizar los profesores.
     Esos niños, aunque iban allí de inteligencia normal y comprendidos justamente entre los seis y los doce años, pues no se admitían retrasados mentales con problemas de conducta, cuando más iban algunos “borderline”; esos niños dentro del plan de psicopedagogía tienen una serie de materias de tipo canalizantes de valor terapéutico a los problemas de la conducta. Pero no es tampoco una enseñanza tan rigurosamente diferenciada con respecto al nivel de los problemas de los trastornos de la personalidad, que era competencia más bien exclusiva de la labor psiquiátrica.
     Al no tener el recurso psiquiátrico, reiteradamente solicitado, comprendiendo los fundamentos por los cuales no se nos pudieron dar, la escuela hubo que transformarla, entregar los pacientes de conducta problemática, y hoy es una escuela exclusivamente dedicada a trastornos de la conducta de origen emocional, de causas exógenas motivadas del medio ambiente familiar, y no, en ningún momento se ve los trastornos de la personalidad, neurosis propiamente dicha ni psicopatías propiamente dichas, ni mucho menos cuadros de tipo psicóticos, porque todo eso quedó definitivamente erradicado de la institución por no poder contar con el servicio médico.
     Por otra parte, como dijo el doctor Diego González, es bueno que se aclare que el departamento de enseñanza, que quede perfectamente definido en esta Conferencia la postura en que se encuentra el Departamento de Enseñanzas Especiales, de darle toda clase de servicios psicopedagógicos que sea posible a las instituciones hospitalarias y a las distintas instituciones de carácter médico, donde esa enseñanza constituya un factor complementario a la medicina.
     Así, por ejemplo, se pueden aplicar las escuelas nuestras para espásticos, en fin, para todo tipo de trastorno motor; pero también tenemos en instituciones hospitalarias servicios. Por ejemplo, en el Hospital “Aballí” tenemos una escuela queniños psiquiátricos funciona bajo responsabilidad psiquiátrica, porque se trata de niños con trastornos de la personalidad severos, y son atendidos; y los maestros imparten una enseñanza en íntima conexión con la dirección psiquiátrica. También en tuberculosis, en el hospital de tuberculosis tenemos aulas especiales. Tenemos aulas en los hospitales de servicio pediátrico, tenemos aulas y estamos dispuestos a tenerla y crear cuantas aulas hagan falta donde quiera que haya un niño que necesite ser enseñado mientras está bajo los recursos proteccionales de la medicina.
     Pero también queremos que se aclare, se delimite o se establezca el sentido de la cooperación de aquellas funciones de la medicina que resultan complementarias a la enseñanza. Porque la escuela cubana entera está llena de problemas, pese a las modificaciones que haya traído la Revolución, pese a los cambios que se hayan propiciado, al futuro que posiblemente se espere de una política socialista, donde no haya diferencias socioeconómicas tan onerosas que establezcan diferencias en el desarrollo físico y mental en el niño que antes asistía a la escuela privada, con diferencia al niño que asistía a la escuela pública y a la escuela campesina. Pero no podemos decir todavía que el índice parasitario haya disminuido, que los trastornos de origen nutricional que se provocan y se reflejan sobre la mente hayan desaparecido de inmediato. Y estamos confrontando una serie de trastornos, y es lógico que la higiene médica y mental llegue a la escuela.
     Y el niño oligofrénico de tipo educable, el débil mental ligero, el fronterizo, y no los torpes que corresponden, porque no son verdaderos retrasados mentales… Le hemos pedido a instrucción primaria -y deseo aclarar esto- que los torpes mentales que están comprendidos empíricamente en lo cocientes de ochenta a noventa, no pueden ser clasificados como débiles mentales propiamente dicho, porque serían absorbidos por el Departamento de Enseñanzas Especiales, y las seudo-oligofrenias o las reacciones lentas de las mentes del torpe, se pueden solventar en las aulas limitadas, que toda la vida ha sido competencia de la instrucción primaria y nunca de los departamentos de enseñanzas especiales.
     Por cuanto no conocemos de que la oligofrenia tenga curación propiamente dicho desde el punto medicamentoso, y siendo enfermos educables, nosotros aceptamos la responsabilidad de educar a los retrasados mentales tomando en cuenta el nivel de educabilidad. Y creemos que no pueda funcionar ninguna escuela de retrasados mentales, y lo hemos estado pidiendo reiteradamente, sin la cooperación médica. Porque nosotros creemos que el concepto integral asistencial del menor, de acuerdo con las exigencias modernas, reclama tanto la presencia del médico, del psicopedagogo, del psicólogo, del higienista, en fin, una estrecha colaboración de todos en este aspecto.
     En los institutos de diagnóstico y de orientación nuestros, también deseo aclarar que estos centros de orientación nosotros trabajamos con dos compañeros psiquiatras que nos facilita el departamento de Salud, del Ministerio de Salud, con veinte y tantos pedagogos y diecisiete o dieciocho trabajadores sociales y doce o catorce psicólogos para solventar los problemas psicopedagógicos de la ubicación de los niños en nuestras escuelas.
     Nosotros no podemos evitar que a la demanda de los padres en la enseñanza concurran a ese lugar desde el idiota, desde el parapléjico y toda serie de entidades y de individuos, algunos casos son incipientes, pero estamos constantemente demandando, precisamente de los organismos de responsabilidad psiquiátrica, la asistencia de los crónicos que no son educables; no podemos evitar que asistan a esas instituciones, y que vayan casos de pre-psicóticos o psicóticos.
     Esos niños son examinados y a veces tienen nivel de educabilidad, pero ni con fines de tratamiento medicamentoso, ni como objetivo de clasificaciones diagnóstica de carácter psiquiátrico diferencial, sino buscando dentro del diagnóstico psiquiátrico y psicopedagógico la ubicación dentro de la escuela de enseñanza especial. Única y exclusivamente el propósito de ese departamento que trabaja en su más alto porcentaje profesional con psicopedagogos, es el dar el diagnóstico pedagógico, el diagnóstico psicológico, y como máxima responsabilidad el diagnóstico psiquiátrico; niño clasificado.
     Señores: la clasificación de cualquier escolar es un proceso tan complejo, que muchas personas no son capaces de imaginarse cuando se tienen veinticinco, treinta expedientes delante; para poder ubicar los niños hay, primero, que satisfacer los intereses socio-económicos de los padres, el niño que necesita ser internado, otros que no quieren internado, el problema del transporte escolar no lo hay; estas escuelas no están ubicadas en todas las barriadas, y el problema es que muchos niños no pueden ser ubicados a veces porque no hay transporte escolar y los padres no los pueden llevar a la escuela porque tienen necesidad de trabajar.
     Es necesario tener un parte de asistencia prácticamente diario por grado de las escuelas para poder asignar a un niño a nivel de un grado determinado, después que se le ha hecho el diagnóstico pedagógico y la graduación debida.
     Ese proceso complejo de asignación de base y fundamento psicopedagógico, no implica el hecho de que el instituto se responsabilice en darles los servicios que sean necesarios de carácter medicamentoso de ningún tipo.
     Porque lo que nosotros queremos es que los policlínicos y los hospitales tengan tantos servicios psiquiátricos que puedan atender los niños que nosotros les referimos; como nosotros estamos atendiendo con fines de ubicación escolar todos los niños que nos están mandando de los hospitales de la Isla, todos los niños que nos están mandando de las consultas psiquiátricas, incluso de consultas privadas, porque no tenemos diferencias socio-económicas de origen de ninguna clase.
     Y para que ustedes sepan la magnitud de colaboración que puede prestar al médico para la meta de este año y para la meta del año 1964 los distintos servicios, hemos estudiado las necesidades de la Isla.
     Por ejemplo, el compañero que se quejaba de la parte Norte de Oriente. Estamos conscientes, incluso el problema de Baracoa -casi geográficamente aislado-, cómo solventarle a Baracoa el problema y a los pueblecitos aledaños, de crearles una escuela diferencial. Pero disponemos además de ochenta y pico de aulas que vamos a elevar a mil, según los censos que se están construyendo nos den el número suficiente de individuos que requieran los recursos de la enseñanza especial. Porque no siempre podremos hacer un aula por el problema de la costeabilidad y por la falta de recursos.
     No obstante, cuando el Departamento se inició absorbió dos escuelas públicas para retrasados mentales y dos privadas; en total: cuatro. Y con las que había al iniciarse el proceso revolucionario, había diez instituciones; al año de creado el departamento de enseñanzas especiales, funcionaban en la isla diecisiete instituciones y se habían ampliado a grado máximo la asistencia y el número de camas, sobre todo en los lugares donde antes no existía tan régimen, donde había una matrícula más limitadas.
Preventorio Martí     Por ejemplo, en la misma escuela “Leonor Pérez” de Cojímar, el antiguo preventorio “Martí”, en este momento se eleva a trescientos cincuenta el número de asistentes retrasados mentales; ya hay ciento sesenta y pico ingresados.
     El plan abarca la isla entera, y abarca tanto el tratamiento de retrasados mentales de nivel educacional, admitiendo como retrasados mentales de niveles educacionales los cocientes intelectuales de 50-80, que va desde la debilidad mental profunda hasta el fronterizo.
     Nosotros establecemos divisiones que no pugnan con otras divisiones de tipo psiquiátrica, como -por ejemplo- cuando se usa el concepto de debilidad mental más generalizado, con un sentido más humano de liberar las palabras traumatizante, idiotas, imbéciles, etc. Pero desde el punto de vista pedagógico no es lo mismo un fronterizo que un débil mental profundo, ni es lo mismo un torpe mental.
     Ahora bien, en las escuelas que se están creando en toda la isla, se está dando preferencia al régimen de internado por la problemática del transporte escolar. Incluso, hemos abierto escuelas con capacidad para trescientos niños. Vamos a poner, por ejemplo, la escuela diferenciada “Otto Parellada” para niños adolescentes retrasados mentales. De trescientos alumnos, mientras no hubo servicio de ómnibus asistían a la escuela solamente sesenta y cuatro niños; y, sin embargo, estaba congestionada. Asignada toda matrícula. En el momento actual, con el servicio de ómnibus, pues asisten la mitad, pues el ómnibus no da abasto para recoger todos los lugares. Múltiples inconvenientes en la búsqueda de las casas, la preparación de profesionales. Hemos ofrecido cursillos y seguimos dando cursillos para preparar maestros terapéuticos, como hay que preparar psicometristas y otra serie de factores humanos para poder echar a andar esta maquinaria compleja.
     En toda la isla se van a crear escuelas de sordos y semisordos, ciegos y semiciegos, retrasados mentales, impedidosescuelas para formar retrasados mentales físicos en todos los órdenes posibles de la educabilidad.
     La meta alcanza para este año a más de cincuenta instituciones ya presupuestadas; todo nuestro esfuerzo radica sencillamente en poder echar a andar esas maquinarias y que esos dineros que nos han asignado no se pierdan. Esto equivales a un proceso de formación profesional y a la búsqueda de un mobiliario que no se consigue con facilidad, porque todos los compañeros aquí están conscientes de dificultades que se atraviesan que hay que superar, y de otras muchas dificultades, compañeros, pero existe el propósito del Departamento de ofrecer a la clase médica de Cuba una estrecha colaboración de esfuerzos, el mayor número de instituciones.
     Nosotros nos sentimos muy felices en nuestra costumbre de estar muy cerca del médico, de que vengan momentos de una estrecha coordinación, en que todos y cada uno de nuestros pasos no obedezcan ni siquiera a criterios parciales de tipo profesional, sino que siempre estén inspirados pensando en Cuba y en las necesidades del niño, en un criterio de mayor curriculum, de mayor responsabilidad, estas cosas que exige hoy la ciencia moderna del concepto integral asistencial del niño.
De manera que el Departamento de Enseñanzas Especiales se halla en las condiciones de ponerse a disposición de la clase médica y a solicitar de la clase médica las múltiples necesidades que tenemos a nivel de nuestras escuelas, puesto que admitimos que no es posible ningún tipo de educación diferenciada sin el auxilio de la medicina (APLAUSOS).

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Crespo.
     Yo quiero significarle a los compañeros del Ministerio del Interior que el grueso de su exposición en el sentido de asesoramiento psiquiátrico por compañeros calificados, será discutido en el día de mañana puesto que esto envuelve una faceta de coordinación.

     Dr. Nicolás Morales Sotera (Presidente).-Tiene la palabra el doctor Eduardo Gutiérrez Agramonte.   

     Dr. Eduardo Gutiérrez Agramonte.- En nombre de los compañeros que forman la Delegación del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quería hacer un pequeño aporte en relación con las ponencias que se expresaron esta mañana.
     Después de un intercambio de ideas -ellas han sido formuladas por escrito- en relación con el Estado Actual y Necesidad de la Prevención y de la Asistencia, se cree que el número de seiscientas camas señaladas para los enfermos de los grupos II y III es insuficiente. Los centros que se proponen para la asistencia de los enfermos crónicos del grupo III, deberán ser colonias agrícolas con un mínimo de 200 enfermos por cada una, en Pinar del Río, Matanzas, Las Villas, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba.
     Por otro lado, esta Delegación insiste en que los enfermos de este grupo III son los que menos atención de personal de médico psiquiátrico necesita. Estos centros serían atendidos por psiquiatras en formación que rotarían durante su residencia en las colonias de crónicos, a los efectos de adquirir el conocimiento de los enfermos mentales en todos los niveles.
     Dichos centros serán supervisados regular y periódicamente por psiquiatras calificados, que a este efecto les serán asignados en estas funciones.
     Los enfermos crónicos del grupo III lo que requieren principalmente es personal no médico que los atienda y organice en grupos laborales.
     Ese es el aporte de la Delegación en cuanto a la ponencia de Necesidades y Prevención de la Asistencia Psiquiátrica.
     En cuanto a los cuidados del Egresado, quería poner en conocimiento de los ponentes, que por el consejo de dirección del Hospital Psiquiátrico de La Habana, se acordó enviar a los familiares de los enfermos que se dieran de alta una carta donde se les explicara lo que era la enfermedad mental, el modo correcto de tratar al ex enfermo, la forma cómo podía beneficiársele y las cuestiones que le eran nocivas.
     Igualmente, el Consejo acordó dar a todo enfermo dado de alta una tarjeta oficial del Hospital, donde se hiciera constar la actitud y capacidad laboral del enfermo, con el objeto de facilitar su mejor integración social.
     De igual modo, también enviar una carta a los vivaques de toda la República en la cual se explicara a los jefes o responsables de los mismos, qué era una enfermo mental y cómo debía manejársele; así como también que en ningún caso enviaran un ex paciente al Hospital Psiquiátrico de La Habana sin que previamente hubiera sido examinado por un médico, no dejándose llevar en ningún caso por el prejuicio de haber estado previamente hospitalizado estos enfermos.
     La carta a los familiares nunca se hace mimeografiada, sino personalmente, para darle un carácter de más interés y responsabilidad.
     Estos tres documentos fueron también aprobados en la reunión mensual técnico-administrativa del Hospital.
     Eso es lo que la Delegación quería poner en conocimiento de los pacientes, a los efectos convenientes.
     Una vez dicho eso, recobro la Presidencia y doy la palabra a la doctora Diana Rodríguez Fuentes.

     Dra. Diana Rodríguez Fuentes.- Yo quiero tomar la oportunidad que me brinda esta Conferencia para hacer unos pequeños aportes, para hacer algunas sugerencias y para tratar de un problema de semántica -como diría el compañero Feijoo-, sobre todo porque hay una palabrita que me molesta extraordinariamente desde que la oí por primera vez.
     En primer lugar, me parece que debía aclarar antes que nada la función de las Salas Psiquiátricas en los hospitales generales. Si estas Salas son simplemente para casos ingresados, si además tienen servicio de consulta externa o de dispensario y qué labores son las que se realizan allí. Creo que esta aclaración es de importancia considerando la sugestión del compañero Cortiñas con respecto al tratamiento de alcohólicos, puesto que en mi experiencia los alcohólicos por lo general se tratan, o en las salas psiquiátricas de hospitales generales, o a nivel de consulta externa en las clínicas para alcohólicos, en las cuales además se conduce la psicoterapia de grupo para las esposas de esos señores alcohólicos.
     Me parece de importancia hacer esta aclaración.
     Además, otra función en la consulta externa sería la orientación para estudiantes, como parte de su funcionamiento, y no como creación especial para clínicas de estudiantes en particular.
     La cuestión semántica que tanto me molesta es el nombrecito de “lacra social”. Tuve la oportunidad -y el doctor Gutiérrez Agramonte redactó la carta por mí- de dirigirme a ese Departamento, y cuando él me dijo el nombre por poco me caigo. Porque si estamos ahora considerando problemas de dignidad humana, de evitar discriminación, ¿por qué hablar de rehabilitación de prostitutas y de proxenetas y de lumpen y de todas esas cosas? ¿Por qué categorizarlos, si los vamos a rehabilitar? ¿Por qué no llamarles simplemente rehabilitación de menores y de adultos?
     Me parece que el nombrecito debe cambiar y lo propongo aquí como una sugerencia al compañero del Ministerio del Interior.

     Sr. Presidente.- Ya está cambiado, y se llama así como ella dice (APLAUSOS).

     Dra. Diana Rodríguez Fuentes.- ¡Ah, magnífico!    

     Dr. García Oliva.- Nosotros no le llamamos rehabilitación, sino reeducación.

    Dra. Diana Rodríguez Fuentes.- En cuanto a las familias sustitutivas de que habla el doctor Stettmeier, me parece que esa es una cuestión de mucha importancia y de no tan difícil realización en los países socialistas como él dice, puesto que nosotros lo usábamos allá; yo por lo menos en los últimos doce años y antes de mi pues creo que treinta años antes, con mucho éxito y sin ninguna dificultad. La cuestión sería considerar la psicología del cubano con respecto a estas cuestiones, puesto que los cubanos tienen hasta dificultad de recibir a sus propios familiares cuando salen del Hospital, mucho menos recibir a uno que ni siquiera es pariente.
     De manera que me parece que esto requeriría un poquito de estudio antes de llevarlo a efecto. Otra cuestión que quería mencionar, y esto funcionando “por la libre” -como se dice ahora- con respecto a la utilización de granjas para enfermos mentales. Nosotros lo estamos haciendo sin contar con nadie. Simplemente tenemos -recuerdo en estos momentos- una pareja, los dos estaban psicóticos -ella en nuestra sala, él en el servicio de hombres- , y los dos funcionan actualmente en una granja cerca de Mazorra.
     En cuanto a la organización de clubes para enfermos egresados, volvemos a caer otra vez en el problema discriminatorio. ¿Por qué no usamos los Círculos Sociales Obreros, sin establecer diferencias? O sea, reintegrarlos a la sociedad. ¿Por qué crear un club para egresados de un hospital psiquiátrico? Simplemente ponerlos en el club de la comunidad donde vive.
     La otra cuestión es, me parece, referirme a la valiente aportación del doctor Crespo. Y digo valiente, porque me parece que toca todos los puntos que todos sabemos que están en deficiencia y a la vez señalar que es de capital importancia la creación -quizás a nivel del Ministerio de Salud Pública, o a nivel universitario, yo no sé donde correspondería- de la organización de cursos para crear psiquiatras infantiles, que creo si los vamos a contar no llegamos a una docena; puesto que para todas estas actividades que el doctor Crespo está mencionando se requiere el más estrecho concurso y cooperación de los psiquiatras infantiles no existentes en el momento actual.
     Por lo tanto, igual que se creó por el Ministerio un curso intensivo para la creación de psiquiatras para las salas psiquiátricas de los hospitales generales o para hospitales provinciales, por qué no hacer lo mismo con los psiquiatras infantiles.
     Y esto es lo que yo quería decir (APLAUSOS).

     Sr. Presidente.- Muchas gracias a la doctora Diana.
     Damos la palabra al profesor Armando de Córdova.

    Dr. Armando de Córdova.- Primero, compañero, para referirme a uno de los párrafos de la brillante Ponencia del compañero Diego González esta mañana. El hablaba en uno de los párrafos que el aumento de la cifra de psiconeuróticos en los Estados Unidos se contrasta notablemente con el fenómeno de su descenso en la Unión Soviética, según testimonio de compañeros que la han visitado, luce indicar la condición neurotizante por excelencia de las contradicciones de la sociedad capitalista. Sin, desde luego, negar nada de esto -que es absolutamente cierto- hay el peligro en algunas personas de caer en el romanticismo socialista de considerar que basta media vez que se llegue al socialismo para evitarse automáticamente la existencia de las neurosis.
     Las neurosis existen también en la Unión Soviética, y, desde luego, en los países socialistas en transición, como el de Cuba, es de una importancia extraordinaria.
     Para recordar exactamente la cifra, una por cada cien personas, un hombre por cada cien, y dos mujeres por cada cien, dejan veinticinco días al año aproximadamente de trabajar en Checoslovaquia por problemas neuróticos.
     Por tanto, con esto queremos enfatizar la importancia de la neurosis aun en los países socialistas.
     El otro punto que me importaba mucho plantear, es éste, que se refiere… Dice el compañero Diego, cuando habla de las labores de Higiene Mental: “Las labores de la higiene mental -observan otros- comparten necesidades diversas; en ella se injertan aspectos específicos de la Ciencia que exigirían la participación de profesionales diversos. Es evidente que las tareas de Higiene y de Higiene Mental necesitan de maestros, psicólogos educacionales, psicólogos clínicos, divulgadores, estadísticos, etc., como prueba la experiencia de muchos países y no comprender esa realidad -dicen otros- conduciría a posturas dogmáticas y mecanicistas. Los que así arguyen, manifiestan que no comprender el campo específico de actividades de la Psicología como Ciencia y su enorme importancia en la obra de la salud, y en particular en la salud mental y en la prevención del trastorno psíquico, es fuente de posiciones sectarias. Consideran asimismo que incluso en ciertos aspectos del tratamiento y la responsabilidad del médico exigiría el concurso del psicólogo, y en ese caso ambos la compartirían por igual. Esos aspectos comprenderán la psicoterapia, las relaciones interpersonales del paciente, la acción sobre su medio, etc.”
     Esas opiniones, dice el compañero Diego, están abiertas al debate. Pero debemos esperar que como ha venido ocurriendo hasta ahora, no entorpezcan la planificación y coordinación de la higiene mental.
     Sin de ninguna manera querer terciar en esto, sino solamente para aclarar la cuestión un tanto debatida y quizás más bien ligeramente confundida en los términos, entendemos nosotros que el problema de los neuróticos específicamente, es tan extraordinariamente amplio y difícil. Y el hecho de que seamos tan pocos los psiquiatras, y dentro de los psiquiatras tan pocos los psicoterapeutas, amén de los problemas de tiempo y de las enormes dificultades que esto supone, es muy conveniente que se entienda que la labor de psicoterapia como tal debe ser dirigida y orientada por el médico, pero que en esa colaboración convendría -bajo la dirección del médico- otros compañeros auxiliares, como psicólogos, trabajadores sociales, intervenir bajo su dirección.
     En este sentido, creo que efectivamente todo lo que se haga a favor de la mayor ampliación de estos conocimientos sería algo de suma importancia.
     De modo que, en efecto, creo que no hay contradicción; nada más que hacer énfasis en la enorme necesidad de esa situación.
     Debemos de insistir que en nuestro pequeño servicio del “Comandante Fajardo”, todo paciente es visto en equipo, y se define ante el equipo qué participación dentro de la labor psicoterapéutica tiene cada cual bajo la dirección del médico. Y creo que eso también se realiza en otros servicios, y es una cosa perfectamente admitida por todos.
     Pero quería enfatizar ese punto.
     En cuanto -y ya más concretamente- al problema de la familia ortopédica, que efectivamente pudiéramos titular así la sugerencia del compañero Stettmeier, positivamente que eso es una cosa muy recomendable, y nosotros la hemos utilizado antes y la seguimos utilizando hoy, y en realidad con magníficos resultados, pero en pequeña escala. Desde luego, lo que él quiere plantear es que eso se enfatice para que se utilice en una forma ya sistematizada y planificada. Me luce extraordinariamente útil su sugerencia.
     En cuanto a las comunidades, bien conocido es el inicio de esta institución en Holanda, de comunidades precisamente psicoterapéuticas en Holanda, que tuvieron una importancia muy grande; en la Unión Soviética, como dice el compañero Abdo, también se utiliza. De modo que la sugerencia concretamente que él realiza en cuanto a las Granjas, me luce de una importancia grande, y a tener en cuenta sobre todo para estudiar por los compañeros del Ministerio de Salud Pública, encargados de la orientación psiquiátrica.
     En nuestra Ponencia se sugiere la creación de centros de cuidado del egresado como parte de las distintas cosas que se le encarga, los distintos trabajo que se le encargan a los llamados centros diurnos. Ustedes saben que en la terminología, esta cuestión de Hospital Diurno -según Cameron, que fue el primero que lo inauguró en Canadá, en la Universidad de Mc Gill- una Sala de Psiquiatría que solamente atiende a los casos durante el día; así se dice hospital de día, hospital de noche, de fin de semana, etc.
     Pero el doctor Bierer, que es en Inglaterra el pionero del hospital diurno, plantea que el hospital diurno es otra cosa diferente, e insiste mucho en que lo que más importancia tiene en la denominación no es ni siquiera el derecho de brindar durante el día este tipo de tratamiento, sino el equipo en sí, el espíritu de equipo, que él piensa que debe ser extrahospitalario para que no se contamine -diríamos así- con el otro espíritu hospitalario.
     De todas maneras, el centro diurno tiene como uno de los principales elementos de labor, este cuidado del egresado.           Nosotros proponíamos que este cuidado del egresado fuera puesto en marcha en las Salas de Psiquiatría de los hospitales generales que, en realidad, en sí, como dice el doctor Collado, ya están casi en evolución por las necesidades que eso crea.
     Los aportes muy valiosos de los compañeros Acosta, Abdo y Collado, en realidad lo que hacen es reforzar las muestras y las complementan en muchos aspectos. Les agradecemos muchísimo sus sugerencias.
     Nosotros consideramos también, con el compañero Collado, el anacronismo que existe, al plantear el antagonismo entre psicoterapia individual y psicoterapia de grupo. E inclusive ya el Dr. Knoblock nos ha hablado que la psicoterapia individual debe considerarse como una especie de psicoterapia de grupo al número pequeño máximo reducido; entonces siempre había un grupo en una psicoterapia individual, según los términos del doctor Knoblock.
     Pues bien, aceptamos completamente la muy graciosa e inteligente intervención -como siempre- del Dr. Collado en relación con esto.
     En cuanto a la compañera Diana Rodríguez, le plantamos que, en efecto, el Club no es un Círculo. Parece que el Club o Círculo, no es propiamente un Círculo Social, sino que solamente tiene -según el Dr. Bierer y según los que los han utilizado; ya son muchos los países que lo están utilizando, y se recomienda la ventaja de este Círculo, en primer lugar, un círculo para enfermos crónicos y subagudos egresados, que necesitan no solo del entrenamiento sino de charlas y de psicoterapia de grupo de diferentes clases. De modo que este sentido es que se utiliza la palabra Club, Club Psicoterapéutico.
     De todas maneras, nos hace un jalón muy grande y un complemento en la numerosa cantidad de esfuerzos que se están haciendo hoy en Cuba, y lo sugerimos muy insistentemente. Y precisamente, por ejemplo, en el caso nuestro del Hospital “Fajardo” en que no tenemos posibilidades físicas de establecer con buenas perspectivas un hospital diurno, o centro diurno, el Club o Círculo sería de una ventaja extraordinaria; y lo mismo sería, por ejemplo, para el Dr. Collado, que tiene semejante situación. Podría hacerse, por ejemplo, en una casa de las cercanías del Vedado o Alta Habana, de las muchas que están desocupadas, en fin, en las que se pueden utilizar no sólo las Salas de Recreo, sino los jardines, y en definitiva, eso sería una proposición. O séase: ampliar los Servicios de estos hospitales que no tienen desgraciadamente por sus condiciones físicas posibilidad de atender adecuadamente a estos pacientes.
     Por lo demás, los Círculos Psicoterapéuticos, los Clubs generalmente funcionan de noche. Ustedes saben que los Círculos Sociales cierran todos a las ocho. Esa sería otra de las ventajas del círculo este, que además significa otra cosa muy diferente.
     En cuanto al problema de las Salas de Psiquiatría, cualquier compañero de aquí pudiera especificar concretamente: todas las Salas de Psiquiatría de los hospitales tienen su consulta externa y su departamento de ingresos. Además, son pocos, desgraciadamente; el Dr. Morales está en formación, y tiene solamente su consulta externa y algún que otro paciente que cuela él en la Sala de Medicina Interna. Pero, evidentemente te va a eso: a que la Sala de Psiquiatría tenga consulta externa y cuidados del ingresado.
     Al propio tiempo se añade aquí el cuidado del egresado como parte del centro diurno que se ha propuesto. Y ampliar, inclusive, dentro de ese mismo equipo la posibilidad que en las noches alguno de nosotros se pudiera ocupar de estos Círculos Psicoterapéuticos.
     Por otra parte, las Salas de Psiquiatría de los Hospitales generales -ya lo han señalado y se señalará con más énfasis aquí-, los compañeros de Salud Pública han planteado que son predominantemente para los casos titulados número uno, o sea, casos agudos; y cuando ya estén establecidas perfectamente las coordinaciones, los casos del número dos y número tres serán los que sean integrados en otros Departamentos.
     En cuanto al problema de los alcohólicos entiendo que, efectivamente, es una cosa que debe tomarse en consideración como cosa especial.
     Nosotros agradecemos muchísimo también al Dr. Gutiérrez Agramonte sobre todas las sugerencias.
     En cuanto a la carta, entendemos que es una forma de iniciar el contacto con los familiares y que para un hospital de tanto volumen de enfermos es un magnífico comienzo de contactación con los familiares.
     Creemos con esto haber contestado a todos los compañeros. Si se nos ha quedado algo en el tintero, con mucho gusto aclaremos las cuestiones.
     Exactamente, el compañero Abdo nos recordaba -estamos a un paso nada más que de Occidente, sin duda alguna- que el primer Hospital Diurno reportado en el mundo es el que se organizó en la Unión Soviética en 1933. En realidad, pues eso completa las nociones que se tienen en relación con Hospital Diurno. De modo que queda complacido el Dr. Abdo y nosotros mejor informados, y todos ustedes igual.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Córdova.      
     Tiene la palabra la Dra. María del Pilar Torres.

     Dra. María del Pilar Torres.-Yo no voy a decir nada nuevo, pero sí quisiera ver en qué momento se le da un poquito de impulso a la divulgación del conocimiento psiquiátrico a nivel del pueblo de cuba.
     Hemos hablado aquí de todo lo bonito, de toda la medicina; pero nos vamos a poner una inyección muy buena, pero no tenemos ni algodón ni la aguja para ponérnosla. El pueblo no sabe todavía qué cosa es una enfermedad mental; todavía hay prejuicios, todavía hay factores culturales de gran atraso, que nos hacen, digamos en el Hospital, muchos cientos de pacientes que llegan después de mucho tiempo de haber sido tratados -por ejemplo- en centros de espiritistas.
     O sea, el pueblo no tiene conocimientos a través de una divulgación organizada a nivel ministerial; que se contempla en el Ministerio de Salud Pública pero que no se ha iniciado.
     También tenemos más facilidades ahora a través de las organizaciones de masa, como son la Federación de Mujeres Cubanas, Comités de Defensa, o sea, que se haga llegar al pueblo.
     Muchas veces los individuos nos recomiendan pacientes. Yo tengo un familiar de un paciente que me dice: “doctora, yo soy presidente de un Comité; y hay un niño-problema en mi cuadra y queremos que usted nos oriente hacia dónde lo podemos llevar para que sea atendido”.
     Yo creo que a través de la divulgación se pueden subsanar muchos de estos casos y no llegar a un extremo que se haga crónico, o un niño que después sea más difícil tratar.
     Con respecto a los hospitales diurnos que ya el Dr. Córdova habló -fundados por Cameron en Canadá-, yo estaba pensando lo siguiente: ¿por qué no utilizar las mismas camas para hacer también tratamientos nocturnos. Si tanto se habla aquí de la producción, inclusive, los crónicos llevarlos a la producción y hacerlos que produzcan, por qué no tener una serie de camas disponibles durante la noche para ser tratados no solamente en grupos de psicoterapia, sino también en tratamiento electro chocante y de insulina. Eso ha sido ya tratado con mucho éxito en Canadá. Inclusive grandes jefes, individuos de gran importancia en la industria, son tratados de noche y van a trabajar durante el día. O sea, aquí se va a hacer lo contrario: se va a tratar el paciente durante el día y se va a mandar para su casa por la noche. O sea, se puede mantener en producción a la persona que está enferma y tratarla por la noche.
     También se pueden utilizar esas horas por la noche para hacer entrevistas, orientar también a los maestros; utilizar también ese tiempo para los maestros, y todo el equipo, las mismas enfermeras, que no tenemos en Cuba enfermeras especializadas en psiquiatría; ni tenemos tampoco trabajadoras sociales especializadas en psiquiatría como deben ser. O sea, se puede hacer un equipo con trabajadores sociales, psicólogos, que también pueda hacer tratamiento de psicoterapia, bien de grupo o bien individual, como se hace en otros países con magnífico éxito.
     Eso es lo que yo quería decir.   

     Sr. Presidente.- Muchas gracias a la doctora María del Pilar Torres.
     El Dr. Stettmeier.

     Dr. Stettmeier.-Una observación solamente.

     Sr. Presidente.-Le rogamos por los taquígrafos que se acerque al micrófono.

     Dr. Stettmeier.- No se trata de volver a la discusión, sino que yo pensé que la discusión de mañana, a pesar de los esfuerzos de la Presidencia ya se ha anticipado algo. Entonces, hemos oído declaraciones muy claras del compañero García Oliva del Ministerio del Interior, y al mismo tiempo del Dr. Crespo del Ministerio de Educación.
     No queda duda que la discusión de mañana va a presentarse, espero, en una forma positiva.
     Pero para facilitar esta discusión propongo técnicamente que las declaraciones del Dr. Oliva y del Dr. Crespo -si es posible- se transcriban en mimeógrafo para las diez de la mañana, para tener en nuestra posesión las declaraciones. Si es técnicamente posible, que yo lo dudo.

     Sr. Presidente.-Los taquígrafos me dicen que la declaración del Dr. García Oliva puede estar lista para mañana.

     Dr. Stettmeier.- Entonces que el Dr. Crespo en una o dos páginas, brevemente, formule su declaración de principio para tener material para la sesión de mañana.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Stettmeier.
     El profesor Armando de Córdova de nuevo va a hacer uso de la palabra.

     Dr. Armando de Córdova.- En nuestra ponencia, compañera Pilar, justamente te contempla este asunto de la popularización de todos los elementos de higiene y psiquiatría. Y recientemente en la Escuela de Medicina, se ha nombrado una comisión presidida por el Dr. Galigarcía, en la cual estamos -entre otros- el Dr. Araujo, el Dr., Galigarcía, que la preside, y yo, y además el Dr. Holguín, el Dr. Ortega y el Dr. Vaquero.
     El interés de esta comisión es, entre otros, volcar la Escuela de Medicina dentro del pueblo, y tenemos pensado y ya programado una serie de ideas con respecto a la popularización de todos estos temas psiquiátricos por la televisión, los periódicos, utilizando los organismos de masa, los cien mil Comités de Defensa que existen, en combinación con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. Justamente eso está en marcha.
     Desde luego, le agradecemos mucho a ella que haya enfatizado esa necesidad que fue contemplada en la ponencia.
Con respecto al hospital nocturno. La compañera Pilar debe tener en cuenta la enorme dificultad que tenemos con camas; y justamente lo que están haciendo los hospitales es doblar el número de camas, las utilizadas por los enfermos de noche durante el día se utilizan; utilizar solamente camas para un hospital de noche, en definitiva cuando haya más posibilidades de cama, pues figúrense ustedes, con mucho gusto que las crearemos. Pero todavía por el momento creo que no estamos en estas condiciones.

     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr. Córdova.
     Entonces, el Dr. Diego González Martín, en su carácter de Secretario va a hacer uso de la palabra para exponer las conclusiones sobre el Estado Actual y Necesidades de la Prevención y Asistencia Psiquiátrica.
En la sesión de esta noche a las nueve, se discutirá el trabajo del profesor Bustamante, la ponencia Organización de la Psicoterapia.
     De modo que le cedemos la palabra al Dr. Diego González Martín.

     Dr. Diego González Martín.- Nosotros vamos a resumir el contenido de la discusión en lo que respecta a la ponencia inaugural de la Conferencia. Y lo vamos a hacer directamente, sin una reunión previa, porque me parece que técnicamente es posible. En primer lugar, no creo que se hayan formulado en lo que respecta al contenido general de la ponencia, como ustedes habrán visto, cuestiones de principio; no creo que se halla expresado ninguna concepción antagónica irrebatible con la misma. Se han expresado opiniones que tocan matices diversos, que pueden ser objeto, naturalmente, de discusión, pero que no entran en contradicción con los puntos de vista generales sustentados en la ponencia.
     Algunos aspectos de esta ponencia no han sido implícitamente tratados, pero por el contexto de las declaraciones aquí formuladas por diversos compañeros, se observa que sí es cuestión de concepto general de todos nosotros aquí reunidos, que los problemas de la higiene mental, el encaramiento de estos problemas difiere notablemente según sea el tipo de sociedad en la cual ocurren.
     Hemos señalado en nuestra ponencia original las profundas contradicciones que hacen imposible prácticamente en una sociedad capitalista, el encaramiento y la solución de los problemas que en ella se confrontan, porque los intereses generales de higiene mental de la población entran en contradicción directamente con el status mismo de esta sociedad.
     Este es un criterio sustentado en nuestra ponencia, que creo no ha sido rebatido por ninguno de los compañeros aquí presentes.
     El otro punto de vista es el de que las manifestaciones contradictorias que pueden sustentarse, no lo son de manera irreconciliables, en la sociedad socialista hay la oportunidad por derecho para cada uno de sus miembros de expresar sus opiniones en tanto no lesionen el interés fundamental de esa sociedad, o sea, en tanto no lesionen el interés de la inmensa mayoría del pueblo.
     Aquí tenemos opiniones distintas acerca de cuestiones, de matices, cuestiones indudablemente algunas de gran interés, filosófico incluso, y todos esos puntos de vista no son realmente irreconciliables, sino que pueden ajustarse dentro de una norma general que tienda al sacrificio y al enriquecimiento de la propia sociedad socialista, que tienda a mejorar los efectivos de esa sociedad en su lucha contra la naturaleza, en su lucha contra la enfermedad, y en el establecimiento de normas de verdadera sanidad para el pueblo.
     De manera que ese es otro principio también establecido en la ponencia, que no creo que haya sido objeto de contradicción aquí por parte de los compañeros que han participado en el debate.
     Otra cuestión que aquí se ha reafirmado es el carácter espontáneo pero que va cobrando consciencia de los efectivos, de la labor que realizan los efectivos de higiene mental en nuestro país, que las han venido realizando.
     Todos los organismos aquí representados, han expresado cómo han utilizado en la práctica los recursos mismos de la comunidad para dar solución a diversos problemas que confrontan en sus respectivos dominios de actividad.
     Ese principio que se ha ido estableciendo en ocasiones empíricamente, se reafirma como positivo y válido para nuestra sociedad. De manera que desde el punto de vista ideológico, desde el punto de vista de las concepciones generales, eso que se ha definido en la ponencia como línea de masa de los efectivos de higiene mental, se ratifica por la intervención de los diversos compañeros.
     Casi todas las intervenciones han estado penetradas de esa idea, de utilizar los recursos sociales, las fuerzas curativas mismas de la sociedad, una sociedad saneada de sus contradicciones básicas, utilizando recursos en provecho de la prevención y del tratamiento del trastorno mental.
     No creo que ese principio sancionado por la vida de las instituciones que ustedes representan, tampoco ha sido objeto de oposición por parte de ningún compañero aquí presente.
     Otra cuestión también de principio aquí formulada, es el que concierne a la función de responsabilidad social del médico en todos los problemas que conciernen a la salud. Se ha expresado en esta ponencia que el médico es un elemento hegemónico en el planteamiento de esta cuestión, porque partimos del criterio de que la salud es producto de una serie de factores en los cuales implican los factores fisiológicos, los factores sociales, los factores del medio ambiente en general y disponemos del medio social, y que no puede hacer abstracción unilateral de ninguno de esos factores sin dañar la concepción realmente correcta, desde el punto de vista científico y filosófico, de la esencia misma de la salud. Y ello es aplicable igualmente en los que respecta a la salud mental, puesto que no puede hablarse de salud mental sin hablar en general de salud. Y siendo patrimonio del médico el tratamiento de los problemas que conciernen a la salud, también lo debe ser en lo que corresponde a la salud mental.
     Pensar de que pueda existir una salud mental, como se dice en la ponencia y es también opinión de muchos compañeros, al margen de esas implicaciones fisiológicas y sociales, sería pensar como pensaban los brujos primitivos, o como pensaban los religiosos, sin que esto entrañe una polémica con los religiosos -estamos hablando aquí como científicos y no como religiosos-, puesto que se conciben los problemas de la salud, de la psiquis, como algo desvinculado de la salud del organismo y en sus interacciones con el medio.
     Ese criterio aquí prácticamente ha sido defendido por todos los compañeros, y en él ha hecho énfasis especialmente el doctor Crespo en sus palabras. Naturalmente, su criterio no significa en manera alguna que los vastos problemas de la salud mental no precisen de la necesaria intervención de toda una serie de profesionales distintos, y que incluso existan campos específicos de la ciencia que tienen que ser utilizados por los higienistas mentales en sus labores. Con esto me estoy refiriendo a los pedagogos, a los psicólogos, a los estadísticos, a los divulgadores, a los maestros, a todos los que de una manera u otra colaboran efectivamente en la salud mental.
     En lo que respecta a las perspectivas generales del desarrollo, a las cuestiones de principio que pudieran obstaculizar la coordinación va a ser objeto de tratamiento en el día de mañana, no creo que -excepción hecha de algunas nuevas colaterales que serán dilucidados- tengamos tampoco contradicciones.
     En los que respecta al problema del concepto “responsabilidad social”, del individuo frente a la sociedad; este concepto que puede ser en su interpretación desde los ángulos jurídicos, objeto de interpretaciones distintas, sin embargo es una realidad en la práctica social, y no solamente en la práctica de la sociedad socialista, sino incluso de la sociedad capitalista, que establece distingos indiscutibles entre el delincuente y el perturbado mental, aunque a ambos problemas concurran circunstancias psicológicas en una forma o en otra.
     Se trata a mi juicio de un problema de niveles, sencillamente; de niveles, en que en un caso en la comisión del delito aunque en él actúan factores psicológicos y a veces factores psicopatológicos a nivel del delito, es la sociedad fundamentalmente la que interviene. Y este es también un criterio que en los países socialistas conlleva el criterio de responsabilidad profunda del individuo para sus semejantes, para la sociedad, para la moral, para la propiedad socialista y para el estado socialista.
     De manera que esta distinción, que la llevan a la práctica los compañeros del Ministerio del Interior, yo creo que también igualmente como distinción que se establece así de esta forma por la práctica de la vida social misma, también ha sido recogida en la ponencia, y creo que no hayan estado en contracción con ella; y sólo las contracciones se han expresado en ciertos aspectos jurídicos, que podrán ser motivo de tratamiento en la polémica de carácter jurídico.
     En lo que respecta a una serie de cuestiones colaterales, la inmensa mayoría de ellas serán seguramente motivo de discusión, o quizás sean englobadas por los compañeros que intervendrán en el día de mañana (…).
     De manera compañeros, que a menos que surja alguna pregunta de los presentes, podemos manifestar que esta ponencia me luce -ponencia fundamental de declaración de principios- ha sido aprobada de una manera prácticamente unánime, y que puede ser publicada conjuntamente con la adición de los compañeros del Hospital Psiquiátrico, como cosa elaborada ya por la Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas.

     Sr. Presidente.- Entonces, se da por terminada la sesión, y nos volvemos reunir esta noche a las nueve para escuchar el Dr. Bustamante sobre Psicoterapia de Grupo.

 

  CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS


VIERNES 31 DE MAYO DE 1963

SESION DE LA NOCHE

Dr. Carlos Acosta Nodal, Presidente
Dr. José Geller, Secretario

Ponente:

Dr. José Ángel Bustamante

     Sr. Presidente (Dr. Carlos Acosta Nodal).-Vamos a dar comienzo a la sesión de esta noche dando la palabra al Dr. José Ángel Bustamante que va a exponer su Ponencia sobre Organización de la Psicoterapia.  

     José Ángel Bustamante.- Nosotros debemos hacer constar que esta Ponencia no toma en consideración la Psicoterapia Infantil, ya que hay un tema en que se va a tratar de la asistencia infantil; por lo tanto, ahí quedará incluida la parte que corresponde a Psicoterapia Infantil.

     Ponencia sobre Planificación de psicoterapia

     El interés mostrado por el Ministerio de Salud Pública en los distintos aspectos que la atención psiquiátrica demanda, no ha quedado reducido a las modificaciones operadas en Mazorra, la creación de las Salas de Psiquiatría en los Hospitales, así como la de la Comisión Asesora de Psiquiatría del Ministerio, sino que ha tomado en sus manos la sugerencia de convocar esta Conferencia de Instituciones Psiquiátricas en la que se tratan con adecuada dedicación aspectos tan importantes como la coordinación de los servicios psiquiátricos, la atención del egresado y la Psiquiatría Militar, entre otros.
     No podía quedar fuera de su preocupación la planificación de la psicoterapia, aspecto éste que, salvo honrosas excepciones, venía siendo carencia de nuestros Centros de Atención Psiquiátrica.
     Claro está que cuanto se hace en beneficio de una mayor asistencia al psicótico, no ha de ser motivo de nuestra crítica y reconocemos por otra parte que el carácter de las psicosis, así como su posible desarrollo y evolución hacia la demencia es realidad que impulsa y obliga a no ser parcos en medidas y servicios que luchen contra tales resultados, creadores de un saldo de invalidez mental que pesa sobre la economía y el desarrollo social del país. Pero si esto es cierto, y a ello van orientados todos los esfuerzos realizados por superar los niveles del Hospital Psiquiátrico, así como a crear Salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales, no es menos cierto que la neurosis produce por su parte un alto porcentaje de enfermos psiquiátricos que, sin ofrecer altas cifras de inhabilitación total y definitiva, por sus propios caracteres es, sin embargo, causa de infelicidad, distorsión en las relaciones interpersonales y como natural consecuencia factor que afecta la productividad y las relaciones sociales.
     Por tal razón es que se nos ha encomendado esta Ponencia sobre la Organización de la Psicoterapia en los Centros de Asistencia Psiquiátrica.
     En primer lugar, es bueno que señalemos de entrada que las neurosis ofrecen en todas las latitudes un alto porcentaje de incidencia, tanto en sus expresiones concretas a través de las entidades nosológicas reconocidas en el sector, como en las formas tipo psicosomático o córtico-visceral por lo que es aceptado por todos los autores el hecho de que de los enfermos que concurren a un consultorio, más del 60% son neuróticos, los cuales por su propia estructura son susceptibles de uno u otro tipo de psicoterapia, no siendo necesario que hagamos énfasis, por ser de todos conocido, que es éste el instrumento terapéutico de verdadero valor y utilidad en las neurosis.
     Se podría atender y se atiende a un neurótico con drogas, y más ahora que disponemos de un variado grupo de alto valor terapéutico, pero en todo tiempo unida a tales prescripciones ha sido en una u otra forma la relación médico-paciente, esencial y nódulo de la Psicoterapia, razón por la cual podemos decir que nunca ha dejado de estar presente, aun cuando no haya sido de niveles muy elevados.
     Pero claro está que poseedores del concepto de la importancia de la psicoterapia y asimismo de que éste es un instrumento terapéutico que demanda un mínimo de dominio de sus técnicas -las cuales han alcanzo cierta complejidad-, no podemos conformarnos con ver que este valioso método no sea usado de manera sistemática, planificado y en nivel aceptable en los Centros de Asistencia Oficial, lugar donde concurren tantos neuróticos.
     La Psicoterapia pues, debe ser usada de modo regular en la forma que las técnicas disponibles la permiten y sin que por otra parte dañe a la necesaria atención del psicótico, así como a la tarea del despistaje tan necesaria y útil en los Servicios de Psiquiatría.
     Dejemos esta afirmación como exordio al desarrollo de nuestro tema para que desde el inicio se tenga en consideración que vamos en la búsqueda de su solución, pero sin olvidar en momento alguno la escasez de psicoterapeutas, hecho que limita de entrada nuestros propósitos, así como la obligación en que estamos ante la paralela escasez, sino tan aguda, sí relativamente marcada, de los psiquiatras necesarios a la atención de psicóticos.
     Entendemos que la atención de psicóticos no ha alcanzado aún el nivel que todos aspiramos, aún cuando son ya muchos los avances logrados y es por ello que en esta Conferencia se tratan en sus correspondientes Ponencias tales aspectos, pero al mismo tiempo iniciamos con la nuestra el interés por el neurótico.
     Es la primera vez que se aborda del modo orientado a su inmediata aplicación la organización de la psicoterapia y ello es índice que se ha comprendido que es tiempo de abordar su atención, cosa que no hubo de ocurrir antes por no haber madurado las condiciones que lo facilitaran.
     Pero entrando en el tema, debemos definir qué entendemos por planificación, organización de la psicoterapia.
     Hemos indicado de inicio que ello debe hacerse respetando la necesidad de personal para la realización del despistaje de aquellos que concurren a tales servicios, así como a la consulta psiquiátrica, que como lógica consecuencia de la actividad de las consultas y dispensarios surge.
     Por otra parte debemos reconocer que por razones propias del desarrollo de nuestra psiquiatría en épocas anteriores el número de psicoterapeutas es muy reducido, lo cual dificulta aún más esta tarea.
     Como último factor, que viene a sumarse a los anteriores creando mayores dificultades, tenemos que considerar el tiempo que es necesario dedicar al enfermos psiquiátrico en el consultorio y con mayor razón el tiempo que la técnica psicoterapéutica para poder ser reconocida como tal, demanda.
     Es un hecho de todos conocidos que de cuarenta y cinco minutos a una hora es el tiempo mínimo que puede utilizarse en una sesión de psicoterapia. Si a ello añadimos que los enfermos necesitan por lo general dos sesiones semanales, elevándose a tres en algunos casos, podemos comprender que el tiempo disponible de modo objetivo en una semana, siendo escaso el número de psicoterapeutas y elevado el tiempo para otras funciones no psicoterapéuticas, queda reducido de modo alarmante.
     Pero como la escasez de psiquiatras es manifiesta y tendrán los mismos que asumir la responsabilidad psicoterapéutica atendiendo también los casos ingresados en los servicios, entonces de modo más alarmante aún quedaría reducido el tiempo disponible para tal tarea.
     Tenemos pues, por una parte, un enorme número de neuróticos que necesitan psicoterapia y, por lo tanto, para los que hay que buscar psicoterapeutas y horas disponibles para su atención, y por otra un escaso número de psicoterapeutas y un número muy reducido de horas para ser utilizadas en psicoterapia ante la necesidad de atender servicios, consultas y despistajes.
     Ambas tareas son importantes, yo añadiría igualmente importantes, pero el juego de factores que se mueven en el marco de los elementos concretos de que disponemos hace que nos incluyamos en un círculo vicioso en el que no es posible atender un factor sin perjudicar de modo ostensible el otro.
     Como nuestro propósito es encontrar una fórmula que de modo eficaz supere esa situación, nos vemos en la necesidad de penetrar en el tema desbordando sus actuales límites.
     Es esto imprescindible pues mientras permanezcamos tratando de solventar el conflicto sin variar los elementos de que disponemos, estaremos condenados al fracaso.
     No escapa a nuestra consideración que para aceptar las fórmulas que en esta Ponencia proponemos es imprescindible que las autoridades se percaten de modo claro de la importancia de la neurosis como problema social, así como del valor de la psicoterapia, pues sólo así es que se puede estar motivado de modo suficiente para realizar las tareas que su superación demanda.
     Creemos que esta realidad se ha logrado en la hora actual y es por ello que no ha sido hasta ahora y es ahora cuando se dedica tiempo, esfuerzos y una Ponencia para su solución.
     De los factores que hemos señalado y que de modo contradictorio envuelven el problema, dos cuestiones emergen de modo inmediato:
     1-Ofrecer horas suficientes de psicoterapia.
     2-Lograr un mayor rendimiento a cada hora de psicoterapia.  
     La primera cuestión queda incluida en los marcos de la necesidad señalada de no dejar sin atención los servicios, consultas psiquiátricas y de despistaje.
     Por todo ello es necesario que los actuales psiquiatras de los diferentes servicios dediquen unas horas de su trabajo a la psicoterapia, pero como sólo pueden dedicar unas cuantas horas ya que otras tendrán que dedicarlas a la atención de su servicio y a la consulta no psicoterapéutica, esta aportación será sin duda alguna suficiente si tenemos en cuenta que son pocos los psiquiatras y los servicios y muchos los enfermos que esperan por la psicoterapia que a ellos no ha llegado.
     Por otra parte, es esto algo que ya se viene haciendo en algunos servicios psiquiátricos, por lo que aún más reducida ha de ser la aportación que sólo significa la suma de aquellos que no la vienen realizando.
     Como consecuencia lógica surge la necesidad de crear psicoterapeutas, única forma de añadir un nuevo grupo humano al esfuerzo que nos ocupa.
     Dejemos sobre la mesa la forma en que deben ser forjados estos psicoterapeutas y su número, cosa que abordaremos de inmediato y pasemos a la segunda cuestión señalada.
     Hemos indicado y es todos sabido que las sesiones de psicoterapia requieren de 45 minutos a una hora, y que debe, como promedio, repetirse dos veces a la semana.
     Como vemos, unas dos horas a la semana son necesarias para cada paciente, razón por la que las horas ofrecidas no han de ser suficientes aún cuando creemos un número de psicoterapeutas, el cual por razones obvias no podrá ser muy numeroso. Por tal razón creemos que si bien la psicoterapia individual debe ejercerse y que el mantenimiento de ésta es recomendable, pues así lo aconseja un número determinado de paciente que sólo a ella se puede orientar, no es menos cierto que es la psicoterapia de grupo la forma que puede ofrecernos un mayor rendimiento en cada hora, ya que como en cada grupo pueden participar de ocho a diez pacientes, este sólo hecho multiplica dicho rendimiento por diez.
     Pasemos de modo inmediato a analizar la necesidad de la psicoterapia individual y de grupo, así como la formación de psicoterapeutas en una y otra técnica, para lo que proponemos de modo enérgico las soluciones siguientes:
     1-Creación de psicoterapeutas.
     2-Uso de la Psicoterapia de Grupo.
     Con ello tendremos las horas que ofrecen las horas técnicas psicoterapéuticas y su rendimiento aumentado al usar las técnicas de grupo.
     Como nuestro deber es estudiar a fondo la realidad que confrontamos para que las conclusiones a que lleguemos sean capaces de superar de modo adecuado la actual situación, nos vemos en la obligación de revisar esta realidad.
Decíamos que el número de psicoterapeutas que poseemos es reducido, y ahora añadimos que un gran número de ellos ha sido entrenado en una sola técnica (el psicoanálisis), no habiendo logrado, naturalmente, el dominio de otras técnicas y mucho menos la terapia de grupo.
     En la hora actual en nuestro país hacen psicoterapia de grupo los doctores Feijoo, Collado, Clotilde García, Fariñas, Geller, Araujo y el que esta Ponencia presenta.
     En lo que hace referencia a la formación unilateral de nuestros psicoterapeutas es hecho que venimos planteando desde hace muchos años la situación que tratamos de suplir dentro de las deficiencias del medio propiciando la creación de un grupo que dominara o conociera por lo menos las técnicas en uso en esta especialidad.
     De tal empeño hubo de surgir un reducido número de compañeros que poseen el conocimiento, no de una técnica, sino el de las variantes que este proceder ofrece.
     Un reducido grupo ha adquirido por su propio esfuerzo idéntica preparación, pero tanto uno como otro suman una cifra exigua.
     Hacemos hincapié en este aspecto pues creemos que es necesario que los psicoterapeutas logren el dominio de las diferentes técnicas para de ese modo poder aplicar en muchos casos técnicas breves de gran utilidad en multitud de ellos.
     El psicoanálisis, cuyo valor no discutimos y a cuyo fundador Freud reconocemos su papel trascendente en el desarrollo de la psicoterapia, se ha visto sucedido por otras técnicas de más breve duración y base científica suficiente como para que no sean desvalorizadas.
     Es por ello que luchamos contra la desvalorización de todas esas técnicas y contra la posición unilateral en pro del psicoanálisis, técnica por cierto la más prolongada y la que ofrece menos oportunidad de atender un mayor número de pacientes, sin que pretendamos por ello excluir su utilización ya que debe en unión de otras formar parte siempre del equipo terapéutico en poder del psicoterapeuta.
     Y es por ello que recomendamos que los terapeutas que se forjen de todas las técnicas que se disponen añadiendo a la de Freud y Alexander, la de Rogers, Kelly, Dolland y Miller, Sullivan, la Escuela Cultural, la Racional y otras.
     El tiempo de entrenamiento debe ser determinado por los efectivos y posibilidad de enseñanza que en el momento de su realización se posean.
     En cuanto a la psicoterapia de grupo es más escaso aún el número de compañeros que poseen las técnica y hemos señalado que sólo un reducido número de psiquiatras en todo el país la ha venido ejerciendo.
     Consideramos que a pesar de las medidas que venimos sugiriendo es tan crecido el número de neuróticos, que de modo difícil podremos alcanzar el número de horas que su atención demanda.
     Por ello replanteamos la tesis que hubimos de llevar como Ponencia al V Congreso Internacional de Psicoterapia en sus sesión plenaria de 21 de agosto de 1961 en Viena, Austria, en la cual sostuvimos que dadas las dificultades que la planificación de la psicoterapia entraña, el médico general debía fungir como psicoterapeuta en gran número de casos que van a su consultorio siendo portadores de cuadros reactivos o de estructura más sencilla lo cual permite y demanda el uso de las técnicas más simples, técnicas que de modo fácil pueden ser adquiridas por dicho médico general. Pero asimismo sosteníamos que el médico general requería ser entrenado en dichas técnicas como de igual modo lo es y por ello domina las quirúrgicas más sencillas, las obstétricas, las de más simple estructuración ortopédica, pediátrica, etc.
     El carácter de las técnicas que tendría que dominar facilita el que en cursos de perfeccionamiento como los que organiza el Colegio Médico, se puedan entrenar cientos de ellos.
     Por otra parte del elevado número de neuróticos que asisten a su consultorio (de todos los casos que ve el 60% según todos los autores) un alto porcentaje es el tipo de neurótico más sencillo, casos que no tendrían que ir al especialista el cual quedaría para los casos más complejos a los que aplicaría las técnicas también más complejas.
     Entendemos que la psicoterapia es una función específica del psiquiatra pues nuestra concepción es unitaria, no dividimos el soma y la psiquis, en cuyo caso podría quedar fuera de la medicina la neurosis por su carácter psíquico. Muy por el contrario, entendemos que es una enfermedad y la enfermedad debe ser atendida por médicos y en cada caso por el especialista correspondiente dentro de la medicina, por lo que en este tipo de afección debe serlo por el psiquiatra.
     No se puede estar atendiendo una alteración psicológica instalados solamente en el nivel psicológico, ya que las interrelaciones entre el nivel psicológico y el fisiológico son tales que uno actúa sobre el segundo y éste sobre el primero.
     La acción somática es procesos psicológicos y la reacción psicológica ante procesos somáticos es de tal naturaleza que sólo el médico conocedor de toda la vertiente somática puede estar con pie firme en el campo de la enfermedad para evitar casos como la psicoterapia a un proceso que en su desarrollo, ofrece una alteración que demanda diagnóstico médico.
     El psicólogo y la trabajadora social, así como el pedagogo pueden y deben cooperar con el psiquiatra en múltiples manifestaciones en el propio proceso educativo y en el caso de procedimientos psicopedagógicos, así como en la psicoterapia de grupo en la que se funciona en equipo y, por lo tanto, el psiquiatra y el psicólogo pueden unir sus esfuerzos bajo la orientación del psiquiatra.
     Debemos pues preparar nuevos psicoterapeutas sugiriendo a un grupo de los actuales que adquieran otras técnicas a más de la psicoanalítica que poseen; crear un grupo de terapeutas de grupo; realizar cursos para la preparación de ambas técnicas (individual y de grupo), así como cursillos en los servicios de los hospitales de provincia para equiparar a los compañeros que funcionan en las salas psiquiátricas de los hospitales; adiestrar a los médicos generales en la técnicas menores de psicoterapia.
     Como consideramos que esto es un plan que requiere un estudio adecuado de las horas a ofrecer, así como del número de psicoterapeutas que hay que crear y la no menos importante tarea de organizar los cursos y decidir la orientación que su curriculum debe tener, detalles de gran complejidad, sugerimos a la Comisión Asesora del Ministerio asuma la responsabilidad de crear una Comisión que se encargue de estudiar con los datos concretos que las autoridades ofrezcan en cuanto a las posibilidades que ciertamente te tengan para así coordinar las sugerencias técnicas y las realidades materiales, única vía de lograr lo que en este momento sea recomendable y a la vez posible.
     Por tanto, sugerimos:
     1-Crear un grupo de psicoterapeutas.
     2-Adiestrar a los actuales en todas las técnicas.
     3-Crear un grupo de psicoterapeutas de grupo.
     4-Preparar a todos en todas las técnicas de psicoterapia.
     5-Utilizar la psicoterapia de grupo en los Centros Psiquiátricos y Servicios de Psiquiatría.
     6-Utilizar la psicoterapia tanto individual como de grupos en las consultas externas de tales servicios.
     7-Ofrecer cursillos en los servicios de los hospitales de provincia para los compañeros que ejercen en las Salas de Psiquiatría de los Hospitales Generales.
     8-Adiestrar al médico general en las técnicas menores de psicoterapia.
     PROPONEMOS, por tanto:
     Crear una comisión pequeña que se encargue de estudiar todos los aspectos que conduzcan a la realización de los propósitos de esta Ponencia. (APLAUSOS).

 

 

   CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS

SABADO 1ro DE JUNIO DE 1963

                SESION DE LA MAÑANA

DR. JOSE GALIGACÍA, Presidente
DR. URIARTE, Secretario

Ponente:
DR. JORGE ABDO CANASÍ

Co-Ponente:
DR. JULIO FEIJOO PENAS

     Sr. Presidente.- Vamos a iniciar la sesión que corresponde al sábado.
     Tiene la palabra el Dr. Jorge Abdo Canasí.

     Dr. Jorge Abdo Canasí.- Estadísticas Psiquiátricas (…)
     Resumen y conclusiones:
     1-Se señala la falta de estadísticas psiquiátricas de carácter nacional y se considera que pueden aprovecharse las condiciones favorables actuales para emprender un estudio de esta naturaleza.
     2-Se hacen consideraciones sobre la Clasificación Estadística y Nomenclatura adecuadas para lograr un mayor provecho de los estudios que deben realizarse, concluyéndose sobre las ventajas actuales de la llamada Clasificación Standard Americana cruzada con la Clasificación Internacional.
     3-Se establece la necesidad de fijar los criterios de Diagnóstico y Evolución como base de una mejor inteligencia en el estudio de los datos que pueden ser de utilidad para la confección de estadísticas con vistas a una mejor atención psiquiátrica y futura.
     4-Se establece la necesidad de reuniones de todos los integrantes de los servicios Psiquiátricos de la nación, a los efectos de un mejor conocimiento de las normas y criterios de evaluación del curso de las enfermedades mentales y sus diversas incidencias. Se recomienda al MINSAP la creación del organismo coordinador de datos estadísticos que será señalado en la ponencia siguiente.
     5-Se plantea la necesidad inmediata de la traducción completa del Manual de Diagnóstico y Estadística de las enfermedades mentales y su amplia difusión y discusión a todos los niveles.
     6-Se sugiere la adopción de las Historia Clínica Dinámica, donde se contemple tanto aquellos datos de interés para el mejor tratamiento del paciente como aquellos otros que puedan servir para el enfoque epidemiológico de los trastornos mentales en nuestro medio.
     7-Se sugiere desde el punto de vista de la recolección de los Datos Estadísticos, la obligatoriedad de remitir a un centro de coordinación de un reporte inicial del paciente al ingreso así como de otro a su egreso, contentivos ambos de aquellos datos que puedan ser estimados de utilidad para los fines estadísticos, así como de la verificación de un censo por corte horizontal en toda la nación. Enfatizamos la necesidad de la recolección de los datos del movimiento de consultas externas psiquiátricas de toda la nación.
     8-Por último, la comisión encargada del desarrollo de esta ponencia, considera que este amplísimo tema ha sido prácticamente esbozado puesto que nos resulta imposible profundizar sobre todos y cada uno de los temas señalados, y plantea que sea motivo de conferencias psiquiátricas especiales dedicadas al estudio y discusión de muchos de los tópicos abordados.

 

CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS  

             SÁBADO 1º DE MAYO DE 1963

               SESIÓN DE LA TARDE

Dr. Leopoldo E. Araujo, Presidente
Dr. Jorge López Valdés, Secretario

Ponente y Co-Ponentes:

Dr. Carlos Acosta Nodal
Dr. Pérez Villar
Dr. J. Geller

     Sr. Presidente.-Comenzamos la sesión de la tarde. (3:25 p. m.)
     Toca en orden la discusión de la Ponencia sobre Coordinación de Servicios Psiquiátricos, y deben acompañarnos en la Mesa los compañeros Dr. Acosta Nodal, Dr. García Fleites, Dr. Pérez Villar, Dr. López Valdés y el Dr. Geller.
     Tiene la palabra el Dr. Carlos Acosta Nodal.

    Dr. Carlos Acosta Nodal.- “Coordinación de Servicios Psiquiátricos y de la Prevención”.
     Toda labor de planificación en asistencia psiquiátrica debe estar orientada al cumplimiento de los principios que rigen la asistencia médica en un país socialista.
     Es bien conocido el derecho que asiste a todo ciudadano a recibir una pronta y eficaz asistencia por parte del Estado.
     Corresponde a los dirigentes del Ministerio de Salud Pública el establecimiento de las normas y medidas que aseguren la posibilidad de obtener dichos beneficios asistenciales.
     Esta necesaria centralización normativa, excluye la posibilidad de que se sustente y ejecuten planes que contradigan los que se establezcan para la totalidad de las unidades ejecutoras con que cuenta este Ministerio, por cuanto el establecimiento de las disposiciones Ministeriales responde a una política asistencial que es elaborada a través de cuidadosos estudios de la realidad nacional en la materia de que se trate.
     Una buena organización y planificación no debe dejar lugar para el capricho y la improvisación.
     Esto, no obstante, debe quedar bien entendido que esta manera de gobernar y ejecutar basada en las directrices del centralismo democrático, no excluye la amplia discusión a todo los niveles por aquellos que de alguna manera puedan hacer aportaciones, modificaciones y mejoras a las medidas que se hubiesen dictado. Es así, que hoy traemos ante ustedes, asistentes a la Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas nuestra Ponencia sobre “Coordinación de Servicios”.
     Recordemos para empezar que el enfermo mental es inimputable e inerme e incapaz de valerse por sí mismo, razón por la cual el Estado está obligado a ejercer más que con cualquier otro, el tutelaje o custodia y cuidado de los mismos. Su conducta, además, puede parar en perjuicio de terceros a los que el Estado está también en la obligación de proteger y amparar.
     Resultaría absurdo, inhumano, y ajeno al derecho, el negarle la asistencia a un ser tan desvalido como lo es el enfermo mental. Aunque de lo dicho no debe inferirse que todo paciente psiquiátrico no responda en muchos casos al tratamiento ambulatorio. Si bien es verdad que todos los casos de psicosis mayores requieren un período inicial de tratamiento.
     Esta manera de funcionar en unidades aisladas, sin enlace o coordinación entre las mismas, es un rezago de los métodos, procedimientos y filosofía de la sociedad capitalista que afecta, todavía hoy, todas nuestras unidades asistenciales psiquiátricas, lo que atribuimos, por supuesto, a que estamos en un período de construcción de nuestra Revolución.
     Quede pues asentado en principio que toda persona tiene derecho a ser admitida en una institución psiquiátrica cuando las circunstancias así lo aconsejen, y que el dictamen sobre existencia o no de tales circunstancias, debe ser precedido de un minucioso estudio hecho sobre base científica por psiquiatras especializados. No debiendo mediar a este respecto consideraciones en relación con la edad, existencia de embarazo, de enfermedades coincidentes, y mucho menos a su condición, ni a que tenga o no domicilio reconocido.
     Tales prácticas son discriminatorias e imposibles de mantener en un Estado socialista.
     No se concibe coordinación ni planificación alguna que no contemple, en nuestro caso una clasificación de los pacientes psiquiátricos. (…)
     Los pacientes del grupo A (neuróticos y trastornos de la personalidad) son considerados como pacientes ambulatorios y serán tratados en los servicios de Consulta Externa de los hospitales y ocasionalmente en los “hospitales de día”, salvo cuando son pacientes de grave riesgo de suicidio.
     En los grupos B y C (psicópatas y procesados) están incluidos los pacientes que han entrado (o están en disposición de hacerlo) en conflictos con la sociedad.
     Este grupo resulta sin duda el más complejo de más difícil solución; sobre él se ha pensado mucho y se ha hecho poco; quizás un rápido avance en materia legislativa es todo lo que se obtuvo en el pasado. Hoy, sin embargo, ya hay planes en ejecución, como los centros de rehabilitación de prostitutas y los que se llevan a cabo en los niños que pertenecen a esta categoría o irían a parar a ellas.
     De todos modos, estos primeros pasos están preñados de vacilaciones; y los grandes planes aún esperan por nosotros.
     Con respecto a los llamados “procesados”, el primer paso debe ser el de tratar de sustraer al máximo al enfermos mental de la jurisdicción judicial, acelerando además todo trámite de carácter legal a que pueda estar sometido cualquier paciente psiquiátrico.
     Por supuesto que se sugiere la creación de una o varias instituciones para estos enfermos con complicaciones legales. Pero tales cuestiones serán más ampliamente consideradas en la Ponencia destinada a la legislación psiquiátrica.
comunidades terapéuticas     Para los enfermos que en mayor o menor escala presenten características antisociales, se sugiere la creación de los centros de rehabilitación para alcohólicos y para narcómanos; las granjas y talleres para el tratamiento de los vagos, las prostitutas y los proxenetas y para, en fin, cualquier tipo de sujeto cuya conducta sea de carácter psicopático. Alguna de estas organizaciones puede tener el carácter de “comunidades terapéuticas”.
     La constitución de una sociedad más justa no puede ignorar a aquellos cuya enfermedad está más directamente vinculada a lo que es base y sustancia de una revolución socialista; la formas de convivencia entre los hombres: ya que toda transformación en lo material tiene como última meta la liberación y felicidad de la especie humana.
     Si al implantar el socialismo estamos haciendo la mejor profilaxis de la vagancia, la mendicidad profesional, la truhanería y otras formas de delincuencia, bueno es recordar que por difícil que esto sea hay que intentar además de la profilaxis la curación de tales enfermos sociales, pues no por débiles y contrahechos podemos repudiarlos u olvidarlos.
     A reserva de lo que en este sentido puedan opinar los compañeros de otras Ponencias, entendemos que debe crearse una institución que centralice, dirija y supervise, de manera científica, todas las actividades de los centros o establecimientos encargados de la curación, reeducación y readaptación, tanto de los presuntos delincuentes como los de aquellos ya probados en el delito. Quedan incluidos también en este organismo los centros asistenciales de los psicóticos que por infringir gravemente las leyes, están sometidos a procedimientos judiciales.
     Los enfermos del grupo D (Psicóticos) son los que más nos interesan por el momento. Este mayor interés se explica por nuestro convencimiento de que de acuerdo con nuestro grado de desarrollo, aún imperfecto, la mejor manera de prevenir la cronicidad es el tratamiento precoz del enfermo mental. La práctica comprueba que utilizando recursos adecuados en un período de tiempo que desborda ligeramente los 30 días, podemos restablecer a su estado anterior a un paciente psicótico agudo, en un porcentaje que no es menor del 90%. (…)
     E.- La parte de nuestra ponencia que se refiere a la coordinación a la asistencia de menores estará a cargo de uno de los psiquiatras de niños que estudiaron las medidas a desarrollar y la manera de funcionar los centros asistenciales de la infancia.
     Sólo a modo de anticipo diremos que se proyecta la creación de un centro para la distribución de casos con características similares al que propusimos. Quedaría ubicado en el actual Instituto de Orientación y Diagnóstico del Ministerio de Educación.
     F.-Los planes para adolescentes serán tratados por los mismos compañeros.
     G.-Los oligofrénicos profundos, con sus síntomas orgánicos acompañantes, deben segregarse de los demás pacientes en centros apropiados; lo que en definitiva aliviará la presión asistencial que de este tipo de casos ejerce sobre el Hospital Psiquiátrico de La Habana.
     H.- Para los oligofrénicos superficiales y medios, se proponen centros de reeducación y adiestramiento, en los que deben colaborar con el médico tanto psicólogos educaciones como pedagogos y trabajadores sociales.
     En ellos debe propiciarse la más rápida y mejor adaptación del paciente al medio para evitar el internamiento.
Queremos destacar con énfasis especial que todas las instituciones propuestas como los planes y normas elaboradas exigen la cooperación de los técnicos auxiliares de Psiquiatría; ellos aumentarán las posibilidades asistenciales del psiquiatra, además del importantísimo papel que por sí mismos juegan en la asistencia de los pacientes. (…)
(APLAUSOS).

     Sr. Presidente.-Están señalados como ponentes los doctores Pérez Villar y Geller en relación con los problemas de la Higiene Mental Infantil y de la Adolescencia y de la Asistencia Psiquiátrica Infantil. Pero, además, existen la Co-Ponencias de los doctores López Valdés y García Fleites, en relación con el Mutualismo y con el papel o la utilización de los médicos psiquiatras del Ejército.
     Nos parece prudente leer a continuación las dos ponencias, la del compañero García Fleites y López Valdés que forman, en cierta forma, una unidad con lo que acaba de leernos el compañero Acosta, y separar de la discusión la ponencia de los doctores Pérez Villar y Geller en relación con la Asistencia Psiquiátrica Infantil.
     Siguiendo esta orientación, tiene la palabra el compañero García Fleites.

     Dr. García Fleites.- Vamos a exponer un Plan para la utilización de los médicos psiquiatras de la reserva del Ejército en tiempos de paz.
     Es reconocido que sería lo correcto que todos los miembros de la FAR con necesidad de asistencia psiquiátrica fueran atendidos por personal especializado del departamento de Psiquiatría de las FAR. Sin embargo, es una realidad que en la actualidad este Servicio resulta insuficiente y lo será aún durante algún tiempo hasta tanto esa asistencia psiquiátrica se vaya desarrollando, estando íntimamente ligada al desenvolvimiento de los planes generales de asistencia médica a la población general del país.
     Es realidad que actualmente un gran número de miembros de las FAR son atendidos en la red de asistencia psiquiátrica civil, algunas veces en forma espontánea y otros enviados por sus unidades. Esto sucede tanto en la provincia de la Habana, donde existen Servicios de Psiquiatría militar, como en el resto de la Isla.
     Esta asistencia se presenta en forma desordenada sin que exista medio alguno de comunicación entre las instituciones civiles y militares.
     Teniendo en cuenta la necesidad de brindar una asistencia psiquiátrica adecuada y rápida a los miembros de las FAR y al mismo tiempo garantizar al máximo la seguridad de la nación, sometemos a consideración de los miembros de este Encuentro Nacional de Instituciones Psiquiátricas el siguiente plan de utilización de los médicos psiquiatras de la reserva del ejército en tiempo de paz.
     1) Ninguna unidad militar podrá enviar miembros de las FAR a instituciones civiles, ya sea solicitando asistencia psiquiátrica o peritaje.
     2) Aquellos miembros de las FAR que concurran espontáneamente a instituciones civiles en busca de ayuda psiquiátrica, deberán ser vistos únicamente por aquellos psiquiatras pertenecientes a las reservas del Ejército.
     3) Las instituciones civiles deberán notificar al Departamento de Psiquiatría del H.M.C. a) inmediatamente que un miembro de las FAR sea examinado por un psiquiatra reservista; b) deberá notificar las altas médicas; c) caso que el tratamiento de dichos miembros de las FAR se prolongase, deberá rendir informes periódicos al mismo departamento. En cada caso deberá informarse: nombre, No. de expediente, unidad militar a que pertenece, No. de historia clínica, diagnóstico, tratamiento y nombre del médico de asistencia.
     4) En ningún momento los médicos reservistas podrán recomendar baja del servicio activo a ningún miembro de las FAR, directamente a su unidad.
     5) Si es criterio del médico reservista que un miembro de las FAR no es apto para prestar servicio activo en las FAR, deberá remitirlo al servicio psiquiátrico militar que le corresponda para que estos realicen los trabajos de peritaje pertinentes en cada caso.
     6) Los médicos reservistas no podrán escribir en los Expedientes clínicos de las instituciones civiles aquellas informaciones dadas por los pacientes que pudieron poner en peligro la seguridad de la nación, o que pudieran ser utilizadas en forma alguna, por insignificantes que parezcan, por los enemigos de la Patria.
     7) Los médicos reservistas en las instituciones civiles, actuando ante miembros de las FAR, serán considerados como oficiales en Servicio activo, excepto las limitaciones expresadas en párrafos anteriores, siendo responsables de su trabajo y actuación ante la Jefatura de Servicios Médicos de las FAR y otros organismos de las FAR que competan al caso. (…)
     A medida que la asistencia psiquiátrica vaya desarrollándose a través de toda la isla, se irán estableciendo las limitaciones pertinentes en cada caso hasta que un futuro será obligatorio que todo miembro de las FAR en necesidad de asistencia psiquiátrica sea tratado por los médicos de los Servicio Psiquiátricos de las FAR (APLAUSOS).
(…)

     Sr. Presidente.- Muchas gracias, doctor.
     Compañeros: corresponde ahora a la Ponencia sobre Problemas de la Higiene Mental Infantil y de la Adolescencia, y de la Asistencia Psiquiátrica Infantil”. Tiene la palabra el compañero Geller.

     Dr. José Geller.- “Problemas de Psiquiatría Infantil”.
     La Comisión de Psiquiatría Infantil del Ministerio de Salud Pública fue designada con la encomienda de estudiar los problemas y necesidades actuales en Salud Mental Infantil en nuestro país y de proponer soluciones mediatas e inmediatas a los mismos.
     Entendiendo que en el momento actual la responsabilidad de la salud mental infantil es compartida por tres Ministerios, a saber: Salud Pública, Educación e Interior, visitamos instituciones y nos entrevistamos con funcionarios de cada uno de dichos Ministerios.
     I.-Ministerio del Interior.- La Comisión se entrevistó con los compañeros Dr. García Oliva, Caridad Formoso, Dr. Herrera Sotolongo. Por invitación de los compañeros visitamos el Centro de Rehabilitación “Fulgencio Oroz” (varones de 6 a 14 años). La Comisión tuvo una impresión muy favorable de dicha institución en cuanto a los sistemas que se emplean, los logros ya obtenidos a pesar del poco tiempo de creada y, sobre todo, del entusiasmo y la actitud tan adecuada de los compañeros responsables de la misma. Los niños que tienen pertenecen al grupo de los disociales (clasificación standard), en su mayoría.
     Los compañeros nos informan que tienen un Centro semejante para hembras, de más reciente creación y en fase organizativa, y que están ya avanzadas las obras de un Centro de Rehabilitación modelo, situado en el Pitirre, que tendrá capacidad para alrededor de 500 muchachos.
     Los problemas que confrontan son: 1) cierto número de alumnos (quizás un 10%) no responde al programa de la institución y presenta manifestaciones que sugieren patología psiquiátrica; carecen de asistencia para ellos y están muy deseosos de procurársela. 2) no existe una vía de coordinación que permita el traslado de los alumnos dados de alta a instituciones de niños normales (Ministerio de Educación), cuando esto haya que hacerlo, pues la vuelta al hogar está contraindicado o es imposible. Este problema aún no es agudo por el poco tiempo que llevan funcionando; pero anticipan que lo será en un futuro próximo.
     II.-Ministerio de Educación.- Los Departamentos de Enseñanzas Especiales y de Psicología Educacional están relacionados con la salud mental del niño.
     Enseñanzas Especiales.- Acompañamos una lista y descripción de las instituciones de este Departamento. Tienen a su cargo la enseñanza de niños y adultos que requieren métodos pedagógicos especiales por padecer de enfermedad orgánica cerebral crónica, deficiencia mental idiopática o familiar, trastornos psiquiátricos “funcionales” (neurosis, psicosis, trastornos de la personalidad, reacciones de adaptación, etc.), ciegos o parcialmente ciegos, sordos o semi-sordos, deficitarios motores y otros impedimentos por enfermedades diversas que requieren pedagogía especial para aprender o rehabilitarse.
     Instituto de Orientación y Diagnóstico de La Habana.- Tiene una función diagnóstica y terapéutica (esta última incluye aspectos psiquiátricos sociales y ubicación pedagógica en aula, taller o institución de enseñanza infantil). Todos los casos que reciben enseñanza especial son previamente estudiados psiquiátricamente en el Instituto, determinándose allí el tratamiento médico psiquiátrico y la ubicación pedagógica correcta.
     El Instituto tiene otras funciones no menos importante: la docente y de investigación.
     Confrontan los siguientes problemas: a) insuficiente número de psiquiatras (el psiquiatra es el jefe del equipo de trabajo, formado además por auxiliares técnicos de psiquiatría, psicólogos, clínicos y pedagogos). b) necesidad de otros especialistas médicos que trabajen en la institución como un neuro-pediatra, un otorrinolaringólogo, un especialista en logopedia y foniatría, un oftalmólogo. c) necesidad de un aparato de electro-encefalografía, para atender al elevado número de casos de daño cerebral que allí acuden (de 25 a 30 casos de posible daño cerebral por semana). De los especialistas antes mencionados, solamente el psiquiatra infantil sería necesario por tiempo completo.
     En cuanto a las proyecciones y métodos de trabajo del Instituto actualmente existen dos criterios dentro de la Institución. Uno se refiere a que ésta sea sólo una Institución Clasificadora desde el punto de vista psicopedagógico para la ubicación posterior de las escuelas de enseñanza diferencial. El otro criterio se refiere a que el Instituto continúe con su doble función Psicopedagógica y Psiquiatría Infantil, ya que la separación de ambos aspectos deja en el campo de nadie una serie de casos que requieren el enfoque integral no sólo en el diagnóstico sino en el tratamiento combinado médico pedagógico. La dilucidación de estas diferencias será objeto de tratamiento posterior por la Comisión Interministerial, de la que hablaremos.
     Una situación similar se confronta con otra Institución del Departamento de Enseñanzas Especiales; sin duda la Escuela Terapéutica Residencial es una de ellas. Esta escuela fue creada para el tratamiento de niños (6 a 12 años), con trastornos de personalidad. Una parte importante, pero secundaria, del proceso curativo, es la rehabilitación pedagógica. Carece de atención psiquiátrica actualmente, lo cual va en detrimento de su objetivo fundamental.
     Otras necesidades del Departamento de Enseñanza Especial.- Como se puede notar en la lista adjunta, existen ya instituciones para los deficientes ligeros y medios. Faltan instituciones para los deficientes profundos escasamente educables (C.I 25 y 30). Muchos de estos casos crean una serie de problemas sociales, debido a la necesidad de supervisión continua por parte de un adulto, el cual se ve imposibilitado de trabajar fuera de la casa, especialmente si la vivienda carece de amplitud y seguridad. En la segunda parte del informe constan nuestras sugerencias para la solución de este problema.
     Las escuelas diferenciadas existentes confrontan un problema con el grupo de deficitarios que presentan un trastorno de conducta secundario, sus programas no se adaptan a estos casos. Actualmente algunos son ingresados en la Escuela Residencial, pero esta solución no es adecuada porque el programa de la misma es para niños de inteligencia normal con trastornos emocionales o de personalidad.
     III.- Ministerio de Salud Pública.- Los deficientes mentales de nivel profundo, no rehabilitables constituyen un apremiante problema social por el efecto psicológico y económico (retención de la fuerza de trabajo del adulto que lo cuida), deletéreo que tienen sobre el grupo familiar y su necesidad de supervisión y protección. En estos casos, el ingreso en instituciones custodiales es una indicación obligada. La Comisión ha constatado esta necesidad por numerosas vías, aunque carece de los datos estadísticos acerca del número de casos de este grupo en Cuba.
     Departamentos de Psiquiatría Infantil en Hospitales.- La Comisión señala que no existen departamentos de psiquiatría infantil en los Hospitales Pediátricos o en los Departamentos de…[FALTA UNA PÁGINA DEL ORIGINAL].

  …niños, con el fin de poder utilizar todos los recursos diagnósticos que brinda un hospital. Existen actualmente dos institutos, uno en La Habana y otro en Santiago de Cuba y uno a crear próximamente en Santa Clara. Es necesario crear uno en cada provincia en las que no hay ninguno.
     8.-Epilépticos. No son necesarias instituciones especiales para epilépticos; si se presenta algún otro trastorno asociado, como deficiencia mental, trastornos de conducta, pueden asistir a las instituciones especiales correspondientes a dicho problema asociado.
     9.-Para los menores delincuentes y abandonados en situación de pre-delincuente, existen las instituciones del Ministerio del Interior, pero requieren coordinación con Salud Pública en cuanto a facilitarle a esas instituciones el personal técnico, psiquiatras, psicólogos, etc., para el manejo de una serie de casos difíciles, sobre todo en adolescentes y la orientación sobre el traslado a otras instituciones de muchos casos.
     10.-Adopción. Este es un problema relacionado con la salud mental y debe ser regularizado por alguna institución psiquiátrica infantil de las ya existentes; por ejemplo, los Institutos de Diagnóstico podrían ocuparse de esas funciones.
     11.-Del examen general de la situación en el campo de la salud mental infantil se desprende una necesidad de satisfacción inaplazable y es la de coordinar los planes y recursos de los distintos Ministerios involucrados, mediante una comisión al efecto dentro del Ministerio de Salud Pública, con representantes de los otros dos Ministerios y las organizaciones de masa.
     Esa comisión no se limitará a la coordinación interministerial. Otras funciones no menos importantes serían:
     1) Organización de estadísticas en salud mental infantil.
     2) Promoción de investigaciones (estadísticas, clínicas, etc.), orientadas a la solución de los problemas de salud mental infantil.
     3) Promoción de la docencia psiquiátrica infantil y de especialistas afines, en colaboración con los organismos educacionales responsables.
     4) Labores de divulgación y publicaciones científicas, como por ejemplo, la creación de una revista que se ocupe de temas de salud mental infantil, desde todos los puntos de vista: médico, pedagógico, social, etc.
     5) Planificación de las actividades asistenciales y preventivas de salud mental infantil, basándose en la perspectiva más completa e integral que tendría, dada su formación mixta, que contar con representación de cada uno de los sectores significativos en relación a estos problemas.
     Integrantes de la Comisión: Dr. Ramón Consuegra, Dr. René Vega Vega, Dr. José Geller y Dr. José Pérez Villar.
La Comisión contó con la inestimable ayuda de otros compañeros psiquiatras infantiles que fueron consultados acerca de varios tópicos: Dra. Margarita Prendes, Dra. Diana Rodríguez, Dr. Roberto Nogueiras y el Dr. René Fraga.
     Además de las visitas aludidas en el Informe, la Comisión entrevistó también a los siguientes funcionarios: Dr. Bernabé Ordaz, Director del Hospital Psiquiátrico Nacional; Dra. Agustina Esteva Lora, Directora del Departamento de Enseñanzas Diferenciadas (Ministerio de Educación).
     Adjuntamos un Informe acerca del Hogar de Conducta y el Departamento de Psiquiatría del Municipio de La Habana, que se hallan bajo la orientación del Dr. René Vega y que constituyen un importante recurso psiquiátrico infantil, tanto por el grupo de edad que atiende (menores de 6 años), como por el excelente trabajo que realiza.

  Informe sobre el Hogar de Conducta del Municipio de La Habana.

     Este Hogar fue creado para responder a la necesidad planteada por la gran cantidad de niños con trastornos de conductareunión familiar detectados en los doce Hogares Infantiles existentes. Inicialmente sólo aceptó niños-problemas procedentes de dichos Hogares, nunca retrasados mentales. Actualmente ha abierto sus puertas a niños con trastornos de conducta de cualquier procedencia siempre que su edad no exceda los seis años.
     El Hogar funciona adjuntamente al Departamento de Psiquiatría y técnicamente es una dependencia de éste. Tiene capacidad para cien niños, existiendo un proyecto ya presupuestado y aprobado para aumentar el cupo hasta doscientos niños y la edad hasta ocho años.
     El Hogar consta de una Directora con su auxiliar, una asistente terapéutica para cada diez niños y dos maestros especiales.
     El funcionamiento puede sintetizarse en la labor de valoración y observación de las asistentes terapéuticas, la psicoterapia de grupo, la ayuda logopédica a los niños con trastornos del habla y la psicopedagogía. Todo esto tiene una programación minuciosa que sería muy extenso detallar.
     La finalidad del Hogar es llevar a los niños a la normalidad y enviarlos a las escuelas corrientes sin que hayan perdido años lectivos en su adaptación general.

  Informe sobre el Departamento de Psiquiatría Infantil de los Hogares Infantiles Municipales.

     Este Departamento fue creado en el año 1959 con la finalidad de hacer valoraciones y observaciones psicológicas a los niños asistentes a las antiguas Creches Municipales, actualmente Hogares Infantiles.
     La labor que realiza este Departamento puede esquematizarse de la manera siguiente:
     1) Hacer pruebas psicológicas a todos los niños que aspiran a ingresar en estos Hogares con la finalidad de determinar su inteligencia y personalidad.
     2) Valoración del comportamiento de los niños dentro de los Hogares para detectar posibles trastornos de conducta.
     3) Estudio psicológico de todo el personal que labora en dichos Hogares para obtener sus intereses vocacionales, inteligencia y personalidad.
     4) Creación y mantenimiento de una Escuela de Padres permanente en cada uno de los Hogares existentes para ofrecer a los padres principios generales de Higiene Mental.
     5) Pruebas psicológicas al egreso de los niños de los Hogares con la finalidad de adicionar a la ficha acumulativa de cada niño que pasará a las Escuelas correspondientes.
     6) Laboratorio psicológico adjunto al Hogar Infantil de Conducta.

 

CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS

DOMINGO 2 DE MAYO DE 1963

SESIÓN DE LA MAÑANA

*

DR. ARMANDO DE CORDOVA, Presidente

MESA:

DR. W. I. BARABASH
DR. VILLA LANDA
DR. BORIS KLAINDORZ
DR. GARCIA FREITES

     Dr. Diego González Martín.- Compañeros: ayer el Comandante Ordaz –que les va a ofrecer una comida a los Delegados de la Conferencia- me informó que por razones de la organización en el Hospital, era preciso que estuviéramos todos a las doce del día en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Eso se debe a cuestiones organizativas del Hospital.
     Entonces, quiere decir que debemos trabajar con la vista puesta a poder disfrutar de este acto de compañerismo y compenetración después de estos días de trabajo.
     El otro problema que se plantea es que hay una serie de compañeros aquí que no tienen medio de transporte. Les rogamos a los compañeros que sí tienen medios de transporte –yo ofrezco el mío ya- que ayuden a los demás compañeros a trasladarse al Hospital Psiquiátrico. Es una cuestión que puede resolverse aquí entre los compañeros que tienen medios de transporte, que inviten a los demás compañeros. Yo creo que así hay la posibilidad de que todos podamos ir, llegar allá.

     Sr. Presidente.- Debo anunciarles, primero que en la mañana de hoy dos temas van a ocupar nuestra atención: Psiquiatría de Guerra, como una Ponencia; y Psiquiatría y Ley, del doctor Galigarcía.
     Quería, como Presidente de la Mesa, y también en mis funciones de Presidente de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, que conjuntamente con el Ejecutivo de la Sociedad y toda la Sociedad comparte con la Comisión de Salud Pública, la organización de esta brillante Conferencia que hubo de iniciar –con su interés- el Dr. Galigarcía. Queremos hacer una nueva exhortación para que los disentimientos –si es que ocurren- ocurran en un plano de disentimiento culto.
     Entendemos que esto es una cosa fundamental. Esta Conferencia ha sentado en muchos puntos bases importantísimas, y ésta debe ser una de ellas; otra, de las que ha sido muy importante, ha sido el conocimiento de cada uno de nosotros de los demás; el conocernos ha sido algo muy importante, porque nos da ocasión para saber lo que se hace, y lo respetable que hay en cada uno de nosotros.
     Esta cuestión de conocernos ha sido cosa muy importante y muy bien puesta de manifiesto aquí.
     Por otra parte, tareas concretas como estas que se nos han planteado, son las que realmente dan lugar a una auténtica y verdadera unión. Sólo en la medida que nos respetemos, sólo en la medida que consideramos lo que en cada uno de nosotros personalmente e institucionalmente hay de bueno, y sólo lo que nos una –tareas concretas como éstas- se realizará una auténtica y profunda unión de abajo, no una unión artificial o por arriba, sino una unión auténtica de abajo.
     Las demás cosas serán producto de un proceso, que precisamente estamos en medio de él, y no podemos –de ninguna manera- soslayarlo, sino vivirlo con toda su intensidad, dramatismo y también belleza.
     Sin más, vamos a darnos a esta tarea. Vamos a la Ponencia de Psiquiatría de Guerra. Debe ser puramente informativa; por tanto, no ha lugar aquí a ninguna otra cosa más que a oír con mucho interés esta información por parte de los oyentes.
     La segunda Ponencia, como ustedes saben, será la del doctor Galigarcía.
     El compañero Villalanda para hacer uso de la palabra.

     Dr. Villalanda.- Como les ha informado ya a ustedes el Dr. Córdova, en la organización de esta Conferencia tomó una parte muy activa el profesor Bermann, que fue el coordinador de todas las Ponencias y trabajos sobre psiquiatría militar. Obligaciones médicas le impidieron a él cumplir sus deseos de tomar parte en esta Conferencia y tuvo que marchar a su país, por lo que me pidió hiciera el favor de leer la introducción que él había escrito, y que era la parte fundamental de su exposición de Introducción a los problemas de psiquiatría militar.
     Si ustedes me permiten, yo voy a leer lo que él dejó escrito.
     “La Psiquiatría en tiempo de guerra
     I.- La psiquiatría en las guerras pasadas.
     A.- Introducción.
     La creencia vulgar de que los psiquiatras militares deben ocuparse solamente de los alienados, ha sido ya muy superada. Es cierto que es una de sus obligaciones, y no de las más importantes; si la psiquiatría militar no hiciera otra cosa, apenas tendría razón de existir, pues lo casos de alienación son rápidamente evacuados de los hospitales respectivos. La psiquiatría en tiempo de guerra tiene muchas misiones y actividades en frentes múltiples, que suelen diferir grandemente del ejercicio normal de la especialidad. Su tarea principal es la de cuidar y recuperar lo más rápidamente posible las bajas psiquiátricas, en el frente o en los hospitales a que fueron enviados. Para ello necesita el dominio de la especialidad y tener conocimientos clínicos, especialmente neurológicos, manteniendo los contactos debidos con los departamentos correspondientes. Más aún que en tiempo de paz, cirujanos y clínicos necesitarán frecuentemente la ayuda de psiquiatras y psicoterapeutas, pues continúa vigente con toda fuerza lo que enunció Pirigov hace un siglo: “El trauma lesiona a todo organismo mucho más y más profundamente de lo que se imagina. El cuerpo y el alma del enfermo se hacen mucho más susceptibles a sufrimientos de todo género”. Además tiene que ayudar en su dominio específico al triaje y selección de tropas y mando conforme al cuadro de utilidades, así como elevar los necesarios informes psiquiátricos-forenses. Mantener y elevar el nivel de la salud mental de los combatientes, en función estrechamente vinculada con los instructores revolucionarios, porque “la mejor higiene mental de la tropa la constituye la conciencia o dominio de la teoría revolucionaria”. Con la organización propia de la psiquiatría militar en los diferentes escalones, encuadrada dentro de la sociedad militar, se interesará también por la formación del personal auxiliar, así como de la coordinación con los servicios civiles psiquiátricos o de otro orden. Todas estas tareas obligan al conocimiento de los problemas de la sanidad militar, de las condiciones sanitarias generales, geográficas y climáticas de la Isla, y de los recursos asistenciales a su alcance. Necesita saber, así sea sumariamente, de la ciencia y del arte de la guerra moderna, en las condiciones actuales de Cuba.
     Los problemas de la psiquiatría militar comprenden muchos otros aspectos, que van de las implicaciones psiquiátricas de la guerra atómica, bacteriológica y química, hasta los de la guerra psicológica y la guerra fría. Su consideración no es posible en los límites del trabajo que la Comisión redactora de estas Ponencias se ha impuesto.
     Esta Comisión está formada con especialistas representativos de los organismos psiquiátricos en el orden militar, civil y universitario: los psiquiatras del Hospital Militar Central (Hospital Naval), del Hospital Militar, de la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad, del Hospital Psiquiátrico de La Habana, todos los cuales se ha ocupado en mayor o menor grado de psiquiatría en tiempos de guerra.
     En toda guerra, médicos y psiquiatras se preocupan por colocar a las tropas en las mejores condiciones físicas, mentales y emocionales, para lograr sus objetivos con la eficiencia posible. Pero hay que subrayar la diferencia sustancial entre las guerras imperialistas, de conquistas y coloniales, con las guerras de liberación y de defensa de la soberanía, como la que Cuba está librando. Esta diferencia de orden político, social y económico, es de impresionante importancia y significación, de grandes consecuencias en el aspecto psiquiátrico; lo que no excluye la utilización de las experiencias médicas en las guerras pasadas.
La Nación en armas     En esta guerra nacional y popular las Fuerzas Armadas Revolucionarias son una parte, sin duda importantísima, de LA NACION EN ARMAS. Participan en la lucha hombres y mujeres, adolescentes y ancianos, y hasta niños, todo el pueblo sin discriminación, hasta los inválidos. El espectáculo del pueblo cubano cuando la invasión a Playa Girón, y en la reciente crisis del Caribe, despierta el recuerdo de las grandes gestas de la historia, episodios de la Biblia, Sagunto, Caupolicán, las Guerras Revolucionarias de la Unión Soviética y de la China de Mao, de la Guerra Antifascista de España, dispuesto a cuanto sacrificio fuere necesario para defender su derecho a vivir libre y dignamente.
     Esta es la gran diferencia con las guerras imperialistas y coloniales, en las que ejércitos pueden ser llevados a los combates con los mirajes de un mentido patriotismo, en procura de privilegios y riquezas. Las guerras de liberación nacional y las luchas en defensa de la integridad de la Patria, tienen otro sentido. Es con esta comprensión y enfoque que entramos al tema “La psiquiatría en tiempo de guerra”.
     Empero, sería ceguera desconocer que también en las guerras de liberación y defensa, los habitantes arrastran una pesada herencia, la de las lacras, costumbres y modalidades acumuladas en largos siglos de explotación, de opresión política, física y mental. No es posible que hombres y mujeres, sobre todo los de la clase media –aunque no sólo de ésta- se desprendan de inmediato de las taras de este pasado. A menudo necesitan un largo, difícil y duro proceso de rehabilitación y readaptación. Claro está que la Revolución pone principalmente sus esperanzas en la gente nueva, en los niños y jóvenes que está formando, pero también tiene que contar con la gente madura, y ha de afrontar a los que están viciados, a los que son activa o potencialmente contrarrevolucionarios. Es de aquellos y de estos sectores que procederán en buena parte los contingentes que tendremos que atender y cuidar. Sin duda las heridas de la guerra, las tensiones terribles de los bombardeos, los shocks emocionales, las carencias de distinta índole, las infecciones e intoxicaciones, la disposición premórbida, la sobrecarga de trabajos y responsabilidades, pueden provocar, aún en los mejores, dolencias y estados patológicos, pero más fácilmente recuperables que los anteriores.
     También en este aspecto la Revolución acude en nuestra ayuda, porque es la GRAN LIBERADORA. No sólo en el orden nacional, político y económico, sino que libera al mismo tiempo las mejores fuerzas intelectuales, afectivas y morales, que cada uno de los que participan lealmente en la Revolución lleva en sí mismo. En la época de la explotación capitalista, aún gente buena se replegaba en sí misma, o en sus hogares, y se convertía por influencia de condiciones malignas de existencia, en egoísta y mezquina. La Revolución es la gran liberadora, pero no hay que esperar todo su desarrollo natural y espontáneo; hay que ayudar a nuestros semejantes a adquirir la conciencia necesaria y tenga la conducta debida para contribuir a la misma edificación de la sociedad socialista. Este es el gran antídoto de una mala salud mental, y en esta importante tarea tiene su lugar el psiquiatra y el higienista mental, en los frentes, en la retaguardia, y en todo lugar en que se encuentra. Sin descuidar, naturalmente, los otros instrumentos, nuestro dominio más específico es la salud mental y las fuerzas morales.
     Había quedado con mis compañeros en el relato de este subtema tratar de mi experiencia en la Guerra de España. Exponerla sería muy largo; ella está contenida en su mayor parte en el libro que pronto se editará por disposición del Ministerio de Salud Pública. Lo mismo que hay una psiquiatría de tiempo de guerra, hay una psicoterapia de guerra, que es necesario aprender a ejercer. Para ambas hay naturalmente que saber, saber de verdad, y poder. Resumiré mi experiencia en estas dos palabras: para ser un buen psiquiatra en esta guerra es necesario principalmente ser un buen revolucionario.
     Y nada más (APLAUSOS).

     Sr. Presidente.- El doctor Barabash, para hablarnos de experiencias en las guerras anteriores.

     Dr. W. I. Barabash.- El tema es: “Sobre algunos problemas de Psiquiatría Militar según la experiencia de la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética”.
     Ya en el año 1870 los psiquiatras franceses y alemanes se planteaban los dos problemas siguientes: 1) ¿aumenta la guerra el número de enfermos psíquicos?; 2) ¿se presentan durante la guerra nuevas formas de enfermedades psíquicas? Ellos llegaron a la conclusión de que en tiempos de guerra no aumenta el número de enfermos y que la guerra no crea nuevas formas específicas de enfermedades psíquicas.
     En aquellos tiempos los ejércitos que intervenían en la guerra eran poco numerosos, la técnica que empleaban era sencilla y además el nivel de desarrollo de la Medicina no era muy elevado; se le prestaba poca atención al traumatismo físico. Al perfeccionarse la técnica militar y aumentar la capacidad lesionante de las armas de guerra, creció de manera considerable el papel que desempeña el traumatismo físico.
     A pesar de que los cirujanos definieron la guerra como una epidemia de traumatismos físicos, los psiquiatras seguían considerando el psicotrauma como la causa principal de las enfermedades psíquicas en tiempos de guerra.
     Basándose solamente en el estudio del cuadro clínico de la enfermedad, que era muy parecido al de la histeria, los psiquiatras despreciaban el papel etiológico causal que desempeñaba el traumatismo físico y consideraban la enfermedad traumática como psicógena. Los psiquiatras americanos y franceses (en particular Charcotte) poniendo en primer plano los mecanismos histéricos de la enfermedad de hecho negaban su causa real que es el traumatismo físico del cerebro.
     Ya en aquellos tiempos algunos hombres de ciencia expresaron juicios correctos con respecto al papel que desempeña el traumatismo físico en la aparición de las enfermedades neuropsíquicas. Así por ejemplo, el profesor de la primera cátedra de Psiquiatría que hubo en Rusia, I. M. Balinski, en sus lecciones de 1859 llamaba la atención sobre la importancia de la conmoción cerebral para el ulterior desarrollo de la locura en los enfermos que habían tenido un traumatismo craneal.
     ¿Cómo se puede responder en el momento actual a aquellas dos preguntas que se habían hecho antes los psiquiatras, o sea, aumenta la guerra el número de enfermos psíquicos y crea ella nuevas formas de trastornos psíquicos?
     Para contestar a estas preguntas permítanme exponer la experiencia de los psiquiatras rusos que han estudiado las enfermedades psíquicas en tiempos de guerra.
     En tiempos de guerra los psiquiatras se encuentran con enfermos que habiendo recibido antes un traumatismo cerrado de cráneo pueden agruparse en tres cuatro grandes categorías, que son: los psicóticos, los epilépticos, los enfermos con estados limítrofes (neurosis, psicopatías), y los que han padecido un traumatismo cerrado de cráneo.
     En la guerra ruso-japonesa de los años 1904-1905 los psiquiatras se ocuparon principalmente de los enfermos con psicosis bien manifiesta dejando de prestarle atención a los que presentaban otros trastornos.
     Durante la primera guerra mundial el grupo más importante de enfermos estaba constituido por los que padecían enfermedades psicógenas tales como neurosis, psicopatías, etc., o sea, con estados limítrofes.
     La segunda guerra mundial se caracterizó por el predominio de los enfermos que habían padecido un traumatismo cerrado del cerebro.
     En la guerra ruso-japonesa (1904-1905) el número de enfermos con cuadros neuróticos fue muy grande, mucho mayor que el de los enfermos psicóticos, pero por una serie de causas sociales no se les prestaba la atención debida. Con frecuencia los jefes y los médicos dudaban de la veracidad de las quejas que presentaban los soldados y sospechaban que se trataba de una simulación. Ya en aquel tiempo los médicos más progresistas como G. E. Shumkov prestaron atención al papel que desempañaba la contusión aérea como factor traumatizante real y describieron los síntomas objetivos fundamentales que se observan en el traumatismo por la onda expansiva de la explosión. Ellos indicaban los trastornos psíquicos y neurológicos que encontraban. Entre los últimos remarcaban los siguientes:
     1.-La disminución de la sensibilidad cutánea en toda la mitad del cuerpo.
     2.-Disminución y rápido cansancio de la visión, la audición y el olfato.
     3.-Debilidad de la fuerza muscular, rápido cansancio del los músculos intrínsecos y extrínsecos del ojo.
     4.-Marcada alteración de la actividad vasomotora, por lo que estos enfermos no toleran el calor, el frío y se agotan rápidamente en las situaciones emocionantes.
     5.-Asimetría de la temperatura en las distintas partes del cuerpo.
     En la guerra ruso-japonesa se organizó por primera vez la asistencia psiquiátrica en el Ejército. Estas experiencias sirvieron de ejemplo para la organización de la asistencia psiquiátrica de los ejércitos que tomaron parte en la primera guerra mundial.
     Durante la primera guerra mundial la atención de los neuropatólogos y psiquiatras estuvo dirigida principalmente hacia los enfermos llamados “contusos”. En aquel tiempo se incluían en este grupo enfermos muy diferentes, tales como los que habían padecido conmociones, contusiones, choques emocionales, reacciones de miedo, estados reactivos psicógenos y también los psicópatas y neuróticos descompensados. Entonces se consideraba a los “contusos” como histerotraumáticos, como personas que habían padecido una reacción de miedo y algunas veces incluso como simulantes. Por esto resultaba que el grupo de los “contusos” estaba constituido no solamente de las personas que habían sufrido un traumatismo cerrado del cerebro, sino que en él se incluían también los enfermos con reacciones psicógenas. A pesar de esta confusión sería un error negar la importancia del traumatismo mecánico en la aparición de la enfermedad de muchos de los pacientes de este grupo.
Las estadísticas de la primera guerra mundial muestran un predominio de los enfermos con trastornos limítrofes, pero si se tiene en cuenta el criterio que mantenían los médicos de aquella época se puede pensar que en este grupo incluían muchos enfermos con traumatismos cerrados del cerebro.
     La gran guerra patria de la Unión Soviética contra los invasores fascistas alemanes se caracterizó por el extraordinariamente alto nivel que alcanzó el desarrollo de las armas de guerra ofensivas.
     Aún sin tener en cuenta que los neurólogos asisten gran número de enfermos nerviosos, por lo que se refiere únicamente a los enfermos asistidos por los psiquiatras de la Unión Soviética en el período de la guerra de 1941-1945 nos encontramos con que el 70% lo constituían pacientes que habían sufrido un traumatismo cerrado del cerebro, el 15% eran enfermos con formas limítrofes, el 8% eran psicóticos y el 7% eran epilépticos.
     Al identificarse las actividades militares creció el número de pacientes a consecuencia de los traumatismos cerrados del cerebro. Así nos encontramos con que el número de enfermos traumáticos procedentes de las unidades mecanizadas de combate en el año 1945 fue más del doble que en el año 1943.
     Estos hechos determinan que la tarea fundamental de la organización neuropsiquiátrica es la asistencia de los enfermos que han recibido traumatismos cerrados de cerebro en las acciones de guerra.
     La experiencia de la gran guerra patria ha mostrado que el papel que desempeñan los distintos factores patógenos se modifica en la situación de guerra. Factores tales como el cansancio, la falta de sueño, la insuficiente alimentación, el esfuerzo físico y la tensión psíquica actúan en conjunto y dan lugar a cuadros clínicos complejos distintos por su curso a las enfermedades de tiempo de paz. Como ejemplo puede tomarse el diferente curso que tienen los traumatismos cerrados de cerebro en tiempos de paz y en la guerra.
     Con fines clínicos y organizativos se ha empleado el término de enfermos “contusos” que incluye a aquellos pacientes que han sufrido contusión, conmoción o traumatismo por la onda de expansión. Esto se hizo con el objeto de agrupar los enfermos que tenían la misma causa de padecimiento, el mismo curso de la enfermedad, que debían ser sometidos al mismo tipo de tratamiento y que necesitaban ser evacuados en la misma dirección.
     En el grupo de los contusos se incluye únicamente enfermos con un cuadro clínico bien preciso que no son neuróticos, sino pacientes que han sufrido un traumatismo mecánico del cerebro. Los síntomas clínicos de estos enfermos semejantes a los histéricos tienen un parecido solamente externo, ya que su génesis en realidad es traumática. Su mecanismo fisiopatológico se caracteriza por la disminución del proceso de excitación de la corteza cerebral a consecuencia de la inhibición supramarginal o protectora que se desarrolla. Esto se acompaña del predominio de algunas funciones de la subcorteza. En este proceso se alteran las funciones de todos los analizadores, pero se presentan con mucha más frecuencia los trastornos auditivos en forma de sordomutismo u otros. Según la experiencia de algunos psiquiatras durante la guerra patria observaron sordomutismo en el 20-30% de los enfermos contusos.
     La concepción de los psiquiatras soviéticos sobre la patogénesis del traumatismo cerrado de cerebro sufrido en situación de combate es fundamentalmente distinta a los puntos de vista de otros psiquiatras. Esta concepción está basada en una gran experiencia clínica y confirmada con investigaciones experimentales realizadas por numerosos especialistas (Osipov, Gurievich, Sneshnievski, Orbeli y otros). La correcta comprensión del papel que desempeñan los fenómenos orgánicos, funcionales y psíquicos ha permitido a los psiquiatras soviéticos renunciar a términos tales como neurosis traumática, histerotraumatismo y otros que motivan una gran confusión en la clínica, en el tratamiento y en el peritaje.
     De tal manera resulta que en el período de la gran guerra patria el servicio médico de la Unión Soviética utilizó el concepto de enfermo contuso subrayando con ello que la persona había recibido un traumatismo del cerebro en las acciones de guerra.
     Queremos llamar la atención –aunque sea brevemente- sobre un tipo de enfermedad psíquica observada con frecuencia en el período de guerra. Los psiquiatras soviéticos han descrito un grupo de psicosis que se originaban a consecuencia de la sepsis general en los enfermos con heridas extracerebrales que no cicatrizaban durante mucho tiempo. Estas psicosis se denominaron tardías de los heridos. Se observaban sobre todo en los heridos con lesiones de los huesos largos de las extremidades, cuando la herida no cicatrizaba, se formaban secuestros y se desarrollaba un estado séptico. Estos enfermos tenían temperatura subfebril, ligera leucocitosis, algunas veces leucopenia y neutrofilia; tenían un gran agotamiento físico y estaban muy astenizados. Sus manifestaciones psicopatológicas tenían la forma de un síndrome depresivo, su estado de ánimo estaba muy decaído y sobre este fondo se presentaban ideas delirantes de autoacusación. Por ejemplo, un buen combatiente que había recibido una herida por metralla de mina de pronto empezaba a decir que él mismo se había herido con objeto de no tomar parte en los combates, exigía que lo procesaran, que lo castigaran, etc.
     El psiquiatra que estudiaba a estos enfermos veía claramente que la causa de sus afirmaciones estaba relacionada con una enfermedad psíquica y el paciente se curaba con el tratamiento adecuado. En algunos de estos enfermos se observaba agudización de los síntomas psicóticos cuando se cerraban las fístulas (aumento de la intoxicación) y mejoría del estado y de la actividad psíquica cuando de nuevo se abría la fístula y comenzaba la supuración. El tratamiento quirúrgico radical de la osteomielitis facilitaba la curación total de los trastornos psíquicos del enfermo.
     También se han descrito otros cuadros psicopatológicos en las psicosis tardías de los heridos, entre ellos los síndromes alucinatorio paranoide y el hipocondríaco.
     Queremos tratar a continuación, aunque sea someramente, algunos problemas de organización.
     En la tarjeta de evacuación que se le hacía a cada herido en el puesto de asistencia médica de vanguardia se indicaba que era “contuso o contusionado”, anotando también los síntomas principales que presentaba (por ejemplo: aturdimiento, alteración de la conciencia, hemorragia nasal u ótica, vómitos, etc.)
     En las etapas de evacuación la tarea fundamental de los médicos era el triaje médico de los contusos y su clasificación en dos grupos:
     Primer grupo: los enfermos en que predominaban los síntomas orgánicos, neurológicos, del sistema nervioso central.
     Segundo grupo: los enfermos en los que predominaban los síntomas de la esfera psíquica.
     No deben incluirse en el grupo de los contusos los enfermos que han tenido un choque emocional motivado por la situación de combate o presentan una reacción histérica, psicógena o neurótica.
     Durante la guerra patria ya en el año 1941 se organizaron en los hospitales militares secciones especiales para los enfermos contusos y posteriormente, en el año 1942 se abrieron hospitales especializados para ellos a nivel de frente. La creación de estos hospitales disminuyó el número de enfermos que había que evacuar a la retaguardia. Estos hospitales de frente restituían a las unidades de combate hasta el 69% del total de los pacientes que habían sufrido contusión cerebral.
De tal manera los contusos se evacuaban por etapas. Primero, al punto médico del regimiento; después al punto médico de división, y desde aquí al hospital neuropsiquiátrico de campaña. En este ya había neuropsiquiatra que decidía el tratamiento que era necesario y el tiempo que este duraría.
     Los enfermos cuyo tratamiento duraría menos de 30 días se trataban en este mismo hospital o en el de heridos leves. Los que necesitaban un tratamiento más prolongado se evacuaban a la retaguardia.
     Al hospital de heridos leves se trasladaban los contusos convalecientes que ya no necesitaban tratamiento, pero que aún no estaban en condiciones de tomar parte en las operaciones de combate. En estos hospitales se empleaban ampliamente los tratamientos fisioterapéuticos y la laborterapia; los enfermos estaban de uniforme y tenían un régimen de vida igual que en el cuartel.
     Los enfermos con estados reactivos y limítrofes se evacuaban por las mismas etapas que los otros contusos.
     La experiencia de la gran guerra patria demuestra que la tarea principal de la asistencia neuropsiquiátrica es el tratamiento de los contusos. Este tratamiento debe ser complejo y en él toman parte el psiquiatra, el neuropatólogo, el otorrinolaringólogo, el oftalmólogo y el médico internista.
     La creación de una asistencia especializada (organización de hospitales neuropsiquiátricos), permitió reintegrar al servicio militar activo hasta el 90-95% de los pacientes que habían padecido contusiones, mientras que en la primera guerra mundial se reintegraban únicamente el 38%.
     La experiencia muestra que es necesario organizar bien el tratamiento y tener una actitud muy rígida para el peritaje de los enfermos que han padecido una contusión considerando inútiles únicamente a aquellos en que la pérdida de capacidad es consecuencia de las alteraciones patológicas producidas por el cumplimiento del deber militar.
     Muchas gracias por su atención. (Aplausos) (…)

 

COFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS

DOMINGO 2 DE MAYO DE 1963

SESION DE LA TARDE
(ALMUERZO)

MESA:

DR. MARIO ESCALONA
DR. EDUARDO B. ORDAZ
DR. DIEGO GONZALEZ
DR. EDMUNDO GUTIERREZ AGRAMONTE
DR. JOSE GALIGARCIA
DR. SIDNEY ORRET
 

     Dr. Carlos A. Nodal.- Cuando el Dr. José Galigarcía, que tuvo la feliz idea de que se celebrara esta Conferencia que fue acogida inmediatamente por la Comisión Nacional de Psiquiatría, propuso que se celebrara esta Conferencia, nosotros entendíamos que era una reunión útil, que iba a ser provechosa.
     Sabíamos que iba a ser una reunión útil y provechosa desde el punto de vista científico, y que los hechos han frustrado nuestras esperanzas. Porque a través de la misma se ha podido elaborar todo un programa de futuras realizaciones en el campo de la asistencia psiquiátrica; donde hemos recibido aportes no solamente de los médicos, sino de los psicólogos, trabajadores sociales, estudiantes de psicología y de compañeras abnegadas que, sin tener una preparación especial, están trabajando a nivel del Ministerio de Interior, que si quizás no nos han dado los aportes más científicos, sí nos han dado su aporte de calor humano más grande y también es lo que más nos ha conmovido a todos.
     Esto es desde el punto de vista científico lo que nosotros esperábamos y lo que hemos obtenido de esta Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas.
     Pero donde ha sido más provechosa la Conferencia ha sido en las relaciones humanas, cosa que, por supuesto, en una reunión de psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras y trabajadores de la psiquiatría en general, pues es algo que se destaca mucho y se comprende perfectamente. Ha dado oportunidad para conocernos, pues había una serie de personas de las cuales oíamos hablar y nunca habíamos tenido la oportunidad de estrechar su mano no de conocer sus trabajos. No quiero mencionar nombres, porque serían muchos y quizás si alguien quedara olvidado podría sentirse relegado. Pero me refiero, por supuesto, desde el punto de vista nuestro a las compañeras pedagogas, psicólogas y trabajadores sociales.
     Supongo que una cosa similar les habrá pasado a ellas con respecto a nosotros los psiquiatras.
     Otro elemento que se ha destacado en el curso de la Conferencia, es el hecho del enorme interés que los distintos sectores tienen en el mejoramiento de la salud mental de la población. Y también es sorprendente la comunidad de ideas; cómo personas que estamos tan separadas en nuestra actividad profesional tenemos ideas tan similares respecto a cuáles son las medidas que deben implantarse para una mejor asistencia psiquiátrica. Pero estas medidas no han sido defendidas allí de manera fría, sino de manera apasionada; tanto es el ardor por trabajar que han demostrado algunos compañeros, que hubo ocasión –y en este caso participé yo, sin saberlo, de la situación- en que un compañero entendía, o varios compañeros entendían que nosotros queríamos privarlos de una Institución, y queríamos que esta Institución pasara a Salud Pública. No había el afán egoísta de coger la Institución por parte de ellos, sino simplemente el afán de dar su mejor esfuerzo, porque entendían que ellos eran los más capacitados y estaban totalmente en lo cierto. Lo único que no sabían era que cuando nosotros hicimos la Ponencia, no hicimos una Ponencia solamente para médicos psiquiatras; hicimos una Ponencia para todos los que iban a estar allí presentes, siempre pensando que en una Cuba revolucionaria como la de hoy las separaciones entre sectores no tienen más intención que la de facilitar y mejorar el trabajo.
     Pues bien: en este caso quedó perfectamente aclarado “a posteriori” a quién pertenecía la Institución, que en este caso debía ser al Ministerio de Educación, y me refiero a la rehabilitación de oligofrénicos superficiales y medios. Y sencillamente lo habíamos puesto allí, porque entendíamos que el psiquiatra podía dar una cierta colaboración y aporte a la misma.
     Es así, que hemos visto también con agrado, repetimos, cómo han participado todo tipo de profesionales, personas que están allegados a estos esfuerzos, como son los estudiantes y también personas que no tienen una preparación científica.
     Todavía no se ha terminado la Conferencia, y esperamos obtener de ella beneficios muchos mayores, especialmente con la Ponencia que han presentado los compañeros de las Fuerzas Armadas. Estos son compañeros que, por razones de trabajo, también están un poco alejados de las actividades del resto de los psiquiatras. Esta es una magnífica oportunidad para intercambiar opiniones, para conocer sus necesidades y para aunar nuestros esfuerzos para la realización de los planes del Ministerio de Salud Pública.
     Creo que el último logro, y quizás de los más agradables, que ha tenido la Conferencia es este magnífico almuerzo, al cual ya nos tiene acostumbrados el doctor Bernabé Ordaz. No voy a repetir aquí los elogios que merece su actuación en el Hospital de Mazorra, porque sería “llover sobre mojado”. Así que en nombre de la Comisión Nacional de Psiquiatría damos las gracias a todos los participantes y especialmente al doctor Bernabé Ordaz por esta acogida tan calurosa y por este almuerzo tan nutritivo y tan sabroso (APLAUSOS).

     Dr. Sidney Orrett.- Y ahora para hablar a nombre del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quien no necesita presentación, el Comandante Bernabé Ordaz (APLAUSOS).

     Dr. Bernabé Ordaz.- Compañero Vice-Ministro de Salud Pública; compañeros organizadores de esta reunión de Instituciones Psiquiátricas; compañeros médicos todos:
     Hoy, a manera de clausura, nos reunimos aquí con un grupo heterogéneo de profesionales que coinciden todos a una única finalidad: la higiene mental o salud mental.
     Nosotros en muchas ocasiones nos hemos tenido que dirigir a ustedes sin ese honor de todo médico de pertenecer a una especialidad tan privilegiada como es la de médico psiquiatra. Nosotros siempre referimos que no lo somos, pero también referimos que queremos estar al lado de los psiquiatras, porque cumplimos la misión que nos han designado de acabar con la lacra que dejaron aquellos que nos abandonaron, y que olvidaron siempre a los infelices que perdían la razón.
     Al inicio de esta Conferencia tuvimos varias reuniones con la organización, por las distintas ponencias y con los ponentes de las mismas, porque queríamos siempre, primero, cumplir cabalmente la indicación de Salud Pública y de nuestra Revolución de hacerlo todo por el enfermo y olvidar rencillas, rencores o perjuicios que creyeran fuera inicio de perjuicios al enfermo.
     Si alguno de los aquí presentes recuerda una primera reunión en el Colegio Médico, allá por el mes de enero o febrero de 1959, les decíamos a los compañeros psiquiatras que nos habían puesto de chofer de un tren que tenía que llegar al final de su camino, y aunque muchos creyeran que estábamos equivocados, haríamos todo lo posible por rendir ese camino. Con algunos coincidimos, con otros no, pero hoy, gracias a Dios, creo que estamos en el final de ese camino y coincidiendo todos.
     En aquella ocasión les decía que la parte física de las instituciones psiquiátricas era lo primero que se tenía que organizar, o mejor dicho, restablecer, porque era lo que estaba en un estado tan desastroso que decía mucho de los responsables de la salud pública y de los responsables de nuestra Revolución. Nos creyeron equivocados, pero así continuamos, y hoy –ya todos reunidos- creemos que si no convencidos totalmente, en algo nuestros colegas psiquiatras se han convencido que teníamos primero que arreglar el aspecto físico de las instituciones psiquiátricas.
     La crisis de la psiquiatría en lo que a médicos se refiere es evidente, y es una de las principales preocupaciones de nuestro Ministerio de Salud Pública. Pero conocemos que el psiquiatra no es una fruta que se hace en varios días, y que está dedicada esa labor a los responsables universitarios y del Ministerio, a que a la mayor brevedad posible hagamos el número de psiquiatras que necesita nuestra nación.
     Las distintas ponencias –y debo decirlo aquí- coincidían en algunos puntos; y nos sentimos satisfechos que haya sido eliminado de una manera comprensible el ordenamiento para ingresar algunos enfermos en nuestro Hospital.
     Nosotros queremos que ustedes comprendan esa situación. Hoy mismo el Ministro de Salud Pública nos ha dicho de su preocupación para ver de qué manera inmediata nos reunamos y tratemos a toda urgencia de resolver el problema de los crónicos en el resto de la Isla, uno de los principales puntos de salud pública que preocupa al Ministerio actualmente.
     Pero nosotros lo hacíamos de manera responsable, porque si bien es verdad que no podían ser ingresados en nuestro centro, también era verdad que al ingresarlos no se le resolvía ningún problema al que ingresaba y, por el contrario, obstaculizaba a los ingresados.
     Nosotros tenemos el presupuesto para 5, para 6, y si quisiéramos para 7 mil enfermos. Pero no es así, porque lo que nosotros necesitamos es el espacio; el presupuesto lo tenemos, pero el espacio no. Además, los distintos responsables nacionales e internacionales de psiquiatría que nos visitan, refieren una, dos y tres veces, la negación o la oposición a hospitales de más de dos o tres mil camas.
     Con esas bases nosotros no podíamos ingresar aquí enfermos sin camas, o enfermos que creyéramos que no les pertenecía ingresar en nuestro Hospital.
     En este momento nosotros tenemos en la Oficina de Ingresos cinco casos remitidos de Camagüey en el día de hoy. Hoy hemos tenido 26 ingresos; de los 26 cinco están detenidos allí para explicárselos a ustedes, y se los íbamos a traer.
     Nosotros hablamos personalmente con el Juez de Camagüey, y le vamos a exponer los casos. No se trata de restricción ni discriminación por edad ni por otra cuestión; se trata de humanidad, y por convicción de lo que estamos haciendo. Uno de ellos, un haitiano de 84 años que lo acaban de ingresar hoy; su hijo, llorando, me dice: “doctor, no permita que ingresen a papá” ¿Y cómo es que está remitido por el Juez? Me dice: “lleva 32 años trabajando en la Colonia de un señor rico, y porque ahora no puede trabajar por su edad, lo acusó y lo manda para acá; no tiene ni un centavo en 32 años que lleva trabajando en esa Colonia”. Si alguien creyera inciertas mis palabras, él está en la Oficina de Ingresos.
     Como ese caso son centenares de ellos. Y quitándole la responsabilidad al médico y al Ministerio, la cojo personalmente y me opongo a los ingresos de ese tipo. Porque, ¿qué creen ustedes de un pobre señor que trabajó a las órdenes de otro durante treinta y dos años? ¿Cuánto le habrá dejado a esos señores? Y hoy porque está enfermo, de una enfermedad senil, de una arterioesclerosis, que saben ustedes que no es para ingresar en un Hospital de este tipo, lo arrojan de allí, y “váyase para allá a morirse o a vivir mejor”.
     Por el estilo otros tantos ingresos. Y nosotros nos hemos opuesto de manera responsable, no de manera festinada; de manera responsable y por convicción que nuestro centro hospitalario… Si bien es verdad que muchos que nos han visitado han dicho que es orgullo de Cuba y otras naciones, nosotros, repitiendo la frase del doctor Escalona, no estamos convencidos ni conformes con eso, pero sí aspiramos a que muy pronto sea un orgullo del mundo entero. Y para eso tenemos que trazar las normas que estamos trazando; gústele a quien le guste, aunque nunca de manera dictatorial, sino por convicción de que estamos actuando de buena fe, y exigiéndoles a los irresponsables que actúen como lo estamos haciendo nosotros, de manera responsable.
     Cuando yo hoy hablé con el Juez de Primera Instancia de Ciego de Ávila, de donde venía este anciano, le dije que mañana me iba a trasladar allí, y me responde: “doctor, no venga”, mi secretario lo firmó y se lo trajo un “Periquito” Pérez que decía que le molestaba allí”. Para los que creían que nosotros hacíamos eso aquí festinadamente, escuchen en la forma que nosotros actuamos, y lo hacemos con entera responsabilidad, y firmando nosotros hoy, como médico de guardia, para exonerar al doctor que estaba allí de cualquier proceso judicial que vaya contra él por rectificar un mandato de un Juez de Primera Instancia. Además, hablamos también con el Comisionado y nos decía que no sabía quién, y que lo habían mandado para aquí.
     Esta responsabilidad que tenemos nosotros como funcionario de Salud Pública, en un Ministerio tan complejo, tienen que tenerla también en esta Revolución todos los demás responsables ministeriales o funcionarios del Gobierno.
     Por eso, a los compañeros y queridos doctores de la especialidad de psiquiatría, psicología, trabajadores sociales, etc., sepan ustedes que nuestro hospital cualquier restricción que hace la cumple con la mejor buena fe, y estamos siempre dispuestos con nuestro trabajo a cooperar con las instrucciones directas del Ministerio de Salud Pública, que son las de resolver los problemas, no transferirlos a otro lugar.
     La fase embrionaria de nuestra Revolución, de una edad escasa de cuatro años, hace todas estas anomalías; son las causas de su edad. Pero cuando los hombres sean responsables de sus actos, y conozcamos que las asperezas son nimiedades al lado de las obras, estaremos convencidos entonces que lo único que tenemos que hacer es trabajar, trabajar y trabajar. Porque el trabajo no es un sacrificio, sino el trabajo es un privilegio, es un honor. Y cuando trabajamos no para comer, sino comamos para trabajar, entonces veremos cómo el triunfo de nuestra Revolución se agiganta por minutos (APLAUSOS).    
     Nosotros felicitamos a los responsables de esta organización, principalmente al doctor Galigarcía, que fue el de la idea de este pequeño Congreso, después de terminar el Congreso Nacional de Medicina auspiciado por el Colegio Médico y el Ministerio de Salud Pública, que saben ustedes en el éxito que culminó. Y sea este el inicio de otras tantas reuniones que tengan como finalidad única la solución total del problema de la psiquiatría sin ofensa para nadie, pero muy discordantes siempre cuando existen reuniones.
     Nosotros queríamos también, responsablemente, a nombre de esta Institución y de la Delegación de nuestro Hospital, pedir excusas al doctor Villalanda por aquella cuestión ya olvidada, que suscitó un miembro de nuestra Delegación, aunque creemos que la ofensa no fue tal para la reprensión que hizo el compañero que defendía a este ilustre médico, doctor Villalanda. Olvidado, pero a nombre de todos le pido excusas; y allí muchos aplaudieron las distintas intervenciones al respecto de la actitud tomada, la que yo aplaudí más calurosamente y con verdadero sentimiento, con el corazón en la mano, fueron la frases que dijera el doctor Villalanda, cuando hizo uso del micrófono. (Aplausos).
     Tenemos que terminar y tenemos que repetir que actuamos de buena fe, actuemos todos con la conciencia en la mano; no veamos en nuestro amigo, en el Director de otra Institución, en el Director desde el punto de vista de psicología, de pedagogía, etc., a un enemigo ni a un individuo que nos acecha para robarnos algo nuevo o darnos algo malo. Veamos en todos amigos fraternales, amigos revolucionarios, amigos de conciencia y actuemos con un credo distinto desde un punto de vista filosófico o ideológico, pero desde el punto de vista de la salud, desde el punto de vista de la conciencia de salud pública, con un solo ideal, el enfermo antes que todo (APLAUSOS).
     Y esto, porque estoy convencido de que son las ideas del Ministerio de Salud Pública; un Ministerio que no con frases de halago como en aquellos lejanos mítines que teníamos que hablar bien de un Ministerio para que nos mantuviera o nos ascendiera en el puesto que ocupábamos. No. Porque en este Gobierno los que trabajan no se pueden separar de su puesto; se separan los vagos, los delincuentes o los contrarrevolucionarios, no los honrados y trabajadores… Pero sinceramente hago elogios de la forma de desenvolverse el Ministerio de Salud Pública, Ministerio tan complejo, tan heterogéneo, y que tantas críticas tiene que recibir. Pero es un Ministerio que trabaja diariamente las veinticuatro horas del día, y que los errores somos nosotros los encargados, primero, de hacérselos saber y, segundo,  de cooperar por intermedio de sus preocupaciones a que se resuelvan. Y uno de los principales errores, o no errores; cuestiones que tenemos que ayudarle al Ministerio de Salud Pública a resolver, es el problema de la salud mental, en estos tres puntos de vista fundamentales, primero, el oligofrénico, esos encefalopáticos infantiles que tenemos, que son tantos, y tenemos que tratarlos, y en reuniones continuas con el Ministerio resolver este problema que tanto afecta, no al Ministerio, sino a todo el que se considere verdadero cubano y verdadero padre; segundo, el problema de los ancianos. No que restringimos ni discriminamos por edad, sino que ingresen en nuestro Hospital los crónicos psicóticos, no los crónicos seniles o arterioescleróticos, que no les corresponde aquí ocupar una cama de un agudo, que muy bien se pudiera curar, y que con ocuparla ni le resolvemos el problema a ese crónico, ni tampoco se lo resolvemos al agudo que pudiera ocupar la cama que él ocupa.
     Y tercero: los crónicos de edad media, aquellos que aunque ningún psiquiatra pudiera decir cuál es el punto culminante para un crónico, pero aquellos que por equis motivo un médico diga que ya no es curable, resolverlo también. No con aquella frase de “ya no te podemos hacer nada más” y que repiten conjuntamente todos: “para Mazorra”. No señores, así el Ministerio no quiere. El Ministerio quiere resolverlo. El Ministerio no puede resolver por sí solo esta cuestión, sino que tiene que resolverlo con sus distintas direcciones y subdirecciones –a su vez- con los distintos pioneros que somos nosotros; pero a conciencia y con buena fe. Esos son los tres puntos culminantes.
     Y según la frase del doctor Escalona, en una frase vulgar también de “con la manga al codo”, en este año ellos van a poner todo su empeño –como hasta ahora lo han puesto-, y va a salir de esta reunión el resolver este problema.
Nosotros no queremos la dirección nacional, ni piensen ustedes jamás que ha pasado por nuestra mente eso. Primero, no somos psiquiatras, ni lo queremos ser, porque sería demagogia que en este momento yo me pusiera a estudiar un librito de psiquiatría; pero tampoco, por no serlo, rehúso mi responsabilidad, que dimana de ellos, de resolver cualquier problema de psiquiatría.
     Porque, ¿qué hubiéramos hecho nosotros cuando llegamos a La Habana en el primero de enero de 1959 si Fidel hubiera dicho “que se quede Pedraza y Calviño, porque ninguno de ustedes sabe para ser Jefe del Ejército”? ¡Qué bonito!, ¿no? No, señores, sabíamos todos los que bajamos de las colinas ocupar la dirección del Ejército, igual que sabemos todos los que obedezcamos al Ministerio y actuamos de buena fe coger la rienda de cualquier especialidad, seamos o no seamos de ella, porque para eso nos tenemos que rodear de los compañeros que sepan, de los compañeros que estudien la especialidad, para que ellos sean la parte técnica, la parte puramente médica, y nosotros los impulsores de las ideas ministeriales e ideas de nuestro Gobierno de que en medicina no podemos ser la retaguardia, sino que tenemos que ser la vanguardia de América, igual que lo estamos siendo en la Revolución.
     A nombre, queridos compañeros, de la Dirección de este Hospital, del Consejo de Dirección y del Cuerpo Médico, un abrazo para todos los compañeros médicos, una felicitación por la forma final en que ha terminado este evento, que no será el último, aunque sí el primero.
     Cuando nos reunimos con la base, en todas las organizaciones del mundo, sale el éxito. Cuando creamos que el éxito es producto unipersonal, iremos siempre al fracaso.
     Sí, esto es colectivo, la próxima traerá muchos más compañeros.
     De buena fe, con conciencia revolucionaria, defendamos los postulados de nuestra Revolución, y sigamos también los postulados de nuestro Ministerio de Salud Pública, que hoy no está a la vanguardia, aunque muchos nos lo digan, en psiquiatría, pero que en nuestras próxima reunión tengamos que decir aquí, oigamos por voz del mismo Ministro: “Qué satisfacción siento, porque ya Cuba, no en la Prueba de Escolaridad, no en el Analfabetismo, no en todos los principios de la Revolución se encuentra la vanguardia, sino que el Ministerio de Salud Pública también se encuentra a la vanguardia en la asistencia psiquiátrica del pueblo”.
     Muchas gracias (APLAUSOS).

     Dr. Sidney Orrett.- Para hablar a nombre del Ministerio de Salud Pública, el Secretario de Asuntos Médicos (en función de Ministro de Salud Pública), Dr. Mario Escalona.
     Mario EscalonaDr. Mario Escalona.- En realidad, yo no pensaba hablar.
     Nosotros hablamos conversando con los compañeros, al margen de la reunión y como todavía están pendientes las conclusiones esperamos quizás tener que hacer alguna intervención en el curso de la reunión que falta.
     Lógicamente, debíamos haber hablado en las conclusiones pero teníamos en proyecto un viaje a Oriente, que por cuestiones de tempestades y lluvia no se pudo realizar, y por eso estamos en la mañana de hoy aquí, aunque hubiéramos querido estar todos los días con ustedes.
     Sin embargo, las palabras que ha dicho el compañero Ordaz, dichas con gran pasión, con una gran vehemencia, como en todas las cosas que hace el compañero Ordaz, nos obligó prácticamente a decir algunas palabras.
     En primer lugar, señalar que estamos completamente de acuerdo con lo que él ha dicho. En segundo lugar, decir que nuestro Ministerio siempre está abierto a todo tipo de crítica profesional, crítica constructiva y que, sobretodo, venga de un tipo colectivo de discusión, como la que aquí se ha realizado.
     Se ha planteado por el compañero Ordaz, en una forma bien clara, uno de los problemas que más nos preocupa a todos nosotros, sobre todo a los compañeros que tenemos responsabilidad a nivel nacional, y es la eterna queja, el eterno electrodo -como decimos nosotros- en relación a los casos que se rechazan en Mazorra. Que si el compañero Ordaz ha dictado una Ley, que nos explica que todo el que tenga más de 60 años no puede ingresar en Mazorra, que si los niños con tal alteración el compañero Ordaz ha dictado otra orden que no pueden ingresar; en fin, que se estaba creando ya una situación un tanto subjetiva en relación a eso, que nos parece que sus palabras han sido bastante claras y precisas, y, por otra parte, están a disposición de los compañeros, objetivamente, algunos de los casos que en el día de hoy han llegado a este Hospital.
     Nosotros siempre señalábamos que es posible que en estas cuestiones a veces hubiera algunos errores, pero que entendíamos que, desde el punto de vista de la Dirección Nacional del Hospital, había que tener una actitud de defensa de esta Institución; porque a todos nos enorgullece Mazorra, todos nos sentimos satisfechos de poder venir a estos comedores, de traer algún visitante, pero si aquí se hubiera ingresado a todos –no desde el principio, porque al principio nadie quería venir para acá- después de uno o dos años de la dirección del compañero, posiblemente no pudiéramos ni entrar aquí.
     Desde el punto de vista de él, es correcto; ahora bien, desde el punto de vista nuestro, de nivel de dirección del Ministerio, nosotros tenemos que ver la situación que no se debe o no se puede ingresar aquí, pero se debe de ingresar en algún lugar, porque el Estado tiene esa alta responsabilidad.
     Y en esto toma parte la cuestión filosófica de que estamos construyendo el socialismo, y el Estado ya socialista tiene la obligación de garantizar la salud y la atención de todo el pueblo. Pero es que nosotros no hemos llegado todavía al Estado socialista, es que nosotros estamos todavía en la construcción del socialismo, y caemos a veces en una apreciación no correcta del momento en que vivimos; estamos todos llenos de un fervor revolucionario, de un idealismo –en el sentido correcto de la palabra-, y a veces caemos en interpretaciones idealistas de los problemas.
     Lógicamente, en Cuba nadie debe de pasar hambre, todos debemos tener un techo, todos debemos tener asistencia médica adecuada, pero por el hecho de que lo digamos y que el socialismo conlleva a eso, desgraciadamente en este momento no todos tienen un techo, no todos tienen un empleo y no todos tienen una asistencia médica adecuada.
     ¿Qué hay que hacer, entonces? Establecer las prioridades lógicas en el desarrollo de una Revolución. Cuando veníamos para acá conversábamos con dos compañeros, y señalábamos que el esfuerzo que ha hecho nuestra Revolución en el sentido asistencial ha sido tal, que a veces nos preocupamos. Pero tenemos que tener en cuenta que el salto que hemos dado en cuatro años y medio, es un salto que aquí vienen compañeros de otros países y nos preguntan: “¿cómo es posible?”. “Bueno, porque tenemos esta Revolución, que es una de las Revoluciones más grandes del mundo, no ya de la América, que ha puesto todo su empeño y todo su sacrificio. Pero vuelvo a decir lo que decíamos los otros días en otra reunión, con los compañeros farmacéuticos, los compañeros estomatólogos, que todo el mundo quiera tener aquí lo mejor, y es correcto que todo el mundo quiera tener aquí lo mejor (…)
     Pero a veces, no podemos ir tan rápido como quisiéramos, y aunque estamos todos en la obligación de empujar para ir lo más rápido posible. Porque en estos está, precisamente, el elemento fundamental de nuestra Revolución.
     Son ciertos los tres puntos que el compañero Ordaz ha presentado aquí. El problema de los niños oligofrénicos profundo nosotros estamos dando ya los primeros pasos. Precisamente esta próxima semana se abre una Institución, que es donde estaba la antigua quinta “Castellana”, para los casos encefalopáticos, impedidos físicos y mentales, que existen tanto en nuestros hospitales como en organismos de educación, como en organismos de hogares cunas, que también pertenecen a nosotros.  
     Esos niños, que son pedazos de carne viva, que es una afección terrible, pero que esta sociedad tiene que acogerlos, cuidarles, hasta que alguna infección intercurrente acabe con ellos. (…)
     La frase gráfica que ha dicho el compañero Ordaz, es una demostración de cómo él ha ido avanzando dentro de la psiquiatría, aunque él reniegue de la psiquiatría. Existe un reflejo condicionado –para decirlo en términos pavlovianos- en donde: “caso que no hay nada que hacer, caso que va para Mazorra”. Y lo decimos como la Coca-Cola, que ese era el método de propaganda: “un refresco: una Coca-Cola”.
     Entonces, es cierto que hay esa actitud todavía. Ahora, ¿cómo luchar contra esa actitud? El compañero Ordaz ha sentado la base fundamental para que se establezca la contradicción; romper esa actitud diciendo: “No, para Mazorra no; para Mazorra vienen los que tienen que venir. Los otros, yo como Director de Mazorra no los dejo entrar; allá el Ministerio de Salud Pública y los funcionarios que busquen dónde meterlos”. Y es una actitud comprensible del compañero, y eso ha creado las bases para la contradicción que está planteada en este momento.
     Nosotros tenemos en nuestra mente, en nuestros planes, desde hace más de un año, la construcción de Colonias de Crónicos en las provincias, porque entendemos que es la manera correcta, lógica, de desarrollarlas. Sin embargo, ahí volvemos a la necesidad del empuje y, sobre todo, creo que este tipo de reunión, donde están compañeros del Ministerio del Interior, porque yo quiero decirlo.
     Bien: los compañeros del Ministerio del Interior están aquí. Nosotros tenemos dificultades fundamentales con plantas físicas en las provincias. Si nosotros nos unimos en un esfuerzo yo estoy seguro y, sobre todo, voy a someter a esta magna asamblea la designación, como Responsable para impulsar este tipo de construcción a nivel de las provincias, al hombre que estamos seguros que antes que finalice el año tenemos tres colonias de estas en algunas de las tres provincias más importantes de Cuba. Yo propongo a todos ustedes que nosotros –y sea una de las conclusiones de esta Asamblea- elevemos al Ministerio de Salud Pública, la proposición de que se designe al compañero Ordaz (aplausos) para que sea él el que con su dinamismo, y con su empuje, nos ayude en esta tarea.
     Y también, que lógicamente –una de las conclusiones que yo sí creo que es muy importante-, que dentro de la Comisión Nacional de Psiquiatría se cree la correspondiente Comisión entre los distintos Ministerios que están en esta labor.
     Si nosotros unimos los esfuerzos, Salud Pública e Interior, y el compañero Ordaz manejando esta nueva “locomotora”, vamos a resolver rápidamente ese problema que, por otra parte, no es un problema tan complicado, no es tan complicado.      Lo que pasa es que no habíamos tenido oportunidad de sentarnos a discutir esta cuestión.
     Mañana sí vamos a tener una reunión con los compañeros de Educación, que es muy posible que ese tipo de oligofrénicos, en donde no es ya el encefalopático completo, que no es el oligofrénico reeducable, sino que está en una forma intermedia, los compañeros de Educación, que son los que más plantas físicas tienen en este país, podemos coordinar muy bien con ellos, y crear una Institución para resolver este otro problema que ha planteado el compañero Ordaz aquí, con mucha vehemencia y con mucha sinceridad.
     Por lo tanto, lo único que nosotros –como aquí se ha dicho- decimos es que estamos completamente convencidos de que los problemas se van a resolver. Demoran un año, dos años, tres años, a veces lo resolvemos en una etapa que no corresponde dentro de los libros de economía y dentro de lo que dicen los libros, pero bueno, nosotros a veces nos vamos fuera de los libros, ¿qué vamos a hacer? Pero están ahí, y tenemos todos perspectivas de resolver los problemas. Depende que las circunstancias, en un momento determinado, nos sean favorables para resolverlos.
     Yo creo que esta reunión, en donde están presentes compañeros de otros organismos, yo creo que en la forma sincera en que aquí se ha hablado, con los planteamientos que se han hecho, nos permitirán dar un gran salto dentro de las organizaciones psiquiátricas de nuestro país, no solo desde el punto de vista de salud pública, sino desde todos los puntos de vista de nuestra patria.
     Aceptamos, con toda honestidad revolucionaria, aunque damos las explicaciones lógicas que puedan en cierta parte justificar lo que al Ministerio se refiera; aceptamos como correcta en su gran parte, la actitud que ha mantenido el compañero Ordaz en no tener una puerta amplia para todos los que aquí lleguen.
     Que cada compañero medite sobre esto. Yo estuve revisando la Ponencia que los compañeros, presididos por el Dr. Acosta, presentaron. Me luce que en cierta manera la revisión por el Responsable Regional o médico psiquiatra de un Hospital dentro de la provincia puede resolver en gran parte eso, porque ya es una autoridad médica la que se responsabiliza.
     Dentro de breves momentos vamos a oír la Ponencia –y este es nuestro gran paso que debemos dar ahora- del compañero Galigarcía, en donde se discutirán los problemas legales, porque es una cosa que no tiene paralelo, que nosotros estemos todavía rigiéndonos por una Legislación española, de la época de las cadenas, y que ésa sea la que esté hoy en día en Cuba, pero no por culpa de los organismos legales; es por nuestra culpa, porque somos nosotros los que tenemos que plantear todos estos problemas, con la fuerza y el dramatismo que a veces hay que plantearlos. Porque si eso decíamos nosotros en un sector nada más, en la salud pública, que las prioridades a veces nos hacen dejar a un lado otras, imagínense ustedes los compañeros que tienen responsabilidad nacional si no sabemos y no tenemos los argumentos, que son ustedes los que tienen que dárnoslos, para el planteamiento –dentro de la mayor prioridad- del problema de la Legislación.
     El compañero va a presentar su Ponencia; yo creo que todos debemos opinar. Pero ese debe ser nuestro gran paso de avance, porque esto parece una cosa de la época…
     O sea, que no vayan ustedes a creer que no estamos nosotros preocupados por todo esto. Estamos preocupados por todo esto, y estamos seguros que se va a resolver. Y, sobre todo, con las palabras que el compañero Ordaz señaló, que yo quiero volver a repetir: es necesario que todos estemos conscientes que la obra es común, que habrá un frente en un Ministerio, en otro Ministerio y dentro de un propio Ministerio habrá distintos frentes, pero el resultado de esta obra es lo que un hombre honesto pueda aspirar con más satisfacción en la vida: cumplir con el deber, y la satisfacción que conlleva la salud en nuestros semejantes.
     Por lo tanto, compañeros, por si no vuelvo a hablar, los felicito por su labor, y estamos todos seguros que en este camino también vamos a tener un gran triunfo para nuestro pueblo y nuestra Revolución.
     Muchas gracias. (APLAUSOS).

     Dr. Sidney Orrett.- Compañeros, el almuerzo ha terminado. Por lo tanto, a seguir trabajando. Para ello, el Dr. Diego González Martín tiene la palabra.

     Dr. Diego González Martín.- Compañeros: ayer me decía una compañera del Ministerio de Educación que ésta había sido una conferencia atípica, y yo sigo pensando que es verdad. Por lo tanto, nosotros vamos a continuar trabajando aquí mismo.
     Tenemos de inmediato la discusión de la Ponencia sobre los aspectos jurídicos de higiene mental.
     Yo he hablado con los compañeros de la Comisión Militar y me manifestaron que habían terminado sus labores ya. La ponencia del Dr. Fariñas será incorporada al trabajo general y a la publicación que se va a hacer.

 

    
CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS

DOMINGO 2 DE MAYO DE 1963

SESIÓN DE LA TARDE


Dr. Alberto Galvizu, Presidente
Dr. Celestino Vasallo
Dr. Estévez
Dr. Ares
Ponente:
Dr. José Galigarcía

     Dr. Alberto Galvizu.- Como había informado el Dr. Diego González, esta Primera Conferencia de InstitucionesAlberto Galvizu Psiquiátricas, cumpliendo su rol final va a estar presidida en estos momentos por el Dr. Estévez, Jefe de Psiquiatría de la Ciudad de Cienfuegos; por el Dr. Celestino Vasallo, compañero del Servicio de Psiquiatría del Hospital General de la ciudad de Santiago de Cuba; y por el Dr. Ares, Jefe del Servicio de Psiquiatría de la ciudad de Holguín y por el que tiene el gusto de hablarles.
     Cumpliendo su rol final, como les decía, esta Primera Conferencia de Instituciones Psiquiátricas tiene el gusto ahora de escuchar la Ponencia del Dr. Galigarcía sobre el Proyecto de Ley de Salud Mental.
     Tiene la palabra el Dr. José Galigarcía.

     Dr. José Galigarcía.- Antes que nada, compañeros, yo quiero hacer algunas manifestaciones previas antes de darle lectura a la Ponencia sobre la Ley de Salud Mental. En primer lugar, por lo orgulloso que estoy de estar en la Presidencia con los compañeros de las Salas de Psiquiatría de los Hospitales Generales. Para mí es la mayor satisfacción tener esta responsabilidad con ellos. En segundo lugar, quiero decir que en varias oportunidades durante el Congreso y hoy por la mañana, ahora mismo en el almuerzo, se ha hablado de que esta es una Ley de Psiquiatría o una Legislación Psiquiátrica. Y quiero decirles que esto no es una Legislación Psiquiátrica, esto es una Ley de salud mental, que es parte de una Legislación Psiquiátrica.
     Una Legislación Psiquiátrica es una cosa más amplia, donde se tienen que legislar todos los aspectos de la psiquiatría, ya sean los problemas civiles como los problemas penales.
     Claro, en la lectura de esta Ponencia yo voy a aclarar mejor estos asuntos, pero sí creo que es una cosa previa que solamente aquí se legisla la asistencia psiquiátrica –fíjense bien- y la higiene mental. Por eso se le llama a esta Ley “Ley de Salud Mental”
     Lee… Ante-Proyecto de Ley de Legislación Psiquiátrica. [Nota del editor: No se publica el Ante-Proyecto de Legislación del Dr. Galigarcía por no haberse logrado obtener el mismo, y no haber versión taquigráfica de él].
     Esto es todo lo que se refiere a la Ley de Salud Mental, que nosotros vamos a elevar con las aportaciones de la discusión que se suscite ahora.

     Sr. Presidente.- Compañeros, la Presidencia de la Mesa, los integrantes de la Mesa, quieren hacer una previa aclaración.
     Dado el carácter de irregularidad de esta última sesión, dadas por las condiciones materiales, por las condiciones de ubicación y por las condiciones de tiempo, la Mesa ha considerado finalizar esta última sesión de la primera Conferencia de Instituciones Psiquiátricas, tomando estas dos vías: primero, aprovechar la presencia de los conferencistas, para que hagan las aportaciones pertinentes al ponente, con vista al proyecto de Ley sobre Salud Mental. Segundo, lograr la impresión de la Ponencia y enviarla escrita, por correo, a cada uno de las Instituciones psiquiátricas o no psiquiátricas, que directa o indirectamente tengan que ver con la salud mental de nuestro pueblo, y con todo lo que se refiere a mencionada Ley, para que por esta vía misma, en un término prudencial de tiempo –alrededor de cinco días- eleven a la Comisión Psiquiátrica Nacional todas las aportaciones, sugerencias y criterios que con la misma se relacionen.
     Puesto que esta Ley contempla la integración de un Consejo Nacional de Salud Mental, en el cual van estar íntimamente relacionados y representados organismos dependientes o departamentos del Ministerio de Educación, departamentos del Ministerio del Interior y, por ende, el Poder Judicial, nosotros consideramos que sea oportuno aclarar esto, para que todas las instituciones puedan hacer sus aportaciones, en primer lugar; y en segundo lugar, aclarar específicamente, para evitar susceptibilidades por el hecho de la posible interpretación de absorción de funciones por parte del Ministerio de salud Pública a ese respecto.
     Aclaramos, repitiendo una vez más, que el Ministerio de Salud Pública no tiene la intención de absorber funciones de ningún otro Ministerio, sino que lógicamente, en el trabajo, en la experiencia, se irán desglosando las responsabilidades correspondientes, y eso se hará a través del estudio y de la discusión amplia de todos esos aspectos.
     Rogamos a cada uno de los asambleístas, de los conferencistas, que quieran hacer aportaciones con respecto al proyecto de Ley, que levanten la mano, para guiarnos. Asimismo, rogamos que cada uno de los que proponga intervenir, se dirija al micrófono.
     Como me parece que hay un poquito de confusión, repito; la Mesa había acordado finalizar esta última sesión de la Conferencia tomando dos vías: primero, aprovechando la presencia de los asambleístas para que hagan sus aportaciones en este momento; y segunda vía: elevar por escrito, impreso, por correo, a cada una de las instituciones, el contenido del proyecto de Ley, para que por esa misma vía, por correo y escrito, eleven las sugerencias y proposiciones que crean pertinentes y adecuadas.
     Una aclaración: rogamos que las intervenciones de los asambleístas sean lo más breve posible, y que vayan directamente dirigidas al contenido de la Ponencia, y que no se produzcan contestaciones entre las aportaciones que pueda hacer un asambleísta y el otro siguiente, es decir, entre los asambleístas entre sí.
     El Dr. Oliva tiene la palabra.

     Dr. Oliva.- Compañeros: nosotros habíamos pedido la palabra para hacer una proposición parecida a la que ha hecho la Mesa. Consideramos que es imposible para nosotros poder hacer aportaciones aquí que serán de una manera festinada, si no se estudia la Ley detenidamente. Entonces, nosotros, como Ministerio del Interior, preferimos que nos llegue ese proyecto, dárselo al Departamento Jurídico del Ministerio, y que el Departamento Jurídico determine allí la aportación que pueda hacer el Ministerio del Interior con relación a esa Ley.

     Sr. Presidente.- El Dr. Torroella tiene la palabra.

     Dr. Torroella.- Compañeros: quedó aclarado ayer y en el día anterior, en las distintas Ponencias que se aprobaron que las tareas de la salud mental, de la higiene mental, era un trabajo en que debían colaborar los psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, etc. Creo que quedó en el ánimo de todos ese hecho, esa orientación.
     Sin embargo, yo veo que hay cierta contradicción, que ha sido debida, probablemente, por una amnesia selectiva o parcial, en la cual se ha olvidado parte de lo que nosotros acordamos. Creo que debemos estar claros, y de una manera ya firme, y tomar una decisión sobre esto; si estamos todos de acuerdo que la tarea de la salud mental requiera la colaboración de todos los compañeros, psiquiatras, psicólogos, educadores, trabajadores sociales, etc., -y esto es fácil demostrarlo-, todos estamos de acuerdo, me parece que a la hora de organizar el Departamento de Salud Mental y el Consejo Nacional de Salud Mental a nivel nacional y provincial, se debió haber tenido en cuenta la participación del psicólogo en general.
     Así vemos que en el Departamento de Salud Mental, entre las atribuciones que se le encomiendan aparece el intercambio, por ejemplo, con instituciones psiquiátricas extranjeras y nacionales, con organismos de masas, etc., pero no aparece la vinculación con instituciones psicológicas, con departamentos psicológicos. Yo agradecería que tomaran nota de eso.
     Así que el primer punto es la colaboración adecuada con los departamentos psicológicos que pertenecen a distintos organismos oficiales.
     Segundo: En el Consejo Nacional de Salud Mental, veo que aparecen miembros de todas las carreras que colaboran en la faena de la salud mental, psiquiatras, letrados también, educadores, pero, sin embargo, con una contradicción de lo que se mantuvo en la Asamblea, no aparece la presencia del psicólogo. De manera que voy a proponer concretamente: que en el Departamento de Salud Mental, entre las atribuciones que se establecen se incluya la vinculación lógica con los Departamentos de Psicología que pertenecen a organismos oficiales, que tienen la responsabilidad de contribuir a la tarea de la salud mental; y, en segundo lugar, que el Consejo Nacional de salud Mental a nivel nacional y provincial, también conjuntamente con los compañeros psiquiatras, educadores y letrados, aparezca también como la cuarta base de ese organismo la presencia del psicólogo.
     Creo que de esta manera seríamos consecuentes con lo que se acordó en las sesiones anteriores, donde quedó claramente demostrada la necesidad de que fuera en equipo el trabajo de la salud mental.
     Eso es todo.

     Sr. Presidente.- Una aclaración más, compañeros, en honor al tiempo. La Mesa tiene interés en aclarar que estamos discutiendo el Proyecto de una Ley de Salud Mental, Proyecto de una Ley, que no hay nada absolutamente creado.
     El doctor Abdo Canasí.

     Dr. Abdo Canasí.- Nosotros queremos enfocar exclusivamente un problema que para nosotros es el meollo o el punto candente de la Ley, y que no estamos de acuerdo con nuestro jefe del Departamento Psiquiátrico, Dr. Galigarcía, en cuanto al ordenamiento de los ingresos de los enfermos mentales.
     Nosotros creemos que en cuanto a determinar el ingreso de un enfermo el policía, el juez y el resto de los ciudadanos, tienen el mismo nivel; y que hasta ahora ese ha sido el gran problema que han confrontado las instituciones psiquiátricas, que personas que no conocen qué cosa es un enfermo psiquiátrico, deciden su ingreso.
     Nosotros creemos que a menos que coincida el hecho de que el enfermo mental haya cometido un delito, entonces el Poder Judicial debería, o puede, ordenar su observación para la determinación pericial de si es un enfermo mental o no. Excepto en esos casos, el policía, el juez, el del Comité de Defensa o cualquier otro ciudadano que quiera ingresar un caso, debe acudir a un centro psiquiátrico para que un psiquiatra sea el que determine si debe ingresarse o no. Ese es precisamente el meollo, el grave problema del Hospital de Mazorra. Cuando a alguien le estorba un viejo en la familia, va al Secretario del juez amigo y le firma la orden de ingreso; cuando hay alguien en la cuadra que le molesta, va y hace una denuncia y lo ingresan. Entonces, ese es precisamente el problema, que hay que quitárselo al Poder Judicial. Porque si desde la Colonia Española han sido los jueces amos de horca y cuchillo, que han determinado si un señor debe ser ingresado o no, deben ser precisamente los psiquiatras, los médicos psiquiatras -no digo ni un médico general- porque yo he visto esta cosa horrible, inclusive en Cienfuegos donde trabajé durante cinco años, donde había en las celdas, al lado del mortuorio, donde inclusive le pasaban a los enfermos mentales los cadáveres por el medio, allí un médico de guardia sin entrar en la celda y sin ver al enfermo, firma un papel de demente.
     Una vez precisamente, yo atendí a esos enfermos en aquella celda, en el año 1950-60, y resulta que una vez yo traté a un enfermo alcohólico en una celda, el hombre mejoró y yo solicité que se le diera el alta a aquel enfermo. Bueno, aquel enfermo mejorado fue trasladado a Mazorra porque ya se habían corrido los trámites; y entonces el Secretario del Juez me dijo que ya aquello no podía volver atrás. O sea, era una cosa tan burocrática, tan absurda, de que se mandaban enfermos curados para Mazorra. Y es por eso que nosotros planteamos firmemente que el meollo de la cosa es que el que debe determinar su ingreso es un médico psiquiatra.
     Si hay psiquiatras en Santiago de Cuba, en Holguín, en Camagüey, en Las Villas, en Matanzas y en Pinar del Río, el que debe determinar si se le da ingreso o no a una persona es el psiquiatra; el psiquiatra irá a verlo, y por lo menos en observación breve tiene la impresión si debe ser ingresado o no, para evitar todos esos casos; inclusive, evitar los enojos del pasado: que un enfermo que se podía tratar ambulatoriamente tenga que ser ingresado de todas maneras.
     Por lo tanto, planteamos firmemente que no debe ser la policía ni el juez, sino que la persona debe llevarse al personal apropiado y ese debe decidir el ingreso. Y tampoco, que debe ser llevado mensualmente, observado por el establecimiento que lo trató; porque, por ejemplo, en el caso de los enfermos que sean tratados en Mazorra, y entonces enviados a Oriente, ¿por qué van a venir aquí a La Habana para ser vistos? Pueden ser vistos en el establecimiento más cercano que debe supervisar la mejoría, y que por medio de la colaboración estrecha entre las instituciones debe enviarse un resumen de la Historia Clínica a aquella otra institución, y con un parte oficial: “…compañero doctor Galvizu, Jefe de la Sala de Psiquiatría, recibe usted a este enfermo, que irá usted a verlo mensualmente y debe reportarnos si ha mejorado o no, y remitirlo en caso necesario nuevamente a su lugar de origen”.
     Esas son las dos cosas esenciales que quería decir. (…)

     Sr. Presidente.- El doctor Nogueiras.

     Dr. Nogueiras. –Bueno, sencillamente en el aspecto de la psiquiatría infantil, que es precisamente lo que estamos haciendo. El primer punto que voy a tratar para hacerlo rápidamente, es el que tocó al exponente de la Ley, el doctor Galigarcía, con respecto a la idea que tenía de plasmar en realidad la creación de los hospitales psiquiátricos.
     Indudablemente que nosotros siempre somos de la opinión que lo que abunda no hace daño. De manera que cuando podamos tener hospitales psiquiátricos, a mi me luce que estaría muy bien; pero en este momento que nosotros necesitamos una cuestión dinámica, una cuestión efectiva, nos luce que no es el problema el crear los hospitales psiquiátricos, sino más bien de darle cabida a lo que se plasmó ya desde la Asamblea pasada y en ésta, de beneficiar con nuestra fuerza, con la escasez de psiquiatras infantiles que tenemos y personal auxiliar, todas las salas de hospitales generales pediátricos a este respecto, paras poder atender las necesidades psiquiátricas infantiles. No crear ningún hospital que en cualquier momento podría ser un motivo de centralización de funciones más especializadas dentro de la propia especialidad, pero que en estos momentos es más necesaria la descentralización en lo que nos sea posible para llevar la psiquiatría infantil a todos aquellos lugares donde sea necesario.
     Eso es con respecto a ese punto.
     Con respecto a otro punto que yo quería tratar, y que es el trabajo necesario con los padres –y pobre del psiquiatra infantil que no trabaje con los padres. Nos encontramos que a veces los padres son verdaderos escollos, no solamente a la ubicación posterior de los hijos una vez rehabilitados, sino aun dentro del propio tratamiento que hay que verificar. A veces se establecen verdaderas disputas, y a veces vienen al centro de tratamiento con esas disputas, incluso judiciales, donde crean verdaderos problemas.
     Yo conozco un caso, que precisamente el Dr. Pérez Villar me pidió el informe al Instituto de Orientación y Diagnóstico, que le mandé para allá un escrito que decía: esta hoja Clínica se la han tratado de robar del Hospital Aballí. Yo no sé si llegó a manos de él.
     Esto no es nada más que un ejemplo, para que vean ustedes hasta qué punto pueden llegar estos problemas, hasta querer hurtar. Claro que nosotros sabíamos lo que pasaba, solamente le di esos datos a él, porque habían querido robarse la hoja Clínica del Hospital. Padres psicóticos, padres paranoicos, con ideas hasta de matar a la madre, o viceversa, donde cogen al niño de escudo.
     A veces uno se ve prácticamente inerme frente a esa situación.
     El último punto que quería tratar es relativo a lo que ya trató el doctor Torroella, la necesidad de que esos cuadros estén completamente representados por un personal que trabaje. Porque a la larga, compañeros, el personal que trabaja es el único que en realidad está verdaderamente en conocimiento de los problemas que surgen. Podrá o no tener ese personal la acuciosa mentalidad de decir la última palabra en este sentido; pero no hay duda que a él es hacia donde van dirigidos los problemas y, por consiguiente, es donde se pueden plantear los problemas y dar la solución debida.
     De manera que todos esos psicólogos clínicos, médicos si se quiere, pedagogos o trabajadoras sociales que ayer nos deleitaron en las horas de la tarde, todos deben tener su representación en eso.
     Porque hay algo más: yo creo que las posiciones que se crean dentro de ese organismo de mayor estabilidad, son las que señala el compañero –por ejemplo- por ser Presidente de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, o por ser Ministro de Salud Pública, o por ser Director General de tal o cual Departamento. Eso no se discute, porque también esos cargos son transitorios. Pero a mí me luce que el técnico, que en este caso va a ir como delegado de una institución a ese organismo, no debiera permitirse más allá de dos años, debiera ser cambiable dentro de esa delegación y nunca reelegible. Porque nosotros –como decía ayer el doctor Escalona, y decía hoy- estamos en un país socialista, pero en este país socialista estamos tratando de construir el socialismo, todavía nos quedan los restos no solamente de lo hecho por los capitalistas, sino nos quedan nuestros propios reflejos condicionados viejos, que en realidad no los hemos podido extirpar completamente, y es necesario que eso se establezca.
     Cuando nosotros tengamos una mentalidad evidentemente socialista y más que socialista comunista, pues no habrá necesidad de eso; pues quizá muchos dirán: señores, déjenme a mí, que yo me quiero ir para la playa, para otro lado, y deja a fulano que tiene más capacidad que yo en eso. Pero por el momento a mí me luce, mientras construimos el socialismo, es conveniente, es muy útil, que nosotros tratemos de intercambiar, de movilizar esa situación de una manera oficial; o sea, que esos puestos, que son representantes de instituciones, dentro de ese organismo sean cambiables y caducables cada cierta cantidad de tiempo.
     Eso es todo. Muchas gracias.

     Sr. Presidente.-La doctora Clotilde García Mauri.

     Dr. Clotilde García Mauri.- Yo quería decir algunas cosas. Es lamentable que esta Ponencia haya sido la final, porque me parece que por su importancia merecía de una Asamblea más numerosa y que estuvieran aquí compañeros que pudieran aportar sus experiencias.
     Yo considero que todo Proyecto de Ley resulta muy difícil de hacer, y que lo que el doctor Galigarcía ha traído aquí no es en sí un Proyecto, sino un ante-Proyecto, como por la dinámica que ha tomado esto así hemos podido observar. Naturalmente, dejando aparte de que toda legislación en este momento tendría que estar de acuerdo con la filosofía jurídica del país, y que en este caso todavía no tenemos la Constitución Socialista, que vendrá dentro de algún tiempo, y que estamos en este período de Revolución, en que se cambia continuamente, se estructura la base económica, y una serie de cosas, pero que la superestructura aún no ha cambiado lo suficiente.
     Por ejemplo, una Ley de Salud Mental es absolutamente llegado un momento, hacía mucha falta en la nación, de eso no nos queda la menor duda. Yo propongo, en primer lugar, que cualquier Ley, aparte de Salud Mental, llevara el nombre de Salud e Higiene Mental; parecería una redundancia, de que la Higiene está dentro de la Salud, y todo eso, pero es una cosa que va a llegar al pueblo, y eso en el pueblo penetra.
     Yo considero eso sí, que en cuanto a cualquier legislación que se haga en cuanto a la Salud e Higiene Mental, -y lo voy a decir aquí con toda sinceridad, ceo que no hay ningún juez por aquí, pero por si acaso- que meta al juez y que después que esté hecha una ley es un gravísimo problema. Yo lo digo porque tengo la experiencia, yo trabajé cinco años en el Reclusorio de Mujeres de Guanajay, y trabajé un año en el que era entonces Instituto de Reeducación de Torrens. Tremendo problema: las cosas se demoran extraordinariamente; y, además, tiene otra cuestión importante, y es que el enfermo se siente estigmatizado. A la vez que un juez entra en la indicación de que el enfermo ingrese, indiscutiblemente que ante la sociedad va a ser un estigma.
     En muchos países del mundo se procura que en las cuestiones de enfermos mentales el paciente sea lo más posible tratado, como cualquier otro tipo de enfermedad, vamos a decir, como la tuberculosis o como cualquier otra cosa. Naturalmente que la sociedad tiene que tener en sus manos el derecho pleno de ingresar aquellos casos que resulten peligrosos y nocivos para los demás.
     Usted había puesto aquí la peligrosidad. Si el compañero Feijoo estuviera aquí ni se sabe lo que nos hablaría con respecto a eso. Pero eso de que solamente un policía o cualquier otra persona porque considere que Fulano de Tal es peligroso lo lleve a un Hospital, en eso yo no estoy de acuerdo, porque eso llenaría los hospitales; y si el juez interviene, ¿a dónde irían a parar? Vamos a tener una situación tremenda, y siempre, como les decía, es el individuo con el estigma de haber estado en un lugar por orden judicial, por mandato judicial o bajo custodia judicial. En la Legislación vigente, la peligrosidad, el juez la considera y entonces es la única situación en la que el médico no puede dar el alta; es decir el juez le pone a un individuo un índice de peligrosidad por un año como mínimo, pero todo ese tiempo es el médico el que lo va a manejar. Es decir, al cabo de tal tiempo, el médico rinde un informe diciendo que ya no es peligroso, o que sigue siendo peligroso.
     De la experiencia nuestra y de todos, vamos a sacar algún provecho. Y les voy a contar algo. Como yo les dije, trabajaba en el Reclusorio de Mujeres; la peligrosidad se estableció en una mujer, una vez que era encefalopática, y además una alcohólica, una profunda enferma crónica. Entonces, fue remitida con índice de peligrosidad, no se puede decir sancionada, porque la peligrosidad en este sentido no es sanción, me estoy refiriendo a la Ley de Ejecución de Sanciones, Código de Defensa Social. Naturalmente, la encefalopatía no se la podía curar nadie, porque es una cuestión orgánica, absolutamente irreversible; entonces el alcohol; durante el año que estuvo allí no tenía oportunidad de adquirirlo y no podía beber. Cuando el juez preguntaba había que decir que estaba curada. Eso era terrible: continuamente uno tenía que ir a hablar con ese señor juez, porque los jueces tienen un punto de vista muy estático, por mucha filosofía del Derecho que tengan. Y entonces nos enredan, y ahí no tenemos la menor posibilidad; cuando el juez dice: ingresado, no puede ser dado de alta, que es lo que está pasando aquí en Mazorra actualmente.  
     Yo francamente propongo que lo menos posible sea el juez el que intervenga en estas cuestiones de ingresos y egresos de los enfermos mentales; sea el más psicótico de los psicóticos o simplemente un individuo neurótico.
     En cuanto al procesado, ahí la cosa cambia. Claro que con el procesado el Poder Judicial está en primer lugar. Pero lo ideal sería que todo procesado sea examinado. Es que la Ley de Ejecución de Sanciones lo dice, lo que pasa es que no se cumple: “debe ser examinado por el médico”, y en ese examen médico la verdad que debería incluirse un examen psiquiátrico.
     Porque lo que pasa ahora es que se pone la orden judicial, la orden judicial, que es un “sombrero de hierro” para el médico.
     En cuanto a las altas, podría decir lo mismo: no tiene por qué haber altas judiciales, y en todo caso, cuando ese enfermo fuera dado de alta, mejorado, pues trasladarlo o que siga haciendo su evolución –eso lo planteó ayer el doctor Villalanda- en el centro más próximo a su hogar.
     Por poco me muero cuando dijeron que los médicos de guardia iban a ingresar en las salas de psiquiatría de los hospitales generales. Porque claro, como no conocen psiquiatría y francamente no les interesa, y además el trabajo del cuerpo de guardia es agotador, es una situación tremenda la que confrontan. Entonces no podemos exigirles que hagan una entrevista y que vayan a atender esas cosas en el cuerpo de guardia. Además, la presión de familiares y muchísimas cosas más, pues influyen extraordinariamente en su situación humana, porque a veces da lástima no ingresar a un enfermo; sin embargo, tenemos que sobreponernos a esa situación y actuar de una manera más científica: al que le hace falta, ingresarlo. Por otra parte, a veces se alarman con ataque histérico muy alarmante, y muy dramático, y todo eso, pero que no es nada del otro mundo para que tenga que ingresar.
     Yo creo que los ingresos deben ser dados por el psiquiatra y las altas también. Y no que pase como un caso que nos ocurrió hace poco, de un enfermo que estaba ingresado en el Hospital de Victoria de las Tunas –donde que yo sepa no hay psiquiatras-, pero si este caso requiere ser visto por un psiquiatra, lo lógico es dirigirse al hospital donde lo hay, solicitar el traslado. Pero el asunto es que la sacaron del hospital donde estaba y empezaron entonces a recorrer por todos los hospitales de La Habana, y a mí me han dado una tremenda bronca, porque yo no podía ingresarlo, ¿a dónde lo iba a poner? Al fin, en una psicoterapia persuasiva, convencí al padre. La Federación de Mujeres se había responsabilizado de sacar a aquella enferma e ingresarla en La Habana. Claro, son cosas que pasan y que lo hacen de muy buena fe, y además, desconocen la realidad psiquiátrica de la nación, y no tienen el menor espíritu científico ni lo pueden tener.
     En cuanto a lo de los menores, ahí sí yo creo que esta Conferencia Psiquiátrica debe hacer la petición de que lo antes posible se pongan los Tribunales de Menores. La verdad que en todos los países civilizados existen los Tribunales de Menores, en los cuales, naturalmente, tienen que tener participación todas aquellas personas u organismos que están en contacto con el niño en la prevención de delincuencia.
     A otra cosa que quería referirme, y que todavía está vigente, por lo menos no tengo noticias de que eso se haya derogado. La Ley de Ejecución de Sanciones establece que un individuo que está cumpliendo una sanción en un reclusorio o en una cárcel, según a lo que haya sido sancionado, si se enferma real y verídicamente, se le traslada al Hospital de Mazorra, se le suspende la sanción, señores, y si a los diez años se cura, vamos a suponer, entonces tiene que seguir cumpliendo la sanción y ese tiempo no se le cuenta. Es algo que francamente yo no sé por qué existe. El Código de Defensa Social vigente es bastante adelantado, en comparación con otros países; está tomado, se puede decir, del Código Italiano, que es uno de los más adelantados del mundo en ese sentido, el Código Italiano del año 21.  Y nosotros tenemos que cambiarlo, porque ha cambiado la base económica del país en una serie de cosas; a pesar de eso, es uno de los más adelantados de Latinoamérica e inclusive que el de los Estados Unidos. Y sin embargo, ese horror se comete en la Ley de Ejecución de Sanciones. O sea, esos capítulos se pueden ir cambiando y sustituyendo, que todo sancionado deba ser visto por un psiquiatra, por lo menos en aquellos delitos que impliquen una sanción grave; me voy a referir a los delitos de contrarrevolucionarios, porque en estos momentos tenemos que ser realistas y atenernos a la realidad.
     Eso sí que sería un problema terrible, y que además no puede ser, porque se modificaría el espíritu de la Revolución, y eso sí es verdad que no puede haber ciencia ni nada que lo modifique.
     Bueno, esas son mis palabras.   

     Sr. Presidente.- La doctora Cuní.

     Dra. Cuní.- Yo quisiera ahondar un poquito, muy brevemente, en lo que dijo la doctora Clotilde García Mauri.
     Ayer hubo una Ponencia sobre Coordinación en la cual yo hablé y me referí específicamente a la necesidad de coordinación que había entre los distintos Ministerios y distintos organismos del Estado. Y en este caso me referí directamente al Ministerio de Interior, con respecto a las Instituciones, y me refería Torrens, en la cual yo estuve trabajando tres años, y la cual usé como ejemplo de lo trágico que podía ser la falta de coordinación entre dos Ministerios, especialmente cuando la materia que se manejaba eran muchachos o eran adolescentes.
     Yo me alegro que se haya planteado la superación de las dificultades que había en esa etapa, dificultades que eran reales, me parece a mí. Efectivamente, había una actitud de suspicacia o de recelo por las personas del Ministerio del Interior, que en aquel entonces se ocuparon del problema de Torrens. Inclusive, se pasó por alto hechos como que allí habían salido más de cien muchachos por delitos contra los poderes del Estado, si se quiere la cosa más difícil de manejar, y hasta el momento de pasar al Ministerio del Interior ninguno había vuelto a tener problema alguno.
     Sin embargo, en aquel entonces sucedieron todas esas cosas a las cuales me referí ayer ligeramente, y no voy a volver a hacer mención aquí. Ahora, hoy se está hablando de legislación, lo cual envuelve un concepto de enfermedad, y eso a veces es una cosa sutil.
     Como nosotros, cuando estábamos allí en el Departamento Técnico de Torrens, nos ocupamos de hacer la clasificación de la población, desde el punto de vista psicológico; en distintas oportunidades colaboraron con nosotros distintos psiquiatras; había un equipo de trabajadores sociales. Entonces, en aquel tiempo los datos de los trastornos psiquiátricos de los años 60, 61 y 62 los tengo yo personalmente en mi poder, porque me interesaba ese asunto; inclusive, es lamentable que los archivos que recogen la historia completa de Torrens, que como era el único organismo que trataba los problemas de la delincuencia juvenil, era la historia única de lo que había sido la delincuencia en Cuba hasta el año 1962, prácticamente, pues me informan que han sido destruidos, en fin, no aparecen. Me lo informó Angelita Cruz, del Ministerio del Interior.
     Yo creo que sería interesante aprovechar esta oportunidad para que Salud Pública pidiera esos archivos, porque me parece que son de un valor grandísimo en cuanto a reflejar lo que han sido los problemas delincuenciales y lo que han sido los trastornos de los muchachos en ese medio. Son archivos que recogen la historia personal de esos muchachos, y me parece que es de gran importancia.
     Ahora, aquí estamos hablando de enfermedad y estamos hablando de legislación, que como yo he vivido esa etapa en cierto punto, yo sí puedo decir, porque ayer una compañera del Ministerio del Interior estuvo tratando el problema de enfermedad y no enfermedad. Yo sí creo que hay un alto índice de patología psiquiátrica en instituciones de delincuencia, que recogen grandes masas y grandes grupos de muchachos. Yo creo que eso es un hecho. 
     Cuando yo estaba todavía allí en la institución, el compañero Adolfo Rivera, que hoy dirige la Unión de Jóvenes Comunistas, me invitó a visitar algunas de las instituciones que ya entonces estaba creando el Ministerio del Interior. Una de ellas era la institución de Jaruco. Entonces, cuando llegué allí, que se suponía que era una de las instituciones que trataba con los muchachos más difíciles, me encontré que la mayor parte de los adolescentes psicóticos fugados de Torrens estaban allí. Entonces, eso es un hecho; me imagino que en otros muchos lugares pase así. Entonces, a veces en esas instituciones, por carencia de personas técnicas o alguien que sepa algo de esos asuntos, pues queda en manos de esas personas determinar si hay problemas de muchachos psicóticos o de muchachos enfermos o no; porque los trastornos psicóticos, los trastornos graves, no siempre se muestran de una forma evidente. A veces una de las formas, precisamente en ese caso eran los trastornos de conducta que producían esos muchachos en el medio, otros por un autismo grande; en fin, a veces no se interpretaban como muchachos gravemente enfermos, y entonces contribuía a la cronicidad del proceso en muchachos adolescentes, que ya cuando eran referidos a un psiquiatra era demasiado tarde.
     También, por ejemplo, me voy a referir al hecho de que hace poco en el Hospital Nacional nosotros vimos un caso de una niña, que era referida por la Institución     que era la Antigua Aldecoa. En ese caso la niña fue ingresada porque había hecho un intento suicida tragándose una aguja. La vio el Dr. Collado – y yo siento que él no esté aquí, porque fue el psiquiatra que atendió el caso-. Esa niña era una niña que era una psicopática, era una niña gravemente enferma, donde había un peligro potencial de suicidio grande y había peligro que se volviera a repetir el intento, con una serie de conflictos muy grandes. Entonces se planteó que permaneciera ingresada.
     La compañera que dirige esa institución, sin embargo pensó que lo adecuado era que se reintegrara, porque se trataba de un asunto militar. Entonces, yo tengo el mayor respeto para los asuntos militares y de seguridad de Estado, me parece que priman sobre las otras cuestiones; pero, ciertamente, no creo que este era un caso en que se ponía en peligro la seguridad del país en modo alguno, ni que era un asunto militar de esa índole.
     Sin embargo, el Dr. Collado le dio el alta, responsabilizando a la compañera que se la llevó, porque efectivamente nosotros compartíamos el criterio de que era un peligro que esa muchacha se fuera de allí.
     Todas esas cosas yo creo que son motivo, en parte, de la premura con que se han hecho las cosas por la falta de personal y toda esa serie de cosas. Ahora, lo que yo planteo aquí son dos cuestiones concretas, que es en primer lugar: esas instituciones que pertenecen a otros organismos y a otros Ministerios donde haya adolescentes enfermos, ¿cómo se determina si los muchachos son o no enfermos?, y ¿qué criterio se utiliza para que sea filtrada en cierto modo a esa población?, y que los muchachos que presenten trastornos tengan cierta orientación dentro de la cosa psiquiátrica y la cosa de prevención de enfermedades dentro de esos centros. ¿Cómo se concibe eso, y concretamente cómo va a funcionar eso? Porque me luce que en las Ponencias, en lo que se ha leído aquí no contempla de modo concreto y especifico ese aspecto.
     Y en segundo lugar: de haber una opinión médica con respecto a un caso concreto, ¿qué criterio es el que prima en estos momentos sobre el trastorno o sobre el muchacho?, y después: ¿qué vía sigue eso y que solución se le da?
     Esos son los problemas que quería plantear.
     Muchas gracias.  
 

     Sr. Presidente.- Dr. Abdo Canasí tiene la palabra.
 

     Dr. Abdo Canasí.- Debemos intervenir por segunda vez para platear, primeramente, que sentimos una gran alegría que la Ley que nos trae el Profesor Galigarcía contempla la necesidad de que Ministerios tan diferentes como son el Ministerio del Interior, Educación y Salud Pública, aúnen sus esfuerzos y lo coordinen en el tratamiento de una serie de cuestiones que le son comunes.
     A colación de eso, a nosotros nos parece que la Ley, quizás debido a que no podía abarcar todos los términos de la salud mental, ha quedado un tanto, o queda un tanto coja, y quizás debe haber un artículo que señale que se debe trabajar en un futuro en la cosa de la Ley, en cuanto a la higiene mental y en la prevención de ciertos actos antisociales. Por ejemplo, la Ley no señala qué concepto se tiene de homosexuales, prostitutas, etc.; que son tratados por el Ministerio del Interior, y hoy en día es una tierra de nadie, porque incluso yo participé en el Ministerio del Interior -hace como dos años- en una reunión primaria que hubo para el tratamiento de la prostitución, y había personas que inclusive querían hacer hasta un “tranque” -como le llamaban: un tranque, entre comillas- de prostitutas en toda la nación, recogerlas, creando prácticamente un problema de orden público, a pesar de que después el Ministerio del Interior sí llevó una política correcta, como la que está llevando hoy, en cuanto al tratamiento de la prostitución.
     Pero, sin embargo, nosotros creemos que como son puntos comunes, inclusive se ha hablado en las sesiones anteriores de si la prostitución es una enfermedad, o por ejemplo el homosexualismo es una enfermedad o no. Por ejemplo, nosotros nos encontramos en nuestra visita a Europa, en el año 1961, que en algunos países a los homosexuales los meten presos; en otros países –no recuerdo cuál- creo que hasta los castran, como cosa más dura todavía.
     Entonces, nosotros tenemos en la Ley, primero unas definiciones sobre estos términos, y no creo que se pueda hacer en estos momentos, sino que debe ser motivo de un trabajo duro.
     Quiero hacer constar que donde castran a los homosexuales es un país capitalista. En la Unión Soviética no sé exactamente qué criterio tienen sobre los homosexuales, ni en Checoslovaquia, pero sé que nos dijeron que si no en Suiza, en los países Escandinavos o en Dinamarca, los castraban.
     Entonces, creo que es necesario que se trabaje conjuntamente con los compañeros del Ministerio del interior en este aspecto, en el proyecto de Ley, en el articulado futuro sobre la cosa de higiene mental, de cómo se debe prever en estas cuestiones; primero prever, y además cómo de bebe tratar, cómo se deben definir estas cuestiones, para que la evolución tenga un criterio definido, no el criterio del Ministerio de Salud Pública ni del Ministerio del Interior, sino un criterio total de la Revolución sobre estos temas, no para que cada quien tenga su criterio como hasta ahora ha sido en el capitalismo, donde el individualismo feroz provocaba que cada profesional tenía un criterio.
     Nosotros creemos que como revolucionarios debemos tener un criterio, que sea el criterio común de la Revolución. O sea, el socialismo –en este caso en Cuba- debe tener un criterio sobre estas cuestiones. Nosotros creemos que por lo menos se debe dejar apuntado que se va a trabajar unidos, con todos los factores que tienen que ver con ello, en el tratamiento de estas cuestiones. Y, además, en la cosa de higiene mental, que indudablemente la higiene mental no puede estar, en un país socialista, separada de las condiciones de vida; o sea, no existe higiene mental sin superar las condiciones de vida. Así que se está haciendo higiene mental, de todas maneras, al hacer la Revolución e ir al socialismo. Pero inclusive eso hay que apuntarlo en la Ley.
     O sea, la Ley de higiene mental debe apuntar, en primer lugar dejar sentado que la higiene mental está en relación con las condiciones de vida, y que el bienestar material y espiritual está en relación con la salud mental. Y eso es necesario sentarlo, porque ésta va a ser una Ley del Gobierno Revolucionario; si eso no lo tiene la Ley, figúrese: si la Ley se llama Ley de Salud Mental, esa debe ser –diríamos nosotros- la primera definición que vaya al principio de la Ley.
     Y, además, entonces hablar de la prevención de ciertas cosas. Por ejemplo: hay algo que la Ley olvida que es el alcoholismo.
     En la Unión Soviética, por ejemplo, existe, en el Instituto –no sé cómo se llama- de Prevención o Propaganda de las cosas de Salud Pública, o el Instituto de Higiene Mental –no sé exactamente cómo se llama- un problema con el alcoholismo. Debido a la temperatura, al frío, la gente toma. Entonces, recuerdo que me decían que en la Unión Soviética, cuando aparecía un señor borracho en la calle lo llevaban a la estación de Policía, le daban una ducha, lo reanimaban, y entonces le aconsejaban que no hiciera eso más, etc.; y la segunda vez que reincidía, creo le daban el segundo consejo; pero al tercero lo enviaban obligatoriamente a un centro de rehabilitación para quitarle el alcoholismo. O sea, estas son cosas que hay que tratarlas conjuntamente con los compañeros del Ministerio del Interior, para definir cuando aparece un borracho en la calle, que no se sabe dónde hay que mandarlo. Por ejemplo, si es un alcohólico crónico, que en definitiva es un enfermo, y no se va a tratar ni en el Vivac ni en la cárcel, ni se va a curar nunca allí, nosotros creemos que hay que decidir qué cosa se va hacer, o sea: qué cree la Revolución de eso: “El alcoholismo en tal grado representa, atenta contra la estabilidad del Estado socialista, y por tanto…” etc., etc. Yo no sé, no quiero definir las cosas.
     Pero creo que sí son necesarias todas esas cosas revisarlas, y plantear genéricamente cuál debe ser la actitud de la higiene mental. No plantear y crear instituciones como en la Unión Soviética, porque la Unión Soviética tiene 45 años de socialismo, grandes cuadros y, sobre todo, un gran pueblo; nosotros tenemos todavía muy poco porque estamos en el quinto año. Pero sí dejar por lo menos esbozado que se pueden hacer campañas, o también que esa Institución que señalara el compañero Galigarcía va a trabajar en la dirección de la higiene mental.
     Inclusive otro punto que tenemos hoy en la mano; hay profesiones que producen alteraciones de la salud mental. Por ejemplo: los telegrafistas, los que usan aparatos de radio, o los telefonistas, o los que trabajan en lugares donde hay grandes ruidos, etc., etc., eso es parte de la lucha por la salud mental; porque inclusive la salud mental de todos nuestros obreros, a todos nosotros nos interesa.
     Hay que trabajar, y eso conjuntamente con el Ministerio del Trabajo –y vean cómo surge la coordinación con otro Ministerio- para poder estudiar cuáles son aquellas profesiones en que la salud mental puede verse descompensada, y entonces tener por lo menos un punto de mira; no quiere decir que todo eso se pueda hacer en el año 1963, ni en el 64, ya que eso debe ser motivo de largos estudios; pero sí apuntarlo, porque si se va a hacer una Ley de Salud Mental, no puede quedar coja en este aspecto.
     Eso era todo lo que quería decir.

     Sr. Presidente.- El Dr. Oliva tiene la palabra.
 

     Dr. Oliva.- Compañeros: me he visto precisado, en contra de mis deseos por no molestarlos más, a tener que hacer una nueva intervención.
     En primer lugar, aquí se ha hablado ya varias veces del problema del Vivac de Santiago de Cuba, y la cosa de la edad media, y cómo están ellos alojados allí. Esa es una institución del Ministerio del Interior.
     Entonces el compañero Responsable de Psiquiatría de la zona Regional Sur de Oriente, que ese Vivac está dentro de su zona, dice él que todos esos individuos que están allí en el Vivac han venido cinco o seis veces aquí a Mazorra, y de Mazorra se los han llevado para allá otra vez. O séase: que han estado peloteándose, porque salen de aquí de Mazorra, de alta, curados, y vuelven a Santiago de Cuba, vuelven a dar otra bronca, los vuelven a coger, los vuelven a llevar al Vivac.
     Con esto quiero decir que nosotros, el Ministerio del Interior no tiene interés ninguno en mantener en los establecimientos penitenciarios a ningún individuo enfermo; nosotros consideramos que esa no es nuestra labor, que esa es una labor del Ministerio de Salud Pública. Y si como se hizo la autocrítica el compañero Escalona, que dijo que no se le dio la prioridad suficiente al problema de los enfermos crónicos y ahora se le va a dar, pues eso no es culpa de nosotros; nosotros le damos a Mazorra aquí, al Departamento que aquí corresponda, todos los locos que hay metidos en las prisiones; para nosotros eso no es problema de ninguna clase, ni tenemos interés en tenerlos allí. Ahora, si el problema es que aquí cogen y nos lo devuelven a mandar para allá, pues los volvemos a tener, porque vuelven a dar la bronca o vuelven a tener la actitud antisocial.
     Nosotros estamos de acuerdo en que –como planteó Escalona- se puede ir a una coordinación, tratar de crear Colonias en fincas; yo creo que sí, que son individuos que inclusive pueden trabajar y, aunque sea, hacer tres en las tres provincias: la Occidental, la Oriental y la Central, y tratar de acumular ahí una serie de individuos que están ociosos, sin hacer nada, en las prisiones, y que pudieran ser tributarios de algún tratamiento, por lo menos de ser útiles en algún trabajo.
     Ahora, el problema es el siguiente: nosotros somos los que tenemos que andar con presos. Ustedes no saben cuántos presos hay, ni cuántos contrarrevolucionarios, ni cuántos comunes, ni cuántos menores; nosotros somos los que sabemos y somos los que estamos responsabilizados con ellos. Como es lógico, en nuestra sociedad nosotros no podemos mantener una política penitenciaria igual que la política penitenciaria de la sociedad anterior. Nosotros tenemos que ver a esos presos como personas, y tratar de reeducarlos y restituirlos a la sociedad, con el mayor esfuerzo que nosotros hagamos por ellos.
     Nuestras prisiones no son almacenes de presos. Nuestra concepción filosófica nos permite a nosotros tener basamento suficiente para pensar que la mente de la gente cambia, y como la mente de la gente cambia, sobre todo si la estructura socioeconómica de la sociedad cambia, nosotros tenemos que aspirar a que los presos nosotros los podemos reeducar. A los presos no enfermos; a los enfermos que los reeduquen o los curen los psiquiatras, o los psicólogos. Ahora, los que no son enfermos, nosotros sí tenemos medios basados en nuestra concepción filosófica, basados en que nosotros sabemos que la mente puede cambiar, que cambian.
     Aquí vino la compañera Directora del Centro de Prostitutas, y habló de los logros que hemos tenido; y habló la compañera con relación a los menores. Pues ustedes no saben lo que hemos logrado con los presos contrarrevolucionarios, y ustedes no saben lo que hemos logrado con los presos comunes en ese proceso de reeducación. Son unos cuantos los que tenemos en la calle ubicados, trabajando, contrarrevolucionarios y comunes. Y eso es una labor anónima que nosotros estamos haciendo, y la estamos haciendo porque esa es nuestra obligación.
     Las cárceles, nosotros no concebimos que sean almacenes para cogerlos y dejarlos presos. Nosotros hablamos, en nuestra primera intervención, de cuán era el criterio; planteamos un problema de principios para que se discutiera.
     Nosotros, no somos ajenos a la intervención científica en nuestro centro, al extremo tan que a los compañeros aquí  que han estado contemplando con pavor las cifras escasas de individuos que están en esas actividades, les vamos a decir lo siguiente: mañana lunes se va a abrir una escuela de 120 reeducadores –así es como les llamamos nosotros, porque nosotros no les podemos llamar ni psicólogos, ni psiquiatras, ni pedagogos, ni psicopedagogos: les decimos reeducadores-, compañeros que han estado fajados en este trabajo de reeducación con todo tipo de presos, con todo tipo de delincuentes, que tienen la experiencia práctica, y van a ser sometidos a una escuela, donde un compañero valioso que ustedes han aplaudido aquí, el Dr. Villalanda,, va a dirigir la parte correspondiente a los conocimientos psicológicos que van a adquirir esos compañeros, no para curar a nadie, sino para que ellos tengan los conocimientos psicológicos necesarios para poder detectar el que esté enfermo y el que no lo esté, el que es tributario de nosotros y el que no lo es.
     El compañero Villalanda ya hace dos o tres meses que está vinculado con nosotros en nuestro trabajo, y ha traído al compañero psiquiatra también, Dr. La Rosa, a colaborar con él, y nos está asesorando en estas actividades; y otro psiquiatra que está aquí presente, el Dr. Fernando Barral, también nos está ayudando, también está trabajando con nosotros en el estudio psicológico del personal que trabaja con nosotros. Así que no estamos marginados de las actividades científicas, ni estamos discriminando las actividades científicas. Son tres  compañeros valiosísimos; e incorporaremos a los compañeros, bajo la selección del personal que nosotros estimamos que se incorporarán a este trabajo.
     Y de esa escuela de 120 reeducadores, yo tengo la seguridad que algunos serán los que seguirán a la generación del 66, de que hablaba el compañero Torroella, porque yo tengo la seguridad que muchos de ellos seguirán el curso de la psicología, y quizás tengamos ahí fuente también de compañeros psiquiatras, compañeros con una gran experiencia en el trabajo práctico.
     Pues esa escuela va a comenzar mañana, y esa es una escuela que nosotros la vamos a llevar a los alumnos, alumnos que hace ya cuatro años que están trabajando con presos de todo tipo, con una experiencia personal desarrollada.
Ahora, los otros, los que son enfermos, nosotros se los dejamos a quien se decida: si es el Ministerio de Salud Pública, si el Ministerio de Educación. Ahora, los que no son enfermos, nosotros nos reservamos el derecho de hacer algo por reeducarlos, y eso es lo que estamos haciendo.
     Ahora, sobre el problema del Vivac, ya lo aclaramos; nosotros nos hemos metido en las interioridades de otras instituciones; no sé cómo estarán en ese aspecto. Pero sí podemos decir que esa no es gente nuestra; los que están en los Vivac, los que estén en las prisiones y estén locos, esos no son problemas nuestros.

     Sr. Presidente.- Dispénseme una aclaración. Yo quería aclarar que nosotros estamos muy conscientes de que el problema que tiene Cuba en relación con los enfermos Crónicos, igual que con las deficiencias mentales, es extraordinariamente grave, y aunque el Dr. Oliva hace mención que nosotros hemos mencionado que todos los enfermos que están situados en los Vivac han venido cinco o seis veces, nosotros nos vemos obligados a hacerle una pequeña aclaración. Primero: mencionamos que había cierta cantidad; y, en segundo lugar: que algunos de ellos habían venido hasta esa cifra.
     También decirle que nosotros somos conocedores de la gran labor que están realizando los Departamento correspondientes del Ministerio de Educación y del Ministerio del Interior; una grande y eficiente labor, que ha estado limitada por las posibilidades propias del país en el momento actual. Reconocemos la gran labor que vienen desempañando esos compañeros y sabemos, al mismo tiempo, las grandes proyecciones de su trabajo.
     Quería aclarar eso.
     El Dr. Villalanda tiene la palabra.

     Dr. Villalanda.- Perdonen ustedes que quizás les robe unos pocos minutos de los que quisiera, pero procuraré ser lo más breve posible.
     En primer lugar, me parece que es injusta la crítica que en la Ponencia se hace a la falta de una filosofía del Derecho de la Revolución. Creo que no es necesario, o por lo menos indispensable, para considerar que existe una filosofía del Derecho, el hecho de que haya una Constitución formulada.
     La Revolución ha dictado una porción de leyes –y no creo que sea necesario enumerarlas, pues no me acordaría de todas- fundamentales, como la Reforma Agraria, la Reforma Urbana, la última Ley sobre la pena de muerte con respecto a ciertos delitos comunes, que marca de una manera bien clara y terminante la filosofía del Derecho de la Revolución.
     Luego, entonces, no creo que se pueda querer esquivar el problema de plantear, como se deduce por muchas de las intervenciones de los compañeros que han intervenido aquí, en lo que a mi modesta manera de ver es el problema fundamental de los problemas jurídicos de los enfermos mentales. Hay un cierto respeto, me parece, por ustedes –y en esto yo puedo ser un poco más explícito- hacia las leyes de Alfonso XII, que creo que no es más que una de las muchas tristes herencias que tienen ustedes de España, y que no creo que sea el momento actual en el que haya que tener muy en cuenta a Alfonso XII y a toda la España que él representaba.
     Por eso creo que de lo que hay que partir es de cuál es la cuestión de la situación del enfermo mental ante la Ley. Esa me parece que es la cuestión. Y en eso, teniendo una clara conciencia de que esto no es una asamblea legislativa, y de que no estamos autorizados, yo creo –y yo de ninguna manera, por no tener el honor de ser ciudadano cubano- que sí es el momento oportuno de que los psiquiatras expongamos nuestro criterio de cuál debe ser la posición del enfermo mental ante la Ley; porque esto es lo que tendrán que tomar los legisladores ulteriormente, si lo consideran oportuno, como base para su legislación.
     Y en esto, permítanme ustedes exponer mi criterio: el enfermo mental no se diferencia absolutamente en nada del resto de los enfermos. Luego, si para que se trate a un enfermo de estómago, de corazón, de riñón o de cualquier otro sistema del organismo, no es necesario más que el médico y que el enfermo quiera tratarse, no hay por qué meter aquí a los Tribunales de justicia, que están encargados única y exclusivamente de obligar a los ciudadanos a cumplir con las leyes.
     Un enfermo, por el hecho de que adquiere una esquizofrenia o de que tiene una epilepsia, no ha cometido ningún delito, luego no tiene nada que ver con el juez ni con ningún órgano judicial, sino con el médico. Luego, en todo lo que esté relacionado con los enfermos mentales, los órganos judiciales no tienen absolutamente nada que ver.
     Y así es como está en todos los países, yo creo, del mundo, con excepción de los que aún tienen la herencia funesta de España.
     Hay el problema, el único problema que se plantea, que es que el enfermo mental, a consecuencia de su enfermedad, puede cometer delitos. Y en este caso la posición de los psiquiatras, por lo menos algunos psiquiatras, entre los cuales me encuentro –es la de que el enfermo mental psicótico, psicótico y no neurótico- es irresponsable ante la Ley. Y que, por lo tanto, tampoco está en condiciones de presentarse ante los Tribunales de Justicia, puesto que por sus alteraciones de conciencia y de pensamiento los Tribunales de justicia no pueden aclarar nada con respecto al acto delictivo cometido.
     De aquí resulta que tampoco con los enfermos mentales que han cometido delitos, los órganos de justicia tienen nada que ver, y deben ser entregados inmediatamente a los órganos de Salud Pública.
     Ahora, los órganos de justicia y los órganos de seguridad, sí están obligados a prevenir el delito; y, por lo tanto, a tomar las medidas necesarias para que esas personas enfermas que a consecuencia de su enfermedad cometen delitos, no los cometan, vigilar si los médicos los atienden debidamente y no los ponen en situaciones de peligro antes de tiempo.
     Por eso, el alta de estos enfermos que han cometido delito debe estar bajo vigilancia de los Tribunales de Justicia o de los órganos fiscales.
     La otra tercera situación, es la de los delincuentes que se encuentran en los Centros de Reeducación Penitenciarios, y que igual que otra persona se pueden enfermar con una enfermedad psíquica, igual que se puede enfermar con una úlcera de estómago. Pero hay una cierta diferencia: el enfermo que se enferma de una úlcera en el estómago, puede pasar a la enfermería del establecimiento penitenciario, sin que eso altere en nada el funcionamiento interno de este establecimiento. En cambio, el enfermo psíquico exige una porción de condiciones especiales que son precisamente las características por qué se diferencian las salas de psiquiatría y los hospitales psiquiátricos de los Hospitales Generales, que no pueden tener los establecimientos penitenciarios para una cantidad mínima de enfermos, y que si se hospitalizaran estos enfermos psíquicos en las enfermerías generales de los establecimientos penitenciarios, alteraría el orden y el funcionamiento de estos establecimientos, y además en enfermo estaría mal atendido, y mucho más en las condiciones nuestras –repetimos lo de siempre- de catorce psiquiatras para cinco millones y medio y cuarenta o cincuenta para millón y medio de La Habana.
     Luego debe existir un establecimiento psiquiátrico especializado en la atención de estos enfermos delincuentes –no delincuentes, sino que han cometido delitos – y que por su peligrosidad necesitan determinadas circunstancias dentro de los establecimientos de tratamiento, y que no tienen nada que ver con los establecimientos de reeducación penitenciaria.
     El otro problema que se plantea, es que, aunque los que tienen que determinar en último término si la persona que ha cometido un delito es enfermo mental o no es enfermo mental es el Poder Judicial, puesto que el Poder Judicial es el representante del pueblo, él necesita el asesoramiento técnico de los especialistas. Por lo tanto, es necesario que exista… y que desgraciadamente, o felizmente, los compañeros médicos forenses ya tienen bastante con todas las cantidades de problemas que tienen que resolver y ciencias que tienen que conocer profundamente, no se les puede exigir –me parece- a los forenses que sean psiquiatras, y que además sean psiquiatras especializados, con una gran experiencia clínica como la que es necesaria para determinar los problemas de psiquiatría forense.
     Por eso es necesario que todos los cuerpos de investigación, los cuerpos fiscales y los Tribunales de Justicia dispongan de un cuerpo de psiquiatras que les sirvan de asesores para determinar el problema de si el presunto delincuente es un enfermo mental o no lo es. Nada más; bueno, nada más relativamente. No se puede hoy en día admitir, y sería incorrecto, porque consecuencia de eso son las cosas que están pasando ahora, de que el enfermo mental continúa en proceso y cosas por el estilo, delimitarse únicamente a la determinación de que es enfermo mental. Hay que determinar además, si además de enfermo metal es responsable o irresponsable de sus actos, y no solamente de sus actos, sino del acto concretamente cometido.
     Por ejemplo, para que quede este concepto claro: un enfermo epiléptico es enfermo epiléptico, no cabe duda; pero es que el enfermo epiléptico comete un asesinato en cierto estado, luego este enfermo es irresponsable del acto cometido. Pero ese mismo enfermo epiléptico comete un robo, y es un enfermo, y es epiléptico, pero es responsable del robo, porque el robo no tiene absolutamente nada que ver con su enfermedad, porque no se trata de un enfermo epiléptico demenciado; si está profundamente demenciado es también irresponsable del robo; pero si no está demenciado no es responsable del asesinato, pero sí es responsable del robo.
     Luego todos estos problemas es necesario que los cuerpos de investigación –y en estos insisto: que no solamente los cuerpos jurídicos, sino los cuerpos de policía, los que comienzan la investigación de los actos delictivos- cuenten con personal técnico especializado que les pueda hacer obrar, desde el primer momento, si el presunto delincuente o las personas que tienen alguna relación con un problema judicial son enfermos mentales y qué actitud y qué responsabilidad tienen con respecto al hecho que se investiga.
     Esto, creo, es lo fundamental de la Ley, de lo que tiene que ser la Ley y el enfermo mental.
     Yo siento mucho diferir de que lo que presenta la Ponencia como Proyecto de Ley, yo diría incluso, con el pomposo Proyecto de Ley, que como toda Ley está dictada por los órganos superiores del Estado, se reduce única y exclusivamente a un reglamento de funcionamiento de los servicios de asistencia y de higiene mental, y que precisamente sería de extraordinaria complicación poner en una Ley el que tiene que haber hospital de día o de noche, porque es muy probable –por lo menos yo no lo excluyo. De que haya alguna experimentación y que resulte que es también muy a propósito un hospital de tarde. ¡Ah!, pero como no está en la Ley, pues no se puede hacer un hospital de tarde.
     Creo que de ninguna manera en una Ley pueden ir estos principios, estos pequeños detalles que son de funcionamiento y de trabajo. Ahora, sí creo que se debería insistir mucho, que los principios fundamentales de la situación del enfermo mental con respecto a la Ley, es urgente modificarlos. Y yo creo que, precisamente, el Gobierno Revolucionario no es tan respetuoso con las leyes de España, y con muchas otras leyes, felizmente; y que por lo tanto, quizás no sea tan difícil hacer una Ley de cuatro o cinco artículos, en que queden las cosas muy claras. Y yo creo que, además, a la cabeza del Gobierno hay un abogado que sabe bastante sobre Derecho, aunque quizás no sepa el Código español, felizmente.
     Muchas gracias. (Aplausos)

     Sr. Presidente.- Agustina Esteba Lora

     Dra. Agustina Esteba Lora.- Compañeros: no voy a presentar algo a ustedes que quizás parezca absurdo, pero es una realidad que confrontamos y quizás podría preverse en alguna forma en este Código. Me refiero al caso de los ciegos que están enfermos mentales o que son enfermos mentales. Insistentemente nos han sido devueltos cuando les enviamos a cualquier centro hospitalario, con la explicación de que peligraría la vida de ellos en medio de los demás por no saber defenderse.
     Ahora bien: ¿qué no ha de ser de los niños o de los adolescentes, o de los adultos de nuestras escuelas, que son normales, y cómo podríamos nosotros resolver, trabajar con acierto teniendo dentro de una de nuestras escuelas un caso de esa naturaleza?; no es uno, ya es más de uno el caso es que se nos ha dado en nuestras instituciones de ciegos.
     No es solamente la incomprensión para eso en el aspecto psiquiátrico, sino también el aspecto del mismo Ministerio del Interior que tiene problemas en ese sentido, y el problema nos queda siempre a nosotros por resolver.
     En días pasados, de una Estación de Policía se nos llamó por teléfono, diciéndonos que iban a enviarnos un individuo que había cometido un delito, ya que ellos no podían tenerlo porque el individuo era ciego. Y preguntamos: ¿y qué tipo de delito ha cometido el individuo? El individuo era traficante de mariguana, de cuarenta y cinco años de edad; y el criterio de esos compañeros era que nosotros, como teníamos centro de ciegos, debíamos hacernos cargo de este ciego. Desde luego, eso es absurdo, tenemos que decir estas cosas porque hay que irlas dando a conocer para que se vaya comprendiendo; nosotros no tenemos almacenes de ciegos, nosotros tenemos escuela de ciegos, y tanto los compañeros del Ministerio del Interior como los compañeros psiquiatras, tienen que ayudarnos a comprender esto y tienen que ayudarnos a resolver este problema.
     No sabemos, realmente, si esto cabe o no cabe dentro de la Legislación, ya que consideramos que todo ciudadano que tiene iguales derechos, y que de considerárseles igual; pero no sabemos en qué forma se podría prever, o se podía considerar; hay que darle solución a este problema. Son realidades que confrontamos. Nosotros no podemos tener dentro de una escuela a un individuo que está loco y que no tiene familia, por ejemplo, porque nos puede matar a un muchacho.
     Así que eso lo planteo y lo dejo a ustedes.
     Quisiera demás aprovechar –si me lo permiten ustedes- esta oportunidad para expresar lo siguiente: el Ministerio de Educación en ningún momento puede pensar que otros Ministerios vayan a usurpar sus funciones. Se está haciendo una Revolución, compañeros, y Revolución es colocar las cosas en su lugar; muchas cosas por crear, muchas cosas mal hechas hay que situarlas en su lugar. Podemos nosotros desear no por capricho, sino por considerar que es conveniente, que algunas cosas que están en otros Ministerios pasen al nuestro; y si consideramos igualmente que muchas de nuestras cosas deben pasar a otros lugares. Así pasó con Torrens, no por pelotearlo, sino por creer que en el momento actual debía estar en manos del Ministerio del Interior. No éramos nosotros responsables de Torrens ni de Aldecoa, es decir, que nuestro Departamento nunca estuvo hecho cargo de esos centros; estuvo hecho cargo con carácter provisional lo que en el Ministerio se llamaba “Instituciones en Tránsito”, porque estas pasaron de Bienestar Social y poco a poco se fue estudiando el lugar en el cual debían ser situadas; así que se llamaban “Instituciones en Tránsito”.
     Efectivamente, una expresión equivocada, vamos a decir, o desafortunada de un compañero que su vehemencia le llevó a manifestarla, dio lugar a esta interpretación. No menos cierto es que otros compañeros tuvieron expresiones desafortunadas, y desde luego no consideramos que se hizo con propósito deliberado, ni nada, cuando los compañeros expresan que ni tuvieron intención de herir, etc.; dieron sus explicaciones y estuvimos muy conformes con ellas; igualmente queremos y creemos que así debe entenderse lo que pasó con el compañero que tuvo esa expresión desafortunada.
     Vinimos en un plano elevado, un plano revolucionario sincero, a oír y a tratar de coordinar, y si había necesidad, de discutir, pero discutir en el mejor de los planos, compañeros. Muy ansiosos estábamos de coordinar hacía mucho tiempo, y consideramos que esta es una oportunidad magnífica. Debo decirles que nos llevamos una impresión muy satisfactoria; felicitamos a los compañeros que han organizado este evento o esta Conferencia, como le queremos llamar, y creemos que no debe ser esta sola, sino que después de ésta vendrán una, y otra, muy necesitados estábamos de eso; nos comprenderemos mejor. Además, aprenderemos a discutir mejor.
     Muchísimas gracias, compañeros. (Aplausos)

     Sr. Presidente.- Muchas gracias por las palabras, doctora.
     Debido a que el ponente ha tenido las aportaciones de más de una docena de asambleístas, nosotros le rogamos a la doctora Clotilde García Mauri que sea lo más breve posible en la exposición.    

     Dra. Clotilde García Mauri: -. Bueno, yo había pedido la palabra para decir una cosa que había olvidado. Pero ahora voy a aprovechar para hacer una aclaración, porque parece que no me expresé lo suficientemente bien, y quiero dejar aclarada mi postura.
     Lo que yo había olvidado era que el doctor Galigarcía en lo referente a lo del Consejo de Salud Mental, había dicho que debía haber una Delegación en cada Provincia; y yo creo que debe ser en cada una de las Regiones; porque la Provincia de Oriente está dividida en dos Regiones: norte y sur; y, además, Isla de Pinos, que siempre nos olvidamos de ella.
     Ahora sí voy a hacer una aclaración a mis palabras previas.
     En la intervención anterior me referí en una forma muy vaga a la Filosofía del Derecho y dije que no iba a hablar de eso. Naturalmente, yo no me refería a que se siga aquí una filosofía del Derecho antiguo, no puede ser otra esa ley -de ninguna manera- que una filosofía basada en la filosofía materialista y en el Derecho que una Revolución nos da. Eso lo digo por las palabras del doctor Villalanda.
     Por otra parte, quizás al hablar del Código de Defensa Social… Quiero explicar, porque a veces uno tratando de ser muy breve, por resumir demasiado deja pendientes cosas que pueden llevarse a malas interpretaciones. Yo me refería a que era un Código, en la etapa anterior que nosotros vivíamos, bastante adelantado en comparación con otros países; de ninguna manera digo que ese Código tenga que estar vigente, ni muchos menos. Todos sabemos que hay que cambiarlo, pero hay que cambiarlo a través de las realidades que nosotros estamos viviendo, y de lo que la Revolución significa.
     Entonces, reiterar una vez más que no estoy de acuerdo en cuanto al hecho de que los enfermos mentales tengan que estar sometidos constantemente a vigilancia judicial, porque eso es una complicación que no viene al caso.
     Yo espero que mi postura haya quedado bien aclarada en este sentido. No quiero extenderme, porque realmente, ya es muy tarde.

     Sr. Presidente.- Compañeros, tiene la palabra el doctor José Galigarcía para hacer las conclusiones en relación con la Ponencia.

José Galigarcía     Dr. José Galigarcía.- Bueno, el ponente se siente satisfecho porque lo que quería conseguir lo ha conseguido; que es interesarlos a todos en esta cuestión que nos compete a todos. De otra manera, nadie se hubiera ocupado de esto, o si nos hubiéramos ocupado hubiera sido en forma individual y no coordinada, y entonces demoraríamos más tiempo en resolver estos problemas.
     Ahora, lo que sí quiero decirles es que esto es una “papa caliente” que nadie ha querido coger, y yo desgraciadamente –o por fortuna- vengo cogiendo las “papas calientes” desde hace mucho tiempo. Precisamente, antes de triunfo de la Revolución, cuando hablar de asistencia psiquiátrica era un tema olvidado, y cuando uno empezaba a hablar sobre asistencia psiquiátrica se quedaba solo en el auditorio; porque a todos los que les interesaba en esa época los trabajos científicos, era el descubrimiento de tal cosa que cura diez pacientes, estadísticas con mil quinientos casos curados, y mecanismo de tal cosa. Y eso, verdaderamente, interesa a todo el mundo.
     Yo recuerdo que el año 1946 yo llevé a una Jornada de Psiquiatría en Holguín el tema sobre asistencia psiquiátrica, y aquello fue un velorio, un velorio chino; y entonces me recuerdo que el único que habló, pidió la palabra y apoyó el proyecto fue el doctor Moreno Luna, del Partido Socialista Popular en aquélla época; y que hoy todavía se encuentra trabajando en el Ministerio de Salud Pública. Siempre lo recuerdo. Antonio Moreno Luna.
     Así que las “papas calientes”, no es porque me gusten ni soy el sacrificado, ni nada de eso, sino sencillamente porque cuando tengo una inquietud la echo a andar.
     El otro día yo decía en la Mesa Redonda que todo el mundo ha tratado de hacer reformas en la Legislación Psiquiátrica no sólo en Cuba sino en América Latina y en Europa, y siempre se encuentran con una serie de escollos que la gente abandonan los Proyectos y los ante-Proyectos.
     Por ejemplo, en la Legislación Americana no hay una sola nación que no haya hecho un intento de estas cosas. La Ley de Alienados del Uruguay, la Ley de Salud Mental del Perú, la misma Ley de Salud Mental de México, la del Brasil, todas se refieren a la asistencia; porque los problemas de fondo que se refieren al Código Civil y al Código Penal, no puede legislarse si no es una ley general; y como esas leyes generales se hacen de “Pascuas a San Juan” –cuando se hacen-, es que van quedando atrás estos problemas de legislación. Y entonces lo que tiene que hacer uno es hacer estas leyes, que les tenemos que llamar leyes, porque no hay otro nombre, pero estoy de acuerdo con el doctor Villalanda en que debían llamarse Reglamentos, pero el nombre no interesa; pero es la única manera de legislar algo.
     Esta mañana el doctor Knoblock me dijo que en Checoslovaquia actualmente los jueces tienen que ir a comprobar personalmente a todos los que ingresan porque están en interdicción de derechos civiles, para comprobar si están enfermos o no. Fíjense bien: en Checoslovaquia, dicho por el doctor Knoblock esta mañana.
     Así que nosotros vemos que estos tipos de legislaciones son problemas muy difíciles. Cada vez que yo le preguntaba a un abogado, me decía: chico, yo de eso no te puedo decir nada, porque en primer lugar, yo no sé cuál es la filosofía del Derecho en esas cosas, porque no es la filosofía del Derecho en general de la Revolución, que ya se sabe en el aspecto económico, en el aspecto político, en algunas cosas, pero no en relación a la capacidad civil, y a la imputabilidad o inimputabilidad penal. Luego, como todavía no lo conocemos, yo lo ignoro; estoy preguntando y preguntando, y nadie sabe. Bueno, pues vamos ahora a forzar que el Gobierno se defina en esas cosas, ya entramos nosotros. Pero, cómo un humilde psiquiatra que no sabe absolutamente nada de leyes y muy poco de psiquiatría, va a hacer una ley donde se establezcan pautas, normas, de la capacidad civil y de la imputabilidad o inimputabilidad penal. Esa es la realidad. Pero hay algo que hacer para forzar esta cuestión.
     El doctor Berman me decía que todos esos proyectos de Suramérica se han frustrado, o bien en las Cámaras Legislativas o a nivel del Poder Ejecutivo, y resulta que ninguna de ellas se ha aprobado. Es decir, que hoy en día –como yo dije el otro día- en la Mesa Redonda –no existe una legislación siquiera de asistencia psiquiátrica en Latinoamérica. Donde la hay es en el Canadá, en Inglaterra, que me habló el doctor Knoblock. Porque estas cosas en Europa no las hay, en las legislaciones europeas, porque precisamente están reglamentados los ingresos, los egresos, y entonces cada institución tiene su reglamento en eso, y no se han unificado. Donde se ha tratado de unificar por un problema más bien de tipo federal, ha sido en los Estados Unidos y en el Canadá; y así y todo, en algunos estados de los Estados Unidos, están completamente por “la libre” y ajeno a las cosas federales.
     Con esta introducción, yo voy a contestar entonces a cada uno de ustedes, más o menos como yo veo las cosas.
El doctor Oliva. Sinceramente yo creo, y se lo dije a Galvizu después que salimos del Vivac de Santiago de Cuba; yo le dije: oye, culpable tú eres de esto y yo también. Le dije, somos culpables. Entonces, cómo vamos a decir que la culpabilidad es del Ministerio del Interior; es la falta de coordinación.
     Ahora, nosotros hemos provocado una coordinación y ver en dónde está la culpa, o la falta o el error, y entonces subsanar ese problema. El Ministerio del Interior yo lo conozco muy bien, yo sé cómo trabaja por dentro; yo fui cerca de dos años miembro del Consejo de Defensa Social, y sé lo que se trabaja y lo bien que se trabaja. Y ahora hemos podido conocer una serie de cosas que están haciendo ustedes, y uno de los momentos más emocionados que he tenido en estos últimos días fue ayer cuando oí lo de la rehabilitación de prostitutas; se lo estaba diciendo a la compañera esposa del doctor López Valdés, que es una gran poetisa, y le dije: coge esto para tus versos, tienes poesía ahí suficiente, tienes tema suficiente. Sabía algunas cosas del Ministerio, y ahora sé muchas más.
     Lo que dice el doctor Torroella, es cierto. Por eso es que estas reuniones son necesarias. ¡Cómo no vamos a incluir a los psicólogos! ¡No digo yo! Y en el Consejo debe estar también representada la Escuela de Psicología de la Universidad de la Habana, tiene que estar representada. Así que yo he tomado nota para que la incluyan. Lo que pasa que yo he querido limitar esto, porque las autoridades ministeriales le tienen un miedo a las Comisiones y donde ellos vean diez, o doce, o catorce comisiones, enseguida ya están erizados.
     Ya el doctor Escalona me dijo: “Oye, van a cambiar el Consejo de Psiquiatría, o la Comisión Asesora de Psiquiatría” –yo siempre me olvido del nombre como una cuestión de tipo sicológico, olvido el nombre porque, verdaderamente, a mi juicio, es la quinta rueda del coche, perdonando a los compañeros y al doctor Escalona-. Pero es que yo me siento de lo mejor en esta Revolución Socialista, donde se puede hablar. ¡Y después hablan que aquí no hay libertad! Es primera vez que yo hablo en mi vida de esta forma, que lo que me interesa es que se lo digan, mientras más rápido a Escalona, mejor; y a Machado, lo mismo. Así que esa es la quinta rueda del coche, a mi juicio, y por lo tanto, verdaderamente, hay que ponerla a funcionar esa rueda. ¿Cómo? Mediante el Departamento de salud Mental y el Consejo Nacional de Salud Mental.
     Así que de los psicólogos, me da muchísima pena que yo les haya olvidado, pero la rectificación la haré.
     El doctor Abdo Canasí, que habla de la observación de siete días, que es mucho; actualmente se necesitan treinta días.

     Dr. Abdo Canasí.- Yo no he dicho nada de eso.

     Dr. Galigarcía.- Pues yo lo tengo aquí. Tú dijiste que era una observación directa, que te parecía mucho una observación de siete días.
     Y después hablaste de la observación inicial…
     ¡Ah!, bueno, pues la hay; y es más: puede ser prorrogable a treinta días más. Es decir, que un individuo puede estar tres años observándose. Mira, hay un caso aquí, que creo lo conoce el doctor Crespo, un caso en Mazorra –tengo entendido que es aquí- que estuvo dos años en Mazorra, en observación, sin llegar todavía a hacer un diagnóstico, si estaba demente –porque la palabra que usan es demente o no demente, esa es la palabra que usan-.
     Bueno, la observación directa del Dr. Abdo, eso es cosa muy problemática; yo creo que hay que legislar algo en relación a ello, porque si no se nos van a tirar en el suelo, y permítaseme la palabra y entonces no vamos a lograr nada con relación a los jueces.
     En relación a que los pacientes se pueden chequear en las instituciones donde están, yo creo que no sólo chequear sino trasladar; es decir, que se les da de alta aquí del Hospital Psiquiátrico de la Habana y es de Holguín –primero que no debió salir de Holguín sin ser tratado allí, pero una vez que se lleva a Holguín de nuevo, tiene que quedar allá así que no hay complicación en eso.
     El Dr. López Valdés quiere también tener un miembro en el Consejo Nacional de Salud Mental. También lo vamos a considerar y a poner.
     El Dr. Nogueiras, que dijo no crear hospitales psiquiátricos y sí las Salas de Psiquiatría de los Hospitales Infantileshospital Generales, estoy de acuerdo. Y cuando se pueda, los Hospitales Psiquiátricos Generales Infantiles, pues también, magnífico.
     Que se debe tener en cuenta el personal de psicólogos: lo mismo, estoy de acuerdo. Que los delegados del Consejo deben ser por dos años también estoy de acuerdo. Lo voy a tomar en cuenta: por dos años, pero rotarlos.
     La Dra. Clotilde García Mauri. Hay delegados provinciales, el Departamento de Salud Mental tiene un delegado en cada provincia, y, además, en los Municipios que se crea; así que no hay ninguna situación. Como hay dos Municipios: en Santiago de cuba y en Holguín, no hay ningún problema.
     En cuanto a la peligrosidad social, ya hablé de esa situación. La intervención del juez con los otros enfermos: lo mismo. Los cuerpos de guardia de psiquiatría: donde los haya. El Código de Defensa Social yo sé que ha sido una de las leyes fundamentales penales que cuba, con orgullo, ha mantenido. Pero la realidad es que el Código de Defensa Social ha tenido un gran defecto, y lo puede decir el compañero del Ministerio del Interior: que nosotros nunca hemos podido utilizar el Código de Defensa Social, porque no existen las instituciones apropiadas, nunca se crearon; luego entonces, no funciona, es un papel escrito que nos complicó a nosotros por dos años. Ya teníamos ganas de soltar el Consejo de Defensa Social, porque no podíamos hacer absolutamente nada. Es lo mismo que se creara ahora el Consejo Nacional de Salud Mental, y no se hicieran las instituciones. Así le ha pasado al Código de Defensa Social.
     A la Dra. Cuní no le puedo contestar esas cosas que ella me dice, porque verdaderamente hoy en día la línea divisoria entre la enfermedad y la salud es imprecisa. La coordinación de las instituciones, estoy de acuerdo con la sugerencia que ha hecho.
     El Dr. Abdo otra vez. El articulado en relación a la higiene mental: bueno, yo creo que sí, que esto se pueda ampliar, pero yo nada más que quise poner dos artículos básicos, y después lo otro o puede ir en una Ley o en un Reglamento de higiene mental, el Reglamento de un Buró de Higiene Mental, adscripto al Departamento de Salud Mental.
     Al Dr. Villalanda ya le contesté en parte. Además, le puedo contestar allá en el Departamento de Psiquiatría, porque todos los días lo vemos.
     Así que no quiero cansarlos más, y muchas gracias por la atención prestada. (Aplausos).

     Sr. Presidente.- Compañeros: quede bien aclarado que las conclusiones sobre la Ponencia del Dr. José Galigarcía se complementarán o se harán en el momento oportuno, puesto que como habíamos anunciado al comienzo, se iban a recoger las aportaciones, las críticas de los compañeros presentes, de los asambleístas presentes y, al mismo tiempo, se iban a mandar por escrito a todas las instituciones, para que elevaran por esa misma vía –por escrito- todas las aportaciones que creyeran oportunas.
     Para hacer las conclusiones finales de la Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas, viene a hacer uso de la palabra el Dr. Diego González Martín.

      Dr. Diego González Martín.- Compañeros: La Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría, teniendo en la mano los protocolos de los Secretarios y todos los documentos que se han aportado, y algunos que se han producido espontáneamente en el curso de la Conferencia, ha elaborado el siguiente proyecto de Conclusiones.
     La primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas ha constituido un éxito dentro de los objetivos del Año de la Organización, de la planificación y coordinación de los trabajos que en materia de Higiene Mental se llevan a cabo por los Ministerios de Salud Pública, Educación, Interior y Fuerzas Armadas.
     Segunda. La primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas ha aprobado por el testimonio de sus participantes la corrección de la política que ha inspirado a la actividad oficial en materia de Higiene Mental, y que atiende al acercamiento estrecho con el pueblo, y a la utilización de los recursos y fuerzas sociales que brinda la Revolución para la solución de los problemas que se confrontan en Higiene Mental, manifestándose en la creación de Salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales; en los planes actuales del Hospital Psiquiátrico de la Habana para convertirse en un gran centro de rehabilitación y laborterapia; en la orientación proyectada hacia la creación de Hospitales Diurnos, y otras iniciativas, como Centros de Cuidados del Egresado; el surgimiento de la Comisión Nacional de Psiquiatría y los responsables nacionales de Psiquiatría, todas estas medidas en lo que se refiere al Ministerio de Salud Pública; en lo que toca a los Ministerios de Educación y del Interior esa política de contactos y apoyos en la acción de masas se manifiesta en la labor que desarrollan sus departamentos de enseñanza diferenciadas y psico-pedagógica, y en el Negociado de Reeducación. Iguales características se observan en la labor de la Comisión Psiquiátrica de la Sanidad Militar del MINFAR. 
     Tercera. La Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas acordó por unanimidad felicitar la labor desplegada por los compañeros del Ministerio del Interior en su esfuerzo en la reeducación de determinados grupos sociales, en los que se expresa de manera elocuente la aplicación de los principios de la Revolución en el tratamiento de los problemas sometidos a su cuidado, caracterizados entre otras cosas por un contenido de honda y profunda solidaridad humana y un acertado programa reeducativo que se basa en la exaltación del trabajo socialista y del pleno ejercicio de la dignidad del hombre.
     Cuarta. Como lógica consecuencia de las múltiples actividades que se desprenden de esta Conferencia, se desprende la ampliación de la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría del Ministerio, así como la creación de las subcomisiones necesarias para el mejor cumplimiento de sus fines.
     Ante la obligada correlación de actividades del Ministerio de Salud Pública con los Ministerios de Educación, Interior y Fuerzas Armadas, sugiere el señor Ministro de Salud Pública, se solicite de dichos Ministerios la designación  de un representante de cada uno de ellos, para que se incorpore a la Comisión Nacional de Psiquiatría en sus reuniones periódicas de coordinación.

Conclusiones por Ponencias

     En relación con la Ponencia “Estado Actual y Perspectivas de la Higiene Mental” se aprobó el espíritu de la misma en el sentido de que la Higiene Mental en un país socialista aspira en los principios filosóficos de la Revolución del marxismo-leninismo; que la higiene mental es parte inseparable de la higiene en general y que el cuidado de la misma así como la garantía de salud para los ciudadanos son obligaciones del Estado Socialista, que se ejercen a través del Ministerio de Salud Pública; que las labores de Higiene Mental precisan del concurso inestimable de los maestros, de los psicólogos y de todos los esfuerzos científicos que propenden a la formación de una conciencia sanitaria de higiene mental y al descubrimiento de las cusas de la perturbación psíquica; que en la persecución de esos objetivos debe mantenerse la libre discusión de las ideas, y el libre desarrollo de la ciencia dentro de los principios filosóficos de la Revolución.
principios éticos     En lo que respecta a la Ponencia sobre “Cuidados del Egresado”, se concluye: dirigirse al Ministerio de Salud Pública para que solicite del Ministerio de Trabajo, Ministerio de Educación, Comisión Nacional de Becas y Comisión Nacional de Reforma Urbana el nombramiento de un responsable que conozca de los distintos casos que se le remitan y que viabilice su resolución a nivel nacional, en el Ministerio de Trabajo para la obtención de trabajos o traslados a centros de trabajo más apropiados, según las características del paciente egresado. En la Comisión Nacional de Becas la obtención de becas para los pacientes o familiares de los mismos que lo necesiten, como parte del tratamiento del egresado. Y en la Comisión Nacional de Reforma Urbana la obtención de viviendas o traslados necesarios como parte del tratamiento del egresado. Se acuerda que por el Ministerio de Salud Pública se adopte un acuerdo que se sistematice la facilitación de los psicofármacos por las farmacias de los Hospitales de donde procede el egresado, así como de los policlínicos cercanos al mismo por medio de una TARJETA, emitida al efecto, por el tiempo necesario para su tratamiento. Se acuerda elevar a la Comisión Nacional de Psiquiatría la sistematización del control del egresado por medio de cartas, telegramas visitas, labor que se realizará por las auxiliares psiquiátricas del Servicio. Se acuerda recomendar a la Comisión Nacional de Psiquiatría la creación de Centros de Cuidado de Egresados, donde ésta lo crea más conveniente. Se acuerda la creación de los llamados círculos psicoterapéuticos como una de las mejores medidas para el logro de este fin. Se acuerda la popularización de los aspectos profilácticos y de tratamiento psiquiátrico dirigidos al pueblo, utilizando para este fin los organismos de masa a nivel nacional.
     En relación con la Ponencia “Organización de la Psicoterapia”, la Conferencia acuerda destacar la necesidad de establecer el uso de las técnicas de psicoterapia en los servicios psiquiátricos, consultas externas, policlínicos y hospitales.
Realizar las tareas que sean necesarias para capacitar en el uso de las mismas al grupo humano imprescindible al cumplimiento de tales objetivos.
     Aplicar la psicoterapia individual y la de grupo, tomando en consideración tanto su alto valor e indicaciones precisas como la ayuda que significa al propósito de llevar la psicoterapia a los grandes grupos enfermos del país.
     Crear los equipos necesarios para que en cada caso intervengan los técnicos que su adecuado uso demande.
     Psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales, quedarán vinculados a este esfuerzo en la medida que su aplicación técnica aconseje.
     Se recomienda la creación por parte de la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría del Ministerio de Salud Pública, una subcomisión para el estudio y planificación de tales propósitos.
     En lo que respecta a la Ponencia sobre “Estadísticas”, se acuerda dirigirse a la Comisión Nacional de Estadísticas del Ministerio de Salud Pública, para que desarrolle las medidas aprobadas en la Conferencia en relación con la nomenclatura, manteniéndose la Clasificación Standard, cruzada con la Internacional; la realización de un corte transversal instantáneo de la morbilidad psiquiátrica, en lo que respecta al psicótico, dejando en perspectiva la ejecución de todas las demás medidas encaminadas al conocimiento exacto de la incidencia de todos los problemas conectados con el mantenimiento de la salud mental, para lo cual debe establecer contactos con organismos similares de los demás ministerios.
     Se establece la necesidad de fijar los criterios de diagnóstico y evolución como base de una mejor inteligencia en el estudio de los datos que puedan ser de utilidad para la confección de estadísticas.
     Se plantea la necesidad inmediata de la difusión del Manual de Diagnóstico y Estadística.
     Se sugiere la adopción de la Historia Clínica, donde se contemplen no sólo el interés clínico sino el interés epidemiológico de los trastornos mentales. Se establece la obligatoriedad del envío de los datos relativos a la incidencia y asistencia psiquiátrica a los organismos regionales y su traslado a la Comisión Nacional de Estadísticas del Ministerio, para su procesamiento definitivo.
     En relación con la Ponencia sobre “Coordinación” se establece que la limitación en el número de especialistas es un factor de importancia capital que traba y entorpece la rápida implantación de los múltiples recursos asistenciales con que cuenta la psiquiatría.
     Se aconseja la rápida formación de:
     1.- Psiquiatras.
     2.- Enfermeros especializados.
     3.- Terapeutas ocupacionales de alto nivel.
     4.- Auxiliares técnicos de Psiquiatría.
     Segundo. Hay acuerdo unánime en la necesidad de intensificar dándole prioridad, la asistencia de enfermos agudos, como un medio eficaz de prevenir el paso a la cronicidad.
     Tercero. A propuesta del Vice-Ministro, la asamblea acordó por unanimidad designar al Comandante Dr. Eduardo B. Ordaz para promover la creación de los centros de Rehabilitación de enfermos crónicos (Colonias o Comunidades Terapéuticas) en el interior del país.
     Cuarta. Se aprueba la creación de las Unidades Ejecutoras, organismos y regulaciones señaladas en la Ponencia, con la adición de los Centros de Terapia Comunal.
     Quinta. Por considerarse indispensable el más alto grado de coordinación entre las dependencias del Ministerio de Educación, del Interior, y de las Fuerzas Armadas, dedicados a esfuerzos similares a los nuestros, se ha creado el sistema que señala en las conclusiones.
     En relación con la Co-ponencia sobre “Psiquiatría Infantil”, acuerdos:
     1.- Es necesario que en los planes para la prevención y asistencia de los trastornos psíquicos de la infancia, participen deel hombre nuevo manera coordinada todos los organismos que de un modo u otro tienen que ver con la salud del niño, y estos son los dependientes del los Ministerios de Salud Pública, Educación, Ministerio del Interior y Municipio de la Habana.
     2.- Acorde con el principio enunciado es necesaria la existencia de una coordinación interministerial.
     3.- Otra proposición concordante es la unidad de intercambiar datos y aunar esfuerzos para propósitos estadísticos, promover investigaciones, hacer publicaciones y realizar actividades docentes, entre las instituciones de los Ministerios antes señalados.
     4.- Se acuerda brindar el mayor concurso por parte de los psiquiatras para prestar asistencia médica y cooperar en la rehabilitación total de los casos que existan en cualquiera de las dependencias dedicadas a la atención de niños.
Coponencia “Asistencia Psiquiátrica en el Mutualismo”.
     1.- Se estructurará la creación de un Centro de Rehabilitación de Crónicos ubicado en una finca cercana a la capital, donde se realizará terapia ocupacional.
     2.- En cuanto a la asistencia de enfermos agudos, se acuerda la centralización de los mismos en dos o tres clínicas de las mayores; estableciéndose un Servicio que quedaría enclavado dentro de los Centros asistenciales de carácter general; funcionarán también estos Servicios como Hospital de Día.
     3.- Creación de un Servicio Dispensarial preferiblemente ubicado en una de las Clínicas del Vedado, para la Consulta Externa y tratamientos ambulatorios.
     Sobre la co-ponencia “Sobre Servicios Militares”, se acordó la participación de los psiquiatras de la Reserva Militar en la asistencia de enfermos de las Fuerzas Armadas, en aquellos lugares donde no haya psiquiatras militares. (Aplausos).

     Sr. Presidente.- Compañeros: queda clausurada de esta forma la Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas.
     Hasta la próxima reunión. (5:00 p. m.)
     Versión taquigráfica: José A. de la Osa y Osvaldo Roche.

     Nota: Al digitalizar este documento se respetó la ortografía del original. Se excluyeron algunos fragmentos, aquellos muy redundantes o demasiado técnicos.