 
    
CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
VIERNES 31 DE MAYO DE 1963
SESION DE LA MAÑANA
MESA:
Dr. Mario Escalona
Dr. Diego González Martín
Dr. Armando de Córdova
Dr. José A. Bustamante
Dr. José Galigarcía
Comdte. Eduardo B. Ordaz
Dr. Carlos Acosta Nodal
Dr. Edmundo Gutiérrez Agramonte
Dr. Alberto Galvizu
Dr. Knoblock
Sr. Presidente.-Concedemos la palabra al Dr. Mario Escalona, para que deje inaugurado este evento (9:00 a.m.)
 Dr. Mario Escalona.-Compañeros: La salud  mental es un problema médico estrechamente relacionado con los problemas  psicopolíticos de todas las naciones y, por lo tanto, a nadie puede escapar la  importancia que puede tener para nuestra Patria, en pleno desarrollo de una  Revolución Socialista. La confrontación de las opiniones de todos los  especialistas sobre distintos aspectos de esta rama de la Medicina sólo puede  resultar en el señalamiento de una línea de trabajo que beneficiará, en  general, la asistencia mental en Cuba.
     Dr. Mario Escalona.-Compañeros: La salud  mental es un problema médico estrechamente relacionado con los problemas  psicopolíticos de todas las naciones y, por lo tanto, a nadie puede escapar la  importancia que puede tener para nuestra Patria, en pleno desarrollo de una  Revolución Socialista. La confrontación de las opiniones de todos los  especialistas sobre distintos aspectos de esta rama de la Medicina sólo puede  resultar en el señalamiento de una línea de trabajo que beneficiará, en  general, la asistencia mental en Cuba.
           La  medicina se divide en preventiva y curativa, de la cual no escapa la  Psiquiatría con sus dos aspectos de higiene mental, preventiva y de asistencia  psiquiátrica, curativa. Existe una interrelación en todas las distintas  especialidades de la Medicina, de la cual no escapa la Psiquiatría, por lo que  se ha logrado ya una unión íntima entre médicos generales y psiquiatras y la  integración de las salas de psiquiatría en los hospitales generales.
           No ha sido posible lograr en todas las  provincias una asistencia completa de todos los enfermos mentales, pero la  meta de cumplimiento de ello está en los planes del Ministerio de Salud  Pública, que tiene la obligación de cuidar y restituir la salud del pueblo.
           En  esta reunión debe practicarse la discusión abierta y libre, sin sectarismos,  con amplia seguridad de que cada especialista puede militar en la escuela  científica que desee, siempre que no se  alteren los postulados básicos de la Revolución, y de esa discusión abierta  podrían salir las normas satisfactorias para aplicar en forma general en la  prevención y tratamiento de las enfermedades mentales.
           Saludamos la presencia de compañeros de otros sectores invitados al  Congreso y exhortamos a todos los psiquiatras asistentes a trabajar en el  Congreso con entusiasmo para mantener a Cuba en lo que ya es: Ejemplo de  América y del mundo entero.
           Muchas gracias.
    
     Sr.  Presidente.-El Dr. Diego González Martín tiene la palabra para su Ponencia:  “Estado Actual y Perspectivas de la labor  de la higiene mental”.
    
     Dr.  Diego González Martín.-Esta Primera Conferencia Nacional de Instituciones  Psiquiátricas tiene como objetivo fundamental crear las bases para la  planificación y coordinación de todos los esfuerzos y actividades de la nación  que de una manera u otra se relacionen con la prevención y la asistencia de los  trastornos mentales.
           Esta  Conferencia, auspiciada y organizada por la Comisión Nacional Asesora de  Psiquiatría del Ministerio de Salud Pública y la Sociedad Cubana de  Psiquiatría, ha querido reunir en su seno no sólo a los psiquiatras, sino a los  psicólogos, pedagogos, maestros, trabajadores sociales y funcionarios  conectados con distintos aspectos de la higiene mental o de los problemas  psicosociales.
           Desde  el punto de vista de su amplitud de propósitos y composición, creemos que esta  Conferencia no tiene precedentes en la historia de la nación y puede  considerársele como un resultado genuino de los cambios operados en nuestro país.
           Es  posible que nunca se haya producido una consulta pública de esta naturaleza, en  que todos los trabajadores de la salud mental, sin distinciones, se unen para  intercambiar opiniones y procurar una inteligencia común en el enfoque y  tratamiento de las cuestiones psicológicas y psiquiátricas que afectan a la  nación.
           Es  que nunca, igualmente, existieron en el pasado nacional las condiciones que  permitieran una reunión de esta índole. Ha sido la Revolución, en su  desarrollo, la que ha hecho posible e impuesto la necesidad de esta Conferencia  y creado los medios para la aplicación efectiva de sus acuerdos y recomendaciones.
           Si  hoy tratamos de planificar y coordinar es porque -y perdóneseme la  perogrullada- tenemos en Cuba, y por obra de la Revolución, instituciones,  organismos, servicios y recursos, cuyo crecimiento y ulterior avance están  demandando ajustes a tenor de un plan racional de conjunto que impida la  diversificación estéril de energías.
           Eso que hoy tenemos, no existía en el  pasado. ¿Qué podía entonces planificarse y coordinarse realmente?
           ¿Qué  podía planificarse, en materia de higiene mental, en una nación que contaba con  más de medio millón de desocupados y con más de la mitad de la población  campesina viviendo en condiciones espantosas de atraso físico y cultural?
         ¿Qué  podía planificarse y coordinarse, ciertamente sin tropezar con un individuo  feroz, con la especulación y el desprecio ante las necesidades del pueblo en un  ambiente en que el robo de los dineros destinados a la salud pública y a los  Hospitales era cosa habitual, de todos los días?
Planificación con y sin contradicciones antagónicas.
     Hoy, que nos reunimos para organizar el mejor  uso de nuestros efectivos y precisar la dirección de su aumento, debemos tener  presente que los planes que concibamos han nacido y están asistidos de una  sociedad nueva que está surgiendo, y con la cual no habrán de presentar  contradicciones antagónicas e insuperables.
         En  los países capitalistas se efectúan frecuentes reuniones de Higiene Mental y en  ellas se formulan minuciosos planes y programas, que habitualmente soslayan la  contradicción esencial que existe entre los intereses de la salud mental de la  población y el carácter mismo de la sociedad para la cual se proyectan. En esos  programas y planes, aunque se señalan las causas patogénicas sociales de la  perturbación psiquiátrica no se establece claramente que no puede haber salud  mental sin erradicar los problemas del hambre, la desocupación, el  subdesarrollo económico, la inseguridad en el trabajo, la amenaza de guerra y  las agudas grietas morales que minan a una sociedad en crisis.
Crisis en la Higiene Mental de los Estados Unidos.
     En  una estadística dada a conocer en el reciente Seminario Latinoamericano de  Salud Mental en México, al que acudimos como delegados de Cuba, se constata en  los Estados Unidos un crecimiento de las cifras de las neurosis, a partir de  1955, hasta 1959, acompañándose ese hecho del mantenimiento de las cifras de  psicosis. Ello parece indicar que el empleo de los modernos recursos  psiquiátricos, y entre ellos los psicofármacos, pudo estabilizar la incidencia  de las psicosis a los niveles logrados en el inicio de ese período, inferiores  a los de 1950, pero no impedir que aumentara significativamente la cantidad de  psiconeuróticos, en los cuales resulta notoria la intervención de los factores  económicos sociales.
           Ese  aumento de las cifras de psiconeuróticos en los Estados Unidos, que contrasta  notablemente con el fenómeno opuesto de su descenso en la Unión Soviética  -según testimonios de compañeros que la han visitado- luce indicar la condición  neurotizante por excelencia de las contradicciones de la sociedad capitalista.
           En la  propia reunión del Seminario Latinoamericano de Salud Mental, los delegados  norteamericanos traducían en sus informaciones y ponencias, las dificultades  creadas a la labor de la Higiene Mental en ese país, de una manera realmente  dramática. El Dr. Stanley F. Yolles, del Instituto Nacional de Higiene Mental  de los Estados Unidos, en su trabajo ante ese Seminario, titulado “Investigaciones de Salud Mental”, luego de señalar las circunstancias que  después de la segunda guerra mundial aconsejaron en 1946 la promulgación de la  Ley Nacional de Salud Mental, a causa -palabras textuales- de la “inmensidad del problema de la salud y  enfermedad mentales en los EE.UU” termina  expresando: “En la actualidad los  esfuerzos encaminados a afrontar los problemas de la salud y enfermedad  mentales en los Estados Unidos de América, se encuentran en una encrucijada  crítica”.
           Es  decir, en 1962, 18 años después de fundado el Instituto Nacional de Higiene  Mental de los Estados Unidos, y haberse invertido apreciables cantidades de  dinero en el encaramiento de las cuestiones de la prevención y asistencia de  los disturbios psíquicos, una de las figuras más connotadas de ese organismo  proclama en un Congreso Internacional que EE.UU. se halla en una situación  crítica en lo que respecta al afrontamiento de los problemas de la salud  mental.
           Es  curioso que Stanley F. Yolles no presente a todo lo largo de ese amplio trabajo  de 36 páginas, el más ligero examen acerca de las causas de esa situación  crítica de la psiquiatría norteamericana, que él menciona y sí ofrezca una  documentada referencia de las innumerables investigaciones llevadas a cabo por  el organismo que él representaba en el Seminario. Un examen de los factores  que, según sus palabras, ha llevado prácticamente a un callejón sin salida a  los esfuerzos de la Higiene Mental en los Estados unidos, evidenciaría aspectos  de la vida norteamericana que no pueden resolverse simplemente con esas  investigaciones y las drogas innumerables que cada día salen al mercado de esa  nación.
           Ello  pondría de relieve que la cuestión de la Higiene contiene aristas decisivas que  atañen a la composición social de la nación y su base económica y que los  progresos indudables de la ciencia psicológica y psiquiátrica no pueden  desentenderse de esos aspectos fundamentales en lo que respecta a la  realización de una correcta política de sanidad mental. No sólo con cuantiosas  investigaciones neurofisiológicas y neuropsiquiátricas y psicológicas -algunas  de las cuales se han llevado a efecto en los Estados Unidos, con resultados  positivos- y con la búsqueda de nuevos psicotrópicos -de lo cual no es ajeno el  interés mercantilista- se logra la estabilidad psíquica y emocional de los  ciudadanos norteamericanos. Esas investigaciones pueden ser beneficiosas.  Muchas de ellas lo han sido, realmente, como las de Magoun, sobre la formación  reticular del tallo cerebral y otras. El gran valor de esas indagaciones  psicofisiológicas radica precisamente entre otras cosas, en que contribuyen a  comprender cómo operan fisiológicamente los grandes agentes del desequilibrio  mental, que en los Estados Unidos se ofrecen de forma gigantesca.
           Las  leyes anti-obreras y antipopulares, la explotación del pueblo, las  persecuciones de las denominadas “actividades  antiamericanas” (en realidad persecución  fascista de los norteamericanos demócratas y progresistas), la segregación  racial, el Ku-Klux-Klan, el linchamiento de negros, el atizamiento de la guerra  fría y la permanente amenaza de un estallido termonuclear del Universo, la  vaciedad ideológica de las clases dominantes parasitarias de millonarios, el  cultivo de los más variados vicios y toxicomanías, el homosexualismo, la  prostitución y la delincuencia: todos esos y otros elementos de la “American way of life”, cooperan destacadamente en la producción de un elevado saldo de  desarreglos mentales, cuyo origen económico social exige un tratamiento bien  distinto del empleado por el Instituto de Higiene Mental de los Estados Unidos.  De ahí “la situación crítica” expuesta por Yolles en el Seminario de  México, y la proclamación de impotencia por una de las máximas autoridades  norteamericanas en la materia para el enfoque de los problemas mentales.
           Por  todo esto se puede comprender fácilmente cómo y por qué una verdadera  planificación de la Higiene Mental resulta prácticamente irrealizable en los  países capitalistas, independientemente de los avances científicos que en ellos  se logre y la existencia aisladamente de buenas organizaciones de Higiene Mental.
         Muchos programas de Higiene Mental en los países capitalistas resultan  en sí mismos grandemente contradictorios, tanto más cuanto más verídico y  científico sea su contenido. Cuando en ellos se advierte alguna apreciación  certera de ésta resalta inmediatamente el contrasentido dramático entre la  medida técnica o científica correctas y la imposibilidad material de aplicarla  o su inocuidad dentro del marco general de los graves problemas sociales que  confronta el país.
Los Congresos de Higiene Mental
     Desde  este punto de vista resultan útiles los Congresos Internacionales de Higiene  Mental y los planes que en ellos se elaboran aunque no se cumplan, porque ellos  mismos muestran la realidad del status caótico de las naciones en que mantiene  la explotación del hombre por el hombre. La presencia en ellos de los delegados  de los países socialista sirve para mostrar más todavía esa trágica situación,  por el ejemplo objetivo de sus logros y la inexistencia de contradicciones  internas que impidan la ejecución de los planes de Higiene Mental.
           Ello  ocurrió con la delegación cubana, en muchas de las deliberaciones del Seminario  de México. Por ejemplo, en México dijimos algo que ya ha aparecido en algunos  documentos de la O.M.S; pero dicho por nosotros, delegados de Cuba, y ante los  delegados de los gobiernos que oprimen a los pueblos hermanos de la América  Latina, cuyas condiciones higiénicas y en particular de Higiene Mental son espantosas,  sonaba a algo soliviantador.
           Dijimos: “Tal cual ha sido  reconocido por la casi totalidad de los higienistas y más específicamente por  la décimo quinta asamblea de la Organización Mundial de la Salud, los problemas  de salud pública en general, están tan íntimamente vinculados, que a un  determinado nivel resultan prácticamente inseparables. Todas aquellas  actividades que propendan al logro del bienestar y la felicidad el hombre,  influyen directamente sobre el mejoramiento de la estabilidad emocional,  favorecen la evitación o la supresión de conflictos psíquicos y ayudan a evitar  la enfermedad en el caso en que ésta, por una u otra causa, se produzca. La  desnutrición que provoca el hambre, las infecciones que se producen por falta  de educación de higiene, tal cual se ha señalado anteriormente, el rencor que  provoca la injusticia, el hacinamiento y la falta de enseñanza, son entre otras  muchas lacras que afectan a los pueblos, causas que “directamente” afectan la  estabilidad emocional y son origen de afecciones que lesionan el sistema  nervioso del hombre. Y si decimos esto, ante todo es para llegar a la  conclusión de que el mejor programa de salud mental será aquel que en mayor  medida elimine estas miserias y establezca la justicia social con el derecho al  trabajo, con la certeza por el hombre de que forma parte de una comunidad que  no cultiva el privilegio ni la segregación por motivo alguno, donde el blanco y  el negro, el mulato y el indio son hermanos en el esfuerzo y se sirven de apoyo  mutuo, lejos de hostilizarse por motivos económicos o de otra índole. Al  aplicar justicia, repetimos, estamos dando el primer y más importante paso en  un programa de salud mental.
           Algunas de esas afirmaciones aparecen casi textualmente en determinados  documentos oficiales e informes de la O.M.S. y de funcionarios de la Oficina  Sanitaria Pan-americana.
           ¿Por  qué sorprenderse, entonces, por ellas?
           Para  muchos de los asistentes a esos eventos oficiales las palabras de ellos mismos  o admitidas por ellos, que señalan causales económicas sociales de la  enfermedad mental, dichas por otros hombres, por hombres, por ejemplo, que  procedan de Cuba, se convierten en “subversivos”.
           ¿Por  qué?
           Porque sus propias palabras, dichas por esos otros hombres, y para su  asombro y disgusto vienen a manifestarse como enunciadoras de un problema  inmediato a solucionar, y que puede solucionarse por iniciativa de los pueblos;  porque lo que ellos dijeron en la tranquilidad de una afirmación técnica,  supuestamente inocua y que se creía vedada de antemano a toda posibilidad de  acceso a su planteamiento real, sí podía y puede convertirse en un hecho  inmediato; porque los que ahora repetían sus palabras demostraban que eran  válidas, ciertas, poderosas y mostraban físicamente su validez haciéndolas  ciertas en una Higiene Mental que se afirma en la transformación radical y saneadora  de la sociedad, en la Reforma Agraria, en la liquidación de la miseria y el  analfabetismo y la creación de un ámbito de justicia social y de verdadera  dignidad humana.
         Por  todo se asustaban de su propio eco.
Crecimiento de los Efectivos de la Higiene Mental.
     Todo  esto pone de relieve la importancia de nuestra Conferencia Nacional y de las  fuerzas que asisten al movimiento de la Higiene Mental en Cuba.
           Los  efectivos psiquiátricos y de higiene mental se han incrementado  considerablemente en nuestro país, por efecto del proceso revolucionario. Los  progresos se han manifestado con el surgimiento de instituciones y efectivos en  los Ministerios de Salud Pública, Educación, del Interior y de las Fuerzas  Armadas Revolucionarias, en una forma que no tiene precedentes en la historia  de la nación.
           En  Salud Pública hay que anotar la transformación humanizadora del Hospital  Psiquiátrico Nacional y los propósitos actuales de convertirlas en un gran  Centro de Rehabilitación, posiblemente el mayor en su carácter que exista en el  Continente, la creación de las Salas de Psiquiatría, en los Hospitales  Generales y la formación del personal psiquiátrico que los atiende, el  establecimiento en vías de realizarse de un Hospital Diurno en el antiguo  Dispensario de Higiene Mental de La Habana, la aparición de la Comisión  Nacional Asesora de Psiquiatría y de los responsables de Psiquiatría de los  Organismos Regionales de Salud Pública. 
           Cuba actualmente va alcanzando la cifra de  una cama psiquiátrica por cada mil habitantes. El número actual de camas incluyendo las de la Empresa del Mutualismo Integrado, alcanza la cifra de  6,157, habiéndose programado el establecimiento de 525 camas más. Con excepción  de los Estados Unidos y el Canadá en los 20 países restantes del Continente el  promedio de camas psiquiátricas por habitantes alcanza sólo a 0,55 por mil. Los  promedios más bajos corresponden a Haití, República Dominicana y Bolivia, con  0.07; 0,08 y 0,09 camas por 1,000 respectivamente.
 incluyendo las de la Empresa del Mutualismo Integrado, alcanza la cifra de  6,157, habiéndose programado el establecimiento de 525 camas más. Con excepción  de los Estados Unidos y el Canadá en los 20 países restantes del Continente el  promedio de camas psiquiátricas por habitantes alcanza sólo a 0,55 por mil. Los  promedios más bajos corresponden a Haití, República Dominicana y Bolivia, con  0.07; 0,08 y 0,09 camas por 1,000 respectivamente.
           Hay  salas de Psiquiatría en los siguientes hospitales generales: Departamento de  Psiquiatría del Hospital Calixto García, Comandante Fajardo, donde también ha  funcionado el primer centro piloto de Hospital de día, Hospital Nacional,  Hospital Provincial de Santiago de Cuba, Hospital de Cienfuegos, Hospital  Provincial de Matanzas. Hay una sala de Psiquiatría infantil en el Hospital “A. A. Aballí”,  de La Habana.
           Hay  Servicios de Psiquiatría, ofreciendo tratamiento psiquiátrico y cuidado de  enfermos mentales ocasionalmente ingresados, aunque sin poseer todavía Salas de  Psiquiatría, en el Hospital Provincial de Camagüey y de Pinar del Río. Hay  servicios Psiquiátricos infantiles con camas en los Hospitales “William Soler”  y “Pedro Borrás”, en la Habana.
           Los  Hospitales Psiquiátricos son: el Psiquiátrico Nacional y el Hospital  Psiquiátrico de Santa Clara.
           Otra Sala de Psiquiatría en Hospital General será la  del Hospital Lenin, de Holguín, que habrá de inaugurarse a principios del año  próximo.
           Dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias funcionan salas y  servicios de Psiquiatría en los Hospitales Finlay y Habana del Este. Hay salas  de psiquiatría en 5 de las Instituciones de la Empresa del Mutualismo Integrado  con 700 camas.
           Las  labores de Higiene Mental que lleva a cabo el Ministerio de Educación se  efectúan a través de su Departamento de Enseñanzas Especiales y del  Departamento Psicopedagógico de ese Ministerio. Bajo la dirección del primero  funcionan dos centros de orientación y diagnóstico, una en la Habana y otro en  Santiago de Cuba, las escuelas especiales para Ciegos “Varona Suárez” de La Habana,  para ciegos adultos “Abel Santa María” y “Sierra  Maestra”, la escuela especial para  sordos, en Marianao, escuelas para sordos adolescentes y adultos en Matanzas,  Las Villas y Camagüey, la escuela residencial terapéutica del Vedado, la Habana  (para niños de 6 a 12 años que presentan neurosis o psicosis), 9 escuelas  diferenciadas para retrasados mentales, en su mayoría en la provincia de la  Habana. Próximamente comenzarán a funcionar 84 aulas diferenciadas en toda la  Isla. Actualmente funcionan dos talleres para impedidos físicos y mentales y se  proyecta una más en Santa Clara, tres Granjas Auxiliares para retrasados mentales  ligeramente educables, en la Habana, Santa Clara y Camagüey, y dos colegios  diferenciados para retrasados mentales, uno en Santiago de Cuba y otro en las  Villas, así como un taller para impedidos físicos y mentales en cada provincia.  En los Hospitales “Frank País”, “Roosevelt”, Ortopédico, “Aballí”, y en la “Escuela  Fructuoso Rodríguez” se imparte enseñanza  a niños con impedimentos físicos. 
           El  departamento de Especiales y el psicopedagógico tienen funciones limitadas: el  primero, se ocupa de problemas pedagógicos con alumnos que presentan algún  trastorno y de su derivación hacia las escuelas especializadas, y el segundo de  los aspectos normales de la prevención de los disturbios del escolar.
           El  Ministerio del Interior cuida de aspectos sociales tales como prevención de la  delincuencia y predelincuencia, el tratamiento de los elementos antisociales y  la reducción de las lacras dejadas por la sociedad capitalista, ejerciendo la  reeducación de las prostitutas y proxenetas de los sectores desclasados y del  lumpen. En el Ministerio del Interior actúa una Comisión Médica con auxiliares  diversos, ejerciendo sus funciones de Rehabilitación Social y de Prisiones y de  una decena de Instituciones a todo lo largo del país.
           Las  Fuerzas Armadas Revolucionarias tiene una Comisión Psiquiátrica que se ocupa de  la atención de los asuntos mentales preventivos y asistenciales a nivel de las  Unidades Militares, descansando fundamentalmente en los efectivos de los  Hospitales de La Habana, Finlay y Habana del Este.
           Otros  organismos que tienen que ver igualmente con la Higiene Mental son la universidad  de La Habana, Las Villas y con departamentos de Orientación Vocacional para  Estudiantes, la Escuela de Psicología y la Escuela de Medicina con sus  servicios de Psiquiatría que, como se ha dicho, tiene a su cargo las salas  psiquiátricas de los Hospitales Docentes “Calixto  García” y “Fajardo” y el Departamento de Psicología Médica; la  Universidad de Las Villas ofrece enseñanzas de Psicología. La Universidad de  Oriente ha establecido su Escuela de Medicina y pudiera aprovechar las  posibilidades docentes del servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial de  Santiago de Cuba.
           Las  necesidades de la investigación psicológica y psiquiátricas pudieran ser  atendidas por las Escuelas de Medicina y Psicología de esas Universidades, y  por el Instituto de Investigación de la Actividad Nerviosa Superior,  recientemente establecido.
           Otros  esfuerzos de Higiene Mental se expresan a través de Organismos Estatales  locales, de los cuales uno de los más importantes es el Municipio de La Habana,  con su Hogar de Conducta y su Departamento de Psiquiatría Infantil de los  Hogares Infantiles Municipales.
         La  simple exposición de esta enumeración muy esquemática, de las Instituciones  relacionadas con la actividad psiquiátrica de la nación (y ello, sin mencionar  las instituciones privadas) pone de manifiesto la amplitud que ha tomado en  Cuba la labor de la Higiene Mental.
La Línea de Masas en Higiene Mental.
     La  mayoría de esas instituciones han sido creadas o incorporadas mediante  nacionalización a los recursos del Estado socialista, por efecto del proceso  revolucionario. Todas han sufrido grandes cambios o surgido institucionalmente  como consecuencia de las necesidades revolucionarias. Por ende, todas llevan el  sello de la Revolución. Algunas de ellas respondieron en su fundación a la  urgencia de encarar empíricamente determinados problemas. Y a través de ellas  se ha ido y está operando un interesante proceso de integración y  diferenciación de funciones, de   delimitación de actividades y concepciones influidas no sólo por la Filosofía  de la Revolución y las informaciones procedentes de los países socialistas sino  por el quehacer práctico de cada día que le añade ciertos matices. Ese proceso,  repetimos, está en desarrollo y de él es reflejo esta propia Conferencia.
           Sumarizar los rasgos generales de este proceso es difícil. Pero puede  intentarse una exposición fragmentaria de los mismos.
           Por  razones comprensibles, a los psiquiatras, que ya estaban organizados en la  antigua Sociedad cubana de Neurología y Psiquiatría, correspondió una parte  destacada en la determinación del sesgo de los Criterios de la Higiene Mental.  La Primera Conferencia Nacional Psiquiátrica, efectuada hace un año, estableció  pautas que han repercutido hondamente. En sus conclusiones se observa  claramente la vinculación de los instrumentos psiquiátricos con los empeños de  la construcción del socialismo, el incremento de la producción y la defensa de  la Patria, y el aprovechamiento de los vehículos mismos de la Revolución para  desarrollar la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales. Esa  orientación resultaba concordante, con las modernas directivas de la Higiene  Mental. Ella lleva el énfasis principal de la acción psiquiátrica hacia las  comunidades, hacia las localidades pequeñas, guiándose para ello en el  principio de que al enfermo mental se le debe diagnosticar y tratársele  precozmente en su propio medio para reintegrársele al mismo cuanto antes. Esta  tendencia favorece la creación de pequeñas instituciones abiertas, en directo  contacto con el pueblo, mediante el consultorio ambulatorio y en las que de ser  necesario el internamiento para realizar alguna terapéutica, se propicie la más  rápida readaptación social del paciente, quien no debe ser segregado de la  sociedad sino ejercitado en los mecanismos de su equilibrio psíquico con la  misma.
       El  hecho de que esas pequeñas unidades psiquiátricas podrán beneficiarse de las  ventajas diversas de un hospital, dio impulso a la idea de la creación de las  salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales, tal como ya se venía  estableciendo en otros países. Las Salas de Psiquiatría en los Hospitales  Generales ofrecían además la perspectiva altamente deseable de la integración  de los médicos clínicos y psiquiatras en una comprensión global, fisiológica,  humana y social, de la enfermedad.
     El  hecho de que esas pequeñas unidades psiquiátricas podrán beneficiarse de las  ventajas diversas de un hospital, dio impulso a la idea de la creación de las  salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales, tal como ya se venía  estableciendo en otros países. Las Salas de Psiquiatría en los Hospitales  Generales ofrecían además la perspectiva altamente deseable de la integración  de los médicos clínicos y psiquiatras en una comprensión global, fisiológica,  humana y social, de la enfermedad.
           Muchas circunstancias han contribuido a la aceptación y éxito de esta  nueva corriente de la Psiquiatría: la existencia de las substancias psicotrópicas que facilitan la adaptación de los  enfermos mentales en las salas de un Hospital General, la disminución del costo  percápita por el aprovechamiento de recursos diagnósticos y terapéuticos  Hospitalarios Generales, etc.
           Pero  quizás su mayor justificación se encuentre en la coyuntura que esas Unidades  Psiquiátricas pequeñas ofrecen para el contacto con las masas. Esa coyuntura  incide en una línea que es común para todos los empeños actuales de la nación.
           En el  Ministerio de Salud Pública se le ha llamado “la  línea de masas de la labor Sanitaria” y  ha producido tan grandes éxitos como la vacunación masiva de la población y la  lucha contra la gastroenteritis.
         Es  posible que esa “línea de masas” no haya producido todavía los grandes  resultados que de ella debe esperarse en el terreno de la higiene mental, y que  estos deberán producirse en el futuro inmediato.
La Intervención de las Fuerzas Sociales.
     La  línea de masas en Higiene Mental se manifiesta en la creación de las salas  psiquiátricas y de Unidades pequeñas en contacto directo con el público y sus  organismos. La línea de masas es algo más que eso y pudiera definírsele quizás  como el empleo de todos los procedimientos que posibiliten la relación estrecha  del higienista, del terapeuta y del enfermo potencial o real, con la vida  misma. Ella crea el medio necesario para producir bajo un espíritu y una  dirección técnica y científica el efecto catalítico de la intervención  terapéutica de las fuerzas sociales. La línea de masas así entendida, la  advertimos en los presentes planes que el Hospital Psiquiátrico Nacional ha  concebido para poner al Mazorra ya humanizado y ejemplo de organización que  llena de admiración a los visitantes extranjeros, en un nivel todavía más alto,  para situarlo en un rango que pocas entidades disfrutan: en el de un Centro de  Rehabilitación y Laborterapia masiva altamente calificadas, en que concurren  particularidades y requisitos que sólo se ofrecen excepcionalmente.
           En  esos planes de la Dirección del Hospital Psiquiátrico están presentes no sólo  la terapia por el trabajo, la  selección vocacional previa, el empleo adecuado de los talleres allí  existentes, y de sus variados instrumentos productivos, de las Granjas, etc.,  de los ergoterapeutas, de los deportes y de la ludoterapia, sino el  establecimiento de un clima colectivo de saludable convivencia, que estimule al  enfermo al ejercicio de su plena  dignidad humana y le cree intereses, que eche raíces en la vida y a través  de ellos se viabilicen los mecanismos de la curación o de la compensación  mentales. Los enfermos del Hospital  Psiquiátrico Nacional serán remunerados, establecerán contactos sociales  profundos dentro y fuera del establecimiento con una vida rica de  posibilidades, podrán visitar cotidianamente sus hogares y al ser dados de alta  hallarán un trabajo concordante con el aprendizaje recibido.
 vocacional previa, el empleo adecuado de los talleres allí  existentes, y de sus variados instrumentos productivos, de las Granjas, etc.,  de los ergoterapeutas, de los deportes y de la ludoterapia, sino el  establecimiento de un clima colectivo de saludable convivencia, que estimule al  enfermo al ejercicio de su plena  dignidad humana y le cree intereses, que eche raíces en la vida y a través  de ellos se viabilicen los mecanismos de la curación o de la compensación  mentales. Los enfermos del Hospital  Psiquiátrico Nacional serán remunerados, establecerán contactos sociales  profundos dentro y fuera del establecimiento con una vida rica de  posibilidades, podrán visitar cotidianamente sus hogares y al ser dados de alta  hallarán un trabajo concordante con el aprendizaje recibido.
         Una  gigantesca tarea espera a los compañeros del Hospital Psiquiátrico Nacional, en  que habrán de combinar los medios modernos terapéuticos, psicofármacos,  insulinoterapia, etc., con la psicoterapia  de grupos, la laborterapia y la ludoterapia, y todo ello en la proporción  insospechada de una población de miles de enfermos. Es una tarea que no tiene  precedentes entre nosotros, pero confiamos en la victoria. Estamos listos para  vencer. El Comandante Dr. Bernabé Ordaz nos ha acostumbrado a la idea de que  nada es imposible para hacer grande a la Patria y servir al enfermo mental.
Influencia positiva.
     Esta orientación que hemos llamado “línea de masas”  ha recibido entre nosotros la influencia coincidente y provechosa de visitantes  distinguidos, de los profesores Joshua Bierer, de Inglaterra, Knoblock, de  Checoslovaquia, habiendo dictado el último recientemente un breve curso de  psicoterapia de grupo. Las enseñanzas de Bierer y Knoblock y la que nos dejara  igualmente Moreno, el autor del Sociodrama y el Psicodrama, hace tres años,  encajan perfectamente dentro de este enfoque proyectado a movilizar los  arbitrios poderosos del influjo colectivo en la prevención y curación del  trastorno mental. Afortunadamente contamos entre nosotros a compañeros como el  Prof. José Ángel Bustamante, que es miembro del Consejo de la Organización  Internacional de la Psicoterapia de Grupo, y que se ha dedicado a este aspecto  importante de la psicoterapia, para ayudarnos a precisar técnica y  científicamente el contenido de estas prácticas y posibilitar su ejercicio en  la actividad institucional de Higiene Mental. De ello hablará él en su  ponencia.
         El  Sociodrama, el Psicodrama, la Psicoterapia de Grupo, las Salas de Psiquiatría  de los Hospitales Generales, el Hospital de día, los clubes para enfermos  mentales, y en una palabra todos los instrumentos de la psicología y  psiquiatría sociales, están en perfecta consonancia con este nuevo derrotero.  Pero es necesario profundizar en su dominio técnico y científico. 
La Orientación Colectiva en Educación.
Una perspectiva semejante se ha venido precisando en las labores de los psicólogos y pedagogos, y de los funcionarios de los Ministerios de Educación y del Interior y también entre los psiquiatras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. La reunión nacional efectuada hace meses por los psicólogos educacionales les ofreció buenos ejemplos acerca de cómo la denominada “línea de masas” también iba expresándose en una serie de actividades didácticas, y de qué manera se iba utilizando el concurso de la comunidad, de los padres y maestros, en la solución de los problemas psicológicos que se confrontaba con los escolares. Recordamos a ese efecto un trabajo realizado en la Escuela Diferenciada “Emma Chuy” y otra de la Dra. Borderia, en la que se ponía énfasis en la estimulación social dirigida hacia determinados objetivos psicopedagógicos.
El Concepto de Responsabilidad Social.
     En  los Centros de Rehabilitación Social del Ministerio del Interior constatamos  también una fuerte impregnación de las ideas de corrección social de los desvíos  de la conducta y de la moral socialista. A los compañeros del Ministerio del  Interior debemos una importante contribución que como la orientación social ha  sido producto de la experiencia misma. Esa contribución se refiere a la  distinción necesaria entre los trastornos psíquicos, como tales, de aquellos en  que lo más importante y lo que sirve de pauta para su prevención y encaramiento  radica en el daño consciente y responsable que el individuo haya realizado a la  sociedad. Es la distinción que existe entre el delito y la perturbación psicológica  de mayor o menor grado. Esta distinción envuelve cuestiones jurídicas y  psicoforenses que habrían de dilucidarse en su momento oportuno. Plantea, nada  menos que una cuestión de la responsabilidad jurídica en los actos de la  conducta individual en un país socialista.
           Creo  entrever en la labor de los compañeros  del Ministerio del Interior una perfecta distinción entre esos dos aspectos  necesariamente distinguibles, pero sumamente relacionados con la conducta  individual, y un cierto predominio del criterio de responsabilidad social y del  tratamiento por la sociedad socialista en su conjunto de los fenómenos de la  delincuencia y otros, sometidos a su cuidado. En las Instituciones del Ministerio  del Interior y aunque en ellos se tiene presente y se solicita la orientación y  el asesoramiento psicológico y psiquiátrico -en efecto es un psiquiatra, el Dr.  Oliva, el Jefe de los Servicios del Ministerio del Interior- se utilizan éstos  en un nivel distinto de aquel en que se produce la enfermedad mental, en un  nivel estrictamente social que no pierde de vista el hecho esencial de la  responsabilidad que cada ser contrae con sus semejantes, con la Patria y el  Estado socialista, con la ética y la propiedad socialistas.
         Aquí,  la línea de masas tiene una aplicación directa, pues es la sociedad misma la  encargada de corregir las lacras y reminiscencias dejadas por el capitalismo,  liquidar a los enemigos de clase y reeducar a los inadaptados.
Higiene Mental en las Fuerzas Armadas.
     En  las Fuerzas Armadas Revolucionarias conocemos de un proyecto que se hace  descansar en la capacitación de los Instructores del Ejército Rebelde la  colaboración necesaria para producir la evitación y readaptación a nivel de las  Unidades Militares, de todos los desajustes que en ellos se produzcan sobre la  base de la disciplina y autodisciplina revolucionarias y del mantenimiento de  la más elevada moral del combate. Todo ello se apoya en la condición distinta  de un Ejército del pueblo, un ejército en que el indispensable acatamiento de las órdenes militares se fundamenta en  la unidad ideológica, moral y fraternal de los combatientes.
    
Concepciones que Arrancan de la Vida.
 No  hay dudas de que a la formación de todas estas concepciones se ha producido la  aportación filosófica del marxismo-leninismo y las informaciones procedentes de  los países socialistas hermanos. Entre esas aportaciones vale destacar la del  educador soviético Makarenko,  especialmente en lo que respecta a los maestros y pedagogos y los funcionarios  del Ejército y del Ministerio del Interior. La obra de Makarenko cobra ahora,  entre nosotros, una singular significación que, como apuntara el profesor  Knoblock, contiene enseñanzas útiles para ser aplicadas en la psicoterapia de  grupos.
     No  hay dudas de que a la formación de todas estas concepciones se ha producido la  aportación filosófica del marxismo-leninismo y las informaciones procedentes de  los países socialistas hermanos. Entre esas aportaciones vale destacar la del  educador soviético Makarenko,  especialmente en lo que respecta a los maestros y pedagogos y los funcionarios  del Ejército y del Ministerio del Interior. La obra de Makarenko cobra ahora,  entre nosotros, una singular significación que, como apuntara el profesor  Knoblock, contiene enseñanzas útiles para ser aplicadas en la psicoterapia de  grupos.
           Pero  muchas de las ideas envueltas en esa aproximación social de los problemas de la  Higiene Mental en Cuba Socialista no tienen más origen que el de la práctica y  la fina intuición revolucionaria de sus dirigentes de base.
           Jamás podrá olvidársenos en este sentido la  visita  que hiciéramos al Centro de Rehabilitación de la Prostitución  en Camagüey. Allí los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria  realizaron una magnífica tarea, que comenzó con la alfabetización y organización  de las prostitutas de la ciudad  para la  lucha “económica” contra los dueños de prostíbulos y proxenetas, como paso previo,  decidido por ellas mismas voluntariamente, de su ingreso en el Centro de  Rehabilitación y del cual ya han salido más de un centenar convertidas en maestras de corte y costura y trabajadoras  de distintos oficios. Admirados por la corrección de los procedimientos  tácticos empleados, preguntamos a los dirigentes:
           -¿En  qué teoría o directiva se inspiraron ustedes para realizar este trabajo?
           -No,  en ninguna, se nos ocurrió que así debía ser -contestaron.
           -Pero, ¿ninguno de ustedes leyó algún libro sobre esta cuestión? ¿No  leyeron a Makarenko?
           -No  -nos respondieron-; ahora es que vamos a leer algo sobre eso.
         Así,  de un modo casi empírico, y sin que existiera una inteligencia entre los  distintos ministerios y departamentos que se relacionan con la Higiene Mental,  se han ido concretando ideas y conceptos y precisando la ubicación de problemas  y de técnicas de enfoque, delimitándose esferas de específica acción.
Unidad de Propósitos
    
          Parece llegado el momento de vertebrar en un cuerpo ideológico coherente, lo que hasta ahora ha sido producto  espontáneo de la práctica y de inspiraciones variadas, y arribar a una unidad  de propósitos, respetándose la iniciativa autonomía y el campo de actividad  propia de cada Ministerio.
           No es  necesario en Cuba establecer un órgano central de Higiene Mental, por encima de  los Ministerios. Lo que si luce necesario es llegar a una coordinación de ideas  y funciones entre los distintos departamentos, en sus niveles respectivos.
         Esta  Conferencia ha sido convocada en cumplimiento de la meta 8 de Psiquiatría  dentro de las “Tareas y Planes del  Ministerio de Salud Pública para 1963”,  que nos invita a establecer los mecanismos de coordinación para llevar las  normas psiquiátricas en forma similar a todas las Instituciones y Servicios,  tanto del Ministerio de Salud Pública como de los otros organismos.
Aspectos de la Coordinación.
     En materia de esta coordinación algunas otras  cuestiones se han estado debatiendo.
           En  primer lugar, existe una perfecta inteligencia acerca del carácter específico  de cada rama de la labor de Higiene Mental y la jurisdicción plena que sobre  sus respectivos problemas, ya sean estos estrictamente psiquiátricos,  educacionales, jurídicos o delictivos, o de la defensa de la Patria, tienen los  Ministerios respectivos.
           Lo  mismo podría decirse de los ministerios del Trabajo y de Industrias, y otros  organismos en cuanto toca aspectos similares, particularmente en los asuntos  concernientes al trabajo de enfermos egresados y en que sea aconsejable la  suspensión, traslado o mantenimiento de sus ocupaciones por diagnóstico de  enfermedad mental y al amparo de la Ley de Seguridad Social.
           Sería  recomendable que esta coordinación se expresase en sus niveles  correspondientes, que respetase esa fructífera orientación que hemos llamado “línea de masas”  y la autoridad y autoiniciativa de los Organismos locales, como se lleva a  efecto en el Ministerio de Salud Pública.
           En el  Ministerio de Salud Pública actúa el principio denominado de la  descentralización administrativa y centralización normativa.
           En la  elaboración de la Centralización normativa interviene todos los niveles de  abajo arriba, desde las Unidades Ejecutoras hasta los niveles zonales,  distritales, regionales y ministerial, y se desarrolla o aplica a la inversa,  de modo colectivo y a través de sus reuniones y planes anuales de trabajo que  se cumplimentan y adecuan mediante la descentralización ejecutiva de los  órganos intermedios y de la base: Unidades Ejecutoras.
           La  Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría y el Responsable Nacional de  Psiquiatría dependen de la Dirección de Hospitales y Policlínicos de la  Sub-secretaría de Asistencia Médica, y tienen a su cargo la tarea de brindar  consejos técnicos y ayudar al cumplimiento de las normas y tareas psiquiátricas  aprobadas por el Ministerio.
           Esta  Conferencia, naturalmente, no puede dictaminar sobre cuestiones organizativas y  administrativas que competen a los Organismos ministeriales, pero sí puede  considerar las opiniones que se emiten sobre la mejor manera de producirse la  planificación y coordinación de los efectivos de la Higiene Mental, y hacer un  balance de las experiencias que se han producido en ese terreno.
           Es  evidente que la salud mental es parte indivisible de la salud en general, y de  ahí que el Ministerio de Salud Pública tenga la responsabilidad de velar por  ella. La salud es un derecho del ciudadano socialista y una obligación del  Estado socialista, la de cuidar por su satisfacción.
           En el  concepto integral de la salud, concepto preventivo-curativo, concepto amplio  que estima al ser humano globalmente en sus dimensiones fisiológica,  psicológica y social, unidos inextricablemente, es comprensible que no pueda  hablarse del equilibrio psicofísico humano con su ambiente haciendo abstracción  de la intervención sanitaria.
           En  realidad no existe una salud mental o una higiene mental, aisladamente, sino  salud e higiene, en general, y si se emplean esos términos es por necesidades  del lenguaje y referir facetas particulares de un mismo problema. Esto confiere  a los médicos indudablemente una posición relevante en el mantenimiento de la  salud, reconocida históricamente y socialmente por la humanidad desde los  tiempos más remotos. De igual manera no podría negárseles lógicamente esa  responsabilidad social en lo que concierne también a la salud mental, siendo  esta concomitante con la salud en general. Consideramos que pensar de otra  manera conduciría al dualismo cartesiano que el materialismo dialéctico  rechaza; creer que pueda existir -afirman los que así piensan- una salud mental  desvinculada de lo orgánico y fisiológico y de sus interrelaciones con el medio  natural y social y una higiene mental que no se fundamente en el estudio  profundo de esas interrelaciones, sería abrir las puertas al idealismo según el  criterio de los que así opinan.
           Pero  las labores de la higiene mental -observan otros- contactan necesidades  diversas y en ella se injertan aspectos específicos de la Ciencia que exigirían  la participación de profesionales diversos. Es evidente que las tareas de  Higiene y de Higiene Mental necesitan de maestros, psicólogos educacionales,  psicólogos clínicos, divulgadores, estadísticos, etc., como prueba la  experiencia de muchos países y no comprender esa realidad -dicen otros-  conduciría a posturas dogmáticas y mecanicistas. Los que así arguyen,  manifiestan que no comprender el campo específico de actividades de la  Psicología como Ciencia y su enorme importancia en la obra de la salud, y en  particular en la salud mental y en la prevención del trastorno psíquico, es  fuente de posiciones sectarias. Consideran asimismo que incluso en ciertos  aspectos del tratamiento la responsabilidad del médico exigiría el concurso del  psicólogo, y en ese caso ambos la compartirían por igual. Esos aspectos  comprenderán la psicoterapia, las relaciones interpersonales del paciente, la  acción sobre su medio, etc.
 Ciencia y su enorme importancia en la obra de la salud, y en  particular en la salud mental y en la prevención del trastorno psíquico, es  fuente de posiciones sectarias. Consideran asimismo que incluso en ciertos  aspectos del tratamiento la responsabilidad del médico exigiría el concurso del  psicólogo, y en ese caso ambos la compartirían por igual. Esos aspectos  comprenderán la psicoterapia, las relaciones interpersonales del paciente, la  acción sobre su medio, etc.
           Esas  opiniones están abiertas al debate, pero debemos esperar que, como ha venido  ocurriendo hasta ahora, no entorpezcan la planificación y coordinación de la  higiene mental.
         Con  esto como al igual que en el terreno de los criterios de escuela, se viene  produciendo en nuestro país un proceso de libre discusión de las ideas cuyo  denominador común es la práctica misma y su confrontación con el servicio que  rinda a la obra de la Revolución. La Revolución tiene su filosofía, el  marxismo-leninismo. La Revolución,  por otra parte, se expresa en profundos cambios estructurales y  supraestructurales, en cambios radicales en las ideas de las gentes, en sus  actitudes, en su psicología y  creencias. En ese nuevo ámbito que va integrándose en la Nación tiene que ir  madurando una cierta unidad en el pensamiento psicológico y psiquiátrico,  concordante con los fines de la Revolución, que no excluye sino supone la  presencia de matrices científicos distintos, e incluso discrepantes dentro del  mismo marco ideológico revolucionario. Los enemigos de ese proceso son el  dogmatismo y el sectarismo, que lo retrasan pero que no pueden evitarlo.
Perspectivas.
     Las  perspectivas del desarrollo de los servicios psiquiátricos están señaladas en  las metas del Ministerio de Salud Pública para 1963. Comprenden el establecimiento  de camas para enfermos agudos Tipo I, en Pinar del Río, Camagüey y Holguín, que  unidas a las ya existentes, a las que se proyectan en la Empresa del Mutualismo  Integrado, las 500 del Hospital Psiquiátrico Nacional, completarían las  necesidades nacionales en este sentido.
           Creación de Centros Asistenciales para enfermos crónicos potencialmente  rehabilitables (Tipo II) y crónicos no rehabilitables (Tipo III) en Santiago de  Cuba, Holguín, Camagüey, Las Villas, Matanzas y Pinar del Río, hasta el número  de 400 camas.
           Transformar al Hospital Psiquiátrico Nacional en un gran centro de  rehabilitación por la laborterapia de acuerdo con los planes de su Dirección.
           Formar no menos de 25 psiquiatras más y cerca de 60 enfermeras  especializadas en Psiquiatría, en los cursos que se han planeado en la  Dirección de Docencia del Ministerio de Salud Pública.
           Inaugurar el Hospital Diurno de La Habana en el antiguo Dispensario de Higiene Mental y ampliar el servicio  del que funciona en el Hospital Fajardo.
           ¿Cómo  pueden ayudarnos las demás instituciones de Higiene Mental en el cumplimiento de  estas metas?
           ¿Cómo  puede ayudar la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría a las demás  Instituciones en el desarrollo de su función?
           Estos  son temas de esta Conferencia que pretenden avanzar en el conocimiento de los  fundamentos teóricos generales de la Higiene Mental en Cuba Socialista y tratar  de establecer las bases de la planificación y coordinación de los servicios de  Higiene Mental, abordando sus cuestiones principales: la Estadística, sin la  cual no puede haber planificación, el cuidado del egresado, los problemas de la  Higiene Mental Infantil y de la adolescencia (de enorme importancia, teniendo  en cuenta el gigantesco esfuerzo educacional que se realiza con los becados) y  de la coordinación de las tareas mentales en la producción y la defensa de la  Patria, del Mutualismo Integrado, la organización de la Psicoterapia  (poniéndola al servicio afectivo del pueblo) y el registro de aquellos aspectos  jurídicos, necesarios para normar el desenvolvimiento de la prevención y  asistencia psiquiátricas.
           Esta  ponencia y la relativa al cuidado del egresado, que  desarrollará el Dr. Armando de Córdova, se  discutirán conjuntamente. Resulta pertinente observar que la discusión sobre la  ponencia que acabo de presentar, debe proyectarse exclusivamente hacia los  aspectos más generales de la coordinación de criterios e intercambio de  opiniones sobre los puntos de vista acerca del funcionamiento de las distintas  unidades que laboran en Higiene Mental, y no sobre la coordinación en sí misma,  que será objeto de otras ponencias y se discutirá en el día de mañana (Aplausos).
    
     Sr.  Presidente.- Toca en turno a la Ponencia de los doctores Armando de Córdova  y Leopoldo García Huerta,”Cuidado del Enfermo Egresado”.
             Tiene  la palabra el doctor Armando de Córdova. 
           
     Dres. Armando de Córdova y Leopoldo García  Huerta.- “Cuidado del Enfermo Egresado”.  
      1.-Antecedentes Históricos.
           Como  todos saben, la psiquiatría ha pasado por distintas épocas.
           Algunos  autores han señalado tres grandes períodos:
           
     1-Período de las cadenas.
           2-Período humanitario o filantrópico.
           3-Período de la Psiquiatría Social (período actual).
    
     Se  entiende por Psiquiatría Social “la ciencia cuyo fin es la prevención y el  tratamiento del individuo o su grupo, que sufren y están pobremente integrados  en su marco universal”. Se tiene por marco universal, a todas las causas como  ambiente e interrelaciones, de un lado, y constitución y fisiología del otro. 
           Estos diferentes períodos pueden ser explicados según ha ido mejorando  la comprensión del hombre y su medio ambiente, y por ello el mejor conocimiento  sobre los motivos de su enfermedad. 
           Por  eso nos parece útil el recordar, como buena tentativa de definición de la personalidad,  aquella que plantea que por esta deben entenderse “el conjunto de  características heredadas y adquiridas, físicas y no físicas, que hacen al  individuo diferente de los demás”. 
           Estos factores integrativos de la personalidad son tan importantes, que  es necesario e imprescindible no ya tratar los síntomas en su período de  agudeza, sino conocer lo más posible al hombre enfermo y su medio provocador de  estos síntomas, para poderlo ayudar a manejar menos distorsionadamente los  problemas básicos y mínimos, para vivir libre de síntomas o con los menos  posibles, pues al mejorar los síntomas motivadores de su ingreso sólo se ha  hecho una parte: tratar los síntomas y empezar a conocer los problemas que los  desencadenaron. 
           De  nuevo ha de tenerse en cuenta, que él va al egresar del Hospital, a volver a su  medio distorsionante y distorsionado, a veces debido a circunstancias del medio  y otras facilitado por el propio proceder erróneo del paciente o los dos factores  a un tiempo, que es lo más frecuente.
           Es por ello, imprescindible, prepararlo para  su egreso facilitándole durante su ingreso una experiencia correctiva, siempre  limitada, para que luego la utilice, con ayuda también de nuestra parte, por un  tiempo apropiado y de acuerdo con las circunstancias propias para cada uno o su  grupo.
           ¿Qué  hemos hecho con este fin, de cuidar del egresado?
    
Del Medio Familiar
     Sostenemos, cuanto antes, las entrevistas necesarias con los familiares  allegados y amigos que conozca del enfermo. Seleccionamos de entre éstos los  más propicios para sus visitas o compañía y cuidado, después de egresados los  pacientes.
           Por  este medio conocemos del clima emocional familiar, conocemos más de las  actitudes del enfermo hacia la familia y de ésta hacia el enfermo, quiénes y  por qué son problemáticos en las relaciones con el enfermo, descubriendo a  otros familiares enfermos a los que se les estimula a tratarse, lográndose con  ello mejoras insospechadas en el medio familiar.
           En el  caso de matrimonios siempre usamos las entrevistas con el cónyuge, por separado  y por parejas, cuando lo consideramos útil.
           Por  medio de estas entrevistas ponemos también en claro las reales dificultades  físicas de la vivienda de donde procede el paciente y para ello inclusive  realizamos visitas al efecto a cargo de auxiliares psiquiátricas. 
           Sugerimos modificaciones en cuanto a hábitos de dormir, colecho, o  promiscuidad, siempre fáciles de realizar, inclusive contando con dificultades  reales de espacio. 
    
En Cuanto a Conseguir Viviendas Apropiadas
     Hemos  obtenido algunos escasos resultados:
           1-Recordamos la obtención de nuevas viviendas en una maestra voluntaria  que vivía con la suegra con la cual no se llevaba. La obtención de una nueva  vivienda a una empleada del Hospital Nacional.
           2-La  obtención de una casa de huéspedes en un adicto rechazado por la familia.
           3-La  obtención de viviendas de tránsito facilitada por medio del Servicio Social  (albergues).
           4-La  utilización de la casa de una auxiliar psiquiátrica como medio de tránsito  utilizada en más de media docena de casos.
         5-Nos  proponemos obtener soluciones a nivel nacional. Para ello estamos teniendo  contacto con la Reforma Urbana, la  que nos ha informado la forma legal para solicitar viviendas para los pacientes  de los Servicios de Psiquiatría. La solicitud debe ir acompañada del Informe  Médico o Informe Social, explicando el motivo por el cual se solicita la  vivienda, siendo dirigida a los demás departamentos respectivos, de acuerdo con  las peculiaridades de cada caso. 
Del Trabajo
     Nos  interesamos desde el primer momento en el trabajo del enfermo, el que tenía al  momento de ser ingresado, del tipo del mismo, de los motivos que lo han llevado  a realizarlo. De sus deseos de cambiar del mismo o no. 
             De la  intervención del mismo en sus actuales síntomas. De la capacidad intelectual  para realizarlo. De la vocación para el mismo y de sus aptitudes. Del horario,  la intensidad y las dificultades en su realización, transporte por ejemplo. De  los problemas internos con sus jefes y compañeros. Esto último lo tratamos de  esclarecer con entrevistas con compañeros o en su propio centro de trabajo. El  concepto que él tiene de su trabajo y de sus compañeros. Y los que él que él  cree que sus compañeros tienen de él. También nos interesa el concepto que de  él tienen en su centro de trabajo.
         Durante su estancia en el Hospital nos ocupamos que su laborterapia sea  seleccionada libremente por ellos y con ese fin utilizamos los recursos que los  diferentes talleres del Hospital nos brindan para los hombres así como para las  mujeres. 
¿Qué hemos obtenido al respecto?
     Hemos  obtenido licencias, permisos, cambios dentro del mismo centro o traslados para  otro tipo de trabajo más apropiado para el enfermo.
           Insistimos  en el descanso, si existe. Si es diario, semanal o anual. Su utilización y modo  de disfrutarlo.
           Las  entrevistas con los responsables no han sido en extremo útiles. Y son vehículos  de entendimiento entre el paciente y sus compañeros.
           Hemos  obtenido trabajo para los que no lo tenían.
           Y  hemos logrado realizar contactos oficiales para sistematizar esta ayuda  nacionalmente. Debiéndose de presentar, aparte de la solicitud de trabajo hecha  por el Jefe del Servicio de Psiquiatría al Ministerio del Trabajo, los datos  generales de la persona, como edad, sexo, dirección, estado civil, etc. Ponerle  la clasificación del trabajador, o sea: qué aptitudes tiene y qué sabe hacer,  su problema económico, su problema social y las sugerencias que hace el médico  del Servicio de Psiquiatría, del trabajo que debe ocupar la persona (paciente). 
           Nos  interesa en relación con el trabajo las enfermedades profesionales físicas y no  físicas, su grado posible de incapacitación y las garantías secundarias  posibles, en juego. Ambos componentes tienen participación activa en estos  menesteres, en relación con el aspecto médico de la tramitación de jubilaciones  y pensiones.
           Esclarecemos con el paciente todos los factores posibles en juego,  procurando no hacer de él un elemento pasivo sino que lo envolvemos en la libre  discusión de todos los elementos y su participación en lo que hay o haya que  hacer.
           Nos  parece oportuno incluir aquí, en el capítulo del trabajo, la superación que en  el mismo obtiene el paciente o en otras actividades. Nos referimos a los  estudios de superación. Estos estudios no sólo se realizan en este momento en  relación con el trabajo, sino también en el campo de la superación política  (cursos de capacitación revolucionaria). 
           Con  este fin realizamos estudios sobre el nivel intelectual, así como en el campo  de la vocación y aptitud.
           Estas exploraciones las consideramos de gran utilidad práctica a la hora  de aprovechar las becas en nuestro territorio o en el extranjero.
           En  relación con las becas debemos decir que creemos tener alguna experiencia en  cuanto a los múltiples problemas que se crean en ella, por la intensidad de los  cursos, por el bajo nivel de escolaridad, por las dificultades surgidas de una  mala selección del temario por el becado. Por los profesores, por los textos.  Por el internado mismo, etc., etc.
           Debemos tan solo señalar que hemos participado también en la obtención  de becas para pacientes o familiares de los mismos.
     
El Aspecto Económico
     Esto está muy relacionado con el trabajo.  Pero tiene en sí aspectos esenciales que cuidar. Nos interesan los ingresos,  los egresos. Si el paciente es el principal o no en las responsabilidades  económicas de la familia. La posibilidad de superar estos ingresos cuando son  insuficientes y entrar en la comprensión de los diferentes motivos de egresos  exagerados, cuando estos existen.
         En  relación con la superación, nos interesa medir cuanto antes sus posibilidades  reales de acuerdo con su nivel intelectual y facilidades locales, para obtener  dicha superación, así como la selección del campo en que esto puede realizarse. 
El Aspecto Político
 Nos  interesa conocer la actitud del paciente ante el proceso revolucionario y la  influencia que éste puede haber tenido en su salud mental.
     Nos  interesa conocer la actitud del paciente ante el proceso revolucionario y la  influencia que éste puede haber tenido en su salud mental. 
         Todo  ello también nos interesa en relación con la familia, el trabajo y las  enfermedades adquiridas y la ganancia secundaria que se pretende alcanzar. 
Del Tratamiento Medicamentoso, Psicoterapia y Laborterapia
     Entendemos que el tratamiento medicamentoso, psicofármacos, ha  facilitado de un modo considerable el advenimiento del cuidado del egresado, en  una forma consistente y provechosa. 
           Facilita el tratamiento ambulatorio, no interfiere en dosis apropiadas  con el trabajo y disminuye la frecuencia de los reingresos de un modo positivo.
           El hecho de su periódica necesidad de ajuste,  de acuerdo con la evolución y las circunstancias, así como la imposibilidad de  obtenerse con frecuencia dichos medicamentos fuera de los Hospitales, hace que  los pacientes, por medio del medicamento, se sientan en la necesidad de  vincularse a un medio terapéutico. 
           Con  este fin, de facilitar el tratamiento medicamentoso, a veces por años, hemos  logrado de la dirección del Hospital la obtención de dichos medicamentos,  completamente gratis a los enfermos enrolados en este programa de cuidado del  egresado, a cargo de nuestro hospital diurno. 
           Consideramos que esta medida sería de gran  beneficio si se obtuviera en un plano nacional para todos los centros  igualmente desarrollados, por ejemplo, en relación con las Salas de Psiquiatría  de los hospitales generales y organizaciones similares. 
           En  cuanto a la psicoterapia, debemos plantear que en nuestro departamento ocupa un  lugar principalísimo. Practicamos la psicoterapia individual y de grupo. 
           Propugnamos porque se popularice y  sistematice la psicoterapia de grupo sin abandonar, en los centros docentes la  práctica de la psicoterapia individual, a la que nosotros dedicamos muchas  horas de nuestro día de trabajo. 
         En  cuanto a la laborterapia, propugnamos porque esta sea seleccionada libremente y  que al afecto se utilicen los recursos que los talleres del Hospital nos  brindan. Y que ésta sea siempre no con vista a una pura recreación, sino a una  orientación práctica y de positivo beneficio posterior en la vida del paciente. 
De la asistencia en los Centros de Cuidado de los Egresados:
     Proponemos la sistematización a nivel nacional de los procedimientos  ensayados por nosotros. Llamadas por teléfono, cartas o telegramas o visitas a  los ausentes a las citas. Vinculación de todo egresado distante del centro  hospitalario con el servicio más inmediato a su hogar, con el envío al mismo de  un extracto de su Historia Clínica, de su enfoque diagnóstico y terapéutico,  así como las sugerencias a tomar en su cuidado como egresado. 
           Un  punto importante a tener en cuenta en el cuidado del egresado, es el lugar de  procedencia. Si es nacional o extranjero. Y si este es de países socialistas o  no. De los motivos de su estancia, del grado de adaptación y de sus propósitos  futuros. 
         Consideramos la popularización de los aspectos profilácticos y de  tratamiento psiquiátrico dirigidos al pueblo en general como una de las mejores  medidas para el logro de un mejor Cuidado del Egresado. 
SUGERENCIAS
     Sugerimos que a instancias del Ministerio de  Salud Pública se creen los Organismos adecuados a nivel de: Comisión Nacional  de Reforma Urbana, Ministerio de Trabajo y Comisión Nacional de Becas; que  conozcan de los distintos casos que se le remiten y que viabilicen su  resolución a nivel nacional (…). 
           Eso  es todo (APLAUSOS)
    
(Hicieron uso de la palabra los doctores Nicolás Morales Soteras, por  Pinar del Río; María Funes, por Santa Clara y José Ángel Bustamante, relatando  cada uno de ellos el estado actual y las necesidades de sus respectivos centros  de trabajo). 
      
     Sr. Presidente.- El doctor Galvizu tiene la  palabra. 
    
     Dr. Galvizu.-ESTADO ACTUAL Y NECESIDADES DE LA PREVENCION Y ASISTENCIA PSIQUIÁTRICA.
           Basados en los datos estadísticos de nuestro  primer año de funcionamiento (enero a diciembre del 62) y el primer  cuatrimestre del año 1963, que muestra las características fundamentales del  estado general de la Asistencia Psiquiátrico a nivel del Hospital Provincial de  Oriente (Santiago de Cuba), llegamos a las siguientes conclusiones:
           Primero: Que el servicio no cubre las  necesidades asistenciales inmediatas.
           Segundo: Que el volumen asistencial  dificulta la obtención y ofrecimiento de un mejor trabajo científico, en concordancia  con el desarrollo evolutivo de las Ciencias Médicas y en particular de la  Especialidad.
           Tercero: Que la ausencia en la  Provincia de Oriente de un Hospital para enfermos mentales crónicos (tipos II y  III), unido a la anormal e irregular relación que guardan estos enfermos con el  único Hospital Psiquiátrico Nacional, hacen que sobre nuestro Servicio graviten  en forma dolorosa y caótica estos desdichados enfermos alterando los objetivos  de un servicio para enfermos agudos. 
           Cuarto: Que la ausencia de Centros  Asistenciales para Síndromes Cerebrales Crónicos de la Infancia y Deficiencias  Mentales, producen los mismos efectos anteriores. 
      En  ambos casos el drenaje o remisión obligada se hace hacia el vivac de la  localidad, cuya situación es dantesca, constituyendo un espectáculo que SUPERA  A MAZORRA DE LA ÉPOCA PREREVOLUCIONARIA. 
           Quinto: Que la interrelación con el  Poder Judicial, D.O.P., etc., en funciones de investigación y peritaje, sitúan  a nuestro servicio en calidad de Manicomio Judicial, a más no poder cubrir  todas las necesidades y solicitudes urgentes de los Organismos antes  mencionados. 
           Sexto: Que el personal Auxiliar  especializado, a más de estar incompleto y ser minoritario, en su inmensa  mayoría no ha rendido los resultados esperados en esta primera etapa,  repercutiendo en la calidad de la asistencia.
           Séptimo: Que la Prevención o  Profilaxis, en el sentido de una objetiva Higiene Mental no se ha realizado,  limitándose a la asistencia y atención de los cuadros agudos provenientes de  las áreas rurales y urbanas. 
           De todo ello se derivan las siguientes  SUGERENCIAS:
           A)  Proponemos la ratificación de la Comisión Psiquiátrica Nacional como la  responsable ejecutiva en todo lo referente a la Prevención y Asistencia  Psiquiátrica en el país. 
           B)  Que de esta Conferencia de Instituciones Psiquiátricas salgan conclusiones y  metas concretas y objetivas, de rápidas y factibles realizaciones, acordes con  las necesidades planteadas y que entre otras tantas contemplen: 
           1)  Creación URGENTE de los Centros Asistenciales para enfermos tipo II, en  particular en la ciudad de Santiago de Cuba.
           2)  Formación de psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales  psiquiátricos, mediante la coordinación con la dirección de Docencia y su posterior  ubicación racional en los centros recién creados, preferentemente en el  interior del país.
           3)  Convocatoria para una Conferencia sobre Docencia Psiquiátrica en nuestro país.
           4)  Integración de un plan de Higiene Mental que se adapte a las realidades de  nuestra patria.
           5)  Legislación Psiquiátrica. 
           6)  Reuniones periódicas para la Evaluación de las Actividades con todas las  Instituciones Psiquiátricas y señalamiento de metas. 
           7)  Colaboración con el Ministerio de Educación.
           8)  Cumplir las restantes metas señaladas para el año 1963 propuestas por el  MINSAP.  
           9)  Necesidad de crear las condiciones adecuadas para la superación Científica y  Académica de los profesionales dedicados a la Psiquiatría. (APLAUSOS).
    
Sr. Presidente. -Damos por terminada la sesión de la mañana. Esta Conferencia continuará sus labores a las tres de la tarde.
CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIÁTRICAS
VIERNES 31 DE MAYO DE 1963
SESIÓN DE LA TARDE
MESA:
Dr. Eduardo Gutiérrez Agramonte, Presidente
Dr. Alberto Galvizu Borrell, SecretarioPonentes y Co-ponentes
Dr. Diego González Martín
Dr. Armando de Córdova
Dr. Nicolás Morales Sotera
Dr. Leopoldo García Huerta
     Dr. Diego González Martín.- Compañeros: para  presidir esta sesión de discusión proponemos al compañero Eduardo Gutiérrez  Agramonte, para que la presida. Entonces, los demás ponentes y componentes se  mantienen en su posición, porque se va a discutir sus ponencias. 
           Entonces, el compañero Eduardo Gutiérrez Agramonte y los compañeros  ponentes y oponentes que se sirvan a pasar a la Mesa. 
    
     Sr.  Presidente. -Tiene la palabra el doctor Diego González Martín. 
    
     Dr.  Diego González Martín.- Bueno, entramos en trámite de discusión de las  ponencias iniciales de la Conferencia, sobre Status Actual de la Higiene Mental  y de sus Perspectivas, y la moción relativa a la Situación del Egresado de los  servicios de higiene mental, los servicios psiquiátricos (…). 
    
     Sr.  Presidente.- Vamos a abrir entonces la discusión. Rogamos a los compañeros  que recuerden que el número séptimo del Reglamento les ruega que expresen la  institución en que laboran y la función que en ella realizan; al mismo tiempo  que se acerquen a la mesa a los efectos de la grabación, pues se va a dar  publicidad escrita a toda esta Conferencia. 
           Queda  abierta la discusión. 
           Tiene  la palabra el Dr. Cortiñas. 
    
     Dr.  Manuel Cortiñas.- Es respecto a la ponencia del Dr. González Martín,  respecto a la asistencia psiquiátrica. 
       Por  supuesto que no es realidad ningún comentario hacia la misma, que estimo  completa en sus aspectos. Es sencillamente para introducir o complementar una  parte en la asistencia psiquiátrica, que yo he creído de utilidad.
           Por  supuesto que no es realidad ningún comentario hacia la misma, que estimo  completa en sus aspectos. Es sencillamente para introducir o complementar una  parte en la asistencia psiquiátrica, que yo he creído de utilidad. 
           Ella  se fundamenta en lo que es el problema  alcohólico. 
           Es  sabido que el alcoholismo se define como un trastorno crónico de la conducta y,  por supuesto, cabe en el enfoque y en el campo de la asistencia psiquiátrica  por entero. 
           Nosotros todavía en Cuba, si es verdad que los psiquiatras se ocupan del  tratamiento del alcoholismo, no existe un centro organizado científicamente  donde se pueda hacer una evaluación y un estudio epidemiológico del  alcoholismo. 
           Uno  de los puntos que me hace tomar la palabra, es la asistencia que por medio del  Gobierno Revolucionario hice al Seminario Latinoamericano de Alcoholismo en  Chile. Llamaba la atención a los compañeros psiquiatras latinoamericanos que  Cuba no tuviera una lucha anti-alcohólica organizada. Les llamaba la atención,  por supuesto, el bajo índice de alcoholismo, y ellos creían que nosotros  podíamos proporcionar datos estadísticos que fueran de gran utilidad y  coordinaran la lucha anti-alcohólica en todos los pueblos de la América Latina  donde el alcoholismo es un grave problema. 
           Creo  contribuir en esto a la deferencia que tuvo el Dr. Ordaz en nombrarnos para  concurrir a Chile, y además cumplir con el compromiso que como médico de  nuestro país tenemos la obligación de aportar en aquellos conocimientos que se  nos han permitido adquirir. 
           En  estos días estuve yo estudiando con varios compañeros del Dispensario de  Higiene Mental sobre el problema de la organización de un centro  anti-alcohólico; nos reunimos allí con psicólogos, trabajadores sociales y el  que les habla. Habiéndose ya esbozado un proyecto, yo sencillamente me voy a  limitar a leer los fundamentos que yo creo que sería mejor que todo lo que yo  pudiera decir aquí improvisadamente. 
           Así  que si me lo permiten voy a leer los fundamentos de ese proyecto. 
       Dice  así: “Considerando que el alcoholismo, hábito alcohólico, es un problema de  salud pública e higiene mental, toda vez que dicha anormalidad afecta al  individuo, su familia y la colectividad, tanto por lo que esta afección  representa directamente para el individuo como por las consecuencias directas e  indirectas en el orden de la salud en general, el rendimiento laboral y la  moral del pueblo, por todo lo cual muchos países tratan de realizar por todos  los medios una eficaz lucha anti-alcohólica, que viene encontrando apoyo  coordinado en la Organización Mundial de la Salud, bajos los auspicios de las  Naciones Unidas.
     Dice  así: “Considerando que el alcoholismo, hábito alcohólico, es un problema de  salud pública e higiene mental, toda vez que dicha anormalidad afecta al  individuo, su familia y la colectividad, tanto por lo que esta afección  representa directamente para el individuo como por las consecuencias directas e  indirectas en el orden de la salud en general, el rendimiento laboral y la  moral del pueblo, por todo lo cual muchos países tratan de realizar por todos  los medios una eficaz lucha anti-alcohólica, que viene encontrando apoyo  coordinado en la Organización Mundial de la Salud, bajos los auspicios de las  Naciones Unidas. 
           En  vista de lo cual, sería conveniente y de gran utilidad que Cuba planeara y  realizara científicamente la lucha contra el alcoholismo, lo cual contribuiría  a la salud del pueblo y a los esfuerzos que realiza la Lucha Anti-Alcohólica  Mundial, por todo lo cual se crea como paso inicial en este sentido un Centro  Anti-Alcohólico Piloto en el Dispensario de Higiene Mental y Psiquiatría de La  Habana, teniendo en cuenta las facilidades que por su ubicación brinda ese  lugar, y por disponer de un personal facultativo y auxiliar capaz de realizar  este tipo de trabajo. 
           Los  objetivos serían cuatro: primero, tratar de rehabilitar y orientar a los  pacientes alcoholizados; segundo, divulgación sobre higiene y prevención del  alcoholismo; tercero, cooperar con los centros de trabajo, sindicatos,  Ministerio de Salud Pública y todas aquellas instituciones que pueden aportar  beneficio en la profilaxis, tratamiento y recuperación de alcohólicos; y,  cuarto, evaluación de los resultados de la lucha anti-alcohólica en este  centro, informando, asesorando, a los organismos de Salud Pública e  instituciones afines”. 
           Eso  es todo. 
    
     Dr.  Julio Feijoo.- Yo quería hacerle una pregunta al Dr. Cortiñas. 
    
     Sr.  Presidente.- Puede hacerla.
    
     Dr.  Julio Feijoo.- Yo quería preguntarle al Dr. Cortiñas si lo que él pretende  es una lucha contra los alcohólicos o una lucha contra el alcoholismo.
    
     Dr.  Manuel Cortiñas.- Una lucha anti-alcohólica. 
    
     Dr.  Julio Feijoo.- Bueno, pero es que eso no es una lucha anti-alcohólica según  mi criterio.
    
     Sr.  Presidente.- Rogamos al Dr. Feijoo dejar eso para otra intervención y no  establecer un diálogo.
           Entonces, concedemos la palabra al Dr. García Oliva.
           El  compañero García Oliva. 
    
     Dr.  García Oliva.- Compañeros: Nosotros venimos en representación del  Ministerio del Interior a hacer una breve intervención sobre los problemas de  principio que planteaba el compañero Diego González Martín.
           Quizás estos problemas de principio que nosotros planteamos hoy aquí  sean motivo de discrepancia, y entonces mañana en su oportunidad discutiremos  ampliamente el problema. Así que lo que vamos a hacer es el planteamiento. 
           Ustedes saben que el Ministerio del Interior es el organismo del Estado  que tiene la responsabilidad administrativa y ejecutiva de la política interior  del Gobierno Revolucionario. En este sentido, tenemos que lidiar con  delincuentes de la sociedad anterior, los que delinquían desde el poder  capitalista, los otros delincuentes de delitos llamados comunes, y tenemos que  luchar también contra los delincuentes que se organizan contra el Poder  Socialista, o sea, los contrarrevolucionarios. Entonces, tenemos instituciones,  establecimientos, para alojar a todos esos delincuentes, a los delincuentes  contrarrevolucionarios, a los delincuentes que delinquieron desde el poder  capitalista -que les llamamos esbirros comúnmente-, y también a los otros  delincuentes, a las llamadas lacras sociales, aquellos que cometían delitos  comunes, y también los que hacían actividades antisociales -prostitutas,  proxenetas- etc. Ya ustedes conocen todas esas actividades antisociales.
           El  compañero Diego González Martín, en la ponencia señalaba que la labor de  reeducación que nosotros hemos hecho en esos centros ha sido hecha  empíricamente, sin una normativa científica. 
           En  primer lugar, yo quiero señalar que el compañero nos mencionó con nuestro  nombre propio en la ponencia y nos asignó la calificación de psiquiatra.  Nosotros somos unos aprendices de cirujanos que la Revolución nos sitúo en el  Ministerio del Interior, en la Jefatura de los Servicios Médicos de ese  Ministerio, y entonces desde allí tratamos de orientar desde un punto de vista  político, las labores de reeducación en lo que concierne a la cosa de los  servicios médicos del Ministerio. Así que quizás hayan términos psiquiátricos  que nosotros no podamos aquí usarlos con la frecuencia que ustedes están  acostumbrados, porque esa no es nuestra especialidad. 
           Entonces, como él señalaba, empíricamente los compañeros del Ministerio  del Interior han hecho una serie de actividades de reeducación, que se pueden  calificar como actividades psicológicas, psiquiátricas o de Higiene Mental  propiamente dicho. El mencionaba un centro de reeducación que nosotros tenemos  en la provincia de Camagüey de prostitutas, donde justamente él llegó allí con  otros compañeros, preguntaron, y los compañeros les dijeron que nunca habían  leído nada de eso; inclusive él les mencionó que si habían leído a Makarenko, y  los compañeros les dijeron que no, que ahora era cuando iban a empezar a  estudiar a Makarenko.   
           La  labor que se ha hecho en el Ministerio del Interior ha sido una labor que  nosotros no hemos divulgado, porque consideramos que todavía está en una fase  experimental, a pesar de que ya lleva más de un año y medio de desarrollo y  funcionamiento, porque el criterio de la Dirección del Ministerio ha sido no  divulgarlo hasta ahora. Pero realmente, cuando ustedes la conozcan en su  amplitud van a observar los extraordinarios logros que se han conseguido con la  política que ha llevado el Ministerio; a pesar de que ha sido hecha en esa  forma, empírica, sin basamento científico, nosotros hemos atribuido el éxito a  la calidad humana, a la gran calidad humana de los compañeros que laboran en el  Ministerio. A veces compañeros con un nivel de escolaridad muy bajo, pero con  una conciencia revolucionaria extraordinaria, con un espíritu muy grande, con  un sentido claro de lo que es la solidaridad humana, de lo que es el amor entre  los seres humanos, con un deseo extraordinario de hacer las cosas bien hechas,  que quizás haya sido eso el motor principal que haya determinado que esas  actividades hayan sido tan fructíferas.
           Nosotros no nos oponemos a que los compañeros psicólogos y psiquiatras  intervengan en estas labores de reeducación. En primer lugar, consideramos que  no le corresponde al Ministerio del Interior, sino al Ministerio de Salud  Pública o al Ministerio de Educación -que ya eso es un problema a discutir  entre esos dos Ministerios-, los casos de los individuos que habiendo  delinquido nosotros no los podamos catalogar propiamente como enfermos. O  séase: hay una cantidad de personas recluidas en esos centros, y aquí la  compañera Directora del Centro de Rehabilitación de Prostitutas, aquí está la  compañera Directora del Centro de Reeducación de Menores de 14 años, que pueden  señalar los éxitos extraordinarios logrados en estos centros, y que  efectivamente dentro de esos centros hay menores y mujeres enfermas; nosotros  podemos catalogarlos como psicóticas o psicóticos, débiles mentales, niños  oligofrénicos. 
           Nosotros no creemos que los métodos de reeducación que nosotros  empleamos sean los adecuados para tratar a enfermos. Y pensamos -y esa es una  cuestión de principios que nosotros planteamos aquí- que en nuestros centros de  reeducación no deben estar esos tipos de enfermos, y que esos tipos de enfermos  los debe de tratar el Ministerio de Salud Pública como enfermos, o si se  considera que son tributarios de métodos psicopedagógicos los debe tratar el  Ministerio de Educación. Pero nosotros no estimamos que son tributarios de  nuestros centros esos individuos.
           Ahora, la experiencia nos ha demostrado que otros menores -inclusive  esos que ustedes veían por L y 23, por aquí por esta zona de la Rampa-, menores  con un índice de delincuencia elevado, o predilictiva, se han transformado  extraordinariamente en esos centros. Mujeres  prostitutas, con una vida desordenada, que en el momento actual son  trabajadoras de vanguardia en los centros donde están laborando. Eso se ha  logrado por métodos nuestros.
 esta zona de la Rampa-, menores  con un índice de delincuencia elevado, o predilictiva, se han transformado  extraordinariamente en esos centros. Mujeres  prostitutas, con una vida desordenada, que en el momento actual son  trabajadoras de vanguardia en los centros donde están laborando. Eso se ha  logrado por métodos nuestros.
           No  podíamos considerar a esas mujeres o a esos niños como enfermos; sus  actividades antisociales habría que buscarlas en las condiciones socioeconómicas  de la sociedad anterior -como explicaba el compañero-, cuando los psicólogos y  los psiquiatras en los Estados Unidos no han podido- a pesar de su técnica  esmerada- resolver la encrucijada gravísima que se presenta allí con la higiene  mental. 
           Entonces,  las condiciones de nuestros centros, los métodos de reeducación que nosotros  hemos empleado, han logrado esos éxitos. Pero, efectivamente, ha sido sobre  personas no enfermas. Y nosotros consideramos que debemos continuar con esos  métodos empíricos, pero que han resultado exitosos en la labor de reeducación  que estamos haciendo con los delincuentes, que es nuestra responsabilidad como  Ministerio que tiene la responsabilidad de la política interior del Gobierno  Revolucionario. 
           Ahora, no obstante, nosotros estamos en la disposición de recibir  asesoramiento de psicólogos y psiquiatras, pero la selección de ese personal  también es una cosa que nos compete a nosotros. No es un problema que estemos  haciendo planteamientos un poco envanecidos; pero, justamente, las  características de nuestro Ministerio, las responsabilidades que nosotros  tenemos de la política interior ante el pueblo, nos hace a nosotros ser muy  escrupulosos en la selección del personal que nosotros vamos a llevar a  nuestras instituciones, a ir más a la concepción ideológica de ese personal. 
           Nuestra concepción marxista, nuestra condición de comunista, es una  condición muy arraigada, y tenemos especial cuidado en que el personal que  trabaje con nosotros sea un personal con unas concepciones ideológicas claras y  definidas. Que puedan aplicar su ciencia, sus conocimientos científicos sobre  una base ideológica que nos permita el éxito, mayores éxitos de los que hemos  logrado. 
           Yo  creo que, efectivamente, si nosotros hemos logrado con compañeros de una gran  conciencia política, de un gran entusiasmo, esos éxitos, si tenemos el  asesoramiento psiquiátrico de compañeros psicólogos y psiquiatras, los éxitos  serán mayores. Pero eso sí, tienen que ser compañeros que nosotros  seleccionemos, compañeros que nos garanticen que la orientación ideológica de  nuestro proceso de reeducación no va a sufrir ninguna desviación por  concepciones ideológicas idealistas de la sociedad anterior, que todavía pueden  haber reminiscencias de ellas en muchos compañeros, y que nos desvíen las cosas  nuestras, como nosotros las tenemos orientadas. 
           Esa  es la cuestión de principio que nosotros queremos plantear aquí, que quizás  mañana sea motivo de discusión más amplia. 
           Las  compañeras directoras de esos centros de reeducación están aquí, y quizás les  pudieran aportar en una forma concreta algo de la experiencia por ellas  obtenida, en los quince o veinte meses que ellas tienen de actividades en esos  centros.
           La  Mesa lo considera si lo estima así.
  
     Sr. Presidente.-El doctor Córdova para una  aclaración.     
    
     Dr.  Córdova.- Yo quisiera hacer una aclaración. Resulta que esta tarde,  justamente, está señalada para la discusión de las ponencias de esta mañana.  Por eso el compañero pospone para el día de mañana. Mañana se presentarán otras  ponencias y se discutirán también. 
           Es en  la tarde de hoy justamente que se discutirán todos estos asuntos, y en la noche  de hoy es que se elevarán las conclusiones, si alguna existe. Es este el  momento justamente, y no mañana. 
    
     Dr.  García Oliva.- Bueno, compañeros, como cuestión de principio yo creo que he  dejado expuesto cuál es la política nuestra sobre este asunto de nuestros  centros de reeducación. 
           Muchas gracias. 
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias al compañero García Oliva. Ahora vamos a darle  la palabra al compañero Abdo Canasí. 
    
     Dr.  Abdo Canasí. - En la ponencia del compañero Córdova sobre el Cuidado del  Egresado, nosotros queremos hacer dos aportaciones. 
           Una,  ya señalada por nosotros en la ponencia La Protección Social del Enfermo  Mental, en la Primera Conferencia de Psiquiatría del año pasado, de la  necesidad de crear un cuerpo de auxiliares psiquiátricos, que bien pudieran ser  enfermeras -como en la Unión Soviética- o podrían ser trabajadores sociales, o  un personal calificado y entrenado a propósito para manejar ambulatoriamente,  sobre todo para las visitas domiciliarias a los enfermos mentales. 
           Tenemos la experiencia del trabajo de casi diez años en el Calixto  García de que muchos enfermos mentales se pierden de la consulta del  psiquiatra, y desgraciadamente regresan cuando el enfermo ha hecho un brote de  organización y necesita hospitalización; muchas veces no habiendo camas  desocupadas para poder ingresarlo, y perturbándose la mecánica de la atención  del enfermo mental. 
           Nosotros creemos que los enfermos mentales, sobre todo me refiero a los  enfermos psicóticos, que constituye -diríamos nosotros- el gran problema de la  psiquiatría de Cuba, ya que una gran parte de ellos se cronifican cuando no son  tratados a tiempo. Nosotros planteamos la necesidad de que haya el personal  auxiliar en cada provincia que vaya a visitar periódicamente a los enfermos, y  no sólo los vea, sino que vea si tienen necesidades económicas -por ejemplo-  para adquirir los medicamentos. Los enfermos crónicos bien podrían tratarse en  una gran mayoría ambulatoriamente, si se les suministrase a través de ese  personal auxiliar los medicamentos necesarios, que muchas veces son costosos,  porque la cloropromazina, por  ejemplo, resulta muy costosa para el bolsillo que recibe ochenta o cien pesos,  una casa que reciba ochenta o cien pesos. 
           Entonces, nosotros planteamos la necesidad del estudio y de la creación  de ese cuerpo auxiliar, que sería mucho más barato que tener que ingresar miles  de enfermos y de usar miles de psiquiatras, que no tenemos.
           En  segundo lugar, la protección del enfermo mental que está vigente hoy en día. La  Ley de Seguridad Social no cubre en su artículo este aspecto. 
           Los  enfermos mentales, hay una gran proporción de enfermos mentales que pueden  trabajar, pero no pueden trabajar todo el tiempo. La Ley de Seguridad Social  dice que si está enfermo no trabaja y si trabaja tiene que trabajar todo el  tiempo. Por tanto, sería necesario plantearle a los compañeros del Ministerio  del Trabajo y al Consejo de Ministros, el estudio de un artículo que ventile  qué pueden hacer determinados enfermos que haya que reducirle el horario de  trabajo, y que eso no perjudicaría la producción, que muchas veces pierde un  técnico que no puede trabajar ocho o diez horas, pero si puede trabajar cuatro  o cinco. 
           Nosotros en este momento tenemos muchos enfermos a los cuales  recomendamos un período de disminución de la intensidad de trabajo, y, sin  embargo, la mencionada Ley lo impide. 
           Esas  son concretamente las cosas que queríamos decir. 
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias al compañero Abdo Canasí. El doctor Acosta  Nodal, en relación con el Cuidado del Egresado. 
    
     Dr.  Acosta Nodal.- Bueno, simplemente era para señalar -quizás esta  intervención mía se debe a que como el doctor Córdova estuvo en Santiago de  Cuba hace unos días y no pudimos cambiar impresiones con él; sobre la ponencia  hemos podido cambiar impresiones casi constantemente- en relación con el  organismo que va a coordinar, es decir del organismo que va a decidir las  gestiones que hay que hacer alrededor del Ministerio del Trabajo, de la Reforma  Urbana o de la Comisión de Becas.
           Creo  que debe haber un organismo central que coordine y dirija esas actividades,  porque como él dice, es muy difícil a un organismo, como es, por ejemplo, a una  unidad ejecutora cualquiera, un hospital, un dispensario, hacer estas  gestiones, sino tiene un organismo central que lo ayude.
           Es  probable que el doctor Córdova no lo haya mencionado, porque en la Ponencia  nuestra, en Coordinación de Servicios, se señalan los organismos. Pero ahí  nosotros no señalábamos concretamente si debían ser otros que nosotros  mencionábamos, que eran centros de Coordinación y Estadísticas, que proponíamos  a nivel del Ministerio de Salud Pública. Pudiera ser eso.
           La  otra cuestión se refiere a que estos mismos problemas que se plantean en la  Co-Ponencia del Dr. Córdova referente a los adultos, pues se plantean también  con los niños; es decir, los mismos problemas, quizás mucho más grandes se  presentan con los niños. Y que conste aquí.
           Nada  más. 
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias al Dr. Acosta. 
           Tiene  la palabra el doctor Stettmeier. 
    
     Dr.  Franz Stettmeier.- Quisiera hablar de dos cosas. Una de poca importancia,  más bien un error cosmético de la Ponencia del Dr. Diego González, donde se  habla de los esfuerzos de las Universidades. 
           Quisiera que se añada que la Universidad de Oriente tiene una oficina  del estudiante casi desde el día de su fundación en el año 1947. Esta oficina  de orientación del estudiante fue uno de los primeros intentos -no sé si el  primero en Cuba- de coordinar el trabajo de psicólogos, llamados psicometristas  en estadística, y de un psiquiatra propiamente dicho, con consulta colectiva y  consulta individual. Yo creo que por justicia histórica debía añadirse. 
           La  segunda cosa es que la misma Universidad, desde el año 1950 hasta el año 1960,  tuvo una consulta del “niño problema” que era, en cierto sentido, también  nueva, porque era una consulta de psicología clínica y psiquiatría gratuita, y  ofrecida al pueblo en general.
           A mí  me han dado oportunidad esos diez años de ver, y anticipar, y puede ser que  comprender un poquito, problemas en la época pre revolucionaria, que después  nos dieron muchos dolores de cabeza, cuando muchos compañeros de nosotros, no  acostumbrados a enfrentarse con los problemas-soluciones del pueblo -del pueblo  muy pueblo en las regiones interiores de Santiago de Cuba-; me han dado,  repito, oportunidad de conocer esos problemas, especialmente y concretamente a  una cosa que en cualquier momento llega a discusión, la frecuencia de la lesión  córticocerebral en la población pobre. 
           Así,  yo propongo, primero, que estos dos pequeños hechos se pongan, para completar  el informe sobre los Esfuerzos de la Universidad.
           El  número de pacientes que iban, más o menos, a las consultas para estudiantes, en  una Universidad entre mil y dos mil estudiantes, era de unos 300 anuales; es  decir, llegamos a un porcentaje relativamente grande, mucho más que el 20% de los estudiantes.
 estudiantes, era de unos 300 anuales; es  decir, llegamos a un porcentaje relativamente grande, mucho más que el 20% de los estudiantes.
           El  número de los niños asistidos en la consulta del “niño problema”, que trabajó  bajo la dirección de la Facultad de Educación -un problema que en cualquier  momento puede surgir cuando mañana se discuta la Coordinación de los Trabajos-,  fue de unos 500 niños anualmente, de todas las clases, especialmente de la  clase pobre. Esta es la primera cosa que quería mencionar. 
           La  segunda se refiere a la Ponencia del Dr. Córdova. Yo quisiera añadir, y poner a  discusión, si entre las actividades para el egresado no debería incluirse la  identificación, la formación, el chequeo de familias sustitutivas. La familia  sustitutiva no es un invento nuevo. Una de las personas que más lo ha cultivado  era Bleuler, el padre de la esquizofrenia en Suiza. Así que no es nada que se  haya inventado, sino que se pone solamente a discusión, por dos motivos: la  familia sustitutiva -que cuenta con grandes dificultades en países  capitalistas- podría ser que tenga en un país socialista nuevos chancees,  nuevas oportunidades, porque está separado de problemas económicos, para  ocuparse en un ambiente en cierto sentido ideal -es decir, una familia, “pero  no mi familia, no aquella familia en yo formé mis trastornos, sino otra”-,  seleccionado, chequeado y supervisado, claro, por el mismo cuerpo, la misma  organización que el Dr. Córdova propuso.
           Claro, los compañeros que trabajan con nosotros en el Centro de  Orientación Diagnóstica, los Psiquiatras, cada rato prescriben, o piden, o  proponen una familia sustitutiva. Eso hasta ahora era en el papel.
           Yo  repito, ¿no sería posible discutir, decidir que esas familias sustitutivas se  hagan?
           Y una  cosa más: claro está, en la familia sustitutiva la ventaja está en que es  familia, pero no es mi familia. 
           La  segunda sería -y el Dr. Canasí la mencionó en otra relación- el enorme ahorro  en gastos. En una familia sustitutiva, un paciente único puede subsistir  probablemente por la décima parte de los gastos que hace en una institución de  crónicos; y, además, podría probablemente ser asistido mejor y, al mismo  momento, es un ingreso para la familia sustitutiva, que puede ser gente ya  retirada, gente de alguna forma fuera de la producción en parte, y entonces  aceptan ese individuo.
           Déjenme decir algo que ustedes deben saber mucho mejor: que la familia  sustitutiva es un invento del pueblo cubano de muchos años. Antes no hubo  familia en que no pocos pacientes potenciales de nosotros estaban, como se  dice, arrimados: la solterona, las divorciadas, el anciano lisiado, estaban  arrimados en familias más grandes, en la época antes de la industrialización.  Así que tampoco en este sentido nacionalmente es nada nuevo, sino algo muy  practicado, que nosotros podríamos probablemente organizar.
           Añadiendo a ese método de la preocupación de los egresados, tenga una segunda  idea un poquito más audaz. Nosotros, que tenemos la suerte de ver -ustedes más  jóvenes, yo más avanzado en edad- de ver la construcción del socialismo; el  socialismo, entre otras cosas, construye aldeas, pueblos nuevos, totalmente  nuevos, en las Granjas del Pueblo, o en cualquier otra relación. Propongo, si  no sería posible -y tampoco es una cosa nueva-, uno o dos pueblos  transformarlos en pueblos mixtos de la Granja y de Enfermos Crónicos. Repito  que no es nuevo: nueva sí es la oportunidad, y nosotros podríamos construir  esos pueblos mixtos de una mayoría de los llamados normales, y una minoría  grande de egresados.
           Así  que la segunda proposición es la construcción de aldeas mixtas, que tengan su  trabajo productivo parecidas a las aldeas o Granjas del Pueblo, pero que, con  la asistencia de psiquiatras desde el comienzo, serían construidos como una  cosa que podría ser muy bonita, muy humana y muy eficaz. Por lo menos merece  una prueba: que se hagan las aldeas de egresados y personas similares. 
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias, Dr. Stettmeier. 
           Para  un adendum, el Dr. Abdo Canasí tiene la palabra.
    
     Dr.  Abdo Canasí.- Quiero tener la oportunidad de decir esto: en nuestra visita  a la Unión Soviética, con los compañeros Córdova, Bustamante, Araujo y Ordaz, a  nosotros nos refirieron en el Ministerio de Salud Pública que el método que  ellos llaman de patronaje, es precisamente el método de familia sustitutiva de  que habla el Dr. Stettmeier, que era usado desde hacía mucho tiempo un tanto  empíricamente en la Unión Soviética, y que había sido desechado, había sido  impulsado de nuevo por el Ministerio de Salud Pública, porque lo consideraban  lógico, económico. O sea, mandaban a los enfermos y le pagaban a la familia por  tener al enfermos en su casa, o sea, le daban una familia sustitutiva. Y ellos  veían con muy buenos ojos que era un medio formidable para el tratamiento de  los enfermos crónicos.
           Me  parece que es una cosa interesante y que quise señalar.
           Entonces, damos la palabra al Dr. Collado.
    
     Dr.  Enrique Collado.- (Del Hospital Nacional). Esta mañana cuando el Dr. Diego  González Martín leyó la Ponencia, y no mencionó al Hospital Nacional, creí que  el Servicio del Departamento había sido suprimido y no me había enterado  (risas). Pero entonces vi que fue exclusivamente al leerlo él, porque está  efectivamente mencionado en la Ponencia, como es natural. De modo que se trata  de un lapsus (risas). Y, por lo tanto, puedo hablar, puesto que el Servicio  existe todavía (risas). 
           Es  para algunos comentarios en relación con la Ponencia del Dr. Diego González  Martín; algunas pequeñas aportaciones y comentarios. Naturalmente, estamos de  acuerdo con la Ponencia totalmente, pero, por ejemplo, en relación con el  final, es decir, en las perspectivas de 1963, al referirse a problemas del  hospital de día.
           Nosotros creemos que la institución del hospital diurno, en más o menos  distintos aspectos debe extenderse a la mayor parte de los hospitales generales  que tienen un departamento de psiquiatría. Eso se establece en relación con las  necesidades de tratamiento, de acuerdo con el volumen de enfermos que  habitualmente vemos. Por ejemplo, en el Hospital Nacional, el año pasado fueron  vistos en consulta externa, o se hicieron 2849 consultas; en lo que va de este  año -de enero a abril- pues tenemos un número mayor que lo que correspondería a  la tercera parte del año. Hay que tener en cuenta que el año pasado había tres  psiquiatras en el departamento, y, sin embargo, existes dos psiquiatras nada  más en este momento.
           Desde  luego, lo que lo ilustraría más no sería el volumen de consulta, puesto que  están incluidos, por ejemplo, en la última estadística, los grupos de  psicoterapia, aunque sean en estadística aparte, y no es el caso ahora, puesto  que esto correspondería a la discusión de la Ponencia. 
           Pero,  por ejemplo, sobre los casos nuevos: en el año de 1962, en los doce meses, se  vieron 886 casos nuevos -casos nuevos se entienden los que no habían sido  vistos en psiquiatría nunca en el hospital; incluimos, naturalmente, los casos  que vienen directamente a psiquiatría desde la calle, y los casos que son  remitidos por primera vez a psiquiatría por otros departamentos-. Entonces, en  estos tres meses, -hay que recordar que hay un psiquiatra menos, y que a  finales del año 62, en el período de octubre y en la primera parte de  noviembre, la consulta externa fue suprimida por la emergencia nacional-  tenemos 263 enfermos nuevos. Quiere decir que estos enfermos nuevos  primeramente vistos tienen que ser distribuidos en relación con tratamiento. 
           En  relación con tratamiento, por ejemplo, nosotros tenemos en 1962, que se  pusieron en tratamiento chocante, 60 casos nuevos. Es decir, que nosotros no  somos “electrochoque”; dependiendo, naturalmente, de la indicación que, como  todo el mundo sabe, eso no forma parte de la discusión. Actualmente, pues más o  menos estamos en la misma proporción. 
           Es  decir, que de estos 886 casos, había 826 casos nuevos para ser distribuidos en  tratamiento. Es decir, algunos casos que naturalmente son vistos muy esporádicamente  por las circunstancias, y entonces ahí estamos en el gran volumen de ellos. En  este caso la estadística no ha sido más precisada en cuanto a diagnóstico,  puesto que esperamos en cierta forma que se establezcan los criterios  diagnósticos, para poder comparar los distintos Servicios, puesto que de lo  contrario no tendría mucho sentido. 
           Nosotros tenemos un gran volumen de enfermos en tratamiento. Eso  naturalmente que incide en lo que voy a decir: primero, la absoluta necesidad  de establecer la psicoterapia de grupo -eso forma parte de la Ponencia del Dr.  Bustamante también-, y, en segundo lugar, mantener un tipo de relación  ambulatoria con estos pacientes, aparte -naturalmente- del tratamiento con los  fármacos. 
           Entonces, entendemos que la creación del hospital diurno en algunas de  sus formas… Eso, naturalmente, es una cosa que depende de muchos criterios; no  hay ninguna discusión sobre el hospital diurno en esta Conferencia, según tengo  entendido, pero que se impone absolutamente.
           El  Dr. Córdova en su Ponencia insistía o proponía que los Círculos se asesoren a  nivel de la Comisión Asesora del Ministerio, que naturalmente es a la que  corresponde. Yo creo que es fundamental que aparte de eso el Círculo debe  partir del mismo Departamento, en lo que se refiere a la organización, como han  partido, por ejemplo, en las organizaciones de psicoterapia de grupo, antes que  hayan sido en cierta forma dictaminadas o reglamentadas por la Comisión  Asesora, por la sencilla razón de que los grupos se nos han impuesto por la  cantidad de enfermos.
           Naturalmente, sobre estos problemas hay un aspecto que quiero señalar,  que es el problema de los pacientes que acostumbran asistir a distintos  Servicios de Psiquiatría -me refiero a la ciudad de La Habana-; y me parece que  quizás si no estamos en la etapa, podemos estar al alcanzarla, de que el  paciente continúe asistiendo a un solo Servicio de Psiquiatría. Nosotros  tenemos pacientes que asisten a Higiene Mental, y si a lo mejor el compañero  psiquiatra ese día no le puede dedicar mucho tiempo, pues entonces va al  “Fajardo” la otra semana, y la otra semana al “Nacional”, y seguramente al  “Calixto García”, etc. Eso lo someto a la consideración de la Comisión Asesora  del Ministerio, y al Responsable de Psiquiatría, en relación con el estudio de  ese punto que, naturalmente, se aplica a todas las demás especialidades también  en el resto de la medicina. 
           Entonces, por otra parte, el Dr. Abdo Canasí señaló el problema de la  Legislación en la Ley de Seguridad Social sobre los enfermos que tienen que  trabajar parte del tiempo. Yo voy a señalar otro punto en relación con los  enfermos en psicoterapia de grupo o en entrevistas periódicas individuales, que  tienen que asistir -vamos a decir- semanalmente al Departamento de Psiquiatría.  En estos casos tampoco la Ley de Seguridad Social contempla para nada la  necesidad del enfermo. Claro, esto se aplica a otras especialidades también.  Pero el paciente, por ejemplo, del grupo, que tiene que asistir semanalmente,  pues entonces ese día él no lo cobra en su trabajo rutinariamente; quiere decir  que en ese caso estaría perdiendo cuatro días al mes, con todo lo que además  eso implica.
           Eso  yo también lo señalo para que en alguna forma se sugieran las posibilidades en  que eso pudiera manipularse, puesto que los enfermos tienen la necesidad de ir.
           Creo  que más nada, aparte de señalar que el Dr. Córdova en su insistencia sobre la  psicoterapia de grupo, hizo la salvedad que eso no implicaba el que no se  insistiera también en la psicoterapia individual. Yo considero que en este  momento las controversias por el problema del antagonismo, o situar en una  contradicción la psicoterapia individual y la psicoterapia de grupo, son  anacrónicas. 
  
      Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr.  Collado. 
           El  Dr. Julio Feijoo tiene la palabra.          
    
     Dr.  Julio Feijoo.- Yo no pensaba hablar hoy, pero cuando entré estaba hablando  el compañero Oliva y esto me ha animado a venir aquí y a hacer una cuantas  preguntas y a orientarme. Naturalmente, que lo que yo voy a presentar ahora no  son aportaciones, sino interrogaciones, que creo que deben dilucidarse ahora,  ya que las Ponencias que se van a leer en el día de mañana, en lo que se  refiere a la Coordinación Psiquiátrica, y en las del domingo, en lo que se  refiere a Legislación Psiquiátrica del compañero Galigarcía, necesitan alguna  luz previa, si es que vamos a hacer algo constructivo, que es muy necesario.
           Además, el compañero Galvizu en la mañana de hoy hacía referencia a las  dificultades que tenían en Santiago de Cuba, con motivo de los problemas  judiciales, que interferían con el asunto de los enfermos, poniendo sobre el  tapete otra vez el problema judicial. 
           Cuando entré el compañero Oliva estaba hablando de esas cuestiones. Y al  principio, cuando yo había venido a las sesiones de hoy, venía muy confuso.  Desde hace varios meses estoy muy confuso, cada vez más confuso en este  problema psiquiátrico judicial; pero después que oí al compañero Oliva pues no  podía seguir así. Por eso es por lo que pedía venir al micrófono. 
           Y  aprovecho la oportunidad que tengo de que esté el compañero Oliva aquí, a ver  si me puede contestar algunos de los puntos.
           El  compañero Oliva nos refiere que está en el Ministerio del Interior dedicado a  combatir a ciertos elementos disociales y asociales, y a ese efecto ha  procedido a instituir unos centros reeducativos de esos elementos. 
       La  primera pregunta que yo me hago es ésta: ¿Qué criterio médico-jurídico se sigue  en estas cuestiones?, porque en estos momentos existe una falta total de  coordinación en lo que se refiere a la aplicación del concepto de peligrosidad.  Yo quisiera que el compañero Oliva fuera tan amable que nos ilustrara sobre lo  que debemos entender por peligrosidad en estos momentos.
     La  primera pregunta que yo me hago es ésta: ¿Qué criterio médico-jurídico se sigue  en estas cuestiones?, porque en estos momentos existe una falta total de  coordinación en lo que se refiere a la aplicación del concepto de peligrosidad.  Yo quisiera que el compañero Oliva fuera tan amable que nos ilustrara sobre lo  que debemos entender por peligrosidad en estos momentos.
           En  estos momentos existen dos criterios de peligrosidad. Uno, en el Código de  Defensa Social, artículo 48, inciso A, que define la peligrosidad como una  predisposición morbosa congénita o adquirida por el hábito que, debilitando los  frenos inhibitorios, hace que el individuo tenga propensión a delinquir. Este  concepto de peligrosidad fue ampliado por el Tribunal Supremo, en Doctrina  reiterada de agosto y septiembre de 1940 -22 o 23 de agosto, y en septiembre  del mismo año- en dos casos; y en una de ellas con Ponencia del doctor Emilio  Menéndez y Menéndez, de la Audiencia, ratificada por el Supremo, se establece  bien claro que tratándose de un problema morboso, que implica el concepto de  enfermedad, necesariamente debe llevar el asesoramiento psiquiátrico para poder  dictaminar el grado de peligrosidad del sujeto. 
           Pero,  el año pasado, dos meses después de haber celebrado nuestra Conferencia  Psiquiátrica, salió un Decreto en la Gaceta Oficial, donde el Ministro del  Interior puede, per se, declarar el estado peligroso de un sujeto sin  asesoramiento médico, y a ese efecto solamente requiere del asesoramiento de  miembros de la CTC, de la Federación de Mujeres Cubanas, de los  Sindicatos y Comités de Defensa.
 de los  Sindicatos y Comités de Defensa.
           Entonces, nosotros lo primeros que encontramos en estos momentos son dos  conceptos de peligrosidad totalmente distintos.  
           La  confusión que yo venía sosteniendo y la cantidad de discusiones que he  mantenido con distintas personas del foro durante estos meses, que ninguno me  ha sabido explicar cómo es posible esta dualidad, se me acaba de agudizar más,  cuando el Dr. Oliva me habló de predelincuencia, término que por primera vez oí  en la tarde hoy, y me ha intrigado mucho, porque puede ser que haya una figura  que yo desconozco. Y yo quisiera que nos explicara, porque yo conocía la  peligrosidad predelictiva, pero como la predelincuencia no la conozco, quién  sabe si eso sea lo que está tratando el Ministerio del Interior. 
           Pero,  de todas maneras, hay algo más. En el Código de Defensa Social de diciembre de  1958, de la Unión Soviética, el concepto de peligrosidad que se recoge  no es el que se mantiene en Cuba, en el Decreto que salió el año pasado en la  Gaceta Oficial. Entonces, nosotros nos encontramos con que existe en estos  momentos en Cuba una peligrosidad no reglamentada que supongo que será a la que  hace alusión el compañero Oliva cuando habla de sujetos que ellos tratan que no  son enfermos.  
           El  habló -me parece que habrá la copia taquigráfica- del sujeto no enfermo, y  ahora es donde me he confundido yo más, que es lo siguiente: de acuerdo con  todas las doctrinas del delito, inclusive la que se ha mantenido en la Unión  Soviética hace años -desde el principio y ahora-, el problema del delito se  considera como una enfermedad. Y eso se viene manteniendo desde hace más de  doscientos años en Alemania, mucho antes de que Lombroso asomara la nariz por  este globo. 
           Pero  ahora resulta que nosotros nos estamos encontrando con una cosa muy curiosa:  los delincuentes normales -y esto sí  que me ha preocupado. En el libro de Psiquiatría de Sluchevski, página 115, se  interpreta el concepto -el libro de Sluchesvski es soviético- de peligrosidad  desde el punto de vista reflexológico, como lo siguiente: “El sujeto no está  reflejando  la realidad objetiva”. Como el individuo  no refleja la realidad objetiva, entonces es un enfermo; él, sin embargo,  es consciente de que tiene propensión a delinquir, o sea, a proceder en contra  de las normas ambientales, lo que debía de reflejar de una manera adecuada.  Esto está de acuerdo, y explica que ese dilema que algunos presentan como “si  el Estado socialista crea mejores condiciones ambientales no debía existir el  delito, porque las condiciones son ideales”, cosa que no sucedería en el  régimen capitalista. Y algunos detractores del socialismo le dicen: “¿cómo es  posible que hayan delincuentes en un lugar donde se hacen las cosas tan bien  hechas?”. Entonces, se explica esto desde el punto de vista reflexológico por  un trastorno en la mentalidad del sujeto. Pero como el sujeto es consciente de  su propio trastorno, se le sanciona, porque siendo consciente de eso no se pone  en tratamiento y se deja llevar por sus impulsos.
reflejando  la realidad objetiva”. Como el individuo  no refleja la realidad objetiva, entonces es un enfermo; él, sin embargo,  es consciente de que tiene propensión a delinquir, o sea, a proceder en contra  de las normas ambientales, lo que debía de reflejar de una manera adecuada.  Esto está de acuerdo, y explica que ese dilema que algunos presentan como “si  el Estado socialista crea mejores condiciones ambientales no debía existir el  delito, porque las condiciones son ideales”, cosa que no sucedería en el  régimen capitalista. Y algunos detractores del socialismo le dicen: “¿cómo es  posible que hayan delincuentes en un lugar donde se hacen las cosas tan bien  hechas?”. Entonces, se explica esto desde el punto de vista reflexológico por  un trastorno en la mentalidad del sujeto. Pero como el sujeto es consciente de  su propio trastorno, se le sanciona, porque siendo consciente de eso no se pone  en tratamiento y se deja llevar por sus impulsos. 
           Naturalmente que todo esto viene a traer, en consecuencia, una cosa: que  el concepto de peligrosidad, tanto en los países socialistas como en los países  capitalistas, tiene un origen común idéntico. 
           Pero  como resulta que ahora nos encontramos que el dictamen en Cuba, en estos  momentos, se puede hacer a través de un informe exclusivamente social y no  psicológico, la pregunta mía es ésta: ¿existe otro tipo de peligrosidad? Quién  sabe si el compañero, que está en el lugar donde esa peligrosidad se combate,  pudiera informarnos.
           Y  esto lo hago sencillamente -presentar esta serie de preguntas- porque tengo  interés, cuando se vaya a tratar el tema Legislación Psiquiátrica por el  compañero Galigarcía, que se pueda acometer este tema un poco más  profundamente; y como preámbulo de esto, en esa ocasión esperamos poderlo  discutir un poquito más profundamente, ya que estará aquí el Dr. Antonio Cejas,  Profesor de Ciencias Jurídicas y, además, uno de nuestros abogados más  distinguidos.
           No  quiero, por lo tanto, que parezca que quiero entrar en el terreno jurídico en  esta Conferencia Psiquiátrica, pero para coordinar mejor las cosas yo pido  entonces al compañero que nos exprese cuáles son los criterios que existen  sobre el particular, que creo que merecen ser tratados en este momento para la  cuestión de la coordinación psiquiátrica también, ya que el compañero expuso  solamente la necesidad del tratamiento de los antisociales. 
           Eso  es todo lo que quería plantear aquí. 
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias al Dr. Feijoo. 
           Dr.  Crespo, tiene la palabra. 
    
     Dr.  Crespo.- Solamente aspiro a aclarar algunos conceptos con respecto al tema  presentado por el compañero Diego González Martín, y explicar la postura del  Ministerio de Educación respecto a su Departamento de Enseñanzas Especiales,  respecto a los planes de higiene mental del país. 
           Es  bueno que los psiquiatras sepan las metas o proyecciones que se persiguen,  englobándolo dentro de un tema de consideraciones generales, a reserva después  de discutir algunos aspectos en terreno más particular. 
           Primeramente el compañero se refiere a la escuela, al Residencial  Terapéutico creado por el departamento de Enseñanzas Especiales para niños  psicóticos y neuróticos. Efectivamente, a petición de los psiquiatras que  trabajan en el Centro de Orientación y Diagnóstico, se creó el Residencial  Terapéutico con características de admitir casos pre-psicóticos, neuróticos,  psicopáticos, etc., que presentaran problemas susceptibles de ser beneficiados  conjuntamente con una educación especial, en combinación con tratamientos  psiquiátricos. Porque no podía pensarse ni admitirse que ese tipo de niño  pudiera desenvolver sus actividades sin colaboración psiquiátrica. De eso  estábamos muy conscientes. 
           Reiteradamente se solicitó del Ministerio que designara un psiquiatra  para la Institución. La situación que se presentó -y eso que no iban casos  verdaderamente orgánicos de los trastornos de la conducta de base orgánicos,  pues se trató de evitar que los problemas centrales crearan cuadros más  agudos-, se presentaron situaciones verdaderamente insuperadas a los recursos  con que contaba la institución.
           No se  le pudo suministrar a la institución servicios psiquiátricos, porque se dijo  que no era posible por el escaso número de psiquiatras que existían en el país,  ni pudieron los compañeros nuestros, agobiados por el trabajo que tienen en el  instituto, en el Centro Diagnóstico, brindar el servicio psiquiátrico. 
           Eso  trajo como consecuencia que el llamado Residencial Terapéutico hubiese que  transformarlo, y que lamentablemente tuviéramos que entregarles a las madres  niños que se pudieran haber beneficiado en esa institución con un tratamiento  combinado de la psiquiatría y la psicopedagogía. Tuvieron que ser devueltos a  sus hogares, porque no encontrábamos organismo que tuviera acogida para los  problemas agudos que aquí se presentaron; problemas que requerían la  intervención del tratamiento medicamentoso y de los procedimientos  psiquiátricos de directa responsabilidad profesional exclusiva del psiquiatra,  pese a la labor que pudieran realizar los profesores.
           Esos  niños, aunque iban allí de inteligencia normal y comprendidos justamente entre  los seis y los doce años, pues no se admitían retrasados mentales con problemas  de conducta, cuando más iban algunos “borderline”; esos niños dentro del plan  de psicopedagogía tienen una serie de materias de tipo canalizantes de valor  terapéutico a los problemas de la conducta. Pero no es tampoco una enseñanza  tan rigurosamente diferenciada con respecto al nivel de los problemas de los  trastornos de la personalidad, que era competencia más bien exclusiva de la  labor psiquiátrica.
           Al no  tener el recurso psiquiátrico, reiteradamente solicitado, comprendiendo los  fundamentos por los cuales no se nos pudieron dar, la escuela hubo que  transformarla, entregar los pacientes de conducta problemática, y hoy es una  escuela exclusivamente dedicada a trastornos de la conducta de origen  emocional, de causas exógenas motivadas del medio ambiente familiar, y no, en  ningún momento se ve los trastornos de la personalidad, neurosis propiamente  dicha ni psicopatías propiamente dichas, ni mucho menos cuadros de tipo  psicóticos, porque todo eso quedó definitivamente erradicado de la institución  por no poder contar con el servicio médico.
           Por  otra parte, como dijo el doctor Diego González, es bueno que se aclare que el  departamento de enseñanza, que quede perfectamente definido en esta Conferencia  la postura en que se encuentra el Departamento de Enseñanzas Especiales, de  darle toda clase de servicios psicopedagógicos que sea posible a las  instituciones hospitalarias y a las distintas instituciones de carácter médico,  donde esa enseñanza constituya un factor complementario a la medicina.
           Así,  por ejemplo, se pueden aplicar las escuelas nuestras para espásticos, en fin,  para todo tipo de trastorno motor; pero también tenemos en instituciones  hospitalarias servicios. Por ejemplo, en el Hospital “Aballí” tenemos una  escuela que funciona bajo responsabilidad psiquiátrica, porque se trata de  niños con trastornos de la personalidad severos, y son atendidos; y los  maestros imparten una enseñanza en íntima conexión con la dirección  psiquiátrica. También en tuberculosis, en el hospital de tuberculosis tenemos  aulas especiales. Tenemos aulas en los hospitales de servicio pediátrico,  tenemos aulas y estamos dispuestos a  tenerla y crear cuantas aulas hagan falta donde quiera que haya un niño que  necesite ser enseñado mientras está bajo los recursos proteccionales de la  medicina.
 funciona bajo responsabilidad psiquiátrica, porque se trata de  niños con trastornos de la personalidad severos, y son atendidos; y los  maestros imparten una enseñanza en íntima conexión con la dirección  psiquiátrica. También en tuberculosis, en el hospital de tuberculosis tenemos  aulas especiales. Tenemos aulas en los hospitales de servicio pediátrico,  tenemos aulas y estamos dispuestos a  tenerla y crear cuantas aulas hagan falta donde quiera que haya un niño que  necesite ser enseñado mientras está bajo los recursos proteccionales de la  medicina.
           Pero  también queremos que se aclare, se delimite o se establezca el sentido de la  cooperación de aquellas funciones de la medicina que resultan complementarias a  la enseñanza. Porque la escuela cubana entera está llena de problemas, pese a  las modificaciones que haya traído la Revolución, pese a los cambios que se  hayan propiciado, al futuro que posiblemente se espere de una política  socialista, donde no haya diferencias socioeconómicas tan onerosas que  establezcan diferencias en el desarrollo físico y mental en el niño que antes  asistía a la escuela privada, con diferencia al niño que asistía a la escuela  pública y a la escuela campesina. Pero no podemos decir todavía que el índice parasitario  haya disminuido, que los trastornos de origen nutricional que se provocan y se  reflejan sobre la mente hayan desaparecido de inmediato. Y estamos confrontando  una serie de trastornos, y es lógico que la higiene médica y mental llegue a la  escuela. 
           Y el niño oligofrénico de tipo educable, el  débil mental ligero, el fronterizo, y no los torpes que corresponden, porque no  son verdaderos retrasados mentales… Le hemos pedido a instrucción primaria -y  deseo aclarar esto- que los torpes mentales que están comprendidos  empíricamente en lo cocientes de ochenta a noventa, no pueden ser clasificados  como débiles mentales propiamente dicho, porque serían absorbidos por el  Departamento de Enseñanzas Especiales, y las seudo-oligofrenias o las  reacciones lentas de las mentes del torpe, se pueden solventar en las aulas  limitadas, que toda la vida ha sido competencia de la instrucción primaria y  nunca de los departamentos de enseñanzas especiales. 
           Por  cuanto no conocemos de que la oligofrenia tenga curación propiamente dicho  desde el punto medicamentoso, y siendo enfermos educables, nosotros aceptamos  la responsabilidad de educar a los retrasados mentales tomando en cuenta el  nivel de educabilidad. Y creemos que no pueda funcionar ninguna escuela de  retrasados mentales, y lo hemos estado pidiendo reiteradamente, sin la  cooperación médica. Porque nosotros creemos que el concepto integral  asistencial del menor, de acuerdo con las exigencias modernas, reclama tanto la  presencia del médico, del psicopedagogo, del psicólogo, del higienista, en fin,  una estrecha colaboración de todos en este aspecto. 
           En  los institutos de diagnóstico y de orientación nuestros, también deseo aclarar  que estos centros de orientación nosotros trabajamos con dos compañeros  psiquiatras que nos facilita el departamento de Salud, del Ministerio de Salud,  con veinte y tantos pedagogos y diecisiete o dieciocho trabajadores sociales y  doce o catorce psicólogos para solventar los problemas psicopedagógicos de la  ubicación de los niños en nuestras escuelas. 
           Nosotros no podemos evitar que a la demanda de los padres en la  enseñanza concurran a ese lugar desde el idiota, desde el parapléjico y toda  serie de entidades y de individuos, algunos casos son incipientes, pero estamos  constantemente demandando, precisamente de los organismos de responsabilidad  psiquiátrica, la asistencia de los crónicos que no son educables; no podemos  evitar que asistan a esas instituciones, y que vayan casos de pre-psicóticos o  psicóticos. 
           Esos  niños son examinados y a veces tienen nivel de educabilidad, pero ni con fines  de tratamiento medicamentoso, ni como objetivo de clasificaciones diagnóstica  de carácter psiquiátrico diferencial, sino buscando dentro del diagnóstico  psiquiátrico y psicopedagógico la ubicación dentro de la escuela de enseñanza  especial. Única y exclusivamente el propósito de ese departamento que trabaja  en su más alto porcentaje profesional con psicopedagogos, es el dar el  diagnóstico pedagógico, el diagnóstico psicológico, y como máxima responsabilidad  el diagnóstico psiquiátrico; niño clasificado. 
           Señores: la clasificación de cualquier escolar es un proceso tan  complejo, que muchas personas no son capaces de imaginarse cuando se tienen  veinticinco, treinta expedientes delante; para poder ubicar los niños hay,  primero, que satisfacer los intereses socio-económicos de los padres, el niño  que necesita ser internado, otros que no quieren internado, el problema del  transporte escolar no lo hay; estas escuelas no están ubicadas en todas las  barriadas, y el problema es que muchos niños no pueden ser ubicados a veces  porque no hay transporte escolar y los padres no los pueden llevar a la escuela  porque tienen necesidad de trabajar. 
           Es  necesario tener un parte de asistencia prácticamente diario por grado de las  escuelas para poder asignar a un niño a nivel de un grado determinado, después  que se le ha hecho el diagnóstico pedagógico y la graduación debida. 
           Ese  proceso complejo de asignación de base y fundamento psicopedagógico, no implica  el hecho de que el instituto se responsabilice en darles los servicios que sean  necesarios de carácter medicamentoso de ningún tipo. 
           Porque lo que nosotros queremos es que los policlínicos y los hospitales  tengan tantos servicios psiquiátricos que puedan atender los niños que nosotros  les referimos; como nosotros estamos atendiendo con fines de ubicación escolar  todos los niños que nos están mandando de los hospitales de la Isla, todos los  niños que nos están mandando de las consultas psiquiátricas, incluso de consultas  privadas, porque no tenemos diferencias socio-económicas de origen de ninguna  clase. 
           Y  para que ustedes sepan la magnitud de colaboración que puede prestar al médico  para la meta de este año y para la meta del año 1964 los distintos servicios,  hemos estudiado las necesidades de la Isla. 
           Por  ejemplo, el compañero que se quejaba de la parte Norte de Oriente. Estamos  conscientes, incluso el problema de Baracoa -casi geográficamente aislado-,  cómo solventarle a Baracoa el problema y a los pueblecitos aledaños, de  crearles una escuela diferencial. Pero disponemos además de ochenta y pico de  aulas que vamos a elevar a mil, según los censos que se están construyendo nos  den el número suficiente de individuos que requieran los recursos de la  enseñanza especial. Porque no siempre podremos hacer un aula por el problema de  la costeabilidad y por la falta de recursos. 
           No  obstante, cuando el Departamento se inició absorbió dos escuelas públicas para  retrasados mentales y dos privadas; en total: cuatro. Y con las que había al  iniciarse el proceso revolucionario, había diez instituciones; al año de creado  el departamento de enseñanzas especiales, funcionaban en la isla diecisiete  instituciones y se habían ampliado a grado máximo la asistencia y el número de camas,  sobre todo en los lugares donde antes no existía tan régimen, donde había una  matrícula más limitadas. 
       Por  ejemplo, en la misma escuela “Leonor Pérez” de Cojímar, el antiguo preventorio “Martí”, en este momento se eleva a  trescientos cincuenta el número de asistentes retrasados mentales; ya hay  ciento sesenta y pico ingresados.
     Por  ejemplo, en la misma escuela “Leonor Pérez” de Cojímar, el antiguo preventorio “Martí”, en este momento se eleva a  trescientos cincuenta el número de asistentes retrasados mentales; ya hay  ciento sesenta y pico ingresados. 
           El plan abarca la isla entera, y abarca  tanto el tratamiento de retrasados mentales de nivel educacional, admitiendo  como retrasados mentales de niveles educacionales los cocientes intelectuales  de 50-80, que va desde la debilidad mental profunda hasta el fronterizo. 
           Nosotros establecemos divisiones que no pugnan con otras divisiones de  tipo psiquiátrica, como -por ejemplo- cuando se usa el concepto de debilidad  mental más generalizado, con un sentido más humano de liberar las palabras  traumatizante, idiotas, imbéciles, etc. Pero desde el punto de vista pedagógico  no es lo mismo un fronterizo que un débil mental profundo, ni es lo mismo un  torpe mental. 
           Ahora  bien, en las escuelas que se están creando en toda la isla, se está dando  preferencia al régimen de internado por la problemática del transporte escolar.  Incluso, hemos abierto escuelas con capacidad para trescientos niños. Vamos a  poner, por ejemplo, la escuela diferenciada “Otto Parellada” para niños  adolescentes retrasados mentales. De trescientos alumnos, mientras no hubo  servicio de ómnibus asistían a la escuela solamente sesenta y cuatro niños; y,  sin embargo, estaba congestionada. Asignada toda matrícula. En el momento  actual, con el servicio de ómnibus, pues asisten la mitad, pues el ómnibus no  da abasto para recoger todos los lugares. Múltiples inconvenientes en la  búsqueda de las casas, la preparación de profesionales. Hemos ofrecido  cursillos y seguimos dando cursillos para preparar maestros terapéuticos, como  hay que preparar psicometristas y otra serie de factores humanos para poder  echar a andar esta maquinaria compleja. 
           En toda la isla se van a crear escuelas de  sordos y semisordos, ciegos y semiciegos, retrasados mentales, impedidos físicos en todos los órdenes posibles de la educabilidad.
 físicos en todos los órdenes posibles de la educabilidad. 
           La  meta alcanza para este año a más de cincuenta instituciones ya presupuestadas;  todo nuestro esfuerzo radica sencillamente en poder echar a andar esas maquinarias  y que esos dineros que nos han asignado no se pierdan. Esto equivales a un  proceso de formación profesional y a la búsqueda de un mobiliario que no se  consigue con facilidad, porque todos los compañeros aquí están conscientes de  dificultades que se atraviesan que hay que superar, y de otras muchas  dificultades, compañeros, pero existe el propósito del Departamento de ofrecer  a la clase médica de Cuba una estrecha colaboración de esfuerzos, el mayor  número de instituciones. 
           Nosotros nos sentimos muy felices en nuestra costumbre de estar muy  cerca del médico, de que vengan momentos de una estrecha coordinación, en que  todos y cada uno de nuestros pasos no obedezcan ni siquiera a criterios  parciales de tipo profesional, sino que siempre estén inspirados pensando en  Cuba y en las necesidades del niño, en un criterio de mayor curriculum, de  mayor responsabilidad, estas cosas que exige hoy la ciencia moderna del  concepto integral asistencial del niño. 
      De  manera que el Departamento de Enseñanzas Especiales se halla en las condiciones  de ponerse a disposición de la clase médica y a solicitar de la clase médica  las múltiples necesidades que tenemos a nivel de nuestras escuelas, puesto que  admitimos que no es posible ningún tipo de educación diferenciada sin el  auxilio de la medicina (APLAUSOS). 
    
     Sr. Presidente.- Muchas gracias al  Dr. Crespo. 
           Yo  quiero significarle a los compañeros del Ministerio del Interior que el grueso  de su exposición en el sentido de asesoramiento psiquiátrico por compañeros  calificados, será discutido en el día de mañana puesto que esto envuelve una  faceta de coordinación. 
      
     Dr.  Nicolás Morales Sotera (Presidente).-Tiene la palabra el doctor Eduardo  Gutiérrez Agramonte.    
      
     Dr.  Eduardo Gutiérrez Agramonte.- En nombre de los compañeros que forman la  Delegación del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quería hacer un pequeño  aporte en relación con las ponencias que se expresaron esta mañana. 
           Después de un intercambio de ideas -ellas han sido formuladas por  escrito- en relación con el Estado Actual y Necesidad de la Prevención y de la  Asistencia, se cree que el número de seiscientas camas señaladas para los  enfermos de los grupos II y III es insuficiente. Los centros que se proponen  para la asistencia de los enfermos crónicos del grupo III, deberán ser colonias  agrícolas con un mínimo de 200 enfermos por cada una, en Pinar del Río,  Matanzas, Las Villas, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. 
           Por  otro lado, esta Delegación insiste en que los enfermos de este grupo III son  los que menos atención de personal de médico psiquiátrico necesita. Estos  centros serían atendidos por psiquiatras en formación que rotarían durante su  residencia en las colonias de crónicos, a los efectos de adquirir el  conocimiento de los enfermos mentales en todos los niveles. 
           Dichos centros serán supervisados regular y periódicamente por  psiquiatras calificados, que a este efecto les serán asignados en estas  funciones. 
           Los  enfermos crónicos del grupo III lo que requieren principalmente es personal no  médico que los atienda y organice en grupos laborales. 
           Ese  es el aporte de la Delegación en cuanto a la ponencia de Necesidades y  Prevención de la Asistencia Psiquiátrica.
           En  cuanto a los cuidados del Egresado, quería poner en conocimiento de los  ponentes, que por el consejo de dirección del Hospital Psiquiátrico de La  Habana, se acordó enviar a los familiares de los enfermos que se dieran de alta  una carta donde se les explicara lo que era la enfermedad mental, el modo  correcto de tratar al ex enfermo, la forma cómo podía beneficiársele y las  cuestiones que le eran nocivas. 
           Igualmente, el Consejo acordó dar a todo enfermo dado de alta una  tarjeta oficial del Hospital, donde se hiciera constar la actitud y capacidad  laboral del enfermo, con el objeto de facilitar su mejor integración social. 
           De  igual modo, también enviar una carta a los vivaques de toda la República en la  cual se explicara a los jefes o responsables de los mismos, qué era una enfermo  mental y cómo debía manejársele; así como también que en ningún caso enviaran  un ex paciente al Hospital Psiquiátrico de La Habana sin que previamente  hubiera sido examinado por un médico, no dejándose llevar en ningún caso por el  prejuicio de haber estado previamente hospitalizado estos enfermos. 
           La  carta a los familiares nunca se hace mimeografiada, sino personalmente, para  darle un carácter de más interés y responsabilidad. 
           Estos  tres documentos fueron también aprobados en la reunión mensual  técnico-administrativa del Hospital. 
           Eso  es lo que la Delegación quería poner en conocimiento de los pacientes, a los  efectos convenientes. 
           Una  vez dicho eso, recobro la Presidencia y doy la palabra a la doctora Diana  Rodríguez Fuentes.
      
     Dra.  Diana Rodríguez Fuentes.- Yo quiero tomar la oportunidad que me brinda esta  Conferencia para hacer unos pequeños aportes, para hacer algunas sugerencias y  para tratar de un problema de semántica -como diría el compañero Feijoo-, sobre  todo porque hay una palabrita que me molesta extraordinariamente desde que la  oí por primera vez.
           En  primer lugar, me parece que debía aclarar antes que nada la función de las  Salas Psiquiátricas en los hospitales generales. Si estas Salas son simplemente  para casos ingresados, si además tienen servicio de consulta externa o de  dispensario y qué labores son las que se realizan allí. Creo que esta  aclaración es de importancia considerando la sugestión del compañero Cortiñas  con respecto al tratamiento de alcohólicos, puesto que en mi experiencia los  alcohólicos por lo general se tratan, o en las salas psiquiátricas de  hospitales generales, o a nivel de consulta externa en las clínicas para  alcohólicos, en las cuales además se conduce la psicoterapia de grupo para las  esposas de esos señores alcohólicos. 
           Me  parece de importancia hacer esta aclaración. 
           Además, otra función en la consulta externa sería la orientación para  estudiantes, como parte de su funcionamiento, y no como creación especial para  clínicas de estudiantes en particular. 
           La  cuestión semántica que tanto me molesta es el nombrecito de “lacra social”.  Tuve la oportunidad -y el doctor Gutiérrez Agramonte redactó la carta por mí-  de dirigirme a ese Departamento, y cuando él me dijo el nombre por poco me  caigo. Porque si estamos ahora considerando problemas de dignidad humana, de  evitar discriminación, ¿por qué hablar de rehabilitación de prostitutas y de  proxenetas y de lumpen y de todas esas cosas? ¿Por qué categorizarlos, si los  vamos a rehabilitar? ¿Por qué no llamarles simplemente rehabilitación de  menores y de adultos?
           Me  parece que el nombrecito debe cambiar y lo propongo aquí como una sugerencia al  compañero del Ministerio del Interior.
  
      Sr. Presidente.- Ya está cambiado, y se  llama así como ella dice (APLAUSOS).
      
Dra. Diana Rodríguez Fuentes.- ¡Ah, magnífico!
      Dr. García Oliva.- Nosotros no le llamamos  rehabilitación, sino reeducación.
      
     Dra. Diana Rodríguez Fuentes.- En cuanto a las  familias sustitutivas de que habla el doctor Stettmeier, me parece que esa es  una cuestión de mucha importancia y de no tan difícil realización en los países  socialistas como él dice, puesto que nosotros lo usábamos allá; yo por lo menos  en los últimos doce años y antes de mi pues creo que treinta años antes, con  mucho éxito y sin ninguna dificultad. La cuestión sería considerar la psicología  del cubano con respecto a estas cuestiones, puesto que los cubanos tienen hasta  dificultad de recibir a sus propios familiares cuando salen del Hospital, mucho  menos recibir a uno que ni siquiera es pariente. 
           De manera que me parece que esto requeriría  un poquito de estudio antes de llevarlo a efecto. Otra cuestión que quería  mencionar, y esto funcionando “por la libre” -como se dice ahora- con respecto  a la utilización de granjas para enfermos mentales. Nosotros lo estamos  haciendo sin contar con nadie. Simplemente tenemos -recuerdo en estos momentos-  una pareja, los dos estaban psicóticos -ella en nuestra sala, él en el servicio  de hombres- , y los dos funcionan actualmente en una granja cerca de Mazorra. 
           En cuanto a la organización de clubes para  enfermos egresados, volvemos a caer otra vez en el problema discriminatorio.  ¿Por qué no usamos los Círculos Sociales  Obreros, sin establecer diferencias? O sea, reintegrarlos a la sociedad.  ¿Por qué crear un club para egresados de un hospital psiquiátrico? Simplemente  ponerlos en el club de la comunidad donde vive. 
           La otra cuestión es, me parece, referirme a  la valiente aportación del doctor Crespo. Y digo valiente, porque me parece que  toca todos los puntos que todos sabemos que están en deficiencia y a la vez  señalar que es de capital importancia la creación -quizás a nivel del  Ministerio de Salud Pública, o a nivel universitario, yo no sé donde  correspondería- de la organización de cursos para crear psiquiatras infantiles,  que creo si los vamos a contar no llegamos a una docena; puesto que para todas  estas actividades que el doctor Crespo está mencionando se requiere el más  estrecho concurso y cooperación de los psiquiatras infantiles no existentes en  el momento actual. 
           Por lo tanto, igual que se creó por el  Ministerio un curso intensivo para la creación de psiquiatras para las salas  psiquiátricas de los hospitales generales o para hospitales provinciales, por  qué no hacer lo mismo con los psiquiatras infantiles. 
           Y esto es lo que yo quería decir (APLAUSOS).
      
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias a la doctora Diana. 
           Damos la palabra al profesor Armando de  Córdova.
      
     Dr. Armando de Córdova.- Primero,  compañero, para referirme a uno de los párrafos de la brillante Ponencia del  compañero Diego González esta mañana. El hablaba en uno de los párrafos que el  aumento de la cifra de psiconeuróticos en los Estados Unidos se contrasta  notablemente con el fenómeno de su descenso en la Unión Soviética, según  testimonio de compañeros que la han visitado, luce indicar la condición  neurotizante por excelencia de las contradicciones de la sociedad capitalista.  Sin, desde luego, negar nada de esto -que es absolutamente cierto- hay el  peligro en algunas personas de caer en el romanticismo socialista de considerar  que basta media vez que se llegue al socialismo para evitarse automáticamente  la existencia de las neurosis. 
           Las neurosis existen también en la Unión  Soviética, y, desde luego, en los países socialistas en transición, como el de  Cuba, es de una importancia extraordinaria. 
           Para recordar exactamente la cifra, una por  cada cien personas, un hombre por cada cien, y dos mujeres por cada cien, dejan  veinticinco días al año aproximadamente de trabajar en Checoslovaquia por  problemas neuróticos. 
           Por tanto, con esto queremos enfatizar la  importancia de la neurosis aun en los países socialistas. 
           El otro punto que me importaba mucho  plantear, es éste, que se refiere… Dice el compañero Diego, cuando habla de las  labores de Higiene Mental: “Las labores de la higiene mental -observan otros-  comparten necesidades diversas; en ella se injertan aspectos específicos de la  Ciencia que exigirían la participación de profesionales diversos. Es evidente  que las tareas de Higiene y de Higiene Mental necesitan de maestros, psicólogos  educacionales, psicólogos clínicos, divulgadores, estadísticos, etc., como  prueba la experiencia de muchos países y no comprender esa realidad -dicen  otros- conduciría a posturas dogmáticas y mecanicistas. Los que así arguyen,  manifiestan que no comprender el campo específico de actividades de la  Psicología como Ciencia y su enorme importancia en la obra de la salud, y en  particular en la salud mental y en la prevención del trastorno psíquico, es  fuente de posiciones sectarias. Consideran asimismo que incluso en ciertos  aspectos del tratamiento y la responsabilidad del médico exigiría el concurso  del psicólogo, y en ese caso ambos la compartirían por igual. Esos aspectos  comprenderán la psicoterapia, las relaciones interpersonales del paciente, la acción  sobre su medio, etc.”
           Esas opiniones, dice el compañero Diego,  están abiertas al debate. Pero debemos esperar que como ha venido ocurriendo  hasta ahora, no entorpezcan la planificación y coordinación de la higiene  mental. 
           Sin de ninguna manera querer terciar en esto,  sino solamente para aclarar la cuestión un tanto debatida y quizás más bien  ligeramente confundida en los términos, entendemos nosotros que el problema de  los neuróticos específicamente, es tan extraordinariamente amplio y difícil. Y  el hecho de que seamos tan pocos los psiquiatras, y dentro de los psiquiatras  tan pocos los psicoterapeutas, amén de los problemas de tiempo y de las enormes  dificultades que esto supone, es muy conveniente que se entienda que la labor  de psicoterapia como tal debe ser dirigida y orientada por el médico, pero que  en esa colaboración convendría -bajo la dirección del médico- otros compañeros  auxiliares, como psicólogos, trabajadores sociales, intervenir bajo su  dirección. 
           En este sentido, creo que efectivamente todo  lo que se haga a favor de la mayor ampliación de estos conocimientos sería algo  de suma importancia. 
           De modo que, en efecto, creo que no hay  contradicción; nada más que hacer énfasis en la enorme necesidad de esa  situación. 
           Debemos de insistir que en nuestro pequeño  servicio del “Comandante Fajardo”, todo paciente es visto en equipo, y se  define ante el equipo qué participación dentro de la labor psicoterapéutica  tiene cada cual bajo la dirección del médico. Y creo que eso también se realiza  en otros servicios, y es una cosa perfectamente admitida por todos. 
           Pero quería enfatizar ese punto.
           En cuanto -y ya más concretamente- al  problema de la familia ortopédica, que efectivamente pudiéramos titular así la  sugerencia del compañero Stettmeier, positivamente que eso es una cosa muy  recomendable, y nosotros la hemos utilizado antes y la seguimos utilizando hoy,  y en realidad con magníficos resultados, pero en pequeña escala. Desde luego,  lo que él quiere plantear es que eso se enfatice para que se utilice en una  forma ya sistematizada y planificada. Me luce extraordinariamente útil su  sugerencia. 
           En cuanto a las comunidades, bien conocido es  el inicio de esta institución en Holanda, de comunidades precisamente  psicoterapéuticas en Holanda, que tuvieron una importancia muy grande; en la  Unión Soviética, como dice el compañero Abdo, también se utiliza. De modo que  la sugerencia concretamente que él realiza en cuanto a las Granjas, me luce de  una importancia grande, y a tener en cuenta sobre todo para estudiar por los  compañeros del Ministerio de Salud Pública, encargados de la orientación  psiquiátrica. 
           En nuestra Ponencia se sugiere la creación de  centros de cuidado del egresado como parte de las distintas cosas que se le  encarga, los distintos trabajo que se le encargan a los llamados centros  diurnos. Ustedes saben que en la terminología, esta cuestión de Hospital Diurno  -según Cameron, que fue el primero que lo inauguró en Canadá, en la Universidad  de Mc Gill- una Sala de Psiquiatría que solamente atiende a los casos durante  el día; así se dice hospital de día, hospital de noche, de fin de semana, etc.
           Pero el doctor Bierer, que es en Inglaterra  el pionero del hospital diurno, plantea que el hospital diurno es otra cosa  diferente, e insiste mucho en que lo que más importancia tiene en la  denominación no es ni siquiera el derecho de brindar durante el día este tipo  de tratamiento, sino el equipo en sí, el espíritu de equipo, que él piensa que  debe ser extrahospitalario para que no se contamine -diríamos así- con el otro  espíritu hospitalario. 
           De todas maneras, el centro diurno tiene como  uno de los principales elementos de labor, este cuidado del egresado.           Nosotros  proponíamos que este cuidado del egresado fuera puesto en marcha en las Salas  de Psiquiatría de los hospitales generales que, en realidad, en sí, como dice  el doctor Collado, ya están casi en evolución por las necesidades que eso crea. 
           Los aportes muy valiosos de los compañeros  Acosta, Abdo y Collado, en realidad lo que hacen es reforzar las muestras y las  complementan en muchos aspectos. Les agradecemos muchísimo sus sugerencias. 
           Nosotros consideramos también, con el  compañero Collado, el anacronismo que existe, al plantear el antagonismo entre  psicoterapia individual y psicoterapia de grupo. E inclusive ya el Dr. Knoblock  nos ha hablado que la psicoterapia individual debe considerarse como una  especie de psicoterapia de grupo al número pequeño máximo reducido; entonces  siempre había un grupo en una psicoterapia individual, según los términos del  doctor Knoblock. 
           Pues bien, aceptamos completamente la muy  graciosa e inteligente intervención -como siempre- del Dr. Collado en relación  con esto. 
           En cuanto a la compañera Diana Rodríguez, le  plantamos que, en efecto, el Club no es un Círculo. Parece que el Club o  Círculo, no es propiamente un Círculo  Social, sino que solamente tiene -según el Dr. Bierer y según los que los  han utilizado; ya son muchos los países que lo están utilizando, y se  recomienda la ventaja de este Círculo, en primer lugar, un círculo para  enfermos crónicos y subagudos egresados, que necesitan no solo del  entrenamiento sino de charlas y de psicoterapia de grupo de diferentes clases.  De modo que este sentido es que se utiliza la palabra Club, Club Psicoterapéutico. 
           De todas maneras, nos hace un jalón muy  grande y un complemento en la numerosa cantidad de esfuerzos que se están  haciendo hoy en Cuba, y lo sugerimos muy insistentemente. Y precisamente, por  ejemplo, en el caso nuestro del Hospital “Fajardo” en que no tenemos  posibilidades físicas de establecer con buenas perspectivas un hospital diurno,  o centro diurno, el Club o Círculo sería de una ventaja extraordinaria; y lo  mismo sería, por ejemplo, para el Dr. Collado, que tiene semejante situación.  Podría hacerse, por ejemplo, en una casa de las cercanías del Vedado o Alta  Habana, de las muchas que están desocupadas, en fin, en las que se pueden  utilizar no sólo las Salas de Recreo, sino los jardines, y en definitiva, eso  sería una proposición. O séase: ampliar los Servicios de estos hospitales que  no tienen desgraciadamente por sus condiciones físicas posibilidad de atender  adecuadamente a estos pacientes. 
           Por lo demás, los Círculos Psicoterapéuticos,  los Clubs generalmente funcionan de noche. Ustedes saben que los Círculos  Sociales cierran todos a las ocho. Esa sería otra de las ventajas del círculo  este, que además significa otra cosa muy diferente. 
           En cuanto al problema de las Salas de  Psiquiatría, cualquier compañero de aquí pudiera especificar concretamente:  todas las Salas de Psiquiatría de los hospitales tienen su consulta externa y  su departamento de ingresos. Además, son pocos, desgraciadamente; el Dr.  Morales está en formación, y tiene solamente su consulta externa y algún que  otro paciente que cuela él en la Sala de Medicina Interna. Pero, evidentemente  te va a eso: a que la Sala de Psiquiatría tenga consulta externa y cuidados del  ingresado. 
           Al propio tiempo se añade aquí el cuidado del  egresado como parte del centro diurno que se ha propuesto. Y ampliar,  inclusive, dentro de ese mismo equipo la posibilidad que en las noches alguno  de nosotros se pudiera ocupar de estos Círculos Psicoterapéuticos. 
           Por otra parte, las Salas de Psiquiatría de  los Hospitales generales -ya lo han señalado y se señalará con más énfasis  aquí-, los compañeros de Salud Pública han planteado que son predominantemente  para los casos titulados número uno, o sea, casos agudos; y cuando ya estén  establecidas perfectamente las coordinaciones, los casos del número dos y  número tres serán los que sean integrados en otros Departamentos. 
           En cuanto al problema de los alcohólicos  entiendo que, efectivamente, es una cosa que debe tomarse en consideración como  cosa especial. 
           Nosotros agradecemos muchísimo también al Dr.  Gutiérrez Agramonte sobre todas las sugerencias. 
           En cuanto a la carta, entendemos que es una  forma de iniciar el contacto con los familiares y que para un hospital de tanto  volumen de enfermos es un magnífico comienzo de contactación con los familiares. 
           Creemos con esto haber contestado a todos los  compañeros. Si se nos ha quedado algo en el tintero, con mucho gusto aclaremos  las cuestiones. 
           Exactamente, el compañero Abdo nos recordaba  -estamos a un paso nada más que de Occidente, sin duda alguna- que el primer  Hospital Diurno reportado en el mundo es el que se organizó en la Unión  Soviética en 1933. En realidad, pues eso completa las nociones que se tienen en  relación con Hospital Diurno. De modo que queda complacido el Dr. Abdo y  nosotros mejor informados, y todos ustedes igual. 
      
     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr.  Córdova.       
           Tiene la palabra la Dra. María del Pilar  Torres. 
      
     Dra. María del Pilar Torres.-Yo no voy  a decir nada nuevo, pero sí quisiera ver en qué momento se le da un poquito de  impulso a la divulgación del conocimiento psiquiátrico a nivel del pueblo de  cuba.
           Hemos hablado aquí de todo lo bonito, de toda  la medicina; pero nos vamos a poner una inyección muy buena, pero no tenemos ni  algodón ni la aguja para ponérnosla. El pueblo no sabe todavía qué cosa es una  enfermedad mental; todavía hay prejuicios, todavía hay factores culturales de  gran atraso, que nos hacen, digamos en el Hospital, muchos cientos de pacientes  que llegan después de mucho tiempo de haber sido tratados -por ejemplo- en  centros de espiritistas. 
           O sea, el pueblo no tiene conocimientos a  través de una divulgación organizada a nivel ministerial; que se contempla en  el Ministerio de Salud Pública pero que no se ha iniciado. 
           También tenemos más facilidades ahora a  través de las organizaciones de masa, como son la Federación de Mujeres  Cubanas, Comités de Defensa, o sea, que se haga llegar al pueblo. 
           Muchas veces los individuos nos recomiendan  pacientes. Yo tengo un familiar de un paciente que me dice: “doctora, yo soy  presidente de un Comité; y hay un niño-problema en mi cuadra y queremos que  usted nos oriente hacia dónde lo podemos llevar para que sea atendido”. 
           Yo creo que a través de la divulgación se  pueden subsanar muchos de estos casos y no llegar a un extremo que se haga  crónico, o un niño que después sea más difícil tratar. 
           Con respecto a los hospitales diurnos que ya  el Dr. Córdova habló -fundados por Cameron en Canadá-, yo estaba pensando lo  siguiente: ¿por qué no utilizar las mismas camas para hacer también  tratamientos nocturnos. Si tanto se habla aquí de la producción, inclusive, los  crónicos llevarlos a la producción y hacerlos que produzcan, por qué no tener  una serie de camas disponibles durante la noche para ser tratados no solamente  en grupos de psicoterapia, sino también en tratamiento electro chocante y de  insulina. Eso ha sido ya tratado con mucho éxito en Canadá. Inclusive grandes  jefes, individuos de gran importancia en la industria, son tratados de noche y  van a trabajar durante el día. O sea, aquí se va a hacer lo contrario: se va a  tratar el paciente durante el día y se va a mandar para su casa por la noche. O  sea, se puede mantener en producción a la persona que está enferma y tratarla  por la noche. 
           También se pueden utilizar esas horas por la  noche para hacer entrevistas, orientar también a los maestros; utilizar también  ese tiempo para los maestros, y todo el equipo, las mismas enfermeras, que no  tenemos en Cuba enfermeras especializadas en psiquiatría; ni tenemos tampoco  trabajadoras sociales especializadas en psiquiatría como deben ser. O sea, se  puede hacer un equipo con trabajadores sociales, psicólogos, que también pueda  hacer tratamiento de psicoterapia, bien de grupo o bien individual, como se  hace en otros países con magnífico éxito.
           Eso es lo que yo quería decir.    
      
     Sr. Presidente.- Muchas gracias a la  doctora María del Pilar Torres. 
           El Dr. Stettmeier. 
      
     Dr. Stettmeier.-Una observación  solamente. 
      
     Sr. Presidente.-Le rogamos por los  taquígrafos que se acerque al micrófono. 
      
     Dr. Stettmeier.- No se trata de volver  a la discusión, sino que yo pensé que la discusión de mañana, a pesar de los  esfuerzos de la Presidencia ya se ha anticipado algo. Entonces, hemos oído  declaraciones muy claras del compañero García Oliva del Ministerio del  Interior, y al mismo tiempo del Dr. Crespo del Ministerio de Educación. 
           No queda duda que la discusión de mañana va a  presentarse, espero, en una forma positiva. 
           Pero para facilitar esta discusión propongo  técnicamente que las declaraciones del Dr. Oliva y del Dr. Crespo -si es  posible- se transcriban en mimeógrafo para las diez de la mañana, para tener en  nuestra posesión las declaraciones. Si es técnicamente posible, que yo lo dudo. 
      
     Sr. Presidente.-Los taquígrafos me  dicen que la declaración del Dr. García Oliva puede estar lista para mañana.
      
     Dr. Stettmeier.- Entonces que el Dr.  Crespo en una o dos páginas, brevemente, formule su declaración de principio  para tener material para la sesión de mañana. 
      
     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr.  Stettmeier. 
           El profesor Armando de Córdova de nuevo va a  hacer uso de la palabra. 
      
     Dr. Armando de Córdova.- En nuestra  ponencia, compañera Pilar, justamente te contempla este asunto de la  popularización de todos los elementos de higiene y psiquiatría. Y recientemente  en la Escuela de Medicina, se ha nombrado una comisión presidida por el Dr.  Galigarcía, en la cual estamos -entre otros- el Dr. Araujo, el Dr., Galigarcía,  que la preside, y yo, y además el Dr. Holguín, el Dr. Ortega y el Dr. Vaquero. 
           El interés de esta comisión es, entre otros, volcar  la Escuela de Medicina dentro del pueblo, y tenemos pensado y ya programado una  serie de ideas con respecto a la popularización de todos estos temas  psiquiátricos por la televisión, los periódicos, utilizando los organismos de  masa, los cien mil Comités de Defensa que existen, en combinación con el  Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. Justamente eso está en  marcha.
           Desde luego, le agradecemos mucho a ella que haya  enfatizado esa necesidad que fue contemplada en la ponencia. 
      Con respecto al hospital nocturno. La  compañera Pilar debe tener en cuenta la enorme dificultad que tenemos con  camas; y justamente lo que están haciendo los hospitales es doblar el número de  camas, las utilizadas por los enfermos de noche durante el día se utilizan;  utilizar solamente camas para un hospital de noche, en definitiva cuando haya  más posibilidades de cama, pues figúrense ustedes, con mucho gusto que las  crearemos. Pero todavía por el momento creo que no estamos en estas  condiciones.
      
     Sr. Presidente.- Muchas gracias al Dr.  Córdova. 
           Entonces, el Dr. Diego González Martín, en su  carácter de Secretario va a hacer uso de la palabra para exponer las  conclusiones sobre el Estado Actual y Necesidades de la Prevención y Asistencia  Psiquiátrica. 
      En la sesión de esta noche a las nueve, se  discutirá el trabajo del profesor Bustamante, la ponencia Organización de la  Psicoterapia. 
           De modo que le cedemos la palabra al Dr.  Diego González Martín.
      
     Dr. Diego González Martín.- Nosotros  vamos a resumir el contenido de la discusión en lo que respecta a la ponencia  inaugural de la Conferencia. Y lo vamos a hacer directamente, sin una reunión  previa, porque me parece que técnicamente es posible. En primer lugar, no creo  que se hayan formulado en lo que respecta al contenido general de la ponencia,  como ustedes habrán visto, cuestiones de principio; no creo que se halla  expresado ninguna concepción antagónica irrebatible con la misma. Se han expresado  opiniones que tocan matices diversos, que pueden ser objeto, naturalmente, de  discusión, pero que no entran en contradicción con los puntos de vista  generales sustentados en la ponencia. 
           Algunos aspectos de esta ponencia no han sido  implícitamente tratados, pero por el contexto de las declaraciones aquí  formuladas por diversos compañeros, se observa que sí es cuestión de concepto  general de todos nosotros aquí reunidos, que los problemas de la higiene  mental, el encaramiento de estos problemas difiere notablemente según sea el  tipo de sociedad en la cual ocurren. 
           Hemos señalado en nuestra ponencia original  las profundas contradicciones que hacen imposible prácticamente en una sociedad  capitalista, el encaramiento y la solución de los problemas que en ella se  confrontan, porque los intereses generales de higiene mental de la población  entran en contradicción directamente con el status mismo de esta sociedad. 
           Este es un criterio sustentado en nuestra  ponencia, que creo no ha sido rebatido por ninguno de los compañeros aquí  presentes. 
           El otro punto de vista es el de que las  manifestaciones contradictorias que pueden sustentarse, no lo son de manera  irreconciliables, en la sociedad socialista hay la oportunidad por derecho para  cada uno de sus miembros de expresar sus opiniones en tanto no lesionen el  interés fundamental de esa sociedad, o sea, en tanto no lesionen el interés de  la inmensa mayoría del pueblo. 
           Aquí tenemos opiniones distintas acerca de  cuestiones, de matices, cuestiones indudablemente algunas de gran interés,  filosófico incluso, y todos esos puntos de vista no son realmente  irreconciliables, sino que pueden ajustarse dentro de una norma general que  tienda al sacrificio y al enriquecimiento de la propia sociedad socialista, que  tienda a mejorar los efectivos de esa sociedad en su lucha contra la  naturaleza, en su lucha contra la enfermedad, y en el establecimiento de normas  de verdadera sanidad para el pueblo. 
           De manera que ese es otro principio también  establecido en la ponencia, que no creo que haya sido objeto de contradicción  aquí por parte de los compañeros que han participado en el debate. 
           Otra cuestión que aquí se ha reafirmado es el  carácter espontáneo pero que va cobrando consciencia de los efectivos, de la  labor que realizan los efectivos de higiene mental en nuestro país, que las han  venido realizando. 
           Todos los organismos aquí representados, han  expresado cómo han utilizado en la práctica los recursos mismos de la comunidad  para dar solución a diversos problemas que confrontan en sus respectivos  dominios de actividad. 
           Ese principio que se ha ido estableciendo en  ocasiones empíricamente, se reafirma como positivo y válido para nuestra  sociedad. De manera que desde el punto de vista ideológico, desde el punto de  vista de las concepciones generales, eso que se ha definido en la ponencia como  línea de masa de los efectivos de higiene mental, se ratifica por la  intervención de los diversos compañeros. 
           Casi todas las intervenciones han estado  penetradas de esa idea, de utilizar los recursos sociales, las fuerzas  curativas mismas de la sociedad, una sociedad saneada de sus contradicciones  básicas, utilizando recursos en provecho de la prevención y del tratamiento del  trastorno mental. 
           No creo que ese principio sancionado por la  vida de las instituciones que ustedes representan, tampoco ha sido objeto de  oposición por parte de ningún compañero aquí presente. 
           Otra cuestión también de principio aquí  formulada, es el que concierne a la función de responsabilidad social del  médico en todos los problemas que conciernen a la salud. Se ha expresado en  esta ponencia que el médico es un elemento hegemónico en el planteamiento de  esta cuestión, porque partimos del criterio de que la salud es producto de una  serie de factores en los cuales implican los factores fisiológicos, los  factores sociales, los factores del medio ambiente en general y disponemos del  medio social, y que no puede hacer abstracción unilateral de ninguno de esos  factores sin dañar la concepción realmente correcta, desde el punto de vista  científico y filosófico, de la esencia misma de la salud. Y ello es aplicable  igualmente en los que respecta a la salud mental, puesto que no puede hablarse  de salud mental sin hablar en general de salud. Y siendo patrimonio del médico  el tratamiento de los problemas que conciernen a la salud, también lo debe ser  en lo que corresponde a la salud mental.
           Pensar de que pueda existir una salud mental,  como se dice en la ponencia y es también opinión de muchos compañeros, al  margen de esas implicaciones fisiológicas y sociales, sería pensar como  pensaban los brujos primitivos, o como pensaban los religiosos, sin que esto  entrañe una polémica con los religiosos -estamos hablando aquí como científicos  y no como religiosos-, puesto que se conciben los problemas de la salud, de la  psiquis, como algo desvinculado de la salud del organismo y en sus  interacciones con el medio. 
           Ese criterio aquí prácticamente ha sido  defendido por todos los compañeros, y en él ha hecho énfasis especialmente el  doctor Crespo en sus palabras. Naturalmente, su criterio no significa en manera  alguna que los vastos problemas de la salud mental no precisen de la necesaria  intervención de toda una serie de profesionales distintos, y que incluso  existan campos específicos de la ciencia que tienen que ser utilizados por los  higienistas mentales en sus labores. Con esto me estoy refiriendo a los  pedagogos, a los psicólogos, a los estadísticos, a los divulgadores, a los  maestros, a todos los que de una manera u otra colaboran efectivamente en la  salud mental. 
           En lo que respecta a las perspectivas  generales del desarrollo, a las cuestiones de principio que pudieran  obstaculizar la coordinación va a ser objeto de tratamiento en el día de  mañana, no creo que -excepción hecha de algunas nuevas colaterales que serán  dilucidados- tengamos tampoco contradicciones. 
           En los que respecta al problema del concepto  “responsabilidad social”, del individuo frente a la sociedad; este concepto que  puede ser en su interpretación desde los ángulos jurídicos, objeto de  interpretaciones distintas, sin embargo es una realidad en la práctica social,  y no solamente en la práctica de la sociedad socialista, sino incluso de la  sociedad capitalista, que establece distingos indiscutibles entre el  delincuente y el perturbado mental, aunque a ambos problemas concurran  circunstancias psicológicas en una forma o en otra. 
           Se trata a mi juicio de un problema de  niveles, sencillamente; de niveles, en que en un caso en la comisión del delito  aunque en él actúan factores psicológicos y a veces factores psicopatológicos a  nivel del delito, es la sociedad fundamentalmente la que interviene. Y este es  también un criterio que en los países socialistas conlleva el criterio de  responsabilidad profunda del individuo para sus semejantes, para la sociedad,  para la moral, para la propiedad socialista y para el estado socialista. 
           De manera que esta distinción, que la llevan  a la práctica los compañeros del Ministerio del Interior, yo creo que también igualmente  como distinción que se establece así de esta forma por la práctica de la vida  social misma, también ha sido recogida en la ponencia, y creo que no hayan  estado en contracción con ella; y sólo las contracciones se han expresado en  ciertos aspectos jurídicos, que podrán ser motivo de tratamiento en la polémica  de carácter jurídico. 
           En lo que respecta a una serie de cuestiones  colaterales, la inmensa mayoría de ellas serán seguramente motivo de discusión,  o quizás sean englobadas por los compañeros que intervendrán en el día de  mañana (…). 
           De manera compañeros, que a menos que surja  alguna pregunta de los presentes, podemos manifestar que esta ponencia me luce  -ponencia fundamental de declaración de principios- ha sido aprobada de una  manera prácticamente unánime, y que puede ser publicada conjuntamente con la  adición de los compañeros del Hospital Psiquiátrico, como cosa elaborada ya por  la Primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas. 
      
Sr. Presidente.- Entonces, se da por terminada la sesión, y nos volvemos reunir esta noche a las nueve para escuchar el Dr. Bustamante sobre Psicoterapia de Grupo.
CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
      VIERNES 31 DE MAYO DE 1963
    SESION DE LA NOCHE
 Dr. Carlos Acosta Nodal, Presidente
    Dr. José Geller, Secretario
Ponente:
Dr. José Ángel Bustamante
     Sr.  Presidente (Dr. Carlos Acosta Nodal).-Vamos a dar comienzo a la sesión de  esta noche dando la palabra al Dr. José Ángel Bustamante que va a exponer su  Ponencia sobre Organización de la Psicoterapia.   
    
José Ángel Bustamante.- Nosotros debemos hacer constar que esta Ponencia no toma en consideración la Psicoterapia Infantil, ya que hay un tema en que se va a tratar de la asistencia infantil; por lo tanto, ahí quedará incluida la parte que corresponde a Psicoterapia Infantil.
Ponencia sobre Planificación de psicoterapia
     El interés mostrado por el Ministerio de  Salud Pública en los distintos aspectos que la atención psiquiátrica demanda,  no ha quedado reducido a las modificaciones operadas en Mazorra, la creación de  las Salas de Psiquiatría en los Hospitales, así como la de la Comisión Asesora  de Psiquiatría del Ministerio, sino que ha tomado en sus manos la sugerencia de  convocar esta Conferencia de Instituciones Psiquiátricas en la que se tratan  con adecuada dedicación aspectos tan importantes como la coordinación de los  servicios psiquiátricos, la atención del egresado y la Psiquiatría Militar,  entre otros. 
           No podía quedar fuera de su preocupación la  planificación de la psicoterapia, aspecto éste que, salvo honrosas excepciones,  venía siendo carencia de nuestros Centros de Atención Psiquiátrica. 
           Claro está que cuanto se hace en beneficio de  una mayor asistencia al psicótico, no ha de ser motivo de nuestra crítica y  reconocemos por otra parte que el carácter de las psicosis, así como su posible  desarrollo y evolución hacia la demencia es realidad que impulsa y obliga a no  ser parcos en medidas y servicios que luchen contra tales resultados, creadores  de un saldo de invalidez mental que pesa sobre la economía y el desarrollo  social del país. Pero si esto es cierto, y a ello van orientados todos los  esfuerzos realizados por superar los niveles del Hospital Psiquiátrico, así  como a crear Salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales, no es menos  cierto que la neurosis produce por su parte un alto porcentaje de enfermos  psiquiátricos que, sin ofrecer altas cifras de inhabilitación total y  definitiva, por sus propios caracteres es, sin embargo, causa de infelicidad,  distorsión en las relaciones interpersonales y como natural consecuencia factor  que afecta la productividad y las relaciones sociales. 
           Por tal razón es que se nos ha encomendado  esta Ponencia sobre la Organización de la Psicoterapia en los Centros de  Asistencia Psiquiátrica. 
           En primer lugar, es bueno que señalemos de  entrada que las neurosis ofrecen en todas las latitudes un alto porcentaje de  incidencia, tanto en sus expresiones concretas a través de las entidades  nosológicas reconocidas en el sector, como en las formas tipo psicosomático o  córtico-visceral por lo que es aceptado por todos los autores el hecho de que  de los enfermos que concurren a un consultorio, más del 60% son neuróticos, los  cuales por su propia estructura son susceptibles de uno u otro tipo de  psicoterapia, no siendo necesario que hagamos énfasis, por ser de todos  conocido, que es éste el instrumento terapéutico de verdadero valor y utilidad  en las neurosis. 
           Se podría atender y se atiende a un neurótico  con drogas, y más ahora que disponemos de un variado grupo de alto valor  terapéutico, pero en todo tiempo unida a tales prescripciones ha sido en una u  otra forma la relación médico-paciente, esencial y nódulo de la Psicoterapia,  razón por la cual podemos decir que nunca ha dejado de estar presente, aun  cuando no haya sido de niveles muy elevados. 
           Pero claro está que poseedores del concepto  de la importancia de la psicoterapia y asimismo de que éste es un instrumento  terapéutico que demanda un mínimo de dominio de sus técnicas -las cuales han  alcanzo cierta complejidad-, no podemos conformarnos con ver que este valioso  método no sea usado de manera sistemática, planificado y en nivel aceptable en  los Centros de Asistencia Oficial, lugar donde concurren tantos neuróticos. 
           La Psicoterapia pues, debe ser usada de modo  regular en la forma que las técnicas disponibles la permiten y sin que por otra  parte dañe a la necesaria atención del psicótico, así como a la tarea del  despistaje tan necesaria y útil en los Servicios de Psiquiatría. 
           Dejemos esta afirmación como exordio al  desarrollo de nuestro tema para que desde el inicio se tenga en consideración  que vamos en la búsqueda de su solución, pero sin olvidar en momento alguno la  escasez de psicoterapeutas, hecho que limita de entrada nuestros propósitos,  así como la obligación en que estamos ante la paralela escasez, sino tan aguda,  sí relativamente marcada, de los psiquiatras necesarios a la atención de  psicóticos. 
           Entendemos que la atención de psicóticos no  ha alcanzado aún el nivel que todos aspiramos, aún cuando son ya muchos los  avances logrados y es por ello que en esta Conferencia se tratan en sus  correspondientes Ponencias tales aspectos, pero al mismo tiempo iniciamos con  la nuestra el interés por el neurótico. 
           Es la primera vez que se aborda del modo  orientado a su inmediata aplicación la organización de la psicoterapia y ello  es índice que se ha comprendido que es tiempo de abordar su atención, cosa que  no hubo de ocurrir antes por no haber madurado las condiciones que lo  facilitaran. 
           Pero entrando en el tema, debemos definir qué  entendemos por planificación, organización de la psicoterapia. 
           Hemos indicado de inicio que ello debe  hacerse respetando la necesidad de personal para la realización del despistaje  de aquellos que concurren a tales servicios, así como a la consulta  psiquiátrica, que como lógica consecuencia de la actividad de las consultas y  dispensarios surge.
           Por otra parte debemos reconocer que por  razones propias del desarrollo de nuestra psiquiatría en épocas anteriores el  número de psicoterapeutas es muy reducido, lo cual dificulta aún más esta  tarea. 
           Como último factor, que viene a sumarse a los  anteriores creando mayores dificultades, tenemos que considerar el tiempo que  es necesario dedicar al enfermos psiquiátrico en el consultorio y con mayor  razón el tiempo que la técnica psicoterapéutica para poder ser reconocida como  tal, demanda. 
           Es un hecho de todos conocidos que de  cuarenta y cinco minutos a una hora es el tiempo mínimo que puede utilizarse en  una sesión de psicoterapia. Si a ello añadimos que los enfermos necesitan por  lo general dos sesiones semanales, elevándose a tres en algunos casos, podemos  comprender que el tiempo disponible de modo objetivo en una semana, siendo  escaso el número de psicoterapeutas y elevado el tiempo para otras funciones no  psicoterapéuticas, queda reducido de modo alarmante. 
           Pero como la escasez de psiquiatras es  manifiesta y tendrán los mismos que asumir la responsabilidad psicoterapéutica  atendiendo también los casos ingresados en los servicios, entonces de modo más  alarmante aún quedaría reducido el tiempo disponible para tal tarea. 
           Tenemos pues, por una parte, un enorme número  de neuróticos que necesitan psicoterapia y, por lo tanto, para los que hay que  buscar psicoterapeutas y horas disponibles para su atención, y por otra un  escaso número de psicoterapeutas y un número muy reducido de horas para ser utilizadas  en psicoterapia ante la necesidad de atender servicios, consultas y  despistajes. 
           Ambas tareas son importantes, yo añadiría  igualmente importantes, pero el juego de factores que se mueven en el marco de  los elementos concretos de que disponemos hace que nos incluyamos en un círculo  vicioso en el que no es posible atender un factor sin perjudicar de modo  ostensible el otro. 
           Como nuestro propósito es encontrar una  fórmula que de modo eficaz supere esa situación, nos vemos en la necesidad de  penetrar en el tema desbordando sus actuales límites. 
           Es esto imprescindible pues mientras  permanezcamos tratando de solventar el conflicto sin variar los elementos de  que disponemos, estaremos condenados al fracaso. 
           No escapa a nuestra consideración que para  aceptar las fórmulas que en esta Ponencia proponemos es imprescindible que las  autoridades se percaten de modo claro de la importancia de la neurosis como  problema social, así como del valor de la psicoterapia, pues sólo así es que se  puede estar motivado de modo suficiente para realizar las tareas que su  superación demanda.
           Creemos que esta realidad se ha logrado en la  hora actual y es por ello que no ha sido hasta ahora y es ahora cuando se  dedica tiempo, esfuerzos y una Ponencia para su solución. 
           De los factores que hemos señalado y que de  modo contradictorio envuelven el problema, dos cuestiones emergen de modo  inmediato:
           1-Ofrecer horas suficientes de psicoterapia.
           2-Lograr un mayor rendimiento a cada hora de  psicoterapia.   
           La primera cuestión queda incluida en los  marcos de la necesidad señalada de no dejar sin atención los servicios,  consultas psiquiátricas y de despistaje. 
           Por todo ello es necesario que los actuales  psiquiatras de los diferentes servicios dediquen unas horas de su trabajo a la  psicoterapia, pero como sólo pueden dedicar unas cuantas horas ya que otras  tendrán que dedicarlas a la atención de su servicio y a la consulta no  psicoterapéutica, esta aportación será sin duda alguna suficiente si tenemos en  cuenta que son pocos los psiquiatras y los servicios y muchos los enfermos que  esperan por la psicoterapia que a ellos no ha llegado. 
           Por otra parte, es esto algo que ya se viene  haciendo en algunos servicios psiquiátricos, por lo que aún más reducida ha de  ser la aportación que sólo significa la suma de aquellos que no la vienen  realizando. 
           Como consecuencia lógica surge la necesidad  de crear psicoterapeutas, única forma de añadir un nuevo grupo humano al  esfuerzo que nos ocupa.
           Dejemos sobre la mesa la forma en que deben  ser forjados estos psicoterapeutas y su número, cosa que abordaremos de  inmediato y pasemos a la segunda cuestión señalada. 
           Hemos indicado y es todos sabido que las  sesiones de psicoterapia requieren de 45 minutos a una hora, y que debe, como promedio,  repetirse dos veces a la semana. 
           Como vemos, unas dos horas a la semana son  necesarias para cada paciente, razón por la que las horas ofrecidas no han de  ser suficientes aún cuando creemos un número de psicoterapeutas, el cual por  razones obvias no podrá ser muy numeroso. Por tal razón creemos que si bien la  psicoterapia individual debe ejercerse y que el mantenimiento de ésta es  recomendable, pues así lo aconseja un número determinado de paciente que sólo a  ella se puede orientar, no es menos cierto que es la psicoterapia de grupo la  forma que puede ofrecernos un mayor rendimiento en cada hora, ya que como en  cada grupo pueden participar de ocho a diez pacientes, este sólo hecho  multiplica dicho rendimiento por diez. 
           Pasemos de modo inmediato a analizar la  necesidad de la psicoterapia individual y de grupo, así como la formación de  psicoterapeutas en una y otra técnica, para lo que proponemos de modo enérgico  las soluciones siguientes:
           1-Creación de psicoterapeutas.
           2-Uso de la Psicoterapia de Grupo. 
           Con ello tendremos las horas que ofrecen las  horas técnicas psicoterapéuticas y su rendimiento aumentado al usar las  técnicas de grupo. 
           Como nuestro deber es estudiar a fondo la  realidad que confrontamos para que las conclusiones a que lleguemos sean  capaces de superar de modo adecuado la actual situación, nos vemos en la  obligación de revisar esta realidad. 
      Decíamos que el número de psicoterapeutas que  poseemos es reducido, y ahora añadimos que un gran número de ellos ha sido  entrenado en una sola técnica (el psicoanálisis), no habiendo logrado,  naturalmente, el dominio de otras técnicas y mucho menos la terapia de grupo. 
           En la hora actual en nuestro país hacen  psicoterapia de grupo los doctores Feijoo, Collado, Clotilde García, Fariñas,  Geller, Araujo y el que esta Ponencia presenta. 
           En lo que hace referencia a la formación  unilateral de nuestros psicoterapeutas es hecho que venimos planteando desde  hace muchos años la situación que tratamos de suplir dentro de las deficiencias  del medio propiciando la creación de un grupo que dominara o conociera por lo  menos las técnicas en uso en esta especialidad. 
           De tal empeño hubo de surgir un reducido  número de compañeros que poseen el conocimiento, no de una técnica, sino el de  las variantes que este proceder ofrece. 
           Un reducido grupo ha adquirido por su propio  esfuerzo idéntica preparación, pero tanto uno como otro suman una cifra exigua. 
           Hacemos hincapié en este aspecto pues creemos  que es necesario que los psicoterapeutas logren el dominio de las diferentes  técnicas para de ese modo poder aplicar en muchos casos técnicas breves de gran  utilidad en multitud de ellos.
           El  psicoanálisis, cuyo valor no discutimos y a cuyo fundador Freud reconocemos su  papel trascendente en el desarrollo de la psicoterapia, se ha visto sucedido  por otras técnicas de más breve duración y base científica suficiente como para  que no sean desvalorizadas. 
           Es por ello que luchamos contra la  desvalorización de todas esas técnicas y contra la posición unilateral en pro  del psicoanálisis, técnica por cierto la más prolongada y la que ofrece menos  oportunidad de atender un mayor número de pacientes, sin que pretendamos por  ello excluir su utilización ya que debe en unión de otras formar parte siempre  del equipo terapéutico en poder del psicoterapeuta. 
           Y es por ello que recomendamos que los  terapeutas que se forjen de todas las técnicas que se disponen añadiendo a la  de Freud y Alexander, la de Rogers, Kelly, Dolland y Miller, Sullivan, la  Escuela Cultural, la Racional y otras. 
           El tiempo de entrenamiento debe ser  determinado por los efectivos y posibilidad de enseñanza que en el momento de  su realización se posean. 
           En cuanto a la psicoterapia de grupo es más  escaso aún el número de compañeros que poseen las técnica y hemos señalado que  sólo un reducido número de psiquiatras en todo el país la ha venido ejerciendo. 
           Consideramos que a pesar de las medidas que  venimos sugiriendo es tan crecido el número de neuróticos, que de modo difícil  podremos alcanzar el número de horas que su atención demanda. 
           Por ello replanteamos la tesis que hubimos de  llevar como Ponencia al V Congreso Internacional de Psicoterapia en sus sesión  plenaria de 21 de agosto de 1961 en Viena, Austria, en la cual sostuvimos que  dadas las dificultades que la planificación de la psicoterapia entraña, el  médico general debía fungir como psicoterapeuta en gran número de casos que van  a su consultorio siendo portadores de cuadros reactivos o de estructura más  sencilla lo cual permite y demanda el uso de las técnicas más simples, técnicas  que de modo fácil pueden ser adquiridas por dicho médico general. Pero asimismo  sosteníamos que el médico general requería ser entrenado en dichas técnicas  como de igual modo lo es y por ello domina las quirúrgicas más sencillas, las  obstétricas, las de más simple estructuración ortopédica, pediátrica, etc. 
           El carácter de las técnicas que tendría que  dominar facilita el que en cursos de perfeccionamiento como los que organiza el  Colegio Médico, se puedan entrenar cientos de ellos. 
           Por otra parte del elevado número de  neuróticos que asisten a su consultorio (de todos los casos que ve el 60% según  todos los autores) un alto porcentaje es el tipo de neurótico más sencillo,  casos que no tendrían que ir al especialista el cual quedaría para los casos  más complejos a los que aplicaría las técnicas también más complejas. 
           Entendemos que la psicoterapia es una función  específica del psiquiatra pues nuestra concepción es unitaria, no dividimos el  soma y la psiquis, en cuyo caso podría quedar fuera de la medicina la neurosis  por su carácter psíquico. Muy por el contrario, entendemos que es una  enfermedad y la enfermedad debe ser atendida por médicos y en cada caso por el  especialista correspondiente dentro de la medicina, por lo que en este tipo de  afección debe serlo por el psiquiatra. 
           No se puede estar atendiendo una alteración  psicológica instalados solamente en el nivel psicológico, ya que las  interrelaciones entre el nivel psicológico y el fisiológico son tales que uno  actúa sobre el segundo y éste sobre el primero. 
           La acción somática es procesos psicológicos y  la reacción psicológica ante procesos somáticos es de tal naturaleza que sólo  el médico conocedor de toda la vertiente somática puede estar con pie firme en  el campo de la enfermedad para evitar casos como la psicoterapia a un proceso  que en su desarrollo, ofrece una alteración que demanda diagnóstico médico. 
           El psicólogo y la trabajadora social, así  como el pedagogo pueden y deben cooperar con el psiquiatra en múltiples  manifestaciones en el propio proceso educativo y en el caso de procedimientos  psicopedagógicos, así como en la psicoterapia de grupo en la que se funciona en  equipo y, por lo tanto, el psiquiatra y el psicólogo pueden unir sus esfuerzos  bajo la orientación del psiquiatra. 
           Debemos pues preparar nuevos psicoterapeutas  sugiriendo a un grupo de los actuales que adquieran otras técnicas a más de la  psicoanalítica que poseen; crear un grupo de terapeutas de grupo; realizar  cursos para la preparación de ambas técnicas (individual y de grupo), así como  cursillos en los servicios de los hospitales de provincia para equiparar a los  compañeros que funcionan en las salas psiquiátricas de los hospitales;  adiestrar a los médicos generales en la técnicas menores de psicoterapia. 
           Como consideramos que esto es un plan que  requiere un estudio adecuado de las horas a ofrecer, así como del número de  psicoterapeutas que hay que crear y la no menos importante tarea de organizar  los cursos y decidir la orientación que su curriculum debe tener, detalles de  gran complejidad, sugerimos a la Comisión Asesora del Ministerio asuma la  responsabilidad de crear una Comisión que se encargue de estudiar con los datos  concretos que las autoridades ofrezcan en cuanto a las posibilidades que  ciertamente te tengan para así coordinar las sugerencias técnicas y las  realidades materiales, única vía de lograr lo que en este momento sea  recomendable y a la vez posible. 
           Por tanto, sugerimos:
           1-Crear un grupo de psicoterapeutas.
           2-Adiestrar a los actuales en todas las  técnicas.
           3-Crear un grupo de psicoterapeutas de grupo. 
           4-Preparar a todos en todas las técnicas de  psicoterapia.
           5-Utilizar la psicoterapia de grupo en los  Centros Psiquiátricos y Servicios de Psiquiatría. 
           6-Utilizar la psicoterapia tanto individual  como de grupos en las consultas externas de tales servicios. 
           7-Ofrecer cursillos en los servicios de los  hospitales de provincia para los compañeros que ejercen en las Salas de  Psiquiatría de los Hospitales Generales.
           8-Adiestrar al médico general en las técnicas  menores de psicoterapia. 
           PROPONEMOS, por tanto:
         Crear una comisión pequeña que se encargue de  estudiar todos los aspectos que conduzcan a la realización de los propósitos de  esta Ponencia. (APLAUSOS). 
   CONFERENCIA  NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS 
      
      SABADO 1ro DE JUNIO DE 1963
    SESION DE LA MAÑANA
DR.  JOSE GALIGACÍA,  Presidente
    DR.  URIARTE,  Secretario
Ponente:
DR. JORGE ABDO CANASÍCo-Ponente:
DR. JULIO FEIJOO PENAS
     Sr. Presidente.- Vamos a iniciar la  sesión que corresponde al sábado. 
           Tiene la palabra el Dr. Jorge Abdo Canasí. 
    
     Dr. Jorge Abdo Canasí.- Estadísticas  Psiquiátricas (…)
           Resumen y conclusiones: 
           1-Se señala la falta de estadísticas  psiquiátricas de carácter nacional y se considera que pueden aprovecharse las  condiciones favorables actuales para emprender un estudio de esta naturaleza. 
           2-Se hacen consideraciones sobre la  Clasificación Estadística y Nomenclatura adecuadas para lograr un mayor  provecho de los estudios que deben realizarse, concluyéndose sobre las ventajas  actuales de la llamada Clasificación Standard Americana cruzada con la  Clasificación Internacional. 
           3-Se establece la necesidad de fijar los  criterios de Diagnóstico y Evolución como base de una mejor inteligencia en el  estudio de los datos que pueden ser de utilidad para la confección de  estadísticas con vistas a una mejor atención psiquiátrica y futura. 
           4-Se establece la necesidad de reuniones de  todos los integrantes de los servicios Psiquiátricos de la nación, a los  efectos de un mejor conocimiento de las normas y criterios de evaluación del  curso de las enfermedades mentales y sus diversas incidencias. Se recomienda al  MINSAP la creación del organismo coordinador de datos estadísticos que será  señalado en la ponencia siguiente. 
           5-Se plantea la necesidad inmediata de la  traducción completa del Manual de Diagnóstico y Estadística de las enfermedades  mentales y su amplia difusión y discusión a todos los niveles. 
           6-Se sugiere la adopción de las Historia  Clínica Dinámica, donde se contemple tanto aquellos datos de interés para el  mejor tratamiento del paciente como aquellos otros que puedan servir para el  enfoque epidemiológico de los trastornos mentales en nuestro medio. 
           7-Se sugiere desde el punto de vista de la  recolección de los Datos Estadísticos, la obligatoriedad de remitir a un centro  de coordinación de un reporte inicial del paciente al ingreso así como de otro  a su egreso, contentivos ambos de aquellos datos que puedan ser estimados de  utilidad para los fines estadísticos, así como de la verificación de un censo  por corte horizontal en toda la nación. Enfatizamos la necesidad de la  recolección de los datos del movimiento de consultas externas psiquiátricas de  toda la nación. 
         8-Por último, la comisión encargada del  desarrollo de esta ponencia, considera que este amplísimo tema ha sido  prácticamente esbozado puesto que nos resulta imposible profundizar sobre todos  y cada uno de los temas señalados, y plantea que sea motivo de conferencias  psiquiátricas especiales dedicadas al estudio y discusión de muchos de los  tópicos abordados. 
CONFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
SÁBADO 1º DE MAYO DE 1963
SESIÓN DE LA TARDE
 Dr. Leopoldo E. Araujo, Presidente
    Dr. Jorge López Valdés, Secretario
Ponente y Co-Ponentes:
Dr. Carlos Acosta Nodal
Dr. Pérez Villar
Dr. J. Geller
     Sr.  Presidente.-Comenzamos la sesión de la tarde. (3:25 p. m.)
           Toca en orden la discusión de la Ponencia  sobre Coordinación de Servicios Psiquiátricos, y deben acompañarnos en la Mesa  los compañeros Dr. Acosta Nodal, Dr. García Fleites, Dr. Pérez Villar, Dr.  López Valdés y el Dr. Geller.
           Tiene la palabra el Dr. Carlos Acosta Nodal.
  
     Dr. Carlos  Acosta Nodal.-  “Coordinación de Servicios Psiquiátricos y de la Prevención”.
           Toda labor de planificación en asistencia  psiquiátrica debe estar orientada al cumplimiento de los principios que rigen  la asistencia médica en un país socialista.
           Es bien conocido el derecho que asiste a todo  ciudadano a recibir una pronta y eficaz asistencia por parte del Estado.
           Corresponde a los dirigentes del Ministerio  de Salud Pública el establecimiento de las normas y medidas que aseguren la  posibilidad de obtener dichos beneficios asistenciales.
           Esta necesaria centralización normativa,  excluye la posibilidad de que se sustente y ejecuten planes que contradigan los  que se establezcan para la totalidad de las unidades ejecutoras con que cuenta  este Ministerio, por cuanto el establecimiento de las disposiciones  Ministeriales responde a una política asistencial que es elaborada a través de  cuidadosos estudios de la realidad nacional en la materia de que se trate.
           Una buena organización y planificación no  debe dejar lugar para el capricho y la improvisación.
           Esto, no obstante, debe quedar bien entendido  que esta manera de gobernar y ejecutar basada en las directrices del  centralismo democrático, no excluye la amplia discusión a todo los niveles por  aquellos que de alguna manera puedan hacer aportaciones, modificaciones y  mejoras a las medidas que se hubiesen dictado. Es así, que hoy traemos ante  ustedes, asistentes a la Primera Conferencia Nacional de Instituciones  Psiquiátricas nuestra Ponencia sobre “Coordinación de Servicios”.
           Recordemos para empezar que el enfermo mental  es inimputable e inerme e incapaz de valerse por sí mismo, razón por la cual el  Estado está obligado a ejercer más que con cualquier otro, el tutelaje o  custodia y cuidado de los mismos. Su conducta, además, puede parar en perjuicio  de terceros a los que el Estado está también en la obligación de proteger y  amparar.
           Resultaría absurdo, inhumano, y ajeno al  derecho, el negarle la asistencia a un ser tan desvalido como lo es el enfermo  mental. Aunque de lo dicho no debe inferirse que todo paciente psiquiátrico no  responda en muchos casos al tratamiento ambulatorio. Si bien es verdad que  todos los casos de psicosis mayores requieren un período inicial de  tratamiento.
           Esta manera de funcionar en unidades  aisladas, sin enlace o coordinación entre las mismas, es un rezago de los  métodos, procedimientos y filosofía de la sociedad capitalista que afecta,  todavía hoy, todas nuestras unidades asistenciales psiquiátricas, lo que  atribuimos, por supuesto, a que estamos en un período de construcción de  nuestra Revolución.
           Quede pues asentado en principio que toda  persona tiene derecho a ser admitida en una institución psiquiátrica cuando las  circunstancias así lo aconsejen, y que el dictamen sobre existencia o no de  tales circunstancias, debe ser precedido de un minucioso estudio hecho sobre  base científica por psiquiatras especializados. No debiendo mediar a este  respecto consideraciones en relación con la edad, existencia de embarazo, de  enfermedades coincidentes, y mucho menos a su condición, ni a que tenga o no  domicilio reconocido.
           Tales prácticas son discriminatorias e  imposibles de mantener en un Estado socialista.
           No se concibe coordinación ni planificación  alguna que no contemple, en nuestro caso una clasificación de los pacientes  psiquiátricos. (…)
           Los pacientes del grupo A (neuróticos y  trastornos de la personalidad) son considerados como pacientes ambulatorios y  serán tratados en los servicios de Consulta Externa de los hospitales y  ocasionalmente en los “hospitales de día”, salvo cuando son pacientes de grave  riesgo de suicidio.
           En los grupos B y C (psicópatas y procesados)  están incluidos los pacientes que han entrado (o están en disposición de  hacerlo) en conflictos con la sociedad.
           Este grupo resulta sin duda el más complejo  de más difícil solución; sobre él se ha pensado mucho y se ha hecho poco;  quizás un rápido avance en materia legislativa es todo lo que se obtuvo en el  pasado. Hoy, sin embargo, ya hay planes en ejecución, como los centros de  rehabilitación de prostitutas y los que se llevan a cabo en los niños que  pertenecen a esta categoría o irían a parar a ellas. 
           De todos modos, estos primeros pasos están  preñados de vacilaciones; y los grandes planes aún esperan por nosotros.
           Con respecto a los llamados “procesados”, el  primer paso debe ser el de tratar de sustraer al máximo al enfermos mental de  la jurisdicción judicial, acelerando además todo trámite de carácter legal a  que pueda estar sometido cualquier paciente psiquiátrico. 
           Por supuesto que se sugiere la creación de  una o varias instituciones para estos enfermos con complicaciones legales. Pero  tales cuestiones serán más ampliamente consideradas en la Ponencia destinada a  la legislación psiquiátrica.
       Para los enfermos que en mayor o menor escala  presenten características antisociales, se sugiere la creación de los centros  de rehabilitación para alcohólicos y para narcómanos; las granjas y talleres  para el tratamiento de los vagos, las prostitutas y los proxenetas y para, en  fin, cualquier tipo de sujeto cuya conducta sea de carácter psicopático. Alguna  de estas organizaciones puede tener el carácter de “comunidades terapéuticas”.
     Para los enfermos que en mayor o menor escala  presenten características antisociales, se sugiere la creación de los centros  de rehabilitación para alcohólicos y para narcómanos; las granjas y talleres  para el tratamiento de los vagos, las prostitutas y los proxenetas y para, en  fin, cualquier tipo de sujeto cuya conducta sea de carácter psicopático. Alguna  de estas organizaciones puede tener el carácter de “comunidades terapéuticas”.
           La constitución de una sociedad más justa no  puede ignorar a aquellos cuya enfermedad está más directamente vinculada a lo  que es base y sustancia de una revolución socialista; la formas de convivencia  entre los hombres: ya que toda transformación en lo material tiene como última  meta la liberación y felicidad de la especie humana.
           Si al implantar el socialismo estamos  haciendo la mejor profilaxis de la vagancia, la mendicidad profesional, la truhanería  y otras formas de delincuencia, bueno es recordar que por difícil que esto sea  hay que intentar además de la profilaxis la curación de tales enfermos  sociales, pues no por débiles y contrahechos podemos repudiarlos u olvidarlos. 
           A reserva de lo que en este sentido puedan  opinar los compañeros de otras Ponencias, entendemos que debe crearse una  institución que centralice, dirija y supervise, de manera científica, todas las  actividades de los centros o establecimientos encargados de la curación, reeducación  y readaptación, tanto de los presuntos delincuentes como los de aquellos ya  probados en el delito. Quedan incluidos también en este organismo los centros  asistenciales de los psicóticos que por infringir gravemente las leyes, están  sometidos a procedimientos judiciales. 
           Los enfermos del grupo D (Psicóticos) son los  que más nos interesan por el momento. Este mayor interés se explica por nuestro  convencimiento de que de acuerdo con nuestro grado de desarrollo, aún  imperfecto, la mejor manera de prevenir la cronicidad es el tratamiento precoz  del enfermo mental. La práctica comprueba que utilizando recursos adecuados en  un período de tiempo que desborda ligeramente los 30 días, podemos restablecer  a su estado anterior a un paciente psicótico agudo, en un porcentaje que no es  menor del 90%. (…)
           E.- La parte de nuestra ponencia que se  refiere a la coordinación a la asistencia de menores estará a cargo de uno de  los psiquiatras de niños que estudiaron las medidas a desarrollar y la manera  de funcionar los centros asistenciales de la infancia. 
           Sólo a modo de anticipo diremos que se  proyecta la creación de un centro para la distribución de casos con  características similares al que propusimos. Quedaría ubicado en el actual  Instituto de Orientación y Diagnóstico del Ministerio de Educación.
           F.-Los planes para adolescentes serán  tratados por los mismos compañeros. 
           G.-Los oligofrénicos profundos, con sus  síntomas orgánicos acompañantes, deben segregarse de los demás pacientes en  centros apropiados; lo que en definitiva aliviará la presión asistencial que de  este tipo de casos ejerce sobre el Hospital Psiquiátrico de La Habana. 
           H.- Para los oligofrénicos superficiales y  medios, se proponen centros de reeducación y adiestramiento, en los que deben  colaborar con el médico tanto psicólogos educaciones como pedagogos y  trabajadores sociales. 
           En ellos debe propiciarse la más rápida y  mejor adaptación del paciente al medio para evitar el internamiento. 
      Queremos destacar con énfasis especial que todas  las instituciones propuestas como los planes y normas elaboradas exigen la  cooperación de los técnicos auxiliares de Psiquiatría; ellos aumentarán las  posibilidades asistenciales del psiquiatra, además del importantísimo papel que  por sí mismos juegan en la asistencia de los pacientes. (…)
      (APLAUSOS).
    
     Sr.  Presidente.-Están señalados como ponentes los doctores Pérez Villar y  Geller en relación con los problemas de la Higiene Mental Infantil y de la  Adolescencia y de la Asistencia Psiquiátrica Infantil. Pero, además, existen la  Co-Ponencias de los doctores López Valdés y García Fleites, en relación con el  Mutualismo y con el papel o la utilización de los médicos psiquiatras del  Ejército.
           Nos parece prudente leer a continuación las  dos ponencias, la del compañero García Fleites y López Valdés que forman, en  cierta forma, una unidad con lo que acaba de leernos el compañero Acosta, y  separar de la discusión la ponencia de los doctores Pérez Villar y Geller en  relación con la Asistencia Psiquiátrica Infantil.
           Siguiendo esta orientación, tiene la palabra  el compañero García Fleites.
    
     Dr.  García Fleites.- Vamos a exponer un Plan para la utilización de los médicos  psiquiatras de la reserva del Ejército en tiempos de paz.
           Es reconocido que sería lo correcto que todos  los miembros de la FAR con necesidad de asistencia psiquiátrica fueran  atendidos por personal especializado del departamento de Psiquiatría de las  FAR. Sin embargo, es una realidad que en la actualidad este Servicio resulta  insuficiente y lo será aún durante algún tiempo hasta tanto esa asistencia  psiquiátrica se vaya desarrollando, estando íntimamente ligada al  desenvolvimiento de los planes generales de asistencia médica a la población  general del país.
           Es realidad que actualmente un gran número de  miembros de las FAR son atendidos en la red de asistencia psiquiátrica civil,  algunas veces en forma espontánea y otros enviados por sus unidades. Esto  sucede tanto en la provincia de la Habana, donde existen Servicios de  Psiquiatría militar, como en el resto de la Isla.
           Esta asistencia se presenta en forma  desordenada sin que exista medio alguno de comunicación entre las instituciones  civiles y militares.
           Teniendo en cuenta la necesidad de brindar  una asistencia psiquiátrica adecuada y rápida a los miembros de las FAR y al  mismo tiempo garantizar al máximo la seguridad de la nación, sometemos a  consideración de los miembros de este Encuentro Nacional de Instituciones  Psiquiátricas el siguiente plan de utilización de los médicos psiquiatras de la  reserva del ejército en tiempo de paz.
           1) Ninguna unidad militar podrá enviar  miembros de las FAR a instituciones civiles, ya sea solicitando asistencia  psiquiátrica o peritaje.
           2) Aquellos miembros de las FAR que concurran  espontáneamente a instituciones civiles en busca de ayuda psiquiátrica, deberán  ser vistos únicamente por aquellos psiquiatras pertenecientes a las reservas  del Ejército.
           3) Las instituciones civiles deberán  notificar al Departamento de Psiquiatría del H.M.C. a) inmediatamente que un  miembro de las FAR sea examinado por un psiquiatra reservista; b) deberá  notificar las altas médicas; c) caso que el tratamiento de dichos miembros de  las FAR se prolongase, deberá rendir informes periódicos al mismo departamento.  En cada caso deberá informarse: nombre, No. de expediente, unidad militar a que  pertenece, No. de historia clínica, diagnóstico, tratamiento y nombre del  médico de asistencia.
           4) En ningún momento los médicos reservistas  podrán recomendar baja del servicio activo a ningún miembro de las FAR,  directamente a su unidad.
           5) Si es criterio del médico reservista que  un miembro de las FAR no es apto para prestar servicio activo en las FAR,  deberá remitirlo al servicio psiquiátrico militar que le corresponda para que  estos realicen los trabajos de peritaje pertinentes en cada caso.
           6) Los médicos reservistas no podrán escribir  en los Expedientes clínicos de las instituciones civiles aquellas informaciones  dadas por los pacientes que pudieron poner en peligro la seguridad de la nación,  o que pudieran ser utilizadas en forma alguna, por insignificantes que  parezcan, por los enemigos de la Patria.
           7) Los médicos reservistas en las  instituciones civiles, actuando ante miembros de las FAR, serán considerados  como oficiales en Servicio activo, excepto las limitaciones expresadas en  párrafos anteriores, siendo responsables de su trabajo y actuación ante la  Jefatura de Servicios Médicos de las FAR y otros organismos de las FAR que  competan al caso. (…)
           A medida que la asistencia psiquiátrica vaya  desarrollándose a través de toda la isla, se irán estableciendo las  limitaciones pertinentes en cada caso hasta que un futuro será obligatorio que  todo miembro de las FAR en necesidad de asistencia psiquiátrica sea tratado por  los médicos de los Servicio Psiquiátricos de las FAR (APLAUSOS). 
      (…)
    
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias, doctor.
           Compañeros: corresponde ahora a la Ponencia  sobre “Problemas de la Higiene  Mental Infantil y de la Adolescencia, y de la Asistencia Psiquiátrica  Infantil”. Tiene la palabra el compañero Geller.
    
     Dr.  José Geller.- “Problemas de Psiquiatría Infantil”.
           La Comisión de Psiquiatría Infantil del  Ministerio de Salud Pública fue designada con la encomienda de estudiar los  problemas y necesidades actuales en Salud Mental Infantil en nuestro país y de  proponer soluciones mediatas e inmediatas a los mismos.
           Entendiendo que en el momento actual la  responsabilidad de la salud mental infantil es compartida por tres Ministerios,  a saber: Salud Pública, Educación e Interior, visitamos instituciones y nos  entrevistamos con funcionarios de cada uno de dichos Ministerios.
           I.-Ministerio  del Interior.- La Comisión se entrevistó con los compañeros Dr. García  Oliva, Caridad Formoso, Dr. Herrera Sotolongo. Por invitación de los compañeros  visitamos el Centro de Rehabilitación “Fulgencio Oroz” (varones de 6 a 14  años). La Comisión tuvo una impresión muy favorable de dicha institución en  cuanto a los sistemas que se emplean, los logros ya obtenidos a pesar del poco  tiempo de creada y, sobre todo, del entusiasmo y la actitud tan adecuada de los  compañeros responsables de la misma. Los niños que tienen pertenecen al grupo  de los disociales (clasificación standard), en su mayoría.
           Los compañeros nos informan que tienen un  Centro semejante para hembras, de más reciente creación y en fase organizativa,  y que están ya avanzadas las obras de un Centro de Rehabilitación modelo,  situado en el Pitirre, que tendrá capacidad para alrededor de 500 muchachos.
           Los problemas que confrontan son: 1) cierto  número de alumnos (quizás un 10%) no responde al programa de la institución y  presenta manifestaciones que sugieren patología psiquiátrica; carecen de  asistencia para ellos y están muy deseosos de procurársela. 2) no existe una  vía de coordinación que permita el traslado de los alumnos dados de alta a  instituciones de niños normales (Ministerio de Educación), cuando esto haya que  hacerlo, pues la vuelta al hogar está contraindicado o es imposible. Este  problema aún no es agudo por el poco tiempo que llevan funcionando; pero  anticipan que lo será en un futuro próximo.
           II.-Ministerio  de Educación.- Los Departamentos de Enseñanzas Especiales y de Psicología  Educacional están relacionados con la salud mental del niño.
           Enseñanzas Especiales.- Acompañamos una lista  y descripción de las instituciones de este Departamento. Tienen a su cargo la  enseñanza de niños y adultos que requieren métodos pedagógicos especiales por  padecer de enfermedad orgánica cerebral crónica, deficiencia mental idiopática  o familiar, trastornos psiquiátricos “funcionales” (neurosis, psicosis,  trastornos de la personalidad, reacciones de adaptación, etc.), ciegos o  parcialmente ciegos, sordos o semi-sordos, deficitarios motores y otros  impedimentos por enfermedades diversas que requieren pedagogía especial para  aprender o rehabilitarse.
           Instituto de Orientación y Diagnóstico de La  Habana.- Tiene una función diagnóstica y terapéutica (esta última incluye  aspectos psiquiátricos sociales y ubicación pedagógica en aula, taller o institución  de enseñanza infantil). Todos los casos que reciben enseñanza especial son  previamente estudiados psiquiátricamente en el Instituto, determinándose allí  el tratamiento médico psiquiátrico y la ubicación pedagógica correcta.
           El Instituto tiene otras funciones no menos  importante: la docente y de investigación. 
           Confrontan los siguientes problemas: a)  insuficiente número de psiquiatras (el psiquiatra es el jefe del equipo de  trabajo, formado además por auxiliares técnicos de psiquiatría, psicólogos,  clínicos y pedagogos). b) necesidad de otros especialistas médicos que trabajen  en la institución como un neuro-pediatra, un otorrinolaringólogo, un  especialista en logopedia y foniatría, un oftalmólogo. c) necesidad de un  aparato de electro-encefalografía, para atender al elevado número de casos de  daño cerebral que allí acuden (de 25 a 30 casos de posible daño cerebral por  semana). De los especialistas antes mencionados, solamente el psiquiatra  infantil sería necesario por tiempo completo.
           En cuanto a las proyecciones y métodos de  trabajo del Instituto actualmente existen dos criterios dentro de la  Institución. Uno se refiere a que ésta sea sólo una Institución Clasificadora  desde el punto de vista psicopedagógico para la ubicación posterior de las escuelas  de enseñanza diferencial. El otro criterio se refiere a que el Instituto  continúe con su doble función Psicopedagógica y Psiquiatría Infantil, ya que la  separación de ambos aspectos deja en el campo de nadie una serie de casos que  requieren el enfoque integral no sólo en el diagnóstico sino en el tratamiento  combinado médico pedagógico. La dilucidación de estas diferencias será objeto  de tratamiento posterior por la Comisión Interministerial, de la que  hablaremos.
           Una situación similar se confronta con otra  Institución del Departamento de Enseñanzas Especiales; sin duda la Escuela  Terapéutica Residencial es una de ellas. Esta escuela fue creada para el  tratamiento de niños (6 a 12 años), con trastornos de personalidad. Una parte  importante, pero secundaria, del proceso curativo, es la rehabilitación  pedagógica. Carece de atención psiquiátrica actualmente, lo cual va en  detrimento de su objetivo fundamental.
           Otras necesidades del Departamento de  Enseñanza Especial.- Como se puede notar en la lista adjunta, existen ya  instituciones para los deficientes ligeros y medios. Faltan instituciones para  los deficientes profundos escasamente educables (C.I 25 y 30). Muchos de estos  casos crean una serie de problemas sociales, debido a la necesidad de supervisión  continua por parte de un adulto, el cual se ve imposibilitado de trabajar fuera  de la casa, especialmente si la vivienda carece de amplitud y seguridad. En la  segunda parte del informe constan nuestras sugerencias para la solución de este  problema.
           Las escuelas diferenciadas existentes  confrontan un problema con el grupo de deficitarios que presentan un trastorno  de conducta secundario, sus programas no se adaptan a estos casos. Actualmente  algunos son ingresados en la Escuela Residencial, pero esta solución no es  adecuada porque el programa de la misma es para niños de inteligencia normal  con trastornos emocionales o de personalidad.
           III.- Ministerio  de Salud Pública.- Los deficientes mentales de nivel profundo, no  rehabilitables constituyen un apremiante problema social por el efecto  psicológico y económico (retención de la fuerza de trabajo del adulto que lo  cuida), deletéreo que tienen sobre el grupo familiar y su necesidad de  supervisión y protección. En estos casos, el ingreso en instituciones custodiales  es una indicación obligada. La Comisión ha constatado esta necesidad por  numerosas vías, aunque carece de los datos estadísticos acerca del número de  casos de este grupo en Cuba.
         Departamentos de Psiquiatría Infantil en  Hospitales.- La Comisión señala que no existen departamentos de psiquiatría  infantil en los Hospitales Pediátricos o en los Departamentos de…[FALTA UNA  PÁGINA DEL ORIGINAL]. 
  …niños, con el fin de poder utilizar todos  los recursos diagnósticos que brinda un hospital. Existen actualmente dos  institutos, uno en La Habana y otro en Santiago de Cuba y uno a crear  próximamente en Santa Clara. Es necesario crear uno en cada provincia en las  que no hay ninguno.
           8.-Epilépticos. No son necesarias  instituciones especiales para epilépticos; si se presenta algún otro trastorno  asociado, como deficiencia mental, trastornos de conducta, pueden asistir a las  instituciones especiales correspondientes a dicho problema asociado.
           9.-Para los menores delincuentes y  abandonados en situación de pre-delincuente, existen las instituciones del  Ministerio del Interior, pero requieren coordinación con Salud Pública en  cuanto a facilitarle a esas instituciones el personal técnico, psiquiatras,  psicólogos, etc., para el manejo de una serie de casos difíciles, sobre todo en  adolescentes y la orientación sobre el traslado a otras instituciones de muchos  casos.
           10.-Adopción. Este es un problema relacionado  con la salud mental y debe ser regularizado por alguna institución psiquiátrica  infantil de las ya existentes; por ejemplo, los Institutos de Diagnóstico  podrían ocuparse de esas funciones.
           11.-Del examen general de la situación en el  campo de la salud mental infantil se desprende una necesidad de satisfacción  inaplazable y es la de coordinar los planes y recursos de los distintos  Ministerios involucrados, mediante una comisión al efecto dentro del Ministerio  de Salud Pública, con representantes de los otros dos Ministerios y las  organizaciones de masa.
           Esa comisión no se limitará a la coordinación  interministerial. Otras funciones no menos importantes serían:
           1) Organización de estadísticas en salud  mental infantil.
           2) Promoción de investigaciones  (estadísticas, clínicas, etc.), orientadas a la solución de los problemas de  salud mental infantil.
           3) Promoción de la docencia psiquiátrica  infantil y de especialistas afines, en colaboración con los organismos  educacionales responsables.
           4) Labores de divulgación y publicaciones  científicas, como por ejemplo, la creación de una revista que se ocupe de temas  de salud mental infantil, desde todos los puntos de vista: médico, pedagógico,  social, etc.
           5) Planificación de las actividades  asistenciales y preventivas de salud mental infantil, basándose en la  perspectiva más completa e integral que tendría, dada su formación mixta, que  contar con representación de cada uno de los sectores significativos en  relación a estos problemas.
           Integrantes de la Comisión: Dr. Ramón  Consuegra, Dr. René Vega Vega, Dr. José Geller y Dr. José Pérez Villar.
      La Comisión contó con la inestimable ayuda de  otros compañeros psiquiatras infantiles que fueron consultados acerca de varios  tópicos: Dra. Margarita Prendes, Dra. Diana Rodríguez, Dr. Roberto Nogueiras y  el Dr. René Fraga.
           Además de las visitas aludidas en el Informe,  la Comisión entrevistó también a los siguientes funcionarios: Dr. Bernabé  Ordaz, Director del Hospital Psiquiátrico Nacional; Dra. Agustina Esteva Lora,  Directora del Departamento de Enseñanzas Diferenciadas (Ministerio de  Educación).
         Adjuntamos un Informe acerca del Hogar de  Conducta y el Departamento de Psiquiatría del Municipio de La Habana, que se  hallan bajo la orientación del Dr. René Vega y que constituyen un importante  recurso psiquiátrico infantil, tanto por el grupo de edad que atiende (menores  de 6 años), como por el excelente trabajo que realiza.
Informe sobre el Hogar de Conducta del Municipio de La Habana.
     Este Hogar fue creado para responder a la  necesidad planteada por la gran cantidad de niños con trastornos de conducta detectados en los doce Hogares Infantiles existentes. Inicialmente sólo aceptó  niños-problemas procedentes de dichos Hogares, nunca retrasados mentales.  Actualmente ha abierto sus puertas a niños con trastornos de conducta de  cualquier procedencia siempre que su edad no exceda los seis años.
 detectados en los doce Hogares Infantiles existentes. Inicialmente sólo aceptó  niños-problemas procedentes de dichos Hogares, nunca retrasados mentales.  Actualmente ha abierto sus puertas a niños con trastornos de conducta de  cualquier procedencia siempre que su edad no exceda los seis años.
           El Hogar funciona adjuntamente al  Departamento de Psiquiatría y técnicamente es una dependencia de éste. Tiene  capacidad para cien niños, existiendo un proyecto ya presupuestado y aprobado  para aumentar el cupo hasta doscientos niños y la edad hasta ocho años.
           El Hogar consta de una Directora con su  auxiliar, una asistente terapéutica para cada diez niños y dos maestros  especiales.
           El funcionamiento puede sintetizarse en la  labor de valoración y observación de las asistentes terapéuticas, la  psicoterapia de grupo, la ayuda logopédica a los niños con trastornos del habla  y la psicopedagogía. Todo esto tiene una programación minuciosa que sería muy  extenso detallar.
         La finalidad del Hogar es llevar a los niños  a la normalidad y enviarlos a las escuelas corrientes sin que hayan perdido  años lectivos en su adaptación general.
Informe sobre el Departamento de Psiquiatría Infantil de los Hogares Infantiles Municipales.
     Este Departamento fue creado en el año 1959  con la finalidad de hacer valoraciones y observaciones psicológicas a los niños  asistentes a las antiguas Creches Municipales, actualmente Hogares Infantiles.
           La labor que realiza este Departamento puede  esquematizarse de la manera siguiente:
           1) Hacer pruebas psicológicas a todos los  niños que aspiran a ingresar en estos Hogares con la finalidad de determinar su  inteligencia y personalidad.
           2) Valoración del comportamiento de los niños  dentro de los Hogares para detectar posibles trastornos de conducta.
           3) Estudio psicológico de todo el personal  que labora en dichos Hogares para obtener sus intereses vocacionales,  inteligencia y personalidad.
           4) Creación y mantenimiento de una Escuela de  Padres permanente en cada uno de los Hogares existentes para ofrecer a los  padres principios generales de Higiene Mental.
           5) Pruebas psicológicas al egreso de los  niños de los Hogares con la finalidad de adicionar a la ficha acumulativa de  cada niño que pasará a las Escuelas correspondientes.
         6) Laboratorio psicológico adjunto al Hogar  Infantil de Conducta.
CONFERENCIA NACIONAL  DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
      
    DOMINGO 2 DE MAYO DE  1963
    
    SESIÓN DE LA MAÑANA
*
DR. ARMANDO DE CORDOVA, Presidente
MESA:
DR. W. I. BARABASH
DR. VILLA LANDA
DR. BORIS KLAINDORZ
DR. GARCIA FREITES
     Dr.  Diego González Martín.- Compañeros: ayer el Comandante Ordaz –que les va a  ofrecer una comida a los Delegados de la Conferencia- me informó que por  razones de la organización en el Hospital, era preciso que estuviéramos todos a  las doce del día en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Eso se debe a  cuestiones organizativas del Hospital.
           Entonces, quiere decir que debemos trabajar  con la vista puesta a poder disfrutar de este acto de compañerismo y  compenetración después de estos días de trabajo.
           El otro problema que se plantea es que hay  una serie de compañeros aquí que no tienen medio de transporte. Les rogamos a  los compañeros que sí tienen medios de transporte –yo ofrezco el mío ya- que  ayuden a los demás compañeros a trasladarse al Hospital Psiquiátrico. Es una  cuestión que puede resolverse aquí entre los compañeros que tienen medios de  transporte, que inviten a los demás compañeros. Yo creo que así hay la  posibilidad de que todos podamos ir, llegar allá.
      
     Sr.  Presidente.- Debo anunciarles, primero que en la mañana de hoy dos temas  van a ocupar nuestra atención: Psiquiatría de Guerra, como una Ponencia; y  Psiquiatría y Ley, del doctor Galigarcía.
           Quería, como Presidente de la Mesa, y también  en mis funciones de Presidente de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, que  conjuntamente con el Ejecutivo de la Sociedad y toda la Sociedad comparte con  la Comisión de Salud Pública, la organización de esta brillante Conferencia que  hubo de iniciar –con su interés- el Dr. Galigarcía. Queremos hacer una nueva  exhortación para que los disentimientos –si es que ocurren- ocurran en un plano  de disentimiento culto.
           Entendemos que esto es una cosa fundamental.  Esta Conferencia ha sentado en muchos puntos bases importantísimas, y ésta debe  ser una de ellas; otra, de las que ha sido muy importante, ha sido el  conocimiento de cada uno de nosotros de los demás; el conocernos ha sido algo  muy importante, porque nos da ocasión para saber lo que se hace, y lo  respetable que hay en cada uno de nosotros.
           Esta cuestión de conocernos ha sido cosa muy  importante y muy bien puesta de manifiesto aquí.
           Por otra parte, tareas concretas como estas  que se nos han planteado, son las que realmente dan lugar a una auténtica y  verdadera unión. Sólo en la medida que nos respetemos, sólo en la medida que  consideramos lo que en cada uno de nosotros personalmente e institucionalmente  hay de bueno, y sólo lo que nos una –tareas concretas como éstas- se realizará  una auténtica y profunda unión de abajo, no una unión artificial o por arriba,  sino una unión auténtica de abajo.
           Las demás cosas serán producto de un proceso,  que precisamente estamos en medio de él, y no podemos –de ninguna manera-  soslayarlo, sino vivirlo con toda su intensidad, dramatismo y también belleza.
           Sin más, vamos a darnos a esta tarea. Vamos a  la Ponencia de Psiquiatría de Guerra. Debe ser puramente informativa; por  tanto, no ha lugar aquí a ninguna otra cosa más que a oír con mucho interés  esta información por parte de los oyentes.
           La segunda Ponencia, como ustedes saben, será  la del doctor Galigarcía.
           El compañero Villalanda para hacer uso de la  palabra.
  
     Dr.  Villalanda.-  Como les ha informado ya a ustedes el Dr. Córdova, en la organización de esta  Conferencia tomó una parte muy activa el profesor Bermann, que fue el  coordinador de todas las Ponencias y trabajos sobre psiquiatría militar.  Obligaciones médicas le impidieron a él cumplir sus deseos de tomar parte en  esta Conferencia y tuvo que marchar a su país, por lo que me pidió hiciera el  favor de leer la introducción que él había escrito, y que era la parte  fundamental de su exposición de Introducción a los problemas de psiquiatría  militar.
           Si ustedes me permiten, yo voy a leer lo que  él dejó escrito.
           “La  Psiquiatría en tiempo de guerra”
           I.- La psiquiatría en las guerras pasadas.
           A.- Introducción.
           La creencia vulgar de que los psiquiatras  militares deben ocuparse solamente de los alienados, ha sido ya muy superada.  Es cierto que es una de sus obligaciones, y no de las más importantes; si la  psiquiatría militar no hiciera otra cosa, apenas tendría razón de existir, pues  lo casos de alienación son rápidamente evacuados de los hospitales respectivos.  La psiquiatría en tiempo de guerra tiene muchas misiones y actividades en  frentes múltiples, que suelen diferir grandemente del ejercicio normal de la  especialidad. Su tarea principal es la de cuidar y recuperar lo más rápidamente  posible las bajas psiquiátricas, en el frente o en los hospitales a que fueron  enviados. Para ello necesita el dominio de la especialidad y tener  conocimientos clínicos, especialmente neurológicos, manteniendo los contactos  debidos con los departamentos correspondientes. Más aún que en tiempo de paz,  cirujanos y clínicos necesitarán frecuentemente la ayuda de psiquiatras y  psicoterapeutas, pues continúa vigente con toda fuerza lo que enunció Pirigov  hace un siglo: “El trauma lesiona a todo organismo mucho más y más  profundamente de lo que se imagina. El cuerpo y el alma del enfermo se hacen  mucho más susceptibles a sufrimientos de todo género”. Además tiene que ayudar  en su dominio específico al triaje y selección de tropas y mando conforme al  cuadro de utilidades, así como elevar los necesarios informes  psiquiátricos-forenses. Mantener y elevar el nivel de la salud mental de los  combatientes, en función estrechamente vinculada con los instructores  revolucionarios, porque “la mejor higiene mental de la tropa la constituye la  conciencia o dominio de la teoría revolucionaria”. Con la organización propia  de la psiquiatría militar en los diferentes escalones, encuadrada dentro de la  sociedad militar, se interesará también por la formación del personal auxiliar,  así como de la coordinación con los servicios civiles psiquiátricos o de otro  orden. Todas estas tareas obligan al conocimiento de los problemas de la  sanidad militar, de las condiciones sanitarias generales, geográficas y  climáticas de la Isla, y de los recursos asistenciales a su alcance. Necesita  saber, así sea sumariamente, de la ciencia y del arte de la guerra moderna, en  las condiciones actuales de Cuba.
           Los problemas de la psiquiatría militar  comprenden muchos otros aspectos, que van de las implicaciones psiquiátricas de  la guerra atómica, bacteriológica y química, hasta los de la guerra psicológica  y la guerra fría. Su consideración no es posible en los límites del trabajo que  la Comisión redactora de estas Ponencias se ha impuesto.
           Esta Comisión está formada con especialistas  representativos de los organismos psiquiátricos en el orden militar, civil y universitario:  los psiquiatras del Hospital Militar Central (Hospital Naval), del Hospital  Militar, de la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad, del Hospital  Psiquiátrico de La Habana, todos los cuales se ha ocupado en mayor o menor  grado de psiquiatría en tiempos de guerra.
           En toda guerra, médicos y psiquiatras se  preocupan por colocar a las tropas en las mejores condiciones físicas, mentales  y emocionales, para lograr sus objetivos con la eficiencia posible. Pero hay  que subrayar la diferencia sustancial entre las guerras imperialistas, de  conquistas y coloniales, con las guerras de liberación y de defensa de la  soberanía, como la que Cuba está librando. Esta diferencia de orden político,  social y económico, es de impresionante importancia y significación, de grandes  consecuencias en el aspecto psiquiátrico; lo que no excluye la utilización de  las experiencias médicas en las guerras pasadas.
       En esta guerra nacional y popular las Fuerzas  Armadas Revolucionarias son una parte, sin duda importantísima, de LA NACION EN ARMAS. Participan en la  lucha hombres y mujeres, adolescentes y ancianos, y hasta niños, todo el pueblo  sin discriminación, hasta los inválidos. El espectáculo del pueblo cubano  cuando la invasión a Playa Girón, y en la reciente crisis del Caribe, despierta  el recuerdo de las grandes gestas de la historia, episodios de la Biblia,  Sagunto, Caupolicán, las Guerras Revolucionarias de la Unión Soviética y de la  China de Mao, de la Guerra Antifascista de España, dispuesto a cuanto  sacrificio fuere necesario para defender su derecho a vivir libre y dignamente.
     En esta guerra nacional y popular las Fuerzas  Armadas Revolucionarias son una parte, sin duda importantísima, de LA NACION EN ARMAS. Participan en la  lucha hombres y mujeres, adolescentes y ancianos, y hasta niños, todo el pueblo  sin discriminación, hasta los inválidos. El espectáculo del pueblo cubano  cuando la invasión a Playa Girón, y en la reciente crisis del Caribe, despierta  el recuerdo de las grandes gestas de la historia, episodios de la Biblia,  Sagunto, Caupolicán, las Guerras Revolucionarias de la Unión Soviética y de la  China de Mao, de la Guerra Antifascista de España, dispuesto a cuanto  sacrificio fuere necesario para defender su derecho a vivir libre y dignamente.
           Esta es la gran diferencia con las guerras  imperialistas y coloniales, en las que ejércitos pueden ser llevados a los  combates con los mirajes de un mentido patriotismo, en procura de privilegios y  riquezas. Las guerras de liberación nacional y las luchas en defensa de la  integridad de la Patria, tienen otro sentido. Es con esta comprensión y enfoque  que entramos al tema “La psiquiatría en tiempo de guerra”.
           Empero, sería ceguera desconocer que también  en las guerras de liberación y defensa, los habitantes arrastran una pesada  herencia, la de las lacras, costumbres y modalidades acumuladas en largos  siglos de explotación, de opresión política, física y mental. No es posible que  hombres y mujeres, sobre todo los de la clase media –aunque no sólo de ésta- se  desprendan de inmediato de las taras de este pasado. A menudo necesitan un  largo, difícil y duro proceso de rehabilitación y readaptación. Claro está que  la Revolución pone principalmente sus esperanzas en la gente nueva, en los  niños y jóvenes que está formando, pero también tiene que contar con la gente  madura, y ha de afrontar a los que están viciados, a los que son activa o  potencialmente contrarrevolucionarios. Es de aquellos y de estos sectores que  procederán en buena parte los contingentes que tendremos que atender y cuidar.  Sin duda las heridas de la guerra, las tensiones terribles de los bombardeos,  los shocks emocionales, las carencias de distinta índole, las infecciones e  intoxicaciones, la disposición premórbida, la sobrecarga de trabajos y  responsabilidades, pueden provocar, aún en los mejores, dolencias y estados  patológicos, pero más fácilmente recuperables que los anteriores.
           También en este aspecto la Revolución acude  en nuestra ayuda, porque es la GRAN LIBERADORA. No sólo en el orden nacional,  político y económico, sino que libera al mismo tiempo las mejores fuerzas  intelectuales, afectivas y morales, que cada uno de los que participan  lealmente en la Revolución lleva en sí mismo. En la época de la explotación  capitalista, aún gente buena se replegaba en sí misma, o en sus hogares, y se  convertía por influencia de condiciones malignas de existencia, en egoísta y  mezquina. La Revolución es la gran liberadora, pero no hay que esperar todo su  desarrollo natural y espontáneo; hay que ayudar a nuestros semejantes a  adquirir la conciencia necesaria y tenga la conducta debida para contribuir a  la misma edificación de la sociedad socialista. Este es el gran antídoto de una  mala salud mental, y en esta importante tarea tiene su lugar el psiquiatra y el  higienista mental, en los frentes, en la retaguardia, y en todo lugar en que se  encuentra. Sin descuidar, naturalmente, los otros instrumentos, nuestro dominio  más específico es la salud mental y las fuerzas morales.
           Había quedado con mis compañeros en el relato  de este subtema tratar de mi experiencia en la Guerra de España. Exponerla  sería muy largo; ella está contenida en su mayor parte en el libro que pronto  se editará por disposición del Ministerio de Salud Pública. Lo mismo que hay  una psiquiatría de tiempo de guerra, hay una psicoterapia de guerra, que es  necesario aprender a ejercer. Para ambas hay naturalmente que saber, saber de  verdad, y poder. Resumiré mi experiencia en estas dos palabras: para ser un  buen psiquiatra en esta guerra es necesario principalmente ser un buen  revolucionario.
           Y nada más (APLAUSOS).
      
     Sr.  Presidente.- El doctor Barabash, para hablarnos de experiencias en las  guerras anteriores.
      
     Dr. W.  I. Barabash.- El tema es: “Sobre algunos problemas de Psiquiatría Militar  según la experiencia de la Gran Guerra  Patria de la Unión Soviética”.
           Ya en el año 1870 los psiquiatras franceses y  alemanes se planteaban los dos problemas siguientes: 1) ¿aumenta la guerra el  número de enfermos psíquicos?; 2) ¿se presentan durante la guerra nuevas formas  de enfermedades psíquicas? Ellos llegaron a la conclusión de que en tiempos de  guerra no aumenta el número de enfermos y que la guerra no crea nuevas formas  específicas de enfermedades psíquicas.
           En aquellos tiempos los ejércitos que  intervenían en la guerra eran poco numerosos, la técnica que empleaban era  sencilla y además el nivel de desarrollo de la Medicina no era muy elevado; se  le prestaba poca atención al traumatismo físico. Al perfeccionarse la técnica  militar y aumentar la capacidad lesionante de las armas de guerra, creció de  manera considerable el papel que desempeña el traumatismo físico.
           A pesar de que los cirujanos definieron la  guerra como una epidemia de traumatismos físicos, los psiquiatras seguían  considerando el psicotrauma como la causa principal de las enfermedades  psíquicas en tiempos de guerra.
           Basándose solamente en el estudio del cuadro  clínico de la enfermedad, que era muy parecido al de la histeria, los psiquiatras  despreciaban el papel etiológico causal que desempeñaba el traumatismo físico y  consideraban la enfermedad traumática como psicógena. Los psiquiatras  americanos y franceses (en particular Charcotte) poniendo en primer plano los  mecanismos histéricos de la enfermedad de hecho negaban su causa real que es el  traumatismo físico del cerebro.
           Ya en aquellos tiempos algunos hombres de  ciencia expresaron juicios correctos con respecto al papel que desempeña el  traumatismo físico en la aparición de las enfermedades neuropsíquicas. Así por  ejemplo, el profesor de la primera cátedra de Psiquiatría que hubo en Rusia, I.  M. Balinski, en sus lecciones de 1859 llamaba la atención sobre la importancia  de la conmoción cerebral para el ulterior desarrollo de la locura en los  enfermos que habían tenido un traumatismo craneal. 
           ¿Cómo se puede responder en el momento actual  a aquellas dos preguntas que se habían hecho antes los psiquiatras, o sea,  aumenta la guerra el número de enfermos psíquicos y crea ella nuevas formas de  trastornos psíquicos? 
           Para contestar a estas preguntas permítanme  exponer la experiencia de los psiquiatras rusos que han estudiado las  enfermedades psíquicas en tiempos de guerra. 
           En tiempos de guerra los psiquiatras se  encuentran con enfermos que habiendo recibido antes un traumatismo cerrado de  cráneo pueden agruparse en tres cuatro grandes categorías, que son: los  psicóticos, los epilépticos, los enfermos con estados limítrofes (neurosis,  psicopatías), y los que han padecido un traumatismo cerrado de cráneo. 
           En la guerra ruso-japonesa de los años  1904-1905 los psiquiatras se ocuparon principalmente de los enfermos con  psicosis bien manifiesta dejando de prestarle atención a los que presentaban  otros trastornos.
           Durante la primera guerra mundial el grupo  más importante de enfermos estaba constituido por los que padecían enfermedades  psicógenas tales como neurosis, psicopatías, etc., o sea, con estados  limítrofes.
           La segunda guerra mundial se caracterizó por  el predominio de los enfermos que habían padecido un traumatismo cerrado del  cerebro. 
           En la  guerra ruso-japonesa (1904-1905) el número de enfermos con cuadros neuróticos  fue muy grande, mucho mayor que el de los enfermos psicóticos, pero por una  serie de causas sociales no se les prestaba la atención debida. Con frecuencia  los jefes y los médicos dudaban de la veracidad de las quejas que presentaban  los soldados y sospechaban que se trataba de una simulación. Ya en aquel tiempo  los médicos más progresistas como G. E. Shumkov prestaron atención al papel que  desempañaba la contusión aérea como factor traumatizante real y describieron  los síntomas objetivos fundamentales que se observan en el traumatismo por la  onda expansiva de la explosión. Ellos indicaban los trastornos psíquicos y  neurológicos que encontraban. Entre los últimos remarcaban los siguientes:
           1.-La  disminución de la sensibilidad cutánea en toda la mitad del cuerpo.
           2.-Disminución y rápido cansancio de la visión, la audición y el olfato.
           3.-Debilidad de la fuerza muscular, rápido cansancio del los músculos  intrínsecos y extrínsecos del ojo.
           4.-Marcada alteración de la actividad vasomotora, por lo que estos  enfermos no toleran el calor, el frío y se agotan rápidamente en las  situaciones emocionantes.
           5.-Asimetría de la temperatura en las distintas partes del cuerpo.
           En la  guerra ruso-japonesa se organizó por primera vez la asistencia psiquiátrica en  el Ejército. Estas experiencias sirvieron de ejemplo para la organización de la  asistencia psiquiátrica de los ejércitos que tomaron parte en la primera guerra  mundial.
           Durante la primera guerra mundial la atención de los neuropatólogos y  psiquiatras estuvo dirigida principalmente hacia los enfermos llamados  “contusos”. En aquel tiempo se incluían en este grupo enfermos muy diferentes,  tales como los que habían padecido conmociones, contusiones, choques  emocionales, reacciones de miedo, estados reactivos psicógenos y también los  psicópatas y neuróticos descompensados. Entonces se consideraba a los “contusos”  como histerotraumáticos, como personas que habían padecido una reacción de  miedo y algunas veces incluso como simulantes. Por esto resultaba que el grupo  de los “contusos” estaba constituido no solamente de las personas que habían  sufrido un traumatismo cerrado del cerebro, sino que en él se incluían también  los enfermos con reacciones psicógenas. A pesar de esta confusión sería un  error negar la importancia del traumatismo mecánico en la aparición de la  enfermedad de muchos de los pacientes de este grupo.
      Las  estadísticas de la primera guerra mundial muestran un predominio de los  enfermos con trastornos limítrofes, pero si se tiene en cuenta el criterio que  mantenían los médicos de aquella época se puede pensar que en este grupo  incluían muchos enfermos con traumatismos cerrados del cerebro.
           La  gran guerra patria de la Unión Soviética contra los invasores fascistas  alemanes se caracterizó por el extraordinariamente alto nivel que alcanzó el  desarrollo de las armas de guerra ofensivas.
           Aún  sin tener en cuenta que los neurólogos asisten gran número de enfermos  nerviosos, por lo que se refiere únicamente a los enfermos asistidos por los  psiquiatras de la Unión Soviética en el período de la guerra de 1941-1945 nos  encontramos con que el 70% lo constituían pacientes que habían sufrido un  traumatismo cerrado del cerebro, el 15% eran enfermos con formas limítrofes, el  8% eran psicóticos y el 7% eran epilépticos.
           Al  identificarse las actividades militares creció el número de pacientes a  consecuencia de los traumatismos cerrados del cerebro. Así nos encontramos con  que el número de enfermos traumáticos procedentes de las unidades mecanizadas  de combate en el año 1945 fue más del doble que en el año 1943.
           Estos  hechos determinan que la tarea fundamental de la organización neuropsiquiátrica  es la asistencia de los enfermos que han recibido traumatismos cerrados de  cerebro en las acciones de guerra.
           La  experiencia de la gran guerra patria ha mostrado que el papel que desempeñan  los distintos factores patógenos se modifica en la situación de guerra.  Factores tales como el cansancio, la falta de sueño, la insuficiente  alimentación, el esfuerzo físico y la tensión psíquica actúan en conjunto y dan  lugar a cuadros clínicos complejos distintos por su curso a las enfermedades de  tiempo de paz. Como ejemplo puede tomarse el diferente curso que tienen los  traumatismos cerrados de cerebro en tiempos de paz y en la guerra.
           Con  fines clínicos y organizativos se ha empleado el término de enfermos “contusos”  que incluye a aquellos pacientes que han sufrido contusión, conmoción o  traumatismo por la onda de expansión. Esto se hizo con el objeto de agrupar los  enfermos que tenían la misma causa de padecimiento, el mismo curso de la  enfermedad, que debían ser sometidos al mismo tipo de tratamiento y que  necesitaban ser evacuados en la misma dirección.
           En el  grupo de los contusos se incluye únicamente enfermos con un cuadro clínico bien  preciso que no son neuróticos, sino pacientes que han sufrido un traumatismo  mecánico del cerebro. Los síntomas clínicos de estos enfermos semejantes a los  histéricos tienen un parecido solamente externo, ya que su génesis en realidad  es traumática. Su mecanismo fisiopatológico se caracteriza por la disminución  del proceso de excitación de la corteza cerebral a consecuencia de la  inhibición supramarginal o protectora que se desarrolla. Esto se acompaña del  predominio de algunas funciones de la subcorteza. En este proceso se alteran  las funciones de todos los analizadores, pero se presentan con mucha más  frecuencia los trastornos auditivos en forma de sordomutismo u otros. Según la  experiencia de algunos psiquiatras durante la guerra patria observaron  sordomutismo en el 20-30% de los enfermos contusos.
           La  concepción de los psiquiatras soviéticos sobre la patogénesis del traumatismo  cerrado de cerebro sufrido en situación de combate es fundamentalmente distinta  a los puntos de vista de otros psiquiatras. Esta concepción está basada en una  gran experiencia clínica y confirmada con investigaciones experimentales  realizadas por numerosos especialistas (Osipov, Gurievich, Sneshnievski, Orbeli  y otros). La correcta comprensión del papel que desempeñan los fenómenos  orgánicos, funcionales y psíquicos ha permitido a los psiquiatras soviéticos  renunciar a términos tales como neurosis traumática, histerotraumatismo y otros  que motivan una gran confusión en la clínica, en el tratamiento y en el  peritaje. 
           De  tal manera resulta que en el período de la gran guerra patria el servicio  médico de la Unión Soviética utilizó el concepto de enfermo contuso subrayando con ello que la persona había recibido  un traumatismo del cerebro en las acciones de guerra.
           Queremos llamar la atención –aunque sea brevemente- sobre un tipo de  enfermedad psíquica observada con frecuencia en el período de guerra. Los  psiquiatras soviéticos han descrito un grupo de psicosis que se originaban a  consecuencia de la sepsis general en los enfermos con heridas extracerebrales  que no cicatrizaban durante mucho tiempo. Estas psicosis se denominaron tardías  de los heridos. Se observaban sobre todo en los heridos con lesiones de los  huesos largos de las extremidades, cuando la herida no cicatrizaba, se formaban  secuestros y se desarrollaba un estado séptico. Estos enfermos tenían  temperatura subfebril, ligera leucocitosis, algunas veces leucopenia y  neutrofilia; tenían un gran agotamiento físico y estaban muy astenizados. Sus  manifestaciones psicopatológicas tenían la forma de un síndrome depresivo, su  estado de ánimo estaba muy decaído y sobre este fondo se presentaban ideas  delirantes de autoacusación. Por ejemplo, un buen combatiente que había  recibido una herida por metralla de mina de pronto empezaba a decir que él  mismo se había herido con objeto de no tomar parte en los combates, exigía que lo  procesaran, que lo castigaran, etc.
           El  psiquiatra que estudiaba a estos enfermos veía claramente que la causa de sus  afirmaciones estaba relacionada con una enfermedad psíquica y el paciente se  curaba con el tratamiento adecuado. En algunos de estos enfermos se observaba  agudización de los síntomas psicóticos cuando se cerraban las fístulas (aumento  de la intoxicación) y mejoría del estado y de la actividad psíquica cuando de  nuevo se abría la fístula y comenzaba la supuración. El tratamiento quirúrgico  radical de la osteomielitis facilitaba la curación total de los trastornos  psíquicos del enfermo.
           También se han descrito otros cuadros psicopatológicos en las psicosis  tardías de los heridos, entre ellos los síndromes alucinatorio paranoide y el  hipocondríaco.
           Queremos tratar a continuación, aunque sea someramente, algunos  problemas de organización.
           En la  tarjeta de evacuación que se le hacía a cada herido en el puesto de asistencia  médica de vanguardia se indicaba que era “contuso o contusionado”, anotando  también los síntomas principales que presentaba (por ejemplo: aturdimiento,  alteración de la conciencia, hemorragia nasal u ótica, vómitos, etc.)
           En  las etapas de evacuación la tarea fundamental de los médicos era el triaje  médico de los contusos y su clasificación en dos grupos:
           Primer grupo: los enfermos en que predominaban los síntomas orgánicos,  neurológicos, del sistema nervioso central.
           Segundo grupo: los enfermos en los que predominaban los síntomas de la  esfera psíquica.
           No  deben incluirse en el grupo de los contusos los enfermos que han tenido un  choque emocional motivado por la situación de combate o presentan una reacción  histérica, psicógena o neurótica.
           Durante la guerra patria ya en el año 1941 se organizaron en los hospitales  militares secciones especiales para los enfermos contusos y posteriormente, en  el año 1942 se abrieron hospitales especializados para ellos a nivel de frente.  La creación de estos hospitales disminuyó el número de enfermos que había que  evacuar a la retaguardia. Estos hospitales de frente restituían a las unidades  de combate hasta el 69% del total de los pacientes que habían sufrido contusión  cerebral.
      De tal  manera los contusos se evacuaban por etapas. Primero, al punto médico del  regimiento; después al punto médico de división, y desde aquí al hospital  neuropsiquiátrico de campaña. En este ya había neuropsiquiatra que decidía el  tratamiento que era necesario y el tiempo que este duraría.
           Los  enfermos cuyo tratamiento duraría menos de 30 días se trataban en este mismo  hospital o en el de heridos leves. Los que necesitaban un tratamiento más  prolongado se evacuaban a la retaguardia.
           Al  hospital de heridos leves se trasladaban los contusos convalecientes que ya no  necesitaban tratamiento, pero que aún no estaban en condiciones de tomar parte  en las operaciones de combate. En estos hospitales se empleaban ampliamente los  tratamientos fisioterapéuticos y la laborterapia; los enfermos estaban de  uniforme y tenían un régimen de vida igual que en el cuartel.
           Los  enfermos con estados reactivos y limítrofes se evacuaban por las mismas etapas  que los otros contusos.
           La  experiencia de la gran guerra patria demuestra que la tarea principal de la  asistencia neuropsiquiátrica es el tratamiento de los contusos. Este  tratamiento debe ser complejo y en él toman parte el psiquiatra, el  neuropatólogo, el otorrinolaringólogo, el oftalmólogo y el médico internista.
           La  creación de una asistencia especializada (organización de hospitales  neuropsiquiátricos), permitió reintegrar al servicio militar activo hasta el  90-95% de los pacientes que habían padecido contusiones, mientras que en la  primera guerra mundial se reintegraban únicamente el 38%.
           La  experiencia muestra que es necesario organizar bien el tratamiento y tener una  actitud muy rígida para el peritaje de los enfermos que han padecido una  contusión considerando inútiles únicamente a aquellos en que la pérdida de  capacidad es consecuencia de las alteraciones patológicas producidas por el  cumplimiento del deber militar.
           Muchas gracias por su atención. (Aplausos) (…)
COFERENCIA NACIONAL DE INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
DOMINGO 2 DE MAYO DE 1963
SESION  DE LA TARDE
      (ALMUERZO)
    MESA:
      
      DR. MARIO ESCALONA
      DR. EDUARDO B. ORDAZ
      DR. DIEGO GONZALEZ
      DR. EDMUNDO GUTIERREZ AGRAMONTE
      DR. JOSE GALIGARCIA
      DR. SIDNEY ORRET
    
     Dr. Carlos A. Nodal.- Cuando el Dr. José  Galigarcía, que tuvo la feliz idea de que se celebrara esta Conferencia que fue  acogida inmediatamente por la Comisión Nacional de Psiquiatría, propuso que se  celebrara esta Conferencia, nosotros entendíamos que era una reunión útil, que  iba a ser provechosa.
           Sabíamos que iba a ser una reunión útil y provechosa desde el punto de  vista científico, y que los hechos han frustrado nuestras esperanzas. Porque a  través de la misma se ha podido elaborar todo un programa de futuras  realizaciones en el campo de la asistencia psiquiátrica; donde hemos recibido  aportes no solamente de los médicos, sino de los psicólogos, trabajadores  sociales, estudiantes de psicología y de compañeras abnegadas que, sin tener  una preparación especial, están trabajando a nivel del Ministerio de Interior,  que si quizás no nos han dado los aportes más científicos, sí nos han dado su  aporte de calor humano más grande y también es lo que más nos ha conmovido a  todos.
           Esto  es desde el punto de vista científico lo que nosotros esperábamos y lo que  hemos obtenido de esta Primera Conferencia Nacional de Instituciones  Psiquiátricas.
           Pero  donde ha sido más provechosa la Conferencia ha sido en las relaciones humanas,  cosa que, por supuesto, en una reunión de psicólogos, trabajadores sociales,  psiquiatras y trabajadores de la psiquiatría en general, pues es algo que se  destaca mucho y se comprende perfectamente. Ha dado oportunidad para  conocernos, pues había una serie de personas de las cuales oíamos hablar y  nunca habíamos tenido la oportunidad de estrechar su mano no de conocer sus  trabajos. No quiero mencionar nombres, porque serían muchos y quizás si alguien  quedara olvidado podría sentirse relegado. Pero me refiero, por supuesto, desde  el punto de vista nuestro a las compañeras pedagogas, psicólogas y trabajadores  sociales.
           Supongo que una cosa similar les habrá pasado a ellas con respecto a  nosotros los psiquiatras.
           Otro  elemento que se ha destacado en el curso de la Conferencia, es el hecho del  enorme interés que los distintos sectores tienen en el mejoramiento de la salud  mental de la población. Y también es sorprendente la comunidad de ideas; cómo  personas que estamos tan separadas en nuestra actividad profesional tenemos  ideas tan similares respecto a cuáles son las medidas que deben implantarse  para una mejor asistencia psiquiátrica. Pero estas medidas no han sido  defendidas allí de manera fría, sino de manera apasionada; tanto es el ardor  por trabajar que han demostrado algunos compañeros, que hubo ocasión –y en este  caso participé yo, sin saberlo, de la situación- en que un compañero entendía,  o varios compañeros entendían que nosotros queríamos privarlos de una Institución,  y queríamos que esta Institución pasara a Salud Pública. No había el afán  egoísta de coger la Institución por parte de ellos, sino simplemente el afán de  dar su mejor esfuerzo, porque entendían que ellos eran los más capacitados y  estaban totalmente en lo cierto. Lo único que no sabían era que cuando nosotros  hicimos la Ponencia, no hicimos una Ponencia solamente para médicos  psiquiatras; hicimos una Ponencia para todos los que iban a estar allí  presentes, siempre pensando que en una Cuba revolucionaria como la de hoy las  separaciones entre sectores no tienen más intención que la de facilitar y  mejorar el trabajo.
           Pues  bien: en este caso quedó perfectamente aclarado “a posteriori” a quién  pertenecía la Institución, que en este caso debía ser al Ministerio de  Educación, y me refiero a la rehabilitación de oligofrénicos superficiales y  medios. Y sencillamente lo habíamos puesto allí, porque entendíamos que el  psiquiatra podía dar una cierta colaboración y aporte a la misma.
           Es  así, que hemos visto también con agrado, repetimos, cómo han participado todo  tipo de profesionales, personas que están allegados a estos esfuerzos, como son  los estudiantes y también personas que no tienen una preparación científica.
           Todavía no se ha terminado la Conferencia, y esperamos obtener de ella  beneficios muchos mayores, especialmente con la Ponencia que han presentado los  compañeros de las Fuerzas Armadas. Estos son compañeros que, por razones de  trabajo, también están un poco alejados de las actividades del resto de los  psiquiatras. Esta es una magnífica oportunidad para intercambiar opiniones,  para conocer sus necesidades y para aunar nuestros esfuerzos para la  realización de los planes del Ministerio de Salud Pública.
           Creo  que el último logro, y quizás de los más agradables, que ha tenido la  Conferencia es este magnífico almuerzo, al cual ya nos tiene acostumbrados el  doctor Bernabé Ordaz. No voy a repetir aquí los elogios que merece su actuación  en el Hospital de Mazorra, porque sería “llover sobre mojado”. Así que en  nombre de la Comisión Nacional de Psiquiatría damos las gracias a todos los  participantes y especialmente al doctor Bernabé Ordaz por esta acogida tan  calurosa y por este almuerzo tan nutritivo y tan sabroso (APLAUSOS).
    
     Dr. Sidney Orrett.- Y ahora para hablar a  nombre del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quien no necesita presentación,  el Comandante Bernabé Ordaz (APLAUSOS).
    
     Dr. Bernabé Ordaz.- Compañero Vice-Ministro  de Salud Pública; compañeros organizadores de esta reunión de Instituciones  Psiquiátricas; compañeros médicos todos:
           Hoy,  a manera de clausura, nos reunimos aquí con un grupo heterogéneo de  profesionales que coinciden todos a una única finalidad: la higiene mental o  salud mental.
           Nosotros en muchas ocasiones nos hemos tenido que dirigir a ustedes sin  ese honor de todo médico de pertenecer a una especialidad tan privilegiada como  es la de médico psiquiatra. Nosotros siempre referimos que no lo somos, pero  también referimos que queremos estar al lado de los psiquiatras, porque  cumplimos la misión que nos han designado de acabar con la lacra que dejaron  aquellos que nos abandonaron, y que olvidaron siempre a los infelices que  perdían la razón.
           Al  inicio de esta Conferencia tuvimos varias reuniones con la organización, por  las distintas ponencias y con los ponentes de las mismas, porque queríamos  siempre, primero, cumplir cabalmente la indicación de Salud Pública y de  nuestra Revolución de hacerlo todo por el enfermo y olvidar rencillas, rencores  o perjuicios que creyeran fuera inicio de perjuicios al enfermo. 
           Si  alguno de los aquí presentes recuerda una primera reunión en el Colegio Médico,  allá por el mes de enero o febrero de 1959, les decíamos a los compañeros  psiquiatras que nos habían puesto de chofer de un tren que tenía que llegar al  final de su camino, y aunque muchos creyeran que estábamos equivocados,  haríamos todo lo posible por rendir ese camino. Con algunos coincidimos, con  otros no, pero hoy, gracias a Dios, creo que estamos en el final de ese camino  y coincidiendo todos.
           En  aquella ocasión les decía que la parte física de las instituciones  psiquiátricas era lo primero que se tenía que organizar, o mejor dicho,  restablecer, porque era lo que estaba en un estado tan desastroso que decía  mucho de los responsables de la salud pública y de los responsables de nuestra  Revolución. Nos creyeron equivocados, pero así continuamos, y hoy –ya todos  reunidos- creemos que si no convencidos totalmente, en algo nuestros colegas  psiquiatras se han convencido que teníamos primero que arreglar el aspecto  físico de las instituciones psiquiátricas.
           La  crisis de la psiquiatría en lo que a médicos se refiere es evidente, y es una  de las principales preocupaciones de nuestro Ministerio de Salud Pública. Pero  conocemos que el psiquiatra no es una fruta que se hace en varios días, y que  está dedicada esa labor a los responsables universitarios y del Ministerio, a  que a la mayor brevedad posible hagamos el número de psiquiatras que necesita  nuestra nación.
           Las  distintas ponencias –y debo decirlo aquí- coincidían en algunos puntos; y nos  sentimos satisfechos que haya sido eliminado de una manera comprensible el  ordenamiento para ingresar algunos enfermos en nuestro Hospital.
           Nosotros queremos que ustedes comprendan esa situación. Hoy mismo el  Ministro de Salud Pública nos ha dicho de su preocupación para ver de qué  manera inmediata nos reunamos y tratemos a toda urgencia de resolver el  problema de los crónicos en el resto de la Isla, uno de los principales puntos  de salud pública que preocupa al Ministerio actualmente.
           Pero  nosotros lo hacíamos de manera responsable, porque si bien es verdad que no  podían ser ingresados en nuestro centro, también era verdad que al ingresarlos  no se le resolvía ningún problema al que ingresaba y, por el contrario,  obstaculizaba a los ingresados.
           Nosotros tenemos el presupuesto para 5, para 6, y si quisiéramos para 7  mil enfermos. Pero no es así, porque lo que nosotros necesitamos es el espacio;  el presupuesto lo tenemos, pero el espacio no. Además, los distintos  responsables nacionales e internacionales de psiquiatría que nos visitan,  refieren una, dos y tres veces, la negación o la oposición a hospitales de más  de dos o tres mil camas.
           Con  esas bases nosotros no podíamos ingresar aquí enfermos sin camas, o enfermos  que creyéramos que no les pertenecía ingresar en nuestro Hospital.
           En  este momento nosotros tenemos en la Oficina de Ingresos cinco casos remitidos  de Camagüey en el día de hoy. Hoy hemos tenido 26 ingresos; de los 26 cinco  están detenidos allí para explicárselos a ustedes, y se los íbamos a traer.
           Nosotros hablamos personalmente con el Juez de Camagüey, y le vamos a  exponer los casos. No se trata de restricción ni discriminación por edad ni por  otra cuestión; se trata de humanidad, y por convicción de lo que estamos  haciendo. Uno de ellos, un haitiano de 84 años que lo acaban de ingresar hoy;  su hijo, llorando, me dice: “doctor, no permita que ingresen a papá” ¿Y cómo es  que está remitido por el Juez? Me dice: “lleva 32 años trabajando en la Colonia  de un señor rico, y porque ahora no puede trabajar por su edad, lo acusó y lo  manda para acá; no tiene ni un centavo en 32 años que lleva trabajando en esa  Colonia”. Si alguien creyera inciertas mis palabras, él está en la Oficina de  Ingresos.
           Como ese caso son centenares de ellos. Y  quitándole la responsabilidad al médico y al Ministerio, la cojo personalmente  y me opongo a los ingresos de ese tipo. Porque, ¿qué creen ustedes de un pobre  señor que trabajó a las órdenes de otro durante treinta y dos años? ¿Cuánto le  habrá dejado a esos señores? Y hoy porque está enfermo, de una enfermedad  senil, de una arterioesclerosis, que saben ustedes que no es para ingresar en  un Hospital de este tipo, lo arrojan de allí, y “váyase para allá a morirse o a  vivir mejor”.
           Por  el estilo otros tantos ingresos. Y nosotros nos hemos opuesto de manera  responsable, no de manera festinada; de manera responsable y por convicción que  nuestro centro hospitalario… Si bien es verdad que muchos que nos han visitado  han dicho que es orgullo de Cuba y otras naciones, nosotros, repitiendo la  frase del doctor Escalona, no estamos convencidos ni conformes con eso, pero sí  aspiramos a que muy pronto sea un orgullo del mundo entero. Y para eso tenemos  que trazar las normas que estamos trazando; gústele a quien le guste, aunque  nunca de manera dictatorial, sino por convicción de que estamos actuando de  buena fe, y exigiéndoles a los irresponsables que actúen como lo estamos  haciendo nosotros, de manera responsable.
           Cuando yo hoy hablé con el Juez de Primera Instancia de Ciego de Ávila,  de donde venía este anciano, le dije que mañana me iba a trasladar allí, y me  responde: “doctor, no venga”, mi secretario lo firmó y se lo trajo un  “Periquito” Pérez que decía que le molestaba allí”. Para los que creían que  nosotros hacíamos eso aquí festinadamente, escuchen en la forma que nosotros  actuamos, y lo hacemos con entera responsabilidad, y firmando nosotros hoy,  como médico de guardia, para exonerar al doctor que estaba allí de cualquier proceso  judicial que vaya contra él por rectificar un mandato de un Juez de Primera  Instancia. Además, hablamos también con el Comisionado y nos decía que no sabía  quién, y que lo habían mandado para aquí.
           Esta  responsabilidad que tenemos nosotros como funcionario de Salud Pública, en un  Ministerio tan complejo, tienen que tenerla también en esta Revolución todos  los demás responsables ministeriales o funcionarios del Gobierno.
           Por  eso, a los compañeros y queridos doctores de la especialidad de psiquiatría,  psicología, trabajadores sociales, etc., sepan ustedes que nuestro hospital  cualquier restricción que hace la cumple con la mejor buena fe, y estamos  siempre dispuestos con nuestro trabajo a cooperar con las instrucciones  directas del Ministerio de Salud Pública, que son las de resolver los  problemas, no transferirlos a otro lugar.
           La  fase embrionaria de nuestra Revolución, de una edad escasa de cuatro años, hace  todas estas anomalías; son las causas de su edad. Pero cuando los hombres sean  responsables de sus actos, y conozcamos que las asperezas son nimiedades al  lado de las obras, estaremos convencidos entonces que lo único que tenemos que  hacer es trabajar, trabajar y trabajar. Porque el trabajo no es un sacrificio,  sino el trabajo es un privilegio, es un honor. Y cuando trabajamos no para  comer, sino comamos para trabajar, entonces veremos cómo el triunfo de nuestra  Revolución se agiganta por minutos (APLAUSOS).    
           Nosotros  felicitamos a los responsables de esta organización, principalmente al doctor  Galigarcía, que fue el de la idea de este pequeño Congreso, después de terminar  el Congreso Nacional de Medicina auspiciado por el Colegio Médico y el  Ministerio de Salud Pública, que saben ustedes en el éxito que culminó. Y sea  este el inicio de otras tantas reuniones que tengan como finalidad única la  solución total del problema de la psiquiatría sin ofensa para nadie, pero muy  discordantes siempre cuando existen reuniones.
           Nosotros queríamos también, responsablemente, a nombre de esta  Institución y de la Delegación de nuestro Hospital, pedir excusas al doctor  Villalanda por aquella cuestión ya olvidada, que suscitó un miembro de nuestra  Delegación, aunque creemos que la ofensa no fue tal para la reprensión que hizo  el compañero que defendía a este ilustre médico, doctor Villalanda. Olvidado,  pero a nombre de todos le pido excusas; y allí muchos aplaudieron las distintas  intervenciones al respecto de la actitud tomada, la que yo aplaudí más  calurosamente y con verdadero sentimiento, con el corazón en la mano, fueron la  frases que dijera el doctor Villalanda, cuando hizo uso del micrófono.  (Aplausos).
           Tenemos que terminar y tenemos que repetir que actuamos de buena fe,  actuemos todos con la conciencia en la mano; no veamos en nuestro amigo, en el  Director de otra Institución, en el Director desde el punto de vista de  psicología, de pedagogía, etc., a un enemigo ni a un individuo que nos acecha  para robarnos algo nuevo o darnos algo malo. Veamos en todos amigos  fraternales, amigos revolucionarios, amigos de conciencia y actuemos con un  credo distinto desde un punto de vista filosófico o ideológico, pero desde el  punto de vista de la salud, desde el punto de vista de la conciencia de salud  pública, con un solo ideal, el enfermo antes que todo (APLAUSOS).
           Y  esto, porque estoy convencido de que son las ideas del Ministerio de Salud Pública;  un Ministerio que no con frases de halago como en aquellos lejanos mítines que  teníamos que hablar bien de un Ministerio para que nos mantuviera o nos  ascendiera en el puesto que ocupábamos. No. Porque en este Gobierno los que  trabajan no se pueden separar de su puesto; se separan los vagos, los  delincuentes o los contrarrevolucionarios, no los honrados y trabajadores… Pero  sinceramente hago elogios de la forma de desenvolverse el Ministerio de Salud  Pública, Ministerio tan complejo, tan heterogéneo, y que tantas críticas tiene  que recibir. Pero es un Ministerio que trabaja diariamente las veinticuatro  horas del día, y que los errores somos nosotros los encargados, primero, de  hacérselos saber y, segundo,  de cooperar  por intermedio de sus preocupaciones a que se resuelvan. Y uno de los  principales errores, o no errores; cuestiones que tenemos que ayudarle al  Ministerio de Salud Pública a resolver, es el problema de la salud mental, en  estos tres puntos de vista fundamentales, primero, el oligofrénico, esos  encefalopáticos infantiles que tenemos, que son tantos, y tenemos que  tratarlos, y en reuniones continuas con el Ministerio resolver este problema  que tanto afecta, no al Ministerio, sino a todo el que se considere verdadero  cubano y verdadero padre; segundo, el problema de los ancianos. No que  restringimos ni discriminamos por edad, sino que ingresen en nuestro Hospital  los crónicos psicóticos, no los crónicos seniles o arterioescleróticos, que no  les corresponde aquí ocupar una cama de un agudo, que muy bien se pudiera  curar, y que con ocuparla ni le resolvemos el problema a ese crónico, ni  tampoco se lo resolvemos al agudo que pudiera ocupar la cama que él ocupa.
           Y  tercero: los crónicos de edad media, aquellos que aunque ningún psiquiatra  pudiera decir cuál es el punto culminante para un crónico, pero aquellos que  por equis motivo un médico diga que ya no es curable, resolverlo también. No  con aquella frase de “ya no te podemos hacer nada más” y que repiten  conjuntamente todos: “para Mazorra”. No señores, así el Ministerio no quiere.  El Ministerio quiere resolverlo. El Ministerio no puede resolver por sí solo  esta cuestión, sino que tiene que resolverlo con sus distintas direcciones y  subdirecciones –a su vez- con los distintos pioneros que somos nosotros; pero a  conciencia y con buena fe. Esos son los tres puntos culminantes.
           Y  según la frase del doctor Escalona, en una frase vulgar también de “con la  manga al codo”, en este año ellos van a poner todo su empeño –como hasta ahora  lo han puesto-, y va a salir de esta reunión el resolver este problema.
      Nosotros no queremos la dirección nacional, ni piensen ustedes jamás que  ha pasado por nuestra mente eso. Primero, no somos psiquiatras, ni lo queremos  ser, porque sería demagogia que en este momento yo me pusiera a estudiar un  librito de psiquiatría; pero tampoco, por no serlo, rehúso mi responsabilidad,  que dimana de ellos, de resolver cualquier problema de psiquiatría.
           Porque, ¿qué hubiéramos hecho nosotros cuando llegamos a La Habana en el  primero de enero de 1959 si Fidel hubiera dicho “que se quede Pedraza y  Calviño, porque ninguno de ustedes sabe para ser Jefe del Ejército”? ¡Qué  bonito!, ¿no? No, señores, sabíamos todos los que bajamos de las colinas ocupar  la dirección del Ejército, igual que sabemos todos los que obedezcamos al  Ministerio y actuamos de buena fe coger la rienda de cualquier especialidad,  seamos o no seamos de ella, porque para eso nos tenemos que rodear de los  compañeros que sepan, de los compañeros que estudien la especialidad, para que  ellos sean la parte técnica, la parte puramente médica, y nosotros los  impulsores de las ideas ministeriales e ideas de nuestro Gobierno de que en  medicina no podemos ser la retaguardia, sino que tenemos que ser la vanguardia  de América, igual que lo estamos siendo en la Revolución.
           A  nombre, queridos compañeros, de la Dirección de este Hospital, del Consejo de  Dirección y del Cuerpo Médico, un abrazo para todos los compañeros médicos, una  felicitación por la forma final en que ha terminado este evento, que no será el  último, aunque sí el primero.
           Cuando nos reunimos con la base, en todas las organizaciones del mundo,  sale el éxito. Cuando creamos que el éxito es producto unipersonal, iremos  siempre al fracaso.
           Sí,  esto es colectivo, la próxima traerá muchos más compañeros.
           De  buena fe, con conciencia revolucionaria, defendamos los postulados de nuestra  Revolución, y sigamos también los postulados de nuestro Ministerio de Salud  Pública, que hoy no está a la vanguardia, aunque muchos nos lo digan, en  psiquiatría, pero que en nuestras próxima reunión tengamos que decir aquí, oigamos  por voz del mismo Ministro: “Qué satisfacción siento, porque ya Cuba, no en la  Prueba de Escolaridad, no en el Analfabetismo, no en todos los principios de la  Revolución se encuentra la vanguardia, sino que el Ministerio de Salud Pública  también se encuentra a la vanguardia en la asistencia psiquiátrica del pueblo”. 
           Muchas gracias  (APLAUSOS).
    
     Dr.  Sidney Orrett.- Para hablar a nombre del Ministerio de Salud Pública, el  Secretario de Asuntos Médicos (en función de Ministro de Salud Pública), Dr.  Mario Escalona.
            Dr. Mario Escalona.- En realidad, yo no  pensaba hablar.
Dr. Mario Escalona.- En realidad, yo no  pensaba hablar.
           Nosotros hablamos conversando con los compañeros, al margen de la  reunión y como todavía están pendientes las conclusiones esperamos quizás tener  que hacer alguna intervención en el curso de la reunión que falta.
           Lógicamente, debíamos haber hablado en las conclusiones pero teníamos en  proyecto un viaje a Oriente, que por cuestiones de tempestades y lluvia no se  pudo realizar, y por eso estamos en la mañana de hoy aquí, aunque hubiéramos  querido estar todos los días con ustedes.
           Sin  embargo, las palabras que ha dicho el compañero Ordaz, dichas con gran pasión,  con una gran vehemencia, como en todas las cosas que hace el compañero Ordaz,  nos obligó prácticamente a decir algunas palabras.
           En  primer lugar, señalar que estamos completamente de acuerdo con lo que él ha  dicho. En segundo lugar, decir que nuestro Ministerio siempre está abierto a  todo tipo de crítica profesional, crítica constructiva y que, sobretodo, venga  de un tipo colectivo de discusión, como la que aquí se ha realizado.
           Se ha  planteado por el compañero Ordaz, en una forma bien clara, uno de los problemas  que más nos preocupa a todos nosotros, sobre todo a los compañeros que tenemos  responsabilidad a nivel nacional, y es la eterna queja, el eterno electrodo  -como decimos nosotros- en relación a los casos que se rechazan en Mazorra. Que  si el compañero Ordaz ha dictado una Ley, que nos explica que todo el que tenga  más de 60 años no puede ingresar en Mazorra, que si los niños con tal  alteración el compañero Ordaz ha dictado otra orden que no pueden ingresar; en  fin, que se estaba creando ya una situación un tanto subjetiva en relación a  eso, que nos parece que sus palabras han sido bastante claras y precisas, y,  por otra parte, están a disposición de los compañeros, objetivamente, algunos  de los casos que en el día de hoy han llegado a este Hospital.
           Nosotros siempre señalábamos que es posible que en estas cuestiones a  veces hubiera algunos errores, pero que entendíamos que, desde el punto de  vista de la Dirección Nacional del Hospital, había que tener una actitud de  defensa de esta Institución; porque a todos nos enorgullece Mazorra, todos nos  sentimos satisfechos de poder venir a estos comedores, de traer algún  visitante, pero si aquí se hubiera ingresado a todos –no desde el principio,  porque al principio nadie quería venir para acá- después de uno o dos años de  la dirección del compañero, posiblemente no pudiéramos ni entrar aquí.
           Desde  el punto de vista de él, es correcto; ahora bien, desde el punto de vista  nuestro, de nivel de dirección del Ministerio, nosotros tenemos que ver la  situación que no se debe o no se puede ingresar aquí, pero se debe de ingresar  en algún lugar, porque el Estado tiene esa alta responsabilidad.
           Y en  esto toma parte la cuestión filosófica de que estamos construyendo el  socialismo, y el Estado ya socialista tiene la obligación de garantizar la  salud y la atención de todo el pueblo. Pero es que nosotros no hemos llegado  todavía al Estado socialista, es que nosotros estamos todavía en la  construcción del socialismo, y caemos a veces en una apreciación no correcta  del momento en que vivimos; estamos todos llenos de un fervor revolucionario,  de un idealismo –en el sentido correcto de la palabra-, y a veces caemos en  interpretaciones idealistas de los problemas.
           Lógicamente, en Cuba nadie debe de pasar hambre, todos debemos tener un  techo, todos debemos tener asistencia médica adecuada, pero por el hecho de que  lo digamos y que el socialismo conlleva a eso, desgraciadamente en este momento  no todos tienen un techo, no todos tienen un empleo y no todos tienen una  asistencia médica adecuada.
           ¿Qué  hay que hacer, entonces? Establecer las prioridades lógicas en el desarrollo de  una Revolución. Cuando veníamos para acá conversábamos con dos compañeros, y  señalábamos que el esfuerzo que ha hecho nuestra Revolución en el sentido  asistencial ha sido tal, que a veces nos preocupamos. Pero tenemos que tener en  cuenta que el salto que hemos dado en cuatro años y medio, es un salto que aquí  vienen compañeros de otros países y nos preguntan: “¿cómo es posible?”. “Bueno,  porque tenemos esta Revolución, que es una de las Revoluciones más grandes del  mundo, no ya de la América, que ha puesto todo su empeño y todo su sacrificio.  Pero vuelvo a decir lo que decíamos los otros días en otra reunión, con los  compañeros farmacéuticos, los compañeros estomatólogos, que todo el mundo  quiera tener aquí lo mejor, y es correcto que todo el mundo quiera tener aquí  lo mejor (…)
           Pero  a veces, no podemos ir tan rápido como quisiéramos, y aunque estamos todos en  la obligación de empujar para ir lo más rápido posible. Porque en estos está,  precisamente, el elemento fundamental de nuestra Revolución. 
           Son  ciertos los tres puntos que el compañero Ordaz ha presentado aquí. El problema  de los niños oligofrénicos profundo nosotros estamos dando ya los primeros  pasos. Precisamente esta próxima semana se abre una Institución, que es donde  estaba la antigua quinta “Castellana”, para los casos encefalopáticos,  impedidos físicos y mentales, que existen tanto en nuestros hospitales como en  organismos de educación, como en organismos de hogares cunas, que también  pertenecen a nosotros.   
           Esos  niños, que son pedazos de carne viva, que es una afección terrible, pero que  esta sociedad tiene que acogerlos, cuidarles, hasta que alguna infección  intercurrente acabe con ellos. (…) 
           La  frase gráfica que ha dicho el compañero Ordaz, es una demostración de cómo él  ha ido avanzando dentro de la psiquiatría, aunque él reniegue de la  psiquiatría. Existe un reflejo condicionado –para decirlo en términos  pavlovianos- en donde: “caso que no hay nada que hacer, caso que va para  Mazorra”. Y lo decimos como la Coca-Cola, que ese era el método de propaganda:  “un refresco: una Coca-Cola”.
           Entonces, es cierto que hay esa actitud todavía. Ahora, ¿cómo luchar  contra esa actitud? El compañero Ordaz ha sentado la base fundamental para que  se establezca la contradicción; romper esa actitud diciendo: “No, para Mazorra  no; para Mazorra vienen los que tienen que venir. Los otros, yo como Director de  Mazorra no los dejo entrar; allá el Ministerio de Salud Pública y los  funcionarios que busquen dónde meterlos”. Y es una actitud comprensible del  compañero, y eso ha creado las bases para la contradicción que está planteada  en este momento.
           Nosotros tenemos en nuestra mente, en nuestros planes, desde hace más de  un año, la construcción de Colonias de Crónicos en las provincias, porque  entendemos que es la manera correcta, lógica, de desarrollarlas. Sin embargo,  ahí volvemos a la necesidad del empuje y, sobre todo, creo que este tipo de  reunión, donde están compañeros del Ministerio del Interior, porque yo quiero  decirlo.
           Bien:  los compañeros del Ministerio del Interior están aquí. Nosotros tenemos  dificultades fundamentales con plantas físicas en las provincias. Si nosotros  nos unimos en un esfuerzo yo estoy seguro y, sobre todo, voy a someter a esta  magna asamblea la designación, como Responsable para impulsar este tipo de  construcción a nivel de las provincias, al hombre que estamos seguros que antes  que finalice el año tenemos tres colonias de estas en algunas de las tres  provincias más importantes de Cuba. Yo propongo a todos ustedes que nosotros –y  sea una de las conclusiones de esta Asamblea- elevemos al Ministerio de Salud  Pública, la proposición de que se designe al compañero Ordaz (aplausos) para  que sea él el que con su dinamismo, y con su empuje, nos ayude en esta tarea. 
           Y  también, que lógicamente –una de las conclusiones que yo sí creo que es muy  importante-, que dentro de la Comisión Nacional de Psiquiatría se cree la  correspondiente Comisión entre los distintos Ministerios que están en esta  labor.
           Si  nosotros unimos los esfuerzos, Salud Pública e Interior, y el compañero Ordaz  manejando esta nueva “locomotora”, vamos a resolver rápidamente ese problema  que, por otra parte, no es un problema tan complicado, no es tan complicado.      Lo  que pasa es que no habíamos tenido oportunidad de sentarnos a discutir esta  cuestión.
           Mañana sí vamos a tener una reunión con los compañeros de Educación, que  es muy posible que ese tipo de oligofrénicos, en donde no es ya el  encefalopático completo, que no es el oligofrénico reeducable, sino que está en  una forma intermedia, los compañeros de Educación, que son los que más plantas  físicas tienen en este país, podemos coordinar muy bien con ellos, y crear una  Institución para resolver este otro problema que ha planteado el compañero  Ordaz aquí, con mucha vehemencia y con mucha sinceridad.
           Por  lo tanto, lo único que nosotros –como aquí se ha dicho- decimos es que estamos  completamente convencidos de que los problemas se van a resolver. Demoran un  año, dos años, tres años, a veces lo resolvemos en una etapa que no corresponde  dentro de los libros de economía y dentro de lo que dicen los libros, pero  bueno, nosotros a veces nos vamos fuera de los libros, ¿qué vamos a hacer? Pero  están ahí, y tenemos todos perspectivas de resolver los problemas. Depende que  las circunstancias, en un momento determinado, nos sean favorables para  resolverlos.
           Yo  creo que esta reunión, en donde están presentes compañeros de otros organismos,  yo creo que en la forma sincera en que aquí se ha hablado, con los  planteamientos que se han hecho, nos permitirán dar un gran salto dentro de las  organizaciones psiquiátricas de nuestro país, no solo desde el punto de vista  de salud pública, sino desde todos los puntos de vista de nuestra patria.
           Aceptamos, con toda honestidad revolucionaria, aunque damos las  explicaciones lógicas que puedan en cierta parte justificar lo que al  Ministerio se refiera; aceptamos como correcta en su gran parte, la actitud que  ha mantenido el compañero Ordaz en no tener una puerta amplia para todos los  que aquí lleguen.
           Que  cada compañero medite sobre esto. Yo estuve revisando la Ponencia que los  compañeros, presididos por el Dr. Acosta, presentaron. Me luce que en cierta  manera la revisión por el Responsable Regional o médico psiquiatra de un  Hospital dentro de la provincia puede resolver en gran parte eso, porque ya es  una autoridad médica la que se responsabiliza.
           Dentro de breves momentos vamos a oír la Ponencia –y este es nuestro  gran paso que debemos dar ahora- del compañero Galigarcía, en donde se  discutirán los problemas legales, porque es una cosa que no tiene paralelo, que  nosotros estemos todavía rigiéndonos por una Legislación española, de la época  de las cadenas, y que ésa sea la que esté hoy en día en Cuba, pero no por culpa  de los organismos legales; es por nuestra culpa, porque somos nosotros los que  tenemos que plantear todos estos problemas, con la fuerza y el dramatismo que a  veces hay que plantearlos. Porque si eso decíamos nosotros en un sector nada  más, en la salud pública, que las prioridades a veces nos hacen dejar a un lado  otras, imagínense ustedes los compañeros que tienen responsabilidad nacional si  no sabemos y no tenemos los argumentos, que son ustedes los que tienen que  dárnoslos, para el planteamiento –dentro de la mayor prioridad- del problema de  la Legislación.
           El  compañero va a presentar su Ponencia; yo creo que todos debemos opinar. Pero  ese debe ser nuestro gran paso de avance, porque esto parece una cosa de la  época…
           O  sea, que no vayan ustedes a creer que no estamos nosotros preocupados por todo  esto. Estamos preocupados por todo esto, y estamos seguros que se va a  resolver. Y, sobre todo, con las palabras que el compañero Ordaz señaló, que yo  quiero volver a repetir: es necesario que todos estemos conscientes que la obra  es común, que habrá un frente en un Ministerio, en otro Ministerio y dentro de  un propio Ministerio habrá distintos frentes, pero el resultado de esta obra es  lo que un hombre honesto pueda aspirar con más satisfacción en la vida: cumplir  con el deber, y la satisfacción que conlleva la salud en nuestros semejantes.
           Por  lo tanto, compañeros, por si no vuelvo a hablar, los felicito por su labor, y  estamos todos seguros que en este camino también vamos a tener un gran triunfo  para nuestro pueblo y nuestra Revolución.
           Muchas  gracias. (APLAUSOS). 
    
     Dr. Sidney Orrett.- Compañeros, el  almuerzo ha terminado. Por lo tanto, a seguir trabajando. Para ello, el Dr.  Diego González Martín tiene la palabra.
    
     Dr.  Diego González Martín.- Compañeros: ayer me decía una compañera del  Ministerio de Educación que ésta había sido una conferencia atípica, y yo sigo  pensando que es verdad. Por lo tanto, nosotros vamos a continuar trabajando  aquí mismo.
           Tenemos de inmediato la discusión de la Ponencia sobre los aspectos  jurídicos de higiene mental.
         Yo he  hablado con los compañeros de la Comisión Militar y me manifestaron que habían terminado  sus labores ya. La ponencia del Dr. Fariñas será incorporada al trabajo general  y a la publicación que se va a hacer.
     
      CONFERENCIA NACIONAL DE  INSTITUCIONES PSIQUIATRICAS
    DOMINGO 2 DE MAYO DE 1963
SESIÓN DE LA TARDE
      Dr. Alberto Galvizu, Presidente
      Dr.  Celestino Vasallo
      Dr.  Estévez
      Dr.  Ares
      Ponente:
      Dr. José Galigarcía
    
     Dr.  Alberto Galvizu.- Como había informado el Dr. Diego González, esta Primera  Conferencia de Instituciones Psiquiátricas, cumpliendo su rol final va a estar  presidida en estos momentos por el Dr. Estévez, Jefe de Psiquiatría de la  Ciudad de Cienfuegos; por el Dr. Celestino Vasallo, compañero del Servicio de  Psiquiatría del Hospital General de la ciudad de Santiago de Cuba; y por el Dr.  Ares, Jefe del Servicio de Psiquiatría de la ciudad de Holguín y por el que  tiene el gusto de hablarles.
 Psiquiátricas, cumpliendo su rol final va a estar  presidida en estos momentos por el Dr. Estévez, Jefe de Psiquiatría de la  Ciudad de Cienfuegos; por el Dr. Celestino Vasallo, compañero del Servicio de  Psiquiatría del Hospital General de la ciudad de Santiago de Cuba; y por el Dr.  Ares, Jefe del Servicio de Psiquiatría de la ciudad de Holguín y por el que  tiene el gusto de hablarles.
           Cumpliendo su rol final, como les decía, esta Primera Conferencia de  Instituciones Psiquiátricas tiene el gusto ahora de escuchar la Ponencia del  Dr. Galigarcía sobre el Proyecto de Ley de Salud Mental.
           Tiene  la palabra el Dr. José Galigarcía.
    
     Dr.  José Galigarcía.- Antes que nada, compañeros, yo quiero hacer algunas  manifestaciones previas antes de darle lectura a la Ponencia sobre la Ley de  Salud Mental. En primer lugar, por lo orgulloso que estoy de estar en la  Presidencia con los compañeros de las Salas de Psiquiatría de los Hospitales  Generales. Para mí es la mayor satisfacción tener esta responsabilidad con  ellos. En segundo lugar, quiero decir que en varias oportunidades durante el  Congreso y hoy por la mañana, ahora mismo en el almuerzo, se ha hablado de que  esta es una Ley de Psiquiatría o una Legislación Psiquiátrica. Y quiero  decirles que esto no es una Legislación Psiquiátrica, esto es una Ley de salud  mental, que es parte de una Legislación Psiquiátrica.
           Una  Legislación Psiquiátrica es una cosa más amplia, donde se tienen que legislar  todos los aspectos de la psiquiatría, ya sean los problemas civiles como los  problemas penales.
           Claro, en la lectura de esta Ponencia yo voy a aclarar mejor estos  asuntos, pero sí creo que es una cosa previa que solamente aquí se legisla la  asistencia psiquiátrica –fíjense bien- y la higiene mental. Por eso se le llama  a esta Ley “Ley de Salud Mental”
           Lee…  Ante-Proyecto de Ley de Legislación Psiquiátrica. [Nota del editor: No se  publica el Ante-Proyecto de Legislación del Dr. Galigarcía por no haberse  logrado obtener el mismo, y no haber versión taquigráfica de él].
           Esto  es todo lo que se refiere a la Ley de Salud Mental, que nosotros vamos a elevar  con las aportaciones de la discusión que se suscite ahora.
    
     Sr.  Presidente.- Compañeros, la Presidencia de la Mesa, los integrantes de la  Mesa, quieren hacer una previa aclaración.
           Dado  el carácter de irregularidad de esta última sesión, dadas por las condiciones  materiales, por las condiciones de ubicación y por las condiciones de tiempo,  la Mesa ha considerado finalizar esta última sesión de la primera Conferencia  de Instituciones Psiquiátricas, tomando estas dos vías: primero, aprovechar la  presencia de los conferencistas, para que hagan las aportaciones pertinentes al  ponente, con vista al proyecto de Ley sobre Salud Mental. Segundo, lograr la  impresión de la Ponencia y enviarla escrita, por correo, a cada uno de las  Instituciones psiquiátricas o no psiquiátricas, que directa o indirectamente  tengan que ver con la salud mental de nuestro pueblo, y con todo lo que se  refiere a mencionada Ley, para que por esta vía misma, en un término prudencial  de tiempo –alrededor de cinco días- eleven a la Comisión Psiquiátrica Nacional  todas las aportaciones, sugerencias y criterios que con la misma se relacionen.
           Puesto que esta Ley contempla la integración de un Consejo Nacional de  Salud Mental, en el cual van estar íntimamente relacionados y representados  organismos dependientes o departamentos del Ministerio de Educación,  departamentos del Ministerio del Interior y, por ende, el Poder Judicial,  nosotros consideramos que sea oportuno aclarar esto, para que todas las  instituciones puedan hacer sus aportaciones, en primer lugar; y en segundo  lugar, aclarar específicamente, para evitar susceptibilidades por el hecho de  la posible interpretación de absorción de funciones por parte del Ministerio de  salud Pública a ese respecto.
           Aclaramos,  repitiendo una vez más, que el Ministerio de Salud Pública no tiene la  intención de absorber funciones de ningún otro Ministerio, sino que  lógicamente, en el trabajo, en la experiencia, se irán desglosando las  responsabilidades correspondientes, y eso se hará a través del estudio y de la  discusión amplia de todos esos aspectos.
           Rogamos a cada uno de los asambleístas, de los conferencistas, que  quieran hacer aportaciones con respecto al proyecto de Ley, que levanten la  mano, para guiarnos. Asimismo, rogamos que cada uno de los que proponga  intervenir, se dirija al micrófono.
           Como  me parece que hay un poquito de confusión, repito; la Mesa había acordado  finalizar esta última sesión de la Conferencia tomando dos vías: primero,  aprovechando la presencia de los asambleístas para que hagan sus aportaciones  en este momento; y segunda vía: elevar por escrito, impreso, por correo, a cada  una de las instituciones, el contenido del proyecto de Ley, para que por esa  misma vía, por correo y escrito, eleven las sugerencias y proposiciones que  crean pertinentes y adecuadas.
           Una  aclaración: rogamos que las intervenciones de los asambleístas sean lo más  breve posible, y que vayan directamente dirigidas al contenido de la Ponencia,  y que no se produzcan contestaciones entre las aportaciones que pueda hacer un  asambleísta y el otro siguiente, es decir, entre los asambleístas entre sí.
           El  Dr. Oliva tiene la palabra.
    
     Dr.  Oliva.- Compañeros: nosotros habíamos pedido la palabra para hacer una  proposición parecida a la que ha hecho la Mesa. Consideramos que es imposible  para nosotros poder hacer aportaciones aquí que serán de una manera festinada,  si no se estudia la Ley detenidamente. Entonces, nosotros, como Ministerio del  Interior, preferimos que nos llegue ese proyecto, dárselo al Departamento  Jurídico del Ministerio, y que el Departamento Jurídico determine allí la  aportación que pueda hacer el Ministerio del Interior con relación a esa Ley.
    
     Sr.  Presidente.- El Dr. Torroella tiene la palabra.
    
     Dr. Torroella.- Compañeros: quedó  aclarado ayer y en el día anterior, en las distintas Ponencias que se aprobaron  que las tareas de la salud mental, de la higiene mental, era un trabajo en que  debían colaborar los psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos,  etc. Creo que quedó en el ánimo de todos ese hecho, esa orientación.
           Sin  embargo, yo veo que hay cierta contradicción, que ha sido debida,  probablemente, por una amnesia selectiva o parcial, en la cual se ha olvidado  parte de lo que nosotros acordamos. Creo que debemos estar claros, y de una  manera ya firme, y tomar una decisión sobre esto; si estamos todos de acuerdo  que la tarea de la salud mental requiera la colaboración de todos los  compañeros, psiquiatras, psicólogos, educadores, trabajadores sociales, etc.,  -y esto es fácil demostrarlo-, todos estamos de acuerdo, me parece que a la  hora de organizar el Departamento de Salud Mental y el Consejo Nacional de  Salud Mental a nivel nacional y provincial, se debió haber tenido en cuenta la  participación del psicólogo en general.
           Así  vemos que en el Departamento de Salud Mental, entre las atribuciones que se le  encomiendan aparece el intercambio, por ejemplo, con instituciones  psiquiátricas extranjeras y nacionales, con organismos de masas, etc., pero no  aparece la vinculación con instituciones psicológicas, con departamentos  psicológicos. Yo agradecería que tomaran nota de eso.
           Así  que el primer punto es la colaboración adecuada con los departamentos  psicológicos que pertenecen a distintos organismos oficiales.
           Segundo: En el Consejo Nacional de Salud Mental, veo que aparecen  miembros de todas las carreras que colaboran en la faena de la salud mental,  psiquiatras, letrados también, educadores, pero, sin embargo, con una contradicción  de lo que se mantuvo en la Asamblea, no aparece la presencia del psicólogo. De  manera que voy a proponer concretamente: que en el Departamento de Salud  Mental, entre las atribuciones que se establecen se incluya la vinculación  lógica con los Departamentos de Psicología que pertenecen a organismos  oficiales, que tienen la responsabilidad de contribuir a la tarea de la salud  mental; y, en segundo lugar, que el Consejo Nacional de salud Mental a nivel  nacional y provincial, también conjuntamente con los compañeros psiquiatras, educadores  y letrados, aparezca también como la cuarta base de ese organismo la presencia  del psicólogo.
           Creo  que de esta manera seríamos consecuentes con lo que se acordó en las sesiones  anteriores, donde quedó claramente demostrada la necesidad de que fuera en  equipo el trabajo de la salud mental.
           Eso  es todo.
  
     Sr. Presidente.- Una aclaración más,  compañeros, en honor al tiempo. La Mesa tiene interés en aclarar que estamos  discutiendo el Proyecto de una Ley de Salud Mental, Proyecto de una Ley, que no  hay nada absolutamente creado.
           El  doctor Abdo Canasí.
    
     Dr.  Abdo Canasí.- Nosotros queremos enfocar exclusivamente un problema que para  nosotros es el meollo o el punto candente de la Ley, y que no estamos de  acuerdo con nuestro jefe del Departamento Psiquiátrico, Dr. Galigarcía, en  cuanto al ordenamiento de los ingresos de los enfermos mentales.
           Nosotros creemos que en cuanto a determinar el ingreso de un enfermo el  policía, el juez y el resto de los ciudadanos, tienen el mismo nivel; y que  hasta ahora ese ha sido el gran problema que han confrontado las instituciones  psiquiátricas, que personas que no conocen qué cosa es un enfermo psiquiátrico,  deciden su ingreso.
           Nosotros creemos que a menos que coincida el hecho de que el enfermo  mental haya cometido un delito, entonces el Poder Judicial debería, o puede,  ordenar su observación para la determinación pericial de si es un enfermo  mental o no. Excepto en esos casos, el policía, el juez, el del Comité de  Defensa o cualquier otro ciudadano que quiera ingresar un caso, debe acudir a  un centro psiquiátrico para que un psiquiatra sea el que determine si debe  ingresarse o no. Ese es precisamente el meollo, el grave problema del Hospital  de Mazorra. Cuando a alguien le estorba un viejo en la familia, va al Secretario  del juez amigo y le firma la orden de ingreso; cuando hay alguien en la cuadra  que le molesta, va y hace una denuncia y lo ingresan. Entonces, ese es  precisamente el problema, que hay que quitárselo al Poder Judicial. Porque si  desde la Colonia Española han sido los jueces amos de horca y cuchillo, que han  determinado si un señor debe ser ingresado o no, deben ser precisamente los  psiquiatras, los médicos psiquiatras -no digo ni un médico general- porque yo  he visto esta cosa horrible, inclusive en Cienfuegos donde trabajé durante  cinco años, donde había en las celdas, al lado del mortuorio, donde inclusive  le pasaban a los enfermos mentales los cadáveres por el medio, allí un médico  de guardia sin entrar en la celda y sin ver al enfermo, firma un papel de  demente.
           Una  vez precisamente, yo atendí a esos enfermos en aquella celda, en el año  1950-60, y resulta que una vez yo traté a un enfermo alcohólico en una celda,  el hombre mejoró y yo solicité que se le diera el alta a aquel enfermo. Bueno,  aquel enfermo mejorado fue trasladado a Mazorra porque ya se habían corrido los  trámites; y entonces el Secretario del Juez me dijo que ya aquello no podía  volver atrás. O sea, era una cosa tan burocrática, tan absurda, de que se  mandaban enfermos curados para Mazorra. Y es por eso que nosotros planteamos  firmemente que el meollo de la cosa es que el que debe determinar su ingreso es  un médico psiquiatra.
           Si  hay psiquiatras en Santiago de Cuba, en Holguín, en Camagüey, en Las Villas, en  Matanzas y en Pinar del Río, el que debe determinar si se le da ingreso o no a  una persona es el psiquiatra; el psiquiatra irá a verlo, y por lo menos en  observación breve tiene la impresión si debe ser ingresado o no, para evitar  todos esos casos; inclusive, evitar los enojos del pasado: que un enfermo que  se podía tratar ambulatoriamente tenga que ser ingresado de todas maneras. 
           Por  lo tanto, planteamos firmemente que no debe ser la policía ni el juez, sino que  la persona debe llevarse al personal apropiado y ese debe decidir el ingreso. Y  tampoco, que debe ser llevado mensualmente, observado por el establecimiento  que lo trató; porque, por ejemplo, en el caso de los enfermos que sean tratados  en Mazorra, y entonces enviados a Oriente, ¿por qué van a venir aquí a La Habana  para ser vistos? Pueden ser vistos en el establecimiento más cercano que debe  supervisar la mejoría, y que por medio de la colaboración estrecha entre las  instituciones debe enviarse un resumen de la Historia Clínica a aquella otra  institución, y con un parte oficial: “…compañero doctor Galvizu, Jefe de la  Sala de Psiquiatría, recibe usted a este enfermo, que irá usted a verlo  mensualmente y debe reportarnos si ha mejorado o no, y remitirlo en caso  necesario nuevamente a su lugar de origen”. 
           Esas  son las dos cosas esenciales que quería decir. (…)
    
     Sr.  Presidente.- El doctor Nogueiras.
    
     Dr.  Nogueiras. –Bueno, sencillamente en el aspecto de la psiquiatría infantil,  que es precisamente lo que estamos haciendo. El primer punto que voy a tratar  para hacerlo rápidamente, es el que tocó al exponente de la Ley, el doctor  Galigarcía, con respecto a la idea que tenía de plasmar en realidad la creación  de los hospitales psiquiátricos. 
           Indudablemente que nosotros siempre somos de la opinión que lo que  abunda no hace daño. De manera que cuando podamos tener hospitales  psiquiátricos, a mi me luce que estaría muy bien; pero en este momento que  nosotros necesitamos una cuestión dinámica, una cuestión efectiva, nos luce que  no es el problema el crear los hospitales psiquiátricos, sino más bien de darle  cabida a lo que se plasmó ya desde la Asamblea pasada y en ésta, de beneficiar  con nuestra fuerza, con la escasez de psiquiatras infantiles que tenemos y  personal auxiliar, todas las salas de hospitales generales pediátricos a este  respecto, paras poder atender las necesidades psiquiátricas infantiles. No  crear ningún hospital que en cualquier momento podría ser un motivo de  centralización de funciones más especializadas dentro de la propia  especialidad, pero que en estos momentos es más necesaria la descentralización  en lo que nos sea posible para llevar la psiquiatría infantil a todos aquellos  lugares donde sea necesario. 
           Eso  es con respecto a ese punto.
           Con  respecto a otro punto que yo quería tratar, y que es el trabajo necesario con  los padres –y pobre del psiquiatra infantil que no trabaje con los padres. Nos  encontramos que a veces los padres son verdaderos escollos, no solamente a la  ubicación posterior de los hijos una vez rehabilitados, sino aun dentro del propio  tratamiento que hay que verificar. A veces se establecen verdaderas disputas, y  a veces vienen al centro de tratamiento con esas disputas, incluso judiciales,  donde crean verdaderos problemas. 
           Yo  conozco un caso, que precisamente el Dr. Pérez Villar me pidió el informe al  Instituto de Orientación y Diagnóstico, que le mandé para allá un escrito que  decía: esta hoja Clínica se la han tratado de robar del Hospital Aballí. Yo no  sé si llegó a manos de él. 
           Esto  no es nada más que un ejemplo, para que vean ustedes hasta qué punto pueden  llegar estos problemas, hasta querer hurtar. Claro que nosotros sabíamos lo que  pasaba, solamente le di esos datos a él, porque habían querido robarse la hoja  Clínica del Hospital. Padres psicóticos, padres paranoicos, con ideas hasta de  matar a la madre, o viceversa, donde cogen al niño de escudo. 
           A  veces uno se ve prácticamente inerme frente a esa situación. 
           El  último punto que quería tratar es relativo a lo que ya trató el doctor  Torroella, la necesidad de que esos cuadros estén completamente representados  por un personal que trabaje. Porque a la larga, compañeros, el personal que  trabaja es el único que en realidad está verdaderamente en conocimiento de los  problemas que surgen. Podrá o no tener ese personal la acuciosa mentalidad de  decir la última palabra en este sentido; pero no hay duda que a él es hacia  donde van dirigidos los problemas y, por consiguiente, es donde se pueden  plantear los problemas y dar la solución debida. 
           De  manera que todos esos psicólogos clínicos, médicos si se quiere, pedagogos o  trabajadoras sociales que ayer nos deleitaron en las horas de la tarde, todos  deben tener su representación en eso. 
           Porque hay algo más: yo creo que las posiciones que se crean dentro de  ese organismo de mayor estabilidad, son las que señala el compañero –por  ejemplo- por ser Presidente de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, o por ser  Ministro de Salud Pública, o por ser Director General de tal o cual  Departamento. Eso no se discute, porque también esos cargos son transitorios.  Pero a mí me luce que el técnico, que en este caso va a ir como delegado de una  institución a ese organismo, no debiera permitirse más allá de dos años,  debiera ser cambiable dentro de esa delegación y nunca reelegible. Porque  nosotros –como decía ayer el doctor Escalona, y decía hoy- estamos en un país  socialista, pero en este país socialista estamos tratando de construir el  socialismo, todavía nos quedan los restos no solamente de lo hecho por los  capitalistas, sino nos quedan nuestros propios reflejos condicionados viejos,  que en realidad no los hemos podido extirpar completamente, y es necesario que  eso se establezca. 
           Cuando nosotros tengamos una mentalidad evidentemente socialista y más  que socialista comunista, pues no habrá necesidad de eso; pues quizá muchos  dirán: señores, déjenme a mí, que yo me quiero ir para la playa, para otro  lado, y deja a fulano que tiene más capacidad que yo en eso. Pero por el  momento a mí me luce, mientras construimos el socialismo, es conveniente, es  muy útil, que nosotros tratemos de intercambiar, de movilizar esa situación de  una manera oficial; o sea, que esos puestos, que son representantes de  instituciones, dentro de ese organismo sean cambiables y caducables cada cierta  cantidad de tiempo. 
           Eso  es todo. Muchas gracias. 
    
     Sr.  Presidente.-La doctora Clotilde García Mauri. 
    
     Dr.  Clotilde García Mauri.- Yo quería decir algunas cosas. Es lamentable que  esta Ponencia haya sido la final, porque me parece que por su importancia  merecía de una Asamblea más numerosa y que estuvieran aquí compañeros que  pudieran aportar sus experiencias. 
           Yo  considero que todo Proyecto de Ley resulta muy difícil de hacer, y que lo que  el doctor Galigarcía ha traído aquí no es en sí un Proyecto, sino un  ante-Proyecto, como por la dinámica que ha tomado esto así hemos podido  observar. Naturalmente, dejando aparte de que toda legislación en este momento  tendría que estar de acuerdo con la filosofía jurídica del país, y que en este  caso todavía no tenemos la Constitución Socialista, que vendrá dentro de algún  tiempo, y que estamos en este período de Revolución, en que se cambia  continuamente, se estructura la base económica, y una serie de cosas, pero que  la superestructura aún no ha cambiado lo suficiente. 
           Por  ejemplo, una Ley de Salud Mental es absolutamente llegado un momento, hacía  mucha falta en la nación, de eso no nos queda la menor duda. Yo propongo, en  primer lugar, que cualquier Ley, aparte de Salud Mental, llevara el nombre de  Salud e Higiene Mental; parecería una redundancia, de que la Higiene está  dentro de la Salud, y todo eso, pero es una cosa que va a llegar al pueblo, y  eso en el pueblo penetra. 
           Yo  considero eso sí, que en cuanto a cualquier legislación que se haga en cuanto a  la Salud e Higiene Mental, -y lo voy a decir aquí con toda sinceridad, ceo que  no hay ningún juez por aquí, pero por si acaso- que meta al juez y que después  que esté hecha una ley es un gravísimo problema. Yo lo digo porque tengo la  experiencia, yo trabajé cinco años en el Reclusorio de Mujeres de Guanajay, y  trabajé un año en el que era entonces Instituto de Reeducación de Torrens.  Tremendo problema: las cosas se demoran extraordinariamente; y, además, tiene  otra cuestión importante, y es que el enfermo se siente estigmatizado. A la vez  que un juez entra en la indicación de que el enfermo ingrese, indiscutiblemente  que ante la sociedad va a ser un estigma. 
           En  muchos países del mundo se procura que en las cuestiones de enfermos mentales  el paciente sea lo más posible tratado, como cualquier otro tipo de enfermedad,  vamos a decir, como la tuberculosis o como cualquier otra cosa. Naturalmente  que la sociedad tiene que tener en sus manos el derecho pleno de ingresar  aquellos casos que resulten peligrosos y nocivos para los demás. 
           Usted  había puesto aquí la peligrosidad. Si el compañero Feijoo estuviera aquí ni se  sabe lo que nos hablaría con respecto a eso. Pero eso de que solamente un  policía o cualquier otra persona porque considere que Fulano de Tal es  peligroso lo lleve a un Hospital, en eso yo no estoy de acuerdo, porque eso  llenaría los hospitales; y si el juez interviene, ¿a dónde irían a parar? Vamos  a tener una situación tremenda, y siempre, como les decía, es el individuo con  el estigma de haber estado en un lugar por orden judicial, por mandato judicial  o bajo custodia judicial. En la Legislación vigente, la peligrosidad, el juez  la considera y entonces es la única situación en la que el médico no puede dar  el alta; es decir el juez le pone a un individuo un índice de peligrosidad por  un año como mínimo, pero todo ese tiempo es el médico el que lo va a manejar.  Es decir, al cabo de tal tiempo, el médico rinde un informe diciendo que ya no  es peligroso, o que sigue siendo peligroso. 
           De la  experiencia nuestra y de todos, vamos a sacar algún provecho. Y les voy a  contar algo. Como yo les dije, trabajaba en el Reclusorio de Mujeres; la  peligrosidad se estableció en una mujer, una vez que era encefalopática, y  además una alcohólica, una profunda enferma crónica. Entonces, fue remitida con  índice de peligrosidad, no se puede decir sancionada, porque la peligrosidad en  este sentido no es sanción, me estoy refiriendo a la Ley de Ejecución de  Sanciones, Código de Defensa Social. Naturalmente, la encefalopatía no se la  podía curar nadie, porque es una cuestión orgánica, absolutamente irreversible;  entonces el alcohol; durante el año que estuvo allí no tenía oportunidad de  adquirirlo y no podía beber. Cuando el juez preguntaba había que decir que  estaba curada. Eso era terrible: continuamente uno tenía que ir a hablar con  ese señor juez, porque los jueces tienen un punto de vista muy estático, por  mucha filosofía del Derecho que tengan. Y entonces nos enredan, y ahí no  tenemos la menor posibilidad; cuando el juez dice: ingresado, no puede ser dado  de alta, que es lo que está pasando aquí en Mazorra actualmente.   
           Yo  francamente propongo que lo menos posible sea el juez el que intervenga en  estas cuestiones de ingresos y egresos de los enfermos mentales; sea el más  psicótico de los psicóticos o simplemente un individuo neurótico. 
           En  cuanto al procesado, ahí la cosa cambia. Claro que con el procesado el Poder  Judicial está en primer lugar. Pero lo ideal sería que todo procesado sea  examinado. Es que la Ley de Ejecución de Sanciones lo dice, lo que pasa es que  no se cumple: “debe ser examinado por el médico”, y en ese examen médico la  verdad que debería incluirse un examen psiquiátrico.
           Porque  lo que pasa ahora es que se pone la orden judicial, la orden judicial, que es  un “sombrero de hierro” para el médico. 
           En  cuanto a las altas, podría decir lo mismo: no tiene por qué haber altas  judiciales, y en todo caso, cuando ese enfermo fuera dado de alta, mejorado,  pues trasladarlo o que siga haciendo su evolución –eso lo planteó ayer el doctor  Villalanda- en el centro más próximo a su hogar. 
           Por  poco me muero cuando dijeron que los médicos de guardia iban a ingresar en las  salas de psiquiatría de los hospitales generales. Porque claro, como no conocen  psiquiatría y francamente no les interesa, y además el trabajo del cuerpo de  guardia es agotador, es una situación tremenda la que confrontan. Entonces no  podemos exigirles que hagan una entrevista y que vayan a atender esas cosas en  el cuerpo de guardia. Además, la presión de familiares y muchísimas cosas más,  pues influyen extraordinariamente en su situación humana, porque a veces da  lástima no ingresar a un enfermo; sin embargo, tenemos que sobreponernos a esa  situación y actuar de una manera más científica: al que le hace falta, ingresarlo.  Por otra parte, a veces se alarman con ataque histérico muy alarmante, y muy  dramático, y todo eso, pero que no es nada del otro mundo para que tenga que  ingresar. 
           Yo creo que los ingresos deben ser dados por  el psiquiatra y las altas también. Y no que pase como un caso que nos ocurrió  hace poco, de un enfermo que estaba ingresado en el Hospital de Victoria de las  Tunas –donde que yo sepa no hay psiquiatras-, pero si este caso requiere ser  visto por un psiquiatra, lo lógico es dirigirse al hospital donde lo hay,  solicitar el traslado. Pero el asunto es que la sacaron del hospital donde  estaba y empezaron entonces a recorrer por todos los hospitales de La Habana, y  a mí me han dado una tremenda bronca, porque yo no podía ingresarlo, ¿a dónde  lo iba a poner? Al fin, en una psicoterapia persuasiva, convencí al padre. La  Federación de Mujeres se había responsabilizado de sacar a aquella enferma e  ingresarla en La Habana. Claro, son cosas que pasan y que lo hacen de muy buena  fe, y además, desconocen la realidad psiquiátrica de la nación, y no tienen el  menor espíritu científico ni lo pueden tener. 
           En  cuanto a lo de los menores, ahí sí yo creo que esta Conferencia Psiquiátrica  debe hacer la petición de que lo antes posible se pongan los Tribunales de  Menores. La verdad que en todos los países civilizados existen los Tribunales  de Menores, en los cuales, naturalmente, tienen que tener participación todas  aquellas personas u organismos que están en contacto con el niño en la  prevención de delincuencia. 
           A otra  cosa que quería referirme, y que todavía está vigente, por lo menos no tengo  noticias de que eso se haya derogado. La Ley de Ejecución de Sanciones  establece que un individuo que está cumpliendo una sanción en un reclusorio o  en una cárcel, según a lo que haya sido sancionado, si se enferma real y  verídicamente, se le traslada al Hospital de Mazorra, se le suspende la  sanción, señores, y si a los diez años se cura, vamos a suponer, entonces tiene  que seguir cumpliendo la sanción y ese tiempo no se le cuenta. Es algo que  francamente yo no sé por qué existe. El Código de Defensa Social vigente es  bastante adelantado, en comparación con otros países; está tomado, se puede  decir, del Código Italiano, que es uno de los más adelantados del mundo en ese  sentido, el Código Italiano del año 21.   Y nosotros tenemos que cambiarlo, porque ha cambiado la base económica  del país en una serie de cosas; a pesar de eso, es uno de los más adelantados  de Latinoamérica e inclusive que el de los Estados Unidos. Y sin embargo, ese  horror se comete en la Ley de Ejecución de Sanciones. O sea, esos capítulos se  pueden ir cambiando y sustituyendo, que todo sancionado deba ser visto por un  psiquiatra, por lo menos en aquellos delitos que impliquen una sanción grave;  me voy a referir a los delitos de contrarrevolucionarios, porque en estos  momentos tenemos que ser realistas y atenernos a la realidad.
           Eso  sí que sería un problema terrible, y que además no puede ser, porque se  modificaría el espíritu de la Revolución, y eso sí es verdad que no puede haber  ciencia ni nada que lo modifique.
           Bueno, esas son mis palabras.    
    
     Sr.  Presidente.- La doctora Cuní. 
    
     Dra.  Cuní.- Yo quisiera ahondar un poquito, muy brevemente, en lo que dijo la  doctora Clotilde García Mauri. 
           Ayer  hubo una Ponencia sobre Coordinación en la cual yo hablé y me referí  específicamente a la necesidad de coordinación que había entre los distintos  Ministerios y distintos organismos del Estado. Y en este caso me referí  directamente al Ministerio de Interior, con respecto a las Instituciones, y me  refería Torrens, en la cual yo estuve trabajando tres años, y la cual usé como  ejemplo de lo trágico que podía ser la falta de coordinación entre dos  Ministerios, especialmente cuando la materia que se manejaba eran muchachos o  eran adolescentes. 
           Yo me  alegro que se haya planteado la superación de las dificultades que había en esa  etapa, dificultades que eran reales, me parece a mí. Efectivamente, había una  actitud de suspicacia o de recelo por las personas del Ministerio del Interior,  que en aquel entonces se ocuparon del problema de Torrens. Inclusive, se pasó  por alto hechos como que allí habían salido más de cien muchachos por delitos  contra los poderes del Estado, si se quiere la cosa más difícil de manejar, y  hasta el momento de pasar al Ministerio del Interior ninguno había vuelto a  tener problema alguno. 
           Sin  embargo, en aquel entonces sucedieron todas esas cosas a las cuales me referí  ayer ligeramente, y no voy a volver a hacer mención aquí. Ahora, hoy se está hablando  de legislación, lo cual envuelve un concepto de enfermedad, y eso a veces es  una cosa sutil.
           Como  nosotros, cuando estábamos allí en el Departamento Técnico de Torrens, nos  ocupamos de hacer la clasificación de la población, desde el punto de vista  psicológico; en distintas oportunidades colaboraron con nosotros distintos  psiquiatras; había un equipo de trabajadores sociales. Entonces, en aquel  tiempo los datos de los trastornos psiquiátricos de los años 60, 61 y 62 los  tengo yo personalmente en mi poder, porque me interesaba ese asunto; inclusive,  es lamentable que los archivos que recogen la historia completa de Torrens, que  como era el único organismo que trataba los problemas de la delincuencia  juvenil, era la historia única de lo que había sido la delincuencia en Cuba  hasta el año 1962, prácticamente, pues me informan que han sido destruidos, en  fin, no aparecen. Me lo informó Angelita Cruz, del Ministerio del Interior.
           Yo  creo que sería interesante aprovechar esta oportunidad para que Salud Pública  pidiera esos archivos, porque me parece que son de un valor grandísimo en  cuanto a reflejar lo que han sido los problemas delincuenciales y lo que han  sido los trastornos de los muchachos en ese medio. Son archivos que recogen la  historia personal de esos muchachos, y me parece que es de gran importancia. 
           Ahora, aquí estamos hablando de enfermedad y estamos hablando de  legislación, que como yo he vivido esa etapa en cierto punto, yo sí puedo  decir, porque ayer una compañera del Ministerio del Interior estuvo tratando el  problema de enfermedad y no enfermedad. Yo sí creo que hay un alto índice de  patología psiquiátrica en instituciones de delincuencia, que recogen grandes  masas y grandes grupos de muchachos. Yo creo que eso es un hecho.  
           Cuando yo estaba todavía allí en la institución, el compañero Adolfo  Rivera, que hoy dirige la Unión de Jóvenes Comunistas, me invitó a visitar  algunas de las instituciones que ya entonces estaba creando el Ministerio del  Interior. Una de ellas era la institución de Jaruco. Entonces, cuando llegué  allí, que se suponía que era una de las instituciones que trataba con los  muchachos más difíciles, me encontré que la mayor parte de los adolescentes  psicóticos fugados de Torrens estaban allí. Entonces, eso es un hecho; me  imagino que en otros muchos lugares pase así. Entonces, a veces en esas  instituciones, por carencia de personas técnicas o alguien que sepa algo de  esos asuntos, pues queda en manos de esas personas determinar si hay problemas  de muchachos psicóticos o de muchachos enfermos o no; porque los trastornos  psicóticos, los trastornos graves, no siempre se muestran de una forma  evidente. A veces una de las formas, precisamente en ese caso eran los  trastornos de conducta que producían esos muchachos en el medio, otros por un  autismo grande; en fin, a veces no se interpretaban como muchachos gravemente  enfermos, y entonces contribuía a la cronicidad del proceso en muchachos  adolescentes, que ya cuando eran referidos a un psiquiatra era demasiado tarde.
           También, por ejemplo, me voy a referir al hecho de que hace poco en el  Hospital Nacional nosotros vimos un caso de una niña, que era referida por la  Institución     que era la Antigua  Aldecoa. En ese caso la niña fue ingresada porque había hecho un intento  suicida tragándose una aguja. La vio el Dr. Collado – y yo siento que él no  esté aquí, porque fue el psiquiatra que atendió el caso-. Esa niña era una niña  que era una psicopática, era una niña gravemente enferma, donde había un  peligro potencial de suicidio grande y había peligro que se volviera a repetir  el intento, con una serie de conflictos muy grandes. Entonces se planteó que  permaneciera ingresada.
           La  compañera que dirige esa institución, sin embargo pensó que lo adecuado era que  se reintegrara, porque se trataba de un asunto militar. Entonces, yo tengo el  mayor respeto para los asuntos militares y de seguridad de Estado, me parece  que priman sobre las otras cuestiones; pero, ciertamente, no creo que este era  un caso en que se ponía en peligro la seguridad del país en modo alguno, ni que  era un asunto militar de esa índole.
           Sin  embargo, el Dr. Collado le dio el alta, responsabilizando a la compañera que se  la llevó, porque efectivamente nosotros compartíamos el criterio de que era un  peligro que esa muchacha se fuera de allí.
           Todas  esas cosas yo creo que son motivo, en parte, de la premura con que se han hecho  las cosas por la falta de personal y toda esa serie de cosas. Ahora, lo que yo  planteo aquí son dos cuestiones concretas, que es en primer lugar: esas  instituciones que pertenecen a otros organismos y a otros Ministerios donde  haya adolescentes enfermos, ¿cómo se determina si los muchachos son o no  enfermos?, y ¿qué criterio se utiliza para que sea filtrada en cierto modo a  esa población?, y que los muchachos que presenten trastornos tengan cierta  orientación dentro de la cosa psiquiátrica y la cosa de prevención de  enfermedades dentro de esos centros. ¿Cómo se concibe eso, y concretamente cómo  va a funcionar eso? Porque me luce que en las Ponencias, en lo que se ha leído  aquí no contempla de modo concreto y especifico ese aspecto.
           Y en  segundo lugar: de haber una opinión médica con respecto a un caso concreto,  ¿qué criterio es el que prima en estos momentos sobre el trastorno o sobre el  muchacho?, y después: ¿qué vía sigue eso y que solución se le da?
           Esos  son los problemas que quería plantear.
           Muchas  gracias.   
    
     Sr. Presidente.- Dr. Abdo Canasí tiene la  palabra. 
        
     Dr. Abdo Canasí.- Debemos intervenir por  segunda vez para platear, primeramente, que sentimos una gran alegría que la  Ley que nos trae el Profesor Galigarcía contempla la necesidad de que  Ministerios tan diferentes como son el Ministerio del Interior, Educación y  Salud Pública, aúnen sus esfuerzos y lo coordinen en el tratamiento de una  serie de cuestiones que le son comunes.
           A  colación de eso, a nosotros nos parece que la Ley, quizás debido a que no podía  abarcar todos los términos de la salud mental, ha quedado un tanto, o queda un  tanto coja, y quizás debe haber un artículo que señale que se debe trabajar en  un futuro en la cosa de la Ley, en cuanto a la higiene mental y en la  prevención de ciertos actos antisociales. Por ejemplo, la Ley no señala qué  concepto se tiene de homosexuales, prostitutas, etc.; que son tratados por el  Ministerio del Interior, y hoy en día es una tierra de nadie, porque incluso yo  participé en el Ministerio del Interior -hace como dos años- en una reunión  primaria que hubo para el tratamiento de la prostitución, y había personas que  inclusive querían hacer hasta un “tranque” -como le llamaban: un tranque, entre  comillas- de prostitutas en toda la nación, recogerlas, creando prácticamente  un problema de orden público, a pesar de que después el Ministerio del Interior  sí llevó una política correcta, como la que está llevando hoy, en cuanto al  tratamiento de la prostitución.
           Pero,  sin embargo, nosotros creemos que como son puntos comunes, inclusive se ha  hablado en las sesiones anteriores de si la prostitución es una enfermedad, o  por ejemplo el homosexualismo es una enfermedad o no. Por ejemplo, nosotros nos  encontramos en nuestra visita a Europa, en el año 1961, que en algunos países a  los homosexuales los meten presos; en otros países –no recuerdo cuál- creo que  hasta los castran, como cosa más dura todavía. 
           Entonces, nosotros tenemos en la Ley, primero unas definiciones sobre  estos términos, y no creo que se pueda hacer en estos momentos, sino que debe  ser motivo de un trabajo duro. 
           Quiero hacer constar que donde castran a los homosexuales es un país capitalista.  En la Unión Soviética no sé exactamente qué criterio tienen sobre los  homosexuales, ni en Checoslovaquia, pero sé que nos dijeron que si no en Suiza,  en los países Escandinavos o en Dinamarca, los castraban. 
           Entonces, creo que es necesario que se trabaje conjuntamente con los  compañeros del Ministerio del interior en este aspecto, en el proyecto de Ley,  en el articulado futuro sobre la cosa de higiene mental, de cómo se debe prever  en estas cuestiones; primero prever, y además cómo de bebe tratar, cómo se  deben definir estas cuestiones, para que la evolución tenga un criterio  definido, no el criterio del Ministerio de Salud Pública ni del Ministerio del  Interior, sino un criterio total de la Revolución sobre estos temas, no para  que cada quien tenga su criterio como hasta ahora ha sido en el capitalismo,  donde el individualismo feroz provocaba que cada profesional tenía un criterio.
           Nosotros creemos que como revolucionarios debemos tener un criterio, que  sea el criterio común de la Revolución. O sea, el socialismo –en este caso en  Cuba- debe tener un criterio sobre estas cuestiones. Nosotros creemos que por  lo menos se debe dejar apuntado que se va a trabajar unidos, con todos los  factores que tienen que ver con ello, en el tratamiento de estas cuestiones. Y,  además, en la cosa de higiene mental, que indudablemente la higiene mental no  puede estar, en un país socialista, separada de las condiciones de vida; o sea,  no existe higiene mental sin superar las condiciones de vida. Así que se está  haciendo higiene mental, de todas maneras, al hacer la Revolución e ir al  socialismo. Pero inclusive eso hay que apuntarlo en la Ley.
           O  sea, la Ley de higiene mental debe apuntar, en primer lugar dejar sentado que  la higiene mental está en relación con las condiciones de vida, y que el  bienestar material y espiritual está en relación con la salud mental. Y eso es  necesario sentarlo, porque ésta va a ser una Ley del Gobierno Revolucionario;  si eso no lo tiene la Ley, figúrese: si la Ley se llama Ley de Salud Mental,  esa debe ser –diríamos nosotros- la primera definición que vaya al principio de  la Ley.
           Y,  además, entonces hablar de la prevención de ciertas cosas. Por ejemplo: hay  algo que la Ley olvida que es el alcoholismo.
           En la  Unión Soviética, por ejemplo, existe, en el Instituto –no sé cómo se llama- de  Prevención o Propaganda de las cosas de Salud Pública, o el Instituto de  Higiene Mental –no sé exactamente cómo se llama- un problema con el  alcoholismo. Debido a la temperatura, al frío, la gente toma. Entonces,  recuerdo que me decían que en la Unión Soviética, cuando aparecía un señor  borracho en la calle lo llevaban a la estación de Policía, le daban una ducha,  lo reanimaban, y entonces le aconsejaban que no hiciera eso más, etc.; y la  segunda vez que reincidía, creo le daban el segundo consejo; pero al tercero lo  enviaban obligatoriamente a un centro de rehabilitación para quitarle el  alcoholismo. O sea, estas son cosas que hay que tratarlas conjuntamente con los  compañeros del Ministerio del Interior, para definir cuando aparece un borracho  en la calle, que no se sabe dónde hay que mandarlo. Por ejemplo, si es un  alcohólico crónico, que en definitiva es un enfermo, y no se va a tratar ni en  el Vivac ni en la cárcel, ni se va a curar nunca allí, nosotros creemos que hay  que decidir qué cosa se va hacer, o sea: qué cree la Revolución de eso: “El  alcoholismo en tal grado representa, atenta contra la estabilidad del Estado  socialista, y por tanto…” etc., etc. Yo no sé, no quiero definir las cosas.
           Pero  creo que sí son necesarias todas esas cosas revisarlas, y plantear  genéricamente cuál debe ser la actitud de la higiene mental. No plantear y  crear instituciones como en la Unión Soviética, porque la Unión Soviética tiene  45 años de socialismo, grandes cuadros y, sobre todo, un gran pueblo; nosotros  tenemos todavía muy poco porque estamos en el quinto año. Pero sí dejar por lo  menos esbozado que se pueden hacer campañas, o también que esa Institución que  señalara el compañero Galigarcía va a trabajar en la dirección de la higiene  mental.
           Inclusive otro punto que tenemos hoy en la mano; hay profesiones que  producen alteraciones de la salud mental. Por ejemplo: los telegrafistas, los  que usan aparatos de radio, o los telefonistas, o los que trabajan en lugares  donde hay grandes ruidos, etc., etc., eso es parte de la lucha por la salud  mental; porque inclusive la salud mental de todos nuestros obreros, a todos  nosotros nos interesa.
           Hay  que trabajar, y eso conjuntamente con el Ministerio del Trabajo –y vean cómo  surge la coordinación con otro Ministerio- para poder estudiar cuáles son  aquellas profesiones en que la salud mental puede verse descompensada, y  entonces tener por lo menos un punto de mira; no quiere decir que todo eso se  pueda hacer en el año 1963, ni en el 64, ya que eso debe ser motivo de largos  estudios; pero sí apuntarlo, porque si se va a hacer una Ley de Salud Mental,  no puede quedar coja en este aspecto.
           Eso  era todo lo que quería decir.
      
     Sr.  Presidente.- El Dr. Oliva tiene la palabra.
        
     Dr. Oliva.- Compañeros: me he visto  precisado, en contra de mis deseos por no molestarlos más, a tener que hacer  una nueva intervención.
           En  primer lugar, aquí se ha hablado ya varias veces del problema del Vivac de  Santiago de Cuba, y la cosa de la edad media, y cómo están ellos alojados allí.  Esa es una institución del Ministerio del Interior.
           Entonces el compañero Responsable de Psiquiatría de la zona Regional Sur  de Oriente, que ese Vivac está dentro de su zona, dice él que todos esos  individuos que están allí en el Vivac han venido cinco o seis veces aquí a  Mazorra, y de Mazorra se los han llevado para allá otra vez. O séase: que han  estado peloteándose, porque salen de aquí de Mazorra, de alta, curados, y  vuelven a Santiago de Cuba, vuelven a dar otra bronca, los vuelven a coger, los  vuelven a llevar al Vivac.
           Con  esto quiero decir que nosotros, el Ministerio del Interior no tiene interés  ninguno en mantener en los establecimientos penitenciarios a ningún individuo  enfermo; nosotros consideramos que esa no es nuestra labor, que esa es una  labor del Ministerio de Salud Pública. Y si como se hizo la autocrítica el  compañero Escalona, que dijo que no se le dio la prioridad suficiente al  problema de los enfermos crónicos y ahora se le va a dar, pues eso no es culpa  de nosotros; nosotros le damos a Mazorra aquí, al Departamento que aquí  corresponda, todos los locos que hay metidos en las prisiones; para nosotros  eso no es problema de ninguna clase, ni tenemos interés en tenerlos allí.  Ahora, si el problema es que aquí cogen y nos lo devuelven a mandar para allá,  pues los volvemos a tener, porque vuelven a dar la bronca o vuelven a tener la  actitud antisocial.
           Nosotros estamos de acuerdo en que –como planteó Escalona- se puede ir a  una coordinación, tratar de crear Colonias en fincas; yo creo que sí, que son  individuos que inclusive pueden trabajar y, aunque sea, hacer tres en las tres  provincias: la Occidental, la Oriental y la Central, y tratar de acumular ahí  una serie de individuos que están ociosos, sin hacer nada, en las prisiones, y  que pudieran ser tributarios de algún tratamiento, por lo menos de ser útiles  en algún trabajo.
           Ahora, el problema es el siguiente: nosotros somos los que tenemos que  andar con presos. Ustedes no saben cuántos presos hay, ni cuántos  contrarrevolucionarios, ni cuántos comunes, ni cuántos menores; nosotros somos  los que sabemos y somos los que estamos responsabilizados con ellos. Como es  lógico, en nuestra sociedad nosotros no podemos mantener una política  penitenciaria igual que la política penitenciaria de la sociedad anterior.  Nosotros tenemos que ver a esos presos como personas, y tratar de reeducarlos y  restituirlos a la sociedad, con el mayor esfuerzo que nosotros hagamos por  ellos.
           Nuestras prisiones no son almacenes de presos. Nuestra concepción  filosófica nos permite a nosotros tener basamento suficiente para pensar que la  mente de la gente cambia, y como la mente de la gente cambia, sobre todo si la  estructura socioeconómica de la sociedad cambia, nosotros tenemos que aspirar a  que los presos nosotros los podemos reeducar. A los presos no enfermos; a los  enfermos que los reeduquen o los curen los psiquiatras, o los psicólogos.  Ahora, los que no son enfermos, nosotros sí tenemos medios basados en nuestra  concepción filosófica, basados en que nosotros sabemos que la mente puede  cambiar, que cambian.
           Aquí  vino la compañera Directora del Centro de Prostitutas, y habló de los logros  que hemos tenido; y habló la compañera con relación a los menores. Pues ustedes  no saben lo que hemos logrado con los presos contrarrevolucionarios, y ustedes  no saben lo que hemos logrado con los presos comunes en ese proceso de  reeducación. Son unos cuantos los que tenemos en la calle ubicados, trabajando,  contrarrevolucionarios y comunes. Y eso es una labor anónima que nosotros  estamos haciendo, y la estamos haciendo porque esa es nuestra obligación.
           Las  cárceles, nosotros no concebimos que sean almacenes para cogerlos y dejarlos  presos. Nosotros hablamos, en nuestra primera intervención, de cuán era el  criterio; planteamos un problema de principios para que se discutiera.
           Nosotros, no somos ajenos a la intervención científica en nuestro  centro, al extremo tan que a los compañeros aquí  que han estado contemplando con pavor las  cifras escasas de individuos que están en esas actividades, les vamos a decir  lo siguiente: mañana lunes se va a abrir una escuela de 120 reeducadores –así  es como les llamamos nosotros, porque nosotros no les podemos llamar ni  psicólogos, ni psiquiatras, ni pedagogos, ni psicopedagogos: les decimos  reeducadores-, compañeros que han estado fajados en este trabajo de reeducación  con todo tipo de presos, con todo tipo de delincuentes, que tienen la  experiencia práctica, y van a ser sometidos a una escuela, donde un compañero  valioso que ustedes han aplaudido aquí, el Dr. Villalanda,, va a dirigir la  parte correspondiente a los conocimientos psicológicos que van a adquirir esos  compañeros, no para curar a nadie, sino para que ellos tengan los conocimientos  psicológicos necesarios para poder detectar el que esté enfermo y el que no lo  esté, el que es tributario de nosotros y el que no lo es.
           El  compañero Villalanda ya hace dos o tres meses que está vinculado con nosotros  en nuestro trabajo, y ha traído al compañero psiquiatra también, Dr. La Rosa, a  colaborar con él, y nos está asesorando en estas actividades; y otro psiquiatra  que está aquí presente, el Dr. Fernando Barral, también nos está ayudando,  también está trabajando con nosotros en el estudio psicológico del personal que  trabaja con nosotros. Así que no estamos marginados de las actividades  científicas, ni estamos discriminando las actividades científicas. Son  tres  compañeros valiosísimos; e  incorporaremos a los compañeros, bajo la selección del personal que nosotros  estimamos que se incorporarán a este trabajo.
           Y de  esa escuela de 120 reeducadores, yo tengo la seguridad que algunos serán los  que seguirán a la generación del 66, de que hablaba el compañero Torroella,  porque yo tengo la seguridad que muchos de ellos seguirán el curso de la  psicología, y quizás tengamos ahí fuente también de compañeros psiquiatras,  compañeros con una gran experiencia en el trabajo práctico.
           Pues  esa escuela va a comenzar mañana, y esa es una escuela que nosotros la vamos a  llevar a los alumnos, alumnos que hace ya cuatro años que están trabajando con  presos de todo tipo, con una experiencia personal desarrollada.
      Ahora, los otros, los que son enfermos, nosotros se los dejamos a quien  se decida: si es el Ministerio de Salud Pública, si el Ministerio de Educación.  Ahora, los que no son enfermos, nosotros nos reservamos el derecho de hacer  algo por reeducarlos, y eso es lo que estamos haciendo.
           Ahora, sobre el problema del Vivac, ya lo aclaramos; nosotros nos hemos  metido en las interioridades de otras instituciones; no sé cómo estarán en ese  aspecto. Pero sí podemos decir que esa no es gente nuestra; los que están en  los Vivac, los que estén en las prisiones y estén locos, esos no son problemas  nuestros.
      
     Sr.  Presidente.- Dispénseme una aclaración. Yo quería aclarar que nosotros  estamos muy conscientes de que el problema que tiene Cuba en relación con los  enfermos Crónicos, igual que con las deficiencias mentales, es  extraordinariamente grave, y aunque el Dr. Oliva hace mención que nosotros  hemos mencionado que todos los enfermos que están situados en los Vivac han  venido cinco o seis veces, nosotros nos vemos obligados a hacerle una pequeña  aclaración. Primero: mencionamos que había cierta cantidad; y, en segundo  lugar: que algunos de ellos habían venido hasta esa cifra.
           También decirle que nosotros somos conocedores de la gran labor que  están realizando los Departamento correspondientes del Ministerio de Educación  y del Ministerio del Interior; una grande y eficiente labor, que ha estado  limitada por las posibilidades propias del país en el momento actual.  Reconocemos la gran labor que vienen desempañando esos compañeros y sabemos, al  mismo tiempo, las grandes proyecciones de su trabajo.
           Quería aclarar eso.
           El  Dr. Villalanda tiene la palabra.
      
     Dr.  Villalanda.- Perdonen ustedes que quizás les robe unos pocos minutos de los  que quisiera, pero procuraré ser lo más breve posible.
           En  primer lugar, me parece que es injusta la crítica que en la Ponencia se hace a  la falta de una filosofía del Derecho de la Revolución. Creo que no es  necesario, o por lo menos indispensable, para considerar que existe una  filosofía del Derecho, el hecho de que haya una Constitución formulada.
           La  Revolución ha dictado una porción de leyes –y no creo que sea necesario  enumerarlas, pues no me acordaría de todas- fundamentales, como la Reforma  Agraria, la Reforma Urbana, la última Ley sobre la pena de muerte con respecto  a ciertos delitos comunes, que marca de una manera bien clara y terminante la  filosofía del Derecho de la Revolución.
           Luego, entonces, no creo que se pueda querer esquivar el problema de  plantear, como se deduce por muchas de las intervenciones de los compañeros que  han intervenido aquí, en lo que a mi modesta manera de ver es el problema  fundamental de los problemas jurídicos de los enfermos mentales. Hay un cierto  respeto, me parece, por ustedes –y en esto yo puedo ser un poco más explícito-  hacia las leyes de Alfonso XII, que creo que no es más que una de las muchas  tristes herencias que tienen ustedes de España, y que no creo que sea el  momento actual en el que haya que tener muy en cuenta a Alfonso XII y a toda la  España que él representaba.
           Por  eso creo que de lo que hay que partir es de cuál es la cuestión de la situación  del enfermo mental ante la Ley. Esa me parece que es la cuestión. Y en eso,  teniendo una clara conciencia de que esto no es una asamblea legislativa, y de  que no estamos autorizados, yo creo –y yo de ninguna manera, por no tener el  honor de ser ciudadano cubano- que sí es el momento oportuno de que los  psiquiatras expongamos nuestro criterio de cuál debe ser la posición del  enfermo mental ante la Ley; porque esto es lo que tendrán que tomar los  legisladores ulteriormente, si lo consideran oportuno, como base para su  legislación.
           Y en  esto, permítanme ustedes exponer mi criterio: el enfermo mental no se  diferencia absolutamente en nada del resto de los enfermos. Luego, si para que  se trate a un enfermo de estómago, de corazón, de riñón o de cualquier otro  sistema del organismo, no es necesario más que el médico y que el enfermo  quiera tratarse, no hay por qué meter aquí a los Tribunales de justicia, que  están encargados única y exclusivamente de obligar a los ciudadanos a cumplir  con las leyes.
           Un  enfermo, por el hecho de que adquiere una esquizofrenia o de que tiene una  epilepsia, no ha cometido ningún delito, luego no tiene nada que ver con el  juez ni con ningún órgano judicial, sino con el médico. Luego, en todo lo que  esté relacionado con los enfermos mentales, los órganos judiciales no tienen  absolutamente nada que ver.
           Y así  es como está en todos los países, yo creo, del mundo, con excepción de los que  aún tienen la herencia funesta de España.
           Hay  el problema, el único problema que se plantea, que es que el enfermo mental, a  consecuencia de su enfermedad, puede cometer delitos. Y en este caso la  posición de los psiquiatras, por lo menos algunos psiquiatras, entre los cuales  me encuentro –es la de que el enfermo mental psicótico, psicótico y no  neurótico- es irresponsable ante la Ley. Y que, por lo tanto, tampoco está en  condiciones de presentarse ante los Tribunales de Justicia, puesto que por sus  alteraciones de conciencia y de pensamiento los Tribunales de justicia no  pueden aclarar nada con respecto al acto delictivo cometido.
           De  aquí resulta que tampoco con los enfermos mentales que han cometido delitos,  los órganos de justicia tienen nada que ver, y deben ser entregados  inmediatamente a los órganos de Salud Pública.
           Ahora, los órganos de justicia y los órganos de seguridad, sí están  obligados a prevenir el delito; y, por lo tanto, a tomar las medidas necesarias  para que esas personas enfermas que a consecuencia de su enfermedad cometen  delitos, no los cometan, vigilar si los médicos los atienden debidamente y no  los ponen en situaciones de peligro antes de tiempo.
           Por  eso, el alta de estos enfermos que han cometido delito debe estar bajo  vigilancia de los Tribunales de Justicia o de los órganos fiscales.
           La  otra tercera situación, es la de los delincuentes que se encuentran en los  Centros de Reeducación Penitenciarios, y que igual que otra persona se pueden  enfermar con una enfermedad psíquica, igual que se puede enfermar con una  úlcera de estómago. Pero hay una cierta diferencia: el enfermo que se enferma  de una úlcera en el estómago, puede pasar a la enfermería del establecimiento  penitenciario, sin que eso altere en nada el funcionamiento interno de este  establecimiento. En cambio, el enfermo psíquico exige una porción de  condiciones especiales que son precisamente las características por qué se  diferencian las salas de psiquiatría y los hospitales psiquiátricos de los  Hospitales Generales, que no pueden tener los establecimientos penitenciarios  para una cantidad mínima de enfermos, y que si se hospitalizaran estos enfermos  psíquicos en las enfermerías generales de los establecimientos penitenciarios,  alteraría el orden y el funcionamiento de estos establecimientos, y además en  enfermo estaría mal atendido, y mucho más en las condiciones nuestras  –repetimos lo de siempre- de catorce psiquiatras para cinco millones y medio y  cuarenta o cincuenta para millón y medio de La Habana.
           Luego  debe existir un establecimiento psiquiátrico especializado en la atención de  estos enfermos delincuentes –no delincuentes, sino que han cometido delitos – y  que por su peligrosidad necesitan determinadas circunstancias dentro de los  establecimientos de tratamiento, y que no tienen nada que ver con los  establecimientos de reeducación penitenciaria.
           El  otro problema que se plantea, es que, aunque los que tienen que determinar en  último término si la persona que ha cometido un delito es enfermo mental o no  es enfermo mental es el Poder Judicial, puesto que el Poder Judicial es el  representante del pueblo, él necesita el asesoramiento técnico de los  especialistas. Por lo tanto, es necesario que exista… y que desgraciadamente, o  felizmente, los compañeros médicos forenses ya tienen bastante con todas las  cantidades de problemas que tienen que resolver y ciencias que tienen que  conocer profundamente, no se les puede exigir –me parece- a los forenses que  sean psiquiatras, y que además sean psiquiatras especializados, con una gran  experiencia clínica como la que es necesaria para determinar los problemas de  psiquiatría forense.
           Por  eso es necesario que todos los cuerpos de investigación, los cuerpos fiscales y  los Tribunales de Justicia dispongan de un cuerpo de psiquiatras que les sirvan  de asesores para determinar el problema de si el presunto delincuente es un  enfermo mental o no lo es. Nada más; bueno, nada más relativamente. No se puede  hoy en día admitir, y sería incorrecto, porque consecuencia de eso son las  cosas que están pasando ahora, de que el enfermo mental continúa en proceso y  cosas por el estilo, delimitarse únicamente a la determinación de que es  enfermo mental. Hay que determinar además, si además de enfermo metal es  responsable o irresponsable de sus actos, y no solamente de sus actos, sino del  acto concretamente cometido.
           Por  ejemplo, para que quede este concepto claro: un enfermo epiléptico es enfermo  epiléptico, no cabe duda; pero es que el enfermo epiléptico comete un asesinato  en cierto estado, luego este enfermo es irresponsable del acto cometido. Pero  ese mismo enfermo epiléptico comete un robo, y es un enfermo, y es epiléptico,  pero es responsable del robo, porque el robo no tiene absolutamente nada que  ver con su enfermedad, porque no se trata de un enfermo epiléptico demenciado;  si está profundamente demenciado es también irresponsable del robo; pero si no  está demenciado no es responsable del asesinato, pero sí es responsable del  robo.
           Luego  todos estos problemas es necesario que los cuerpos de investigación –y en estos  insisto: que no solamente los cuerpos jurídicos, sino los cuerpos de policía,  los que comienzan la investigación de los actos delictivos- cuenten con  personal técnico especializado que les pueda hacer obrar, desde el primer  momento, si el presunto delincuente o las personas que tienen alguna relación  con un problema judicial son enfermos mentales y qué actitud y qué  responsabilidad tienen con respecto al hecho que se investiga.
           Esto,  creo, es lo fundamental de la Ley, de lo que tiene que ser la Ley y el enfermo  mental.
           Yo  siento mucho diferir de que lo que presenta la Ponencia como Proyecto de Ley,  yo diría incluso, con el pomposo Proyecto de Ley, que como toda Ley está  dictada por los órganos superiores del Estado, se reduce única y exclusivamente  a un reglamento de funcionamiento de los servicios de asistencia y de higiene  mental, y que precisamente sería de extraordinaria complicación poner en una  Ley el que tiene que haber hospital de día o de noche, porque es muy probable  –por lo menos yo no lo excluyo. De que haya alguna experimentación y que  resulte que es también muy a propósito un hospital de tarde. ¡Ah!, pero como no  está en la Ley, pues no se puede hacer un hospital de tarde.
           Creo  que de ninguna manera en una Ley pueden ir estos principios, estos pequeños  detalles que son de funcionamiento y de trabajo. Ahora, sí creo que se debería  insistir mucho, que los principios fundamentales de la situación del enfermo  mental con respecto a la Ley, es urgente modificarlos. Y yo creo que,  precisamente, el Gobierno Revolucionario no es tan respetuoso con las leyes de  España, y con muchas otras leyes, felizmente; y que por lo tanto, quizás no sea  tan difícil hacer una Ley de cuatro o cinco artículos, en que queden las cosas  muy claras. Y yo creo que, además, a la cabeza del Gobierno hay un abogado que  sabe bastante sobre Derecho, aunque quizás no sepa el Código español,  felizmente.
           Muchas gracias. (Aplausos)
      
     Sr.  Presidente.- Agustina Esteba Lora
      
     Dra.  Agustina Esteba Lora.- Compañeros: no voy a presentar algo a ustedes que  quizás parezca absurdo, pero es una realidad que confrontamos y quizás podría  preverse en alguna forma en este Código. Me refiero al caso de los ciegos que  están enfermos mentales o que son enfermos mentales. Insistentemente nos han  sido devueltos cuando les enviamos a cualquier centro hospitalario, con la explicación  de que peligraría la vida de ellos en medio de los demás por no saber  defenderse.
           Ahora  bien: ¿qué no ha de ser de los niños o de los adolescentes, o de los adultos de  nuestras escuelas, que son normales, y cómo podríamos nosotros resolver,  trabajar con acierto teniendo dentro de una de nuestras escuelas un caso de esa  naturaleza?; no es uno, ya es más de uno el caso es que se nos ha dado en  nuestras instituciones de ciegos.
           No es  solamente la incomprensión para eso en el aspecto psiquiátrico, sino también el  aspecto del mismo Ministerio del Interior que tiene problemas en ese sentido, y  el problema nos queda siempre a nosotros por resolver.
           En  días pasados, de una Estación de Policía se nos llamó por teléfono, diciéndonos  que iban a enviarnos un individuo que había cometido un delito, ya que ellos no  podían tenerlo porque el individuo era ciego. Y preguntamos: ¿y qué tipo de  delito ha cometido el individuo? El individuo era traficante de mariguana, de  cuarenta y cinco años de edad; y el criterio de esos compañeros era que  nosotros, como teníamos centro de ciegos, debíamos hacernos cargo de este  ciego. Desde luego, eso es absurdo, tenemos que decir estas cosas porque hay  que irlas dando a conocer para que se vaya comprendiendo; nosotros no tenemos almacenes  de ciegos, nosotros tenemos escuela de ciegos, y tanto los compañeros del  Ministerio del Interior como los compañeros psiquiatras, tienen que ayudarnos a  comprender esto y tienen que ayudarnos a resolver este problema.
           No  sabemos, realmente, si esto cabe o no cabe dentro de la Legislación, ya que  consideramos que todo ciudadano que tiene iguales derechos, y que de  considerárseles igual; pero no sabemos en qué forma se podría prever, o se  podía considerar; hay que darle solución a este problema. Son realidades que  confrontamos. Nosotros no podemos tener dentro de una escuela a un individuo  que está loco y que no tiene familia, por ejemplo, porque nos puede matar a un  muchacho.
           Así  que eso lo planteo y lo dejo a ustedes.
           Quisiera demás aprovechar –si me lo permiten ustedes- esta oportunidad  para expresar lo siguiente: el Ministerio de Educación en ningún momento puede  pensar que otros Ministerios vayan a usurpar sus funciones. Se está haciendo  una Revolución, compañeros, y Revolución es colocar las cosas en su lugar;  muchas cosas por crear, muchas cosas mal hechas hay que situarlas en su lugar.  Podemos nosotros desear no por capricho, sino por considerar que es  conveniente, que algunas cosas que están en otros Ministerios pasen al nuestro;  y si consideramos igualmente que muchas de nuestras cosas deben pasar a otros  lugares. Así pasó con Torrens, no por pelotearlo, sino por creer que en el  momento actual debía estar en manos del Ministerio del Interior. No éramos  nosotros responsables de Torrens ni de Aldecoa, es decir, que nuestro  Departamento nunca estuvo hecho cargo de esos centros; estuvo hecho cargo con  carácter provisional lo que en el Ministerio se llamaba “Instituciones en  Tránsito”, porque estas pasaron de Bienestar Social y poco a poco se fue  estudiando el lugar en el cual debían ser situadas; así que se llamaban  “Instituciones en Tránsito”.
           Efectivamente, una expresión equivocada, vamos a decir, o desafortunada  de un compañero que su vehemencia le llevó a manifestarla, dio lugar a esta interpretación.  No menos cierto es que otros compañeros tuvieron expresiones desafortunadas, y  desde luego no consideramos que se hizo con propósito deliberado, ni nada,  cuando los compañeros expresan que ni tuvieron intención de herir, etc.; dieron  sus explicaciones y estuvimos muy conformes con ellas; igualmente queremos y  creemos que así debe entenderse lo que pasó con el compañero que tuvo esa  expresión desafortunada.
           Vinimos en un plano elevado, un plano revolucionario sincero, a oír y a  tratar de coordinar, y si había necesidad, de discutir, pero discutir en el  mejor de los planos, compañeros. Muy ansiosos estábamos de coordinar hacía  mucho tiempo, y consideramos que esta es una oportunidad magnífica. Debo  decirles que nos llevamos una impresión muy satisfactoria; felicitamos a los  compañeros que han organizado este evento o esta Conferencia, como le queremos  llamar, y creemos que no debe ser esta sola, sino que después de ésta vendrán  una, y otra, muy necesitados estábamos de eso; nos comprenderemos mejor.  Además, aprenderemos a discutir mejor.
           Muchísimas gracias, compañeros. (Aplausos)
      
     Sr.  Presidente.- Muchas gracias por las palabras, doctora.
           Debido a que el ponente ha tenido las aportaciones de más de una docena  de asambleístas, nosotros le rogamos a la doctora Clotilde García Mauri que sea  lo más breve posible en la exposición. 
        
     Dra.  Clotilde García Mauri: -. Bueno, yo había pedido la palabra para decir  una cosa que había olvidado. Pero ahora voy a aprovechar para hacer una  aclaración, porque parece que no me expresé lo suficientemente bien, y quiero  dejar aclarada mi postura. 
           Lo  que yo había olvidado era que el doctor Galigarcía en lo referente a lo del  Consejo de Salud Mental, había dicho que debía haber una Delegación en cada  Provincia; y yo creo que debe ser en cada una de las Regiones; porque la  Provincia de Oriente está dividida en dos Regiones: norte y sur; y, además,  Isla de Pinos, que siempre nos olvidamos de ella.
           Ahora  sí voy a hacer una aclaración a mis palabras previas.
           En la  intervención anterior me referí en una forma muy vaga a la Filosofía del  Derecho y dije que no iba a hablar de eso. Naturalmente, yo no me refería a que  se siga aquí una filosofía del Derecho antiguo, no puede ser otra esa ley -de  ninguna manera- que una filosofía basada en la filosofía materialista y en el  Derecho que una Revolución nos da. Eso lo digo por las palabras del doctor  Villalanda. 
           Por  otra parte, quizás al hablar del Código de Defensa Social… Quiero explicar,  porque a veces uno tratando de ser muy breve, por resumir demasiado deja  pendientes cosas que pueden llevarse a malas interpretaciones. Yo me refería a  que era un Código, en la etapa anterior que nosotros vivíamos, bastante  adelantado en comparación con otros países; de ninguna manera digo que ese  Código tenga que estar vigente, ni muchos menos. Todos sabemos que hay que  cambiarlo, pero hay que cambiarlo a través de las realidades que nosotros  estamos viviendo, y de lo que la Revolución significa. 
           Entonces, reiterar una vez más que no estoy de  acuerdo en cuanto al hecho de que los enfermos mentales tengan que estar  sometidos constantemente a vigilancia judicial, porque eso es una complicación  que no viene al caso.
           Yo  espero que mi postura haya quedado bien aclarada en este sentido. No quiero  extenderme, porque realmente, ya es muy tarde.
      
     Sr.  Presidente.- Compañeros, tiene la palabra el doctor José Galigarcía para  hacer las conclusiones en relación con la Ponencia.
      
 Dr.  José Galigarcía.- Bueno, el ponente se siente satisfecho porque lo que  quería conseguir lo ha conseguido; que es interesarlos a todos en esta cuestión  que nos compete a todos. De otra manera, nadie se hubiera ocupado de esto, o si  nos hubiéramos ocupado hubiera sido en forma individual y no coordinada, y  entonces demoraríamos más tiempo en resolver estos problemas.
     Dr.  José Galigarcía.- Bueno, el ponente se siente satisfecho porque lo que  quería conseguir lo ha conseguido; que es interesarlos a todos en esta cuestión  que nos compete a todos. De otra manera, nadie se hubiera ocupado de esto, o si  nos hubiéramos ocupado hubiera sido en forma individual y no coordinada, y  entonces demoraríamos más tiempo en resolver estos problemas.
           Ahora, lo que sí quiero decirles es que esto es una “papa caliente” que  nadie ha querido coger, y yo desgraciadamente –o por fortuna- vengo cogiendo  las “papas calientes” desde hace mucho tiempo. Precisamente, antes de triunfo  de la Revolución, cuando hablar de asistencia psiquiátrica era un tema  olvidado, y cuando uno empezaba a hablar sobre asistencia psiquiátrica se  quedaba solo en el auditorio; porque a todos los que les interesaba en esa  época los trabajos científicos, era el descubrimiento de tal cosa que cura diez  pacientes, estadísticas con mil quinientos casos curados, y mecanismo de tal  cosa. Y eso, verdaderamente, interesa a todo el mundo.
           Yo  recuerdo que el año 1946 yo llevé a una Jornada de Psiquiatría en Holguín el  tema sobre asistencia psiquiátrica, y aquello fue un velorio, un velorio chino;  y entonces me recuerdo que el único que habló, pidió la palabra y apoyó el  proyecto fue el doctor Moreno Luna, del Partido Socialista Popular en aquélla  época; y que hoy todavía se encuentra trabajando en el Ministerio de Salud  Pública. Siempre lo recuerdo. Antonio Moreno Luna.
           Así  que las “papas calientes”, no es porque me gusten ni soy el sacrificado, ni  nada de eso, sino sencillamente porque cuando tengo una inquietud la echo a  andar.
           El  otro día yo decía en la Mesa Redonda que todo el mundo ha tratado de hacer  reformas en la Legislación Psiquiátrica no sólo en Cuba sino en América Latina  y en Europa, y siempre se encuentran con una serie de escollos que la gente  abandonan los Proyectos y los ante-Proyectos.
           Por  ejemplo, en la Legislación Americana no hay una sola nación que no haya hecho  un intento de estas cosas. La Ley de Alienados del Uruguay, la Ley de Salud  Mental del Perú, la misma Ley de Salud Mental de México, la del Brasil, todas  se refieren a la asistencia; porque los problemas de fondo que se refieren al  Código Civil y al Código Penal, no puede legislarse si no es una ley general; y  como esas leyes generales se hacen de “Pascuas a San Juan” –cuando se hacen-,  es que van quedando atrás estos problemas de legislación. Y entonces lo que  tiene que hacer uno es hacer estas leyes, que les tenemos que llamar leyes,  porque no hay otro nombre, pero estoy de acuerdo con el doctor Villalanda en que  debían llamarse Reglamentos, pero el nombre no interesa; pero es la única  manera de legislar algo.
           Esta  mañana el doctor Knoblock me dijo que en Checoslovaquia actualmente los jueces  tienen que ir a comprobar personalmente a todos los que ingresan porque están  en interdicción de derechos civiles, para comprobar si están enfermos o no.  Fíjense bien: en Checoslovaquia, dicho por el doctor Knoblock esta mañana.
           Así  que nosotros vemos que estos tipos de legislaciones son problemas muy  difíciles. Cada vez que yo le preguntaba a un abogado, me decía: chico, yo de  eso no te puedo decir nada, porque en primer lugar, yo no sé cuál es la  filosofía del Derecho en esas cosas, porque no es la filosofía del Derecho en  general de la Revolución, que ya se sabe en el aspecto económico, en el aspecto  político, en algunas cosas, pero no en relación a la capacidad civil, y a la  imputabilidad o inimputabilidad penal. Luego, como todavía no lo conocemos, yo  lo ignoro; estoy preguntando y preguntando, y nadie sabe. Bueno, pues vamos  ahora a forzar que el Gobierno se defina en esas cosas, ya entramos nosotros.  Pero, cómo un humilde psiquiatra que no sabe absolutamente nada de leyes y muy  poco de psiquiatría, va a hacer una ley donde se establezcan pautas, normas, de  la capacidad civil y de la imputabilidad o inimputabilidad penal. Esa es la  realidad. Pero hay algo que hacer para forzar esta cuestión.
           El  doctor Berman me decía que todos esos proyectos de Suramérica se han frustrado,  o bien en las Cámaras Legislativas o a nivel del Poder Ejecutivo, y resulta que  ninguna de ellas se ha aprobado. Es decir, que hoy en día –como yo dije el otro  día- en la Mesa Redonda –no existe una legislación siquiera de asistencia  psiquiátrica en Latinoamérica. Donde la hay es en el Canadá, en Inglaterra, que  me habló el doctor Knoblock. Porque estas cosas en Europa no las hay, en las  legislaciones europeas, porque precisamente están reglamentados los ingresos,  los egresos, y entonces cada institución tiene su reglamento en eso, y no se  han unificado. Donde se ha tratado de unificar por un problema más bien de tipo  federal, ha sido en los Estados Unidos y en el Canadá; y así y todo, en algunos  estados de los Estados Unidos, están completamente por “la libre” y ajeno a las  cosas federales.
           Con  esta introducción, yo voy a contestar entonces a cada uno de ustedes, más o  menos como yo veo las cosas.
      El  doctor Oliva. Sinceramente yo creo, y se lo dije a Galvizu después que salimos  del Vivac de Santiago de Cuba; yo le dije: oye, culpable tú eres de esto y yo  también. Le dije, somos culpables. Entonces, cómo vamos a decir que la  culpabilidad es del Ministerio del Interior; es la falta de coordinación.
           Ahora, nosotros hemos provocado una coordinación y ver en dónde está la  culpa, o la falta o el error, y entonces subsanar ese problema. El Ministerio  del Interior yo lo conozco muy bien, yo sé cómo trabaja por dentro; yo fui  cerca de dos años miembro del Consejo de Defensa Social, y sé lo que se trabaja  y lo bien que se trabaja. Y ahora hemos podido conocer una serie de cosas que  están haciendo ustedes, y uno de los momentos más emocionados que he tenido en  estos últimos días fue ayer cuando oí lo de la rehabilitación de prostitutas;  se lo estaba diciendo a la compañera esposa del doctor López Valdés, que es una  gran poetisa, y le dije: coge esto para tus versos, tienes poesía ahí  suficiente, tienes tema suficiente. Sabía algunas cosas del Ministerio, y ahora  sé muchas más.
           Lo  que dice el doctor Torroella, es cierto. Por eso es que estas reuniones son  necesarias. ¡Cómo no vamos a incluir a los psicólogos! ¡No digo yo! Y en el  Consejo debe estar también representada la Escuela de Psicología de la  Universidad de la Habana, tiene que estar representada. Así que yo he tomado  nota para que la incluyan. Lo que pasa que yo he querido limitar esto, porque  las autoridades ministeriales le tienen un miedo a las Comisiones y donde ellos  vean diez, o doce, o catorce comisiones, enseguida ya están erizados.
           Ya el  doctor Escalona me dijo: “Oye, van a cambiar el Consejo de Psiquiatría, o la  Comisión Asesora de Psiquiatría” –yo siempre me olvido del nombre como una  cuestión de tipo sicológico, olvido el nombre porque, verdaderamente, a mi  juicio, es la quinta rueda del coche, perdonando a los compañeros y al doctor  Escalona-. Pero es que yo me siento de lo mejor en esta Revolución Socialista,  donde se puede hablar. ¡Y después hablan que aquí no hay libertad! Es primera  vez que yo hablo en mi vida de esta forma, que lo que me interesa es que se lo  digan, mientras más rápido a Escalona, mejor; y a Machado, lo mismo. Así que  esa es la quinta rueda del coche, a mi juicio, y por lo tanto, verdaderamente,  hay que ponerla a funcionar esa rueda. ¿Cómo? Mediante el Departamento de salud  Mental y el Consejo Nacional de Salud Mental.
           Así que de los psicólogos, me da muchísima  pena que yo les haya olvidado, pero la rectificación la haré.
           El  doctor Abdo Canasí, que habla de la observación de siete días, que es mucho;  actualmente se necesitan treinta días.
      
     Dr.  Abdo Canasí.- Yo no he dicho nada de eso.
      
     Dr.  Galigarcía.- Pues yo lo tengo aquí. Tú dijiste que era una observación  directa, que te parecía mucho una observación de siete días.
           Y  después hablaste de la observación inicial…
           ¡Ah!,  bueno, pues la hay; y es más: puede ser prorrogable a treinta días más. Es  decir, que un individuo puede estar tres años observándose. Mira, hay un caso  aquí, que creo lo conoce el doctor Crespo, un caso en Mazorra –tengo entendido  que es aquí- que estuvo dos años en Mazorra, en observación, sin llegar todavía  a hacer un diagnóstico, si estaba demente –porque la palabra que usan es  demente o no demente, esa es la palabra que usan-.
           Bueno, la observación directa del Dr. Abdo, eso es cosa muy  problemática; yo creo que hay que legislar algo en relación a ello, porque si  no se nos van a tirar en el suelo, y permítaseme la palabra y entonces no vamos  a lograr nada con relación a los jueces.
           En  relación a que los pacientes se pueden chequear en las instituciones donde  están, yo creo que no sólo chequear sino trasladar; es decir, que se les da de  alta aquí del Hospital Psiquiátrico de la Habana y es de Holguín –primero que  no debió salir de Holguín sin ser tratado allí, pero una vez que se lleva a  Holguín de nuevo, tiene que quedar allá así que no hay complicación en eso.
           El  Dr. López Valdés quiere también tener un miembro en el Consejo Nacional de  Salud Mental. También lo vamos a considerar y a poner.
           El  Dr. Nogueiras, que dijo no crear hospitales psiquiátricos y sí las Salas de  Psiquiatría de los Hospitales Infantiles Generales, estoy de acuerdo. Y cuando  se pueda, los Hospitales Psiquiátricos Generales Infantiles, pues también,  magnífico.
 Generales, estoy de acuerdo. Y cuando  se pueda, los Hospitales Psiquiátricos Generales Infantiles, pues también,  magnífico.
           Que  se debe tener en cuenta el personal de psicólogos: lo mismo, estoy de acuerdo.  Que los delegados del Consejo deben ser por dos años también estoy de acuerdo.  Lo voy a tomar en cuenta: por dos años, pero rotarlos.
           La  Dra. Clotilde García Mauri. Hay delegados provinciales, el Departamento de  Salud Mental tiene un delegado en cada provincia, y, además, en los Municipios  que se crea; así que no hay ninguna situación. Como hay dos Municipios: en  Santiago de cuba y en Holguín, no hay ningún problema.
           En  cuanto a la peligrosidad social, ya hablé de esa situación. La intervención del  juez con los otros enfermos: lo mismo. Los cuerpos de guardia de psiquiatría:  donde los haya. El Código de Defensa Social yo sé que ha sido una de las leyes  fundamentales penales que cuba, con orgullo, ha mantenido. Pero la realidad es  que el Código de Defensa Social ha tenido un gran defecto, y lo puede decir el  compañero del Ministerio del Interior: que nosotros nunca hemos podido utilizar  el Código de Defensa Social, porque no existen las instituciones apropiadas,  nunca se crearon; luego entonces, no funciona, es un papel escrito que nos  complicó a nosotros por dos años. Ya teníamos ganas de soltar el Consejo de  Defensa Social, porque no podíamos hacer absolutamente nada. Es lo mismo que se  creara ahora el Consejo Nacional de Salud Mental, y no se hicieran las  instituciones. Así le ha pasado al Código de Defensa Social.
           A la  Dra. Cuní no le puedo contestar esas cosas que ella me dice, porque  verdaderamente hoy en día la línea divisoria entre la enfermedad y la salud es  imprecisa. La coordinación de las instituciones, estoy de acuerdo con la  sugerencia que ha hecho.
           El  Dr. Abdo otra vez. El articulado en relación a la higiene mental: bueno, yo  creo que sí, que esto se pueda ampliar, pero yo nada más que quise poner dos  artículos básicos, y después lo otro o puede ir en una Ley o en un Reglamento  de higiene mental, el Reglamento de un Buró de Higiene Mental, adscripto al  Departamento de Salud Mental.
           Al  Dr. Villalanda ya le contesté en parte. Además, le puedo contestar allá en el  Departamento de Psiquiatría, porque todos los días lo vemos.
           Así  que no quiero cansarlos más, y muchas gracias por la atención prestada.  (Aplausos).
    
     Sr.  Presidente.- Compañeros: quede bien aclarado que las conclusiones sobre la  Ponencia del Dr. José Galigarcía se complementarán o se harán en el momento oportuno,  puesto que como habíamos anunciado al comienzo, se iban a recoger las  aportaciones, las críticas de los compañeros presentes, de los asambleístas  presentes y, al mismo tiempo, se iban a mandar por escrito a todas las  instituciones, para que elevaran por esa misma vía –por escrito- todas las  aportaciones que creyeran oportunas.
           Para  hacer las conclusiones finales de la Primera Conferencia Nacional de  Instituciones Psiquiátricas, viene a hacer uso de la palabra el Dr. Diego  González Martín.
    
      Dr. Diego González Martín.- Compañeros: La  Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría, teniendo en la mano los protocolos de  los Secretarios y todos los documentos que se han aportado, y algunos que se  han producido espontáneamente en el curso de la Conferencia, ha elaborado el  siguiente proyecto de Conclusiones.
           La  primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas ha constituido un  éxito dentro de los objetivos del Año de la Organización, de la planificación y  coordinación de los trabajos que en materia de Higiene Mental se llevan a cabo  por los Ministerios de Salud Pública, Educación, Interior y Fuerzas Armadas.
           Segunda. La primera Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas  ha aprobado por el testimonio de sus participantes la corrección de la política  que ha inspirado a la actividad oficial en materia de Higiene Mental, y que  atiende al acercamiento estrecho con el pueblo, y a la utilización de los  recursos y fuerzas sociales que brinda la Revolución para la solución de los  problemas que se confrontan en Higiene Mental, manifestándose en la creación de  Salas de Psiquiatría en los Hospitales Generales; en los planes actuales del  Hospital Psiquiátrico de la Habana para convertirse en un gran centro de  rehabilitación y laborterapia; en la orientación proyectada hacia la creación  de Hospitales Diurnos, y otras iniciativas, como Centros de Cuidados del  Egresado; el surgimiento de la Comisión Nacional de Psiquiatría y los  responsables nacionales de Psiquiatría, todas estas medidas en lo que se refiere  al Ministerio de Salud Pública; en lo que toca a los Ministerios de Educación y  del Interior esa política de contactos y apoyos en la acción de masas se  manifiesta en la labor que desarrollan sus departamentos de enseñanza  diferenciadas y psico-pedagógica, y en el Negociado de Reeducación. Iguales  características se observan en la labor de la Comisión Psiquiátrica de la  Sanidad Militar del MINFAR.  
           Tercera. La Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas acordó  por unanimidad felicitar la labor desplegada por los compañeros del Ministerio  del Interior en su esfuerzo en la reeducación de determinados grupos sociales,  en los que se expresa de manera elocuente la aplicación de los principios de la  Revolución en el tratamiento de los problemas sometidos a su cuidado,  caracterizados entre otras cosas por un contenido de honda y profunda  solidaridad humana y un acertado programa reeducativo que se basa en la  exaltación del trabajo socialista y del pleno ejercicio de la dignidad del  hombre.
           Cuarta. Como lógica consecuencia de las múltiples actividades que se  desprenden de esta Conferencia, se desprende la ampliación de la Comisión  Nacional Asesora de Psiquiatría del Ministerio, así como la creación de las  subcomisiones necesarias para el mejor cumplimiento de sus fines.
           Ante  la obligada correlación de actividades del Ministerio de Salud Pública con los  Ministerios de Educación, Interior y Fuerzas Armadas, sugiere el señor Ministro  de Salud Pública, se solicite de dichos Ministerios la designación  de un representante de cada uno de ellos,  para que se incorpore a la Comisión Nacional de Psiquiatría en sus reuniones  periódicas de coordinación.
Conclusiones por Ponencias 
    
          En  relación con la Ponencia “Estado Actual y Perspectivas de la Higiene Mental” se  aprobó el espíritu de la misma en el sentido de que la Higiene Mental en un  país socialista aspira en los principios filosóficos de la Revolución del  marxismo-leninismo; que la higiene mental es parte inseparable de la higiene en  general y que el cuidado de la misma así como la garantía de salud para los  ciudadanos son obligaciones del Estado Socialista, que se ejercen a través del  Ministerio de Salud Pública; que las labores de Higiene Mental precisan del  concurso inestimable de los maestros, de los psicólogos y de todos los  esfuerzos científicos que propenden a la formación de una conciencia sanitaria  de higiene mental y al descubrimiento de las cusas de la perturbación psíquica;  que en la persecución de esos objetivos debe mantenerse la libre discusión de  las ideas, y el libre desarrollo de la ciencia dentro de los principios  filosóficos de la Revolución.
       En lo  que respecta a la Ponencia sobre “Cuidados del Egresado”, se concluye:  dirigirse al Ministerio de Salud Pública para que solicite del Ministerio de  Trabajo, Ministerio de Educación, Comisión Nacional de Becas y Comisión  Nacional de Reforma Urbana el nombramiento de un responsable que conozca de los  distintos casos que se le remitan y que viabilice su resolución a nivel  nacional, en el Ministerio de Trabajo para la obtención de trabajos o traslados  a centros de trabajo más apropiados, según las características del paciente  egresado. En la Comisión Nacional de Becas la obtención de becas para los  pacientes o familiares de los mismos que lo necesiten, como parte del  tratamiento del egresado. Y en la Comisión Nacional de Reforma Urbana la  obtención de viviendas o traslados necesarios como parte del tratamiento del  egresado. Se acuerda que por el Ministerio de Salud Pública se adopte un  acuerdo que se sistematice la facilitación de los psicofármacos por las  farmacias de los Hospitales de donde procede el egresado, así como de los  policlínicos cercanos al mismo por medio de una TARJETA, emitida al efecto, por  el tiempo necesario para su tratamiento. Se acuerda elevar a la Comisión  Nacional de Psiquiatría la sistematización del control del egresado por medio  de cartas, telegramas visitas, labor que se realizará por las auxiliares  psiquiátricas del Servicio. Se acuerda recomendar a la Comisión Nacional de Psiquiatría  la creación de Centros de Cuidado de Egresados, donde ésta lo crea más  conveniente. Se acuerda la creación de los llamados círculos psicoterapéuticos  como una de las mejores medidas para el logro de este fin. Se acuerda la  popularización de los aspectos profilácticos y de tratamiento psiquiátrico  dirigidos al pueblo, utilizando para este fin los organismos de masa a nivel  nacional.
     En lo  que respecta a la Ponencia sobre “Cuidados del Egresado”, se concluye:  dirigirse al Ministerio de Salud Pública para que solicite del Ministerio de  Trabajo, Ministerio de Educación, Comisión Nacional de Becas y Comisión  Nacional de Reforma Urbana el nombramiento de un responsable que conozca de los  distintos casos que se le remitan y que viabilice su resolución a nivel  nacional, en el Ministerio de Trabajo para la obtención de trabajos o traslados  a centros de trabajo más apropiados, según las características del paciente  egresado. En la Comisión Nacional de Becas la obtención de becas para los  pacientes o familiares de los mismos que lo necesiten, como parte del  tratamiento del egresado. Y en la Comisión Nacional de Reforma Urbana la  obtención de viviendas o traslados necesarios como parte del tratamiento del  egresado. Se acuerda que por el Ministerio de Salud Pública se adopte un  acuerdo que se sistematice la facilitación de los psicofármacos por las  farmacias de los Hospitales de donde procede el egresado, así como de los  policlínicos cercanos al mismo por medio de una TARJETA, emitida al efecto, por  el tiempo necesario para su tratamiento. Se acuerda elevar a la Comisión  Nacional de Psiquiatría la sistematización del control del egresado por medio  de cartas, telegramas visitas, labor que se realizará por las auxiliares  psiquiátricas del Servicio. Se acuerda recomendar a la Comisión Nacional de Psiquiatría  la creación de Centros de Cuidado de Egresados, donde ésta lo crea más  conveniente. Se acuerda la creación de los llamados círculos psicoterapéuticos  como una de las mejores medidas para el logro de este fin. Se acuerda la  popularización de los aspectos profilácticos y de tratamiento psiquiátrico  dirigidos al pueblo, utilizando para este fin los organismos de masa a nivel  nacional.
           En  relación con la Ponencia “Organización de la Psicoterapia”, la Conferencia  acuerda destacar la necesidad de establecer el uso de las técnicas de  psicoterapia en los servicios psiquiátricos, consultas externas, policlínicos y  hospitales.
      Realizar las tareas que sean necesarias para capacitar en el uso de las  mismas al grupo humano imprescindible al cumplimiento de tales objetivos.
           Aplicar la psicoterapia individual y la de grupo, tomando en  consideración tanto su alto valor e indicaciones precisas como la ayuda que  significa al propósito de llevar la psicoterapia a los grandes grupos enfermos  del país.
           Crear  los equipos necesarios para que en cada caso intervengan los técnicos que su  adecuado uso demande.
           Psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales, quedarán vinculados a  este esfuerzo en la medida que su aplicación técnica aconseje.
           Se  recomienda la creación por parte de la Comisión Nacional Asesora de Psiquiatría  del Ministerio de Salud Pública, una subcomisión para el estudio y  planificación de tales propósitos.
           En lo  que respecta a la Ponencia sobre “Estadísticas”, se acuerda dirigirse a la  Comisión Nacional de Estadísticas del Ministerio de Salud Pública, para que  desarrolle las medidas aprobadas en la Conferencia en relación con la  nomenclatura, manteniéndose la Clasificación Standard, cruzada con la  Internacional; la realización de un corte transversal instantáneo de la  morbilidad psiquiátrica, en lo que respecta al psicótico, dejando en  perspectiva la ejecución de todas las demás medidas encaminadas al conocimiento  exacto de la incidencia de todos los problemas conectados con el mantenimiento  de la salud mental, para lo cual debe establecer contactos con organismos  similares de los demás ministerios.
           Se  establece la necesidad de fijar los criterios de diagnóstico y evolución como  base de una mejor inteligencia en el estudio de los datos que puedan ser de  utilidad para la confección de estadísticas.
           Se  plantea la necesidad inmediata de la difusión del Manual de Diagnóstico y  Estadística.
           Se  sugiere la adopción de la Historia Clínica, donde se contemplen no sólo el  interés clínico sino el interés epidemiológico de los trastornos mentales. Se  establece la obligatoriedad del envío de los datos relativos a la incidencia y  asistencia psiquiátrica a los organismos regionales y su traslado a la Comisión  Nacional de Estadísticas del Ministerio, para su procesamiento definitivo.
           En  relación con la Ponencia sobre “Coordinación” se establece que la limitación en  el número de especialistas es un factor de importancia capital que traba y  entorpece la rápida implantación de los múltiples recursos asistenciales con  que cuenta la psiquiatría.
           Se  aconseja la rápida formación de:
           1.-  Psiquiatras.
           2.-  Enfermeros especializados.
           3.-  Terapeutas ocupacionales de alto nivel.
           4.-  Auxiliares técnicos de Psiquiatría.
           Segundo. Hay acuerdo unánime en la necesidad de intensificar dándole  prioridad, la asistencia de enfermos agudos, como un medio eficaz de prevenir  el paso a la cronicidad.
           Tercero. A propuesta del Vice-Ministro, la asamblea acordó por  unanimidad designar al Comandante Dr. Eduardo B. Ordaz para promover la  creación de los centros de Rehabilitación de enfermos crónicos (Colonias o  Comunidades Terapéuticas) en el interior del país.
           Cuarta. Se aprueba la creación de las Unidades Ejecutoras, organismos y  regulaciones señaladas en la Ponencia, con la adición de los Centros de Terapia  Comunal.
           Quinta. Por considerarse indispensable el más alto grado de coordinación  entre las dependencias del Ministerio de Educación, del Interior, y de las  Fuerzas Armadas, dedicados a esfuerzos similares a los nuestros, se ha creado  el sistema que señala en las conclusiones.
           En  relación con la Co-ponencia sobre “Psiquiatría Infantil”, acuerdos:
           1.-  Es necesario que en los planes para la prevención y asistencia de los  trastornos psíquicos de la infancia, participen de manera coordinada todos los  organismos que de un modo u otro tienen que ver con la salud del niño, y estos  son los dependientes del los Ministerios de Salud Pública, Educación,  Ministerio del Interior y Municipio de la Habana.
 manera coordinada todos los  organismos que de un modo u otro tienen que ver con la salud del niño, y estos  son los dependientes del los Ministerios de Salud Pública, Educación,  Ministerio del Interior y Municipio de la Habana.
           2.-  Acorde con el principio enunciado es necesaria la existencia de una  coordinación interministerial.
           3.-  Otra proposición concordante es la unidad de intercambiar datos y aunar  esfuerzos para propósitos estadísticos, promover investigaciones, hacer  publicaciones y realizar actividades docentes, entre las instituciones de los  Ministerios antes señalados.
           4.-  Se acuerda brindar el mayor concurso por parte de los psiquiatras para prestar  asistencia médica y cooperar en la rehabilitación total de los casos que  existan en cualquiera de las dependencias dedicadas a la atención de niños.
      Coponencia “Asistencia Psiquiátrica en el Mutualismo”.
           1.-  Se estructurará la creación de un Centro de Rehabilitación de Crónicos ubicado  en una finca cercana a la capital, donde se realizará terapia ocupacional.
           2.-  En cuanto a la asistencia de enfermos agudos, se acuerda la centralización de  los mismos en dos o tres clínicas de las mayores; estableciéndose un Servicio  que quedaría enclavado dentro de los Centros asistenciales de carácter general;  funcionarán también estos Servicios como Hospital de Día.
           3.-  Creación de un Servicio Dispensarial preferiblemente ubicado en una de las  Clínicas del Vedado, para la Consulta Externa y tratamientos ambulatorios.
           Sobre  la co-ponencia “Sobre Servicios Militares”, se acordó la participación de los  psiquiatras de la Reserva Militar en la asistencia de enfermos de las Fuerzas  Armadas, en aquellos lugares donde no haya psiquiatras militares. (Aplausos).
    
     Sr. Presidente.- Compañeros: queda  clausurada de esta forma la Primera Conferencia Nacional de Instituciones  Psiquiátricas.
           Hasta  la próxima reunión. (5:00 p. m.)
         Versión taquigráfica: José A. de la Osa y Osvaldo Roche.
 
  