La Odisea de Pablo Morphy en La Habana
Presentación
Francisco Morán
     Un suceso que  conmocionó al mundo ajedrecístico habanero fue la visita a la ciudad, en 1862 y  1864, del famoso ajedrecista Paul Morphy. El suceso no es muy conocido. Así que  vagabundeando por los callejones de Google, dimos con el libro de Andrés  Clemente Vázquez que ofrece una recopilación de reportes publicados por la  prensa habanera concernientes a la visita de Morphy, y decidimos reproducir  algunos de ellos precedidos por el «Preámbulo» del propio Vázquez, quien fue el  creador de la columna de ajedrez de El  Fígaro. Valga decir que Morphy no se hizo famoso solo como ajedrecista,  sino también como loco. Esta otra historia la entresacamos del blog Libro de notas. Diario de los mejores  contenidos de la red en español, que dedica un espacio al «Ajedrez  demencial». Advertimos – porque de sobra conocemos las inclinaciones malsanas  de nuestros lectores – que nada indica que el paso de Morphy por La Habana haya  contribuido a su locura, y menos a la aversión que llegó a cobrarle al ajedrez.  Pero, ¿vamos? ¿No es acaso posible especular, cuando menos, que no una, sino  dos visitas a nuestra ciudad pudieron haber tenido que ver con la suerte de  este desdichado?
      Comencemos entonces  por lo que leemos en Libro de notas: 
Cuarenta años antes de que Steinitz empezara sus conversaciones metafísicas con el audífono invisible, un joven estudiante de Nueva Orleans es presa de los efluvios primaverales. Cae locamente enamorado de la hija del hortelano que cuidaba las tierras de su familia. Pero su primo Ernest, dos años mayor que él, había llegado antes y se opone a sus proyectos amorosos. El joven urde un plan. Desafía al primo Ernest a un match de ajedrez a seis partidas cuyas condiciones son: a) Todas las partidas se jugarán con el Gambito Evans (Ver El capitán Evans en un artículo anterior). b) Él dispondrá únicamente de un minuto por cada jugada, mientras que Ernest tendrá todo el tiempo que quiera. Y c) El vencedor tendrá el derecho a los favores de la hija del hortelano, sin que el rival vencido pueda oponerse. Ernest aceptó y fue derrotado por 4 ½ a 1 ½. Pero la muchacha nunca quiso saber nada del joven Morphy, quien acabó profundamente deprimido. ¿Sería el inicio su locura?
Paul Morphy fue uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos. Ya de muy joven sufrió paranoias. Estaba convencido de que diversas personas querían envenenarle y durante mucho tiempo sólo aceptó alimentos si se los daban directamente su madre o su hermana. También pensaba que su hermano político y otro amigo conspiraban para rasgarle sus elegantes trajes y luego asesinarle. Tenía la costumbre de colocar zapatos de mujer distribuidos cuidadosamente trazando un medio círculo. ─Me gusta mirarlos ─decía cuando le preguntaban la razón.
Morphy no pudo soportar el peso de su fama después de llegar a la cumbre en pocos años. Tras vencer a los mejores de su época en una gira por Europa, regresó a su país y dejó definitivamente de jugar. Terminó odiando el ajedrez. Ni siquiera permitía que se le mencionase nada relacionado. Rechazó todos los premios y reconocimientos que se le ofrecieron por su extraordinaria carrera.
http://librodenotas.com/viajealajedrez/22677/ajedrez-demencial 
      
Y ahora queda el lector con el «Preámbulo» de Vázquez y la selección de los reportes de la prensa habanera sobre el paso arrollador de Morphy por La Habana, quien llegó incluso a medir su destreza con la del esclavo José María, propiedad de Félix Sicre. Hemos respetado la ortografía original. Las imágenes de la partida de ajedrez en La Habana, y la de la posición de las piezas en el tablero las tomamos del libro de Andrés Clementes Vázquez.
Pero, antes, una advertencia muy seria a los consumidores de petróleo:

La Odisea de Pablo Morphy en la Habana

     Al publicar este nuevo volumen, necesito cumplir inexcusables deberes  de gratitud. Los distinguidos literatos cubanos D. José de Armas y Cárdenas (Justo de Lara) y D. Francisco Coronado (César de Madrid) se dignaron escribir  admirables artículos que como prólogos de mi Ajedrez de Memoria, sirvieron de heraldos victoriosos al más  pequeño de mis libros, pero al propio tiempo el que ha navegado con mejor  fortuna. Aquel humilde trabajo nació al calor de las acreditadas páginas de La Habana Literaria, de Alfredo  Zayas—tan estimable por su noble alma como por su clarísima inteligencia—y era  imposible que dejara de ser recibido con el agrado público, contando con la  defensa y el apoyo de esos preclaros ingenios, honra de Cuba y de toda  Hispano-América. Por otra parte, el cultilísimo poeta Manuel S. Pichardo y el  ilustrado periodista Ramón Catalá, me invitaron á crear la columna de ajedrez  de El Fígaro, citada ya á menudo, con  encomio, por acreditadas revistas de Europa y de los Estados Unidos, y yo no  proporcionaría tranquilidad á mi conciencia, si no colocase al frente de LA ODISEA  De Pablo Morphy en la Habana, los respetables nombres de esos queridos amigos,  que más que amigos han sido para mí benévolos Mecenas.
El incomparable padre de la poesía griega recogió en la Odisea, con celestial inspiración, los patrióticos cantos de los rapsodas, referentes á los viajes, á las aventuras, á las enseñanzas y á los triunfos del arrogante Ulises, desde la partida de Troya, hasta su regreso á Itaca. El inmortal Pablo Morphy, tan joven como simpático, tan sabio como modesto, visitó la Habana en 1862 y 1864, cuando acababan de brillar sobre su frente los laureles arrancados, en denodados combates, á Lowenthal y Anderssen, á Mongredien y Harrwitz. Recuerdo que en 1864 llegó á esta capital, sin pompa ni ruido alguno, y que se hospedó en un hotel de segundo orden, procurando ocultar la grandeza de su fama. Arribó á la isla por Santiago de Cuba ó Baracoa, y los periódicos del interior fueron anunciando el paso del gigante por el Oriente y Las Villas, sin conmoverse de entusiasmo.
Bien pronto aconteció, sin embargo, que Pablo Morphy  atrajo sobre sí, en la Habana, lo mismo que el circunspecto hijo de Laertes en  las regiones helénicas, la general espectación; y como yo me considero el más  decidido partidario del portentoso maestro de la Louisiana, me dediqué á buscar  y copiar todos los artículos, párrafos y juegos que relativamente á sus méritos  y victorias, aparecieron durante aquellos años en los periódicos habaneros. Mi  labor ha sido larga y empeñosa. He registrado los ricos archivos de la  "Real Sociedad Económica de Amigos del País," de esta ciudad; he  pedido informes verbales á los contemporáneos del genio de los genios en el  ajedrez; he avivado y reconstruido los propios recuerdos míos (porque yo tuve la  honra y la dicha de conocerle y de verle jugar), y por último, después de  afanosas inquisiciones, hasta he logrado dar á la estampa dos partidas inéditas  y muy notables, del profesor egregio; partidas que, incuestionablemente  auténticas, se han publicado ya con arrobamiento de los amateurs, en los periódicos de entrambos hemisferios.
      
      
En virtud de este sencillo libro de compilación, en  el cual se echará de menos (al recordar las bellezas de las narraciones homéricas), la harmoniosa palabra de Nestor—la historia singular en la Habana,  del ilustre Pablo Morphy—por cuyas venas corría la ardorosa sangre latina—podrá  pasar á la posteridad, con un verdadero lujo de detalles. Aquí se le combatió  con hidalga cólera, en frente del tablero de ajedrez, por D. Celso Golmayo y U.  Félix Sicre, D. Aureliano Medina y D. Gabriel Toscano, D. Plácido Domínguez y  D. Francisco Fésser, y ninguno de los adalides de Cuba le pudo jamás vencer,  como tampoco vencieron al afortunado Ulises, ni el cíclope Polifemo, ni la  encantadora Circe. Pero, ¡ay! Ulises estaba condenado por los dioses, á morir á  los golpes de su desnaturalizado hijo Telegono, y á Morphy le habían de  conducir á los abismos de la locura, hondos pesares domésticos, y puede ser que  los mismos extraordinarios esfuerzos cerebrales, en el estudio y ejercicio del  hijo predilecto de su espiritu: el  ajedrez jugado de memoria....!
      
      Los infatigables biógrafos de Morphy, ó sean, en  España, D. Andrés Fernández Pozo; en Alemania, el Dr. Max Lange; en los Estados  Unidos, Ch. Maurian y G. Reichhelm; en Inglaterra, J. Lowenthal y, en Francia,  Jean Preti, Saint-Amant y Arnous de Riviére, no conocieron más que una parte  muy escasa de los hechos narrados ó de los pormenores contenidos en esta nueva Odisea, de sabor americano. Más tarde me  propongo hacer otro tanto con todos los juegos y noticias concernientes á las  visitas que han hecho á Cuba, Steinitz y Mackenáe, Tchigorin y Gunsberg, Lasker  y Walbrodt. Mi entusiasmo y afición por la provechosa gimnástica intelectual  del ajedrez, no se estinguirá sino con el postrer aliento de mi vida, y, como  dijo el poeta italiano, todos los hombres se sienten satisfechos con el ropaje  de sus inclinaciones y el hogar de sus ideas: Ad ogni uccello suo nido é bello.
Andrés Clemente Vázquez
I
De “La Gaceta de la Habana”
Octubre 16 de 1862.
Una Notabilidad.—Tenemos en la Habana una notabilidad y pocos son los  que lo saben. Es el célebre jugador de ajedrez Morphy, que tantas victorias ha  conseguido en el tablero, así en América como en Europa. El vapor Blasco de Garay lo ha traído de Nueva  Orleans, de donde se ha visto precisado á salir, á consecuencia del estado de  los asuntos políticos en aquel país. Ténganlo así entendido los jugadores de  ajedrez de nuestra capital, que quieran medir con él sus fuerzas, pues según se  nos asegura, muy pronto debe salir de este puerto para Europa, donde piensa  establecerse temporalmente.
V
De la "Prensa de la Habana."
Sábado, octubre 25 de 1862.
SORPRENDENTE.—Invitado Mr. Morphy,, el célebre jugador de ajedrez, á  la morada de un caballero de esta ciudad, donde se reunieron la noche del  martes los primeros aficionados de la Habana, éstos tuvieron ocasión de admirar  esa destreza prodigiosa que le ha dado tanta fama en Europa y los Estados  Unidos. Mr. Morphy jugó una partida con uno de nuestros primeros ajedrecistas,  sin tener tablero á la vista, indicando de palabra sus jugadas, según se le  iban anunciando, también de palabra, las que hacía su contrario, colocado en  una habitación inmediata, delante del tablero en el cual iba uno de los  concurrentes moviendo las piezas del juego de Morphy, conforme á sus  indicaciones. Este último dictaba sus jugadas con rapidez, apenas se enteraba  de las de su opositor, y fué aplaudido estrepitosamente cuando obligó á éste á  rendirse á las 22 jugadas. Mr. Morphy confundió después á sus admiradores, con  otra prueba más sorprendente de su buena memoria y asombroso poder de  abstracción. Colocado delante del tablero, con todas las piezas en su lugar,  como para comenzar la partida, fué reproduciendo sucesivamente en el mismo orden  en que se habían ejecutado antes, todas las jugadas de las blancas y las negras  hasta la rendición de las últimas.
      
      En otra sesión Mr. Morphy se propone repetir la proeza, que causó  tanto asombro en Europa, la primera vez que la ejecutó, y consiste en jugar con  los ojos vendados 506 partidas á la vez con otros tantos contrincantes. Será  cosa curiosa.
* *
Banquete.—El Sr. D. Eduardo Fésser obsequia esta tarde al célebre jugador de ajedrez Mr. Morphy, con un suntuoso banquete, en el gran hotel L' Hermitage, sito en la calle de la Universidad, barrio del Horcón, á cuyo acto asistirán gran número de señores aficionados á ese noble juego, y otras personas decentes que han sido invitadas; habiendo el Sr. Fésser elegido ese local por las grandes comodidades que brindan para ese efecto su esmerado servicio, la inteligencia y fino trato del dueño del hotel y de los sirvientes del mismo y la habilidad poco común del jefe de cocina y demás empleados de la misma; circunstancias que han hecho del hotel L' Hermitage el templo gastronómico de moda de esta capital.
VI
De "El Moro Muza."
Habana, octubre 26 1862.
EL CÉLEBRE MORPHY.—En un pueblo como, este, donde hay tantos y tan  buenos aficionados al juego de ajedrez, no podía menos de hacer época la  llegada de Mórphy, de ese hombre extraordinario, que ha ganado á un Paulsen, á  un Anderssen, á un Harrwitz, á un Lowenthal, á un Mongredien, á un Alter y otros,  que se disputaban la primacía; que ha jugado á la vez en Birmingham ocho  partidas sin ver el tablero, contra otros tantos jugadores notables, ganando  seis de las ocho, y haciendo tablas la séptima; que ha repetido esta misma  prueba, con análogo éxito, en Londres, en París y en Nueva Orleans; en una  palabra, que ha llegado á ser considerado como el rey de los jugadores modernos.
Pero los príncipes de nuestros días han tomado la costumbre de viajar de incógnito, y este soberano del ajedrez, para no faltar á dicha costumbre, la siguió tan rigorosamente, que hacía ya cuatro ó cinco días que estaba alojado en el hotel América, cuando se tuvo noticia de su residencia en la Habana.
Eso sí, tan pronto como circuló la fausta nueva, los aficionados se apresuraron á felicitar al maestro y los periódicos remediaron, más ó menos á regañadientes, la falta cometida. Digo esto de los periódicos, porque, ¡cosa rara! en un tiempo en que se anuncia la partida ó llegada de muchas personas insignificantes, bastando haber hecho unas coplas de Calaínos para alcanzar ese honor, nada se dijo de la venida de un hombre que goza de una fama universal y merecida. Esto solo puede explicarlo esa frase de por lo mismo, que expresa la razón de muchas cosas en nuestros días. ¿Don Fulano de Tal es una persona muy estimable, sin duda, pero desconocida del público? Pues por lo mismo que al público no le importa saber lo que hace Don Fulano de Tal, debemos publicar todo lo que haga este buen señor. ¿Viene un hombre de esos que llaman, con justicia, la atención en el mundo, y de los cuales se ocupan todos los periódicos de Europa y de América, ya para pagar su tributo al mérito, ya para poner también al corriente á sus lectores de todo lo que con justicia llama la atención? Pues por lo mismo no queremos hablar de la venida de ese hombre. En honor de la verdad, dos de los periódicos diarios que von la luz en esta capital, la Gaceta y El Siglo, anunciaron la noticia tan pronto como pudieron: los demás se aguantaron, no sé si por lo mismo que se habían adelantado aquellos, ó si por lo mismo que el caso valía la pena de anunciarse, ó si por lo mismo de alguna otra razón que yo no alcanzo á explicar, pero estoy casi cierto de que la causa de la omisión ha debido consentir en un por lo mismo.
Es verdad también que, habiendo dispuesto el Sr. D. Francisco Fésser  tener en su casa una reunión de jugadores de ajedrez, á la cual había prometido  concurrir el Sr. Morphy, los mismos diarios que antes se habían mostrado  remolones, anunciaron esa reunión; pero ¿cómo la anunciaron? Uno de esos  periódicos, queriendo reparar la falta susodicha, se manifestó entonces muy  galante, sólo que no supo serlo completamente, pues dijo que en casa del Sr.  Fésser podrían tener el gusto de admirar el talento de Morphy los señores ajedremaniacos de la Habana. Es decir,  que los aficionados al juego de ajedrez, en cuyo número tengo la honra de  contarme, fuimos galantemente calificados de medio locos, por lo mismo que al cultivar el juego más digno de los hombres,  damos una prueba de tener buen juicio.
      
      Por fortuna los Sres. Fésser y Morphy nos indemnizaron sobradamente  del susto, el primero, dignamente secundado por su amable y bellísima señora,  obsequiando con la mayor distinción á las numerosas personas invitadas, y el  segundo, satisfaciendo el voraz deseo que todos teníamos de conocerle  personalmente y de verle lucir ese talento maravilloso que le ha dado tanta  fama en ambos mundos.
Dos partidas jugó el Sr. Morphy, una mano á mano, con el Sr. D. Félix Sicre, uno de nuestros primeros jugadores de ajedrez, otra con el joven Sr. Toscano, dándole la ventaja de un caballo, y no hay necesidad de decir quién ganaría. El dibujo que va en la página cuarta de este número representa la actitud de los dos jugadores y demás concurrentes en la primera de las citadas partidas. En ese dibujo, que recomiendo á mis lectores por el parecido de los retratos, figuran en primer lugar los Sres. Morphy y Sicre. Próximos al primero están el Sr. Medina que también

es uno de los mejores jugadores de la Habana, el Sr. Alfaro, el Sr. Chaumont y otros. A la derecha del Sr. Sicre aparece sentado el señor D. Francisco Fésser y cerca de ellos se distinguen las fisonomías de los Sres. Du-Bouchet y Toscano. Bien hubiera el Moro querido dar los retratos de las muchísimas apreciables personas que formaban la reunión, pero no ha sido posible. Ahora, para justificar la publicación de esa lámina seria en un periódico festivo, dirá el Moro que no quita lo cortés á lo valiente, y que, como el periódico es artístico, dará dibujos serios siempre que se ofrezcan asuntos del mismo carácter, con tal que puedan interesar al público cubano.
En otras dos reuniones, igualmente escogidas, hemos tenido ocasión de admirar al señor Morphy, una el -martes, en casa del señor Sedaño, donde el gran jugador hizo una partida, sin ver el tablero, contra el Sr. D. Aureliano Medina, y otra el miercoles, en casa del Sr. D. Blas Du-Bouchet, donde jugó del mismo modo con el Sr. Sicre. Las dos fueron ganadas por el maestro, y en ambas, á pesar de la heroica defensa de los vencidos, se vió la imposibilidad de resistir á los impetuosos ataques del vencedor. Esto es cuanto por hoy me ocurre sobre este asunto; pero miento, porque me falta, en primer lugar, decir que el Sr. Morphy, tan estimado por su talento, es igualmente simpático por su carácter modesto y distinguido, y además, no acabaría, dignamente mi artículo si no rindiera el homenaje debido á la amable galantería de que los aficionados al juego del ajedrez hemos sido objeto en las tres citadas reuniones.
EL MORO MUZA. (Juan Martínez Villergas).
XI
De "El Tiempo."
Febrero 18 de 1864.
El rico banquero Sr. D. Francisco Fésser, dió el martes un suntuoso banquete en honor del célebre jugador de ajedrez Mr. Morphy; que debe partir hoy para Nueva Orleans. Naturalmente, la mayor parte de las personas invitadas eran, aficionadas al noble juego en que Mr. Morphy no reconoce rival, sin que por eso se dejaran de contar muchas y muy bellas damas de nuestra buena sociedad. Antes de la comida jugó una partida con el señor Sicre, dándole un caballo. Después jugó alternativamente varios partidos con los Sres. Domínguez, Golmayo y Sicre, de memoria y sosteniendo al mismo tiempo una animada conversación con la apreciable familia del Sr. Fésser. En todos los juegos salió vencedor, siendo aplaudido cada vez que fatigados sus adversarios rendían los juegos y pedían gracia. La reunión se disolvió á las once de la noche, retirándose todos muy complacidos de la amable acogida y finas atenciones de que fueron objeto por parte de los dueños de la casa. Entre las personas invitadas se contaban los Sres. Villergas. Golmayo, Sicre. Domínguez y Palmer, bastantes conocidos por su afición al difícil juego, y los Sres. Valdés, Céspedes, La Calle, Díaz Albertini y otros que no recordamos.
XIII
De "El Fígaro".
26 de Marzo de 1893.
Cábemos hoy la inmensa satisfacción de dar á conocer al mundo  ajedrecista, una no table partida inédita del inmortal Pablo Morphy; partida  conservada en un libro de apuntes manuscritos del Sr. Ledo. José Martín Rivero,  que perteneció á su ilustrado y muy respetable señor padre. , De la  autenticidad de esa partida no se puede dudar en lo más mínimo, no sólo por el  origen de donde nos ha venido, sino porque en ella se encuentra á cada paso,  como imborrable firma, el estilo elegante, deslumbrador y originalísimo del  ilustre profesor de Nueva Orleans. Es la siguiente:
      
           Partida jugada en casa del Sr. Blas Du-Bouchet, el 22 de Octubre de  1862.

(*) José María, joven negro, de excelentes cualidades, era esclavo del  señor D. Félix Sicre, el Campeón entonces de los ajedrecistas cubanos. José  María, sin libros y sin maestros, sólo de ver jugar á su amo, aprendió en pocos  años el juego del ajedrez, dando bien pronto tan visibles muestras de  extraordinario adelanto, que se le conceptuó digno antagonista del célebre  Pablo Morphy. Nosotros le conocimos, y le apreciamos por su moderación y  modestia. Se nos dice que vive aún, y que reside en Guanabacoa.— ¡Ojalá que  conservara y pudiera proporcionarnos algunas partidas inéditas del ilustre D.  Félix, ó de cualesquiera otros jugadores notables de la Habana, en aquellos  tiempos....!
    
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M. Numa Preti publicó esta notable partida en el cuaderno de La Stratégie, de París, correspondiente al 15 de Mayo de 1893, con el siguiente preámbulo:
"Cette partie publiéé pour la premiére fois par El Fígaro de la Havane, du 26 Octobre 1893, a été' communiqué á M. A. C. Vázquez par M. José Martin Rivera, lequel la trouvée dans un cahier de notes de son pére. L' adversaire de P. Morphy était un jeune négre, esclave de M. Sicre".
Steinitz publicó tambien la misma partida, en Junio de 1893 en la famosa columna de ajedrez de The New York Daily Tribune, por él dirigida, poniendo como comentario de la jugada 28 de las blancas, ó sea de Mr. Morphy, las siguientes líneas:
"Just a little spurting Jinish, as there was no room for more happy thoughts of the more commonmark in Morphy’s play."
  