Otro error de cálculo con los sepultados

A Virgilio

Juan Gualberto (Yonny) Ibáñez Gómez  

 

Fíjate lo que son los tiempos
para quienes pudieron
-por obra y gracia de la Gracia-
crearse el propio,
fallaron los pronósticos, hasta los tuyos
que decías no ser más que alguien sin futuro mesurable,
claro, puro rejuego teatral,
quiénes exigieron tapiar la embocadura
por los personajes que señalaban implacables
desmanes y pestilencias,
parecía que ya los linotipos
iban a erradicar de su oficio el tuyo
y “había que quemarlo todo
porque todo eso resultaba inútil, imposible…”
Al paso que vamos no se va a dar abasto
por resultado de contraorden dictada sobre los tullidos.
He repartido tus libros y dones
como se hace con el pan, el arroz, el maíz
pues te consta son alimentos fundamentales,
veremos a muchos caer de ataques fulminantes al hígado
al corazón o lo que tuvo por un rato magro espíritu,
otros fenecerán sin lápidas ni olvido; no han sido.
De ti nadie se acuerda, estás para siempre
y nadie va a ponerse a morir de vida,
se le reza mal y se recuerda peor
a lo extinguido.